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Génova 2001. La Revuelta no se procesa
04 gen 2008
Génova 2001. La Revuelta no se procesa

Quienes devastan y saquean son el estado y el capital
Antes de todo quiero decir que como anarquista no reconozco como interlocutor al aparato judicial, órgano del estado que tiene como única función la de ser protector de las clases sociales privilegiadas y defensor de la propiedad privada.

Entonces, con esta declaración, dirigida principalmente al exterior de este edificio, quiero hablar a todos los que tienen los requisitos para poder comprender mis palabras. Quiero dirigirme a las clases subalternas, a quienes pagan todos los días la condición alienante de ser explotados y oprimidos por causa del avanzado y moderno sistema capitalista, cada vez más despiadado y excluyente.

Quiero decir también que no tengo nada que aclarar sobre mi conducta, sobre mis convicciones y mis elecciones políticas, y no quiero pedir clemencia a los señores de la corte.

La naturaleza política de este procedimiento penal impone una clara toma de posición, sobre todo después de las tentativas de la magistratura y de los medios de comunicación de desacreditar y despolitizar frente a la opinión pública a todos los imputados de este proceso.

Personas que sin quererlo han tropezado con los engranajes de una justicia burguesa, que los ha dibujado como un hatajo de violentos maleantes o como bárbaros que salieron por las calles de Génova con la intención precisa de devastar y saquear.

NO señores, la acusación de devastación y saqueo la reenvío directamente al remitente, por ofensivo y por no ser parte de mi equipaje histórico político.

La clase social a la que pertenezco, está llena de injusticias, abusos, humillaciones infligidas por los poderosos y dueños de la tierra.

La injusticia social sigue cada día más en el santuario de la democrática inquisición, donde yo quiero corroborar mi firme oposición a cualquier forma de dominación, desigualdad y explotación.

Aunque soy consciente de que, como enemiga de vuestra clase se me infligirá una pena muy severa, ya que llevo conmigo principios malsanos y absolutamente en contraste con el orden constituido, os comunico que personalmente, como trabajadora asalariada he tenido muchas ocasiones de conocer a los verdaderos devastadores y despojadores.

Ellos viven en los palacios lujosos del poder; son los patrones, los jefes de estado, o sea, todas las clases dirigente de este jodido sistema. Un pequeño porcentaje de individuos sobre esta tierra que en nombre del beneficio, del prestigio y del poder absoluto depredan y saquean el planeta entero.

Ellos obligan al hambre y a la pobreza a millones de personas en todos los lugares del mundo. Explotan obreros en el trabajo hasta exclavizarlos, así que ellos son los responsables directos de una verdadera matanza en los lugares de trabajo.

Ellos entierran en las prisiones a todos los que están obligados a vivir al margen de esta sociedad opulenta.

Ellos combaten, hacen guerras, sean humanitarias o de conquista, poco importa. Exterminan poblaciones enteras, devastando países y saqueando sus recursos. Y la lista podría seguir hasta el infinito.

Contra todo eso se hace necesario luchar, poniendo una fuerte y continua oposición a la dictadura del capital.

En lo que a mí me concierne, este ha sido el sentido de las movilizaciones de lucha antiimperialista y anticapitalista en Génova en 2001. No tanto porque lo pensara como un evento político único en la vida de los explotados, determinados por la presencia física de los poderosos de la tierra que echan migajas desde sus suntuosas mesas.

Lo hice por continuar con una trayectoria política ya empezada hace años, animada por la fuerte necesidad de transformar radicalmente un modelo social fundado en el atropello.

Por la misma motivación que me empuja todavía a participar en los momentos de lucha construidos desde abajo, situaciones menos espectaculares y que menos interesan a las telecámaras del poder mediático, pero realmente auténticas.

En Génova, en 2001, con mucha determinación ha sido reafirmado un principio fundamental a través de la reapropiación del espacio urbano negado, que se había vuelto inaccesible por la enorme presencia militar impuesta para impedir cada forma de desaprobación en contra de los representantes de la dominación mundial.

Ninguna sentencia podrá reescribir la historia de aquellos días.

Carlo vive y seguirá viviendo todos los días en nuestras luchas.
Marina, 14 de diciembre de 2007
Tribunal de Génova

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