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Boicot Flor de Caña: cambio de Roberto González (CST) y su rechazo a la causa obrera
05 ago 2009
No más hace unos días, el sindicalista Roberto José González Gaitán, volvió a ser “noticia”.
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No más hace unos días, el sindicalista Roberto José González Gaitán, volvió a ser “noticia” cuando con los “líderes” de otras dos centrales obreras se puso al frente de un grupito de trabajadores de la Compañía Licorera y el Ingenio San Antonio, en rechazo a la protesta que mantienen desde hace más de dos meses los cañeros que trabajaron en esas empresas de la familia Pellas.

La protesta de los ex cañeros busca que la familia Pellas los indemnice por las enfermedades adquiridas desde sus años mozos, por manejar agroquímicos prohibidos mundialmente, y que les produjeron diversos males, principalmente la insuficiencia renal aguda, por las que centenares de ellos han muerto.

Pero la manifestación de rechazo, por minúscula, no bastó a la familia Pellas, y en particular a su cabeza visible, Carlos Pellas, por lo que en asunto de horas paralizó los trabajos en Chichigalpa, y trasladó a unos 600 de sus trabajadores, para poner nuevamente de líder a Roberto González junto a otros “dirigentes”.

600 obreros, traídos en camiones, no representan ni el 10 por ciento de los 7,000 empleados que dice tener Pellas en las empresas de su enorme consorcio en Chichigalpa y municipios aledaños, pero para él bastaban para hacer una demostración de repudio a los ex cañeros enfermos y viudas.

Ésta vez, los asesores de Pellas, como el ex primer ministro de la ex presidenta Violeta Barrios de Chamorro, Antonio (Toño) Lacayo, y Ariel Granera, supuesto encargado de “relaciones públicas” y quien se hace llamar “embajador” aunque nunca lo fue y sólo “asesoró” al ex canciller Norman Caldera, fueron más allá.

La estrategia consistió en que los dirigentes sindicales y Carlos Pellas firmaran un documento en contra “de la campaña” de los ex cañeros, “y en defensa del empleo”, una falacia porque en primer lugar la multimillonaria familia continúa despidiendo trabajadores a granel en todas sus empresas.

A simple vista, cualquiera está de acuerdo con que Roberto González firmase cualquier documento “en defensa del empleo”, pero el famoso acuerdo no sólo no precisa los empleos que se van a defender y por tanto preservar, sino que es totalmente ambiguo y en realidad no compromete en nada a Pellas.

Para colmo y para burla del Gobierno del presidente Daniel Ortega, el acuerdo leva como lema “en defensa del empleo”, uno de los slogans y políticas del mandatario sandinista para enfrentar los efectos de la crisis del capitalismo en el país, con el objetivo de paliar un poco su impacto entre los pobres.

Aún más, en declaraciones de Roberto González, y supuestamente en el acuerdo, se establece el “apoyo” de ambas partes al Gobierno para crear un centro de asistencia médica a los enfermos de insuficiencia renal aguda, las que ya no limitan a las empresas de Pellas, sino que extiendan “a todo occidente”.

Los asesores de Pellas le hicieron ver la “necesidad” de contar para la firma de ese documento de un “líder” sindical “sandinista”, y con ayuda de dirigentes de gremios de la derecha, atinaron en escoger a Roberto González, quien se hizo de una fracción de la Central Sandinista de los Trabajadores, CST.

González Gaitán comenzó a tener alguna relevancia en 1990, tras la derrota de Ortega ante Barrios de Chamorro, cuando la CST aglutinaba mayoritariamente al sector de los trabajadores, tenía a cargo coordinar el sector transporte, y se dio a conocer como uno de los más “radicales”, “ortodoxos”, sandinistas.

Sin embargo, y para confirmar que todo cambia, evoluciona, González Gaitán comenzó a transformarse y se distanció de sus compañeros de la “CST José Benito Escobar”, creando la “CST Nacional”, logrando arrastrar con él a otros dirigentes sindicales minoritarios, “conscientes” y “pragmáticos”.

Así, Roberto González con sus líderes sindicales de la CST Nacional, fueron tomando posiciones en algunos sectores, aunque con mínima o ninguna influencia ya en el sector transporte del que lo han desplazado, y se dieron a la tarea de “cohabitar” con los gobiernos neoliberales.

Pero esa “cohabitación” debe entenderse en ser “prebendarios” y dirigir “sindicatos blancos” en las instituciones del Gobierno, donde competían por esas prebendas con los sindicatos de la derecha, antes en el Consejo Permanente de los Trabajadores (CPT), virtualmente desaparecido.

Las filiales de la CST Nacional se disputaban las prebendas con sus colegas de la Central de Unificación Sindical (CUS), ahora con una fracción, la CUS-a (autónoma); de la Central de Trabajadores de Nicaragua (CTN), de la CTN-a; y de la Central de Acción y Unidad Sindical (CAUS), entonces ligadas al poder.

“Pelear” esas prebendas los llevaron, por ejemplo, a “ganar” que sus afiliados no paguen su consumo de agua a la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (ENACAL), y en ésta -como en otras dependencias estatales- no tienen empacho en reclamarlas y extenderlas a sus familias y allegados.

Era harto conocida la “política” pragmática de Roberto González y su fracción sindical, su “cohabitación” y colaboracionismo con los gobiernos neoliberales de Barrios de Chamorro (1990-1997), Arnoldo Alemán Lacayo (1997-2002) y Enrique Bolaños Geyer (2002-2007), igual que los réditos que obtenían.

Por tanto ¡vaya una sorpresa!, Roberto José González Gaitán es candidato y luego electo diputado ante el Legislativo por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) para el período 2002-2007, porque de aquel dirigente sindical y sandinista “sedicioso”, como le llamó la derecha, no quedaba nada.

Así le vimos legislando en ese período junto a compañeros del FSLN, aunque algunos de ellos no ocultaban el “escozor” que les generaba, adoptando en ocasiones posiciones supuestamente firmes, confrontativas, “sandinistas”, y no se separó de las orientaciones de la bancada rojinegra.

Transcurrido ese período, y ahora con Ortega al frente del Gobierno, González y su CST Nacional son “radicales”, pero en no desprenderse de sus prebendas adquiridas en las administraciones neoliberales, así se incurra en corrupción, hasta alcanzar su mayor notoriedad en la firma del acuerdo con Pellas.

Hay que reconocer que la estrategia de Pellas tuvo éxito en que figurara en ese acuerdo “en defensa del empleo”, un líder y una central con la denominación de “sandinista”, pero es una victoria con pies de barro, porque ningún efecto va a tener en la protesta de los ex cañeros y la campaña de apoyo en el exterior.

Lacayo y Granera no lograron que con Roberto González firmaran líderes sindicales de la derecha con trayectoria, como Carlos Huembes de la CTN, Antonio Jarquín de la CTN-a, o alguien de la CAUS, sólo lo hicieron el negociante José Espinoza de la CUS y un honorable desconocido de la CUS-a.

Y si la firma de ese famoso acuerdo “en defensa del empleo” no tendrá ningún efecto en la protesta y justa demanda de los ex cañeros enfermos y sus viudas, aquí, a lo interno del país, menos que lo tenga en la campaña internacional que voluntarios han emprendido en contra del consumo del Ron Flor de Caña.

Eso es lo que le duele a Pellas: su imagen y ventas de su afamado Ron Flor de Caña, porque esos jóvenes voluntarios han “colgado” en Internet una campaña de solidaridad con los ex cañeros enfermos y las viudas, incluso en Facebook, con miles de visitas, exponiendo sus demandas y enfermedades.

Roberto podría haber logrado alguna “chilca (dinero)” con la firma ese acuerdo, pero está consciente, seguro, que reveló públicamente su posición política, y difícilmente le veremos marchando con otros sandinistas… o ¡quien sabe, en este país hasta los ríos devuelven su curso
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http://www.radiolaprimerisima.com/blogs/210

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