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Notícies :: amèrica llatina |
La depredación de los recursos naturales
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per Sylvia Ubal Correu-e: sylviaubal@gmail.com (no verificat!) |
07 gen 2008
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La nueva fiebre del oro en América Latina. |
El planeta que habitamos es el hogar que debemos cuidar y compartir y en consecuencia se trata de administrar un patrimonio que hemos heredado y que debemos preservar para las generaciones futuras.
Los estragos ecológicos y económicos que desde hace ya más de una década vienen desencadenando la promoción minera La nueva fiebre del oro y de otros metales codiciados está sembrando la destrucción de los territorios y de los pueblos que los habitan. Desde las montañas mexicanas hasta el extremo sur de Tierra del Fuego esta sufriendo el rigor del fenómeno más asolador que haya generado la mano del hombre sobre la espina dorsal de los pueblos latinoamericanos.
La industria minerÃa tiene una larga historia por ejemplo el subsuelo mexicano uno de los motivos de la conquista en el siglo XVI ha sido también señalada como una de las causas del estallido de la Revolución mexicana en 1910 hoy más de 1,500 empresas canadienses tienen una presencia en México y otras 3,100 están dando pasos para realizar en breve su primera transacción en este paÃs.
Los informes de la actual industria minera exigen el debilitamiento de los derechos laborales y el amordazamiento de los movimientos sociales como requisitos para que prosperen sus proyectos mineros tanto en México como en otros paÃses La "estabilidad polÃtica" que reclaman las empresas en su mayorÃa canadienses no es la estabilidad social sino que se trata del control con mano dura de los movimientos sociales, de la militarización del campo y el desplazamiento de las comunidades locales como se viene dando en este paÃs para permitir la implementación y la protección de las inversiones corporativas.
En Guatemala los depredadores que enfrentan los pueblos mayas en los departamentos de Huehuetenango, Quetzaltenango, El Quiché, San Marcos, Sololá y Totonicapán son las mismas trasnacionales de la minerÃa a cielo abierto que, con métodos similares, actúan en toda la región, pretendiendo extraer oro y plata mediante el método de demoler montañas con explosivos, dejando sin agua a las comunidades aledañas, contaminando el suelo, el agua y el aire con el letal cianuro para retirarse luego dejando tras de sà solo desolación y ruinas.
En El Salvador el Ministerio de EconomÃa, extendió 28 licencias de exploración a varias empresas extranjeras, entre éstas las canadienses Pacific Rim y Martinique Minerals, que están buscando oro y plata en la zona norte del paÃs. Sin embargo algunos polÃticos han levantado su voz para evitar que esos proyectos prosperen argumentando que la estrechez territorial, la densidad poblacional y la cercanÃa de los recursos hÃdricos, son factores que hacen inviable la minerÃa metálica en el paÃs sugiriendo incluso a las comunidades afectadas no vender sus terrenos a la compañÃas mineras.
En Panamá se denuncian las graves consecuencias ecológicas, sociales, laborales y culturales dejadas en el paÃs por los proyectos de minerÃa que responden a los intereses de lucro de las empresas transnacionales y distorsionan las verdaderas actividades productivas y económicas de las comunidades indÃgenas. Prueba de ello son la contaminación del rÃo San Félix, su fauna y su flora, con azufre, cianuro y ácido sulfúrico, además del riesgo para las actividades ganaderas y agrÃcolas de la región, la pérdida del uso de enormes cantidades de territorio, como resultado de los depósitos de materiales y tierra extraÃdos de las minas; dándole carácter nacional a la contaminación sobre una parte importante del territorio, debido a las explotaciones y al reducido tamaño del paÃs.
Según el economista William Hughes, "por muy 'sana' y 'limpia' que sea la tecnologÃa usada, las implicaciones sobre el medio ambiente de este tipo de proyectos, son dramáticas, y decir lo contrario es simplemente un engaño".
En Colombia en el Encuentro Nacional Agrominero Interétnico (campesinos, afrocolombianos, indÃgenas y trabajadores sindicalizados de la minerÃa), procedentes del Sur de BolÃvar, Catatumbo (Norte de Santander), Cauca, Nariño, Risaralda, Caldas y Antioquia, manifestaron en contra de “la legislación minera que el Estado ha venido desarrollando desde 1996, creada bajo la asesorÃa de abogados y organizaciones al servicio de las transnacionalesâ€? denunciando al mismo tiempo que “estas polÃticas gubernamentales, plantean una negación al libre desarrollo, equilibrado y sostenible, en donde la libre disposición de los recursos naturales, es entregada a intereses foráneosâ€?.
En Ecuador las actividades de las transnacionales mineras y de las hidroeléctricas privadas están causando una aguda conflictividad social. Amenazan la vida y el ambiente, desplazan comunidades, se apropian de extensos territorios, de las aguas, de la biodiversidad y desequilibran la seguridad y soberanÃa alimentarÃa de las poblaciones afectadas.
En Perú, y Bolivia paÃses de mayor tradición minera, se encuentra actualmente contaminada: las cuencas de los rÃos lagunas y lagos, las zona agrÃcola del Valle del Mantaro, etc., especialmente por los relaves, botaderos de desmontes, sedimentos, rebase de las canchas de relaves, agua ácida de las minas, aguas servidas, dispersión de los contaminantes secos por el aire y otros tóxicos, que eliminan sin ningún tratamiento al aire, suelo y a los recursos hÃdricos.
En la Oroya, no solo se detectan en la población el niveles de plomo en la sangre de los habitantes de la zona son superiores a los admitidos sino que los rÃos como el Mantaro son cloacas de las compañÃas mineras; se trata de un rÃo muerto en un 100% y profundamente contaminado, especialmente por metales pesados: 4 veces más de los permitido en cobre y cadmio, en plomo 13 veces más, en hierro más de 30 veces llegando en ciertas épocas del año a más de 160 veces más de lo permitido Con esta agua tremendamente contaminada se está irrigando la zona agrÃcola del Valle.
Chile y Argentina con uno de los más ambiciosos y destructivos proyectos del continente. El denominado Pascua-Lama montado sobre los glaciares y las altas cumbres andinas gracias al incalificable Tratado sobre Integración y Complementación Minera, firmado en el año 2000 por los entonces presidentes de Chile y Argentina “destinado a facilitar el desarrollo de diversas actividades en el ámbito económico y, entre ellas, el estÃmulo a las inversiones recÃprocas y a la complementación y coordinación para el desarrollo del sector mineroâ€? y a “asegurar el aprovechamiento conjunto de los recursos mineros que se encuentren en las zonas fronterizas de los dos paÃses. Propiciando especialmente, la constitución de empresas entre nacionales y sociedades de ambos paÃses y la facilitación del tránsito de los equipamientos, servicios mineros y personal adecuado a través de la frontera comúnâ€? y que ha desencadenado un atractivo negocio para las transnacionales mineras que allà operan sin limitaciones de ninguna de las partes y que constituyen la peor amenaza a los sistemas socioeconómico y ecológicos.
Las comunidades vienen reclamando con tenacidad la suspensión de las actividades mineras y aunque sus logros son aún pequeños es de esperar que adquieran fuerza suficiente como para contrarrestar la intromisión de intereses ajenos.
Debemos destacar que el proceso de cianuro para la extracción de oro no puede ser aceptado, por los irreversibles daños que esto ocasiona al ecosistema. Considerando la economÃa, la conservación del agua, y la protección de la naturaleza, las minas de oro usando cianuro a cielo abierto no están autorizadas por las leyes de Alemania y de la Comunidad Económica Europea.
La explotación minera a gran escala produce un impacto directo en el suelo, flora, fauna y agua. En la fase de exploración, se abren caminos, se derriban bosques primarios, intervienen maquinarias utilizando combustibles contaminantes. En la explotación se utilizan quÃmicos como el cianuro o el mercurio para separar el oro de otros minerales de la naturaleza, que directamente se depositan en los cursos fluviales. |
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