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Anàlisi :: globalització neoliberal
Crisis de dignidad
11 mar 2010
Este articulo analiza las circumstancias de la actual crisis sistemica del capitalismo y sus posibles salidas alternativas.
CRISIS DE DIGNIDAD

Asistimos con preocupación creciente a la peor crisis económica mundial desde la Gran Depresión, que en el caso de España podría asimilarse a lo que supuso la posguerra. Se trata de una crisis a todos los niveles posibles: social, política, de valores, medioambiental y, en definitiva, del propio sistema económico dominante, el capitalismo global.

Paralelamente, observamos cómo las ideologias políticas dominantes desde la Segunda Guerra Mundial, el conservadurismo neoconservador y la socialdemocracia más liberal, no son capaces de encontrar la receta adecuada para salir de la situación actual a corto plazo, derivándose de ello una larga lista de graves consecuencias para las clases populares. De la pobreza extrema del resto del planeta solo nos acordamos para hacernos la hipócrita y solidaria foto (léase Haití) que pueda limpiar nuestras malparadas conciencias.

Mientras tanto, los mismos poderes fácticos que han provocado con sus decisiones esta catastrófica situación estafando a diestro y siniestro desde las corporaciones bancarias y creando el márketing necesario desde los medios de desinformación masiva para justificar las interminables guerras del terror que dividen a los pueblos, sonríen satisfechos mientras juegan con nuestras vidas y la de nuestros hijos a un monopoly sangriento y vergonzoso.

Pero no todo está perdido, porque tras la caida del muro de Berlín y los felices 90, al menos para algunos, por fin se han quitado la careta los oscuros mecanismos del capitalismo mundial.. La tan cacareada refundación de los poderes financieros mundiales que han llevado a la ruima a continentes enteros, al cierre de empresas solventes en decenas de paises y al paro a millones de trabajadores no solo no se autolimitan sino que proceden a dar otra vuelta de tuerca contra sus propias sociedades.

En el colmo de la desfachatez, coaccionan a los paises que intentan superar esta crisis con políticas mínimamente progresistas bombardeándonos con acusaciones falsas y amenazas de cerrar el caprichoso grifo de las inversiones extranjeras, con el peregrino argimento de que la crisis se resuelve aplicando el despido libre y destruyendo los sistemas de pensiones públicos.

Por lo visto, en este siglo XXI no está permitido intentar siquiera una solución keynesiana al bloqueo de las economías antaño poderosas, y muy especialmente en Europa, donde la arquitectura ultraliberal del recientemente desbloqueado Tratado de Lisboa con métodos más que dudosos se transforma en una verdadera soga al cuello del estado del bienestar, o mejor dicho, de lo que aun queda de él.

Si hay que doblar la cifra de parados, desahuciar a las familias que no pueden pagar las abusivas hipotecas que facilitaron los bancos, reducir las ya ridículas pensiones de los jubilados tras toda una vida de sacrificios o privatizar las pocas empresas públicas que nos dejaron gobiernos anteriores pues se hace y ya está. Sin miramientos y sin problemas de conciencia, dado que el mercado nunca la ha tenido.











A la vista del erial político y social en el que estamos metidos, solo nos queda preguntarnos si existe una alternativa distinta a este panorama.La respuesta está en el viento, como cantó Bob Dylan, y en la encrucijada que se nos presenta seremos las personas las que digamos basta a este circo o aceptaremos sin rechistar siquiera la ignominia de un sistema brutal.

El verdadero debate que nos debemos plantear está oculto por un montón de estupideces y falsedades , siendo la muestra más fehaciente de ello el silencio ensordecedor de los medios de comunicación al respecto del absoluto fracaso de la reciente Cumbre de Copenhague en la búsqueda de un compromiso para reducir las emisiones de CO2 directamente responsables del devastador calentamiento global.

Otro ejemplo se abre paso en los telediarios sin que casi nos percatemos de ello, ya que se ha pasado de un no masivo a la guerra de Irak a un supuesto si por omisión de la guerra de Afganistán, dado que a la opinión pública mundial no se le va a pedir permiso porque entonces no lo obtendrían con total seguridad.

Lástima que gracias a la labor de la policia de Dubai hemos podido comprobar todos lo que algunos ya sabiamos hace mucho tiempo, ya que reconocer que Israel es un estado terrorista que exporta terrorismo al resto del mundo supondría un duro golpe a todo el entramado ideológico de la vergonzosa Guerra contra el Terror.

Sería fantástico pedir la opinión de Luther King o de Ghandi ante el discurso de aceptación del premio nobel de la paz por parte de Obama, donde defendió hasta el vómito el recurso a la guerra para lograr la paz, transfigurándose en un verdadero césar de los tiempos modernos, por así decirlo.

En definitiva, asistimos al fin de las antiguas ideologías y al nacimiento de una nueva conciencia de especie, basada tanto en la conciencia de clase ya definida por Marx como en otros referentes tan válidos como el feminismo, la conciencia ecológica o el antirracismo.

Es necesario recuperar la dignidad y la esperanza en el género humano antes de que sea demasiado tarde.

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