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“Lágrimas de cocodrilo�
12 set 2007
NO NIEGO QUE LAS “L�GRIMAS DE COCODRILO� SON UNA BUENA T�CTICA POL�TICA EN ESTE MOMENTO DE LA HISTORIA DE BUSH.
"Los iraquíes me observan. Las tropas me observan. La gente me observa. Aún así, lloro. Tengo el hombro de Dios para llorar. Y lloro mucho. Lloro mucho en mi trabajo. Apuesto a que he derramado más lágrimas de las que usted puede contar. Derramaré unas cuantas mañana." (Presidente de Los Estados Unidos George W. Bush).

Como un ciudadano ordinario del mundo, y con todo mi respeto, me dirijo al Señor Presidente de Los Estados Unidos George W. Bush:

Déjeme decirle Señor Presidente que “llorar� es una emoción humana perfectamente normal y natural. No hay absolutamente nada malo en las lágrimas de un hombre, o de una mujer. Al contrario, ese líquido precioso de las glándulas del ojo nunca se esparce por el rostro por puro gusto; siempre es la consecuencia normal de una acción física o espiritual – un golpe en el cuerpo, la muerte de un ser querido, una desgracia económica, etc.

En general, llorar es una expresión de dolor, de pena, ante las adversidades. Pero al mismo tiempo, llorar es también un mecanismo de poder político, orientado hacia un fín para influenciar la conducta de otros. A mí se me parte el corazón en dos pedazos si veo llorar a mi madre, a mi novia, a mi esposa, o a mi hijo. Un infante, o un niño, llora porque, digamos, tiene hambre, y sabe (o intuye instintivamente) que con sus lágrimas presionará a su madre para que le dé alimento.

El problema con sus lágrimas Señor Presidente Bush es que sus lágrimas son muy importantes. Son muy importantes porque usted es un hombre público; y sobretodo, porque usted es un líder político mundial. Sus lágrimas no son como las mías, que no le importan a nadie, excepto a unas cuantas personas a mi alrededor. Pero sus lágrimas Señor Presidente le importan al planeta entero. Ellas no pueden escapar a la percepción e interpretación pública. Y por lo cual, yo siento mucho tener que decirle que sus lágrimas, aparte de ser un instrumento político para ablandar corazones en la búsqueda de redención en la historia, llegan demasiado tarde al conocimiento del mundo.

Siento mucho decirle Señor Presidente que yo veo en sus lágrimas una profunda culpa de consciencia. Veo en ellas el dolor y la pena de una emoción moral después del genocidio cometido contra el pueblo de Irak por las fuerzas militares del país imperial que usted muy dignamente dirige como su “Commander in Chief.�

No es por puro gusto Señor Presidente que usted, cuando llora, diga “Los iraquíes me observan.� Quizá en esa frase usted percibe un fantasma que le perseguirá hasta los últimos días de su existencia. No niego que “las lágrimas de cocodrilo,� de hipocresía, son una buena táctica política en este momento de su historia, pero me temo que aquel fantasma nunca le permitirá ver la victoria en su corazón.

Ver:
http://www.univision.com/content/content.jhtml;jsessionid=POOAM21YLKSFKCWIAANSFFQKZAABYIWC?cid=1284937


--Wilfredo Gutiérrez

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