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El violín o ¿los soldados también sienten?
30 mai 2007
A principios de este mes, algunos cines comenzaron a exhibir una película ya anunciada por unas cuantas vallas en la Ciudad Monstruo. La dicha película sólo mereció un par de anuncios televisivos a altas horas de la noche y en canales culturales (si tal cosa existe).
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Luego, La Jornada* sacó una columna en la que se comenta el filme, calificado de “obra de arte� y “metáfora de la militarización de América Latina�.

Seguramente a estas alturas, ustedes que viven en el defectuoso saben muy bien de qué les hablo, pero ustedes que tienen la suerte de respirar aires más limpios, (o sea que viven en otro lado) probablemente tienen la desgracia de ignorar que esta nota es sobre El violín, una película de Francisco Vargas Quevedo.

Y esa ignorancia estaría justificada pues no sabemos porqué (en serio no sabemos, pero nos imaginamos) El violín sólo se ha exhibido en esta mugrosa pero suertudota ciudad.

Pero claro, ¿a quién le convendría que en Michoacán, Veracruz, Guerrero y pongamos aquí un largo etcétera, llegara una película que muestra el avance militar sobre comunidades pobres, asesinando y violando, destruyendo campos, caminos y viviendas?

Más allá de especulaciones y de los miles de comentarios que se puedan hacer en torno a esta peli, los que la vimos quizá coincidamos en una cosa: es una película hermosa. Cada quién tendrá una postura política, una formación estética y una historia personal que lleva y trae pa todos lados, pero sobre todo eso, El violín es un peliculón. Y hasta aquí de eso.

Lo que quiero compartir es una de las reflexiones que despertó El violín en mi cabecita. Y la despertó porque ha estado ahí siempre, pero se hace la dormida, pues ante las atrocidades que, sabemos de sobra, son la especialidad de policías y soldados, ¿quién podría verlos como personas sensibles? Pues El violín se atreve, y nos muestra otra realidad que también está ahí y que, lejos de interpretaciones poéticas, valdría la pena analizar.

La película y la realidad dejan algunas cosas claras: los soldados mexicanos no tienen nada que ver con los gringos, por dar un ejemplo, que creen estar luchando por la libertad del mundo, que verdaderamente están convencidos de que su vida y muerte van a “hacer la diferencia� porque es lo que les han dado a mamar desde que nacieron. No, los soldados mexicanos no son justicieros ni paladines de la libertad, sólo son hombres resentidos obedeciendo órdenes, son hombres sin sueños con el poder de un uniforme.

El soldado mexicano no pudo elegir entre quedarse con Lana Lang o ser soldado, entre ir a la Universidad y ser soldado, entre ser libre y ser soldado. Él viene de un mundo que en general, es igual a ese que luego tiene que combatir, el mundo que está aquí, en las sierras, en el campo, en Neza, en Iztapalapa, protestando o levantándose en armas cuando ya no queda de otra. El soldado mexicano no dijo un dia: “me voy a la guerra por la libertad� porque ni sabe lo que es la libertad, ni sabe que la guerra a la que va es contra los que son igual que él, pero más libres porque no obedecen órdenes ni matan o torturan por dinero o por poder.

Ninguno de nosotros puede negar el haberse preguntado qué chingados pasa por la mente de esos cabrones cuando hacen lo que hacen, desde el 68, el 71, pasando por Atenco, Oaxaca y Zongolica más recientemente.

Se ha dicho que les dan drogas, que en realidad no están 100% conscientes de sus actos, que toda la mierda que les han metido en la cabezota a punta de madrazos y humillaciones (porque así es el ejército, no hay honor ni nada de eso), no les permite comprender porqué lo que hacen está jodidamente mal. Lo cierto es que aunque nos resistamos a creerlo o aceptarlo, también son personas y son un gran problema, porque están armados y les pagan los ricos que no somos nosotros, aunque les paguen con nuestros impuestos.

Si a ellos se les dice que nosotros somos el enemigo, por no conformarnos con la discriminación, el desempleo, el hambre o lo que sea, ¿qué son ellos para nosotros? Si no somos guerrilleros y no tenemos armas, si sólo somos nosotros, que estudiamos, trabajamos de lunes a viernes y luego vamos al cine, a una tocada, a un bar ¿cuál es nuestra arma? ¿Cómo los vamos a combatir cuando lleguen a nuestras casas?

El viejo tenía un violín…

http://cml.vientos.info/node/9285


* El violín.
Jaime Avilés/La Jornada

Una obra de arte sometida a la peor censura

Ayer inició su tercera semana de exhibiciones en la ciudad de México la película El violín. El éxito que ha logrado es rotundo: en cada función -lo sé por experiencia propia y por testimonios de amigos y conocidos- el cine se llena casi a tope. Ha tenido una acogida tan entusiasta que los distribuidores han hecho algo extraordinario: después de pasarla durante dos semanas en 19 salas, ayer le concedieron una más y ahora está disponible en 20, lo que no deja de ser canallesco porque debería estar en 100.

Mientras la basura hollywoodense invade la inmensa mayoría de los cines, así cada nuevo churro no venda ni la tercera parte del boletaje, una obra de arte como El violín es sometida a una hipócrita forma de censura mediante una difusión sumamente limitada que no traspasa las fronteras del Distrito Federal: vengo de Saltillo y Monterrey, en donde ni siquiera han oído hablar de ella.

Filmada en México por un mexicano llamado Francisco Vargas Quevedo, pero concebida como una metáfora de la militarización en América Latina -un fenómeno que actualmente se presenta en pocos países del subcontinente, uno de los cuales, por cierto, es el nuestro, en donde el tema se vuelve cada vez más preocupante-, El violín llega a las pantallas, sin embargo, como una cinta costumbrista, casi como una denuncia periodística.

En las primeras escenas, una columna militar irrumpe en una comunidad indígena y campesina y realiza actividades que parecen ilustrar el editorial que La Jornada publicó ayer en su página dos bajo el título de "Perspectiva dictatorial": "Los soldados no son policías ni están habituados a reglas y procedimientos de detención de sospechosos. Su tarea es liquidar a un enemigo, y su formación corresponde a ese propósito".

En El violín, en efecto, después de apoderarse de la aldea y destruir las pertenencias de sus habitantes y quemar algunas chozas, los uniformados proceden a interrogar a los hombres que acaban de capturar, y lo hacen de la única manera que saben: golpeándolos y amenazando con matarlos, porque nadie los ha entrenado para llevar a cabo esa función policiaca con métodos profesionales (que en México tampoco respeta la policía).

Todo empeora cuando, instantes más tarde, los vemos violando a las mujeres de la comunidad, sin discriminar a las ancianas, lo que inevitablemente atrae a la memoria de los espectadores el caso de la señora Ernestina, allá en la sierra de Zongolica, Veracruz, o el de las muchachas del cabaret El Pérsico, allá en Castaños, Coahuila, por no hablar de los atropellos, todavía no documentados, que ahorita mismo están sufriendo los pobladores de Carácuaro y Apatzingán, más los que se acumulen la próxima semana.

Claro está que El violín habla también de un pueblo que lucha en defensa de sus bosques organizado en una muy precaria guerrilla que por su aspecto evoca a la del EPR y por su discurso a los zapatistas de Chiapas. En un momento delicioso de la película, el viejo don Plutarco (protagonizado por un señorón que responde al nombre de Angel Tavira y que debería ser nominado al Oscar) le narra a su nieto un cuento sobre "los dioses que en el principio hicieron el mundo", en alusión a ya se sabe quién (y que ojalá ya se sabe quién no tome como pretexto para decir que se trata de una "película de deslinde", como dijo de mi novela Adiós cara de trapo, que de deslinde no tiene nada porque es un homenaje a la rebelión del primero de enero).

No es raro, pues, que El violín esté creciendo como un acontecimiento propio del Distrito Federal, una ciudad educada, combativa y libre, que vive en sintonía con las grandes mayorías latinoamericanas que desde Venezuela hasta la Tierra del Fuego han logrado construir gobiernos opuestos a la plaga de langostas que forman los neoliberales fascistas; una ciudad de izquierda que el domingo pasado se desnudó alegre y masivamente en el Zócalo gritando "voto por voto, casilla por casilla", y que ha despenalizado el aborto y legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo, y que ahora pugnará por el derecho a la eutanasia y al suicidio asistido, y mantendrá su espíritu abierto a las aspiraciones más dignas y nobles de la humanidad en materia de justicia, igualdad y solidaridad.

Por eso ha caído tan mal que en esta ciudad ejemplar, cuna del movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador, la ultraderecha panista haya sido capaz de meter un caballo de Troya hasta la oficina más importante de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, cuyo titular, Rodolfo Félix Cárdenas, tardó exactamente cinco meses en sacar del Reclusorio Norte a su cliente más querido, el ex empresario ex argentino Carlos Ahumada Kurtz.
LEER MÃ?S:
http://www.jornada.unam.mx/2007/05/12/index.php?section=opinion&article=


El caso de la "violación y asesinato" de la indígena Ernestina Ascensión Rosario por militares destacamentados en la sierra de Zongolica, Veracruz, México
http://chiapas.indymedia.org/display.php3?article_id=146077
http://chiapas.indymedia.org/display.php3?article_id=145796


CONTRA LA REPRESIÓN… OTRA CAMPAÑA.
(Algunas reflexiones a un año del dolor llamado Atenco), Sup. Marcos
http://enlacezapatista.ezln.org.mx/avisos/720/#Sub


¿México, un país militarizado?
http://chiapas.indymedia.org/display.php3?article_id=145525
http://chiapas.indymedia.org/display.php3?article_id=145295


México, hacia un Estado policial
http://www.jornada.unam.mx/2007/05/07/index.php?section=opinion&article=


Quinta Comisión Civil Internacional de Observación por los Derechos Humanos por los sucesos de Oaxaca
http://cciodh.pangea.org
Informe de la V CCIODH:
http://cciodh.pangea.org/quinta/informe_oaxaca_cas.shtml
Cuarta visita Comisión Civil Internacional de Observación por los Derechos Humanos por los sucesos de Atenco
http://cciodh.pangea.org/index_4atenco.html
Informe de la IV CCIODH:
http://cciodh.pangea.org/cuarta/informe_preliminar.htm

MÃ?S INFO:

Enlacezapatista
http://enlacezapatista.ezln.org.mx

Colectiu de Solidaritat amb la Rebelió Zapatista de Barcelona
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Chiapas Indymedia
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Centro de Medios Libres - DF
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¡Oaxaca Libre! La lucha sigue...
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Comentaris

Nota sobre militarizacion en México
11 jun 2007
...la cara de la democracia en México...

En los últimos meses ha empezado en México una cruzada en contra del narcotráfico. Estados enteros se encuentran completamente invadidos por cuerpos del ejército mexicano. Así Calderón, el nuevo ilegítimo presidente del país, cumple con su promesa de usar durante todo el sexenio al ejército contra el crimen. “Se va a gastar mucho dinero y se van a perder muchas vidas. Ya lo hemos dicho, el gobierno de Calderón no dará marcha atrás�, anuncia el secretario del gobierno una y otra vez.

Entre policías, soldados, sicarios de los narcotraficantes y simples civiles el número de víctimas los tres últimos meses ha superado las mil. En las calles sin pavimento de pueblos lejanos, salen comandos de las Fuerzas Especiales del Alto Mando vestidos de verde, con chalecos antibalas y los rostros cubiertos. Esas fuerzas especiales (Gafes sus iniciales) se crearon en 1994 a raíz del levantamiento del EZLN y son entrenados en antiterrorismo. Sin embargo, varios de sus elementos son los que hoy forman los grupos paramilitares y se encuentran metidos en la delicuencia organizada y en el narcotráfico más concretamente.

Uno de los grupos armados más violentos ligado al narcotráfico es el de “Los Zetas� que se encuentra en todo el territorio del país formado en su mayoría por ex militares de las Gafes. Ahora es un ejército poderoso de narcos con nuevos refuerzos y armamento sofisticado. Las denuncias no tienen fin. Diario se registran detenciones y cateos ilegales, torturas, robos. El gobierno ha perdido el control y muchas zonas de la República están dominadas por los narcotraficantes.

A principios de mayo, Felipe Calderón, creó un nuevo cuerpo militar integrado por 3 mil 500 elementos. Es un Cuerpo Especial del Ejército y Fuerza Aerea que se llama Cuerpo de Fuerzas de Apoyo Federal. Ese cuerpo militar será capacitado para el manejo de situaciones críticas de alteración de la paz social con el propósito de restablecer el órden público y el estado de derecho. Su intervención será por instrucciones del presidente de la república y su función es tan amplia que genera temor. La recuperación de la autoridad en condiciones de desestabilidad social, como ellos lo llaman, se hará con un despliegue militar.

Mientras tanto, una ley antiterrorista ya está lista en México y ya se aprobó por el Senado de la República. "Se impondrá pena de prisión de seis a 40 años y hasta mil 200 días de multa, sin prejuicio de las penas que correspondan por los delitos que resulten, al que utilizando sustancias tóxicas, armas químicas, biológicas o similares, material radioactivo o instrumentos que emitan radiaciones, explosivos o armas de fuego, o por incendio, inundación o por cualquier otro medio violento, realice actos en contra de las personas, las cosas o servicios públicos, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad para que tome una determinación".

Pero alarma, temor o terror ya está produciendo la presencia del ejército el todo el país con el pretexto de la guerra contra el narcotráfico. También los que "presionan a la autoridad para que tome una determinación" son las elites económicas del país y del mundo que para nada se consideran terroristas. Como ya han señalado muchos, el terrorismo es una creación del poder mundial para descalificar ciertos grupos y para reducir la compresión y la solución de las inconformidades sociales. La ley antiterrorista en México abre las puertas en una represión contra procesos sociales que nada tienen que ver con el terrorismo.

Felipe Calderón marcha hacia un estado autoritario apoyado en la fuerza de las armas que tiene varios ejes de aplicación. Desde la guerra contra el narcotráfico hasta las comunidades en resistencia zapatistas en Chiapas, la delegación del EZLN que anda por el país, los presos y las presas de Atenco y Oaxaca, los campesinos organizados a lo largo del país y todas las demás resistencias sociales. Este regimen usa como fachada la democracia pero tiene escondida su cara fascista, la cara de un terrorismo del estado.

http://chiapas.indymedia.org/display.php3?article_id=146700
Notas para El violín
18 jun 2007
Muy apreciada por público y crítica, premiada internacionalmente, devino un modesto pero significativo fenómeno de taquilla en el Distrito Federal. "¿Ya viste El violín?" pasó de la conversación a la publicidad de última hora. La calidad cinematográfica de la obra de Francisco Vargas y la pertinencia de los temas que aborda confirman que el cine nacional tiene con qué. Realizadores, fotógrafos, editores, técnicos y manuales son de nivel internacional. Además, está de moda en el mundo.

El violín narra la historia de una comunidad indígena ocupada violentamente por el Ejército federal, y de una guerrilla en las montañas. La dirección de actores es excelente, aunque muchos no sean profesionales, empezando por don Plutarco, el protagonista, interpretado por Angel Tavira, octogenario violinista en la película y en la vida real. El blanco y negro es todo un homenaje al cine mexicano clásico. La música constante y conmovedora es parte de la trama, que posee gran actualidad ahora que la militarización es noticia. El tema de las violaciones (ese otro "violín", como soezmente se dice) está en el aire, sofoca.

Con todas estas virtudes, El violín, sin embargo, falla en la historia que quiere contar, y por ello la simpatía que le ha brindado el mejor público se debe a razones erróneas. El comportamiento de indígenas y guerrilleros es sistemáticamente torpe, rayando en la tontería. Como es de esperar, lo que comienza como una tragedia termina en otra peor.

Se trata de un grupo rebelde que adquiere sus armas en una cantina-burdel de pueblo, llena de prostitutas gorditas, borrachos y música de rocola. Un escenario favorito del cine mexicano que siempre gusta en el extranjero. Pregúntenle si no a Ripstein. Un "lugar sin límites" así en la vida real es inimaginable para cualquier grupo clandestino. Los primeros aliados del Ejército cuando llega a un pueblo son el alcohol y los servicios de prostitución locales. No tenemos La carta robada de Edgar Allan Poe, sino una concesión a la película misma; hay otras.

En el primer diálogo con don Plutarco, el capitán-némesis que ocupa la comunidad semidestruida pregunta si allí había muchos revoltosos. Don Plutarco, que come un taco, dice: "No, poquitos". Ante la confirmación, el oficial sonríe, satisfecho.

Mujeres y niños abandonaron el poblado. Los militares llevan presos a los hombres y algunas mujeres. A uno lo ejecutan, arrodillado, de un tiro en la sien. El hijo del viejo violinista pertenece a la guerrilla; su nuera también, pero los soldados la desaparecen desde el principio. En su milpa hay armas enterradas. Recuperarlas se vuelve el objetivo de todos. La guerrilla planea un ataque con ¡50 combatientes! Don Plutarco, por su parte, decide recuperar las armas en el pequeño estuche de su instrumento. Visita al patrón (resulta que hay patrón, un ganadero ladino) para comprar un burro. No tiene dinero, pero sí 10 hectáreas de milpa. No es poca tierra. El viejo acepta firmar un papel en blanco a cambio del animal, que no vale las 10 hectáreas. Hoy es inimaginable un indígena comprometiendo su parcela en esas condiciones. Más que él, es la película la que necesita el burro. Y un buzón de armas "quemado" siempre será abandonado (al menos temporalmente) por una guerrilla.

Detalles así abundan en la película, que nunca se acerca a los indígenas, su comunalidad o los motivos de su rebeldía. Sólo exhibe su aspecto miserable y desamparado. En otras secuencias, la película muestra a los soldados en prácticas militares, y enseguida a los insurrectos repitiendo esos ejercicios, en espejo. Son lo mismo, se sugiere, sin siquiera reprobar (pues podría, y con razones) la vía armada. El problema de El violín es conceptual.

Un amigo citaba al cineasta griego Theos Angelópulos: "No se puede hacer cine político sin compromiso". La película omite ver cómo son esas comunidades a las que mira con simpatía. El enemigo operará, de principio a fin, inteligente y eficazmente. Sí, un ejército de ocupación es experto en manipular, engañar, "sacar la sopa". La inteligencia militar es profesional, científica. Los soldados, impecables, lo confirman toda la película. Quizá por eso apoyó la producción el gobierno federal foxista. No es un defecto de El violín la manera en que presenta a los soldados; falta una mirada así de cuidadosa hacia el comportamiento de los indígenas, que caen una tras otra en todas las trampas que les tienden. Sin malicia alguna, tienen sólo desconfianza y un "callado dolor", muy a tono con la antigua novela indigenista.

Francisco Vargas ha declarado en entrevistas que don Plutarco "es la metáfora de la música, la tradición y la resistencia". Aquí no vale la "intemporalidad" del arte. La historia sucede "hoy", aunque ese presente sea impreciso. La metáfora es el papel en blanco que firma el anciano. Pero si así actuaran los indios, hace mucho que hubieran dejado de tener una tradición por la cual resistir.

http://www.jornada.unam.mx/2007/06/18/index.php?section=opinion&article=
Sindicato Sindicat