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Generosidad y tierra
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per Mariano Cabrero Bárcena Correu-e: pedrocruel2005@yahoo.es |
27 oct 2008
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Mariano Cabrero :El pueblo español se conforma con poco: un amor, un amigo/a, un libro... Bueno, ¡qué no nos quiten el fútbol! Es el pan nuestro de cada día. Pienso y reflexiono, ¿qué seré yo? ¿Hombre rico, hombre pobre? ¿No será que soy un pobre hombre? |
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“Acumular riquezas infringiendo la ley es impÃo,
pero acumularlas dentro de la ley es innoble.�
Epicuro,insigne filósofo griego.
Generosidad y tierra, tierra y generosidad: dos premisas inherentes a cualquier ser humano que se precie de serlo. Y es que generosidad y tierra nos entregaron a los españoles cuando fuimos mano de obra barata en tierras europeas. Aunque justo es reconocer también: “Yo desearÃa equivocarme, pero pienso que Francia nunca nos quiso ni los ingleses tampoco; los alemanes y los suizos solamente nos quisieron cuando fuimos emigrantes como mano de obra barataâ€?. Sólo nos quisieron porque les convenÃa. Éste es mi triste pero quizá verdadero canto-lamento de un hecho histórico ya pasado, por aquello de que "agua pasada no muele molino".
¿La avaricia está tan mal vista? ¿Qué es peor la avaricia crematÃstica o la sentimental? Tratar de conseguir dinero es un sentimiento natural que todos poseemos, pero ser codicioso convierte ese deseo en desordenado, insaciable... Algunos podemos y debemos pensar que el egoÃsmo económico ha sido y es el motor de nuestra Historia Universal, pero otros pensarán que ese motor es el derroche. Ni lo uno ni lo otro. Más bien el desarrollo de los pueblos se consigue humanamente, invirtiendo bien y creando riqueza para que el pan de la vida llegue a todos nuestros hermanos. A esto se llama proceder con generosidad. No obstante, la sociedad de consumo en la que estamos inmersos nos vuelve egoÃstas, inconformistas, etcétera, etcétera. Y, como consecuencia directa, caminamos llevando un tren de vida por encima de nuestras posibilidades económicas: dos coches, tres televisores, los móviles parlantes, dos pisos sin pagar, dos mujeres... Es decir, ¡la Biblia en verso!
Y es que todo lo compramos con tarjetas “Visa (tarjetas de crédito)â€?–dinero plástico, que no tenemos la mayorÃa de las veces–, que las entidades bancarias nos facilitan, claro está, cobrando los correspondientes intereses muchas veces abusivos. ¡Cuántas familias españolas se han hundido, económicamente hablando, como consecuencia de las dichosas tarjetas de la perdición!
Es terrible lo que está pasando por esos mundos de Dios: aquà en España, en Europa y, dirÃa más, en el mundo entero. Y es que, si los gobiernos de turno no ponen cota, cortapisa o valladar, terminaremos por comernos los unos a los otros: los nativos de un paÃs a los emigrantes del mismo.
Porque, si prestamos atención a aquello que dijo Ashley Maontagu de que "La única forma de aprender a amar es siendo amado. La única forma de aprender a odiar es siendo odiado. Esto ni es fantasÃa ni teorÃa, simplemente es un hecho comprobable. Recordemos siempre que la humanidad no es una herencia sino un triunfo. Nuestra verdadera herencia es la propia capacidad para hacernos y formarnos a nosotros mismos, no como las criaturas del destino sino como forjadoresâ€?. (La agresión humana, 1976).
Cuando venimos a esta vida, lo hacemos desprovistos de conocimientos de cualquier clase, es decir, tenemos que cultivarnos para poder respetar y amar a nuestros semejantes, dominando " la bestia" que llevamos dentro: la antigua Yugoslavia, Chechenia, Birmania, Irán, etc., son ejemplos evidentes de que “la Bestia� está dominando el intelecto del hombre y fomentando la guerra entre hermanos, “la Bestia� que todos llevamos dentro. Es un hecho simple: matar por el placer de matar.
Y vemos y comprobamos, sin duda alguna, el odio entre hermanos -porque los inmigrantes son hermanos nuestros–, que estamos llevando a cabo como una verdadera caza, la caza consentida de inmigrantes. DeberÃamos todos responder al unÃsono: inmigrante soy yo.
Aquella Europa de las libertades, aquella Europa de la hospitalidad con la que todos soñábamos tiende, inequÃvocamente, a convertirse en una Europa de los nacionalismos intransigentes: expulsamos de nuestros paÃses respectivos a número determinado de “desheredados de la fortunaâ€?, para asà complacer a los nativos de estos últimos. Éstos sienten satisfacción, sienten orgullo de raza, sienten que no sienten miedo. Y es que estos miedos les han sido alimentados por los Ejecutivos de turno: mala polÃtica humana, mal arte de gobernar al sembrar xenofobia, racismo, expulsión entre personas que vienen a trabajar. Me pregunto si es ésta la Europa de la generosidad. ¡Seamos generosos!, aunque la riqueza huya de nuestras manos. El pueblo español se conforma con poco: un amor, un amigo/a, un libro... Bueno, ¡qué no nos quiten el fútbol! Es el pan nuestro de cada dÃa. Pienso y reflexiono, ¿qué seré yo? ¿Hombre rico, hombre pobre? ¿No será que soy un pobre hombre?
Y sin embargo, nuestros males no terminan aquÃ: nos hemos vuelto avariciosos de nuestros sentimientos para con los demás. Somos menos tiernos, menos sentimentales, más duros de carácter y, por tanto, más miedosos. No disponemos de tiempo para escuchar a nuestros amigos/ as, reprimimos nuestras emociones, nos negamos a ser vitalistas, nos somos nosotros mismos y, ¡caramba!, nos negamos a comprometernos humana y sentimentalmente con nuestros semejantes. Llamar ¡guapa! a una mujer –las hay que “quitan el hipoâ€?, y esto lo digo con permiso de mi señora–, es humano y vitalista; esto no creo que nadie lo vaya a considerar acoso sexual, faltarÃa más...
Y fuimos inmigrantes también los españoles ya en tiempos pasados, y a mucha honra, y cuando nuestras manos y sudores dignificaron a nuestro trozo de tierra llamado España. Hago memoria y quiero recordar, porque olvidar no quiero pues me enseñaron a perdonar. AsÃ, recuerdo y digo: España no debe olvidar nunca. Los descendientes celtÃberos tuvieron que emigrar a Cuba (años 1908 a 1937) como consecuencia de la pobreza reinante en España: Pues bien, estos emigrantes, dejando tierras, familias y amores, con su trabajo, creatividad, constancia y amor propio, hicieron de la isla afortunada una nación próspera y rica. La elite de los negocios cubanos estuvo en manos de gallegos y asturianos, quienes dejaron en buen lugar el pabellón español.
"El sementeiro de Cuba/ hermoso jardÃn de flores/ donde allà están enterrados/ la flor de los españoles", asà quien mejor escribió poesÃa gallega hasta la fecha, RosalÃa de Castro, reflejó el dolor de sus hermanos emigrantes gallegos en el siguiente anatema (imprecación): "Castellanos de Castilla, / tratade ben a los gallegos: / cando van, van como rosas; cando vén, vén como negros.
La Coruña, 28 de octubre de 2008
Mariano Cabrero Bárcena es escritor
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Re: Generosidad y tierra
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per Fep |
27 oct 2008
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Pobre.
Desde luego pobre, materialmente tal vez no... |