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España: La culpa del desempleo
06 feb 2010
La culpa del desempleo es del dinero y de quienes lo poseen: los únicos que pueden crear empleo, aparte el funcionarial. Ahora, si lo que quieren los que tanto protestan es que seamos todos funcionarios, no estaría mal...
El pastor no puede hacer más que vigilar al rebaño y evitar que se descarríen las ovejas, pero no alimentar con su mano al rebaño. Ni puede alimentarse a sí mismo para que se nutra el rebaño, ni puede alimentarle más que de una manera ocasional durante una estación del año sin pastos. Pero no indefinidamente. Ese es el papel del gobierno en un sistema sociopolítico que exige libertad con frenesí y especialmente libertad económica. Entenderlo de otro modo equivale a disparatar. Exigir al gobierno lo que hemos de hacer nosotros es admitir, los que lo quieren, lo defienden y son capaces de eliminar a comunistas y a socialistas reales, el fracaso rotundo del capitalismo.
Dicen que el país va mal. Se pierde empleo a cada minuto, la empresa, grande o no grande, quiebra con facilidad y el pequeño comerciante cierra su tienda, fagocitado por las grandes superficies que a su vez se despedazan entre sí... Ese todos contra todos, ese competir a muerte, sin que brille la imaginación creativa es lo que conduce a la disolución del mercado y la desaparición del empleo. El panorama es sombrío, tétrico. El martes negro de 1929 se aproxima rápidamente en España.

Pero el gobierno (los gobiernos) no puede hacer mucho más que crear empleo estatal y funcionarial. Entonces, ¿quién tiene la culpa de este estado de cosas independientemente de los focos en ebullición donde nace el virus del desempleo?: Wall Street. ¿A quién debemos hacer responsable de este desaguisado que no parece tener remedio?

Es cierto que el gobierno tiene la misión de tutelar la marcha económica marcando los tiempos y estimulando la inversión, y con la inversión la creación de puestos de trabajo, de riqueza, para luego a repartirla fiscalmente. Pero una cosa es ser tutor de un menor, cumplir una función subsidiaria en una sociedad gobernada por la libre concurrencia y el libre mercado, y otra cosa es asignar la patria potestad a un adulto para que dirija a otro adulto que no está desvalido y se considera a sí mismo absolutamente suficiente para regirse por sí mismo. Este adulto es la sociedad española, todas las sociedades regidas por el capitalismo y el mercado, y ese otro adulto es el gobierno.

Si España estuviese sumida en un sistema de socialismo real, intervencionista por definición o en un sistema comunista que viene a ser lo mismo, habría que decir que la culpa del deterioro económico como el que vive este país es para llevar al paredón a quienes integran el gobierno, ya que esos sistemas que aquí se persiguen los relacionan los cancerberos del capitalismo con el horror, las checas y el gulag. Pero no es así. España pertenece a un sistema atroz capitalista y el rodillo capitalista lamina a la sociedad.

Por lo que no es el gobierno el que debe responder por esta situación catastrófica, sino la sociedad empresarial, la sociedad industrial, la sociedad bancaria, la sociedad financiera... la sociedad en definitiva. La incapacidad de la sociedad española, su falta de imaginación, su obsesión por la ganancia fácil y segura, el miedo vergonzante de los que poseyendo el dinero se niegan a correr riesgos siendo así que el capitalismo pregona que el riesgo justifica el beneficio, son los verdaderos autores de esta situación, del bloqueo en que ha entrado el mercado y especialmente el mercado del empleo de este país.

Es inconcebible que pese a esta obviedad, la de que el sistema capitalista está gobernado por el mercado, y pese a que últimamente incluso el neoliberalismo arrecia en sus ataques en los medios que están en manos de los mismos que tienen el dinero, se dirijan todos los reproches al gobierno. A mí me importa un pimiento el gobierno del color que sea –a fin de cuentas todo gobierno es poder aunque se un títere de otros gobiernos-, pero el gobierno no tiene la culpa de nada propiamente. Y la prueba de que el gobierno no tiene la culpa pese a estar asociado repugnantemente al capital, es que no tiene valor para responder más o menos de esta guisa sin ser tildado también de ultracapitalista: “Colocad vosotros, cread empleo vosotros, el gobierno no está más que para cubrir vuestras deficiencias, vuestras carencias, vuestra indolencia, vuestra vagancia y la miseria del dinero que poseéis. Nosotros poco podemos hacer. En el sistema el capital es el motor de la riqueza y el obligado a crear riqueza. Él es el sustrato de la idea capitalista y sin embargo el capital está cobardemente retraído y encallado en paraísos fiscales. Por eso no se crea empleo y se destruye el que hay. Se ha agotado la imaginación y ha aparecido el miedo porque las rentas marcadas por el propio capital son demasiado pequeñas para hacer atractiva la inversión. Por eso los agentes sociales de primer grado, el FMI, por ejemplo, claman por la rebaja de los salarios en lugar de exigir la reducción de beneficios”.

Cuando el gobierno no responde así es porque tiene mala conciencia, porque sabe que empezó hace treinta años con propósitos socializantes e intervencionistas hasta donde le dejara el capital, y cada día que pasa en el siglo XXI, tanto él como el partido político del que sale y le da respaldo más traicionan al socialismo y menos coraje tiene para hacer frente al capitalismo destructor del tejido económico y medioambiental con el que convive.

En resumen, para combatir a las lacras infinitas del capitalismo la solución está en el socialismo real, no en las imitaciones cobardes de socialismo como la socialdemocracia.
Mira també:
http://www.argenpress.info/2010/02/espana-la-culpa-del-desempleo.html

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