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Notícies :: @rtivisme : amèrica llatina : sexualitats |
Marcos presenta Noches de fuego y desvelo
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per Cancuc |
12 jun 2007
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El líder rebelde incursiona en la literatura erótica |
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El subcomandante Marcos está enamorado, fascinado, erotizado, por una mujer-luz, pero para poder remontar el rechazo inicial y seducirla ha transmutado una vez más su persona y, desde la oscuridad, se ha convertido en el misterioso Sombra, el Guerrero, un caballero medieval con armadura y yelmo cuya rejilla cubre, una vez más, no sólo su rostro, sino su pasamontañas.
Ubicada entre la realidad y la ficción, esta historia de amor y erotismo, con imágenes de sexo explÃcito en las que el jefe rebelde del Ejército Zapatista de Liberación Nacional se muestra sin pudores -para delicia de sus admiradoras-, es recogida en el libro-objeto de arte Noches de fuego y desvelo (Colectivo Callejero).
Este bello volumen, como lo calificó el escritor Carlos Montemayor, fue creado con base en una atinada combinación de textos-cartas encendidas de Sombra, pinturas de Antonio RamÃrez (revelado como Pinceles) y diseño de EfraÃn Herrera (CuadratÃn).
El libro tiene una segunda parte, en la que Marcos-Sombra se transmuta de nuevo en un pirata, un marinero, un caballo y un mago, en un desbordamiento de la imaginación seguida con fidelidad y creatividad por los colores y formas de Pinceles y la tipografÃa y acomodos del espacio de CuadratÃn.
Entre tumultos, el singular volumen -que cuesta 900 pesos, tiene un tiraje de mil ejemplares y cuyos recursos recabados se destinarán a proyectos de salud en comunidades indÃgenas de Chiapas-, fue presentado el viernes en la Casa Lamm por Carlos Montemayor, Herman Bellinghausen, Adriana Malvido y los autores.
Marcos leyó el texto El amor, sus modos y ni modos, y de una manera quizá borgiana, que puede ser real o novelesca, pues habló de una carta de amor que el jefe rebelde escribió por encargo de un compañero de la comisión de investigación del EZLN, ElÃas Contreras, y de otra carta de amor más de éste mismo a Magdalena, otra compañera, quien, luego revelarÃa el subcomandante, como una vuelta de tuerca de su relato, murió en una batalla.
Y además, como un desdoblamiento, también literario, contó la manera como conoció al protagonista de Noches de fuego y desvelo, en julio de 2005. "Conocà a Sombra, el Guerrero, alguna de esas madrugadas en las que visité a los vigilantes. En ese entonces, en las distintas zonas se estaba discutiendo la que después serÃa conocida como Sexta declaración de la Selva Lacandona..."
Luego contó cómo surgió este libro de batallas de amor, en noches de desvelo entre Sombra, Pinceles y CuadratÃn, en Guadalajara. "Ella (su amada) nos derrotó desde la madrugada aquella en que reunidos los tres, sin más lisonjas que las que ofrecen el café y el tabaco, llamarnos la Sociedad del Desvelo decidimos".
Literatura erótica renovada
"Qué se sumen, pues, los desvelos que esta historia, palabra, imagen, libro, provoquen, que luz tan alta como la que en ella anda, alto tiene el sueño y a desvelar alcanza con su brillo a todo varón o fémina que de serlo se precie, aunque aumente más asà mi sufrida vela. No estoy vencido, no, saberlo vosotros y aquél que en la pelea entre para ser no dueño, sino siervo de mi señora."
Montemayor dijo que los textos de Sombra, el Guerrero, son estupendos. "Ahora me sorprende más el ritmo clásico, que viene a la lengua española desde hace muchos siglos, desde que la lengua española era latÃn, que viene desde Séneca, desde Ovidio. Y no sé recuperado desde dónde, Sombra ha logrado integrar como parte de su expresión y de su arte literario".
Y planteó a manera de pregunta: "¿Por qué Marcos no iba a entrar -como ya lo ha hecho en el discurso polÃtico, en el relato y en el talento de recuperar estructuras, ritmos y motivos de las lenguas indÃgenas, particularmente del tojolabal, y renovar asà las letras polÃticas de nuestro continente- o por qué iba a considerar vedado un terreno tan oscuro y a la vez tan luminoso como el de la literatura erótica?"
Hermann Bellinghausen recordó que "el guerrero enamorado es una tradición literaria en sà misma" presente por ejemplo, en la Europa medieval, el México antiguo y paÃses de oriente como India y Japón.
"Desde el deseo las noches de insomnio se cargan de un sentido diferente a la angustia, la soledad, el desarraigo, la desazón que espoleó el cortejo de la dama, como capitán sitiando una difÃcil fortaleza, con la única y carnal visión de tomarla, y en un juego de espejos, ser tomado por ella", señaló.
Adriana Malvido propuso "dejarse atrapar entre las páginas, como cuando uno se deja atrapar entre las sábanas, o las yerbas, o las olas, en la piel del otro". Y agregó:
"Marcos se convierte en Sombra, el Guerrero, para escribir por las noches al único ser que ha sido capaz de doblegarlo, de seducir al seductor, de quitarle el sueño pero no la duermevela, y de llevarlo al delirio, al ansia, al miedo, a un suspiro interminable y a un impulso poético que hace volar por los aires y en añicos su armadura, su yelmo, su lanza y todo aquello que lo cubre para hacerse caballero andante, Quijote de la montaña, o Cirano."
http://www.jornada.unam.mx/2007/06/10/index.php?section=cultura&article=
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Libro Noches de fuego y desvelo Textos del SCI Marcos, obra pictórica de Antonio RamÃrez, diseño de EfraÃn Herrera.
Presentaciones por los autores:
Martes 12 de junio, 18:00 horas, Aula Mater del Colegio de San Nicolás, Morelia, Michoacán.
Viernes 15 de junio, 17:00 horas, Auditorio Salvador Allende del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, Guadalajara, Jalisco
Presentación del libro “Libro Noches de fuego y desvelo�, 8 de junio, Casa Lamm.
http://enlacezapatista.ezln.org.mx/comision-sexta/752
Palabras del Subcomandante Marcos en la presentación del libro.
http://enlacezapatista.ezln.org.mx/audio/SEGUNDAETAPA/08062007Casa_lamm/
Marcos es un ser polÃtico y erótico, asegura el pintor Antonio RamÃrez
http://www.jornada.unam.mx/2007/05/14/index.php?section=cultura&article=
Noches de fuego y desvelo, próxima novela de Marcos
http://www.lajornadajalisco.com.mx/2007/05/10/index.php?section=cultura& |
Mira també:
http://chiapas.indymedia.org/display.php3?article_id=146780 |
Comentaris
Presentación del libro
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per Subcomandante Insurgente Marcos |
12 jun 2007
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Presentación del libro “Libro Noches de fuego y desvelo�, 8 de junio, Casa Lamm.
EL AMOR, SUS MODOS Y NI MODOS. I.
Este primer texto forma parte de una serie que se irá haciendo pública en otros lugares donde se presentará este desvelo hecho libro. El segundo se presentará en Morelia, Michoacán, el 12de junio. Y el tercero, en Guadalajara, Jalisco, el 15 de junio. Va.
CAPÃ?TULO I.- Que nos da a saber del veredicto de Sombra, el guerrero; que deja pendiente la carta de amores y esas cosas que el Sup redactó por encargo de ElÃas, pero que detallada cuenta da de la desconcertante misiva que ElÃas Contreras, Comisión de Investigación del EZLN, escribió para la Magdalena, asà como de otros extraños sucesos y desordenadas explicaciones que no muy se entienden porque de por sà hay un pensamiento desordenado. Bueno, cuando menos uno.
El veredicto de Sombra.
Conocà a Sombra, el guerrero, alguna de esas madrugadas en que visité a Los Vigilantes. En ese entonces, en las distintas zonas se estaba discutiendo la que después serÃa conocida como Sexta Declaración de la Selva Lacandona. En la consulta interna que realizábamos, a mà me habÃan mandado para conocer el pensamiento de Los Vigilantes sobre lo que veÃamos y el paso que darÃamos. Lo que me dijeron Los Vigilantes esa madrugada, hace dos años, en junio del 2005, no viene al caso, asà que no me extenderé en ello.
Fue casi al retirarme. Una lluvia, que empezó la tarde anterior, alargaba ya sus humedades hasta las primeras luces del alba. Los Vigilantes me llamaron y me lo presentaron. “Éste es Sombraâ€?, dijeron, “él te acompañará cuando pase lo que va a pasarâ€?. Los Vigilantes no suelen dar muchas explicaciones, y las más de las veces lo hacen con alegorÃas, leyendas, cuentos e historias. Asà que ni siquiera pregunté quién era o cuál iba a ser su trabajo. Me despedà y junto mÃo, como de por sÃ, Sombra caminó hasta el Cuartel General del EZLN.
Sombra no hablaba mucho entonces, pero solÃa hacer comentarios irónicos con un filo que cortaba hasta en el tono. Se mantuvo entonces como al margen, como esperando. Yo imaginé que Los Vigilantes lo habÃan puesto de algo asà como mi guardaespaldas, puesto que sabÃan ellos que, si la iniciativa era aprobada por los pueblos zapatistas, me tocarÃa salir primero y solo. Pensé que el nombre de Sombra era eso, una definición de su misión.
No acostumbro andar acompañado, asà que al principio era molesto estar con él. Y por un buen tiempo pensé que Sombra era y sólo Sombra serÃa, hasta que llegamos a una reunión del Comité.
Ya la noche mandaba en el mundo de abajo cuando llegamos al lugar de la reunión, un poblado zapatista donde reinaban de manera coordinada (o sea, peleándose), y no en sentido figurado, la Toñita-Tercera-Generación y la EstefanÃa, que no sólo tiene el nombre, también el complejo de princesa de su par de Mónaco. Ambas tenÃan entonces 4 años, si la cuenta no me falla porque han de saber ustedes que allá también las matemáticas son muy otras.
En fin, apenas desmontando del caballo, las respectivas madres de la Toñita y la EstefanÃa me informaron lo más importante, a saber: que habÃa café caliente y que las niñas que se disputaban el trono de ese olvidado reino, se habÃan quedado dormidas esperando al “Chupâ€?, cito textualmente, “para que nos cuenta un cuento de ésos que no se entiendenâ€?.
Yo no alcancé a ofenderme. De por sà la Toñita y la EstefanÃa se adornaban y le echaban mucha crema a sus tacos cuando yo no estaba y, según me contaban sus padres, decÃan que, cuando yo llegara, me iban a mal mirar porque mucho las regañaba por no ir a la escuela autónoma. La Toñita, por ejemplo, argumentaba que escuela autónoma querÃa decir que podÃa ir cuando quisiera, que por eso era autónoma. Y la EstefanÃa decÃa que no iba porque la maestra era muy enojona, porque claro lo miraba en su ojo que se embravecÃa y hasta se ponÃa morada.
Pero ni ofensa, ni café caliente. Ahà nomás desensillando me avisaron que los comités están reunidos y me esperan. Llegué y saludé. Entonces, cuando iba a presentar a mi supuesto guardaespaldas, él mismo se presentó diciendo: “Sombra, el guerreroâ€?. Ninguno de los comandantes y comandantas se sorprendió, asà que supuse que ya lo conocÃan de antes, o que ya sabÃan de él.
Tal vez en otra ocasión les cuente de lo que Sombra y yo hablábamos, y hablamos, en las largas y solitarias jornadas, recorriendo los rincones de esta herida que llamamos Patria. Por ahora sólo baste decirles que, antes de salir para acá, me entregó unas lÃneas de trazo desordenado. No miré lo que decÃan, hasta hace unos momentos, antes de llegar aquÃ. Aunque los destinatarios apenas ahora se enterarán que lo son, creo que ellos me excusarán el que sepan del contenido de esta carta, dirigida a ellos, al mismo tiempo que todos ustedes, ahora que se las lea.
Dice asÃ:
“Pinceles, hermano; CuadratÃn, amigo:
Me parece que está claro, como se aclara mi mirada cuando a Ella la veo.
Cuando percibà los primeros trazos de Pinceles sobre el caballete, supe que él ganarÃa. No sólo conseguirÃa decir aquello en lo que mis palabras enmudecÃan. También supe que la luz que me desvela, rendirse bien podrÃa a esas palabras hechas carbón y óleo, a esas imágenes contando una historia de deseo por definirse, como es ley que el deseo se defina luego, es decir, en humedades y truenos, en suspiros y gritos, en sueños.
SÃ, he de confesaros, amigos, que pensé entonces que Pinceles habrÃa ganado el reto y que, entonces, otro muro alejarÃa a la Ella de mÃ, como se alejó del fuego que le adornó el paso en el lienzo de aquella madrugada.
Maldije entonces aquel tiempo en que dejé, sobre el desordenado escritorio que Pinceles tiene en su taller, algunas de mis cartas y recuerdos, junto con el reto lanzado de contar otra historia, y de otro modo contar el dolor que por ella en mà se duele.
Alimentaba yo, sin embargo, la tenue ilusión de que, al final del lance que disputaba su atención y gracia, fueran mis palabras, y no los coloridos trazos de Pinceles, las que la tocaran en ese rincón secreto donde su nido tiene el nudo del deseo. Bien sabéis vosotros que para eso vivo y lucho, y que si no lo encuentro muero. Y pensaba yo para mis adentros, que mientras ese relámpago herida fuera en mi mirada, esperanza tendrÃa de sombra dejar de ser, si en sus ojos, por fortuna y por fin, para siempre me alojara.
Vinieron entonces largas travesÃas, combates fieros y apocados reposos. Sombra en las sombras era. Ansia por de su mirada la enfermedad no tener y, por tanto, nunca el alivio conseguir luego.
Asà pensaba… hasta hace unos momentos. Porque sin proponérmelo yo, ni que planeado por nadie fuera, tuve en mis manos la forma en que CuadratÃn resolvió el desafÃo y me supe ya perdido. A mi entender, él habÃa logrado hacer lo que parecÃa imposible, no sumar dos historias, sino hacer una tercera: el libro.
¡Vamos! ¿Otro rival más en la lucha por esa tierna luz?
Sea. Guerrero soy, y siempre habré de luchar por, en ella toda, nadie ser.
Asà que, sabedlo caballeros, no es ésta mi conclusión o cumplimiento del lance en el que, sin proponérselo, su resplandor nos ha empeñado.
Ni Pinceles, Ni CuadratÃn, ni la Sombra que soy, el guerrero.
Gana la ella, que es como deben terminar estos duelos.
¿Terminar dije?
Comenzar, corrijo.
Porque seguro estoy, y en esto de acuerdo estaréis conmigo, que ella nos derrotó desde la madrugada aquella en que, reunidos los tres, sin más lisonjas que las que ofrecen el café y el tabaco, llamarnos “La Sociedad del Desvelo� decidimos.
Que se sumen pues los desvelos que estas historias, palabra, imagen, libro, provoquen. Que luz tan alta como la que en ella anda, alto tiene el sueño, y a desvelar alcanza con su brillo, a todo varón o fémina que de serlo se precie, aunque aumente más asà mi sufrida vela.
No estoy vencido, no. Sabedlo vosotros y aquel que en la pelea entre para no ser dueño sino siervo de mi señora.
Conoced entonces que si no existe aún la madrugada en que, ella en su luz desnuda, yo con la sombra cubierto, nos encontremos, con empeño habré de hacerla, y hacerme, para en ella de nuevo nacer y morirme luego.
Y sabed entonces que, de mis pasos rotos, fabricaré, de luces y sombras desconocidas para el mortal común, el discreto rincón del calendario donde mÃa será y donde seré suyo.
Por lo demás, señores, continuad el desafÃo.
La moneda está en el aire, y no caerá hasta que a sus pies me rinda yo, que es mi más grande anhelo, o se rinda aquél que en su corazón venza y en su humedad al fin naufrague.
Sed pues, caballeros, bienvenidos al desvelo.
Que el duelo siga y que no tengamos más alimento que ese destello que hoy, como antes ayer, a esta historia nos convoca.
Vale. Salud y que, mal haya mi destino si éste fuera, nunca sea cicatriz la delicada luz que a mi sombra lacera.
No vuestro, sino de ella soy, caballeros.
Por ella, para ella y en ella, soy yo, Sombra, el guerrero…
ElÃas Contreras hace una su carta, de amor y esas cosas, para La Magdalena.
“Querida compañera, o compañero, según, Magdalena:
Recibe mis saludos fraternales y revolucionarios esperando que te encuentres bien en compañÃa de tus compañÃas, que sea tus compañeras, o compañeros, según, de trabajo. Yo aquà me encuentro bien, contento con los compañeros y compañeras de la lucha. Después de mi corto saludo, paso a lo siguiente:
Mira Magdalena, claro te digo que lo pedà al Sup que hace una carta de amor para que yo te voy a dar y asà tú crees que yo escribà la carta, pero no yo la escribà sino que el Sup, pero fue porque yo se lo pedà que si no, pues no escribe la carta.
Entonces estaba yo un poco contento, no mucho, pero siempre un poco sÃ, porque ya tenÃa ya la carta. Pero aluego pensé que claro se va a ver que yo no escribà la carta que no escribà porque la escribió el Sup. Entonces dije, bueno, no dije pero pensé que, como dicen los ciudadanos, qué tal que me cachan en la maroma y no me sale. Y no es que te haya querido engañar, bueno, un poco sÃ, pero no mucho, que digamos que no es muy grave, sino que más o menos, que sea que era un engaño que iba salir bien, pero pensé que qué tal que va a salir mal, entonces mejor pensé de hacerte esta otra una carta que es, dice el Sup, una carta de amores y esas cosas, que sea que sà habla de amores un buen, pero de repente también de esas cosas otro tanto, no sé, tal vez.
Y arresulta también que, además, yo de por sà soy Contreras, que sea que es mi apedillo y mi modo, ni modos. Entonces si el Sup me dice “Andáte ElÃas, llevále esta carta a la Magdalena y le dices que tú la escribiste, y pa´ que llegues luego y no tardes, llévate la mulaâ€?, sin agraviar ¿eh?. Es que de por sà me empresta una su mula que tiene, que no es su mula, sino que se dice que está bajo su responsabilidá, que sea que él tiene que ver por la mula, manque sea muy mula, ora sà que ya le paro porque si no te vas a enojar y no es trato que te embravezcas.
Pero bueno, si el Sup me dice eso, pos yo, nomás de Contreras, no lo hago. Entonces también por eso no te doy la carta del Sup que yo le encargué para ti, sino la que yo mero te hice.
Entonces espero que me hayas entendido, Magdalena, y si no me entendiste no preocupas mucho porque de por sà tengo muy revuelto mi pensamiento y aluego arresulta que ni yo sé qué es lo que estoy diciendo.
Bueno, pues entonces esta carta que te mando se titula:
Carta de Amores y esas Cosas para la Magdalena.
Y el autor soy yo mero, que sea ElÃas Contreras. Y se dice autor porque uno mismo escribe lo que escribe y no otro, o lo que es lo mismo, el que hace las cosas es el autor de esas cosas. Por ejemplo, ¿quién es el autor de las chingaderas que nos hacen como indÃgenas que somos? Bueno, pues es el capitalismo. Y entonces el capitalismo quiere decir, pero bueno, luego te explico eso que es de polÃtica y no de amores, aunque tal vez sÃ, de repente, quién sabe.
Bueno, pues entonces yo te escribo esta carta que dice asÃ:
Querida compañera, o compañero, según, Magdalena:
Bueno, pero no asà se empiezan las cartas, sino que primero se pone la fecha y el lugar, que sea cuándo se escribe la carta y dónde la escribe uno, o una, según. Pero yo no le pongo fecha porque ni siquiera sé si te voy a entregar o no, porque aluego cuando te miro pues me entra la nerviosidá que le dicen, que sea que se me olvida lo que voy a decir, bueno, de por sà se me olvida cada tanto, pero cuando te miro pues ahà está la palabra dando vuelta y vuelta en la cabeza pero nomás no baja a la lengua y ahà estoy como tarugo, sin agraviar, pero también tu tienes tu parte del delito porque aluego andas toda rabona con esas falditas que ya de balde y las blusas que ya no se puede creer, con toda la pechuga asomando nomás. Entonces pues sà me inquieto, no mucho, bueno, sà mucho pero no lo doy a notar, creo.
Entonces, si la carta ésta de amores y esas cosas que te estoy escribiendo no tiene fecha pues no vas a enojar porque de balde se enoja uno, o una, según, en esto de los amores y esas cosas, porque, a ver, ¿qué caso tiene estar en la peleadera en lugar de estar en la querencia?
Por eso en Radio Insurgente, la voz de los sin voz, que han de ser muchos, o muchas, según, porque todo el dÃa están dale y dale, pero bueno, pues ahà en nuestra Radio Insurgente sacan programas de orientación, que sea de consejos, para que no se pelean las parejas, o los parejos, según.
Y ahorita me estoy acordando que el Sup pone unas músicas muy otras cuando está de locutor de Radio Insurgente y un poco mucho nos hace reÃr con sus chistosadas y el otro dÃa puso una música que dice que “ya no me pegues con el molcajete, mejor pégame con la trompa, mamacitaâ€? y yo creo que es por el 10 de mayo que es el dÃa que se festeja nuestras mamaces y entonces si uno, o una, según, quiere mucho a su mamaces entonces dice mamacita y yo creo que el Sup sà cierto que tiene muchas mamaces porque cada rato anda diciendo “mamacitaâ€? y aluego se ve que tiene antojo porque dice también “arrrroz con lecheâ€?. Y en el norte dicen “lesheâ€?, a saber por qué pero asà lo he escuchado, y yo bien lo miré que el norte es muy otro, yo creo que por eso está en la otra. Bueno, pues ya me fui para otro lado otra vuelta.
Bueno, entonces arresulta que esta carta no tiene fecha por razón de que ya te expliqué y si no me entendiste ahà luego te paso un apunte para el estudio, que sea que es un papelito que uno como quiera no entiende nada, pero hace como si estuviera entendiendo y los demás no se dan cuenta de que uno tiene cara de tarugo, sino que dicen que uno es “intelectual�, manque no sea inteligente, pero bueno, con el papelito ése que se llama “apunte� o también le dicen “control de lectura� pero qué va a ser, si lo emprestan el apunte para no leer el libro, y pues ya me estoy jalando otra vuelta pa otro lado, pero el apunte en veces pues sà se entiende.
Bueno, y tampoco la carta tiene el lugar porque no sé ónde mero la voy a escribir porque onde quiera llegan los pensamientos en mi cabeza y ni modos que escriba a cada rato “esta parte la pensé en tal parte pero la escribà en tal otraâ€?, no, si de por sà ya está revuelto mi pensamiento, peor va a salir la carta, no como ahorita que está quedando todo muy claro, pero es porque te estoy explicando, que si no pues no entendÃas “ni mais palomasâ€?.
Esto de “ni mais palomas� me lo enseñó un compa que es mago y se llama “Alakazam el mago�, que sea que “Alakazam� es su nombre y “el mago� es su apedillo, como yo mi apedillo es “Contreras� porque es mi modo, entonces yo creo que su modo del compa Alakazam es ser mago. Bueno, pues el compa Alakazam dice “ni mais palomas� y ¡zas!, ahà nomás desparece una paloma que no es cierto que la desparece, sino que la guarda en un su sombrero como de jirafa que tiene, pero nadie se da cuenta porque el compa Alakazam hace magia, que sea, hace que todos miren para otro lado, como de por sà hacen los capitalismos con la gente, para que no lo mira que son unos ladrones, o ladronas, según.
Entonces espero que ya te quedó claro por qué esta carta no empieza con la fecha y el lugar y por eso comienza asà como de zopetón, porque uno, o una, según, nomás abre el papelito y ¡zácatelas!, ahà nomás ya sale por donde va el asunto y ni tiempo le dan a uno, o una, según, de prepararse. Pero tú no vas a tener ese problema porque yo te estoy explicando como quien dice la perspectiva de la carta, que sea que la mires la carta de todos lados y al mismo tiempo, y yo creo que mejor te vas sentando porque aluego uno, o una, según, se marea con eso de la perspectiva.
Entonces ya sigue la carta, que sea que dice asÃ:
Querida compañera, o compañero, según, Magdalena:
Y bueno de por sà se acostumbra en las cartas poner “queridaâ€? o “queridoâ€?, pero no es porque uno ya anda queriendo o porque le anda ganando la gana, sino porque se dice que es cortesÃa, que sea que uno es buena gente con el otro, o la otra, según.
Pero se usa sólo si somos compañerismos, porque si le estás haciendo una carta a los malditos gobiernos pues no pones “Querido mal gobierno�, sino que pones también tu coraje, asà como “Pinche mal gobierno� o “Maldito mal gobierno� o “Desgraciado mal gobierno�.
Bueno, ya le paro ahà con eso del mal gobierno porque si no pues tardo y la carta ya no va a ser de amores sino de corajes.
Y entonces en la carta ya sigue lo mero principal, que sea el por qué de la carta. Que sea que es como lo de por qué luchamos.
A ver, ¿por qué luchamos? Pues por los 13 puntos que antes eran nomás 11 pero se crecieron después de 94, como de por sà nos crecimos como zapatistas que somos. Y entonces el por qué luchamos es lo mero principal del EZLN, que sea por tierra, techo, trabajo, alimentación, salud, educación, democracia, independencia, libertad, justicia, paz, información y cultura.
¿Si son 13? A ver.
SÃ, son 13, pero aluego se me olvidan todos y entonces yo tengo una maña porque cuando me pregunta alguien “¿por qué luchan los zapatistas?â€? y no muy llega rápido en mi cabeza alguno de los 13 puntos, pues entonces respondo “Por otro mundo más mejor y más buenoâ€?.
O sea que respondo con un resumen, que quiere decir que se meten muchas palabras en unas pocas.
Bueno, aunque dice el Sup que los ciudadanos, o ciudadanas, según, luego hacen unos resúmenes que parece que asà como no sueltan el micrófono, tampoco sueltan el lapicero, o la computadora, porque aluego ya lo escriben como si estuvieran matando chinches. Y dice que sus resúmenes son más largos que lo que están resumiendo. Que sea, si es un libro de 100 páginas, ¡zas!, se hacen un resumen de 300 hojas por los dos lados y a renglón pegado, le dice.
Bueno. Entonces lo mero principal que te quiero decir, Magdalena, es lo siguiente:
Mirá vos, Magdalena, yo puedo estar sin tú. Puedo hacer los trabajos de la lucha, y comer, y dormir, y puedo ir a la milpa o hacer las misiones que me encarga el mando, que sea el Sup, y todo lo que hago lo puedo hacer de por sà sin tú.
Entonces arresulta que no ahà está la problema, sino que la problema está en que no quiero hacerlo sin tú. Entonces, como quien dice, claro te digo que yo te quiero como un resumen de todo lo que no me sale en palabras y de otro tanto para el que ni siquiera hay palabras.
Pues esto toda mi palabra, compañera Magdalena. No sé que me vas a decir. Si tal vez no entendiste de repente te puedo dar una explicación, pero no mucha porque si no aluego me hago bolas.
Entonces pues ahà lo veas, según qué me vas a decir, si es que sà vas a aceptar que yo soy como quien dice tu pretendiente, que sea que pretendo que me digas que sÃ, que sea que me escojas a mÃ.
Y entonces, si ya dices que sà te pretenda, pues entonces ya te digo lo que falta, que sea eso de las “esas cosas�, porque la carta dice “de amores y esas cosas� y sólo escribà la parte de amores porque qué tal que me vas a decir que no, y entonces de balde claro voy a decir muchas cosas de las otras cosas.
Entonces, si es que me vas a decir que sÃ, pues no dilates mucho porque asà rápido nos entendemos y pos a darle que pa luego es tarde, dicen.
Ora que si me vas a decir que no, pues entonces lo escribes en una tu carta y lo mandas por correo terrestre, le dicen, a mi dirección en las montañas del sureste mexicano, y pos asà va a tardar un buen de tiempo en llegar y asà no se bolla rápido mi corazón sino que tarda.
Creo que ahora sà ya terminé ya la carta.
No, ya me acordé de otra cosa. Qué bueno que me acordé, porque si no ya no puedo poner la posdata. Dice el Sup que la posdata es para poner lo que se nos habÃa olvidado. Entonces, como quien dice, posdata quiere decir algo asà como “¡ah, ya me acordé!â€?.
Entonces dice:
Posdata. Bueno, creo que se pone al final de la carta, pero pos ya lo puse aquà y ahà tú la acomodas mero onde va, o lo recortas con una tu tijera este pedazo y ya aluego lo pegas al final, después de onde viene mi firma.
Y lo que acordé es que yo te quiero según tu modo, Magdalena, que sea que yo quiero a la Magdalena que eres y a la que quieres ser, no la que otros quieren que seas.
¡Chin!, ya son muchos “quierosâ€? y dice el Sup que hay que buscar sinónimos, que sea palabras que son iguales porque son diferentes, o algo asÃ. O sea que, como quien dice, te estoy diciendo claro que tú y yo seamos sinónimos mutuamente ambos dos.
Pues es todo.
Fraternalmente.
Vivir por la patr…
¡Ah!, tras que no. Ya me acordé que el Sup me dijo que no termino asà la carta y yo le dije que por qué no si yo soy zapatista. Y el Sup me respondió que porque es una declaración de amor, no una Declaración de la Selva Lacandona. Y entonces le pregunté que cómo pues voy a terminar y él me dijo que algo asà con mucho sentimiento pero que no sea muy largo, porque uno no se va despedir en una carta haciendo otra. Entonces pensé este final que dice:
Fraternalmente y ahà luego nos perspectiveamos.
ElÃas Cont…
¡Ah no! El Sup me aconsejó que pongo algo bonito antes de la despedida. Entonces ya pensé algo bonito, a ver si te va a gustar, no sé, de repente sÃ, lo más seguro es que quien sabe.
Y dice asÃ:
Magdalena, desde que te conocÃ, pos nomás no me pasa el dÃa, se me va el hambre, me distraigo de los trabajos, no me concentro y la paso suspirando. O sea que, como quien dice, desde que te conocà ora sà que se chingó la Roma ésa.
Pero pérate, no ahà termina lo bonito, sino que falta lo que falta, que sea que dice, ahà nomás lueguito de onde dice que ora si que se chingó la Roma ésa:
Entonces yo creo que no está cabal que yo esté asà nomás por tu causa, motivo o razón. Y más mejor que a ti te pasa igual, para que juntos nos distrayemos de los trabajos, y no nos concentramos, y la pasamos suspirando, y no nos pasa el dÃa, y que ora sà se chinguen dos Romas.
¿A poco no quedó bonito?
Bueno, pues ya me despido.
Y claro te digo que no andes toda despechugada porque aluego te enfermas y qué tal que no estoy yo para cuidarte.
Es todo mi palabra.
Desde… desde… bueno, ahà luego te digo desde donde, porque falta lo que falta…
ElÃas Contreras.
Comisión de Investigación del EZLN.
Ahà termina la carta de ElÃas Contreras. La encontré yo, cuando revisaba las cosas de la finada Magdalena, buscando algún dato para avisarle a sus familiares o amigas. Estaba cuidadosamente doblada, asà que nunca sabremos si la Magdalena la habÃa leÃdo o no, antes de aquel combate en el que cayó peleando contra el mal y el malo.
Tiempo después, vi a ElÃas Contreras y le dije que habÃa encontrado esa carta, pensando que tal vez él querÃa conservarla. ElÃas la releyó y me la regresó diciéndome:
“Quédala Sup, como quiera las cartas son de por sà para alguien muy especial y se escriben una vez, ya luego pues quedan las palabras ahà guardadas en papel, para que, aunque la piel olvide o no tenga, nuestro corazón recuerde hasta lo que falta ser�.
Asà me dijo ElÃas Contreras, Comisión de Investigación del EZLN, y asà digo yo ahora, las palabras son para que, aunque la piel olvide o no tenga, su corazón recuerde lo que falta ser, es decir, el mañana.
Muchas gracias.
Desde la calle Zapotecos, en la Colonia Obrera, en el Otro Distrito Federal.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Junio del 2007.
P.D.- ¿Quieren saber de qué tratan los capÃtulos dos y tres del Amor, sus modos y ni modos? Pues se van a tener qué esperar a Morelia y a Guadalajara. Sirve que pienso de qué carajos voy a hablar.
Tan-tan.
http://enlacezapatista.ezln.org.mx/comision-sexta/752 |
El amor visto desde afuera. (Segunda parte de “El amor, sus modos y ni modos�)
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per Subcomandante Insurgente Marcos |
13 jun 2007
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EL AMOR VISTO DESDE AFUERA.
(Segunda parte de “EL AMOR, SUS MODOS Y NI MODOS�)
Junio del 2007.
Morelia, Michoacán.
CAPÃ?TULO II.- En el que se nos hace saber de las reflexiones que, sobre el amor y esas cosas, hace alguien que se parece extraordinariamente a un escarabajo; en el que el Viejo Antonio cuenta una historia sobre un amor absurdo e imposible; y el que termina con algunas otras miradas que, desde fuera, se asoman a los modos y ni modos del amor.
Por alguna extraña razón, que no conviene ahora tratar de desentrañar, en las montañas del sureste mexicano vive un ser singular y estrafalario. Ustedes podrán decirme que no sólo en el sureste mexicano, sino que en el mundo entero hay seres singulares y estrafalarios, y tendrán razón. Para no ir más lejos, en esta mesa cuadrada, y en el auditorio, abundan y redunda seres singulares y estrafalarios. Pero este ser al que me refiero es, en términos estrictamente cientÃficos, un escarabajo. Es decir, usted puede tomar una de esas enciclopedias que son más difÃciles de vender que los partidos polÃticos electorales (que tampoco es decir mucho) para ver una foto o dibujo de un escarabajo, y luego voltear a mirar a quien ahora le señalo en este retrato ilustrado de Domi y… vea… ¿Le sorprende? SÃ, usted ve “algoâ€? que tiene varios pares de manos o piernas, que tiene algo asà como una cáscara de alguna fruta (“cacatéâ€?, le dicen en Chiapas) en la cabeza, una tapa de frasco de medicina en una mano, un clip extendido en la otra, una ramita en otra una, algo parecido a una pipa en otra mano (sÃ, yo también ya perdà la cuenta del número de manos), un lustroso caparazón negro y una especie de cuerno en la cabeza que semeja al de los mitológicos unicornios. Si le digo que es un escarabajo, ¿duda usted de la enciclopedia o de la realidad?
Puede dudar de ambas y no se equivocarÃa. El ser singular y estrafalario cuyo retrato ha realizado Domi, es un escarabajo que optó por el noble oficio de la andante caballerÃa, y eso que tiene en la cabeza es su yelmo, lo que tiene en una mano es un escudo, una lanza es lo que sostiene la otra una mano, con la otra otra blande la temible espada “Excaliburâ€? (aunque sólo parezca ser una ramita), y, en la que creo es la última mano, lo que parece una pipa es, en efecto, una pipa…â€?
Asà habÃa yo empezado la historia que abre este capÃtulo segundo de la breve serie, llamada “El Amor, sus modos y ni modosâ€?. Estaba yo contento, no sólo porque habÃa cenado algo, también porque pensé, iluso de mÃ, que en calma podrÃa yo hablarles de Durito, un escarabajo que encontré en las montañas del sureste mexicano, hace 22 años (que, no es por presumirles mi juventud, es mi edad real y que si me veo un poco más viejo, sólo un poco, se debe tal vez a que me corrieron sin aceite). Estaba yo pensando de contarles que este escarabajo es muy hablador cuando, de pronto, viniendo literalmente del techo del cuarto, descendió, con una servilleta desechable como paracaÃdas, sobre el teclado de la computadora marca “La Migajaâ€?, el susodicho.
- “¡En la madre!�-, pensé, y digamos que no estaba pensando precisamente en la que me parió, crió y que me han estado recordando, desde que salió la VI Declaración la Selva Lacandona, con mentadas no precisamente de menta.
Durito desenvainó su espada, bueno, trató de desenvainar su espada, porque se le atoró en el paracaÃdas, que diga, en la servilleta desechable, y dijo:
- ¡“Habladora�, tu abuela! -
Yo no dejé de apreciar que, de pronto, el ala femenina de mi árbol genealógico estuviera apareciendo ya en las primeras páginas, pero, previendo que cayera toda la parentela, incluyendo una tÃa gorda que hubiera arruinado el teclado, la computadora, la mesita, la casa y sus cimientos, opté por distraer a Durito con una pregunta adecuada:
-¿Y a qué se debe esa entrada tipo “echen paja�? –
- ¡Qué echen paja ni que ocho cuartos!, es que ahora ando en la onda de tropa aerotransportada, digo, para no desentonar con el ambiente belicista que Fecal ha impuesto en el paÃs entero – dice Durito y, mientras revisaba su paracaÃdas, agregó:
- Mmh… estas servilletas neoliberales parecen programas panistas de gobierno… o sea que no sirven ni para limpiarse el… ¡un momento!, no me distraigas, que yo debÃa decir un parlamento que he ensayado y ni modo de no decirlo -.
- Vamos, no tienes por qué molestarte -, dije, pero Durito no me hizo caso y empezó a hurgar en su mochilita de campaña, que dicho sea de paso, más bien parecÃa de ésas que usan los niños para ir a la escuela, sacó unos papeles, murmuró algo, volvió a hurgar en la mochilita, sacó la tapa de frasco de medi…, perdón su escudo, su lanza, su yelmo y su pipa, se vistió apresuradamente, revisó rápidamente los papeles y, adoptando una pose… mmh… digamos que singular, declamó:
¡He aquà que he vuelto, yo, el grande Don Durito de la Lacandona, el más colosal desfacedor de entuertos, al apoyo presto a las féminas en apuros, el terror de los polÃticos corruptos (o sea, todos), el que venido ha a este mundo para socorrer al oprimido, desencantar doncellas y enamorar diosas!…
- Tu modestia es apabulante -, dije yo como de pasada.
¡Calla y no interrumpas, que ya voy encarrerado! ¿En qué me quedé? -, dijo Durito mientras revisó de nuevo sus papeles.
- ¡Ah sÃ! Aquà está… Por eso, con verdad declaro, que si alguna desamparada belleza femenina, tiene en el corazón una herida producto de cierta maldad que un despreciable varón le ha hecho, saber debe la agraviada en cuestión que sólo necesita decirme el nombre del agresor para que, súbito, lo desafÃe con mi espada y lo haga pedacitos, de tal forma que no va a servir ni para unas albóndigas con chile chipocle.
- Será “chipotle�-, dije yo mientras aproveché la confusión reinante para esconder el tabaco.
- ¡Es lo mismo! Si no es clase de cocina, que buena falta les hace a las damas de hoy en dÃa, sino una buena obra para que justicia obre por mi espada, sabidurÃa por mi pensamiento y por mi corazón nobleza, para que la acongojada en cuestión deseche atribulaciones y tristezas, y asà tome por bandera una sonrisa con la que más tibia será la noche frÃa, y más acompañada la solitaria soledad -.
- Durito, nadie ha requerido tu presencia. Para las mujeres despechadas, ya están Paquita La del Barrio y Lupita D´Alessio; para los varones heridos, están José Alfredo Jiménez y Pedro Infante, y para los otros amores rechazados, pues algo habrá, cuestión de conocer. Pero, dime, ¿en dónde se ha visto que, para mal de amores, alguien recurra a un escarabajo? -, dije mientras prendÃa mi pipa.
- Pues mal hacen -, dice Durito mientras enfundó la espada, dejó botados escudo y lanza, y, no sé cómo, porque lo escondà bien, tomó de mi tabaco y encendió su pipa. Después de unas bocanadas, me preguntó:
- Bueno, ¿y entonces para qué me necesitas? -.
- ¿Yo? Para nada. Estoy preparando un escrito para la presentación del libro “Noches de Fuego y Desveloâ€? -, le respondÃ, le mostré el libro y agregué, con insidia: - Además, parece que a la hora de hablar se te olvida el parlamento -.
Durito respondió de bote pronto:
- ¡Bah! Ya deberÃas de saber que, quien es torpe con el habla, suele ser hábil con la pluma y con ella puede hacer temblar no sólo al poderoso, también el tibio vientre de la mujer mejor, de la fémina que espera y busca, como es ley, un caballero andante con quien se hagan de nuevo y de nuevo se crezcan -.
- Y el mentado libro éste, ¿acaso habla de amores y esas cosas? -, añadió Durito mientras se asomaba a la pesada portada del trabajo gráfico y de diseño de Antonio RamÃrez y EfraÃn Herrera.
- Algo asà -, dije.
- ¿Y viene la perspectiva de la andante caballerÃa? -, cuestionó Durito.
- Algo asà -, reiteré.
- Bien, pues yo lo he de enriquecer con mis sapientes reflexiones, que si alguien es sabedor de amores, velos y desvelos es aquà su servilleta no-neoliberal, o sea que yo sà aguanto un piano -, señaló Durito por entre el humo.
- Lo lamento Durito, es demasiado tarde. El libro está ya terminado, impreso, encuadernado, catalogado con varias “Xâ€? en la moral del respetable, vetado por el Yunque, excomulgado por la Santa Sede y prohibido en las librerÃas a las que acuden las buenas conciencias -, dije.
- Bueno, pues entonces agréguenle una posdata, o un anexo, o mejor conviértanlo en enciclopedia, que mis conocimientos sobre tan lúbrico tema dan para varios tomos. A ver, apunta ahÃ… -, dijo Durito mientras se paseaba de un lado a otro con varios pares de sus manos cruzadas a la espalda.
Yo me resigné, después de todo él es el caballero andante, y yo su humilde escudero (y, por lo que se ve, también su secretario).
Asà que aquà están las primeras (de varios miles, advirtió Durito) reflexiones sobre los modos y ni modos del amor, hechas por un escarabajo aerotransportado:
DEL AMOR Y ESAS COSAS (primeras de 7,777 partes)
Reflexión UNO: El principal defecto del amor es que se acaba.
Reflexión DOS: A la hora del amor, al amor nadie le pregunta su opinión.
Reflexión TRES: Antes del amor, se suelen quemar las naves que después, en el desamor, serán reconstruidas con rapidez.
Reflexión CUATRO: En el amor, fastidia la cercanÃa continua y desesperan las ausencias extendidas en tiempo y distancia.
Reflexión CINCO: El problema en el amor no es quitarse la ropa, sino quitarse el miedo.
Reflexión SEIS: Al amor nadie lo entiende, pero quienes menos lo entienden son los enamorados.
Reflexión SIETE: El amor es la única búsqueda donde, cuando uno, o una, según, encuentra, se pierde.
Fin de las reflexiones de Don Durito de La Lacandona.
El Viejo Antonio cuenta otra historia
del insolente amor entre la luz y la sombra.
Tomó la lluvia un descanso, y una luna criando luz se retrató en el oscuro espejo de la noche. No en esta madrugada, sino en otra una, hace 10 años. El Viejo Antonio salió de su techo de nylon, miró hacia la creciente herida de luz y luego volteó a verme, apurado como estaba yo desalojando los charcos que la lluvia habÃa formado sobre mi techo y que amenazaban con romper los bejucos que tensaban el plástico. No esperó el Viejo Antonio, el tabaco no esperó, y con la pequeña nube de cigarro y pipa, como antes la lluvia, empezó a abundar la palabra.
“Tiene tiempo ya�-, dijo el Viejo Antonio.
Un viejo sabedor purépecha me contó cómo el amor que parece imposible, suele buscar caminos extraños para darse el beso que anula la dualidad.
Y qué amor más imposible que el de la sombra y la luz, el de la luna y el sol. Y contó el purépecha que sus anteriores cuentan asà el imposible suspiro que unió y une a ambos:
El sol, que Curicaueri tiene por nombre, amó y amado fue por Xaratanga, que es como la luna se llamaba. Tanto era su amor y tanto su necesidad de tocarse, que no se separaban. SufrÃan entonces hombres y tierras las consecuencias de esa pasión que iba contra todo.
Se enteró Nana Cueráperi, la naturaleza madre, la tierra, el principio y el fin, la más grandiosa y sabedora, y grande fue su extrañamiento, porque, cuando hizo al sol y la luna echó a caminar el cielo, bien que les explicó su trabajo: al sol caminar le tocaba el dÃa, y resbalarse por la noche era la labor de la luna. Pero el amor hecho pasión de ambos incumplÃa el acuerdo de los tiempos primeros. Enojó entonces Nana Cueráperi y llamó a los dos a su presencia para decirles asÃ:
“Todo hice yo, rÃos, mares, tierras y montañas. De árboles, animales y plantas y flores los poblé. Hice después al hombre y a la mujer para que sobre mà y en mà fueran. Pero el volcán vaciaba su ira sobre los valles, mientras zirpiri, el rayo, y hanicua, la nube, se amaban de tal forma que lluvia grande se hacÃan y el agua lo cubrÃa todo. Para eso resolver, fueron creados ustedes. Xaratanga debÃa esperar en casa mientras Curicaueri calor daba a la tierra y, con su paso, abrirÃa las flores y crecerÃa, maduro, el maÃz que es corazón y alimento de mi gente. Regresando al hogar Curicaueri, la luna debe salir, con su grande compañÃa estrellada, para ser guardiana del mundoâ€?.
La Luna y el Sol protestaron, pero Nana Cueráperi, la madre tierra, no se conmovió y enojada sentenció: No yacerán juntos, no se unirán sus pieles.
Lloraron los dos amantes irreverentes y de sus lágrimas caÃdas en la tierra, brotaron raÃces, flores y frutos maravillosos. Caminó desde entonces el sol el dÃa, y desde aquel tiempo la luna vigiló la noche.
Pero cuentan también que el y ella, no habiendo lugar y tiempo para a escondidas verse, tocarse y amarse, un rincón le hicieron a la habitación del tiempo donde encontrarse pueden la sombra y la luz. Es por eso que, en algunas madrugadas, la luna deja a lluvias y estrellas cubrirle en la guardia y, vestida sólo de nube, en el abrazo del sol se envuelve y él más luz se hace y ella más se entibiece, y entonces otra una lluvia se llueve, y algo asà como un largo suspiro, viento se hace sobre la silenciosa tierra.
Se calló el Viejo Antonio, y, como si tal, un viento inquietó entonces la noche, y la lluvia volvió a reinar, aunque lluvia muy otra me pareció…
Cuando escucho historias de amores inverosÃmiles, como ésta que me contó el Viejo Antonio y ahora les cuento yo, es que pienso que no sé si dios exista, pero existen los milagros.
Vale. Salud y que, si no tienen lugar, sombra y luz se hagan el mundo que su ansiedad necesita y merece.
Muchas gracias.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Junio del 2007.
P.D. QUE SE ASOMA AL BAÚL DE LA MEMORIA.- De otra madrugada, hace 8 años, cuando los estudiantes y las estudiantas de este paÃs llamado México, en 1999, cátedra de dignidad nos dieron, reaparecen éstas las…
9 TESIS Y UNA CONCLUSIÓN SOBRE EL POLIFANTE Y LA REBELD�A.
1.- El Polifante, como todos vosotros sabéis porque se estudia en todas las facultades y escuelas, es una especie de elefante múltiple y multiplicada nariz, exponencial en número y distancia.
2.- La distancia más larga entre dos puntos es la recta que no los une, sobre todo si entre los dos puntos hay una pared.
3.- La pared, viene en todos los tratados cientÃficos, es un curioso artefacto que sirve para evitar que haga lo que se le venga en gana ese travieso irreverente que es el viento.
4.- El viento, según revelan recientes estudios estudiados estudiosamente, es un potro obsceno cuya montura es el deseo.
5.- El deseo es inútil si no convoca humedades.
6.- Las humedades, según se sabe, nacen en una calabaza.
7.- La calabaza es la forma que, para protestar contra la ley de gravedad, asume una manzana.
8.- Una manzana no siempre es una manzana, sobre todo de madrugada.
9.- La madrugada es el lugar en donde se desvive el Polifante.
Conclusión: Ergo el Polifante, como la rebeldÃa, es contagioso.
P.D. QUE LEJOS MIRA.- En una mesa manchada de restos de tabaco y desvelos, un libro de Bertolt Brecht yace herido, abierto en una página donde se lee:
“Cuando yazca en el cementerio
que me traiga la amada un puñado de tierra.
Y diga: Aquà descansan los pies que hasta a mà vinieron
Aquà los brazos que tanto me abrazaron.�
P.D. DE OTROS IMPOSIBLES:
DIÃ?LOGO IMPOSIBLE ENTRE DURITO Y ROCINANTE.
Rocinante: Bueno, pues sÃ, se parece usted extraordinariamente a un escarabajo.
Durito: Escarabajo sÃ, pero no.
Rocinante: ¿Pero no?
Durito: Quiero decir, no sólo. Y usted, parece un caballo y triste parece.
Rocinante: Un caballo sÃ, triste tal vez, pero no.
Durito: ¿Pero no?
Rocinante: Quiero decir, no sólo.
Durito: Mmh… La vida, los amores y esas cosas.
Rocinante: SÃ.
Durito: Se sufre.
Rocinante: Se sufre sÃ, pero no.
Durito: Y que lo diga…
Vale de nieve de nuez.
El Sup asomándose, en sueños, a la madrugada con ella. |
Re: Marcos presenta Noches de fuego y desvelo
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per Paniquesa |
14 jun 2007
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¡Marcos capullo quermos un hijo tuyo!
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Ujum ujum... más Ley Revolucionaria de la Mujer y menos amor cortés... |
“Las otras miradas del amor�, Parte III de “El amor, sus modos y ni modos�
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per Subcomandante Insurgente Marcos |
16 jun 2007
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Junio del 2007.
Guadalajara, Jalisco.
Quiero iniciar estas palabras agradeciendo aquÃ, en Guadalajara, que fue donde este sueño comenzó su camino para hacerse imagen y libro, a EfraÃn Herrera (el CuadratÃn del Desvelo hecho colectivo, que diseñó, es decir, creó este libro), y a Antonio RamÃrez (el Pinceles lúbrico e irreverente de los óleos y dibujos de las Sociedad del Desvelo). Ambos, junto con Domi y todos y todas quienes forman el Colectivo Callejero, han acompañado, con su saber, su arte y su trabajo, el empeño que las comunidades indÃgenas zapatistas mantienen en la construcción de un mundo nuevo, mejor, más justo, más libre, más digno. A todas ellas y ellos, y a nombre de las zapatistas y los zapatistas, quiero expresarles en público lo que tal vez no he sabido hacer en privado: nuestro respeto, admiración y cariño por ser quienes son y estar donde están, sobre todo sabiendo que podrÃan estar enfrente y no junto nuestro. Agradezco también a quienes, aquà en Guadalajara y en el DF apoyaron y trabajaron para que sto se hiciera realidad.
Dicho esto, los invito ahora a ellas, a ellos, a ustedes, a asomarse a algunas de las otras miradas del amor, sus modos y ni modos…
CapÃtulo III.- En el que nos asomamos a una carta llegada desde las montañas del sureste mexicano; donde, ahora sÃ, se nos da a conocer lo que decÃa la carta que el Sup le hizo a la Magdalena por encargo de ElÃas Contreras; y que detalla cómo la Toñita-Tercera-Generación regañó al Sup, asà como otros olvidables, por nimios, sucesos.
Cuando ya me aprestaba a salir rumbo a esta ciudad de Guadalajara, un complicado enlace de relevos y mensajeros viniendo desde las montañas del sureste mexicano, me puso en las manos unas hojas de cuaderno escolar. En ellas…
La Insurgenta Erika le escribe al Sup una carta que dice…
“Compañero Subcomandante Insurgente Marcos:
Recibe mis saludos revolucionarios esperando que te encuentres bien de salud en compañÃa de los compañeros. Después de mi corto saludo, prosigo a los siguientes.
Compañero Sup, te escribe yo, que sea la Insurgenta Erika por razón de unas problemas que estamos teniendo acá en el cuartel zapatistas. Yo estoy pensando que te voy a decir de esto cuando te veo, pero ya estás tardando y entonces pensé que mejor te escribo ésta tu carta para que tú te enteras de una vez como mando que eres, y según ahà lo veas qué me vas a decir.
Bueno, pues resulta que mucho me regañan porque no hago bien los trabajos y se enojan en la cédula Emiliano Zapata porque dicen que puro “Los Temerarios� pongo en la grabadora que habla, porque hay una grabadora que oye pero no habla, y hay otra grabadora que sà habla pero no oye. Y antes no sabemos que asà está su modo de estas grabadoras que dieron los ciudadanos la otra vuelta que vinieron de la Otra Campaña, porque resulta que la cédula puso de trabajo hacer una programa para Radio Insurgente sobre los derechos de las mujeres, y entonces lo preparamos los escritos, que sea con canciones y puemas y toda la cosa, pero no lo estamos mirando si es que la grabadora no muy quiere hacer su trabajo. Y de ahà que ya lo vamos a grabar la programa, y no va siendo que no oye, que sea que esa grabadora no muy oye porque ónde quiera le picamos y nomás no oye. Entonces de ahà que el capitán dijo que hay otra grabadora que sà oye pero no habla, ¿cómo que no habla?, le preguntó el Mayor, y el capitán dijo que de por sà no habla pero sà oye y entonces lo fueron a traer esa otra grabadora que sà oye y lo pusieron cercas de la grabadora que sà habla, o sea una mirando a la otra, y asà la que no habla oye lo que dice la que sà habla y al revés, y ya pues lo hicimos la programa y quedó un poco más o menos.
Pero de ahà que ahà nomás quedó botada la grabadora que no habla, junto con la que sà habla, y entonces en veces se equivocan y ponen las canciones en la grabadora que no habla y me regañan que porque dicen que la Erika ya lo descompuso, asà andan diciendo. Pero no muy me dicen en mi cara, sino que me hablan asà como quien dice a mis espaldas, que sea en sus escondidas, que si no, pues claro les digo dónde está la problema, y por eso ya lo puse un letrero en cada grabadora que dice en una “sà oye, pero no habla� y en la otra una puse “sà habla, pero no oye� y ya se arregló la problema de las grabadoras ciudadanas pero no me gusta que asà andan diciendo.
Pero, bueno, no mero ésa es la problema que te cuento, sino que es otra problema. Porque resulta que el compañero capitán mucho me mira. Yo no veo mal que hace ansÃ, porque de por sà me gusta que mucho me mire, pero la problema es que no me dice nada, sólo me pasa mire y mire. Y de ahà que yo como quien dice que no estoy pensando nada, pero como mucho me está mirando pues entonces ya llegó otro pensamiento en mi cabeza de que qué tal que el compañero capitán está queriendo conmigo o que tal que de por sà no está queriendo sino que es su modo de mucho mirar.
Pero de ahà que ya lo estuve investigando asà en discreto, que sea sin hacer mucha bulla, que sea que no lo ando publicando sino nomás yo, y ya lo miré que no con cualquiera mucho mira, sino que nomás conmigo. Y de ahà que entonces no sé qué llegó en mi corazón y resulta que creo que ya lo estoy queriendo.
Y entonces pues lo veo que no se permisa ni dice nada, o sea que yo creo que es medio tarugo el compañero capitán, con perdón y dispensa de los altos mandos zapatistas, porque no muy dice si está queriendo conmigo sino que sólo mucho me mira.
Entonces yo pensé que hago un plan para echarle una su ayudadita y entonces lo pongo canciones de “Los Temerarios� para que se agarre una idea de cómo debe decir, que sea cómo hace para enamorrrarme. Y entonces resulta que el compañero capitán pues no rápido entiende, parece, y entonces ahà estoy dale y dale con las canciones y entonces pues me regaña el mando, o sea que sale la problema como ya te expliqué.
Y claro te digo compañero Supcomandante Sup que no es que estoy muy enamorrrada, pero siempre un poco sÃ, bastante. Entonces es su culpa del capitán porque mucho me mira y yo no estaba pensando nada. Y entonces aluego pienso que qué tal que de por sà no me va a querer y entonces si no me quiere yo creo que me voy a morir, pero creo que pasa luego y sà muero pero no tardo con la pena, creo.
Pero entonces pues ahà está la problema y no sólo, porque resulta que la compañera Insurgenta La Toña lo pelié con ella y es que la razón fue que estoy lavando mi uniforme porque hay inspección al otro dÃa y luego me regañan porque llego con el uniforme con lodo, y entonces ahà estoy lavando y acaso estoy pensando nada y ahà nomás llegó en mi cabeza una canción de “Los Temerariosâ€? que sea que cuenta de los amores y esas cosas, y empecé a cantar no muy fuerte porque de por sà aluego se me va la tonelada y no muy me sale, pero ónde va siendo que llega la Toña y me miró y entonces, pos yo también la miré y ahà tardamos mirándonos y entonces ya estamos enojadas y no salen bien los trabajos.
Y todas estas problemas por su culpa de los amores y esas cosas.
Y entonces pues no sé qué me vas a decir, compañero subcomandante Sup Marcos, según si es que me vas a regañar, pero yo creo que no, porque claro lo dijiste el otro dÃa en Radio Insurgente que no se puede dar orden al corazón, que ahà no hay quien manda, sino que el corazón hace como hace sin pedir autorización o permiso, porque viera que se puede dar orden pos sÃ, pero no se puede. Entonces no es que yo dije que ya me voy a enamorrrar, si acaso estoy pensando nada, sino que su culpa del capitán porque me anda mirando.
Y entonces compañero Supcomandante, yo pienso si es que no será que tú lo puedes como quien dice mal aconsejar al compañero Capitán de cómo hacer de los amores y esas cosas, porque me está saliendo medio menso y yo lo estoy sufriendo de balde porque él de plano no se apura.
Y entonces pues si no tienes tiempo de mal aconsejar al compañero capitán, pues está bueno que lo haces una su carta para que me da a mÃ, y entonces en esa carta que me diga que mucho me quiere, y que no puede vivir sin mÃ, y que siente muy bonito cuando está conmigo.
Y si no llega tu idea en tu cabeza compañero Sup, entonces pues escúchalo una canción de “Los Temerariosâ€? que se llama “Te Amoâ€?, creo, porque hay otra que se llama “Te Quieroâ€?, pero más mejor la de “Te Amoâ€? porque es más bonitilla, y entonces lo haces la carta y ya me entrega el Capitán, y yo no voy a decir que ya sé que el Sup lo hizo la carta, sino que hago como que no sé, y que pienso que es del capitán, y entonces ya me declara su declaración y ya yo hago como que voy a pensar pero de por sà ya lo pensé, pero no claro lo digo porque si no, pues claro lo va a ver que ya lo estoy queriendo de por sà y va a agarrar maña, y entonces es mejor que sufra, asà como dice la canción, y tampoco mucho sino que un ratito lo sufro y ya luego le digo sÃ, y no pienso tardar mucho de pensar porque qué tal que se arrepiente el capitán porque asà dice otra canción que no es de “Los Temerariosâ€? sino que el grupo se llama, creo, Los… Los… no me acuerdo cómo es que se llama pero tienen unas músicas un poco buenas como unas cumbias que lo pusieron el otro dÃa en la fiesta del Caracol, pero que no es fiesta de la organización sino que del pueblo, creo que porque su gusto. Bueno, pero entonces lo pienso un rato un poco largo, como unos 2 minutos creo que está bueno, y ya luego le digo que sà lo voy a querer y creo que asà se arregla la problema ésta que estoy teniendo y que no es que está muy grave pero siempre un poco sÃ, porque ya tiene 6 vueltas que me castigan con la posta y en la posta no se puede cantar de amores y esas cosas, bueno, no se puede cantar de nada porque qué tal que llegan los malditos enemigos a chingarnos, y mejor que me castiguen de la leña porque ahà si puedo darle a la cantadera y no hay quien me dice nada si es que me sale mal la tonelada.
Pues es todo mi palabra compañero Subcomandante Insurgente Marcos, ahà espero tu contestación que te escribe la compañera Insurgenta Erika.
Fraternalmente.
La Erika.
Fin de la carta llegada desde las montañas del sureste mexicano. Acá…
Es madrugada. En la orillada de la ciudad de Guadalajara y en la mochila, busco y encuentro una carta que quedó pendiente. Aquel encargo que ElÃas me hizo de escribirle en su nombre a la mujer que lo desvelaba…
La carta que el Sup escribió para que ElÃas Contreras le entregara,
como si propia fuera, a La Magdalena.
Magdalena:
Te vi de madrugada. Escondida o encerrada estabas en una torre de calendarios y geografÃas absurdas que me decÃan que no era bienvenido. Pero, apenas un momento, y te asomaste entera, hermosa y desnuda de prejuicios, luchando a favor de este nadie que soy y rescatándome de una noche ajena. Yo me quedé temblando, aún lo estoy. Deslumbrado todavÃa, en los pasos que siguieron y dimos juntos, lo que antes entró por la mirada, suavemente se llegó a mi pecho por camino desconocido.
Te vi, y yo pensé que eso me bastarÃa, que tu imagen serÃa suficiente para tomar fuerza y alejarme para que, cuando el tiempo pidiera cuentas, el saldo fuera apenas un recuerdo de la tormenta que por cabellos llevas, el collar de besos que imaginé para tu cuello. Pero no, no fue suficiente. Necesito colgarte cien suspiros al oÃdo y recorrer tu geografÃa con mis labios. Y necesito que mis manos se dibujen en tu cintura y tus caderas, que mi sed encuentre alivio entre tus piernas, que renazcan mis dedos sobre tus senos, que tu boca me diga lo que no me dirán tus palabras, que mi piel más sombra sea en la luz de la tuya.
Ya nada basta. No basta con que sueñe que te tomo por la cintura, que te acerco a mà y que a tu cuello llega mi aliento, que dudan mis manos entre uno y otro pecho, que me restriego a tus caderas y que tu humedad me guÃa. No basta con pensar que tu tormenta me estalla en la cara, ni que me piense y te piense conmigo dentro, con el deseo montado en piernas y caderas, corriendo a ninguna parte, atento al gesto que en gemidos dibujas. No basta imaginar que me tienes, que me enseñas a encontrarte, que me haces hacerte, que te dibujas entre mis brazos, que tiemblas y me tiemblas. No basta que reconstruya en la mente lo que tal vez no pasará nunca: el quitarte la ropa y los miedos, el desnudarte las ganas, el abrirte por el vértice sombreado, todo deseo, todo misterio, el entrarte hasta el sitio que anule por fin toda razón y que sólo la carne mande. No basta que trate de distraerme detrás de las palabras que arrojas, fallidas puertas de salida, ventanas que no invitan a asomarse siquiera, paredes cerradas.
He tratado de tomar distancia, de hacer complicadas cuentas de dÃas, kilómetros, horas, calles frÃas, laberintos, olvidos. Consulté mapas que confirman que el tuyo es otro mundo. Ha sido inútil. Esta mañana, por ejemplo, me he hecho el firme propósito de tomar distancia, anteponer un montón de razones para irme ya alejando y decir adiós sin palabras, que siempre es el adiós más difÃcil, el más artero. Pero apenas te he visto y he olvidado hasta la hora. Bastó que desde lo lejos intuyera una tormenta, para que botara propósitos y razones, para que el corazón y las ganas se desbocaran, y para que un cuello suspirado me robara todo el aliento.
Magdalena, yo sólo querÃa decirte que me gustas y que querÃa acercarme a ti. Pero acercarme como un hombre se acerca a una mujer que le gusta. Algo asà como tomarte de la cintura y acercar tus pechos al mÃo, acercarme a tu cuello, decirte algo tierno y dulce al oÃdo, mordisquear las manzanas de tus mejillas y llegar a tus labios con un beso, imaginarte un jadeo si mis manos te rehicieran los senos, intuirte un sueño si mi abrazo te tomara prisionera la cintura, soñarte soñando conmigo dentro y dentro mÃo. ¿Hago mal en desearte, en que mi piel quiera tocarse en la tuya, en buscarte para encontrarte como se encuentran un hombre y una mujer que se gustan, es decir, desnudos y sedientos? ¿Hago mal en decirlo o en hablarlo con silencios?
Yo lo que quiero es encontrarte para invitarte a perderte conmigo, Magdalena, que la piel le hable a la piel el deseo que callan las palabras y que el silencio habla… Espero entonces, tu silencio y tu palabra.
Vale. Salud y que en la tormenta de la noche los cuerpos sean la barca.
ElÃas Contreras.
Fin de la carta para la Magdalena que ElÃas, afortunadamente, nunca entregó.
La Toñita-Tercera-Generación mal orienta al Sup en asuntos de amores.
Deben ustedes de saber que la Comandancia General del EZLN no es un lugar fijo, sino que tiene el mismo carácter trashumante de quienes tienen esa comisión. Sin embargo, cuando pasamos por alguno de los pueblos, las bases de apoyo suelen prestarnos alguna de las casas que, en el tiempo en que estamos ahÃ, funcionan como Comandancia General o, como dicen los niños del FPFV-I en la colonia La Polvorilla de la Ciudad de México, “la casa del Supâ€?.
Después de terminar esta segunda etapa de La Otra Campaña en el norte de México, pasaré y pararé unos dÃas en su pueblo de la Toñita y la EstefanÃa, y ahà pasará esto que ahora les cuento:
En el pueblo donde viven y pelean la EstefanÃa y la Toñita-Tercera-Generación (ojo: no confundir con la Insurgente Toñita, que viene siendo la Toñita-Segunda-Generación), la Comandancia General no es que digamos un edificio muy impresionante, sino una champa de 3 por 3 metros.
La puerta está cerrada, pero la Toñita hace como si ni puerta hubiera, entra y se pone a ver los papeles que, desordenados, tengo yo regados por todos lados. Entre los papeles hay fotos de lo que fue nuestro paso en la primera etapa. La Toñita encuentra dos fotos, en una estoy yo con un grupo de trabajadoras sexuales de Apizaco, Tlaxcala, y en la otra se aprecia cuando, aquà en esta ciudad de Guadalajara y en este auditorio, otras trabajadoras sexuales nos hablaron de su lucha.
La Toñita-Tercera-Generación mira atentamente las fotos, y empieza la tormenta…
- Ijiiii. ¡Aquà estás vos, Sup! -, me increpa la Toñita mientras me señala en las fotos.
- Mmh… - , digo yo sin ver todavÃa lo que se viene.
La Toñita se pone en jarras y me regaña:
- Oà Sup, no sirve que haces asà -.
- ¿Asà cómo? Yo acaso estoy haciendo nada -, digo yo sin poner todavÃa mucha atención.
- Mira -, dice la Toñita mientras me pone las fotos en el escritorio y con su dedito me señala, rodeado como estoy de hermosas mujeres (¡arrrrroz con leche!).
Yo digo, con tono de “mira Toña, te voy a explicar pero ya pÃntate de coloresâ€?,:
- Ah sÃ, son unas compañeras de La Otra Campaña que están organizadas porque la policÃa y los malos gobiernos mucho las molestan, no las dejan trabajar y les pegan y les quitan la paga que ganaron y… -
La Toñita me interrumpe:
- No, tú estás muy abrazado con ellas y quiere decir que estás queriendo con ellas. Y no sirve que haces ansà -.
¡Gol!, pensé. La Toñita me agarró, como quien dice, fuera de la porterÃa, asà que trato de explicar algo, pero sólo me sale un balbuceo. Además, la Toñita ya va encarrerada con su regaño:
- Oà Sup, tras que por eso no estás teniendo una tu mujer, porque te abrazas con muchas mujeres y no sirve que haces asà -, la Toñita mueve la cabeza negando.
Y yo también, qué iba a hacer (suspiro). Sigue la Toñita:
- Entonces vos lo que vas a hacer Sup, es que tienes que mirar a una mujer ansà …-, al decir esto, la Toñita pone unos ojos que no parecen muy enamoradores, pero ella da por supuesto que yo estoy entendiendo como quien dice la esencia de la idea, es decir, de su regaño.
Y la reprimenda continúa:
- Y entonces ya que la miras ansÃ, pues ya se enamorrran y ya luego tienen un su pichito, y de repenta es niña o niño, y ya lo vamos a criar con la EstefanÃa y lo vamos a enseñar la escuela autónoma y la bicicleta. Y no lo vayas a contar tus cuentos que no se entienden de por sÃ, sino que yo le voy a contar unos cuentos de las ballenas y las mariposas que volan en el mar que sà se entiende -.
Yo noto que la Toñita, tal vez por sus 5 años entrados en 6 casi 7, se ha saltado la parte que, recuerdo vagamente, es la más divertida, y que es la que está entre la mirada y tener el pichito, pero, a mi avanzada edad, yo tampoco muy me acuerdo en detalle de lo que pasa en esa parte, asà que también obvio ese perÃodo y trato de defenderme:
- Acaso me están queriendo, Toñita, si dicen que estoy muy gordo -, dije en tono de “sufro mucho, pero me aguanto como los machos�.
La Toñita toma distancia para verme y sentencia:
- No estás gordo, estás panzón. Pero tú no tengas pena, porque vas a hacer ansà que tú lo vas a mirar asà a la mujer ésa (La Toñita repite la mirada que a mà más bien parece del tipo de “guácala, ni se te ocurraâ€?, que del tipo “arrroz con leche, querétaro las manzanas, ya vas barrabás a poninas dijo popochasâ€?) y entonces ya lo convences en su corazón y ya se enamoran y ya te hace un tu pozol y una tu tortilla y de repente pollo, y cuche no, porque la EstefanÃa tenÃa un su cuche ansi de grande (La Toñita eleva su mano hasta donde alcanza su corta estatura) pero se perdió con un robador que llegó en su pueblo de su abuelita, y el robador era el sombrerón pero se vistió de robador y nadie lo miró si es que es el sombrerón y cuando fueron a dar cuenta, pues ya no aparece el cuche y la EstefanÃa mucho lloró porque dijo que es su cuche que le dio su abuelita cuando está ansà todavÃa el cuchito (la Toñita se pone en cuclillas y apunta su mano casi al ras del suelo), que no se puede creer que es cuche porque muy bonitillo estaba, pero ya grande no, porque hace grrrr y ansà hace su diente, y entonces el diablo lo llevó el cuche hasta allá y llegó bien lejos, hasta donde esta el señor mar y ahà se metió en una su cueva y por eso volan las ballenas y se pintaron de colores y se llaman mariposas -.
Yo aprovecho para encender la pipa y digo “Mmh�, como dando a entender que estoy captando todo, pero creo que, al igual que ustedes, me he perdido una parte de la argumentación.
La Toñita, en una muestra de coherencia y lógica argumentativa, se pone a ver mi gorra y me dice-pregunta:
- ¿Y estas plumas de guajolote que colgan en tu sombrero? -.
Le quito mi gorra de campaña mientras le digo:
- No son de guajolote, son de águila -, y le explico con paciencia:
- Ésta es de los Kiliwa y ésta es de los Apaches -.
- ¿Y dónde viven esos señores? -, pregunta la Toñita.
- Muy lejos -, respondo.
- ¿Y tienen escuela autónoma? -, pregunta la Toñita con un brillo perverso en los ojos.
- Mmh… No, creo que no -, contesto dudando.
- Entonces yo quiero ir porque aquà mucho regaña la maestra y puro bolitas y palitos quiere que vamos a hacer -, dice la Toñita insinuando una queja.
- No, Toñita viven muy lejos -, trato de disuadirla.
- ¿Más retirado que Tuxtla? -, pregunta la Toñita, cuya geografÃa es todavÃa sencilla.
- SÃ, mucho más -, digo pensando, ingenuo, que ya libré el problema.
- ¿Y allá volan las ballenas? -, pregunta de pronto la Toñita.
- Err, no, creo que no… no sé -, respondo.
- Entonces de balde fuiste tan retirado si no sabes si volan las ballenas… -.
Diciendo esto, la Toñita se va (cosa que agradezco). Yo me pongo de pie y reviso que no haya moros en la costa, saco mi espejito de bolsillo, el que uso para checar que no se me salga la nariz del pasamontañas y ensayo la número siete del catálogo de miradas coquetas. Entonces pienso:
- Mmh… tal vez tiene razón la Toñita. Necesito renovar el catálogo de miradas -.
Y estoy ensayando la mirada que me enseñó la Toñita, pero, para confirmar que no tendrá mucho éxito, llega el capitán y me dice:
- Oà Sup, por qué estás bravo -.
- ¿Bravo?, ¿yo?, ¿por qué? -, pregunto, pensando que tal vez no la hago bien.
- Es que tienes mirada de que estás bravo -, dice el capitán sonriendo.
- Mmh… me lo suponÃa -, digo resignado, y agrego: - ¿Y qué hay? -.
- Es que vine a preguntar quién va a dar la plática de hoy de “¿Ya piensas ya en al amor?� -, me pregunta el capitán.
- Pon a la Toñita -, respondo sin dudar siquiera.
- ¡Pero apenas tiene 16 años! -, protesta el capitán.
- Ésa no, digo la Toñita Tercera Generación -, le aclaro.
- ¡Peor!, ¡Ésa tiene 5 años! -, dice el capitán sorprendido.
- Mmh, tal vez, pero en lo que tú y yo apenas vamos, ella ya viene de regreso -.
- Bueno -, se resigna.
Cuando ya se va, le digo: -Y me avisas, porque yo voy a ir también a tomar la clase -.
El capitán nomás se rasca la cabeza y se va. Yo busco mi cuaderno de apuntes de estrategia. ¿Dónde rayos lo puse?
Vale. Salud y que siempre haya en nuestro corazón lugar para las otras miradas.
Es Guadalajara, es Jalisco, es México, y hay un sol que parece que junio se vistiera de abril.
Muchas gracias.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, junio del 2007.
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EL AMOR, SUS MODOS Y NI MODOS. Parte I
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EL AMOR, SUS MODOS Y NI MODOS. Parte II
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EL AMOR, SUS MODOS Y NI MODOS. Parte III
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