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Notícies :: amèrica llatina
Repercusión del Mensaje del Comandante en Jefe
20 feb 2008
Hoy, directo en la Mesa Redonda:
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Hoy, directo en la Mesa Redonda:

Repercusión del Mensaje del Comandante en Jefe

Correo: digital ARROBA jrebelde.cip.cu

20 de febrero de 2008

El sentir de nuestro pueblo revolucionario, la solidaridad de amigos de todo el mundo, el visceral odio de nuestros poderosos enemigos, serán reflejados hoy en la Mesa Redonda Informativa sobre la Repercusión del Mensaje del Comandante en Jefe, que será transmitida desde las 6:30 p.m.(hora de CUBA) por Cubavisión, el Canal Educativo, Cubavisión Internacional, Radio Rebelde y Radio Habana Cuba. Esta mesa redonda será retransmitida por el Canal Educativo al final de su programación.

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(*) Estas emisoras transmiten cotidianamente una variada programación.





Timonel de una expedición infinita

Por: Alina Perera Robbio

Correo: digital ARROBA jrebelde.cip.cu

20 de febrero de 2008


Se ha desatado la avalancha mediática con la aparición este martes del Mensaje del Comandante en Jefe. Como clonados, diversos titulares hablan del término de Fidel en el poder. Analistas se esmeran en desmenuzar y proyectar el rumbo de la sociedad cubana hacia el futuro; y se repite la idea de que el suceso es el portón que conducirá al pueblo cubano hacia una «transición democrática». Algunos afirman que solo se trata de «un cambio cosmético», el cual no entraña transformaciones sustanciales hacia el interior de la Isla.
Pasa lo de siempre: cuando algo conmueve a este pedacito del mundo, ni navegando en los océanos de internet con un trasatlántico podemos hallar fácilmente un filón cálido, una expresión familiar, una palabra que suene parecida al ritmo marcado por quienes vivimos de este lado de las aguas.
Lo que se desata con abundancia es la frialdad del extraño que nos desconoce. Es ahí donde se ensancha el misterio —arma poderosa y salvadora— de quiénes somos. Y el ajeno es más lejano: se le hace más recóndita la tranquilidad con que muchos sabemos amanecer, las emociones que no suelen ser dramáticas sino pudorosas, por aquello que tiene el cubano de ser aplomado cuando las circunstancias de la vida lo piden.
Hablo de las emociones que han sacudido la fibra de millones de nosotros al leer en silencio o en alta voz que Fidel, electo diputado al Parlamento, no aspirará ni aceptará el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe cuando en unos días llegue el momento de postular y elegir al Consejo de Estado, su Presidente, Vicepresidentes y Secretario.
Es un asunto de mucho peso, anclado a la memoria afectiva más profunda. Porque Fidel no es un presidente clásico, no es una «figura» de la que una pueda desentenderse así como así. En los de mi generación, los nacidos en la década de los 70 del siglo pasado, él se fue haciendo palpable a través de comparecencias que duraban horas, que nuestros padres escuchaban atentamente mientras nosotros jugábamos y el éter se llenaba de la voz del hombre que, según los adultos, sabía muy bien lo que hacía, tenía luz larga, conocía bien a los yanquis.
Nuestra conciencia abrió sus ojos en ese ambiente, creció y pudimos llegar a muchas verdades por nuestros propios caminos. Ahora entendemos muy bien lo que significa esa idea de Fidel en su mensaje de que «el adversario es sumamente fuerte, pero lo hemos mantenido a raya durante medio siglo». Hemos sido partícipes de esa virtud que el jefe de la Revolución ha sabido guiar muy bien. Y está claro que esa suerte no es definitiva, que dependerá de lo que sigamos haciendo en los días por venir.
Otra expresión que invita a pensar son las referencias de Fidel, en su mensaje, a una carta escrita por él en el año 2007, en la cual comparte su más profunda convicción de que «las respuestas a los problemas actuales de la sociedad cubana (...) requieren más variantes de respuesta para cada problema concreto que las contenidas en un tablero de ajedrez» por aquello de que somos un pueblo con altas posibilidades de instrucción. Igualmente me estremece el concepto según el cual «organizar y dirigir una revolución» es un «complejo y casi inaccesible arte».
Todo esto significa que quienes hemos preferido una sociedad donde prime la inteligencia y no la barbarie, la destrucción; quienes deseamos construir y por eso nos llenamos muchas veces de paciencia y cautela, debemos —de una vez y por todas— afinar la puntería, brillar como el sol dondequiera que estemos, ser eficientes en eso de zafar los nudos que atoran nuestra creatividad, imaginación, laboriosidad, capacidad de asombro, entrega, valentía y hondura.
«Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso», ha dicho Fidel en su mensaje. Su excepcional experiencia seguirá siendo clave en este camino tan difícil que es hacer posible la Revolución en pos del ser humano. Será un privilegio poder seguir contando con el pensamiento de tan especial compañero de luchas. Y será una gran responsabilidad de todos, especialmente de quienes deben tomar decisiones, que ideas oportunas, de largo alcance, no caigan en saco roto.
En esas disposiciones siempre estaremos acompañados por las cualidades de ese timonel que nos conduce a una expedición infinita.


http://www.juventudrebelde.cu/opinion/2008-02-20/timonel-de-una-expedici





Herencia viva

Por: Luis Sexto

Correo: digital ARROBA jrebelde.cip.cu

20 de febrero de 2008

Puesto a comentar el suceso más impactante e interesante de este momento en Cuba, al periodista le sobran los asideros, aunque a veces la abundancia implica dificultad en la selección. En qué aspecto he de detenerme. Con qué órgano primordial he de escribir: ¿el cerebro, el corazón? ¿Racional o emotivamente? Esas son ahora mis preguntas ante el Mensaje de Fidel a sus compatriotas. Y no puedo dejar de admitir que lo que más exactamente se empalmaría con mi óptica habitual y con la historia de mi pueblo, sería empezar hablando de que he tenido el privilegio de estarprivilegio, y en mi tierra, durante los acontecimientos donde Fidel ha actuado protagónicamente. Aun recuerdo el 26 de julio de 1953. Mis ocho años no alcanzaban a entender la noticia principal de aquel día; sin embargo, aún recuerdo a papá comentar en casa: Fidel Castro atacó el Cuartel Moncada. Y lo dijo de modo que el niño pudo intuir que aquello era algo grande.
Con el tiempo supe que había sido algo grande, tan grande que transformó mi vida y enrumbó mis decisiones, y he permanecido, a pesar de momentáneos desalientos e incomprensiones, formando parte anónima, pero activa en la Revolución que Fidel encabezó y ha mantenido lúcidamente frente a obstáculos que a alguien menos audaz, menos optimista, menos dotado intelectual, ética y políticamente le hubiesen parecido insuperables.
Tengo, pues, junto con cientos de miles de cubanos el privilegio de haber estado cerca de Fidel desde los inicios. A veces como testigo anónimo. Otras, como participante sumado en la caravana incontable de los patriotas y revolucionarios. Algunas veces, muy próximo al líder de la Revolución como periodista, oyéndolo, o anotando y luego escribiendo sobre alguno de sus viajes de Jefe de Estado a ciertas cumbres presidenciales y registrando la solidaridad, la simpatía y la devoción que su crédito y su historia suscitaban en calles y plazas de nuestro continente.
Todo ello el periodista lo atesora. Y agradece a la vida haber estado sumado como un grano de arena o de maíz a la gloria de Fidel y el pueblo. Ahora he presenciado otro de sus gestos. No será el último. Pero puedo decir que en ese mensaje donde declina firmemente que lo propongan y elijan el próximo 24 de febrero como Presidente del Consejo de Estado, sigue la misma línea que lo convirtió en ese líder político que solo admite, para cuantos lo quieren, un apelativo suficiente a sintetizarlo como suma de patriotismo: Fidel.
Objetivamente hablando, el caudal de la herencia revolucionaria cubana se ha nutrido con el Mensaje. Fidel ha dado un ejemplo supremo de abnegación: ha declinado la primera línea que nadie le niega o regatea. A mi parecer, ha valorado realistamente su situación; ha reconocido las dificultades que su convalescencia impone al ejercicio de la jefatura del Estado, y cede el espacio, porque como él lo ha reconocido de palabra y obra, el poder para él ha sido siempre una oportunidad de servir a su pueblo. Convirtió a la patria, como estableció Martí, en el ara del sacrificio y no en el pedestal de la gloria vanidosa del mediocre que, en vez de servir, se sirve.
Fidel no ignora la situación del país. Fue el primero en advertir el 17 de noviembre de 2005, el peligro que se cernía sobre la Revolución. Cuánto debe haberle costado decir que la obra que a tanto costo humano y material se levantó, podría desaparecer por la acción de nuestros errores. Era también consecuente con aquella premisa que cinco años antes de ese día había expuesto como un rasgo definitorio del concepto de Revolución: cambiar todo lo que tenga que ser cambiado.
¿Cambiar? Cambiar según la herencia viva de Fidel es mejorar. Es modificar cuanto estorba, limpiar cuanto está sucio, ampliar cuanto se ha estrechado. A ello, él también nos orienta, con la cautela preclara que nunca concedió a los enemigos de la Revolución y la independencia, una grieta por donde pudieran infiltrar sus caballos de Troya. Pone en nuestras manos la obra de mejoramiento. Y pone, sobre todo, este nuevo acto de entrega, de ofrenda a la causa nacional, como una lección obligatoria que ha de nutrir nuestros actos y decisiones.
Debemos crecer, aproximarnos a su estatura. Porque Fidel no ha «caído», como gritan algunos por los acomodados magnavoces del extranjero. Fidel no ha «caído», señores del más allá; Fidel se ha alzado sobre cualquier limitación humana. Y sigue siendo, simplemente, Fidel.

http://www.juventudrebelde.cu/opinion/2008-02-20/herencia-viva





A su arsenal de ideas acudiremos siempre

LÃ?ZARO BARREDO MEDINA

Pocas veces se ha visto en este mundo tanta altura ética y transparencia política como las que acaba de demostrar el Comandante en Jefe en su Mensaje, y lo ha hecho con la verticalidad de siempre, o como lo calificó hace muchos años un destacado combatiente: "En verdad que Fidel hasta en política es un caballero".
Muchos suponíamos que esa decisión de comunicarnos que no aspiraría ni aceptaría el cargo de Presidente del Consejo de Estado era el previo anuncio que estaba siendo fijado en aquel pequeño párrafo contenido dentro del profundo análisis político, económico y militar de Estados Unidos que hizo en las Reflexiones del pasado viernes 15 de febrero.
Y no por esperada, la comunicación del Jefe de la Revolución ha dejado de impactarnos profundamente, no solo por su decisión, sino por el espíritu de combate con que lo ha hecho, el desprendimiento y el llamado a meditar sobre la trascendencia de la responsabilidad que nos compete a todos en la lucha por mantener en alto las banderas de la independencia y el socialismo.
Fidel no ha renunciado, no se ha despedido de nosotros, sino que por sus limitaciones físicas nos ha comunicado una decisión que ha meditado mucho: "Deseo solo combatir como un soldado de las ideas". Es la consecuencia de lo que nos ha dicho siempre y de lo que proclama ahora con su ejemplo, de que un comunista tiene que dedicar el ciento por ciento de sus energías, de su trabajo, de su vida, a los empeños revolucionarios.
Lejos de abatirnos, debemos apoyar su decisión y asumir el reto con firmeza y disposición de hacer mucho mejor las cosas para lograr la invulnerabilidad total de nuestra Patria como una y otra vez nos ha pedido en estos últimos años.
Los enemigos de la Revolución, junto a una grosera manipulación de no pocos medios de prensa, se han desgañitado en las últimas horas en el vano intento de hacer pasar sus anhelos por realidad y algún que otro trasnochado ha pedido transiciones, como si Cuba no hubiera hecho su profunda y total transformación desde el 1ro de Enero de 1959, y otros alucinados hasta levantamientos armados. En su mediocridad, no comprenden que en Cuba no habrá nunca más Pacto del Zanjón, sino un Baraguá permanente y un Grito de Baire inclaudicable, aquí no volverá el caudillismo, sino se mantendrá la unidad y el consenso en torno al Partido como forja indestructible de la nación cubana.
En este mundo donde la política es una caricatura, no pueden entender que esta Revolución en su pensamiento y en su acción es un proceso de continuidad y que el compañero Fidel seguirá siendo el líder de la Revolución de hoy y de mañana, a cuyas ideas tendremos que acudir siempre; no pueden entender que Fidel ha logrado trascender la vida política para insertarse como algo íntimo en la vida familiar de la inmensa mayoría de los cubanos.
Seguiremos esperando las "Reflexiones del compañero Fidel" que será un poderoso arsenal de ideas, de orientación, de educación, y lo haremos con el orgullo que hoy nos acompaña al ver que hasta el último aliento tenemos un Comandante que le ronca, o como dijo emocionado un viejo obrero en uno de los Congresos del Partido, dicho a viva voz y con todo sentimiento y que en este momento es patrimonio de todos los revolucionarios: "la Patria contempla orgullosa, una vez más, a nuestro Jefe, Fidel".

http://www.granma.cubaweb.cu/2008/02/20/nacional/artic01.html





Ver también:

http://www.cubasocialista.cu/texto/0000884595fidel.html (Mensaje del Comandante en Jefe)

http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/reflexiones/esp-007.html (Otras Reflexiones de Fidel, en varios idiomas)

http://www.antiterroristas.cu

http://www.freethefive.org
fidel-g.jpg

This work is in the public domain

Comentaris

Re: Repercusión del Mensaje del Comandante en Jefe
21 feb 2008
¡Qué gran hombre! toda su vida ha sido dignidad y valentía.
Ningun Imperio pudo contra él y ahora se retira con su inteligencia intacta y la admiración de millones de personas que le queremos y respetamos.
¡Venceremos!
Sindicato Sindicat