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Notícies :: amèrica llatina |
A 100 años de la matanza de seres humanos en Iquique
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per SALOMON GALINDO PAREDES |
18 des 2007
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“La vida del ser humano, cualquiera sea el color de su piel, es valiosísima y cualquier crimen que se imponga sea por violencia o por el hambre es una perdida irreparable y un crimen contra la humanidad". |
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El 21 de Diciembre se cumple los 100 años de la matanza de obreros, esposas e hijos. Familias enteras indefensas y desarmados fueron encerrados en la Escuela Domingo santa Maria y fueron ametrallados sin piedad ni misericordia y sin miramientos, por hordas salvajes llamadas fuerza militar, encargadas de proteger la acumulación de riqueza de los que gobiernan y de la clase polÃtica depredadora que acumula y acumula ingresos económicos aún a costa de perpetrar o esconder crÃmenes contra la humanidad. Como es este caso la matanza de los obreros y sus familias de Iquique.
Este hecho sucedió el 21 de Diciembre de 1907 durante la presidencia de la República de Pedro Montt.
Ver: http://es.youtube.com/watch?v=QMmGW0zGfxo&feature=related
Ante salarios mÃseros, trato indignante y humillante los obreros realizan una huelga general. En el colmo de los absurdos la empresa salitrera por el trabajo del obrero le pagaba fichas sin valor, por el que sólo podÃa canjearse con productos de la misma empresa sin ninguna opción más que otra. Además de los salarios miserables que habÃan deteriorado la vida de la familia mientras la empresa obtenÃa beneficios cada vez más y mayor.
Las labores se vieron paralizados, tras el manifiesto deseo de trabajadores de conseguir mejoras en sus condiciones de vida y laborales, las cuales eran insoportables. Entre sus peticiones estaban la eliminación del pago con fichas, jornales a tipo de cambio fijo, balanzas para los pesos y medidas para las pulperÃas, escuelas para los obreros, indemnización y desayuno.
“El 10 de diciembre de 1907 los huelguistas paralizan las actividades de la salitrera ‘San Lorenzo’ y el paro se ampliaba a otras de "Alto San Antonio", iniciando la ‘Huelga de los 18 peniques’. Este nombre se debe a que los jornaleros pedÃan el pago de salarios a este tipo de cambio. La numerosa columna de huelguistas de Alto San Antonio llegó a Iquique portando banderas de Chile, Perú, Bolivia y Argentina, alojándose en el hipódromo de este puertoâ€?.(1)
¡Era poco lo que pedÃan! No exigÃan automóviles, ni viáticos para realizar turismo, como frecuentemente solicitan los funcionarios públicos, polÃticos, altos mandos militares. Y sin necesidad de huelga se los proporcional el Estado cargándoles de mas tributo al pueblo.
En pleno desplazamiento y movilización por las pampas de Iquique son abordados obreros con sus esposas, hijos e hijas y son detenidos encerrándolos en la Escuela Domingo Santa MarÃa, en la ciudad de Iquique, en el Norte Grande de Chile. Son 10 mil personas los que quedan acorralados en dicho centro educativo.
El gobierno de Month ordenó que los manifestantes abandonaran la ciudad y regresaran a las salitreras. Los manifestantes se rehusaron, pues intuÃan que si regresaban a sus labores, sus peticiones serÃan ignoradas. El 21 de diciembre, el general Roberto Silva Renard, máxima autoridad militar de Tarapacá, actuó sobre la escuela Santa MarÃa con soldados del regimiento O’Higgins y el apoyo de las ametralladoras del crucero Esmeralda.
En una cobardÃa sin precedentes en la historia la fuerza militar se abalanzó ametrallando a los trabajadores y su familias a diestra siniestra, sin contemplar si estos eran mujeres o niñas o niños. Una brutal masacre de indefensas familias que reclamaban su derecho a existir mediante un salario justo.
Miembros bestiales del Ejército de Chile, dirigidos por el general Roberto Silva Renard y bajo órdenes del Ministro del Interior Rafael Segundo Sotomayor Gaete. En ella, entre 197 y 3.600 obreros (las fuentes divergen mucho) fueron ametrallados y masacrados el 21 de diciembre de 1907 en la Escuela Domingo Santa MarÃa, en la ciudad de Iquique, en el Norte Grande de Chile.
Todos los militares masacradotes y polÃticos fueron ascendidos, distinguidos y premiados.
Mientras las familias que quedaron de los obreros murieron en el desamparado y de hambre.
Las salitreras obtuvieron beneficios asombrosos debido a que contrataron a peones solteros, sin familia sin derecho laboral que estaban dispuestos a trabajar por una migaja.
Pareciera que en Chile la clase polÃtica amparada en el poder militar ha establecido una lógica de crÃmenes sistemáticos contra poblaciones indefensas y desarmadas en su intento de perpetuar también la acumulación de riqueza en manos de una elite cruel y criminal. Tal como ya lo demostró Month que sus crÃmenes pareciera un juego de niños ante la barbarie y salvajismo de Pinochet .
Este es un caso más de crÃmenes absurdas motivadas por la ambición, la usura y la acumulación imparable de riqueza a cualquier costo aún a costa de sangre de seres humanos y masacrando gente despojados de sus recursos naturales venidos de todos lados y empujados por la necesidad.
En está tragedia hubieron soldados, verdaderos seres humanos, que se negaron a disparar a otros seres humanos gente sencilla modesta como ellos los obreros y sus familias, al no ejecutar las órdenes fueron fusilados. ¡Verdaderos héroes estos soldados! Que si sabÃan lo valioso que son las vidas del prójimo.
La matanza de Iquique es un caso de salvajismo y bestialidad. Los propietarios de la compañÃa salitrera en vez de agradecer a los obreros que con bajos salarios a costa de hambre y la ruina de sus familias permitÃan obtener incrementos, la riqueza cuantiosas en sus arcas. En vez de mostrar su gratitud piden y ordenan la masacre de genet laboriosa, los obreros sus benefactores y la muerte de la esposa e hijos mediante el ametrallamiento.
Hoy empieza a reconocerse la dimensión de la matanza, masacre contra familias enteras de gente humilde, laboriosas y honesta como la ocurrida en Iquique hace 100 años. Y el gobierno de Bachelet para consolar al pueblo trabajador ha levantado un memorial en el lugar de la masacre en honor a estos héroes que se atrevieron luchar por sus derechos. Pero eso sin condenar a los funcionarios polÃticos y militares que fueron cómplices de las cobardes y horrendas matanzas de Iquique y que se beneficiaron y enriquecieron gracias a los crÃmenes de entonces.
“El ministro del Interior pidió perdón a nombre del Estado chileno y expresó la voluntad de que no se vuelvan a repetir estos crÃmenes propiciados por la autoridad. Además, aludió a los 40 millones de pesos que facilitó el gobierno de Michelle Bachelet para la construcción del memorial y dijo que solicitarán fondos adicionales para realizar las pericias de recuperación de los cuerpos de estos hijos del salitreâ€?. 2
El verdadero ser humano por su naturaleza se opone o repudia cualquier tipo de crÃmenes sea cual sea la causa sea por la violencia sea por hambre. Solo las bestias cometen crÃmenes o aceptan o ocultan crÃmenes justificando que se han hecho a nombre de la humanidad.
¿Hasta donde puede llegar el comportamiento cruel y criminal de las bestias con dermis de humano?
Hoy en Chile los pobladores de la nación mapuche viven despojados y acorralados en su propia tierra. La historia se repite Bachelet tiene la palabra.
Cantata Santa MarÃa de Iquique (Luis Advis)
PREGÓN
Señoras y Señores venimos a contar aquello que la historia no quiere recordar.
Pasó en el Norte Grande, fue Iquique la ciudad.
Mil novecientos siete marcó fatalidad.
Allà al pampino pobre mataron por matar.
Seremos los hablantes diremos la verdad.
Verdad que es muerte amarga de obreros del Salar.
Recuerden nuestra historia de duelo sin perdón.
Por más que el tiempo pase no hay nunca que olvidar.
Ahora les pedimos que pongan atención.
PRELUDIO INSTRUMENTAL RELATO I
Si contemplan la pampa y sus rincones verán las sequedades del silencio, el suelo sin milagro y Oficinas vacÃas, como el último desierto.
Y si observan la pampa y la imaginan en tiempos de la Industria del Salitre verán a la mujer y al fogón mustio, al obrero sin cara, al niño triste.
También verán la choza mortecina, la vela que alumbraba su carencia, algunas calaminas por paredes y por lecho, los sacos y la tierra.
También verán castigos humillantes, un cepo en que fijaban al obrero por dÃas y por dÃas contra el sol; no importa si al final se iba muriendo.
La culpa del obrero, muchas veces, era el dolor altivo que mostraba. Rebelión impotente, ¡una insolencia! La ley del patrón rico es ley sagrada. También verán el pago que les daban.
Dinero no veÃan, sólo fichas; una por cada dÃa trabajado, y aquélla era cambiada por comida. ¡Cuidado con comprar en otras partes! De ninguna manera se podÃa aunque las cosas fuesen más baratas. Lo habÃa prohibido la Oficina.
El poder comprador de aquella ficha habÃa ido bajando con el tiempo pero el mismo jornal seguÃan pagando. Ni por nada del mundo un aumento. Si contemplan la pampa y sus rincones verán las sequedades del silencio. Y si observan la pampa cómo fuera sentirán, destrozados, los lamentos.
CANCIÓN I
El sol en desierto grande y la sal que nos quemaba. El frÃo en las soledades, camanchaca y noche larga. El hambre de piedra seca y quejidos que escuchaba. La vida de muerte lenta y la lágrima soltada. Las casas desposeÃdas y el obrero que esperaba al sueño que era el olvido sólo espina postergada. El viento en la pampa inmensa nunca más se terminara. Dureza de sequedades para siempre se quedara. Salitre, lluvia bendita, se volvÃa la malvada. La pampa, pan de los dÃas, cementerio y tierra amarga. SeguÃa pasando el tiempo y seguÃa historia mala, dureza de sequedades para siempre se quedara.
INTERLUDIO INSTRUMENTAL I
RELATO II
Se habÃa acumulado mucho daño, mucha pobreza, muchas injusticias; ya no podÃan más y las palabras tuvieron que pedir lo que debÃan.
A fines de mil novecientos siete se gestaba la huelga en San Lorenzo y al mismo tiempo todos escuchaban un grito que volaba en el desierto.
De una a otra Oficina, como ráfagas, se oÃan las protestas del obrero. De una a otra Oficina, los Señores, el rostro indiferente o el desprecio.
Qué les puede importar la rebeldÃa de los desposeÃdos, de los parias. Ya pronto volverán arrepentidos, el hambre los traerá, cabeza gacha.
¿Qué hacer entonces, qué, si nadie escucha? Hermano con hermano preguntaban. Es justo lo pedido y es tan poco ¿tendremos que perder las esperanzas?
AsÃ, con el amor y el sufrimiento se fueron aunando voluntades, en un solo lugar comprenderÃan, habÃa que bajar al puerto grande.
CANCIÓN II
Vamos mujer, partamos a la ciudad. Todo será distinto, no hay que dudar. No hay que dudar, confÃa, ya vas a ver, porque en Iquique todos van a entender.
Toma mujer mi manta, te abrigará. Ponte al niñito en brazos, no llorará. No llorará, confÃa, va a sonreÃr. Le cantarás un canto, se va a dormir.
¿Qué es lo que pasa?, dime, no calles más. Largo camino tienes que recorrer atravesando cerros, vamos mujer. Vamos mujer, confÃa, que hay que llegar en la ciudad podremos ver todo el mar.
Dicen que Iquique es grande como un Salar, que hay muchas casas lindas, te gustarán. Te gustarán, confÃa, como que hay Dios, allá en el puerto todo va a ser mejor.
¿Qué es lo que pasa?, dime, no calles más. Vamos mujer, partamos a la ciudad. Todo será distinto, no hay que dudar. No hay que dudar, confÃa, ya, vas a ver, porque en Iquique todos van a entender.
INTERLUDIO INSTRUMENTAL II
RELATO III
Del quince al veintiuno, mes de diciembre, se hizo el largo viaje por las pendientes.
Veintiséis mil bajaron o tal vez más con silencios gastados en el Salar. Iban bajando ansiosos, iban llegando los miles de la pampa, los postergados. No mendigaban nada, sólo querÃan respuesta a lo pedido, respuesta limpia.
Algunos en Iquique los comprendieron y se unieron a ellos, eran los Gremios. Y solidarizaron los carpinteros, los de la Maestranza, los carreteros, los pintores y sastres, los jornaleros, lancheros y albañiles, los panaderos, gasfiteres y abastos, los cargadores. Gremios de apoyo justo, de gente pobre.
Los Señores de Iquique tenÃan miedo; era mucho pedir ver tanto obrero. El pampino no era hombre cabal, podÃa ser ladrón o asesinar. Mientras tanto las casas eran cerradas, miraban solamente tras las ventanas. El Comercio cerró también sus puertas, habÃa que cuidarse de tanta bestia. Mejor que los juntaran en algún sitio, si andaban por las calles era un peligro.
INTERLUDIO CANTADO
Se han unido con nosotros compañeros de esperanza y los otros, los más ricos, no nos quieren dar la cara. Hasta Iquique nos hemos venido pero Iquique nos ve como extraños. Nos comprenden algunos amigos y los otros nos quitan la mano.
RELATO IV
El sitio al que los llevaban era una escuela vacÃa y la escuela se llamaba Santa MarÃa. Dejaron a los obreros, los dejaron con sonrisas. Que esperaran les dijeron sólo unos dÃas. Los hombres se confiaron, no les faltaba paciencia ya que habÃan esperado la vida entera. Siete dÃas esperaron, pero qué infierno se vuelven cuando el pan se está jugando con la muerte. Obrero siempre es peligro. Precaverse es necesario. Asà el Estado de Sitio fue declarado. El aire trajo un anuncio, se oÃa tambor ausente. Era el dÃa veintiuno de diciembre.
CANCIÓN III
Soy obrero pampino y soy tan reviejo como el que más y comienza a cantar mi voz con temores de algo fatal. Lo que siento en esta ocasión, lo tendré que comunicar, algo triste va a suceder, algo horrible nos pasará.
El desierto me ha sido infiel, sólo tierra cascada y sal, piedra amarga de mi dolor, roca triste de sequedad. Ya no siento más que mudez y agonÃas de soledad sólo ruinas de ingratitud y recuerdos que hacen llorar.
Que en la vida no hay que temer lo he aprendido ya con la edad, pero adentro siento un clamor y que ahora me hace temblar. Es la muerte que surgirá galopando en la oscuridad. Por el mar aparecerá, ya soy viejo y sé que vendrá.
INTERLUDIO INSTRUMENTAL III
Relato V
Nadie diga palabra que llegará un noble militar, un General. Él sabrá cómo hablarles, con el cuidado que trata el caballero a sus lacayos. El General ya llega con mucho boato y muy bien precavido con sus soldados. Las ametralladoras están dispuestas y estratégicamente rodean la escuela.
Desde un balcón les habla con dignidad. Esto es lo que les dice el General
«Que no sirve de nada tanta comedia. Que dejen de inventar tanta miseria. Que no entienden deberes son ignorantes. Que perturban el orden, que son maleantes.
Que están contra el paÃs, que son traidores.
Que roban a la patria, que son ladrones.
Que han violado a mujeres, que son indignos.
Que han matado a soldados, son asesinos.
Que es mejor que se vayan sin protestar Que aunque pidan y pidan nada obtendrán.
Vayan saliendo entonces de ese lugar, que si no acatan órdenes lo sentirán».
Desde la escuela, «El Rucio», obrero ardiente, responde sin vacilar con voz valiente,
«Usted, señor General no nos entiende. Seguiremos esperando, asà nos cueste.
Ya no somos animales, ya no rebaños, levantaremos la mano, el puño en alto.
Vamos a dar nuevas fuerzas con nuestro ejemplo Y el futuro lo sabrá, se lo prometo.
Y si quiere amenazar aquà estoy yo. Dispárele a este obrero al corazón».
El General que lo escucha no ha vacilado, con rabia y gesto altanero le ha disparado, y el primer disparo es orden para matanza y asà comienza el infierno con las descargas.
CANCIÓN LETAN�A
Murieron tres mil seiscientos uno tras otro. Tres mil seiscientos mataron uno tras otro.
La escuela Santa MarÃa vio sangre obrera. La sangre que conocÃa sólo miseria.
SerÃan tres mil seiscientos ensordecidos. Y fueron tres mil seiscientos enmudecidos.
La escuela Santa MarÃa fue el exterminio de vida que se morÃa, sólo alarido.
Tres mil seiscientas miradas que se apagaron. tres mil seiscientos obreros asesinados.
Un niño juega en la escuela Santa MarÃa. Si juega a buscar tesoros ¿qué encontrarÃa?
CANCIÓN IV
A los hombres de la pampa que quisieron protestar los mataron como perros porque habÃa que matar.
No hay que ser pobre, amigo, es peligroso. No hay ni que hablar, amigo, es peligroso.
Las mujeres de la Pampa se pusieron a llorar y también las matarÃan porque habÃa que matar.
No hay que ser pobre, amiga, es peligroso. No hay que llorar, amiga, es peligroso.
Y a los niños de la Pampa que miraban, nada más, también a ellos los mataron porque habÃa que matar.
No hay que ser pobre, hijito, es peligroso. No hay que nacer, hijito, es peligroso.
¿Dónde están los asesinos que mataron por matar? Lo juramos por la tierra, los tendremos que encontrar. Lo juramos por la vida, lo tendremos que encontrar. Lo juramos por la muerte, los tendremos que encontrar. Lo juramos compañeros, ese dÃa llegará.
CANCIÓN PREGÓN
Señoras y señores, aquà termina las historia de la escuela Santa MarÃa.
Y ahora con respeto les pedirÃa que escuchen la canción de despedida.
CANCIÓN FINAL
Ustedes que ya escucharon la historia que se contó no sigan allà sentados pensando que ya pasó.
No basta sólo el recuerdo, el canto no bastará. No basta sólo el lamento, miremos la realidad.
Quizás mañana o pasado o bien, en un tiempo más, la historia que han escuchado de nuevo sucederá.
Es Chile un paÃs tan largo, mil cosas pueden pasar si es que no nos preparamos resueltos para luchar.
Tenemos razones puras, tenemos por qué pelear. Tenemos las manos duras, tenemos con qué ganar.
Unámonos como hermanos que nadie nos vencerá. Si quieren esclavizarnos, jamás lo podrán lograr.
La tierra será de todos también será nuestro el mar. Justicia habrá para todos y habrá también libertad.
Luchemos por los derechos que todos deben tener. Luchemos por lo que es nuestro, de nadie más ha de ser.
CICERONE
http://es.youtube.com/watch?v=tDi23q95k6g
Referencias:
(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Matanza_de_la_Escuela_Santa_Mar%C3%ADa_de_I
2 http://www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=9622&It |
This work is in the public domain |
Comentaris
Re: A 100 años de la matanza de seres humanos en Iquique
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per dd |
19 des 2007
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en català, si us plau. |
Re: A 100 años de la matanza de seres humanos en Iquique
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per Acrata |
21 des 2007
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Ni olvido ni perdón... Nada ha cambiado desde entonces, el fascismo sigue adelante pese a los variados disfraces que adopta, y el colonialismo está en pleno auge. A caciques y terratenientes, a generales y presidentes, a asesinos y mercenarios, muerto el perro se acabó la rabia (al menos ésta).
Para dd: eres un nazi hijo de puta, inculto y fanático. Si hubieras nacido en Burgos, serías de la falange, tarado de los cojones. |
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