No podréis pararnos· Nueva introducción a las sucesivas ediciones en castellano.

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Notícies :: educació i societat
No podréis pararnos· Nueva introducción a las sucesivas ediciones en castellano.
per no...no (dormir en Frances)	23 des 2007
Una introducción personal de Alfredo M. Bonanno a las sucesivas ediciones en castellano de los textos que recoge el libro ·No podreis Pararnos·, editado conjuntamente por la Editorial Klinamen y Ediciones Conspiración.
Los compaÃ±eros que han publicado la primera ediciÃ³n de Â·No podrÃ©is pararnos. La lucha anarquista revolucionaria en ItaliaÂ· me han hecho conocer su deseo de aÃ±adir una introducciÃ³n realizada por mÃ en las sucesivas ediciones. Comparto esta necesidad porque la elecciÃ³n de los escritos publicados deja sobreentender algo en comÃºn, la existencia de un proyecto insureccional ademÃ¡s de anarquista. El texto: El proyecto revolucionario, incluÃdo en el presente libro, comprende Â·El trabajo del revolucionarioÂ·, de 1988, Â·Afinidad y organizaciÃ³n informalÂ·, de 1985, Â·OrganizaciÃ³n de sÃntesis y organizaciÃ³n informalÂ·, tambiÃ©n de 1985, Â·AutonomÃa del individuoÂ·, una parte de mi libro Â·AutogestiÃ³n y anarquismoÂ·, de 1977. En estos escritos afronto el problema del proyecto revolucionario, pero en muchos aspectos no se profundiza, al menos, sobre la base de las consideraciones sobre las que he tenido posibilidad de reflexionar en estos Ãºltimos aÃ±os. Muchos compaÃ±eros han seÃ±alado la presencia de este proyecto revolucionario en mis anÃ¡lisis, y como este ha ido adquiriendo un carÃ¡cter mÃ¡s detallado y un mayor peso especÃfico, en tÃ©rmino de escritos y de acciones, a partir de la lucha en Comiso (Sicilia) contra la base americana en construcciÃ³n, en el bienio 1982-1983. Sin embargo, el mismo concepto de insurreccionalismo, el sueÃ±o posible de un anarquismo insurreccional en grado de atacar al poder, removiendo no solo el corazÃ³n de las personas sino tambiÃ©n su cuerpo entero, los mismos conceptos metodolÃ³gicamente correctos de afinidad, de organizaciÃ³n informal, de nÃºcleos de base, de incluÃdos y excluÃdos, etc..., no rinden cuenta, al menos de manera clara, al proyecto. Â¿QuÃ© es lo que entiendo por proyecto? No solamente un cierto carÃ¡cter cuantitativo, mÃ¡s o menos extenso, mÃ¡s o menos interesante, de anÃ¡lisis, de opÃºsculos, de libros, de periÃ³dicos, y ni tan siquiera, en sentido estricto, una serie de acciones concretas, desde la lucha de Comiso a las luchas hoy en curso contra la construcciÃ³n de trenes de Alta Velocidad. Mi proyecto habita en mi corazÃ³n y se alimenta de mi vida. Quero hacer aquÃ, aprovechando esta ocasiÃ³n introductiva, un esfuerzo para decir algo mÃ¡s. Antes de nada lo que no es, acallando de esta manera las preocupaciones de aquellos que me han a menudo acusado de ser demasiado amante de los detalles organizativos. El proyecto no es un fundamento. Pero, si no es un fundamento, es decir, si no puede ser restringido en un mÃ³dulo estereotipado â��y la publicidad del poder estÃ¡ haciendo todo lo necesario por poner a disposiciÃ³n de esbirros y magistrados este mÃ³dulo- entonces, Â¿quÃ© es lo que es?. Pienso que es una anticipaciÃ³n de algo que podrÃa acaecer despuÃ©s, de una realizaciÃ³n que permanece siempre en equilibrio y que nunca se realiza completamente, de algo concreto que respira de frente a mÃ, y de frente a miles de compaÃ±eros, un elemento concreto que se alimenta de hechos, pero que en los mismos hechos no se concluye. El proyecto, en los tantos flujos que continÃºa pulsando, comporta una referencia al futuro. Habla de algo para hacer hoy pero proyectado hacia una posible realizaciÃ³n futura. En el proyecto, por lo tanto, se incluye una posible condiciÃ³n que se realizarÃ¡ en el futuro, en el cual creo y por el cual estoy dispuesto a luchar. Estoy hablando de una idea, articulada y maravillosa, compleja y de difÃcil comprensiÃ³n, estoy hablando de la anarquÃa. Y a ella me refiero como un valor que para mÃ estÃ¡ aquÃ mismo, en mi corazÃ³n como anticipaciÃ³n de futuro, del futuro en el cual creo, no como un ejercicio literario. El valor que el proyecto tiene para mÃ es, sin duda, valor de presente, que dirige mi vida, que hace que ahora mismo tome elecciones y realice acciones, no un simple horizonte temporal hacia el cual me muevo por el simple hecho de vivir y de irme acercando a la muerte. No existe proyecto sin una fe en el futuro, como tampoco existe futuro sin proyecto. Recuerdo que la palabra clave en la insurrecciÃ³n negra de Los Ã?ngeles de hace una quincena de aÃ±os era: â��No futureâ�?, y esto seÃ±alaba el lÃmite de aquella revuelta, y en cierta medida, suponÃa su mismo canto fÃºnebre. Si tengo un proyecto puedo romper la rigidez del presente, la malignidad obtusa de ciertas relaciones de fuerza, la burla pasiva del poder que espera solamente un error mÃo para destruirme; con mi proyecto me sitÃºo directamente en el futuro, no acepto mÃ¡s la subordinaciÃ³n del presente, por lo tanto, soy difÃcilmente controlable. El futuro, mi futuro, pero tambiÃ©n aquel de la sociedad en su conjunto, no es solamente posible, sino realizable, y esta posibilidad de realizaciÃ³n se entrelaza con mi experiencia y la experiencia que el mundo, y la sociedad, acumulan. Tener un proyecto, y actuar por su posible realizaciÃ³n, no significa solamente soÃ±ar, sino que tambiÃ©n significa actuar, es decir, concretar acciones sobre la base de lo que yo soy y sobre la base de lo que la sociedad es, sobre la base histÃ³rica que me acompaÃ±a y que acompaÃ±a a todos. Vivir proyectados en el futuro no significa olvidar la propia historia y la historia en la que la sociedad estÃ¡ inmersa, al contrario, significa conocerla tomando las diversas diferencias, no solo individuales sino incluso continentales, nacionales, regionales, hasta llegar a la comunidad particular, la mÃ¡s pequeÃ±a pensable. Pienso que el proyecto sobre el que he trabajado toda mi vida es algo que estÃ¡ continuamente por llegar a ser, pero que todavÃa no es posible identificar en esta o aquella realizaciÃ³n individual. Es por esto por lo que permanezco impasible a las crÃticas que continuamente vienen dirigidas contra los anarquistas, segÃºn las cuales todo su quehacer, sus acciones y sus teorÃas, les dejan siempre con una nada entre las manos. La belleza de la anarquÃa reside en este mismo carÃ¡cter inaferrable por parte de la determinaciÃ³n, a cualquier mecanismo dialÃ©ctico, mÃ¡s o menos revisado y modificado, a cualquier pretensiÃ³n de ver en la historia la maestra de la vida. Pero el proyecto no es, como he dicho, un sueÃ±o que puede adoptar las formas mÃ¡s increÃbles y absurdas, es un sueÃ±o de tipo particular, un sueÃ±o con los ojos abiertos. El proyecto, aÃºn cuando se refiera a un posibilidad futura, posee en su interior la necesidad histÃ³rica que lo hace vital y operativo que lo sustrae al posible destino de todas las simples veleidades literarias. Si radica en la posibilidad de futuro, pero en su interior, si se nutre de las coordenadas de la historia, es historia, por lo que, responde a determinados principios, no pudiendo hacer otra cosa diversa. AÃºn cuando su carÃ¡cter no sea deterministamente pensable, determina, en su materializarse, la realidad que se le sitÃºa delante. El insurreccionalismo surgiÃ³, como proyecto, del vago milenarismo que habÃa tenido larga difusiÃ³n durante tantos aÃ±os, por lo menos a partir de la Comuna de ParÃs. El anarquismo insurreccionalista es un proyecto revolucionario que se proyecta en el futuro, pero tiene la propia base en la historia y en el patrimonio de luchas que los explotados de todo el mundo han acumulado. Este patrimonio hace legible la posibilidad de futuro. Si el proyecto insurreccional no fuese anarquista terminarÃa por caer de frente a las trÃ¡gicas farsas que han sido recitadas por tantas revoluciones autoritarias en todo el mundo, y que continÃºan recitÃ¡ndose. Solo en el proyecto anarquista de revuelta organizada, emerge una posibilidad positiva de dar cuerpo vivo y activo a la idea de revoluciÃ³n social, sin replegarse sobre proyectos de pequeÃ±o sabotaje, en grado, en apariencia, de suministrar perspectivas aparentemente mÃ¡s radicales. El insurreccionalismo anarquista como proyecto, y como acciÃ³n que nunca se completa de forma definitiva, porque continuamente se dirige hacia el futuro, puede ser y puede tambiÃ©n no ser, no tienen ninguna necesidad de ser, como la anarquÃa no es necesariamente una caracterÃstica del futuro, no es para nada cierto que el mundo vaya hacia la anarquÃa, como creÃan en el mil ochocientos los deterministas kropotkinianos. Â¿Esta posibilidad de no ser significa el fracaso del posible proyecto insureccionalista? No. El indeterminismo es una de las caracterÃsticas lÃ³gicas de la posibilidad, el hecho que un proyecto no se realice, aquÃ de forma inmediata, o allÃ despuÃ©s de un periodo, no demuestra la imposibilidad del proyecto mismo. Es mÃ¡s, cuando es el mismo proyecto el que se dice incompleto e incompletable, no hay duda alguna sobre su validez, que no podrÃ¡ ser jamÃ¡s destruida por esta o aquella derrota. El hacer revolucionario reside en este continuo carÃ¡cter incompleto, salvo modificaciones del proyecto que conviertan la revoluciÃ³n en un simple cambio de patrÃ³n. Estas pocas notas deberÃan servir comprender algo mejor que el proyecto insurreccionalista no es ni un conjunto mÃ¡s o menos literariamente coordinado de preceptos y de reglas, ni una simple prospectiva operativa, como se encuentra en los manuales de guerrilla. Los sueÃ±os son a menudo mucho mÃ¡s complejos que la propia realidad. Trieste, 6 de enero de 2007 Alfredo M. Bonanno ------------------
This work is in the public domain

Comentaris

b(e)
per EskizofreniarocK	23 des 2007
(b, aunque no conoXco tu contexto axtual, ni se como te vas a tomar esto, avore si parlem (si vols b!)nada d malos rollos y que nadie se confunda, yo se con quien tengo y quiero hablar...nada de estupid@$ engreid@$ de m.: Fale¿?!! Ja vorem si vols parlem sense cap transcendencia per suposat, b) Vinga! Salut!! Salud!! Salute!! A detto... Es la eskizofrenia, cap problema.