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Notícies :: globalització neoliberal
ELA y la imposible clase trabajadora. (*)
02 oct 2009
Dejemos de hablar, por el momento, de esas centrales sindicales coloniales, USO, UGT y CCOO, usurpadoras de la organización obrera nacional, correas de transmisión de la rapiña político-económica española, con o sin cupos e IVAs, y soportes necesarios del régimen borbónico. En definitiva: pilares del retrógrado capitalismo hispano, aunque sea en versión laborista. Lo hemos visto ayer en Gasteiz, esos soportes de la delegación ilegítima.
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Debido a la preocupante situación de EH-indymedia (ver aquí abajo: http://barcelona.indymedia.org/newswire/update/index.php ), publico este artículo aquí en anteprima. Os puede interesar, compañeros obreros catalanes.

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Lo que ahora nos merece más atención es el artículo en Gara de ayer de Adolfo Muñoz de ELA, que pretende hacernos creer que ese sindicato apuesta por cambiar el sistema productivo. Mentira. Mentira cochina.
Por muy interesante diagnóstico que pueda hacer, y en parte lo hace, la terapia que sugiere para nada responde a la gravedad de esta crisis estructural del modelo capitalista. Y a la urgencia de un cambio de sistema que afirma profesar.
 
Por empezar, todos los que defienden la falsa idea de una clase trabajadora, se transforman de una u otra forma, tarde o temprano, conciente o inconscientemente, en defensores del capitalismo. Del laborismo capitalista, aunque sea reformado o mejorado, con algunas de las suavizadas versiones socialistas; existidas, existentes o por existir.
 
El Capital es la fuente del trabajo, así como ELA y la CES entienden el trabajo. Un trabajo salariado que, sin capitalistas, no existiría. Fundado en el salario, precisamente donde se esconde la explotación humana.
La relación salarial Capital/Trabajo es el sistema, es su algoritmo central con la propiedad capitalista, y si queremos cambiar algo sustancioso, realmente, de forma radical, tenemos que salir del laborismo, de la negación de la subsunción en el concepto natural de trabajo de todas las actividades humanas también no asalariadas, como las reproductivas, las investigativas, culturales, poéticas, voluntarias sociales, militantes populares, combatientes del ecosistema, de la justicia, de la independencia de todas las naciones, de la libertad para todos, real, empezando por la económica por supuesto. Fuera del imperio de la relación salarial. Lo que rehuye la definición de clase trabajadora y la religión del trabajo salariado. Religión laborista, capitalista.
 
Esa clase trabajadora que dicen, sobre todo en países saqueadores metropolitanos, es cada vez más integrada y por lo tanto reaccionaria, capitalizada, luego vota cada vez más a las mafias-partido del capital, y se está haciendo progresivamente consumista, xenófoba, hasta racista, sexualmente reprimida, frustrada y violenta, teledirigida por los massmedia burgueses, aquí sobre todo exteriores: españoles y franceses. Que hasta contribuye a llenar las campas folclóricas del PNV.

Quieren defender la miseria que les encarcela, en fin de cuentas.
Resistencias o subidas salariales es su eterna letanía, sin poner en cuestión los fundamentos del sistema. Tampoco Adolfo Muñoz.
 
Más, se están transformando en base social de un moderno fascismo contra las necesidades vitales de los pueblos, como dicen los cretinos, subdesarrollados. De donde sacan a precios de sangre los aditivos minerales de todo el mecanismo de crecimiento consumista y contaminante actual.
El miedo a reconocer la cruda realidad mundial se esconde en sus corazones.
El miedo a perder las cadenas-euro que les permiten sobrevivir de cierta manera, lo que la educación recibida les propone como aceptable, pero con todas las frustraciones que acompañan esta alienación personal inconfesada. De ética capitalista.
 
Los trabajadores de por sí solos no existen como clase antagónica al capital. El antagonismo de clase se define por el dictado, la obligación, el desenlace forzado hacia la explotación, y no por haber logrado... ser empleados, con esa asunción exclusiva de una función social y política bajo empleo y explotación.

En una lucha a muerte frente a la clase propietaria dominante, explotadora y opresora, no hay los trabajadores para-sí, realmente. Ni obreros trabajadores ni otro tipo de trabajadores que no se reconozcan ante todo como tales, OBREROS, condenados por el sistema. Aunque a veces, en procesos revolucionarios, los vectores trabajadores empleados puedan representar una fuerza de choque obrero si y cuando se radicalicen. Cuando se reconozcan en la clase real, como parte políticamente integrada en ella.
 
Los trabajadores son únicamente una sección de la clase antagónica con el sistema, la clase obrera mundial. Los millones de forzados a la condición obrera, pero sin empleo en su mayoría, y que las cifras capitalistas, de OIT y CES inclusive, quieren que ignoremos, a pesar de que sufren este sistema hasta la muerte. Es una terrible y absolutamente inaceptable gran mayoría de obreros, de camaradas y compañeros que no sabemos reconocer, y que rechazamos con ese coto antediluviano de unas clases trabajadoras.
 
Para toda la clase obrera, esta sí nunca integrable por la clase capitalista, la esclavitud del trabajo salariado es tan amenaza como pervertida necesidad. Un chantaje y una alienación vital, que hasta te lleva a emigrar por necesidad. A la que únicamente su vector trabajador empleado, asalariado, ha escapado en parte, pero sólo materialmente, y que NO POR ESTO puede otorgarse hoy representatividad de toda la clase, a pesar de ser el más explícitamente productivo y explotado.
 
Pero, únicamente al interior de la fábrica laboral del capitalismo global, y más de los mecanismos clásicos de valorización, no hay posibilidad de un cambio sustancial del sistema productivo, si no hay unidad estratégica de toda la clase, ANTES de CUALQUIER discurso y lucha, señores de ELA. Si no hay una estrategia radical internacional hacia el reparto de todo el empleo por empezar, y luego de todo el trabajo social. Naturalmente imposibles sin esa RENTA DE EXISTENCIA, o de ciudadanía, universal e incondicional, que todas las personas del planeta ya tendríamos que disfrutar hoy mismo, con las inmensas riquezas existentes y privatizadas de la economía mundial.

Es decir: acaparradas por una exigua minoría de familias y clanes de ladrones criminales, llamada oligarquía capitalista. Con sus trabajadores especiales, supercapitalizados, tal Goirigolzarri ex-BBVA, por ejemplo. Un porcentaje ínfimo de elementos antisociales, inclusive justamente muchos señores trabajadores, no sólo policías, militares y políticos de partido e institución, con relación a los centenares de millones de exterminados por hambre o por sus guerras imperialistas y enfermedades experimentales.
No ciudadano Muñoz, defender ese concepto confuso, heredado de tiempos pasados de lucha de clases, es la mejor manera de reproducir hoy el laborismo capitalista, y también socialista. Que es siempre una forma de capitalismo, aunque sea de estado: con explotación estatalizada o edulcorada por ideologías llamadas de izquierda.
 
Sólo la única clase existente frente al sistema, la CLASE OBRERA en su conjunto, en unidad internacional contra esa clase propietaria explotadora, ladrona y opresora, puede llevar adelante A NIVEL de lucha INTERNACIONAL una reducción drástica, radical, de la semana laboral como transición hacia otra sociedad, y la institución general, en todos los países conjuntamente, como se consiguió con las 8 horas hace muchísimos años, de una renta de existencia que nos libere, a todos, de la condición obrera absoluta: la necesidad de transformarnos en trabajadores asalariados del capital explotador. O de su estado.
 
Clase trabajadora es un concepto producido y sometido a la ideología dominante; y se transforma en término tramposo y hasta reaccionario cuando se vuelve una bandera de cambio de sistema.

No lo justifica tampoco demasiado que mucho marxismo y anarquismo lo hayan puesto en los altares, en tiempos lejanos, en los comienzos del gran desarrollo capitalista. Sacramentos, ideologías, campanas y muecines sólo sirven como antiguallas folklóricas en este capitalismo muy sofisticado, que ahora nos ahoga en todos los aspectos vitales, no sólo en la fábrica fordista. Biocapitalismo le llaman, como subsunción y valorización mercantil de toda la vida, justo cuando ha llegado a su fase terminal.
 
Cuanto antes asumimos esta conciencia global obrera, realmente materialista, antes podremos librarnos del fetichismo capitalista, en todas sus éticas, formas e ideologías más o menos degeneradas y liberistas o, como dicen las pías monjas de Attac o Grinpis, sostenibles y cosmopolitas.
 
Lucha de clases: es un tránsito necesario, indispensable, para salir de la prehistoria de la explotación.
Pero no serán los tahúres de clases trabajadoras metropolitanas e integradas, estatales y coloniales, por más degrado de complicidad como CCOO y UGT, a llevarla adelante. Ese sindicalismo también está destinado al baúl de la historia, lo siento mucho por sus todavía tan ilusionados como sordos frailes.

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Comentaris

Re: ELA y la imposible clase trabajadora. (*)
02 oct 2009
Euskaraz: langilea da "trabajador".
Obrero aldiz: ekilea, behargina, langaia, e.a.
Re: ELA y la imposible clase trabajadora. (*)
02 oct 2009
En cualquier caso, los españoles ya os hemos quitado la Gran Polla esa del BBVA. Vosotros a currar, trabajadores u obreros vascos, nosotros a aprovechar.
Re: ELA y la imposible clase trabajadora. (*)
02 oct 2009
El link indicado en (*) podría ser este:
http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/382423/index.php
Re: ELA y la imposible clase trabajadora. (*)
02 oct 2009
El link indicado en (*) podría ser este:
http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/382423/index.php
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