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Anàlisi :: sense clasificar |
FÓRUM DE LAS CULTURAS: MÃ?S ALLÃ? DE LA FARSA. Bases epistemológicas para una crÃtica en clave distinta
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per SIRIOS Correu-e: critica@hotmail.com (no verificat!) |
15 abr 2007
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FRAGMENTO DE UN TEXTO EN DESARROLLO QUE RELACIONA EL FÓRUM DE LAS CULTURAS Y EL PAPEL DE LAS NUEVAS ANTROPOLOG�AS DOMINANTES, CON LOS VALORES Y LAS PR�CTICAS CARACTER�STICAS DE LAS NUEVAS LÓGICAS DEL DESARROLLO |
AntropologÃa y Fórum : ambigüedad y controversia
Aunque contaron también con otras disciplinas cientÃficas y otros saberes aplicados, el llamamiento que los organizadores del Fórum dirigieron a la AntropologÃa fue especÃfico y distinguido: quisieron tenerla de especialista, junto a economistas, a “voces autóctonas crÃticasâ€?, a ecólogos y a “ingenieros del Desarrolloâ€?, en el tratamiento de los grandes desafÃos sociales ligados a la llamada “globalizaciónâ€?. Se esconde, tras esa abstracción terminológica, la parcelación de los procesos productivos cada vez más “racionalâ€?, esto es, cada vez mejor ajustada al cometido de reproducir acrecentadamente el Capital, y la colocación de cada tramo según la distribución geográfica más conveniente. A su vez, la AntropologÃa estuvo convidada a dar “rango de saberâ€? a la ideologÃa de la UNESCO y a su programa práctico, mediante cierta publicitación de su compromiso cientÃfico con el organismo, asà como a intervenir con cientÃfica eficacia en la realización de estos. La modestia del papel destinado a la AntropologÃa en esa red de cooperación interdisciplinaria, ocasionó malestar más o menos generalizado en “el mundilloâ€? intelectual-antropológico reconocido, e incluso indignación en no pocos, consternados por tal denigración posicional cometida sobre quienes tienen la boca y la tinta secas de tanto “concienciarâ€? respecto de su condición monopólica de “especialistas de la Culturaâ€?. Esto sucedió a fortiori con “los desarrapados de la Cenicientaâ€? –los antropólogos españoles-, invitados con cuentagotas al evento barcelonino, habiéndose decantado el comisariado del Fórum por especialistas “extranjerosâ€?.
Este menoscabo de la AntropologÃa perfiló una combinación curiosa de discursos adversos a cualquier participación antropológica, sin embargo impregnados de un marcado olor quejumbroso a tenor de haber sufrido exclusión en la preparación y la puesta en escena del Fórum; marginación que, oÃdas las crÃticas en su contenido manifiesto, no deberÃa haber supuesto problema alguno. Es cierto que una minorÃa rechazó ya de entrada tener algo que ver con un acontecimiento reducido a farsa por ciertas formas de crÃtica –a disfraz ideológico de “funciones latentesâ€? ubicadas en el negocio, a escaparate polÃtico para hipnotizar con planteamientos no seriamente estimados mientras “el poderâ€? avanzaba inadvertido por derroteros opuestos. No obstante, la mayorÃa suscribió tal crÃtica pero haciéndola coexistir con otra; se proyectaba esta última hacia el sesgo polÃtico con que el Fórum, a través de su planteamiento “teóricoâ€? mismo, habrÃa conceptualizado “Culturaâ€?, dejando a la audiencia la deducción de su corolario tácito: cuando la voluntad es de instrumentalizar la noción de “Culturaâ€?, lo que comporta su falsificación hecha a medida, no conviene más que entre-abrir por compromiso las puertas a sus estudiosos especialistas, de ahà una aparente “indiferenciaâ€? hacia los antropólogos, que mirada de cerca resulta ser algo más que eso. De nuevo, el esquema mentor del maniqueo combate metanarrativo: Verdad contra IdeologÃa, Conocimiento (luz de la Ciencia) contra Poder. A imagen de este reparto apriorÃstico de personajes y competencias supuestos en relación de antagonÃa irreconciliable, tomaron forma las crÃticas, denunciantes de “la hipocresÃaâ€?, “la coartadaâ€?, “la mera propagandaâ€?, “el maquillaje de un orden social volcado en hacer la guerra para su autososténâ€?, “la máquina apisonadora de culturas que recita elogios a la diversidad a modo de encantamiento de masasâ€?, “la especulación inmobiliariaâ€?, “el urbanismo reestructurador para mejor someter la población de Barcelona a una <<nueva economÃa>> basada en exprimir ciudades-espectáculo y su poder de convocatoria al ocioâ€?. Identificaciones como ésas –ciertas- partieron de la detección de la incoherencia, de evidencia escandalosa, entre principios rectores manifiestos (la diversidad como “especie a protegerâ€?, el reto pacifista de una alianza entre “civilizacionesâ€?, la práctica del “diálogo interculturalâ€?, la investigación y ejercicio de fórmulas para un “desarrollo sostenibleâ€?) y prácticas reales mantenidas por la infraestructura institucional y empresarial del evento (“cazaâ€? policial y deportación de personas migradas, a cargo del Ayuntamiento de Barcelona; actividades de algunas transnacionales entre las participantes, tales como La Caixa y Endesa, directamente implicadas en el genocidio de irakÃes o en ahogar al pueblo mapuche bajo las aguas de una presa; etcéteras y etcéteras) .
Los escritores de este texto somos conscientes de las contradicciones intrÃnsecas a los eslóganes del Fórum. Estos, como cualquier conjunto de deseos y de suposiciones ideales, no dejan de estar sujetos a las limitaciones e imposibilitaciones que la estructuración capitalista de la realidad determina objetivamente. Las acotaciones, a la acción polÃtica y a las intervenciones coloristas “de transformaciónâ€?, por la continuidad de la reproducción ampliada de Capital como principio racional que define la actividad productiva y su organización social, están realmente más allá de la aptitud ilimitada de las conciencias para edificar castillos en el aire respecto de cómo y en qué dirección hacer “progresarâ€? o “cambiarâ€? la realidad. Sin embargo, preferimos no hacer de nuestra crÃtica una argumentación extra de aquella que ha dominado, por cuantÃa de voces que la cultivaron en su momento y por amplificación mediática, y que se ocupó sobre todo en mostrar cuál era el auténtico reino de lo dicho, de lo programado, de las invitaciones a discutir, de las exhortaciones a la reparación filantrópica: reino de la mentira, o “un circoâ€?, según la implacable calificación que al acto darÃa Manuel Delgado. Estamos convencidos, por contra, de que establecer cuál fue el sentido del Forum -es decir, des-cubrir qué fuerzas de lo real produjeron el acontecimiento- pasa mucho más profundamente por suscribirnos a una epistemologÃa alternativa. Esta debe tomar las formulaciones del Fórum relativas a objetivos propios y a funciones asumidas, en calidad de expresiones que designan fielmente proyectos y objetivos verdaderos, y que hablan en torno a vÃas sinceramente asumidas para la implementación de esos proyectos y la consecución de esos fines. En efecto, promocionar nuevas formas empresariales de uso energético, fórmulas de medición en la extracción de recursos, éticas de consumo, inclusiones de sensibilidad ecológica en las Agendas gubernamentales, ahorro de inversiones capitalistas en la fase del aprovisionamiento de materiales-input escasos, agotables o caros mediante la creación de un voluntariado reciclante, etc., que mantengan el Planeta al menos un ápice por encima de su lÃnea de flotación, es hoy, más que un interés real capitalista, un Imperativo de mÃnimos, en un periodo de cambio climático que empieza a traslucir la amenaza ejercida por la EconomÃa PolÃtica sobre las necesidades humanas ya al nivel básico de la subsistencia biológica de nuestra especie. Por su parte, consumar la utopÃa kantiana de la Paz Universal es el ideal normativo por excelencia de las relaciones internacionales como saber que guÃa un conjunto de prácticas diplomáticas y polÃtico-militares, debiendo –por parafrasear a Benjamin Constant-, sustituir el comercio a la guerra. Como decenas de grupos humanos no se conforman con contemplar resignados o pedigüeños un orden de cosas donde toman una parte miserable, los llamados “actores internacionalesâ€? coinciden en la evidencia de que la “Cultura de la Pazâ€? y sus bondades no es cosa que todas las gentes abracen espontáneamente y por pura tendencia a la Virtud. Se precisa, pues, ser aguerrido en el evangelio de la Paz, combatiendo la violencia hasta extinguirla a bombazos y generar asà terreno llano para el aterrizaje fabril y el tránsito de mercancÃas. Cierto sector, mezcla de temperamento crÃtico y de optimismo, se despierta moralmente espantado por tales formas tradicionales de pacificación, o simplemente advierte el peligro de que acaben por resolverse en espirales contraproducentes que arrastren a todos sin remedio muy lejos de la Paz. Propone, en su lugar, una Cultura de la Paz auténtica, que concilie sus medios con la finalidad, y cuyo puerto de máximos sea “el Diálogo entre civilizacionesâ€?, mientras combina esa dinámica con pasos dados hacia otras direcciones, como Afganistán o HaitÃ, campos para la aplicación de métodos de pacificación más clásicos y concordantes con el paradigma que aún domina. El Fórum querrá ser un Banco de ideas en pro de generar condiciones para esa pasteurización de las poblaciones en la no-violencia que la “Cultura de la Pazâ€? expresa. El planteamiento intencional –sincero, veraz- mantenido por el Forum –ya desde sus textos mismos de autopresentación- fue el de deshacer argumentalmente lo que pudiera quedar en pie de la tradicional ecuación “guerra por la Pazâ€?, en clara sintonÃa con la ideologÃa gandhista de la paz como el camino para sà misma, apuesta que demandaba hacer hincapié en la intervención a base de dispositivos moralizadores y de integración eficiente en la Fábrica-Tierra como “la educación de los Pueblos para la Pazâ€? y “el Desarrollo Socialâ€?. Toda esta distribución de roles, que hacÃa de “Occidenteâ€? la “Casa de la Pazâ€? –una especie terreno patrio de la Paz, que “naturalmenteâ€? daba el primer paso organizado hacia su consecución mundial mediante la llamada al diálogo y el estudio racional de sus condiciones permisivas-, era una presentación situativa de fácil calado en las audiencias, pues no hacÃa más que traducir cierto pensamiento hipervulgar altamente compartido: la guerra tendrÃa que ver sobre todo con “el talanteâ€? cultural. El hecho de que “la Cultura de la guerraâ€? persista dominante sobre las idiosincrasias de tantos “Pueblosâ€? responderÃa a un déficit en la difusión de “valores democráticosâ€?, “Derechos Humanosâ€?, hábito de consenso y tolerancias varias; en definitiva, hay mucho bárbaro todavÃa con tendencia a hacer la guerra. Pero tampoco podrÃa esperarse que esas culturas otras dejen de ser “de la guerraâ€? mientras persistan ciertas condiciones sociales “de injusticiaâ€? en que hallan su alimento y su coartada. Esta imagen define las auto-atribuciones tácitas que se hizo el Fórum para la cuestión: a aquellas zonas lejanas, que paren “terroristasâ€?, “fanatismoâ€? y “enfrentamientos fraticidasâ€?, el “Occidenteâ€? les tiende a pesar de todo la mano ejerciendo de esa “Civilización de la Razónâ€? que es, y las llama a compartir con él la Cultura de la Paz. Además, no es solamente comprensivo; también salvador: sensible para comprender las circunstancias desesperantes detrás de las tendencias a guerrear, no cae en el idealismo de depositar toda la carga del éxito en la definición intercultural de valores y en el diálogo, sino que se propone tanto acabar con “circunstancias extremasâ€? originarias de “reacciones extremasâ€?, como romper la impermeabilidad entre esas poblaciones y la polÃtica institucional, esperanzándolas en ser escuchadas y atendidas desde sus propios gobiernos regenerados o al menos desde un “Occidenteâ€? padrino de organismos internacionales eficaces. Asà pues, el Fórum acogió la postulación de proyectos a cooperar y enmarcó la exposición de iniciativas inversionistas para el Desarrollo que unos actores se hacÃan a otros en práctica de tanto comunicarse “entre culturasâ€?. Y precisamente de la mano de este proyecto que suspira por un mundo unido al que compondrÃan partes económico-culturales armónicamente interconectadas, el Fórum se define honesto adalid de “la diversidad culturalâ€?, trazando un compromiso que no es en modo alguno pantomima. Procurar que los grupos humanos intervenidos para ser insertados en la División Internacional del Trabajo, conserven y apliquen su sistema punitivo “tradicionalâ€?, hagan uso de sus modos de resolver conflictos, aporten caracteres “étnicosâ€? a las ideologÃas “de identidad nacionalâ€? difundidas por “susâ€? Estados y que favorecen la paz social o al menos congenian las luchas con el mantenimiento del orden productivo; favorecer la dualización de sus economÃas y el mantenimiento de cultivos paralelos en lugar de restringir a estas poblaciones exclusivamente a monocultivos que no garantizan la subsistencia ni por tanto una FT en condiciones productivas; impedir el desmembramiento completo de formas “tradicionalesâ€? de agregación humana –como la concentración fÃsica del parentesco o su protagonismo relacional- que son la base para el ejercicio de solidaridades cuya pérdida desestructura las nuevas conexiones entre poblaciones y trabajos que el entramado polÃtico-empresarial del Desarrollo está anudando; inhibir, tras la cortina del orgullo cultural identitario, la toma de consciencia de estas poblaciones respecto de las condiciones de existencia que se les están imponiendo, desde “el exteriorâ€? y desde sectores privilegiados “interioresâ€? al propio grupo humano; etc. Todo esto integra realmente el nuevo know-how del Modo de Producción y el tendido organizacional que trabaja para su reequilibrio, lógica del capitalismo sintetizada magnÃficamente por aquel anuncio de una crema dérmica cuyos carteles asomaban por Barcelona hace menos de un año: mujeres de formas dispares, en fotografÃa única, altas, bajas, rectas, blancas, pecosas, redondas, fornidas, negras, asiáticas, atléticas, tersas, esqueléticas, quienes consiguen su propio desarrollo estético respectivo, mientras se mantengan fieles compradoras del producto. El Modo de Producción en su etapa actual de Desarrollo necesita luchar con todas sus fuerzas para hacer frente a su propia dinámica objetiva que lleva a “lo socialâ€? hacia la homogeneización. Su extraordinaria diversidad de mercancÃas-espectáculos no cabe más que en perfiles “culturalesâ€? y en habitus sociales igualmente diversos. Es más: la oferta misma se hace diversa pivotando alrededor de esa heterogeneidad humana y sólo asà puede marchar a su encuentro; metamorfoseándose en las formas socioculturales-objeto. Introduciendo la sumamente exacta terminologÃa de Vicente Verdú , podrÃamos decir que el Capital no pretende en estos tiempos homogeneizar la diversidad –que pueda evitar esa esencia suya es ya harina de otro costal-; lo que hace es homologar: produciéndole gustos, prioridades de gasto, identificación con variantes del producto diseñadas para adaptarse a ella, capacita a una y otra diferencia para ser tan sector de mercado como puedan serlo las demás. Son diferencias, y homólogas; cada una con su valor de cambio con arreglo a mercancÃas distintas, e indistintas en su condición misma de valor de cambio .
Nosotros afirmamos que, frente a sectores internacionales de la polÃtica, de la Administración especializada, de las finanzas, del Desarrollo, militares, de la proyección cientÃfica de policies e intervención sobre las ciudadanÃas, etc., sectores que podrÃamos denominar “atrasadosâ€?, pues viven inmersos en un desajuste perceptivo pasado-presente, inconscientes de qué es “vitalâ€? para la salud y la tranquilidad de la organización social en el actual periodo de acumulación de Capital, y que obvian cuestiones como “la interculturalidadâ€?, “la Cultura de la Pazâ€?, “el etno-Desarrolloâ€? y “la protección del medio-ambienteâ€? o si las invocan es como mera palabrerÃa-imagen, el Fórum fue esencialmente la criatura de una lógica de vanguardia qué sà se toma todo esto muy en serio. Para aclarar el planteamiento utilizando el genial esquema conceptual innovado por el eminente sociólogo estructural-funcionalista Robert Merton, reducir las relaciones entre las funciones manifiestas (aquéllas reconocidas) y las funciones latentes (aquéllas no reconocidas o ni siquiera conocidas) del Fórum al rango de la antagonÃa, de la contradicción, del encubrimiento… -en lugar de atender sus concordancias, cómo se complementan, cómo las funciones manifiestas son la invitación a que los actores se impliquen en la realización de las latentes…-, es un análisis que nos sirve de poco. Es más: un análisis asÃ, más allá de intenciones subjetivas por combatirlo, es objetivamente funcional al Fórum (a cierto nivel) y a las fuerzas que posibilitaron su realidad y que le dan sentido. Primero, porque la flecha penetra en la periferia de la diana: se autopresentan como crÃtica del Fórum denuncias proyectadas fundamentalmente contra aquello que se hace en nombre y al abrigo del Fórum, sugiriendo que más allá de tales transacciones, recalificaciones de terrenos, cooperación armamentÃstica “interculturalâ€? contra revueltas y guerrillas, golpes de homogeneización al mundo, inversiones y actuaciones contra unos u otros sectores de la población, el Fórum es vacÃo, o tan sólo “discursoâ€?. Ese es el modo de abordamiento perfecto para que el Fórum en su núcleo de sentido quede intacto, pues su existencia misma no “ideológicaâ€? es negada. La segunda funcionalidad que presentan estos análisis opositores entre Verdad e IdeologÃa tiene que ver con alimentar una conciencia crÃtica en torno a negligencias, incumplimientos, laxitudes, desentendimientos, vistas gordas, que ciertamente impregnan el comportamiento de instituciones y grupos para el Desarrollo, la Sostenibilidad o la pacificación/desarme de las poblaciones. Por supuesto que la asunción por las masas de una crÃtica tal no nos serÃa desagradable, al contrario, ubicada en una comprensión global de qué significa perseguir esas metas por parte de la organización polÃtica, asistencial y militar del capitalismo (BM, FMI, ONGs, Cascos Azules, Cumbres de Kioto varias…), negligencias aparte. En efecto, la difusión de análisis centrados en subrayar cómo los actores y los sistemas de actores –que patrocinaron el Fórum, lo llenaron, lo protagonizaron…- no se ocupan de aquello que dicen ocuparse, va dibujando, debido a su dominio en el ámbito “contra-hegemónicoâ€? de publicaciones textuales, una crÃtica entre sectores de la opinión pública –movimientos ciudadanos, vecindades organizadas, ciertas ONGs, intelectualidad militante, Contra-cumbres- especializada en acusar a ese tejido de ser “escaparateâ€?, en exigirle ser consecuente o en proponer su liquidación y su reemplazo por otras organizaciones “que sean de verdadâ€?. De este modo, llega a definirse la relación entre opinión pública organizada y este entramado, como un continuo alertar, supervisar, denunciar, desenmascarar, inspeccionar, impugnar, reclamar ceses, provocar selectivamente la disolución de organizaciones valoradas especialmente inoperantes o engañosas, asà como su sustitución; en definitiva, como una presión que incentiva al entramado capitalista a “eliminar impurezasâ€? de funcionamiento y a ceñirse atentamente al guión… Que resulta ser su propio guión, pues actuar desarrollando, pacificando y congeniando explotación con oxigenación se inscribe en su racionalidad verdadera . Con la incentivación, marcaje y advertencias provistas por un universo crÃtico asà definido, el comportamiento real llega a ajustarse más perfectamente a la buena marcha ideal. La tercera funcionalidad, en fin, entronca directamente con aquélla segunda que acabamos de señalar, siendo su efecto inextricable al nivel de las expectativas de masas depositadas en la organización de la sociedad existente. Por encima de las intenciones y de la conciencia que los productores de esos análisis posean, depositar objetivamente un grano de arena más en la solidificación de esa vox populi que clama por programas internacionales “realesâ€? de supeditación a los imperativos ecológicos, de freno a la aculturación, de mundialización de la paz, y que se auto-organiza para velar por su constitución y por su cumplimiento, significa afincar a las personas en una ideologÃa precisa. La de que algo de ello es definitivamente posible sobre una base económica centrada en la producción mercantil de valor y en su ingreso como Capital a través de la venta de esas mercancÃas. Desde el espejismo de que el Imperio de las sociedades mercantiles es conciliable con un mundo diverso, sano y en paz, una vez obtenidas instituciones y organizaciones que ciñan su funcionamiento y sus presupuestos a tales fines, y, por lo mismo, una vez finiquitados los actores “farsantesâ€? y sus “farsasâ€? (como se dice que fue el Fórum), otro mundo aparece como posible. Mientras en tales sueños de embellecimiento y purificación se empeñan, con igual honestidad, tanto la crÃtica dominante ciega a la determinación de la realidad por la organización social de la producción, como el grueso de instituciones del Capital criticadas, la ordenación social de la producción continúa determinando unas realidades muy distintas. Por tanto, no es que seamos adversos a la aplicación del concepto de ideologÃa en lo que se refiere a comprender el sentido esencial del Fórum y la cabida concreta que en el mismo tuvieron determinados modos de hacer AntropologÃa; somos detractores de emplear para el caso de estudio aquella concepción de “ideologÃaâ€? tan propia de cierto marxismo (ideologÃa como estrategia de justificación o de disimulo, contrahecha a la verdad en sus relaciones con ella), y más aún si esta concepción se coloca a tÃtulo de piedra roseta descifradora de qué habrÃa sido el Fórum, representado asà como una hipocresÃa colosal. Y, al tiempo, somos partidarios rotundos de aplicar el concepto de ideologÃa en una de sus varias acepciones marxianas: representación en la conciencia respecto de las posibilidades de acción efectiva en una realidad concreta, representación separada de las limitaciones que la propia persistencia de esa realidad imprime a una acción no rupturista, y que, por el contrario, se conforma y se proyecta en ese mismo marco de lo real. Esa imaginación separada se materializa en proyectos resultantes y en acción colectiva realmente fiel a tales fantasÃas; proyectos, intentos y retos depuradores, de los que tanto la iniciativa del Fórum, como su crÃtica –en la calle o “analÃticaâ€?- por ser “espejo falsificador de una realidad e intencionalidad otrasâ€? y “pantalla reflectante e insonorizadora de lo que se cuece en la trastiendaâ€?, no son más que el reverso y el anverso.
A su vez, centrándonos en el papel que las nuevas antropologÃas dominantes tuvieron en el Fórum, no creemos del todo afortunado insistir en su cariz justificativo de la pertinencia misma del evento y de la labor ejercida por los organismos participantes. Por supuesto que si se contó algo con esas antropologÃas fue en parte porque su inclusión daba pedigree de rigor. Pero esta función no puede llevarnos a obviar otra, mucho más decisiva aún: la AntropologÃa debÃa colaborar junto a otras ciencias y saberes en la tarea de arrojar conocimiento verdadero. Conocimiento sobre las vÃas más fructuosas de tratar y de operar con una diversidad cultural y hasta cierto punto existencial que ha devenido riqueza, recursos y fuentes cognitivas con los que nutrir la sujeción de poblaciones a dos reajustes fundamentales en el orden productivo: 1. La diseminación planetaria de unas y otras fases fabriles (Fábrica-Tierra) y 2. El encuadramiento de las agriculturas bajo una lógica de rentabilidad mercantil, a medida que el desarrollo de la EconomÃa PolÃtica y sus manifestaciones van determinando que capitalizar al menos parte de la actividad agrÃcola se convierta en la única “alternativaâ€? inmediata de supervivencia para los propios productores-propietarios autóctonos.
No veamos, por tanto, a la AntropologÃa en el Fórum como las galas con que gustó de ataviarse y pintarse una comedia, y sà como nuevos modos de producir conocimiento cuya formación misma es relativa al desarrollo de nuevas especies de gubernamentalidad poblacional. Este patrón epistemológico para el análisis de las relaciones entre nuevos paradigmas dominantes en AntropologÃa y el Fórum, implica descreer de una visión tradicional de las ciencias sociales que las toma como saberes neutros o liberadores en sÃ, aunque en abundancia recuperados, redefinidos y reverbalizados por unas instancias de poder en principio exteriores a la pureza cientÃfica . De este modo, una pregunta del tipo “¿de qué sirvieron esas antropologÃas al Fórum?â€?, formulada asÃ, unilateralmente, es incorrecta en esencia. Más bien, ¿cuáles fueron sus servicios recÃprocos?; sin duda el Fórum les sirvió a ellas como laboratorio de experimentación, donde compartir hallazgos, darse mutuamente a probar, consensuar o discutir en torno a postulados, metodologÃas, etc. Fue, en definitiva, una ocasión privilegiada para su propio desarrollo y maduración cientÃficos. Y, mejor aún, no considerar la relación entre el Fórum y las nuevas antropologÃas dominantes como si fuera una relación de exterioridad respectiva, poseyéndose mutuamente para recoger cada uno sus rentabilidades autónomas, sino verlos como dos dimensiones cuyos engarzamientos concretos se hallan pautados por la práctica discursiva productora de realidad que contiene a ambos.
En el contexto esbozado, la instauración de una nueva división del trabajo cientÃfico posee pretensión de conferir a los antropólogos, en tanto que expertos de la diferencia y de la diversidad, una voz inédita en el seno del debate polÃtico, siéndoles reservados dos dominios capitales de investigación/intervención: 1. La acentuación “etnoâ€? dentro del paradigma más amplio de Desarrollo Social, y 2. la mediación intercultural.
Trataremos, a lo largo de las páginas siguientes, sobre la manera en que esos dos dominios son abordados por toda aquella AntropologÃa que estuvo ligada al Fórum de las Culturas, al tiempo que exploraremos la relación entre el saber que ellas elaboran y aplican, y el contexto económico y polÃtico que es su condición de posibilidad misma. Empecemos por señalar los principios de redefinición teórico-polÃtica y metodológica mostrados por esas antropologÃas “dialogistasâ€?, sintetizables en los conceptos de democratización del saber antropológico y de democratización del discurso sobre el Otro. |
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Comentaris
Re: FÓRUM DE LAS CULTURAS: MÃ?S ALLÃ? DE LA FARSA. Bases epistemológicas para una crÃtica en clave distinta
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per Libero |
15 abr 2007
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Un consejo: espacia más los párrafos del texto y ve por capítulos.
Es que sino nadie se lo lee. |
Re: FÓRUM DE LAS CULTURAS: MÃ?S ALLÃ? DE LA FARSA. Bases epistemológicas para una crÃtica en clave distinta
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per un |
15 abr 2007
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mare meva, vaya totxo de text! així no s'escriuen bases epistemoògiques per a res,,,
si algú té paciència per seprarar-ho prometo llegir-m-ho. |
Re: FÓRUM DE LAS CULTURAS: MÃ?S ALLÃ? DE LA FARSA. Bases epistemológicas para una crÃtica en clave distinta
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per El no leÃdo |
17 abr 2007
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Vale, aunque el formato es una cuestión de la propia página de indymedia, porque ha reducido los puntos y aparte a puntos y seguidos. Aún así, de verdad que vale la pena su contenido. Saludos!. |
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