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Notícies :: un altre món és aquí : antifeixisme : amèrica llatina : pobles i cultures vs poder i estats : guerra
Cuito Cuanavale: 20 años de una batalla decisiva para Africa
26 mar 2008
Aniversario de la victoria del pueblo de Angola contra los intereses imperialistas
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Aniversario de la victoria del pueblo de Angola contra los intereses imperialistas


Cuito Cuanavale: 20 años de una batalla decisiva para Africa


Armando Reyes Calderín


Prensa Latina


A dos décadas de la histórica homónima victoria de las armas angolanas, cubanas y namibias contra el Ejército surafricano del apartheid, Pedro Ross embajador cubano en Angola ofreció declaraciones a Prensa Latina, basándose en el libro Cien Horas con Fidel.
Esa obra del periodista Ignacio Ramonet relata diversos acontecimientos de la vida del líder cubano y dedica uno de sus capítulos a Africa y en especial a Cuito Cuanavale.
Aquella localidad de la provincia de Cuando Cubango, 825 kilómetros al sureste de aquí, se convirtió a partir del 23 de marzo de 1988 en icono para este continente, en tanto transformó la geopolítica de Africa Austral.
Era un momento decisivo para Angola, explicó el también integrante del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, pues las mejores tropas de este país les era imposible enfrentar un enemigo más poderoso en número y medios.
También para los cubanos se trataba de una encrucijada, porque enviar 40 mil uniformados como se hizo, significaba ponerse a merced de la agresividad del gobierno estadounidense que de igual manera era beligerante en el conflicto.
La Casa Blanca apoyaba tras bambalinas a Pretoria e incluso dotó a su cuerpo armado de ocho armas nucleares, explicó Ross, por lo que siempre hubo la posibilidad de que en un momento de desespero, los surafricanos las utilizaran.
Junto a 30 mil angolanos y tres mil guerrilleros de la Organización del Pueblo de Africa Sudoccidental (SWAPO), en Cuito Cuanavale los cubanos dieron su aporte durante a la consolidación de la soberanía de este país.
Antes lo habían hecho en la proclamación de la independencia el 11 de noviembre de 1975 cuando coadyuvaron a la derrota de tropas zairenses, de mercenarios y de surafricanos que amenazaban con escamotearle el triunfo al pueblo angolano.
Empero, acotó el jefe de la misión diplomática cubana, Estados Unidos y su aliado, el régimen del apartheid, no cejaron en hostigar y mantener presiones sobre esta nación.
Así, después que las Fuerzas Armadas para la Liberación de Angola (FAPLA) acorralaron en Cuando Cubango a elementos de la entonces insurrecta UNITA, comandada por Jonas Savimbi, entró en acción el Ejército surafricano con todo su poderío.
Cuba envió a sus tropas para contener la contraofensiva surafricana, en una decisión muy valiente de Fidel Castro, quien antepuso principios internacionalistas ante cualquier otra consideración.
La táctica era, comentó con posterioridad el presidente cubano, aguardar el momento propicio para dar un golpe mortal a la potencia surafricana, uno tal que abandonara para siempre sus deseos de dominio de la parte sur del continente.
Esa contundente respuesta sucedió en Cuito Cuanavale, pues el 23 de marzo de 1988, Pretoria se lanzó con todo contra esa posición y cubanos, angolanos y namibios la rechazaron y pasaron a la contraofensiva.
Fidel Castro en una de sus intervenciones ilustró aquel episodio con una imagen pugilística: “contener al adversario con la izquierda usando el jab (Cuito Cuanavale) y rematarlo con la derecha (avance por el suroeste angolano hasta Namibia)�.
A la sazón se desarrollaban en Nueva York, conversaciones entre los gobiernos de Estados Unidos, Angola, Cuba y Suráfrica.
Este último presentaba una posición arrogante, prepotente, pese a que en el campo de batalla sus tropas huían a la desbandada ante el empuje de angolanos, cubanos y namibios.
El desarrollo posterior de la victoria de Cuito Cuanavale hizo variar la postura surafricana, pues aceptó abandonar territorio angolano, se comprometió a permitir elecciones libres en Namibia y más tarde, cayó el régimen del apartheid.
La sangre derramada en aquellos combates no fue en vano, señaló el embajador cubano, en tanto 20 años después se ve a una Angola en reconciliación, reconstrucción, en lucha contra el hambre, las enfermedades y el subdesarrollo.
Ahora también los cubanos estamos ofreciendo nuestro aporte, indicó Ross, pero ya no con las armas, sino con los medios para salvar vidas, eliminar la ignorancia y el analfabetismo y levantar obras.
“Es un Cuito Cuanavale diferente, pues si aquel requirió del valor y el coraje derrochado con creces por angolanos, cubanos y namibios, hoy día, insistió, la faena es ganar la batalla con el conocimiento�.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=64806




La batalla de Cuito Canavale


Selló la suerte del colonialismo en �frica

José Steinsleger (La Jornada)

La Habana, finales de 1984. “¿Vale la pena morir tan lejos?� La encantadora joven de verde olivo, formada a mi lado en la famosa heladería Copelia, abandona el trato de “compañero� y me echa una temible mirada de desprecio: “Vea, señor. Este país se hizo con la sangre de millones de esclavos�.
Y pegó media vuelta, y ahí me plantó, dejándome solo y rojo de vergüenza, sin ganas de tomarme el puto helado.
Luanda, Angola, 5 de noviembre de 1975. El periodista polaco Ryszard Kapuscinski, poco amigo de la revolución cubana aunque la mejor pluma blanca que Occidente ha tenido para meternos a los africanos en el corazón, describe la situación de los perros de raza abandonados por los colonialistas portugueses que en masa huyeron de la ciudad, “… cerrada y condenada a muerte�.
Boxers, bulldogs, galgos, dobermanes, salchichas, cockers, perros falderos, mastines, terriers escoceses, dogos, en busca de comida. “Si los perros se fueron hacia el norte, han encontrado el FNLA. Si se han ido hacia el sur, encontraron a la UNITA�.
El Frente de Liberación Nacional (FNLA, respaldado por Congo Kinshasa, y Estados Unidos) y la Unión Nacional por la Independencia (UNITA, apoyada por los racistas de Sudáfrica), están a punto de tomar Luanda para impedir que Agostinho Neto, líder máximo del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), proclame la independencia de la colonia portuguesa.
Al anochecer, cuando los cañonazos de ambas fuerzas anuncian la inminente carnicería de los exhaustos soldados y civiles del MPLA, Kapuscinski apunta:
“Cesó la gran lluvia tropical pero seguía lloviznando. De pronto, lejos, arriba, del lado izquierdo, se encendieron dos reflectores: un avión estaba aterrizando…Era un turbohélice Britania de las líneas aéreas cubanas. Luego, arriba, de nuevo los reflectores y aterrizaron cuatro aviones… Los pilotos apagaron los motores y se hizo el silencio. Se acercó la escalerilla y de los aviones comenzaron a bajar soldados cubanos con sacos y con armas�.
La Operación Carlota ha comenzado. Solidaridad que viene de lejos, desde los tiempos en que el reducido contingente guerrillero del Che Guevara apareció en el Congo. Luego, la “revolución de los claveles� en Portugal (abril de 1974) aceleró el proceso independentista y la consecuente desintegración de sus colonias africanas (Guinea-Bissau, Cabo Verde, Sao Tomé, Mozambique, Angola).
Dándole las espaldas a su enemigo de siempre (situado a menos de 200 kilómetros), Fidel Castro dirige la Operación Carlota, que en Guinea coordina su amigo el presidente Sekou Touré. Se establece un puente aéreo de 11 mil kilómetros sobre el Atlántico. En un abrir y cerrar de ojos aterrizan en Luanda 36 mil soldados cubanos, unidades completas de tanques, artillería terrestre y antiaérea, aviones Mig-21 y Mig-17 y unidades de infantería blindada hasta nivel de brigada.
La toma de Luanda detiene la ofensiva de las fuerzas imperialistas, y el 11 de noviembre de 1975 Agostinho Neto lee el texto de independencia de la república popular. Sin embargo, el régimen racista sudafricano no respeta los acuerdos, rehusándose a abandonar la ex colonia alemana de Namibia (ex �frica sudoccidental). La guerra continúa.
En enero de 1988, viéndose en la imposibilidad de repeler los ataques sudafricanos desde Namibia, el gobierno angolano vuelve a solicitar la ayuda cubana. Moscú se opone. Fidel Castro responde con 40 mil hombres. El 23 de marzo de 1988, luego de enfrentarse a dos divisiones completas del ejército más poderoso de �frica (armas nucleares, inclusive), la “supremacía blanca� muerde el polvo de la derrota a manos de tropas angolanas y cubanas.
En diciembre, tras varias rondas de negociaciones entre Angola, Cuba, Sudáfrica y un “mediador� (Estados Unidos…), concluyen los acuerdos que establecen el proceso de independencia de Namibia, garantizados por las Naciones Unidas. El total de bajas cubanas asciende a 2 mil 16 combatientes.
Tad Szulc, famoso periodista de The New York Times, escribió: “Contrariamente a ideas muy difundidas, fue idea de Castro –desde luego no lo fue de los rusos– hacer intervenir abiertamente tropas de combate cubanas en la guerra civil de Angola… Lo cierto es que Castro se anticipó con ellas a todos los demás, y fue el primero en entrar en el conflicto con una impresionante demostración de instinto, imaginación y audacia� (Fidel: un retrato crítico, Grijalbo, 1987, p. 730).
El investigador más acucioso de la presencia de Cuba en �frica, Piero Gleijeses (Universidad Johns Hopkins), escribe de su lado: “Por deferencia hacia la sensibilidad del MPLA, las pocas publicaciones cubanas sobre la Operación Carlota habían restado siempre importancia al papel desempeñado por las tropas cubanas, dando el crédito, en su lugar, al MPLA (Misiones en conflicto, La Habana-Washington y �frica, 1959-1976, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 2002, p. 458).
La batalla de Cuito Canavale, 20 años ya, selló la suerte del colonialismo en �frica. Sin ella, estadistas de paz como el sudafricano Nelson Mandela aún estarían guardando prisión bajo el régimen de apartheid.

26/3/08

http://www.visionesalternativas.com/






XX aniversario de la batalla de Cuito Cuanavale

El día que Cuito se puso «Carnavale» de verdad

La victoria angolano-cubana del 23 de marzo de 1988 marcó el viraje en la lucha de liberación del continente africano contra el apartheid

Por: César Gómez Chacón

Correo: digital ARROBA jrebelde.cip.cu

22 de marzo de 2008



Los tanques sudafricanos todavía humeantes ante nuestras trincheras, algunos intactos otros calcinados por el fuego de la metralla angolano-cubana, es una de esas imágenes imborrables, y suficientemente reveladora de quién venció a quién en Cuito Cuanavale aquel 23 de marzo de 1988. Nadie sabía entonces que había sido el último intento de los racistas por tomar el caprichoso poblado del sudeste de Angola.
Veinte años después, parecería que la historia no siempre la escriben los vencedores. A lo largo de este tiempo dudosos historiadores y frustrados analistas, sobre todo viejos racistas sudafricanos y sus primos norteamericanos, se han dedicado paciente y conscientemente a minimizar, cuando no a ignorar, la contundente victoria angolano-cubana, calificada por Nelson Mandela como «el viraje en la lucha de liberación del continente africano contra el flagelo del apartheid».
Un solo detalle: ninguno de esos aprendices de brujos estuvo allí durante aquellos meses cuando la tierra temblaba a diario por el fuego cruzado de los combates.
Las nuevas generaciones de cubanos, nacidas durante y después de la batalla por Cuito, deben conocer un importante secreto: muchos de esos hombres y mujeres, de aquellos heroicos muchachos que defendieron el poblado y la integridad de Angola, son hoy sus propios padres y abuelos.
Los recuerdo todavía allí, con sus caras sucias, los labios rajados por el frío y los cinturones corridos varios ojales, cuando sonreían y jugaban con la pronunciación en portugués del nombre del poblado, para afirmar que el 23 de marzo fue el día cuando Cuito se puso «Carnavale» de verdad. Ese día...

De pie en la madrugada

Todo comienza alrededor de las cuatro de la mañana. Como ocurre casi a diario, el «de pie» lo da la artillería enemiga; por eso muchos permanecen en los refugios, pensando que se trata del habitual hostigamiento. Sin embargo, pasados unos minutos, junto a las ya conocidas explosiones de los cañones de largo alcance sudafricanos G-5 y G-6, y los cohetes reactivos Walkirias, se escucha el impacto de los morteros 160 y, en la lejanía, el ruido inequívoco de motores de tanques. Está claro: el enemigo intenta de nuevo apoderarse del poblado.
Las columnas racistas se mueven a gran velocidad sobre las posiciones de la 25 Brigada FAPLA. Intentan abrir una brecha en uno de sus flancos y penetrar por ella hasta la retaguardia: allí, del otro lado del río, está Cuito Cuanavale, herido por la metralla, pero en pie como el mayor de los símbolos.
La orden de ocupar los puestos de combate se riega como pólvora por la 25 Brigada. Todos salen a sus respectivas trincheras con el armamento de infantería. Los antiaéreos corren hacia sus instalaciones, los tanquistas saltan escotillas adentro. Se escuchan, junto con la explosión de los proyectiles enemigos, las primeras frases de aliento: «¡Vamos a echar pa‘lante! ¡Esa gente no pasa! ¡Aquí no se rinde nadie!».
Arrecia el cañoneo sobre nuestras posiciones. Nadie abandona su puesto. Los integrantes del pelotón de seguridad, que recién llegó el día anterior, como parte del refuerzo de tropas cubanas ante la gran escalada sudafricana, apuran el trabajo de acondicionamiento del terreno, pues apenas han tenido tiempo de instalarse. Es su bautismo de fuego, pero ellos desafían los proyectiles mientras cavan sus trincheras y pozos de tiradores.
Los jefes angolanos y los asesores cubanos recorren la brigada y dan órdenes e instrucciones precisas: «¡No disparar! ¡Dejen que se acerquen! ¡Nadie tire hasta que se ordene! ¡Firmes, camaradas!».
El avance de los carros enemigos se escucha cada vez más próximo, aunque una gran ondulación del relieve impide verlos. Súbitamente, en esa misma dirección se siente una explosión, y luego otra, y otra. Grandes columnas de humo negro salen de la hondonada. ¡Están cayendo en los campos minados! La alegría reina en las trincheras, aun bajo el cañoneo. Son alrededor de las diez de la mañana.

¡Arriba los cuarenta!

Las baterías cubanas de cohetes reactivos BM-21, las famosas Katiuskas, aquí bautizadas como Cachita y Libertad, las «buscapleitos», abandonan sus nichos protectores y, bajo el fuerte hostigamiento, emprenden la marcha hacia las primeras posiciones.
La pieza que dirige el sargento de tercera Lázaro Pérez Pérez, artillada con sus cuarenta cohetes, se aproxima por uno de los flancos al encuentro de las fuerzas racistas. De pronto, una lluvia de morteros comienza a caer a pocos metros de la máquina. Les están tirando a ellos. Se trata de una batería enemiga, cuyo emplazamiento descubren a tres kilómetros en la profundidad.
Deciden acercarse, emplazar en la misma carretera, y desde allí hacer tiro directo. El combate será «cuerpo a cuerpo».
Desde su punto de observación, el jefe de artillería de la agrupación cubana se percata de lo que está sucediendo y alerta por radio al teniente ingeniero Claro Matos Rojas, jefe del pelotón de BM-21.
«¡Cuídame a los hombres, cuídame la pieza!», dice a toda voz por el equipo, de manera tal que lo escuchan hasta los propios soldados de la dotación. No obstante, Matos les repite la advertencia: «no deben arriesgarse tanto», «no se pongan a corregir el tiro».
Pero el duelo está decidido. Pérez Pérez lo comunica:
—¡Allí hay una batería de morteros; la vemos clarita, la tenemos colimada!
—¡¿Estás seguro de los datos?! —indaga el teniente.
—¡Está ahí mismo! —responde el sargento.
—¡Pues arriba! ¡Los cuarenta!
La salva es precisa e impresionante. En cuanto salen los primeros cohetes, los jóvenes artilleros escuchan por radio nuevamente la voz del jefe superior, que desde el punto de observación, grita sin poder contenerse:
—¡Ahí mismo los cuarenta, que les partimos los c...!
Concluido el tiro, cuando en el sitio desde donde disparaba la batería enemiga solo se observan columnas de humo y fuego, el sargento Pérez Pérez informa a su jefe:
—Allí no quedan ni las tuercas.
—Viren lo más rápido posible. Los felicito —dice emocionado el joven oficial...

Ciro, Sosa, “Alejandro�, domingos...

Por momentos parece venir la calma, pero es solo un engaño, el factor psicológico en tales casos puede ser mortal. Nuestros combatientes son todo oídos; del lado del enemigo suenan entonces disparos de fusil, aunque todavía están muy lejos... Una conclusión lógica se impone: hay pánico en sus filas; algunos, seguramente los fantoches de la UNITA y los de las llamadas Fuerzas Territoriales de Namibia, utilizados por los sudafricanos como carne de cañón en la infantería, han tratado de retroceder y a tiros los hacen regresar. «¡Caballeros —grita un cubano— déjenlos, que se están matando entre ellos!».
Al mediodía, el campo de batalla parece un infierno. Nuestra artillería continúa sus ataques desde la otra orilla del río. Los proyectiles de los cañones y los cohetes reactivos pasan por encima de las cabezas de cubanos y angolanos y van a caer directamente sobre las unidades enemigas. Ellos, a su vez, responden furiosamente con los G-5 y los G-6, con los morteros, y los cañones y ametralladoras de sus blindados. Desde nuestras posiciones, los tanques T-55 del teniente coronel Ciro Gómez también hacen fuego. El «Puro» como le dicen cariñosamente sus soldados, está listo para repetir sus hazañas del último 14 de febrero, cuando, prácticamente solo, detuvo una columna de tanques enemigos.
Por su parte, el teniente coronel Fermín Sosa, asesor cubano de la 25 Brigada, recorre las trincheras junto a su jefe angolano, el capitan Antonio Valeriano. La experiencia le dice que este es un momento definitivo. Él es uno de los primeros jefes cubanos que llegó a Cuito meses atrás, cuando todo parecía perdido. Desde entonces no ha tenido un día de descanso, pero hoy se juega el todo por el todo. Entre los documentos que guarda como oro en su maleta de combate, y enseña a cada rato a sus soldados, está aquel papel arrugado que le hicieran llegar desde el puesto de mando:
«Aquí te va una nota estimulante. Alejandro (nombre de guerra del Comandante en Jefe Fidel Castro) está contento con la operación que se hizo el día 25 (de febrero), de ocupar las nuevas posiciones de forma organizada, bajo la influencia del enemigo y combatiendo...».
Sosa se pasa la mano por la cara, como si tuviera barba, cada vez que piensa o habla de aquel «que nos ha dirigido desde el principio». Confía en «Alejandro» como mismo confía en sus combatientes, en los cubanos y en los angolanos. De uno de estos últimos recibió una lección tremenda durante el combate del 1ro. de marzo. Su nombre es Domingos y es jefe de una pieza de mortero. Aquel día el joven puso a toda la dotación a servirle los proyectiles, y él hacía de tirador. Fijó la corrección del fuego hacia el lugar por donde venía una columna enemiga y comenzó a tirar.
Al final del combate, Domingos vino al puesto de mando donde estaban los cubanos, directamente a ver al médico: tenía quemada la frente, la barbilla, una oreja, un lado de la cara, las manos, los brazos y parte de los muslos. Sosa fue a verlo enseguida y le preguntó: si había sido un proyectil enemigo, y el joven le respondió sonriendo: «No, comandante, uno no; 200, tiré 200 proyectiles». El teniente coronel cubano no le creyó y mandó a otro oficial a comprobar. Efectivamente: allí estaban, junto al mortero Domingos, las 200 cajitas de los proyectiles.

¡Lume, lume con forza!

Este 23 de marzo parece interminable. A eso de las dos de la tarde comienza a llover. Los sudafricanos lo habían previsto. El cielo tremendamente encapotado es la única manera de evitar que nuestros aviones, ya dueños del cielo en esos momentos, puedan despegar desde su aeródromo de Menongue, a 200 kilómetros de Cuito. La aviación angolano-cubana ha sido una pesadilla para los racistas durante los últimos meses.
Bajo la lluvia, el médico y el político cubanos trasladan a un herido angolano; el cocinero, quien solo ha podido hacer un café bien negro, lo reparte por las trincheras, como si estuviera en las graderías del estadio Latinoamericano.
Cerca de las cuatro de la tarde vuelve a arreciar el cañoneo enemigo. Están protegiendo su retirada, pero eso no lo saben aún nuestros combatientes, quienes ante la difícil situación gritan con todas sus fuerzas: «¡Por aquí no pasan! ¡Viva Fidel! ¡Viva Neto!».
Poco a poco, se va apagando el ruido de los motores y de la artillería adversaria. Por último, solo se escuchan nuestros BM, morteros y obuses. Los angolanos golpean el suelo con un pie, mientras gritan con alegría: «¡Lume; lume con forza!» (¡Fuego, fuego con fuerza!).
Son pasadas las cinco. El panorama es indescriptible. La euforia por la victoria se apodera de los hombres de la 25 Brigada. Cubanos y angolanos se abrazan con los ojos enrojecidos por la pólvora y la emoción: «¡Los jodimos, coño; los jodimos! ¡Tuvieron que irse pa’l carajo! ¡No pasaron; no pasarán nunca...!».

Epílogo

Como resultado del combate se ocupó una cantidad considerable de armamento enemigo, en particular varios tanques sudafricanos, abandonados prácticamente intactos por sus tripulantes, quienes apenas tuvieron tiempo para agarrar lo más necesario y huir.
Una vez más fueron los cadáveres de los soldados de la UNITA los que no se pudieron recoger; uno de ellos fue destrozado por la estera de un blindado propio durante la precipitada retirada. Triste muestra de lo que apreciaban los racistas a sus aliados negros. Por nuestra parte, resultó herido un pequeño grupo de combatientes angolanos.
La victoria del día 23 fue total e indiscutible. Cuito no fue jamás tomado por el enemigo. Por su parte, nuestras tropas iniciaron el avance por el frente sudoccidental angolano, que pondría a los racistas definitivamente contra la pared. Se iniciaron entonces las negociaciones de paz. Como resultado, fue preservada hasta hoy la integridad de Angola, se obtuvo la independencia de Namibia, Mandela fue liberado y Sudáfrica desterró para siempre el apartheid.
Cuito Cuanavale, afirmó por aquellos días el líder africano Oliver Tambo: fue el Waterloo de Sudáfrica.
Esta es la historia real, como son reales los nombres de cada uno de sus protagonistas. La escuché en sus propias voces, allí y entonces.


http://www.juventudrebelde.cu/internacionales/2008-03-22/el-dia-que-cuit/




Victoria de Cuito Cuanavale cumplió sueños de Neto

Cuito Cuanavale, Angola, 22 mar.- La victoria de Cuito Cuanavale cumplió los sueños del padre de la patria angolana, Agostinho Neto, afirmó aquí el General de Cuerpo de Ejército cubano Leopoldo Cintra Frías.
El integrante del Buró Político del Partido Comunista de Cuba hizo la afirmación en la ceremonia central por el aniversario 20 de aquel suceso bélico, que cambió la historia en �frica austral, reporta un cable de PL.
Cintra Frías recordó que Neto, una década atrás, había asegurado que la liberación de Namibia, Zimbabwe y Suráfrica formaba parte de la continuidad de la lucha del pueblo angolano.
"Por su parte, el pueblo cubano, que entonces cumplió una vez más con su deber internacionalista, hoy continúa desarrollando su vocación solidaria, en las batallas por la salud y la educación de pueblos hermanos", apuntó.
"Al regresar 20 años después a este escenario, donde se libró la que se considera la mayor batalla de Angola, nuestro primer y emotivo recuerdo para todos los que cayeron", dijo.
"A quienes hoy visiten este apacible lugar -añadió- les resultará difícil imaginar la complejidad de la situación militar y el fragor de los combates de aquellos días, en los que se decidía entre el respeto a la soberanía angolana y la pretendida perpetuidad de regímenes racistas en esta parte del continente".
"Para las tropas cubanas, esta lucha se desarrolló en un escenario verdaderamente complejo, por las condiciones naturales adversas y las dificultades logísticas", señaló Cintra Frías.
Recordó que cuando en 1987 aconteció la última agresión y ocupación del territorio angolano por el ejército surafricano, el gobierno de Angola solicitó el apoyo internacionalista cubano.
Como ha explicado Fidel Castro, abundó, "en un esfuerzo titánico, pese al serio peligro de agresión que también se cernía sobre Cuba, en las proximidades de Estados Unidos, la alta dirección política y militar de la Revolución decidió resolver de una vez el problema, de conjunto con la parte angolana".
"Se produjo entonces -aseguró el jefe militar cubano- el envío desde Cuba de las tropas necesarias para infligirle, de conjunto con los angolanos, una contundente derrota a los racistas sudafricanos".
"En Cuito Cuanavale se dio muestras de la elevada capacidad y moral combativa, de la maestría militar de los jefes, oficiales y soldados" de las Fuerzas Armadas Angolanas, de las de Cuba y las tropas de la SWAPO (Organización del Pueblo de Africa Suroccidental), agregó.
Cintra Frías mencionó las verdaderas causas de que los racistas se sentaran en la mesa de conversaciones, las cuales también crearon las condiciones necesarias para exigir la paz en �frica suroccidental.
Estas fueron "la derrota militar propinada a las tropas sudafricanas en Cuito Cuanavale y el avance de las fuerzas principales en la dirección suroeste, unidos al impacto sicológico de aquellos hechos que estremecieron internamente al régimen racista de Africa del Sur", aseveró.
Ese proceso fue complejo, "pero la inteligencia y el apego a los principios y a los Acuerdos aceptados internacionalmente, con Angola y Cuba a la cabeza, obligaron al régimen racista sudafricano al acatamiento de las condiciones que garantizaran la paz justa y firme para el �frica Sudoccidental", acotó.
Expresó que "ante la concreta y clara propuesta angolano-cubana y las evasivas sudafricanas, Estados Unidos, principal socio de los agresores sudafricanos, a quienes llegó a suministrar incluso armas nucleares, se convirtió en mediador parcializado".
"No tuvo, sin embargo, otra alternativa que aceptar el encuentro entre todas las partes", agregó Cintra Frías.
"Es por ello reconocido -dijo- que la victoria de Cuito Cuanavale, a la vez que contribuyó decisivamente al respeto de la soberanía de Angola, conllevó además a la obtención de la independencia de Namibia y al derrumbe del mundialmente repudiado régimen del apartheid" en Suráfrica.

http://www.ain.cu/2008/marzo/22ascuito.htm



Otras noticias de CUBA:

- “Bush en el cielo 1�:
http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/ref-fidel/art014.html

- “Bush en el cielo 2�:

http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/ref-fidel/art015.html


- “Por qué la UNESCO no puede asociarse con Reporteros sin Fronteras�:

http://www.aporrea.org/internacionales/a53764.html

- “Para EEUU, “no hay suficientes pruebas" para extraditar a Posada Carriles�:

http://www.granma.cu/espanol/2008/marzo/vier21/13posada.html

- “La obcecada persecución contra Cuba�:

http://www.juventudrebelde.cu/opinion/2008-03-21/la-obcecada-persecucion/

- “Sed de sangre 1�:

http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/ref-fidel/art011.html

- «Sed de sangre 2»:

http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/ref-fidel/art012.html



Especiales por los Cinco Héroes:


http://www.antiterroristas.cu/index.php?tpl=./interface.sp/design/home.t

http://www.freethefive.org

http://www.granma.cubaweb.cu/miami5/index.html

http://www.thecuban5.org

http://5heroes.cujae.edu.cu

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