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Notícies :: un altre món és aquí : globalització neoliberal : pobles i cultures vs poder i estats
Los activistas contra la globalización neoliberal alistan protestas contra el G8
03 abr 2007
En Rostock, Alemania, harán un llamado a reorganizar el movimiento altermundista
Venecia, Italia, 2 de abril. En la primera semana de junio los jefes de Estado y de gobierno que integran el G8 se reunirán en el centro vacacional de Heiligendam, cerca de Rostock, Alemania. Los representantes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia estarán protegidos por una barda de 13 kilómetros de largo y dos y medio metros de alto, enterrada a un metro de profundidad. La valla tendrá un costo de 12.5 millones de euros.

En Rostock estarán también miles de activistas contra la globalización neoliberal, como en la Cumbre del G8 de 2001 en Génova, Italia, y en Gleneagles, Escocia, en julio de 2005. Su presencia quiere ser un grito de furia, un llamado a reformular el movimiento altermundista sobre otras bases, a convertir los centros sociales que existen en casi toda Europa en espacios de reorganización de los trabajadores precarios.

Esa es, al menos, la intención de los asistentes al Globalmeeting que recién concluyó en Venecia, entre asambleas masivas, reuniones de coordinación, conferencias y un concierto de rap a cargo del grupo Asalto Final. Se trata de hacer de las protestas contra el G8 un momento privilegiado en la construcción de la Europa de los de abajo.

Entre las acciones que se impulsarán destaca la realización, el 2 de junio, de una jornada de protesta contra la guerra y el racismo. El día 5 de ese mes se efectuará un día de bloqueos contra la militarización y la guerra, alrededor del aeropuerto de Rostock-Laage. Ese puerto aéreo es usado tanto para propósitos civiles como militares. Se ha convertido en la base aérea del noreste de Europa más importante. Sirve simultáneamente como punto de embarque de vuelos turísticos baratos como para el traslado de soldados.

Para hacer realidad esos bloqueos el movimiento parte de un eficaz tejido organizativo, hilado por los autonomistas alemanes, corriente política particularmente activa alrededor de la ocupación de casas y espacios industriales que fueron abandonados durante la década de los 80, que se ha reactivado alrededor de las jornadas de Rostock.

Ecos de Copenhague

La coordinación de dichas acciones tiene como telón de fondo un acuerdo más general entre grupos que integran dos amplias corrientes del movimiento contra la globalización neoliberal: el autonomista y el anarquista, también conocido como Black Block.

Según Vittorio Sergi, uno de los coordinadores de la asamblea de movimientos realizada en Venecia, ésta "es una asamblea abierta para permitir a los movimientos europeos expresarse y confrontarse, para abrir una nueva fase, conscientes de representar una parte del movimiento que trabaja desde abajo y a la izquierda de manera autónoma, que destruye la idea de los bloques de movimiento nacidos en Praga, que busca la materialidad de necesidades y deseos, y que parte tanto de la defensa de los espacios sociales" como de medios de comunicación recuperados.

En el aire se encuentran las recientes jornadas de protesta en Copenhague. De hecho, al Globalmeeting asistieron algunos de los participantes en esos disturbios y se estableció comunicación directa, vía telefónica, desde la capital de Dinamarca, con uno de los activistas.

Los enfrentamientos entre la policía y los jóvenes radicales en Copenhague empezaron a raíz del cierre y desalojo, por parte de la fuerza pública, de una casa ocupada, emblemática, del movimiento, convertida en centro juvenil alternativo en 1981. El club Ungdomshuset de Copenhague se encontraba tomado desde 1981, y el año pasado fue vendido por el ayuntamiento de la capital danesa a una iglesia conservadora.

El 3 de marzo, un alto número de manifestantes, varios de ellos de nacionalidad alemana, fueron arrestados, en la peor ola de violencia vivida en esa ciudad en muchos años. La policía cargó con toletes, macanas y gases lacrimógenos. Los más de 3 mil insumisos respondieron instalando barricadas y lanzando bombas molotov. El enfrentamiento duró toda la noche. En total, unas 500 personas han sido detenidas.

Las movilizaciones en Copenhague se vieron acompañadas por manifestaciones de adhesión de jóvenes radicales en otras ciudades europeas, principalmente en Alemania.

La flama de Copenhague se ha extendido y alimenta los proyectos de acción hacia Rostock. Federico, activista de los centros sociales de la ciudad de Trento, señaló en el Globalmeeting: "queremos ser radicales y crear conflicto en una ciudad que nunca lo ha vivido y que vivió el desalojo de un espacio común. Hemos decidido -señaló dibujando el Oso, símbolo de Trento, de rosa- crear un puente con la resistencia de Copenhague y todos los centros sociales. ¡Desde Copenhague hasta Trento, los centros sociales y su radicalidad no se tocan!"

También ha estimulado la reflexión. De acuerdo con Cristiana, lo sucedido no es cómo "queríamos construir el movimiento en Copenhague. La lucha que teníamos no es sólo la del derecho de habitar y de la casa, sino en favor de los migrantes, contra la criminalización del Islam, de las culturas juveniles, del hip hop y de los murales. La lucha para Hungdomsuset ha sido para crear algo nuevo. Si miramos Dinamarca, vemos que los movimientos han sido marginados y eso es lo que llevó a perder Hungdomsuset. Si ese tipo de espacios no tienen más derecho a existir, se presenta entonces una situación más oscura".

Una situación explosiva

Hace menos de una semana en París, Francia, la agresión policiaca contra un migrante que se había metido al Metro sin pagar provocó una batalla campal de proporciones mayúsculas. Diversos usuarios del servicio, en su mayoría jóvenes, se solidarizaron con el agredido y se enfrentaron con los gendarmes. El fantasma de los disturbios en los suburbios de París, en los que fueron quemados centenares de automóviles, volvió a aparecer.

Las llamas de París, como las de Dinamarca, parecen indicar un estado de insatisfacción profunda dentro de una parte nada desdeñable de la juventud europea. No en balde las policías de varios países tomaron medidas preventivas después de los sucesos en Copenhague. "No queremos vivir como si estuviéramos en una second life", expresaron diversos asistentes al foro, haciendo referencia al mundo de realidad virtual en que los participantes pueden inventarse en la red una vida totalmente ficticia.

Según uno de los asistentes al Globalmeeting, "la asamblea es un punto de no regreso y momento para construir una red de movimiento que lucha por los derechos globales". De ser verdad esta apreciación, Europa vivirá en los próximos meses una profunda convulsión social.

http://www.jornada.unam.mx/2007/04/03/index.php?section=politica&article


El movimiento de movimientos en su laberinto

Luis Hernández Navarro

Desde su nacimiento en las protestas de Seattle contra la reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC), a finales de 1999, el movimiento contra la globalización neoliberal ha recibido diversos nombres. Altermundismo, movimiento de movimientos, no global, Pueblo de Seattle son algunos.

Muy pronto la revuelta de los globalizados adquirió importancia política mundial. No había cumbre de organismos financieros multilaterales, del Grupo de los 8 (G8) o en favor de acuerdos de libre comercio entre naciones que no se viera enfrentado a las protestas de numerosos manifestantes. Tanto así que un alto funcionario de la administración de Bush declaró al New York Times del 21 de abril de 2001: "No se puede tener una cumbre comercial en estos días sin gases lacrimógenos; sería como una cheeseburger sin queso". Hoy, sin embargo, a pesar de sus éxitos, enfrenta un enorme desafío.

El séptimo Foro Social Mundial (FSM), realizado en Nairobi, Kenia, del 20 al 25 de enero pasados, se efectuó en medio de fuertes críticas. En esta oportunidad, a diferencia de otros años, se objetó no sólo el carácter meramente deliberativo del encuentro y su decisión de no tomar acuerdos programáticos o de acción, sino la dinámica misma de funcionamiento.

Esta edición del FSM fue dominada por las congregaciones religiosas y las grandes fundaciones de la cooperación internacional con muchos recursos por sobre los movimientos sociales. Que empresas privadas patrocinaran el foro levantó la indignación de quienes ven en él una alternativa a la lógica del mercado, así como que los organizadores cobraran una cuota para acceder a la reunión, dejando fuera a los africanos más pobres que no tenían dinero para pagar, fue severamente cuestionado. Con ironía, Rafael Uzcátegui transformó el lema original Otro mundo es posible en "Otro turismo es posible", paráfrasis compartida por buen número de asistentes. Ello es un indicador del agotamiento al que ha llegado la propuesta original del primer foro, efectuado en Porto Alegre.

A esta crisis no le son ajenas las dificultades por las que atraviesan dos de sus principales promotores. La Asociación por la Tasación de las Transacciones y por la Ayuda a los Ciudadanos quedó lastimada por un grave conflicto suscitado durante el cambio en la Junta Gestora de la asociación en Francia, en el que se formularon acusaciones de fraude. El Partido de los Trabajadores, de Brasil, sigue gobernando ese país, pero el reformismo sin reformas del presidente Lula precipitó una grave ruptura interna, la salida del ala izquierda del partido, y la decepción de muchos militantes dentro y fuera de ese país con el antiguo dirigente metalúrgico.

El ataque a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001 y las invasiones militares a Afganistán e Irak atravesaron el movimiento contra la globalización neoliberal y obligaron a reorientar su actividad. La paz se convirtió en uno de sus objetivos centrales. El altermundismo logró, junto con otras fuerzas, sacar a la calle a millones de personas en casi todo el mundo para exigir el fin de la intervención bélica. Sin embargo, toda esa energía social e indignación no lograron detener la agresión armada. Un sentimiento de impotencia y desesperanza se apoderó de muchos activistas.

Simultáneamente, el despertar de la ola patriótica en Estados Unidos provocó que sindicatos importantes que intervinieron en las protestas contra la OMC se relegaran del movimiento. Una ola antiestadunidense, que no distinguió entre los halcones de Washington y los ciudadanos, recorrió al Pueblo de Seattle. Muchos de sus integrantes conocían en detalle lo sucedido en comunidades remotas de Chiapas, pero ignoraban la resistencia de los herederos de Tom Payne. De la misma manera, el movimiento ignoró lo sucedido en países como China, donde se registran 80 mil protestas sociales al año. Tampoco comprendió cabalmente la naturaleza de la resistencia en las naciones musulmanas en general ni en Irak en particular.

La lucha contra la guerra no acabó con las acciones contra las grandes cumbres del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional, pero limitó su alcance. En las jornadas de Génova de 2001 tuvo su expresión más alta.

En América Latina la dinámica de los movimientos populares se vio cruzada por los procesos electorales que llevaron al gobierno de distintos países a coaliciones progresistas. En Argentina, Brasil y Ecuador las resistencias entraron en reflujo, integración a la esfera estatal y dudas sobre su futuro. En casi todo el mundo, las protestas facilitaron la reorganización y resurgimiento de la vieja izquierda ortodoxa de todo tipo. Este renacimiento fue acompañado de un intento por centralizar, cooptar y dirigir los movimientos emergentes, sin sensibilidad para reconocer sus rasgos novedosos.

El movimiento ha insistido en hacer política desde abajo e impulsar la autorganización de la sociedad como vía para cambiar el mundo. Sin embargo, sin necesariamente proponérselo, la revolución bolivariana de Venezuela provocó que varias islas del archipiélago altermundista volvieran a poner el acento de su acción en los espacios estatales y la política institucional.

En meses recientes han surgido iniciativas para remontar la crisis. El líder campesino francés José Bové presentó su candidatura a la presidencia de Francia después de que durante muchos años se negó a incursionar en esta arena. Vía Campesina integró una coalición estable con ecologistas, consumidores, migrantes y pueblos indios en torno a la soberanía alimentaria. Grupos anarquistas y autonomistas, enfrentados desde las protestas de Praga, comienzan a actuar juntos y se preparan para bloquear la realización de la próxima reunión del G-8 en Alemania. Este año será fructífero en nuevas propuestas de acción. La ola de la resistencia parece que vuelve a despuntar.

http://www.jornada.unam.mx/2007/04/03/index.php?section=opinion&article=

Comentaris

Re: Los activistas contra la globalización neoliberal alistan protestas contra el G8
04 abr 2007
matadlxs a todxs!!
Sindicato Sindicat