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(Venezuela) Las Quimeras del Poder: Cuando los montajes de la V igualan a los de la IV República
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per Rodolfo Montes de Oca |
06 jul 2008
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Todo Estado, sea de la ideologÃa que sea, siempre ha creado montajes para criminalizar cualquier tipo de disidencia. Con estos “teoremas inquisitorialesâ€? no solo buscan quitar del medio a posibles estorbos, sino que se pretende justificar el aumento de los voluminosos presupuestos represivos. Lo anecdótico es que en la Venezuela Bolivariana, presentada al mundo como el non-plus-ultra en las nuevas experiencias de liberación, estos burdos procesos siguen apareciendo.
Tras las huellas de “Venceremos�
En Febrero del 2008, una seguidilla de artefactos explosivos detonaron en la ciudad de Caracas con escasos dÃas de intervalo, los objetivos no guardaban relación unos con otros (estatua de George Washington, Nunciatura Apostólica y oficinas administrativas de la Asamblea Nacional). Cada estallido era seguido por panfletos con la verborrea clásica de la izquierda marxista criolla donde se criticaba a ciertos sectores del actual gobierno; firmados a nombre del “Frente Guerrillero Venceremosâ€?, los “niplerosâ€? continuaron sus andanzas hasta que el 24 de febrero, mientras atacaban las oficinas de la patronal FEDECAMARAS, estalló un explosivo junto con su manipulador dejando una estela de sangre y humo en el ambiente.
La sorpresa fue que el “nipleroâ€? fallecido, de nombre Héctor Serrano Abreu, era un inspector de la PolicÃa Metropolitana (PM) que formaba parte de las infames “redes de inteligencia socialâ€? del gobierno, laboró en la DISIP (policÃa polÃtica) y era escolta del diputado oficialista Reinaldo GarcÃa. Las investigaciones arrojaron que “Venceremosâ€? estaba compuesta por media docena de policÃas que usaban motos y armas oficiales para cometer estos actos. El lunes 25 de febrero, en rueda de prensa, el Ministro de Interior y Justicia Ramón RodrÃguez ChacÃn, informó a los medios que los autores de estos ataques no eran policÃas ni personas afectas al oficialismo sino “anarquistasâ€?, pertenecientes a una organización “anárquicaâ€? que busca desestabilizar al gobierno e imponer su alocada cosmovisión. Mientras esto sucedÃa, más de 300 allanamientos se efectuaban en la parroquia caraqueña del 23 de Enero, celebre por albergar en su seno una mirÃada de colectivos “radicalesâ€? pro-oficialistas. Tal situación no ocurrÃa desde antes de la llegada de Hugo Chávez a la presidencia.
Pero esta no es la primera vez que se usa en las paginas de sucesos la denominación de “Venceremosâ€? para un grupo asÃ: el 14/03/1981 es detenido en el aeropuerto de MaiquetÃa Alà RodrÃguez Araque, antiguo subversivo y actual operador polÃtico del oficialismo, acusado de intentar salir del paÃs sin autorización; dÃas después fue imputado de rebelión militar y de pertenecer a una organización clandestina llamada “Venceremosâ€?, de la cual jamás se habÃa oÃdo hablar; junto a él otros militantes cayeron bajo la misma acusación.
El abogado Adán Navas que defendió a los procesados dirá en aquel entonces: “Cuando en mi condición de defensor tuve acceso al expediente, vi que los vinculaban con el grupo Venceremos, y cuando hago la investigación me doy cuenta de que era un slogan que el FLN, FALN, Bandera Roja, OR y demás comandos revolucionarios utilizaban en sus panfletos ¡Patria, Socialismo o Muerte!, ¡Venceremos!�
RodrÃguez Araque y los demás imputados salieron en libertad por lo inconsistente de las falsas acusaciones y mas nada se sabrÃa de “Venceremosâ€? hasta el final de la década de los 80, cuando reaparecerÃa en los medios y expedientes policÃacos como una mÃtica vanguardia armada que nadie conocÃa y que no actuaba, pero que al parecer era el brazo ejecutor de un grupo estudiantil de la UCV conocido como “Desobediencia Popularâ€?, en el cual confluÃan muchos que luego serÃan altos funcionarios de la administración chavista.
Lo importante aquà no es ver que sucedió con complots fantasiosos, sino que esta historia es la repetición al carbón de otras situaciones irregulares que han ocurrido en Venezuela, con turbios resultados que involucran no solo a los organismos represivos del Estado sino inclusive al actual Ministro de Interior y Justicia, Ramón RodrÃguez ChacÃn.
Yumare y El Amparo en el olvido
El 8 de mayo de 1985 aparecen en la zona de La Vaca, Yumare, Edo. Yaracuy, los cuerpos sin vida, algunos de ellos mutilados, de 9 personas, entre ellas una mujer con claros signos de haber sido torturada. Los medios de comunicación informaron sobre un supuesto “enfrentamientoâ€? que habÃan tenido una comisión de la DISIP con supuestos elementos guerrilleros que aún persistÃan en la lucha armada.
La sorpresa llego cuando aparecieron 4 sobrevivientes de aquel infierno, con las laceraciones fÃsicas de una frenética fuga; los 4 “afortunadosâ€? declararon que no eran guerrilleros sino luchadores sociales ligados a un incipiente movimiento conocido como “Corriente Histórica Socialâ€?, que renegaban de la lucha armada, que algunos de los muertos (como el caso de Dilia Rojas) ni siquiera estuvieron en el campamento, que fueron llevados hasta ese sector por los infiltrados policiales Roberto y Alirio Rabanales, quienes les habÃan dado unas armas que fueron modificadas para disparar una sola vez y que con esto se pretendÃa que durante una eventual huida delatasen sus posiciones.
La declaración de los sobrevivientes desmintió el montaje mediático-judicial para justificar mayor presupuesto a la policÃa polÃtica, con la excusa de combatir la “subversión izquierdistaâ€? que para la fecha habÃa optado por un inocuo reformismo de curul. Hasta se dieron a la tarea de redactar un informe en el cual inventaron una ficticia organización a la cual apodaron NCR (Nueva Coordinadora Revolucionaria) y que era la principal amenaza interna. Con el peso de la verdad y con el hecho cierto de la que la izquierda radical de aquellos años habÃa abandonado la lucha guerrillera para refugiarse en los claustros universitarios y tener “jornadas de capuchaâ€? (enfrentamientos callejeros), era poco creÃble el cuento de Yumare.
El 14 de Octubre de 1988, vuelven a resonar los tiros pero esta vez en la apartada localidad de Caño Las Coloradas, Edo. Apure, en donde miembros del Comando EspecÃfico José Antonio Páez (CEJAP) habrÃan tenido un enfrentamiento con 14 guerrilleros del ELN colombiano que se aprestaban a volar un oleoducto. Tirados en la maleza, cadáveres de supuestos insurgentes eran mostrados a la televisión; en sus cuerpos repletos de balas se apreciaban los brazaletes que los identificaban como miembros de dicha agrupación.
Pero como en Yumare, dos personas lograron sobrevivir al holocausto para romper el silencio; con toda una comunidad que los apoyaba, los dos sobrevivientes declararon que no eran guerrilleros, sino pescadores, que fueron invitados a ese sitio para celebrar un sancocho y que al llegar al lugar fueron recibidos a tiros, 13 de los 14 muertos eran militantes de AD y el otro de COPEI, y el promotor de la jornada fue un agente encubierto de la DISIP.
La razón en esta oportunidad era que el CEJAP corrÃa grave riesgo de ser desmantelado porque no se justificaba su existencia, además estaba inmerso en una serie de turbulentos negocios que iban desde el cobro de protección hasta la extorsión de personas, e incluso el diputado Walter Márquez insinuó en su libro Comando del crimen su supuesta asociación en varios secuestros de ganaderos. Esto, aunado con la necesidad de solicitar más presupuesto, fueron los detonantes de aquella masacre.
En ambos casos ningún imputado fue juzgado, todo lo contrario, siguieron trabajando en los organismos del Estado y cometiendo fechorÃas provocadoras, como el caso de Alirio Rabanales que fue capturado en 1997 plantando una bomba en un ducto petrolero del Zulia y con volantes de una ficticia organización guerrillera, o el de Henry López Sisco, máximo autor de estas matanzas, quien enviaba “sobres bombasâ€? a los magistrados que enjuiciaron al exÂpresidente Carlos Andrés Pérez y firmaba como “Movimiento Revolucionario José Antonio Páezâ€?. Pero lo resaltante es que detrás de la masacre de El Amparo, y las menos conocidas de Caño Gaviotas, Los Totumitos y El Vallado, se encuentra el flamante ministro Ramón RodrÃguez ChapÃn, entonces oficial en el CEJAP.
Lo que se avecina
El 20 de enero de 2008, se nombra como Ministro del Poder Popular del Interior y Justicia (por segunda vez en este gobierno) al capitán de fragata (r) Ramón RodrÃguez ChacÃn. En los meses que lleva en el cargo ha tenido que afrontar varias conmociones internas como son el caso de las múltiples huelgas en las cárceles, conflictos laborales en Guayana, descontento público de ciertas facciones del oficialismo, pero sobre todo ha dado el visto positivo a la creación y consolidación de una PolicÃa Nacional.
Este proyecto que ha contado con el aval de la izquierda en el poder y los mal llamados “opositoresâ€?, representa un gran obstáculo para la eventual radicalización del conflicto social, pues pretende controlar y escarmentar todo vestigio de lucha autónoma, es decir, se usarÃa como una potencial herramienta para nuevos teoremas. Esta nueva policÃa es la unión de los diferentes organismos policÃacos estadales y municipales en una sola dirección al mando del MIJ. Permite la profesionalización de sus miembros, estipula que la guardia y custodia de los penales estará entre sus atribuciones, da carácter legal y jurÃdico a las redes de inteligencia social, ahora llamadas “policÃas comunalesâ€?; en pocas palabras, es un avance agresivo hacia el control social total.
Moraleja y supuesto de hechos que se repiten
Para algunos anarquistas, la revolución representa la negación de un dominio determinado, bruscamente substituido por otro, mientras que, la rebelión o mejor dicho la insurrección, es la abolición del dominio en sà mismo. En otras palabras, la Revolución Francesa de 1789, las revoluciones burguesas de 1830, la rusa de 1917 o la cubana de 1959 demuestran que se puede acabar con el dominio de un grupo detentador del poder, de una clase social o, podrÃamos añadir, de un grupo religioso o étnico. Sin embargo, la revolución lo que hace es remplazar un dominio por otro, de modo que la dialéctica dominio/sometimiento permanece inalterable e intacta. Como anarquistas, no buscamos cambiar una estructura de poder por otra, ni siquiera por la del supuesto “poder popular“, sino por el contrario abolirla. No pretendemos subvertir el orden autoritario sino eliminarlo. Por consiguiente, sabemos que aún en tiempos de “revoluciónâ€? seguirá la criminalización a los sectores más contestatarios dentro de cualquier tendencia, lo cual demuestra que la rebeldÃa, no es un acto limitado en el tiempo y el espacio sino algo constante y en perenne transformación. Al alcanzar una libertad se busca inevitablemente la búsqueda de las demás.
Ningún gobierno, bien sea liberal, socialdemócrata, confesional o neomarxista será suave ante cualquier vestigio de autonomÃa, por el contrario, reprimirá a aquellos que decidan alzar la voz, inclusive entre sus propios adherentes. Es evidente que el Estado venezolano, a través del MIJ y otras instancias, buscará neutralizar a muchos “radicalesâ€? del juego social. Las técnicas y tácticas siguen intactas, pero con nuevos actores y escenarios. El juego del gato y el ratón apenas comienza. |
Mira també:
http://www.rodolfomontesdeoca.wordpress.com http://www.nodo50.org/ellibertario |
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Comentaris
Re: (Venezuela) Las Quimeras del Poder: Cuando los montajes de la V igualan a los de la IV República
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per Joan Gil Oliveras |
07 jul 2008
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En el llibre de Joaquim Maurín "L'anarquisme no és revolucionari (1928)" ho exposa perfectament: "els anarquistes han pogut veure l'assaig de les seves concepcions purament econòmiques. Allí no hi va haver política. I precisament perquè no va existir, el resultat va ésser el que tots sabem." |
Re: (Venezuela) Las Quimeras del Poder: Cuando los montajes de la V igualan a los de la IV República
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per no fotis |
07 jul 2008
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si la politica no es resoldre els problemas de la "polis" ya em diras que collons van se las colectivizacions.
No te l´acabaras, no. |
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