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Notícies :: amèrica llatina
Conjura de poderes en el Laberinto
12 des 2008
El mágico poder manipulador del obispo de los pueblos y los pobres apoyado por la CIA y la Secta Moon, el clérigo-presidente Fernando Lugo, se ha estrellado contra la pared del Laberinto en su primer intento de diálogo con los partidos a los que denigró y fragmentó.
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El obispo Fernando Lugo fracasó en su primer intento de lograr su propio pacto de Punto Fijo, al no lograr convocar a una reunión a los principales partidos de oposición para transar contubernios al estilo de la Venezuela de mediados del siglo XX.

Obviamente, su habilidad para disfrazar ONGs derechistas de partidos políticos y obtener financiación simultánea de la CIA(*) y Hugo Chavez no le resulta tan propicia cuando debe maniobrar en democracia con la fauna local, y entre los obstáculos de la realpolitik vernácula.

Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y otros políticos venezolanos, reunidos en la quinta de Caldera en Caracas de nombre Punto Fijo, firmaron antes de las elecciones venezolanas de 1958 en las que sería electo Betancourt, un pacto para repartirse los dividendos del poder político en Venezuela.

El objetivo proclamado del pacto era conseguir la sostenibilidad de la recién instaurada democracia, mediante la participación equitativa de todos los partidos en el gabinete ejecutivo del partido triunfador.

El derrocamiento del dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez no concluyó inmediatamente en un régimen civil democrático y en la salida de las Fuerzas Armadas de la política.

Adicionalmente no todas las tendencias que derribaron a Pérez Jiménez querían instaurar un régimen democrático y seguían prefiriendo un gobierno de las Fuerzas Armadas al que calificaban como “desorden� democrático del trienio 1945-1948. Durante el año 1958 se llevaron a cabo varios intentos de Golpes de Estado contra la Junta de Gobierno.

Esta coyuntura dio la excusa perfecta a políticos corruptos que alegaron para sus contubernios peligros concretos de una regresión militar que hacían perentoria la formación de un Frente civil para encauzar el camino a la normalización democrática. Un escenario parecido se dio en Paraguay cuando el presidente electo por vía de un fraude en las primarias del Partido Colorado, Juan Carlos Wasmosy, y el titular del principal partido opositor, Domingo Laíno (que tenía una larga historia ocultada de colaboración con el dictador Stroessner), firmaron un pacto de gobernabilidad en la década de 1990.

Esto derivó en la interpretación de la praxis política hoy en boga en Paraguay, de que la democracia es una simple repartija de posiciones en la burocracia estatal entre caudillos de las diferentes fuerzas políticas, lo cual facilitó al partido hasta hace poco oficialista –con 61 años en el poder- sostener su andamiaje mercantilista comprando los opositores que necesarios fueren. Si un opositor deserta de su función de colaboracionista, siempre hay otro dispuesto a ocupar su lugar.

Por una coincidencia muy casual, Wasmosy -algo así como el padre del puntofijismo paraguayo- había sido el único personaje con suficiente coraje para salir a defender el secreto de los gastos del obispo.

Fue precisamente Wasmosy quien merced al tráfico de influencias durante la dictadura y con sus acciones en la Empresa Constructora Minera Paraguaya (ECOMIPA) se integró al Consorcio de Empresas Constructoras Paraguayas (CONEMPA), la que en Itaipú facturó por un total aproximado de 1.600 millones de dólares.

Wasmosy es recordado por la afición paraguaya por haber precipitado con las medidas de su gobierno, como la autorización para auxilio irregular por 22 millones de dólares al Banco Desarrollo, en julio de 1996, siendo que esta entidad se encontraba en quiebra técnica, una quiebra y descalabró en efecto dominó de toda la banca nacional del Paraguay.

El pacto de gobernabilidad fue otra de las hazañas de este defensor de gastos ocultos, y consistió en repartijas de efectivo y cargos, y gracias a él se facultó en el congreso a resarcir a los ahorristas de las entidades financieras intervenidas, liquidadas judicial o extra-judicialmente. La ley 797/95 garantizó la devolución de hasta 100 salarios mínimos mensuales por su cuenta, lo que derivó en alteración de balances para diferir pérdidas y en una repartija caótica de dinero a manos llenas. Muchos políticos que no era ahorristas accedieron así a dinero del Banco Central del Paraguay.

El poderío económico de Wasmosy y su grupo multimedia son tan poderosos que los maletines que recibía durante su gobierno de Rubén Fabdala son tan sacros como los que en el actual gobierno pueda recibir el obispo Lugo.

Como resultado de sus actividades, Wasmosy quedó entre los primeros dueños de fortunas malhabidas de Paraguay, con unos 1.400 millones de dólares, aunque sólo reportó bienes por valor de 7,1 millones en agosto de 1998.

Hay que decir en defensa de Wasmosy que no es el iniciador de tal metodología de progreso económico en el Paraguay, dado que los negocios ocultos son una tradición de vieja data en los gobernantes paraguayos. Ya a principios del siglo XX el cónsul inglés Gosling informaba a Londres sorprendido que en el Paraguay "robar al estado no se considera, bajo ninguna circunstancia, como un robo".

Con esa saludable y liberal filosofía el dictador Stroessner logró acopiar activos por valor de USD 2450 millones.

También es una tradición que los sucesores se apropien de la fortuna del antecesor, y por ese mecanismo gran parte de la fortuna de Stroessner pasó a las cuentas de Andrés Rodríguez, Humberto Garcete, Lino Oviedo, Gustavo Saba, Antonio Sacarello, Antonio Zucolillo, Diógenes Martínez y otros en repartijas de hienas, cuyos detalles nunca investigó la justicia. De igual manera y por traspaso del mando, el grupo Rodríguez-Saba quedó con Bancopar donde Gustavo y Graciela Stroessner con su marido Manuel González Llamas no recibieron siquiera las gracias, mucho menos compensación monetaria. Canal 9 TV Cerro Corá de Gustavo Stroessner y Mario Abdo Benítez pasó a control de Gustavo Saba-Mirtha Rodríguez en igual calidad, botín de familia.

La discreción en las cuentas presidenciales había permitido a Stroessner hacerse de su propio banco, BANCOPAR, donde tenía participación del grupo español Garriba Nogués, propietario del Banco Español de crédito. El banco prosperó generando empresas satélites como Financopar y la Sociedad de Ahorro y Préstamo Hogar Propio S.A., además de un canal de traslado de divisas off shore en Gran Caimán, el United International Bank. No se conoce si fue compensado Garriga Nogués.

Con las cuentas secretas Stroessner también logró convertirse en dueño de hoteles, empresas aseguradoradoras, 3 edificios de apartamentos en Buenos Aires, 3 en Punta del Este, 1 en Miami, varias estancias y cuentas bancarias en Suiza. De éstas, sólo a nombre de Gustavo Stroessner figuraban 300 millones de dólares.

Siempre gracias a la discreción en las cuentas, Alfredo Stroessner hijo a su vez se asoció con Jorge Antonio, ex financista de Juan Domingo Perón, cercano de Carlos Menem y conectado al chileno Jorge Alcaíno Báez que operaba con el cartel de Medellín. Estrella de Mar SA era parte del consorcio Ventura-Puerto Madryn.

El grupo Ventura, además de casinos y casas de cambio se dedicaba a traficar cocaína bolviana en latas de langostinos y camarones con destino a la costa este de Estados Unidos.

El cartel de Medellín alimentó con la droga la ruta argentina y durante varios años operó con el BCCI, uno de los bancos célebres en el mundo de las drogas y armas, además de por sus vinculaciones al hoy célebre Osama Ben Laden.

También fue el banco operante de la sociedad Stroessner-Antonio hasta que norteamericanos e ingleses cancelaron sus operaciones en 1991, y por masivas transacciones ilícitas y lavado condenaron al manager general del equipo, Gaith Pharaon.
De todas maneras, gran parte de estas fabulosas fortunas quedaron en poder de la familia Stroessner, que las invirtió en parte para lograr el triunfo del obispo Fernando Lugo en las elecciones paraguayas del 20 de abril.

No puede negarse que nuestro super héroe envuelto en sotana de amianto, como escudo que lo hace invulnerable, sabe ser agradecido y coherente, pues hoy no sería nada sin las cuentas ocultas. No le queda más remedio que defenderlas.

Este plantón y fracaso, casi tan estruendoso como el que hizo en Viñas Cué cuando el preso Lino Oviedo se negó a recibirlo, es un buen ejemplo de la conjura de poderes que en un laberinto como el paraguayo, puede afectar al más avezado manipulador.
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(*) Todo el andamiaje de la CIA, sus fundaciones anexas y ONGs derechistas impulsaron al obispo Fernando Lugo para ganar las elecciones del 20 de abril, y lo confirma el hecho fácilmente corroborable de que la totalidad los integrantes de su gabinete provienen del sector de las ONGs financiadas por la embajada norteamericana. Se cuentan entre ellos a Gloria Rubín (referente en Paraguay del NED y la CIA), Camilo Soares (beneficiario de fondos de IAF y NED, favorecido del gobierno de George W. Bush) Rafael Filizzola (signatario de acuerdos con Alvaro Uribe a instancias de la ex operadora del plan Colombia Liliana Ayalde), Karina Rodríguez (de la Casa de la Juventud, que recibió 127 mil dólares de la Inter American Foundation), Liz Torres (referente de las logias de ONGs dependientes de la embajada norteamericana), Esperanza Martínez (del movimiento Tekojojá, financiado por USAID, hoy envuelto en escándalo por corrupción), Canciller Hamed Franco (del Pmas, un movimiento financiado por James Cason), el Vice-canciller Jorge Lara Castro (recibe dólares de la embajada a través de la ONG fantasma Alter Vida), Ministro de Defensa General Bareiro Spaini (hombre de la embajada norteamericana, educado en las escuelas de golpistas de Estados Unidos) o el ministro de Hacienda Dionisio Borda, antiguo responsable de las finanzas de los gobiernos corruptos y agente de la embajada norteamericana y del FMI.
Asimismo, Fernando Lugo ha anunciado que se mantendrá la política de sometimiento al imperio nortemericano en Paraguay, y se desconoce lo tratado por Lugo en New York con referentes de la mafia ítalo-norteamericana como John Tonelli, o con el heredero del imperio petrolero que en la década de 1930 llevó a la matanza a cien mil bolivianos y paraguayos, David Rockefeller. Lo único cierto es que ofició de guía turístico en la gran manzana Conrado Pappalardo, un personaje conocido por haber operado para el Plan Cóndor y haber proveído pasaportes para el asesinato en Washington de Orlando Letelier.
Otros cónclaves nunca aclarados por parte del obispo fueron sus reuniones con James Cason y Roger Noriega, pocos segundos después que Aleida Guevara March, hija del Che Guevara, haya abandonado la misma oficina por la misma puerta por la que entraron estos grandes amigos de Cuba y los hermanos Castro.
No se sabe el motivo de las visitas de Christopher McMuller, subsecretario norteamericano de Asuntos del Hemisferio Occidental, al viceministro de Relaciones Exteriores paraguayo, Jorge Lara Castro, un viejo favorecido de la embajada norteamericana de Asunción.
Mira també:
http://www.wikio.es/internacional/america_latina/nicaragua/luis_aguero_wagner
http://www.rebanadasderealidad.com.ar/notas-wagner.htm

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Sindicat Terrassa