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auschwitz sigue ahi
05 feb 2008
Auschwitz sigue ahí.


por Andrea Benites-Dumont


In memoriam Nicolás Cachinesky (Tío Hilito)

A una hora y media de Cracovia, en el pueblo Oswieçim, al que las tropas nazis re-nombraron Auschwitz, después de atravesar los bosques que describe Primo Levy, Yo atravesé estos campos invernales Yo recorrí estos campos como un ser a la deriva, como una persona desesperada y perdida, en busca de un baricentro, de cualquiera que fuera capaz de acogerme. Era verdaderamente la desolación hecha paisaje; después de intentar esquivar la burla siniestra de "el trabajo hace libre� (Arbeit macht frei), Auschwitz sigue ahí.

Espectralmente desnudo, Auschwitz sigue ahí.

Casi terminando 1939, con el objeto de descongestionar las cárceles de Silesia y para poder incorporar nuevos contingentes de presos, el Alto Mando de la SS y la Policía de Wroclaw (Breslau) ocuparon un cuartel abandonado por el ejército polaco, alejado de cascos urbanos, con mucho terreno para futuras ampliaciones, era además un punto de gran importancia en la red ferroviaria.
En abril de 1940 se ordenó la creación del campo de concentración de prisioneros, su primer comandante fue Rudolf Höss y los inaugurales presos fueron polacos, destinados a trabajar en las obras de construcción y extensión. De los 20 edificios, 14 tenían una sola planta y los 6 restantes, dos; y a todos se les añadió un piso y se construyeron 8 nuevas edificaciones. En 1942 en los 28 pabellones había entre 13.000 y 16.000 prisioneros.
Los presos eran instalados también en sótanos y desvanes. Con el aumento del número de presos también lo hacía la extensión territorial del campo. Es probable que Auschwitz haya sido el mayor centro de genocidio nazi: cerca de un millón y medio de personas asesinadas.

Espectral y desnudo. Tal vez estos cuervos que picotean en este recién comenzado 2008, estén emparentados con aquellos que Víktor Frankl observaba desde alguno de estos barracones, que sólo quedan habitados por la soledad y el frío que deja tanto quebranto e indignación. A pesar de las manipulaciones de los estados comprometidos, sorteando las maniobras políticas, Auschwitz sigue ahí.

Los campos de Oswieçim (KL KonzentrationsLager -Auschwitz I) y en Brzezinka (KL Auschwitz-Birkenau) se mantienen como museo, descarnado, desguarnecido, estacionado en el tiempo del espanto.

El campo base era KL-Auschwitz (stammlager). En 1941 se comenzó la construcción de un segundo campo, Auschwitz-Birkenau, a 3 kilómetros del primero. Durante los años 1942 y 1944, se creó una red de campos subordinados, y se ubicaron cercanos a las grandes fábricas y minas, para aprovechar la mano de obra esclava de los prisioneros.
Trajeron prisioneros de todas las zonas y países ocupados.

En Auschwitz-Birkenau se mantienen los restos de cuatro crematorios, de cámaras de gas y de piras, la plataforma ferroviaria donde se realizaba la selección de los deportados, y un estanque donde iban las cenizas humanas que luego eran vendidas para abono para los campos, o drenaje de pantanos o simplemente eran vertidas en los ríos o estanques de las cercanías. En Oswieçim (KL-Auschwitz I), se conserva el “bloque de la muerte�.
Permanecen aún barracas donde vivían los reclusos, las puertas principales, torres de vigilancia y la alambrada.

Algunas de las instalaciones destruidas por los SS, (Schutzstaffel: Escuadrones de Protección) fueron reconstruidas con elementos originales, tal como el horno crematorio I, que fue apresuradamente desmontado como otros componentes con el objeto de borrar las huellas incriminatorias; pero se reconstruyó, como también el paredón de las ejecuciones y la tarima de la horca colectiva donde se realizaba en recuento en las formaciones de los prisioneros.

A diario los presos atravesaban el portón coronado, “el trabajo hace libre�, y en una pequeña plaza con una tarima que se conserva, la orquesta del campo era obligada a tocar marchas para agilizar los movimientos de de los presos.

Desde distintas salas se inicia un recorrer desde el silencio, no para acercarse a los testigos, vestigios y testimonios, no. El conjunto viene a asomarse a la capacidad de espanto que tenemos.

Al iniciar esta suerte de antiguo y obligado abrazo, una urna contiene parte de las cenizas recogidas en el campo. En la sala contigua, está la documentación con las causas de defunción con intervalos de 5 y 10 minutos… En cinco meses murieron 8.320 personas en las cámaras de gas. Los libros de registros fueron incautados y escondidos por los prisioneros. En ellos hay 21.000 nombres de gitanos, pero ciertamente que Auschwitz estaba destinado casi en exclusiva a presos judíos europeos.

Entre estaciones y en invierno un olor se esparce por el aire: el olor ácido del carbón. Pero para nosotros, o el menos para mí, es el olor del Lager. (Primo Levy)

Las personas traídas a Auschwitz llegaban convencidos que iban a ser trasladados a granjas en Europa del este, por lo que los deportados traían consigo los objetos más valiosos. Después de un viaje de 7 a 10 o más días, en trenes de carga precintados (Primo Levy) al abrir las puertas, caían en el terraplén donde los médicos de las SS hacían una selección de los que eran útiles para trabajar y los que iban directamente a las cámaras de gas. En esta sala está el mapa marcado en rojo los puntos donde se cometían los crímenes masivos.

En la sala siguiente hay una maqueta de la cámara de gas y el crematorio, fotos de personas que entran en los vestuarios convencidas que iban a una ducha; otra sala subterránea imitaba un cuarto de baño con las duchas en el techo de las que nunca salía agua. Después de cerrar herméticamente la puerta, los SS echaban por los agujeros del techo el gas ZYKLON B,(1) la gente moría en 15 o 20 minutos, luego los cuerpos eran despojados de dientes, de joyas, les cortaban el pelo y eran transportados a los hornos crematorios.
Cuando el Ejército Rojo liberó Auschwitz, (el Ejército Rojo que no los aliados) encontraron miles de kilos de cabellos humanos, casi 7.000, que las autoridades no llegaron a vender como lo hacían para la producción de telas de crin. Los dientes de oro eran fundidos en lingotes. Todos los bienes de los deportados eran clasificados, almacenados, y enviados al III Reich, para las necesidades de las SS.

Los SS de la guarnición se confundían con los cuervos que allí pululaban.

El día antes de abandonar el campo, los SS prendieron fuego a 30 barracones.

Pero ahí siguen montañas de gafas, de zapatos, de cepillos, de brochas, montañas de valijas. Talit (mantos para orar); zapatos, prótesis, ropa de niños, y las fotos, rostros que miran la luz con desconcierto y perplejidad.

En 1943 se empezó a tatuar en los antebrazos de los prisioneros los números de registro. Auschwitz fue el único campo donde se empleaba el tatuaje. En una vitrina están lo uniformes con los distintivos, tristes pijamas grises de arpillera con una absurda clasificación: triángulos rojos; presos políticos, estrella de David amarilla: judíos; triángulo negro; gitanos y prisioneros a-sociales; triángulo morado: testigos de Jehová; triángulo rosa: homosexuales, y triángulo verde: “criminales� (¿?)

La mano de obra era utilizada en la construcción de nuevos bloques, carreteras y desaguaderos. Se recuperaron cuadros hechos por los prisioneros que dan testimonio de diversas situaciones de la vida en el campo de concentración.
Los niños recibían el mismo trato que los adultos y los seleccionados para permanecer en el campo eran registrados como presos políticos. Los mellizos eran separados para los experimentos genéticos de Joseph Menguele.

En los camastros solían dormir dos o más presos. El hospital era una antesala funesta, y los médicos Carl Clauberg y Horst Schumann llevaban a cabo ensayos de técnicas de esterilización. Los pabellones 10 y 11 tenían las ventanas tapiadas para ocultar el paredón de las ejecuciones. Estaban además las celdas para interrogatorios y una destinada a los presos condenados a morir de hambre.

En las paredes están las inscripciones… vaya a saberse con qué magia se escribieron…

El crematorio está situado fuera de la alambrada principal del campo. En el crematorio se quemaba cerca de 350 cuerpos diarios; la empresa Topf und Sóhne de Erfurt construyó los hornos(2) Delante de la entrada en el lugar donde estaba antes la oficina de la GESTAPO (Geheime Staatspolizei: policía secreta del estado) se encuentra el patíbulo de la horca en la que fue ejecutado el primer comandante de Auschwitz, Rudolf Höss (3) el 16 de abril de 1947.

En Auschwitz-Birkenau el suelo de los barracones era de tierra apisonada, se convertía en un barro permanente. Las reclusas dormían en camastros de 3 niveles cubiertas con pajas, 1.000 presos por barracón, 300 barracones. En los suelos se construyeron tiros de chimeneas para calentar el interior con el humo que pasaba por ellos; aún hoy subsisten las marcas de las manos sucias, de las palmas heladas en los 45 de ladrillo y 22 de madera que quedan intactos. Había cuatro crematorios con cámaras de gas.

En agosto de 1945, se calcula que sólo en Auschwitz-Birkenau había 100.000 hombres y mujeres.

Se mantienen aún torretas de centinelas, la torre de mandos desde donde se divisa el conjunto de instalaciones, frente a ella la plataforma de descarga donde llegaban la mayoría de los trenes; vías de trenes que no iban a ninguna parte.

Y tal como en otros sitios hay unas flores temerosas y unas respetuosas piedritas.
El silencio lo ocupa todo, y, deja inerme.

Pero en ese monstruoso conjunto de muerte, también hubo resistencia, desde la ayuda mutua a la actividad clandestina que los prisioneros desarrollaban contra las SS. El tener contactos con la población civil de los alrededores hacía posible introducir clandestinamente paquetes de medicinas y alimentos y a su vez se informaba sobre los crímenes que se perpetraban. Los envíos eran escondidos en diferentes objetos especialmente preparados para ello; la correspondencia entre el campo y la resistencia estaba en clave. (4). Otra de las tareas de la resistencia organizada dentro del Lager era la realización de fotografías.

El 7 de octubre de 1944 el crematorio número IV fue parcialmente destruido en la sublevación organizada por prisioneros judíos. Los presos de dos Comandos Especiales de los crematorios (más de 400 judíos principalmente húngaros y griegos) volaron el Crematorio y atacaron a los vigilantes de las SS, con granadas fabricadas por ellos mismos, e intentaron huir; murieron 451 prisioneros, 3 SS y se fugaron 802 reclusos. El crematorio quedó inutilizable. Todo comenzó cuando un grupo de jóvenes mujeres judías, que realizaban trabajos forzados en la fábrica de municiones "Uniónworke" en Auschwitz, lograron suministrar clandestinamente, durante medio año y bajo condiciones muy difíciles, pólvora a la organización de la resistencia. La pólvora era entregada a un miembro de la resistencia que trabajaba en el almacén de ropas, que a su vez la pasaba al "Comando Especial". Con esa pólvora los presos del Comando Especial llevaron a cabo la revuelta. Tras exhaustivas investigaciones, la Sección Política del campo de Auschwitz descubrió que la pólvora procedía de la fábrica Unión. Las cuatro mujeres involucradas, Ala Gertner, Roza Robota, Regina Safirsztajn y Estucia Wajcblum, fueron ahorcadas el 6 de enero de 1945, tres semanas antes de la liberación del campo de Auschwitz. Estos fueron los últimos ahorcamientos llevados a cabo antes de la liberación por los soldados del Ejército soviético.

En algún punto del horizonte las miradas de los antiguos pobladores, se cruzan con las conciencias desnudadas de los ojos que hoy lo miran.

Auschwitz a pesar de ser la representación de la barbarie del siglo XX, ha salido del nazismo y se ha reencontrado en otros genocidios, que sin su dimensión brutal, han repetido pautas similares: planificación del terrorismo de Estado, exterminio de grupos, legitimación social a través de los aparatos estatales… pero junto a los edificios descarnados o adornados, detrás del silencio y la suspensión de vida, emergen los sobrevivientes armados de memoria, para que no sea tan insoportable la herida, y sólo sea la desolación del paisaje de los bosques invernales, la que encuentre Primo Levy.


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Notas

(1) La empresa Degesch productora del gas, entre 1941 y 1944 ganó 300.000 marcos por la venta de producto, entre 1942 y 1943 se gastaron 20.000 kilos de este gas, según Höss se necesitan de 5 a 7 kilos para matar a 1.500 a 2.000 personas, además de las latas, y los cristales del gas que parecen chicles, están los documentos de recogida del gas. En la actualidad dicha empresa sigue operando. Die Hoch- + Tiefbau AG wurde 1943 gegründet “Detia Degesch GmbH, una empresa del Grupo Detia Freyberg, se ha especializado en el desarrollo, la fabricación y distribución de productos plaguicidas con el fin de proteger las provisiones almacenadas y en el campo de insecticidas domésticos, disponiendo de una oferta de soluciones inteligentes. Detia Degesch GmbH como empresa familiar que es, tiene una antigua tradición de más de 175 años. A nivel mundial, Degesch produce en cinco fábricas (Chile, México, Sudáfrica, EE.UU. y la República Federal de Alemania) y exporta a más de 120 países�.

(2) La empresa Topf und Söhne (Topf e hijos) quedó dividida después de la guerra; la parte de la empresa que quedó en zona occidental aún existe, continúa haciendo hornos y equipos de calefacción, bajo otro nombre comercial.

(3) Rudolf Höss fue su director hasta el verano de 1943, le reemplazó Arthur Liebehenschel y posteriormente Richard Baer. Höss fue capturado y juzgado en el Proceso de Nüremberg, y condenado a muerte por ahorcamiento en 1947 delante del crematorio de Auschwitz I. Liebenschel fue juzgado también por un tribunal polaco y ejecutado en 1948. Baer logró evadirse y vivir con otra identidad en Baviera hasta que fue reconocido y arrestado; murió antes del juicio en 1960.

(4) Una de las personas de la resistencia polaca y la única conocida que se haya internado voluntariamente en el campo de concentración de Auschwitz fue Witold Pilecki, (1901-1948) soldado de Armia Krajowa (organización de resistencia polaca a la ocupación nazi) quien participó activamente en el movimiento clandestino que funcionaba dentro del campo, enviando mensajes al exterior, escapó en 1943 y participó en levantamiento de Varsovia. Fue ejecutado en 1948 por las autoridades polacas. .
Mira també:
http://www.nodo50.org/codoacodo

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Comentaris


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Meteros vuestra Hipóteca por el holocausto
05 feb 2008
Auschwitz-Birkenau

El varias veces aludido Instituto de Historia Contemporanea. más de la mitad de cuyos miembros son judíos. pese a que se vio forzado a admitir que las cámaras de gas nunca funcionaron en el territorio del Reich. preciso que «las exterminaciones masivas de judíos empezaron en 1942. en algunos lugares de Polonia, pero, en ningún caso, en territorio aleman».

En ningún caso en territorio alemán, dice el Instituto Este Instituto sabe hacer bien las cosas. Excepto para Juan Pueblo, que engullira ingenuamente cualquier cosa que le repita suficientemente la Radio, la Prensa o la Televisión al servicio de los poderes politicos establecidos, resulta evidente que la historia de las cámaras de gas es insostenible. En cuanto a los crematorios, todos los testimonios de primera mano han afirmado que se utilizaban para incinerar los cadáveres de los numerosos fallecidos a causa de las epidemias, la inanicion y los bombardeos. Entonces, los resistencialistas de Munich sitúan las «cámaras de gas» en Auschwitz, en la actual Polonia boichevizada, donde las autoridades locales no permiten ninguna encuesta histórica seria, y el historiador se vé obligado a creer en el testimonio de las honorables autoridades comunistas polacas bajo palabra de honor. (sic)

Esos «lugares de la Polonia ocupada» citados por el muy oficioso Instituto de Munich son: Chelmno, Belzec, Maidanek, Seibidor, Treblinka, Stutthof y Auschwitz-Birkenau. Por lo que se refiere a los seis primeros, la existencia y funcionamiento de las «camaras de gas» no ha sido atestiguada más que por el llamado «Documento Gerstein», del que más adelante hablaremos, y que presentó tal número de falsedades y exageraciones que el propio Tribunal de Nurenberg lo rechazó. Queda, pues, Auschwitz-Birkenau, el mayor de los campos de concentración nazis, ubicado en Polonia, y donde se han «colocado» como último refugio, las exterminaciones masivas, mediante las «cámaras de gas», de los judíos.

Antes de seguir adelante, queremos llamar la atención sobre una coincidencia fantástica. Los alemanes tenían, aproximadamente, medio centenar de campos de detenidos, aunque sólo 30 merecieran el pomposo titulo de campo de concentración. De estos 30, y tras haberse asegurado inicialmente que todos poseían sus cámaras de gas, luego, al irse demostrando que tal aseveración era falsa, se aseguró muy seriamente que sólo poseian tal tipo de instalación 7 campos, situados en Polonia, es decir, en territorio ocupado por el Ejército Rojo. Auschwitz, concretamente, en la Alta Silesia, era etnicamente territorio alemán y fué reincorporado al Reich en 1939, al hundirse Polonia. Evidentemente, era posible al menos, era matemáticamente posible que los nazis instalaran cámaras de gas en 7 de sus 30 campos de concentración, y que estos 7 campos de. concentración, provistos de cámaras de gas fueran los que cayeran en manos de los soviéticos, mientras que los otros 23 desprovistos de cámaras de gas tal como seadmitió oficialmente nueve años después cayeran en manos de americanos e ingleses. Esto es matemática. mente posible. Como es posible que arrojemos 30 monedas al aire; 23 blancas y 7 negras; y que al caer sobre el tapete las 23 blancas salgan cara y las siete negras salgan cruz. Es el mismo caso. La posibilidad matemática de que esto ocurra es, exactamente, igual al cociente del factorial 23 dividido por el factorial 30, es decir, que hay una posibilidad contra 2.035.800. (Una contra dos millones, treinta y cinco mil ochocientas).

No cabe duda. La posiblidad existe. Algo remota, esto parece innegable. pero existe. Tras haberse afirmado que en Dachau, Belsen, Buchenwald, Dora, y demás campos ocupados por los occidentales hubieron cámaras de gas, la investigación histórica, dirigida por los ocupantes o por entidades contando con su placet, ha debido admitir, bien a regañadientes, que en tales campos no hubieron o, más exactamente, no llegaron a funcionar pues alguien las construyó después del final de la guerra las fatidicas cámaras de gas. Como en los paises «socialistas» la investigación historica no ha podido llevarse a cabo por haber opuesto una rotunda negativa las autoridades polaco-soviéticas, se ha admitido, oficialmente, que en los 7 campos precitados si hubieron «cámaras de gas», aduciéndose, como prueba, la palabra de honor del Gobierno Polaco. Delicioso. Resulta refrescante, en este mundo materializado, comprobar con qué rara unanimidad se acepta, como prueba incontrovertible, sólido como la roca de Jehová en el Monte Sinai, la palabra de honor de un Gobierno, que ignora, sin duda, lo que se llama «razón de Estado» que tantas mentirijillas diplomáticas ha alumbrado.

Sin ocurrirsenos, ni por asomo, poner en duda la palabra del honorable Gomulka, nos permitiremos recordar que, hasta ahora, nunca la palabra de honor de un gobierno, y menos aún, de un gobierno interesado, se ha consideado irrefutable prueba histórica. Por consiguiente, vamos a estudiar, con cierto detenimiento, el caso de Auschwitz.

La revista australiana «Perseverance» (65) publicó la siguiente gacetilla que reproducimos in extenso por considerarla de gran interés:

«Día tras día siguen comentándose las supuestas atrocidades nazis y la gente sigue creyéndolas sin pararse a pensar si tales y tantos crímenes son lógica y matemáticamente posibles. Klaus Losch, se paró a pensar en que todo esto fuera falso y a través de todos los datos que pudo recoger, ha reconstruido este estudio, basándose, además, en la capacidad de trabajo de un moderno horno crematorio existente actualmente en la ciudad alemana en que vive, Bocholt.

«Se ha dicho en la mayoría de los reportajes, que sólo en Auschwitz murieron unos tres millones de seres humanos. Pues bien: teniendo en cuenta que el campo de Auschwitz operó durantes cuatro años, para conseguir llegar a la cifra de tres millones de asesinados, debieron ser incineradas 750.000 personas por año, lo que quiere decir 62.500 cada mes, o sea, 2.083 cada día. De acuerdo con posteriores declaraciones hechas por los propios testimonios de cargo y admitidas por el Tribunal de Frankfurt que juzgó a los guardianes del campo de Auschwitz, estos crímenes se efectuaban por la noche, para guardar el secreto. (66)

Por lo tanto, los 2.083 individuos debían ser asesinados y quemados en las doce horas nocturnas, operación que debió repetirse durante 1460 días (los cuatro años de servicio).

«Segun se afirmó, los restos de las victimas fueron enterrados. El peso de la tierra o arena, es un 40 por ciento mayor que el del cuerpo humano; si consideramos un peso de 120 libras (unos 60 kg) de peso por cuerpo humano, eso significa 168 libras de tierra, o sea que cada día se debieron quemar 124 toneladas de carne humana, lo que corresponde a 174 toneladas de tierra que se ha debido remover para enterrarlos. En esos cuatro años 254.000 toneladas de tierra debieron ser removidas y puestas en algún sitio. Al final de la guerra debería existir un muro de tierra alrededor de Auschwitz de 18 pies, es decir, de cinco metros y medio de altura. ¿Dónde está?.

«Se ha dicho que los cuerpos fueron quemados, pero esto es totalmente imposible. Las siguientes cifras se basan en datos obtenidos en el. actual crematorio de Dortmund. Consideremos que en la guerra usaban carbón en vez de gas, como en los modernos crematorios de hoy en día. La incineración de un cuerpo humano de peso mediano necesita hoy día 30 metros cúbico; de gas, y una densidad de calor que requiere 325 kilos de carbón. Para incinerar 2.083 cuerpos diarios son necesarios 60.490 metros cúbicos de gas, o 677 toneladas de carbón por día; 677 toneladas de un material tan vital en periodo de guerra, y durante cuatro años. Es imposible que usaran tal cantidad considerando la crítica situación militar de aquellos días. «Veamos otro cálculo más. Hoy día los modernos hornos necesitan de dos horas y media para quemar un cuerpo. Aún pretendiendo que existieran cien instalaciones de hornos en Auschwitz, serían necesarios .15 años ¡quince años! para quemar tres millones de cuerpos, en 12 horas diarías. El campo sólo operó durante cuatro años.

«Las cenizas de un cuerpo pesan aproximadamente dos kilos y medio. Tres millones de cuerpos producirían 7.500 toneladas de cenizas. Dada la escasa densidad de la ceniza, se hubieran producido gigantescas montañas de ceniza. ¿Dónde están? ¿Qué fué de ellas?»


El Doctor Scheidl, alemán aunque no nazi, y ex-internado en Auschwitz, escribe:

«Después de la guerra, Auschwitz fué herméticamente cerrado al exterior. Nadie pudo visitarlo. Desapareció totalmente tras el Telón de Acero. Cuando se volvió a abrir, dijeron que los alemanes habían volado las cámaras de gas, y al mismo tiempo los hórnos fueron expuestos a la vista del público. Ese hecho, por si mismo, demuestra la mentira. Según los planos (sin duda, falsos, pero admitidos como verdaderos por el Tribunal de Frankfurt) las cámaras de gas debieron estar en el sótano, y los hornos encima. En.esto han coincidido todos los testigos de cargo. Ahora bien: ¿Cómo se las arreglaron los alemanes para volar el sótano y dejar intacta la parte superior? Esto es física y técnicamente imposible». (67)

Como este es el último campo de concentración en el cual pueden dar al fraude de los Seis Millones una cierta plausibilidad, los sionistas se aferran con psicopático frenesí a las absurdas cifras de Auschwitz. La última demostración la ha proporcionado Simon Wiesenthal, el auto-nombrado perro sabueso que persigue a supuestos responsables nazis de crimenes contra los judíos. En marzo de 1973, la revista alemana «Deutsche Buerger Initiative», de Frankfurt, publicó un panfleto, editado por el Doctor Manfred Roeder, Fiscal del Tribunal de Hesse, titulado «Die Auschwitz Luege» (La Mentira de Auschwitz). El Doctor Roeder cita una frase del conocido abogado judío, Benedikt Kautsky, internado en Auschwitz durante tres años, quien manifestó:

«Estuve en los mayores campos de concentración de Alemania, incluso en Auschwitz. Pero debo testificar, en verdad, que en ningún campo vi, jamás, una cámara de gas». (68)

El panfleto editado por Roeder contiene las manifestaciones de un testigo ocular, Thies Christophersen, que estuvo un año en Auschwitz. A pesar de que el panfleto es una serena y ponderada refutación de la cifra de los Seis Millones en general, y de los tres o cuatro millones atribuidos a Auschwitz en particular, Simon Wiesenthal tuvo la osadía de exigir al Gobierno de Alemania Occidental que retirara de la circulación el folleto, como insultante a la memoria de los Seis Millones de judíos gaseados por los nazis. Naturalmente el aterrorizado Gobierno de Bonn cedió a las exigencias de Wiesentahl, sujeto, que, incidentalmente, se pasea por medio mundo tomándose «su» justicia por su mano raptando y asesinando, sin que ningún gobierno se atreva a aplicarle la ley.

Hace muchos años, cuando las escuelas proporcionaban educación, además de enseñanza, nuestros libros contaban la historia del mentiroso que se da cuenta de que un cierto número de mentiras son necesarias para «demostrar» su primera mentira. Este simple ejemplo forma la base de la afirmación judía de ser un pueblo perseguido, y la primera mentira sobre campos de exterminio ha debido, forzosamente, tener una secuencia de mayores y mejores mentiras. Una gran mentira tiene infinitamente más éxito que una mentira pequeña. El asesinato de seis judíos podría ser facilmente examinado y demostrarse que es falso; pero seis millones de asesinatos son demasiados para ser fácil y rápidamente sometidos a un examen critico. En el Proceso de dejadas de lado. En ningún tribunal del mundo al menos, en ningún tribunal de un Frankfurt contra los guardianes del campo de Auschwitz, todas las reglas de la jurisprudencia han sido país civilizado un reo sera acusado de haber cometido un número vago e indeterminado de asesinatos. Pero en Frankfurt se acusó a los guardianes de haber dado muerte... «de dós y medio a cuatro millones de personas». Las cifras ya no significan nada... En ningún tribunal civilizado se presumirá culpable al acusado mientras no se haya ronunciado un sentencia. Cualquier periodista que presuma la culpabilidad del acusado será castigado con presidio por ultraje al Tribunal y el proceso será suspendido. En Frankfurt, todo era al revés. Allí, los periódicos y otros rganos de «desinformación» pública desataron una campaña de fal sedades e injurias contra los acusados antes del juicio, durante el juicio y después del juicio. Cuando un fontanero del campo de Auschwitz fué absuelto, se organizó una campaña de prensa poniendo en duda la honorabilidad de los jueces. Un cambio notable en la parodia jurídica de Frankfurt fué la sustitución del jurado ¡una institución tan democrática! por una serie de jueces, cuidadosamente nombrados a dedo. De este modo se evitaba que el sorteo designara a un jurado de mentalidad independiente que fuera capaz de dar un veredicto no acorde con lo que se había prejuzgado.

Los procesos de Frankfurt intentaron y en muchos caso lograron sobrepasar en pintoresquismo los procesos de Nurenberg. Omitiremos las referencias a un montón de cosas que se admitieron como evidentes, tales como la quema de bebés judíos en gigantescas piras, el asesinato de unos judíos por un SS provisto de una metralleta, porque los judíos en cuestión discutían acalorada mente y no le dejaban dormir, etc., etc. Un chico judío contó una escena tan horripilante, que él mismo se puso a llorar. Los periodistas lloraron. Los jueces lloraron. El Jurado en pleno lloró. Y al día siguiente el juez debió guardar cama, por sentirse indispuesto tras el drama que había escuchado el día anterior. Incidentalmente, el chico promotor de tan lacrimógena orgía, tenía 17 años, y recordemos que los juicios de Frankfurt se celebraron en marzo de 1964, veinte años después del drama. Claro que el chico contaba una historia que a su vez le había contado alguien. (69)

Una testigo judía que lucía unas antiparras respetables y que declaró que no pudo divisar las atrocidades de Auschwitz demasiado claramente debido a la debilidad de su vista, reconoció, 20 años después, al «acusado» Hoffmann, que entretanto, se había dejado crecer la barba y se hallaba a 50 metros de distancia. (70)

No obstante, nos detendremos a examinar un par de «pruebas» admitidas por el Tribunal que, a nuestro juicio merecen atención, no por su valor intrínseco, sino por reflejar el desprecio que determinados judíos sienten por la inteligencia de los no-judíos. La primera fué la declaración admitida por el Tribunal de que el pelo de las cabezas de los prisioneros de Auschwitz se utilizaba para fabricar cuerdas para ser usadas por los submarinos. Lo que más nos admira, personalmente, es la precisión de las declaraciones. No bastaba con decir que el pelo se utilizaba para fabricar cuerdas. Debían ser cuerdas para submarinos. Este pelo, presumiblemente, no era suficientemente fuerte para acorazados. Nos imaginamos al comandante de un U-Boote, en medio del Atlántico, a la luz de la luna, murmurando:

«Ya no es el mismo pelo ensortijado de los rabinos de antes de la guerra... Lós judíos de ahora usan demasiado tónico capilar y perfume y esto debiita las fibras de las cuerdas».

Lo que sorprende es que esas cuerdas de pelo no se utilizaran en las horcas, que, sin duda, debían estar diseminadas en el campo de Auschwitz como narcisos en un claro del bosque. La segunda historia es una verdadera joya. Es la historia de un soldado de las SS, que fué hallado convicto de haber mandado a su casa un lingote de oro hecho con las extracciones de dientes de... «20.000 a 100.000 judíos gaseados»... Decididamente las cifras no significan nada y 80.000 más o menos es una insignificancia. Supongamos cuatro dientes de oro por boca; ese lingote de oro ha debido hacerse al menos, con 80.000 dientes, o con 400.000 si aceptamos el presupuesto máximo de 100.000 gaseados. Suponiendo que sólo se emplearan dos minutos por extracción tiempo rápido para una mandíbula en pleno rigor mortis , el tiempo necesario para recuperar estos dientes de oro seria, para usar el moderno argot técnico 2.666 horas dentales (mínimo) o 13.334 horas dentales (máximo). Uno está tentado de decir que los dentistas de Auschwitz no tenían un sindicato que les protegiera eficazmente.

Thies Christophersen, a quien ya hemos aludido, niega resueltamente que existiera el «crematorio gigante», con una enorme chimenenea, cerca del campo de Auschwitz. «Cuando salí del campo, en diciembre de 1944, no ví ninguna chimenea, ni grande ni pequeña». (71)

¿Existe hoy ese misterioso edificio, con su gigantesca chimenea...? Pues no. El autor «concentracionario» judío, varias veces citado por nosotros, Reitlinger, afirma que fué completamente demolido en octubre de 1944, aún cuando Chnstophersen niega que existiera tal demolición. No obstante, Reitlinger no es, en este caso, un testigo de primera, sino de segunda mano. A él se lo dijo un colega judío, el dóctor Bendel, y este Bendel es el único testimonio de la existencia y posterior demolición del «horno gigante». Mejor dicho, era el único testimonio, porque cuando Reitlinger le citó en su libro, ya había muerto.

Reconozcamos que la situación es extrañamente típica. Cuando se llega a un punto en el que se precisa una evidencia, en el sentido legal del término, una prueba, entonces... el edificio fué demolido, el documento «se extravió», las órdenes fueron «verbales». Otra cosa curiosa: el único acusado que no apa. reció en el Proceso de Frankfurt fué Richard Baer, el sucesor de Rudolf Höss como Comandante de Auschwitz. A pesar de hallarse en perfecto estado de salud, murió súbitamente er su celda de la prisión, dos días antes de empezar el proceso, «de manera extremadamente misteriosa». (72)

Baer siempre había mantenido su versión de que en Auschwitz nunca existieron cámaras de gas, ni nunca creyó que tales cosas hubieran existido jamás en ningún campo de concentración aleman.

Según Christophersen, en fin, Auschwitz-Birkenau no era más que un gigantesco complejo insustrial, donde se fabricaba, especialmente, caucho sintético y en el que, si ciertamente se empleaba a los internados en trabajos forzosos, nunca tuvieron lugar exterminios masivos de judíos ni de ningún otro grupo étnico. Como cualquier gran complejo industrial Auschwitz fue organizado de manera sistemática pensando en dársele la mayor eficiencia posible. Las per sonas recién llegadas, y sin empleo, eran, de momento, acuarteladas en Birkenau, donde estaban instalados los campos de tránsito. Allí mismo estaban los campos para judíos y gitanos. Así mismo, las personas enfermas, muy en fermas ó moribundas eran igualmente enviadas a Birkenau, y si tomamos las cosas en tal sentido sí que puede afirmarse que Auschwitz era un»campo de la muerte». Con tal motivo, habían más hornos crematorios que en otros campos: cuatro, según Rassinier y muchísimos más según los diversos autores judíos, que se contradicen entre ellos hasta límites increíbles.

Otra contradicción se produce en el caso de la única prueba documental de la existencia de las «cámaras de gas», un documento triunfalmente exhibido por la Acusación en Nurenberg y posteriormente en Frankfurt. (73)

Se trata de una carta de la Administración General de los Campos de Concentración dirigida a la casa Topf & Söhne, de Erfurt, en la que se solicita el suministro, no de cámaras de gas, sino de «hornos crematorios» y de unos llamados «baños duchas». Estos «baños duchas» son, según los mantenedores del Fraude, las célebres «cámaras de gas». Cuando los abogados defensores, en Nürenberg o en Frankfurt, preguntaban a los testigos de la Acusación en qué se basaban para llegar a tal conclusión, éstos respondían que los alemanes no eran tan estúpidos para formular claramente órdenes tan comprometedoras para ellos y que «baño ducha» significa, en lenguaje de código, «cámara de gas». Naturalmente no se molestaban en explicar dónde y cómo habían descubierto ellos la clave de tan abracadabrante código.

En cambio, pretenden haber encontrado una orden de cierto «alto jefe» nazi, en el sentido de que dejaran de utilizarse, temporalmente dichas «cámaras de gas»... de dónde hay que concluir que los alemanes eran muy estúpidos o muy listos, según conviniera a los razonamientos de la Acusación. Pero es que, además, no han hallado tal orden, sino que simplemente se apoyan en un testimonio de segunda mano, de un tal Kurt Becker, un oficial de las SS, que se lo «oyó decir» a Himmler. Este Becker salvó su vida protegiendo a la judía húngara Baronesa Weisz.

El gas utilizado en las «cámaras de gas» era el Zyklon B.

El Zyklon B era un bien conocido y ampliamente utilizado insecticida, producido por la «Deutsche Gesellschaft fur Schädlingsbekämpfung» (DEGESCH). Antes de la guerra había sido vendido en todos los mercados del mundo como insecticida de primera clase. Durante la guerra lo utilizó la Wehrmacht y fué también muy empleado en los campos de prisioneros y de concentración y, naturalmente, fué empleado en Auschwitz. La constante amenaza del tifus causado por los piojos, y los calamitosos resultados de un alto forzoso en las medidas de desinfección en Belsen, hicieron que los alemanes extremaran las medidas de precaución en Auschwitz, donde ya en 1943 hubo una epidemia de tifus que fué de tal magnitud que debieron de suspenderse los trabajos en las plantas industriales de caucho sintético. En vista de la gran importancia del complejo industrial de Auschwitz para el esfuerzo de guerra alemán, no es sorprendente que el Zyklon B fuera usado en grandes cantidades en Auschwitz y su región circundante, incluyendo Birkenau, para la prevención de epidemias. Hagamos referencia, de paso, al hecho de que los alemanes eran los pioneros en gases tóxicos, mucho más baratos que el insecticida Zykion B, y de efectos más prácticos para el objetivo que se supone. Al terminar la guerra, se confirmó que los alemanes habían descubierto los tres gases tóxicos más poderosos de los conocidos hasta entonces: el Tabun, el Sarin y el Somán. El llamado Somán produce los efectos más terribles. (74)

Al cabo de unos segundos de aspirarlo, los hombres quedan sometidos a un estado de colapso convulsivo al que sigue la muerte segura, en cuestión de unos minutos. Cuando un neurogas (Tabun o Sarin) pasa a través de la piel en cantidades efectivas, deja sentir sus efectos rápidamente y sobreviene la muerte al cabo de uno o dos minutos. Al final de la guerra, los alemanes estaban provistos de 7.000 toneladas sólo de Sarin; cantidad ésta más que suficiente para exterminar a los habitantes de más de 30 ciudades del tamaño de Paris. (75)

Es decir, que si hubieran querido realmente los alemanes gasear a sus judios, les bastaba con concentrarles en una reducida zona de la estepa rusa arrojando sobre la misma una infima parte de los gases letales que tenían almacenados.

Es absurdo que disponiendo de tales gases fueran a emplear un insecticida tan conocido en Alemania como el DDT en América y, después de la guerra, en Europa.

Los autores del Fraude saben muy bien que la mejor manera de «colar» una mentira es servirla aderezada con fragmentos de verdad, tengan o no relación con el caso. Además, es imprescindible, para autentificar un fraude, lograr una «doble interpretación» de los hechos. Esto se logró en Auschwitz mejor que en ningún sitio. Por ejemplo:

a) No sería demasiado injusto el sobriquete de «Campo de la Muerte» que se le adjudicó a Auschwitz, puesto que allí eran mandados, los considerados, en principio, enfermos graves, precisamente por disponer de las mejores facilidades médicás. Los mitómanos de los Seis Millones lo llamaron «Campo de la Muerte» por haber sido, según ellos, un campo de exterminio.
b) El Zyklon B era utilizado para desinfectar, pero según otros, para exterminar.
c) Las «selecciones» de personal eran necesarias por la naturaleza de los trabajos que se realizaban en la zona industrial de Auschwitz; pero se alegaba que esas «selecciones» tenían como finalidad escoger a los presos que se iban a gasear, y, posteriormente, a cremar.
d) Cuando se hacía desnudar a los presos y luego se les obligaba a entrar en los «baños ducha» era para proceder a su despiojamiento, pero los del Fraude afirman que era para gasearles.
e) Existían crematorios convencionales en Auschwitz-Birkenau. Para incinerar los cadáveres de los fallecidos por causas naturales o inherentes a un campo de concentración normal, según unos. Los crematorios eran para cremar a los gaseados e, incluso, a judíos vivos, según otros.
f) El mal olor que se percibía en el campo era debido al proceso de hidrogenación en la fabricación del caucho sintético. No. No era eso. Era el hedor de la carne quemándose en los hornos...
En realidad, esa «doble interpretación» sólo sirve para personas muy influenciadas por la propaganda, Las segundas alternativas propuestas en los cinco primeros puñ tos son obvias mentiras. En todo caso, son indemostrables, y no debemos nunca olvidar que en los sistemas jurídicos de todos los paises civilizados, se aplica el principio «in dubio, pro reo». En caso de duda, se resuelve a favor del reo. En cuanto al sexto punto, el del hedor de los cadáveres asándose, es un error de los cultivadores del Fraude. Nunca debieron haber hablado de mal olor en su historia; si se nos permite un fácil juego de palabras, eso del mal olor, «huele mal». Es el clásico hecho excesivo. El querer demostrar demasiado. No hace falta ser un Gustave Le Bon, un Sorel, un gran especialista de la psicología de las masas para comprender que una multitud que percibe el hedor de los cuerpos quemados de sus camaradas, con los que ha estado conviviendo horas antes, cae presa del pánico, se produce la histeria colectiva y los guardianes de los miradores deben agotar su munición ametrallando a la despavorida muchedumbre. No obstante, en toda la ingente literatura concentracionaria no hemos leído un solo relato de pánico colectivo. ¿No es esto increíble? Ya no nos circunscribimos al caso particular de Auschwitz. Nos dicen los Kogon, los Reitlinger, los Uris, los Hilberg, y demás apóstoles de este tipo de literatura, que en todos los campos los alemanes, gradualmente, iban exterminando a los judíos. Es inconcebible que los parien tes y amigos de los exterminados estuvieran tan «distraídos» que no se dieran cuenta de que estos habían desaparecido tras una sesión de despiojamiento. «Ante la creencia en un daño inminente, la multitud sedesmanda. Se produ.cen, entonces, actos inauditos de heroicidad y de desesperación, hasta que llega la histeria colectiva que sólo puede ser controlada y dominada por la vio�encia serena de unos pocos». (76)

La Historia nos demuestra que esta observación es atinada. Por ejemplo, al final de la pasada guerra mundial, los croatas y los rusos anticomunistas de Vlassov que, faltando a sus promesas, los angloamericanos entregaron a los comunistas, se rebelaron, al enterarse de lo que se tramaba y, desarmados, se enfrentaron a sus guardianes. Hubo más de 15.000 suicidios; los hombres mataban a sus mujeres y luego se abrían las venas. Los pseudo-historiadores concentracionarios no citan ni un sólo caso de revuelta en los campos. ¿Tan diferentes eran los judíos de rusos, croatas y, en general, de cualquier otro grupo humano?... Habrá que creerlo así. (77)

Podría escribirse un grueso volumen exclusivamente dedicado a narrar los falsos testimonios perpetrados en conexión con el tema de Auschwitz. Nos limitaremos a mencionar el caso Nyiszli.

El comunista húngaro Mikios Nyiszli declaró ante el tribunal que le escuchó muy seriamente, y luego lo publicó en un libro espeluznante (78) que, en su calidad de detenido-empleado en el campo de Auschwitz, se veía obligado a colaborar con los alemanes en la manipulación de los crematorios y las cámaras de gas. Dice Nyiszli: «25.000 personas, judíos, gitanos, rusos, ucranianos, etc., fueron cremadas en Auschwitz desde prinicipios de 1940 hasta 1944. Otro marxista como Nyiszli, pero no comunista, sino socialista, el ya aludido Paul Rassinier, respondió en su sensacional obra «Le Mensonge d'Ulysse» que:

«... 25.000 personas diarias durante casi cinco años supondría más de 45.000.000 de cremados, en Auschwitz sólo; y con cuatro hornos crematorios de quince parrillas cada uno afirmación de Nyiszli que no responde siquiera á la versión oficial a tres cadáveres por parrilla, harían falta. doce años para acabar de cremarlos a todos».

Rassinier pagaría su fidelidad a la Aritmética con un proceso en difamación que contra él entabló la Asociación de ex-deportados franceses, donde los marxistas tienen predominio casi absoluto. El proceso terminó con un «no ha lugar», lo que, dado el clima políticó de la época, constituyó un sorprendente éxito.

En el curso del proceso, Rassinier declaró que hizo esfuerzos denodados para ponerse en contacto con el tal Nyiszli, al que parecía habérselo tragado la tierra. Finalmente, consiguió entrevistarse con el traductor de la obra al francés, un tal T. Kremer (otro judio). Rassinier no pudo llegar.a obtener la certeza de que el tal Nyiszli existió verdaderamente. Dos años más tarde apareció una traducción inglesa del libro, titulada, simplemente «Auschwitz». El traductor era Richard Seaver, otro Judío, (79) y el editor Bruno Bettelheim, de la misma raza. Nyiszli si es que llegó a existir realmente había ya muerto por entonces, toda vez que en el copyright del libro se especiflca que el détentor del mismo es una tal «N. Margaretha Nyiszli», viuda del autor. Igualmente se específica en la anteportada del libro que el autor, Miklós Nyiszli, era doctor por la Universidad de Breslau en 1930.

Según Rassinier es practicamente imposible poner de acuerdo los datos suministrados por las diversas ediciones (alemana, inglesa y francesa); es más, incluso es imposible obtener una consistencia interna dentro de una misma edición. En la edición francesa de 1960 sé puede leer que «sesenta hornos podían incinerar varios miles de cadáveres diarios», pero unas páginas después afirma que cada uno de los crematorios reducía a cenizas, diariamen. te, 10.500 cadáveres. Es una cifra realmente impresionante, pero lo chocante es que sólo dos páginas atrás el autor se contradice al afirmar que los hornos podrían cremar a 6.500 cadáveres diario, como máximo. En una palabra, una confusión total de datos y cifras.

Rassinier, que no pudo hallar un sólo testigo que hubiera conocido al tal Nyiszli, no pudo, tampoco, localizar a su viuda, que se supone cobraba los derechos de autor. Es muy importante tener en cuenta que Miklós Nyiszl, que se supuso, en un principio, que había declarado personalmente ante el Tribunal de Nuremberg, resultó luego que testificó por medio de una declaración jurada, tipo de testimonio que no se admite como prueba ante ningún tribunal del mundo, sino como simple indicio o corroboración. No ha sido posible demostrar la existencia del tal Nyíszli, ni tampoco que una persona de tal nombre se doctorara en la Universidad de Breslau en 1930, pues al ser anexionada esa ciudad por Polonia en 1945, los archivos de la Universidad pasaron bajo control del Gobierno Polaco, que no permitió que Rassinier investigara en ese sentido. Realmente, parece, por lo menos, sospechoso, qué si Nyiszli estaba en las listas de doctorados, el gobierno Polaco, principal defensor de la tesis de que Auschwitz fue un campo de exterminio, no permitiera esa investigación que debiera hacer resplandecer «su» verdad.

NOTAS

65 «Perseverance», Merredin, Australia, 1 5-V- 1977.

66 Aún cuando ya lo hemos comentado, queremos resaltar de nuevo la imposibilidad práctica de guardar u secreto conocido por miles de personas, desde Hitler hasta el último guardián de un campo. (N. del A.)

67 Franz Scheidl: «Geschichte der Verfemmung Deutschlands».

68 Benedikt Kautsky: «Teufel und Verdammte».

69 «Nationalist News», Dublin, Marzo 1964.

70 Id.

71 Thies Christophersen: «La Mentira de Auschwitz», pág. 37.

72 Id.

73 Juicios de Nurenberg: Documento N. 1 1450/42/B 1/H.

74 [Falta]

75 Brian Ford: «Armas Secretas Alemanas».

76 Gustave Le Bon: «Psychologie des Foules».

77 Y no obstante, hay motivos para creer que los júdíos, ante la muerte, son extremadamente humanos. Basta con leer a Arthur Koestler en «El Cero y el Infinito», donde nos describe las actitudes de sus correligionarios trotzkystas en el momento de ser llevados ante el pelotón de ejecución: lantos, pataletas, ataques de histeria, pérdida del control de la propia fisiología, etc. En cambio, en Auschwitz, se iban impertérritos a la cámara de gas. ¡ Inaudito!

78 Miklós Nyiszli: «SS-Obersturmführer Mengele».

79 Observemos que autores y editores de este tipo de literatura son siempre judíos, nunca Gentiles. (N. del A.)

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Re: auschwitz sigue ahi
05 feb 2008
arbeit macht frei, el trabajo os hará libres no fué para nada una burla siniestra como pretende la propaganda. El trabajo os hará libres no se refería a una libertad fisica puesto que ellos eran judios (prisioneros extranjeros hostiles al regimen), se trataba de una alegoría al trabajo,puesto que los judios jamás habian destacado en trabajo manual alguno o de esfuerzo fisico (solian ser maestros, medicos, psicologos, banqueros, especuladores, comerciantes, intermediarios, representantes) esa frase se escribió como acusación de que alli dentro sería la primera vez que trabajarian duro cokmo hombres en su vida y que el trabajo los dignificaría como personas. Por tanto de burla macabra nada.Sería una frase sinonima a la biblica: " os ganareis el pan con el sudor de vuestra frente".

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Re: auschwitz sigue ahi
05 feb 2008
www.nizkor.org, una àgina molt útil per deoxar malament totes les tonteries dels nazis i de l'IHR. Deixeu de fer propaganda barata.

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Re: auschwitz sigue ahi
05 feb 2008
Propaganda la deus fer tu que et tragues tota aquesta patranya sionista que no s´aguanta per cap lloc. Si fins i tot els jueus ho neguen, si comunistes que van patir la opressió ho neguen. Que collons ens conten aquests fills de puta, sinò fos per les seves mentides històriques ni existiria l´estat terrorista de Israel ni es seguiria fent xantatge economic a Alemania.
Ah i per cert Pprimo, si creus que la informació que posa tota corroborada de fonts oficials son tonteries, perquè no t´atrebeixes a desmentir-ho amb arguments??
Bah, un impotent mental mes, que de retruc llepa el cul al seu amo ideologic, el judaisme sionista.

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Re: auschwitz sigue ahi
07 feb 2008
Auschwitz segueix allà, la seva horrible desgràcia i el seu exemple nauseabund també segueix a Gaza i Cisjordania. Llàstima que els que ahir van ser víctimes ara actuin com a botxins, una prova de que la història per molt que la recordem no ens fa canviar els errors mentres continui guiant-se per les mentalitats feixistes i autoritàries dels grillats de torn.

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Re: auschwitz sigue ahi
07 feb 2008
Possiblement els que tu tractes de botxins i que abans segons tu van ser victimes, potser han sigut botxins tota la vida, ja que a tots els països on han estat s´han guanyat la antipatia general, i s´han fet famosos pel seu odi religiós, pels seus assassinats rituals i per les seves practiques especuladores i usuraries.
Potser el periode anys 30-fins 1945 nomèrs va ser un susto, un kit kat abans de reempendre la seva feina milenaria de putejar tota la humanitat.
En fin, menys llegir Tintin i mes informarte de la realitat, que per al que voleu molt antisistemes de boquilla i per al que no us interessa us tragueu tota la brossa que foten per la tele , els que precissament avui manen i tenen el poder, o sigui, els que van derrotar als nazis.
Sindicato Sindicat