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Tres hipótesis sobre la derrota de Estados Unidos en Irak
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09 oct 2007
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Tres hipótesis sobre la derrota de Estados Unidos en Irak
Por Fernando López D’Alesandro
La reservada desesperación de Condolezza Rice de reunir enemigos y aliados en conferencias sin resultados para solucionar la crisis de Medio Oriente, las amenazas públicas de los halcones de llevar la guerra a Irán, la baja popularidad de George W. Bush y el aumento de la matanza general en Irak el último año, precipitaron las unanimidades de los grupos de poder norteamericanos sobre la necesidad de salir de la Mesopotamia. Sin embargo, el sector petrolero liderado por Dick Cheney optó por promover ataques “quirúrgicosâ€? contra la Guardia Republicana Iranà y la infraestructura nuclear, con la expectativa de “salvarâ€? el negocio petrolero, que a todas luces fracasó. El control y explotación de los yacimientos iraquÃes fue imposible y se volvió inmensamente costoso. Por tanto las petroleras norteamericanas pactaron unilateralmente con el gobierno autónomo kurdo la explotación de los yacimientos de Mosul, rompiendo de hecho la unidad del débil gobierno de Mailiki. En cualquiera de estas estrategias se percibe un aumento de la desesperación por parte de Washington, desesperación que muestra a las claras que perdieron la guerra y que la retirada dejará una situación difÃcil de prever. Las opciones de EEUU en Irak, creemos, se estrecharon a tres posibilidades y todas son graves… o terribles.
Primera hipótesis: La guerra general
Tal como muchos habÃan previsto las guerrillas resistentes fueron imbatibles. La conquista de marzo-abril de 2003 duró apenas dos semanas, pero la resistencia lleva cuatro años y medio, provocando inmensas bajas al ejército invasor y con un costo económico que se volvió insoportable, en medio de la crisis global de los bonos hipotecarios basura. La guerra ya costó 450 mil millones de dólares, más de cuatro reconstrucciones de Europa luego de la Segunda Guerra Mundial. Según las cifras oficiales, siempre dudosas, las muertes del Army llegan a 3.808 y los heridos a 28.000. Sin embargo, la Asociación de Veteranos de la Guerra de Irak informó hace pocas semanas que las bajas americanas reales pasan los 70.000. Los muertos civiles son ya incontables -75.000 para los más prudentes, quinientos mil para otros- y los emigrantes iraquÃes rebasaron largamente el millón. La conclusión evidente es que, de nuevo, el ejército más poderoso del mundo no puede contra las guerrillas irregulares. Quizá, suponen algunos halcones, si la guerra fuera convencional la situación podrÃa cambiar. Ahora bien, la guerra en Irak no es ni será “convencionalâ€?, por tanto se impone buscar un enemigo que iguale las capacidades norteamericanas, casi a la par. Las miradas se volvieron hacia Irán.
Si EEUU ataca a la teocracia iranà es probable que la guerra se generalice. Teherán no dejará de atacar a Israel, lo que provocará la segura entrada de éste en el conflicto. A su vez las guerrillas chiitas de todo el Oriente Medio –Hizbollah, Hamas y el ejército del Mahdi de Moqtada al Sadr- no dudarán en volver al combate contra los invasores y se dispararÃan los mecanismos de las alianzas locales, donde Siria juega un papel central al igual que Rusia y China, regionalizando la guerra en un espiral sin fin en el tiempo. Finalmente, el cierre del Estrecho de Ormuz, por donde pasa el 22% del petróleo que consumimos, llevarÃa los precios del barril a niveles insostenibles para las economÃas occidentales, agravando la crÃtica situación actual.
Segunda Hipótesis: la retirada
Estados Unidos puede salirse de Irak, tal como sucedió en Viet Nam. PodrÃa, quizá, negociar algún acuerdo entre las facciones locales, pero el vacÃo de poder ¿quien lo llenarÃa? Hay un solo actor posible, los chiÃtas. Mayoritarios en todo el paÃs, con varias organizaciones sólidas y armadas, con un liderazgo religioso encabezado por el ayatolá Al Sistani, la salida de EEUU podrÃa abrir la puerta a la creación de otra república islámica, aliada de Irán, con fronteras sobre Siria, Jordania, TurquÃa y, peligrosamente cerca de Kuwait y Arabia Saudita. Además, a un tiro de cañón de Tel Aviv.
Para Israel tal hipótesis es inadmisible. Su seguridad se verÃa jaqueada como nunca en su medio siglo de historia, con el agregado que el avance fundamentalista serÃa imparable, pues se atizarÃan los ataques contra “la entidad sionistaâ€? desde El LÃbano, Hizbollah, y desde Palestina, Hamas, sin olvidar a todos aquellos que en el mundo árabe quieren ver la destrucción de Israel.
Tercera Hipótesis: Partir a Irak en tres.
Manejada desde el principio de la guerra, la partición del paÃs en tres soberanÃas distintas volvió a ser considerada por Bush y por el Congreso norteamericano hace unas pocas semanas. Sunitas al sur, chiitas en el centro y kurdos en el norte. Estas especulaciones no son inocentes. El Parlamento de la región autónoma del Kurdistán iraquà aprobó el 7 de agosto una ley sobre la distribución de los ingresos por el petróleo y el gas, que concede a los kurdos por primera vez el control sobre estos recursos. La norma viola la “constituciónâ€? del régimen impuesto por Washington y permitió a los kurdos debilitar aún más el poder central de Bagdad y acordar con las petroleras norteamericanas la explotación de los yacimientos de Mosul. Apoyados por Israel –que los provee de armas y entrenamiento- los kurdos aspiran a constituir, por fin, un paÃs con el apoyo de los capitales occidentales y del gobierno de Tel Aviv. Sin embargo hay varios obstáculos en el camino hacia el “Kurdistán libreâ€?.
Ni TurquÃa, ni Siria, ni Irán permitirán la independencia kurda. La posibilidad aterra a estos tres paÃses, pues sus fuertes minorÃas kurdas no dudarÃan en promover la integración territorial del “Kurdistán históricoâ€? que abarca el sur turco, el oeste iranà y el oriente sirio. Los tres gobiernos, por tanto, podrÃan invadir el novel estado independiente, y probablemente fragmentarÃan su rico territorio petrolero en tres zonas de influencia, independientemente de la reacción de Israel. De hecho, la resistencia de Ankara y Teherán a esta posibilidad se está haciendo sentir violentamente. En los últimos dos meses turcos e iranÃes bombardearon sistemáticamente el Kurdistán, lo que fue silenciado por los grandes medios de comunicación y tolerado por el gobierno de Bush, que ya poco y nada puede hacer, dando una nueva muestra de debilidad.
Las conclusiones del final
Estados Unidos está entrampado en su aventura iraquÃ. Quedarse significa un aumento de las sangrÃas, polÃtica, económica y militar. Salirse podrÃa dar lugar a cualquiera de las tres hipótesis señaladas, con consecuencias imprevisibles… para todos.
La avanzada diplomática para estabilizar de alguna manera el caos que generaron, negociando además con Irán y Siria, no dio ningún resultado. Nadie quiere inmiscuirse en un problema crÃtico y de difÃcil solución, en tanto que los paÃses adversarios y competidores de EEUU nada hacen ni harán, deseosos de debilitar al unilateralismo bushiano. La Unión Europea, Rusia y China y más modestamente Brasil, esperan la derrota americana como una oportunidad de futuro. Sus inversiones en Medio Oriente asà lo exigen. En tanto los fundamentalismos islámicos se anotan una nueva victoria geopolÃtica en nombre de Alá.
Estados Unidos está solo y en el fondo, y nadie le dará una mano para sacarlo del pozo. |
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