"Requiem" para un zorro que no debía morir...

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"Requiem" para un zorro que no debía morir...
per Ramon Godoy Correu-e: ramongodoypumha ARROBA pumhalavozdelmonte.com.ar (no verificat!) Telèfon: 03717494100 Adreça: Palo Santo	28 nov 2008
Fue en los tiempos de la prolongada sequía ( transcurrió bastante mas de medio año sin llover) que afectó a estas tierras boscosas de Formosa y a gran parte del "Gran Chaco Americano", cuando aun en Primavera, al llegar la siesta, el sol tropical calcinaba y resquebrajaba la tierra, mientras un viento tórrido y reseco del noroeste arrastraba una enorme polvareda que le daba al paisaje un aspecto gris o ligeramente amarillento...
"RÃ�QUIEM" PARA UN ZORRO QUE NO DEBÃ?A MORIR... FUE EN LOS TIEMPOS DE AQUELLA PROLONGADÃ?SIMA SEQUÃ?A... Fue en los tiempos de la prolongada sequÃa ( transcurriÃ³ bastante mas de medio aÃ±o sin llover) que afectÃ³ a estas tierras boscosas de Formosa y a gran parte del "Gran Chaco Americano", cuando aun en Primavera, al llegar la siesta, el sol tropical calcinaba y resquebrajaba la tierra, mientras un viento tÃ³rrido y reseco del noroeste arrastraba una enorme polvareda que le daba al paisaje un aspecto gris o ligeramente amarillento... DespuÃ©s, en estas Ã©pocas asÃ, cuando llega la noche, debido a la escasÃsima humedad (que impide la regulaciÃ³n tÃ©rmica), la temperatura suele bajar notablemente y a veces hasta se siente frÃo... La mayorÃa de las lagunas y represas ya se encontraban totalmente secas... Muchas vacas enfermas, enflaquecidas y debilitadas por la falta de "pasto", morÃan "empantanadas" en el escaso barro que todavÃa quedaba en algunos esteros, y las bestias del monte buscaban desesperadamente los pocos reservorios de agua que, aunque barrosa, aun se pudiera beber... UNA VIEJA Y PROFUNDA REPRESA, CASI OCULTA ENTRE LOS MATORRALES Y precisamente allÃ, entre los matorrales que se encuentran al este de la ruta provincial 23, en el lugar conocido como "la entrada vieja al campo del finado CaraÃcho FernÃ¡ndez" (siete kilÃ³metros al sur de Palo Santo), hay una antigua "represa" relativamente profunda, protegida por la sombra de abundantes Ã¡rboles, donde ni el calor ni las mas prolongadas sequÃas consiguen evaporar la totalidad del agua que se acumula en la misma... Generalmente, cuando termina el dÃa,... y cuando llega la oscuridad... y ningÃºn humano (o muy pocos) transitan por la ruta,... en medio de las tinieblas, una gran variedad de animales silvestres de la zona, desesperados por la falta de agua, suelen concurrir a ese lugar para calmar su sed... Resulta difÃcil verlos directamente, a tan altas horas de la noche, pero a la maÃ±ana siguiente, uno puede observar sus rastros en el barro que la rodea y en el suelo polvoriento de las proximidades... Fue justamente en ese sitio y en una noche muy oscura, porque la luna estaba en cuarto menguante y su debilÃsima luz casi no conseguÃa atravesar la densa espesura de los matorrales, cuando sucediÃ³ todo aquello... Eran mas o menos las doce de la noche,... y quinientos metros al sur (de la "represa", por supuesto), un zorro del monte caminaba (o mas bien corrÃa) por un angosto y casi imperceptible "caminito" entre la maleza, con rumbo al lugar donde podÃa encontrar agua... Y la oscuridad y la escasÃsima visibilidad imperante no parecÃa afectarle demasiado, ya que sus ojos y su vista se encontraban altamente adaptados para andar y moverse libremente en el tenebroso universo de la noche... EN SU VIDA, EL ZORRO HABÃ?A CONOCIDO YA ... En su vida habÃa conocido ya otros largos perÃodos de seca, pero el fino olfato del animal estaba en condiciones de detectar cualquier levÃsimo olor a determinada materia orgÃ¡nica descompuesta que resultara indicativo de la presencia de agua... "Huelen el agua", dicen los lugareÃ±os,... Aunque en realidad lo que huelen no es el agua (el agua no tiene olor), sino que su sensible olfato percibe el olor de los seres vivos o la materia orgÃ¡nica que se encuentra en lo hÃºmedo o dentro o flotando en el agua misma... Pero lo cierto es que, para las bestias del monte, saber encontrar el agua, por mas lejos y oculta que estÃ©, es fundamental para sobrevivir... El zorro se acercaba cada vez mÃ¡s,... Su fino hocico,... la armonÃa de su cuerpo, cubierto por un hermoso pelaje gris un tanto rojizo, su espesa cola, esos ojos con una mirada astuta que expresaba mucha inteligencia, y la agilidad de su andar, le conferÃan al animal una salvaje belleza que se hacÃa aun mas salvaje y hermosa en ese misterioso paisaje de sombras y Ã¡rboles retorcidos, y ramas parecidas a gigantescas serpientes, ennegrecidos por la oscuridad y que constituyen el mundo de la noche... LA OSCURA PROFUNDIDAD DEL INFINITO En el cielo un tanto misterioso de estos bosques nocturnos, millones de lejanas estrellas se dibujaban como pequeÃ±Ãsimos puntitos brillantes, cuya luz rojiza, blanca, amarillenta, o a veces ligeramente azulada, casi no alcanzaba tampoco para iluminar el profundo abismo cÃ³smico de la noche... y, mucho mas allÃ¡ de las estrellas, solo parecÃa encontrarse la oscura y desconocida eternidad del infinito... La extravagante forma de una de las escasÃsimas nubes en ese cielo lejano, eterno e infinito, empujada por una suave brisa del norte, se desplazaba muy lentamente y estaba a punto de ocultar en su totalidad la dÃ©bil y blanquecina imagen de aquella luna menguante... En ese paisaje sombrÃo y entre los Ã¡rboles ennegrecidos por la oscuridad, bajo el manto misterioso de millones de estrellas rojizas, blancas, azuladas o amarillentas , el zorro corrÃa y se encontraba ya muy cerca de la "represa" con agua, donde el "croar" de algÃºn sapo se entremezclaba con el lejano grito de las aves nocturnas y con los miles de voces y sonidos procedentes de otras muchas extraÃ±as entidades y seres de la noche... OTRAS DOS SILENCIOSAS PRESENCIAS... Pero, ademÃ¡s de los habitantes normales de dicho lugar, y aunque nadie lo supiera, habÃa igualmente allÃ otras dos silenciosas presencias que caminaban no muy lejos de ese sitio, si bien es cierto que a sus figuras tambiÃ©n la noche las transformaba casi en sombras... y parecÃan mimetizarse con la fantasmagÃ³rica negrura del paisaje, con la Ãºnica excepciÃ³n de sus ojos, que eran algo asÃ como dos puntitos brillantes y distintos, en medio de la abismal oscuridad... Porque un poco mas "a la derecha", pero siguiendo una trayectoria que igualmente conducÃa hacia la "represa", avanzaba un sujeto de apariencia humana (o, quizÃ¡s,... "semihumana", podrÃa decirse), aunque bien podrÃa haberse creÃdo tambiÃ©n, sin mayor dificultad, que se trataba de uno de esos terrorÃficos demonios que moran en las tinieblas y que suelen adquirir a veces formas humanas o humanoides... Flaco, huesudo, largos cabellos negros sumamente despeinados,... El rostro era bastante oscuro (y un tanto arrugado), tenÃa un lunar morado cerca del costado izquierdo de su frente, y en su boca se dibujaba persistentemente una sonrisa cruel, sonrisa que, por otra parte, si hubiera habido luz, habrÃa permitido descubrir la amarillenta ausencia de algunos de sus dientes... Por otra parte, esa sonrisa cruel y de dientes ausentes, al igual que su cuerpo, parecÃan tener un ligero olor a alcohol viejo y de mala calidad... De sus ojos, solamente podrÃa decirse que era "bizco" y que uno de estos parecÃa ser mas grande que el otro... AdemÃ¡s la mirada de esos ojos inyectados en sangre, tenÃa una especie de luminosidad maligna, muy intensa, aunque ligeramente rojiza, perversa y siniestra, que recordaba a la mirada que suelen tener algunos criminales... UNA BARBA RALA Y UN BIGOTE MAL AFEITADO... Una barba rala y desordenada y un bigote mal afeitado constituÃan igualmente parte de lo que podrÃamos denominar como una desagradable descripciÃ³n de su rostro... Y el hombre, cuya edad debÃa ser una incÃ³gnita, ya que se trataba de esos tipos con "edad indefinible",... llevaba en su mano derecha una escopeta totalmente negra (o, por lo menos, se la veÃa totalmente negra en medio de la oscuridad), que tenÃa un notable y abundante olor a pÃ³lvora quemada, y su mano izquierda sostenÃa una pequeÃ±a soga de plÃ¡stico blanco. Pero en nuestros bosques hay lugar para todo,... lo feo y lo lindo,... lo bueno y lo malo, lo bello y lo horrendo, lo divino y lo demonÃaco,... Y tan es asÃ que,... algo mas alejada (y totalmente distinta al anterior), otra persona se deslizaba por uno de esos senderos que atraviesan la vegetaciÃ³n,... aunque, por sus caracterÃsticas personales y por encontrarse allÃ altas horas de la noche, su presencia resultaba casi inexplicable en ese lugar... y su fina y delicadÃsima belleza contrastaban notablemente con el ambiente semisalvaje en que se encontraba... Era una mujer rubia, de ojos azules ligeramente verdosos, y cutis blanco con algunas diminutas pequitas en su rostro. Su mirada tenÃa una expresiÃ³n inteligente, agradable, y hasta luminosa, se podrÃa decir... Llevaba zapatillas blancas, un vaquero de jean azul y una remera roja cubriendo un cuerpo suave, bello y armonioso... Por su aspecto, uno le podrÃa haber calculado una edad de veinticuatro o veinticinco aÃ±os ... Y, aunque sumergida en ese fantasmagÃ³rico mundo de tinieblas,... habÃa un "no se quÃ©", o "algo", en la expresiÃ³n de ella, que le daba un cierto parecido con algunas de esas lejanas y antiquÃsimas diosas de la rica mitologÃa griega, pero, al mismo tiempo, su aspecto temeroso recordaba tambiÃ©n a un cervatillo asustado (o quizÃ¡s a algÃºn pequeÃ±o felino asustado, podrÃa decirse tambiÃ©n)... UNA MUJER RUBIA DE OJOS AZULES... Sin ninguna duda, tenÃa una apariencia demasiado suave, o talvez demasiado dulce y bonita, que representaba un contraste absoluto con el reino salvaje de la noche, cuando esta invade nuestros bosques... La chica, ademÃ¡s, llevaba, en su mano derecha, un objeto que de lejos parecÃa ser como una cajita de color negro... Indudablemente la misteriosa mujer debÃa haber ido a ese lugar por algÃºn motivo desconocido, pero al mismo tiempo, por su forma de caminar y de ocultarse, era evidente le provocaba muchÃsimo miedo andar por la terrible oscuridad de esos montes a tan altas horas de la noche... Mas,... cual serÃa realmente el motivo que la llevÃ³ hasta ese sitio?... Â¿Quien era, en fin, esa extraÃ±a chica rubia de ojos azules... y porquÃ© su solitaria presencia, con su jean tambiÃ©n azul y su remera roja cubriendo un cuerpo bello y armonioso, en la profunda espesura del bosque, en horas de la medianoche?... y... Â¿quÃ© estarÃa buscando entre la misteriosa y enmaraÃ±ada vegetaciÃ³n?... Lo cierto era que los tres (el zorro,... el hombre con la escopeta,... y la "rubia de ojos azules")... con una breve diferencia de tiempo, estaban a punto de llegar a la represa con agua, aunque cada uno de ellos por motivos distintos e ignorando la presencia de los demÃ¡s... Y fue en ese momento, cuando, en el cielo, varias de esas nubes de formas extravagantes, ocultaron la luna y la oscuridad se hizo total... Al ocurrir esto, el hombre con la escopeta, rodeado de tinieblas, no pudo hacer otra cosa que detenerse... La rubia cuyos ojos azules ya no podÃan ver nada, tambiÃ©n se detuvo... Y solo el zorro, habituado a moverse en la oscuridad, siguiÃ³ avanzando normalmente... EL "HOMBRE DE LA ESCOPETA" APUNTÃ� CONTRA EL ANIMAL... Mas, pocos minutos despuÃ©s, la luna saliÃ³ de nuevo y su dÃ©bil luz volviÃ³ a proyectarse sobre los montes... y esta luz, a pesar de ser dÃ©bil, permitiÃ³ que el hombre de la escopeta, desde unos cincuenta metros de distancia, viera, aunque borrosa, la silueta del zorro... El hombre levantÃ³ el arma y apuntÃ³ contra el animal... Mientras lo hacÃa, una sonrisa casi demonÃaca se dibujaba en sus labios. El zorro, ignorando la presencia del hombre, llegÃ³ hasta la orilla del agua y comenzÃ³ a beber,... Justo en ese momento una lechuza gritaba a lo lejos... Pero, escondidos en la misteriosa profundidad de los matorrales,... habÃa dos ojos mas que miraban la escena; y eran azules, bellos y temerosos... Eran los asustados ojos de la chica... EL ROSTRO DEMONÃ?ACO DEL SUJETO... Ella reciÃ©n lo vio al hombre de la escopeta, justo cuando le estaba por apuntar al zorro,...con su rostro repugnantemente demonÃaco y el brillo rojizo de su mirada inyectada en sangre... Pero el sujeto aquel parecÃa no tener apuro en disparar y en un determinado momento, hasta desviÃ³ la mirada y dirigiÃ³ justo sus ojos hacia donde ella se encontraba,... La mujer tuvo algo asÃ como un ligero "temblor" de miedo, mas al cabo de unos instantes pensÃ³ que era imposible que la viera, porque estaba bien oculta por las ramas y ademÃ¡s la oscuridad la protegÃa... Y continuÃ³ escondida en los matorrales, espiÃ¡ndolos al hombre y al zorro... QuerÃa salvarlo (al zorro) pero era imposible hacerlo sin delatar su presencia... Porque si el sujeto armado se percataba de que estaba allÃ,... hasta serÃa capa de matarla, o de violarla, o de secuestrarla y llevÃ¡rsela quien sabe a donde, por la profunda espesura de la verde vegetaciÃ³n,... o vaya a saber que otra cosa podrÃa hace con ella... Porque, por lo menos, la apariencia del individuo daba mucho miedo... DespuÃ©s la mirada del hombre volviÃ³ a posarse sobre su arma y luego en el zorro... ApuntÃ³ nuevamente, mientras la misma sonrisa cruel de un rato antes retornaba a sus labios... EscupiÃ³ un poco de saliva mezclada con tabaco... y luego disparÃ³... JUSTO A LA MEDIANOCHE,... UN GRITO FEMENINO EN MEDIO DEL MONTE... Cuando la chica rubia vio (o intuyÃ³) que el dedo del sujeto iba a apretar el gatillo de la escopeta que apuntaba al zorro, su desesperaciÃ³n por evitar una muerte fue mayor que su propio miedo y lanzÃ³ un grito tratando de que el animal huyera, pero ya era tarde... El grito desesperado de la chica se escuchÃ³ por todo el monte, casi al mismo tiempo en que estampido del disparo resonaba con gran estruendo en la noche y el eco del mismo se propagaba velozmente entre los laberintos de la oscuridad... Y el cadÃ¡ver del zorro quedÃ³ tirado en el suelo, casi junto al agua que habÃa estado bebiendo, rodeado por un charco formado por su propia sangre... La sangre del zorro derramÃ¡ndose en la tierra y la figura inmÃ³vil del animalito muerto para siempre, hicieron que la rubia, casi involuntariamente, olvidÃ¡ndose del peligro, gritara nuevamente,... "Â¡ asesino,... asqueroso asesino !... y el eco nocturno reproducÃa la voz de la rubia entre los bosques y los matorrales... Luego, conciente de que habÃa sido descubierta, la chica rÃ¡pidamente hizo como si quisiera acomodar en alguna determinada posiciÃ³n la "cajita negra" que llevaba en su mano derecha y pareciÃ³ como si accionara algÃºn "botÃ³n" en alguna parte de dicha cajita, y casi en el mismo acto saliÃ³ huyendo velozmente hacia el norte mientras los "chajÃ¡" gritaban a lo lejos y la luna se volvÃa a ocultar nuevamente detrÃ¡s de una de las pocas nubes que aun quedaban en el cielo tropical de Palo Santo... NO DEBE SER UNA MUJER, SINO UN FANTASMA... El hombre de la escopeta, al escuchar el grito, lanzÃ³ una groserÃsima maldiciÃ³n (totalmente irreproducible, por cierto), apuntÃ³ su arma hacia el lugar desde donde habÃa provenido la desesperada voz femenina y escuchÃ³ el ruido de un cuerpo que huÃa entre la oscura vegetaciÃ³n, pero luego, Ã©l tambiÃ©n atemorizado, pensÃ³ que no debÃa tratarse de una mujer sino de la versiÃ³n femenina de un fantasma, o de otro demonio, o de la "mala visiÃ³n", o de alguna perversa entidad metafÃsica, de esas que hay a la medianoche en esos bosques misteriosos,... porque... Â¿quÃ© otro ser humano, salvo Ã©l, podrÃa andar a esas horas por el monte?... Entonces, desorientado, sacÃ³ una "petaca" de su bolsillo e ingiriÃ³ unos cuantos tragos mas de alcohol... A continuaciÃ³n caminÃ³ algunos metros hacia su izquierda, luego a la derecha, despuÃ©s anduvo unos minutos sin rumbo fijo, y luego se dirigiÃ³ hacia el oeste, como si fuera hacia la "ruta 23" y allÃ, cerca de la "ruta" y desde el interior de un grupo de arbustos espinosos, sacÃ³ una "bicicleta" que habÃa ocultado en ese sitio unas horas antes... Un poco mas al sur y mas arriba, en la rama quebrada de un aÃ±oso algarrobo, un viejo buho de aspecto soÃ±oliento contemplaba tambiÃ©n la escena sin entender demasiado de la misma, aunque el brillo demonÃaco de los ojos del hombre, el zorro muerto y el olor a pÃ³lvora le inspiraban una especie de instintivo temor... Pero el "hombre de la escopeta" ya no estarÃa demasiado allÃ porque, despuÃ©s de escupir nuevamente un poco de saliva sucia mezclada con tabaco, montÃ³ en la vieja bicicleta que habÃa sacado de entre los matorrales, y se dirigiÃ³ lentamente, tambiÃ©n hacia el norte, como si fuera al Pueblo (hacia Palo Santo, mas precisamente)... UNA BELLA CHICA QUE HUÃ?A DESESPERADAMENTE ENTRE LAS ESPINAS Y MATORRALES... Mientras tanto, despuÃ©s haber gritado y haber descubierto su presencia, la chica de ojos azules ligeramente verdosos, corrÃa desesperadamente por los montes tratando de alejarse del "hombre de la escopeta" y de llegar al Pueblo. Algunos arbustos espinosos le iban rompiendo la ropa y le le lastimaban su rostro, sus brazos y su cuerpo, pero ella continuaba huyendo a mucha velocidad... Se sentÃa cansada y la atormentaba la sed, pero lo mismo habÃa que continuar. No sabÃa aÃºn si el "hombre de la escopeta", con su rostro demonÃaco y su sonrisa cruel y sus ojos brillantes inyectados en sangre, se habrÃa quedado allÃ¡, en el lugar donde matÃ³ al zorro, o, por el contrario, la estarÃa persiguiendo... ParecÃa un tipo terriblemente malo, se dijo ella misma,... Y, si la encontraba sola, en medio de la inmensidad de esos bosques, despuÃ©s de la que ella le habÃa gritado a Ã©l cuando dio muerte al animal,... Â¿no serÃa acaso capaz de matarla tambiÃ©n a ella (igual que habÃa muerto al zorro), o de "secuestrarla", o de "descuartizarla" y despuÃ©s tirar sus restos bajo el barro de la represa, o talvez dejarla entre los matorrales para que a su cadÃ¡ver lo hagan desaparecer los cuervos?... Sin duda lo mas prudente era "tomar distancia", imaginÃ³... Finalmente, despuÃ©s de mas de una hora de correr por los montes y matorrales, pensÃ³ que el "asesino del zorro" ya no la alcanzarÃa... y decidiÃ³ continuar su regreso a Palo Santo saliendo de la espesura boscosa y transitando por la "ruta 23" (un polvoriento camino de tierra, totalmente vacÃo a esa hora)... Y cuando eso ocurriÃ³, todavÃa traÃa en su mano derecha ese curioso objeto que en la oscuridad parecÃa ser algo asÃ como una cajita negra... LA FOTO DEL ZORRO MUERTO Y DEL "HOMBRE DE LA ESCOPETA" Casi en el mismo instante en que algunos gallos empezaban a cantar a lo lejos, ella, cansada y extenuada, comenzÃ³ a ver los primeros caserÃos que rodean a Palo Santo ( "las orillas", como algunos les dicen aquÃ )... Y poco despuÃ©s, llegaba a una casa totalmente pintada de blanco, con puertas verdes y techo de zinc, donde la esperaban muy preocupadas una tÃa, su hermana y dos sobrinos, que hasta ese momento ignoraban porquÃ© habÃa demorado tanto en regresar... Porque la chica rubia, que no se domiciliaba en Palo Santo, sino que estaba visitando por unas semanas a unos familiares suyos que viven aquÃ, habÃa salido de la casa (con una cÃ¡mara fotogrÃ¡fica con infrarrojo) al anochecer del dÃa anterior, para tratar de sacar algunas fotos de los animales nocturnos del bosque. Pensaba regresar en pocas horas, pero, despuÃ©s de varias tomas fotogrÃ¡ficas, se entusiasmÃ³ y se fue alejando cada vez mÃ¡s hacia el sur. Finalmente, por pura casualidad y en medio de la oscuridad, se encontrÃ³ con el "hombre de la escopeta" cuando estaba a punto de asesinar a un zorro. Fue cuando consiguiÃ³ mantenerse oculta, sin que la vieran, y logrÃ³ fotografiar al asesino y a su vÃctima. Pero en tal momento, no pudo contener un grito de horror (segÃºn lo que ella misma manifestaba despuÃ©s) y su grito la delatÃ³... AsÃ que se vio obligada a huir rÃ¡pidamente, entre matorrales, espinas y cardales, lastimada y con sus ropas rotas, pero consiguiÃ³ salvar su "cÃ¡mara" y las fotos que habÃa tomado con la misma... Un rato despuÃ©s, hizo bajar a travÃ©s de una computadora, la foto del "hombre de la escopeta" y del animalito muerto... AL DÃ?A SIGUIENTE,... TAMBIÃ�N UN GRUPO DE NEGRÃ?SIMOS CUERVOS... TambiÃ©n ese mismo dÃa y despuÃ©s de salir el sol, junto a la "represa" que se encuentra en "la entrada vieja del campo del finado CaraÃcho FernÃ¡ndez" (siete kilÃ³metros al sur de Palo Santo), un grupo de negrÃsimos cuervos devoraban el cadÃ¡ver de un zorro muerto... y ya era poco lo que quedaba de Ã©l... Los ojos solo eran apenas profundos orificios vacÃos ingresando en el interior del crÃ¡neo (ya que los cuervos los habÃan comido totalmente). La mayor parte de las vÃsceras tambiÃ©n habÃan sido devoradas... y seguramente otros carroÃ±eros y las larvas de las moscas harÃan lo demÃ¡s... Ya no quedaba nada de lo que algunas horas atrÃ¡s era un hermoso animal del bosque, de su fino hocico,... de la armonÃa de su cuerpo, cubierto por un hermoso pelaje gris un tanto rojizo, ni de su espesa cola, ni de esos ojos con una mirada astuta que expresaba mucha inteligencia, ni de la agilidad de su andar, que le conferÃan al animal una salvaje belleza que se hacÃa aun mas salvaje y hermosa en ese misterioso paisaje de sombras y Ã¡rboles retorcidos, y ramas parecidas a gigantescas serpientes, ennegrecidos por la oscuridad y que constituyen el mundo de la noche... Porque el disparo de un criminal, o de un loco, o de un demonio, habÃa terminado para siempre con Ã©l... Y DEBAJO DE LA FOTO, ELLA COLOCÃ� UNA LEYENDA QUE DECÃ?A "ESTA ES LA FOTO DE UN ZORRO QUE NO DEBÃ?A MORIR"... Un tiempo despuÃ©s, la fotografÃa del zorro muerto y de quien lo asesinÃ³, habÃa sido puesta en un "cuadro" (que se encontraba colgando en una de las paredes del dormitorio que sus familiares le habÃan asignado a la chica, mientras ella los estuvo visitando aquÃ), con una leyenda en su parte inferior que decÃa: "esta es la foto de un zorro que no debÃa morir"... Algunas semanas mas tarde, la rubia se fue y la foto se fue con ella... Creo que actualmente estÃ¡n a algo asÃ como unos ochocientos kilÃ³metros al sur de Palo Santo... Pero una vez tuve oportunidad de ver la foto... y de que me contara la historia... Y cuando mirÃ© la foto, no pude recordar la identidad del criminal, aunque me pareciÃ³ que al "hombre de la escopeta" en alguna otra oportunidad lo he visto, pero no consigo memorizar donde, ni cuando, ni quien es... En cuanto al zorro muerto, solo se que es (o era) uno de los tantos animales del monte que son asesinados inÃºtilmente por el sadismo y la crueldad humana... Y la chica?... Bueno, sÃ; de ella todavÃa me acuerdo,... Pero para quÃ© dar su nombre, si hoy estÃ¡ a varios cientos de kilÃ³metros de aquÃ... Mas, recordando a aquella chica rubia y bonita que salÃa por el bosque a sacar fotografÃas de noche, y recordando asimismo la foto del zorro muerto y de su asesino, decidÃ ponerles a esta nota y a este relato el siguiente tÃtulo: "REQUIEM PARA UN ZORRO QUE NO DEBÃ?A MORIR"... PALO SANTO, octubre de 2,008.- RamÃ³n M. Godoy A LOS VISITANTES DE ESTA PAGINA: La precedente nota, conjuntamente con muchas otras, se encuentra en nuestro sitio web: www.pumhalavozdelmonte.com.ar , de la AsociaciÃ³n P.U.M.HA. Si Usted desea colaborar con nuestra tarea, puede copiar, enviar, reenviar y difundir la misma entre sus familiares, amigos, vecinos, compaÃ±eros de trabajo y contactos en general, mencionando el origen y autor. Muchas Gracias...
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