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Lo reformista y lo revolucionario: apuntes para el debate
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per Aitor Mena |
30 jun 2008
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Lo reformista y lo revolucionario: apuntes para el debate*
En los últimos años venimos asistiendo a debates entorno a la cuestión de los conceptos “reformistaâ€? y “revolucionarioâ€? dentro del movimiento libertario. Cabe decir que no todos estos debates se han centrado en torno a estos dos conceptos, pero estos si que han estado en la mente de todo el mundo en la medida que los debates efectivos quieren responder a una necesidad que tiene el anarquismo de cambio social real (1). Este artÃculo es una humilde aportación a ese debate pues creo que no es vacÃo ni inútil sino que expresa la importancia que tiene adoptar un posicionamiento u otro respecto a las estrategias y a las estructuras organizativas (o desorganizativas) a la hora de ayudar a conseguir una revolución social.
¿Qué queremos conseguir?
Para ello voy a empezar exponiendo brevemente lo que entiendo por revolución social anarquista. Para mi, conseguiremos una revolución social anarquista cuando sea abolida la propiedad privada de los medios de producción y pase esta a ser propiedad social o colectiva. Asimismo la distribución deberá ser dar a cada uno según sus necesidades. El marco de todo ello debe ser el de una sociedad basada en la libertad, la igualdad, el apoyo mutuo, la solidaridad y la razón. Ello implica la desaparición de las clases sociales, de los dirigentes y dirigidos, etc. (2) Hay que tener en cuenta que para conseguirlo una mayorÃa de la población, que será la trabajadora porqué es la mayoritaria, tiene que apoyar o como mÃnimo no estar en contra de estos planteamientos, por razones obvias. Considero pues que lo óptimo es que el ser humano viva en colectividad, con lo cual esto ya es un rasgo a tener en cuenta a la hora de valorar las dificultades, la gestión de lo colectivo.
Me gustarÃa manifestar que aunque estos apuntes, archiconocidos dentro del movimiento libertario, puedan ser suficientes para dar una aproximación a las grandes ideas, son sustancialmente insuficientes para estructurar una sociedad anarquista aquà y ahora. En este sentido si es insuficiente para llevarlo a la práctica, lo es también para convencer a la mayorÃa de la población. Todo ello porqué la complejidad económico-social es muy grande, el capitalismo es un sistema económico muy dinámico que cambia continuamente y la actitud de la mayorÃa de la población hacia la actual sociedad es también muy variada. Este es un tema que creo que debemos tener claro quienes defendemos un ideal anarquista a la hora de transmitir nuestras ideas (sobretodo nuestras finalidades) pues fácilmente podemos caer en el descrédito. A mi entender ahondar lo suficiente en una definición algo más precisa en varios puntos clave del proyecto de sociedad anarquista requiere una practica ahora, un análisis de la historia y unos desarrollos teóricos muchÃsimo más extensos de los que hasta el momento tenemos. Otro tema es que podamos creer que se podrá improvisar llegado el momento con los conocimientos que tengamos, o aunque no improvisemos, que solo la praxis colectiva al llegar a esa sociedad es la única forma legÃtima de hacerlo por aquello de no poner coto a la anarquÃa (3).
Lo que está claro es que a dÃa de hoy, la lista de preguntas para responder el cómo se podrÃa organizar más o menos la sociedad en anarquÃa (y sobretodo el periodo de transición), es espectacularmente larga y compleja.
Si tomamos en cuenta el aspecto económico, fundamental, quizás el anarcosindicato por si solo es insuficiente para hacer la revolución, es decir, por una cuestión estratégica quizás es necesario impulsar ahora mismo colectividades autogestionadas que produzcan y puedan abastecer, llegada una época revolucionaria, de aquellos productos o servicios que la dinámica capitalista ha llevado a producir mayoritariamente fuera o simplemente ha eliminado su producción en el propio paÃs (4). Por otra parte, también en el campo de la economÃa, aparecen dudas importantes sobre como organizar el ciclo de inversión (5), qué papel tiene el dinero (o como se le quiera llamar) y en consecuencia el valor económico en todo esto (6), y un largo etc. que no es objeto de este artÃculo.
Asà mismo creo que hay muchos más factores a tener en cuenta, que otros compañeres que analicen mejor que yo la historia o tengan mayores conocimientos que yo de filosofÃa, psicologÃa, sociologÃa, polÃtica u otras disciplinas serán capaces de detectar (7).
¿Que podemos hacer?
Lo que creo que podemos hacer es empezar por construir una sociedad paralela para poder derrumbar el capitalismo y el estado llegado el momento (8). Para ello es necesario ir conquistando (y consolidando) espacios al capital y al Estado. Brevemente esto implica incidir en al menos 3 aspectos:
1) Económico, donde es imprescindible la extensión y consolidación en presencia de una organización sindical revolucionaria cuyo objetivo es expropiar a la clase capitalista para autogestionar la agricultura, la industria y los servicios. Asimismo es necesaria una infraestructura económica que puede servir a la vez para financiar la organización sindical y para reemplazar las industrias hundidas por el capitalismo de mercado pero que son necesarias para la revolución.
2) PolÃtico y social, donde es básica la extensión y consolidación entre las personas de relaciones basadas en el apoyo mutuo y la solidaridad, en todos los aspectos de la vida. Debemos ser más solidarios que nadie, con las cosas más pequeñas. Es básica también una práctica de autoorganización en los barrios y pueblos para desvirtuar la democracia burguesa y crear un poder polÃtico paralelo que decida de abajo arriba sobre las necesidades reales de los pueblos y ciudades. Mediante asambleas de barrio y comunales, federadas entre si, es posible presionar al poder polÃtico.
3) Cultural, porqué sin un cambio cultural, un cambio de mentalidad, no es posible una revolución social. Es evidente que el capitalismo ha conquistado culturalmente las sociedades y esta es una lucha tan importante como las otras, porqué de nada sirve apoderarse de la economÃa si luego se reproducen actitudes egoÃstas y capitalistas. La faceta cultural, además, debe servir para profundizar en el análisis de lo actual y en las propuestas para el futuro.
Asimismo, para el apoyo y consolidación de estos tres aspectos para mi es imprescindible la existencia de organizaciones especÃficamente anarquistas que actúen de forma transversal en estos temas.
Creo que no incidir en todos estos aspectos a la vez, supone un freno importante a la hora de querer hacer una revolución social. Como bien sabemos, estamos en proceso de crear todo eso. Por ello me sorprende que muchos de aquelles que critican este esquema tildándolo a la ligera de reformista no tengan algo alternativo, minimamente creÃble, con lo que poder argumentar el cómo es posible hacer una revolución social de hoy para mañana.
¿Cómo lo podemos hacer?
Antes de entrar en la materia estricta del objeto del artÃculo quiero recalcar la importancia de lo dicho anteriormente, pues considero básico ser conscientes de las limitaciones tanto de los conocimientos y la práctica de las finalidades (¿qué queremos conseguir), como de los medios a desarrollar para llegar a la finalidad del comunismo libertario (¿qué podemos hacer?). A continuación vamos a identificar las limitaciones del “como lo podemos hacerâ€?. Precisamente esto último es el núcleo de la cuestión sobre el debate entre las diferentes estrategias, sobre lo que es reformista y lo que es revolucionario.
Creo que el concepto “reformismoâ€? a menudo se utiliza maliciosamente y sobretodo de forma equivocada a la hora de atacar una facción, grupo social u organización que piensa y actúa de forma diferente. Para mi tiene sentido utilizarla como definidor de una praxis social que pretende dejar intacta o reformar la realidad sin pretender destruir el orden capitalista y estatal implementando una revolución social anarquista. En este sentido tenemos infinidad de ejemplos de partidos polÃticos, organizaciones sindicales y otros movimientos sociales.
Una lucha serÃa estrictamente (y remarco lo de estricto) revolucionaria si dentro de diez minutos tuviéramos a todo el mundo convencido de la necesidad de hacer la revolución, tuviéramos la capacidad de conquistar los medios de producción y pudiéramos hacer una reconversión total de las estructuras económicas y polÃticas después de derrotar al estado y el capital. Digamos que serÃa una lucha estrictamente revolucionaria aquella comprendida en el lapso de derribar el estado y el capital e implantar un orden social nuevo.
Por desgracia lo anterior no es posible y en cuanto a la acción necesaria para llegar a ese punto creo que no existe el negro puro (ni tampoco el blanco), y es una cuestión de establecer unos principios y tácticas en la lucha que más se acerquen a los fines que se quieren conseguir, tomando en cuenta el medio social en el que nos encontramos (las personas que participan directa o indirectamente) y la relación de fuerzas existente con el Estado y el capital. En la realidad de la lucha social anarquista se da un enfrentamiento dialéctico entre la relación de fuerzas, el medio social que queremos transformar (las personas y sus caracterÃsticas) y las tácticas anarquistas y anarcosindicalistas de acción.
A mi entender hay un concepto que define sobretodo la lucha anarcosindicalista, cenetista, aunque también la anarquista en ciertos momentos. Ese concepto es “progresivoâ€?. Creo que una lucha es progresiva-revolucionaria cuando pretende transformar la sociedad pero necesita ir conquistando (y consolidando) espacios al capital y al Estado. Una lucha sindical es reformista en la medida en que no va encaminada a destruir el orden existente, sino que simplemente busca mejorar ciertos aspectos pero no acabar con aquellos aspectos fundamentales del sistema capitalista y autoritario. Es imposible autogestionar una empresa si no autogestionas primero la sección sindical, si no fomentas (y consigues) la igualdad y la participación en las decisiones, si no educas con la práctica, ya que la dinámica de las elecciones sindicales niega directamente esta participación, y si participas en ellas vas a perpetuar el statu quo aunque consigas mejoras. ¿Por qué el anarcosindicalismo si que es una lucha progresiva-revolucionaria? Por una parte porqué para la revolución se requiere el tiempo para conquistar estos espacios al Estado y al capital, pero además porqué no siempre hay una coherencia entre fines y medios debido a esa relación dialéctica antes comentada entre las tácticas, el medio social y la relación de fuerzas con el Estado. Si tomamos el ejemplo del uso de la justicia burguesa o la legalización de las huelgas es simplemente un sÃntoma de una relación de fuerzas totalmente desfavorable siendo imprescindible no perder nunca de vista los fines a corto plazo (ganar el conflicto). El papel de les anarcosindicalistas es conseguir que esa relación de fuerzas se decante cada vez más favorablemente para nosotres y asà poder utilizar cada vez más la acción directa que a su vez nos dará el crecimiento cualitativo necesario. Tenemos ejemplos históricos y actuales de solución de conflictos por la acción directa puramente, normalmente no son publicitados, imponiendo a la patronal las reivindicaciones que consideramos justas, asà como de huelgas salvajes cuando la relación de fuerzas es bastante favorable (en donde no es ni tan solo necesaria la hegemonÃa total en la empresa o industria). Ni que decir tiene que no se pidió permiso a nadie para empezar a hacer la revolución en 1936.
Pero esta cuestión de lo “progresivoâ€? no escapa de la lucha anarquista pues, estando más encaminada a la propaganda, a la acción y la insurrección social, complementando o no la lucha anarcosindicalista, también se encuentra con serias limitaciones y deviene en una lucha progresiva-revolucionaria. En este caso la dialéctica es más fuerte entre las tácticas y la relación de fuerzas con el Estado, lo que obliga a valorar ponderadamente las acciones para no ser anulado definitivamente por la represión (9). Además tiene que existir una relación dialéctica mÃnima con el medio social a transformar porqué sino se produce una separación total que lleva a un aislamiento, también contraproducente para los fines.
Creo pues que les anarquistas debemos empujar estas luchas lo más posible a nuestro terreno, a nuestras tácticas, teniendo siempre presente este diálogo entre las tácticas que queremos utilizar, la relación de fuerzas con el enemigo y el medio social que queremos transformar. No creo correcto a nivel conceptual tildar de reformista a una acción u organización por el simple hecho de no conseguir ahora lo que deseáramos, porqué si fuera tan fácil y fuéramos todes tan listes ya lo habrÃamos conseguido.
En base a todo lo dicho, los aspectos que creo que identifican la dificultad de una revolución social anarquista, me gustarÃa leer en esta misma publicación (humildemente, para aprender de otras personas) argumentos que estén en desacuerdo con lo expuesto y que ahonden en los defectos o problemas de esta lucha progresiva-revolucionaria que viene planteando el movimiento libertario desde hace muchÃsimos años. Eso si, me gustarÃa leer argumentos que vayan más allá del insulto al resto de la población no concienciada (10) y más allá de simples consignas como “anarquÃa ahoraâ€?, “insurrección ahoraâ€?, “enfrentamiento directo y constante con el Estadoâ€? o “el sindicalismo es negociación, el anarquismo rupturaâ€?. También me gustarÃa leer ideas no sujetas a la esperanza de que la población por ciencia infusa, reaccione y se apunte a la insurrección (y posterior destrucción del capitalismo) y construya un mundo nuevo de hoy para mañana. A mi entender esta voluntad “inmediatistaâ€? responde a una necesidad vital de querer transformar esta mierda de sociedad, y por eso merece todos mis respetos, eso si, puede parecer que el virus capitalista del placer inmediato o del just-in-time industrial, que sufre la mayor parte de la juventud, se haya inoculado en esa corriente de pensamiento anarquista con todo lo negativo que supone quemar cartuchos y que te anulen y eliminen con la represión. Aunque para mà lo peor es el aspecto humano del sufrimiento, tortura y desmoralización que pueden padecer estes compañeres debido a su noble actuación contra el Estado y el capital.
Continuemos el camino, construyamos anarquÃa.
Aitor Mena
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*Publicado en El Fuelle nº2
http://www.nodo50.org/juventudesanarquistas
(1) Los debates efectivos han sido mayormente sobre mejores y peores estrategias dentro la misma táctica de acción directa, sobre mejores y peores organizaciones o sobre detalles de formas de organizarse.
(2) Una aproximación mucho mejor a estas ideas se puede ver en la charla titulada “EconomÃa y anarquismoâ€? del compañero J.L. Velasco, en el marco de las jornadas libertarias organizadas por el SOV de CNT-Madrid. Se puede ver el video de la charla en este enlace: http://otonnolibertario.blogspot.com/
(3) Cuestiones totalmente legÃtimas, pero con las que no estoy de acuerdo.
(4) Un ejemplo evidente son los alimentos, que sujetos a las leyes del mercado capitalista no se producen en su mayorÃa donde se consumen, con todas las dificultades que supone a la hora de querer abastecer a una población que está siendo boicoteada por el capital internacional. Si una población no es alimentada no es posible sostener un proceso revolucionario.
(5) Sobre la inversión: ¿Vamos a quedarnos con el aparato productivo actual eternamente sin que se desgaste? ¿vamos a destruirlo completamente y nos vamos todes al campo? o ¿lo podremos mejorar o ampliar y sustituir cuando se desgaste adaptándolo antes a las necesidades reales de las personas?
(6) Si es posible la toma del montón de todo lo que se produce (incluidos los bienes de inversión, las maquinas), perfecto, pero si no lo es, si hay escasez relativa, algún criterio sobre el valor de cambio debemos tener, supongo. En ese caso sin ahorro no puede haber inversión y ese ahorro debe estar materializado de alguna forma en depósito de valor de lo producido. Esto implica medir (valorar) la producción, decidir cuanto se puede consumir (nosotros y otros) y cuanto se ahorra. Lógicamente en todo lo anterior, para el ahorro, para el cambio, juegan los valores morales de la reciprocidad, el apoyo mutuo etc. pero esto no quita la necesidad de tener todo lo dicho bastante bien definido.
(7) Por ejemplo: cómo convencer a ciertos grupos sociales de la población que juegan un papel clave en la vida social por su posición de poder y que están totalmente de parte del capitalismo (profesores, abogados, economistas, periodistas, ingenieros, etc); cómo gestionar (en general) la transición porqué breve o larga va a existir; cómo gestionar el paso necesario de la descentralización de las ciudades y la desconcentración de la población de grandes núcleos urbanos; cómo estructurar lo polÃtico; cómo articular lo polÃtico y lo económico controlando los liderazgos y los intereses; cómo gestionar el boicot internacional y el imperialismo militar; qué actitud tomar hacia quienes no aprueben nuestra forma de funcionamiento; cómo administrar la justicia, etc.
(8) Al contrario de lo que piensan los marxistas, que plantean tomar el poder del estado, eliminar la clase capitalista ejerciendo de clase dominante e instaurar con el tiempo una sociedad sin clases sociales. Los marxistas históricos y también los actuales se pierden por el camino aprovechando los privilegios que les ofrece la mayor empresa de cada paÃs, el Estado.
(9) Y por tanto ser inútil ya debatir si éramos revolucionarios o reformistas…
(10) Aunque a veces se diga con razón, sabemos que no es muy útil si el objetivo es convencer de algo a alguien. |
This work is in the public domain |
Comentaris
Re: Lo reformista y lo revolucionario: apuntes para el debate
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per LA CUESTIÓN NO ES LA CUESTIÓN |
30 jun 2008
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Un análisis o una acción no son o dejan de ser revolucionarias en función de la cuestión a la que se remiten, sino de la perspectiva con que intervienen en la misma y el sentido objetivo que portan, es decir, aquello a lo que conducen o que contribuyen a crear. |
Re: Lo reformista y lo revolucionario: apuntes para el debate
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per novedoso |
30 jun 2008
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¡Guau! ¡Qué debate tan novedoso y tan anclado en la realidad de los tiempos! |
Re: Lo reformista y lo revolucionario: apuntes para el debate
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per novedosa |
30 jun 2008
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Guau!! Criticar por criticar (como las marujas), sin aportar nada, encendiendo mas mechas entre los otros (que somos nosotr@s), que oportuno, QUE ESTUPID@. |
Re: Lo reformista y lo revolucionario: apuntes para el debate
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per a "aquellos que hablan escuchándose" |
30 jun 2008
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"Es más difícil describir que opinar, infinitamente más: en vista de lo cual...todo el mundo opina" |
Re: Lo reformista y lo revolucionario: apuntes para el debate
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per cualquiera |
01 jul 2008
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cualquier teoria revolucionaria que salga de los libros y tome la calle se convierte de per se en reformista.
Si se quiere hacer algo con la gente, hay que tener en cuenta en el mundo en el que se vive y de lo que yo quiero hacer a lo que el colectivo en el que participo quiere hace, a los actores sociales que participan de esa realidad + nuestras capacidades sale (si se consigue) una suerte de consenso, que por supuesto en tu escala no será revolucionario.
Lo revolucionario es no pararse y seguir construyendo CON otr@s, si un@ tiene la verdad y no se quiere mezclar se llama autoritarismo. Por eso siempre toda teoria revolucionaria es en la práctica reformista. |
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