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¿Por qué despidieron a Imus?
16 abr 2007
LO DESPIDIERON NO TANTO POR LO QUE DIJO DE LAS MUCHACHAS AFROAMERICANAS, SINO PORQUE SUS COMENTARIOS RACISTAS PON�AN EN PELIGRO EL MISMO SISTEMA POL�TICO RACISTA DE DOMINACIÓN EN LA SOCIEDAD NORTEAMERICANA.
En la superficie del problema, todos sabemos que el famoso locutor de radio Don Imus fue despedido de su trabajo por causa de sus comentarios racistas y sexistas, llamando “putas de cabello sucio y espeso� (“nappy-headed hos�) a las muchachas afroamericanas del equipo de baloncesto de Rutgers University.

Una avalancha de protestas exigiendo el despido de Imus tomó lugar en la nación, principalmente desde la comunidad afroamericana, tales como el líder de defensa de los derechos humanos, Al Sharpton, y el Reverendo Jesse Jackson, quien incluso consideró el despido como “una victoria para la decencia pública. Nadie debería usar emisoras públicas para transmitir degradación racial o sexual.� ¡Perfecto!

Aunque yo comparto mucho de los señalamientos expresados que condujeron al despido del radio locutor, yo creo que esa no es toda la historia.

En la esencia del problema, y paradójicamente hablando, yo pienso que Imus fue despedido porque sus comentarios racistas ponían en peligro el mismo sistema político racista de dominación en la sociedad norteamericana. A las clases sociales dominantes les preocupa que sus privilegios económicos y sociales se les vengan al suelo porque el esquema racial de dominación se les caiga. Para ellos, es imperativo ocultar la contradicción de intereses de clase en la sociedad usando el esquema de dominación racial, que ciertamente es también real.

Un argumento que me ha parecido relevante para ilustrar mi punto de vista es el de Mike Celizic de TODAYshow cuando dice que “canciones rap y comediantes afroamericanos usan la misma clase de lenguaje y nadie se sorprende.� O cuando reporta que un joven afroamericano en una calle de Miami dijo: “Si un presentador negro en un programa de radio dijera eso mismo [que dijo Imus], allí no habría habido alguna controversia de ninguna clase.�

Para mí, esto tiene una fuerte implicación de cuestionamiento cultural sobre el concepto de derechos humanos y las éticas políticas del sistema imperante norteamericano.

POR UN LADO, yo puedo ver que los DERECHOS HUMANOS de las mujeres afroamericanas, y en este caso de las del equipo de baloncesto de Rutgers, NO EXISTEN, O NO SON VIOLADOS, cuando los mismos comentarios ofensivos vienen desde los integrantes de su misma raza – puesto que nadie se queja. En otras palabras, cuando desaparece la justificación racial desaparece también el derecho humano de las personas. ¿Qué clase de decencia cultural es esta? ¿De qué clase de humanidad compartida se ufana el sistema? No hay respuestas.

¿Y saben por qué no hay respuestas? Porque al sistema racista institucional norteamericano no le conviene que se pierda el esquema de subordinación de los derechos humanos a la justificacion racial; y en última instancia, todo esto se reduce a una protección solapada de la supuesta “superioridad� racial en la sociedad. Y es por eso que a nadie le importa la existencia de comentarios ofensivos entre sujetos de la misma raza. En otras palabras, es como si los proponentes de la cultura dominante quisieran cínicamente decirnos: “Si los comentarios ofensivos ocurren dentro de la misma raza de afroamericanos, no se preocupen, los toleramos porque son seres ‘inferiores.’�

POR OTRO LADO, y como consecuencia de mi primer punto, yo puedo ver también que los VALORES ÉTICOS y escrúpulos morales sólo son válidos, o sólo son importantes, cuando afectan al grupo racial anglosajón dominante, y es por eso que se castiga a Imus. Se le despide de su trabajo, no tanto porque a ellos, como clase social dominante, les duela o les importe que él haya calificado a las muchachas afroamericanas (que por cierto son muy bonitas) de “putas de cabello sucio,� sino por haber puesto en peligro los valores éticos del grupo racial dominante. Los valores éticos del grupo racial “inferior� que haga comentarios ofensivos no importan.

Así que, al Señor Imus, inevitablemente, y con todo su pesar, lo tienen que “mandar por un tubo,� como dicen en las telenovelas, porque el individuo no puede estar por encima de la clase social dominante y sus intereses y valores culturales dominantes.

--Wilfredo Gutiérrez.

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