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¿Qué mal me diagnostica?
10 mar 2007
El día empezó luego de haber pasado una noche de insomnio, cuando el sol aún dormía, y la soledad conversaba al pie de la cama con mis pensamientos. Fue entonces cuando decidí solicitar tu atención para confesarte algunas atribuciones personales. Te invito a ser el médico que diagnostique mi mal que posiblemente no tendrá cura.
¿Qué mal me diagnostica?

Miguel Guerra León (librepensador)

El día empezó luego de haber pasado una noche de insomnio, cuando el sol aún dormía, y la soledad conversaba al pie de la cama con mis pensamientos. Fue entonces cuando decidí solicitar tu atención para confesarte algunas atribuciones personales. Te invito a ser el médico que diagnostique mi mal que posiblemente no tendrá cura.

Escucho una voz con quien converso. Sí, también me aconseja, es como un guía pero indiscutiblemente no creo que sea Dios, ni tampoco el dulce �ngel de la Guarda. No es ningún secreto mi incredulidad con las religiones, y mi amorfa posición de autarquía. Siento que todos deberíamos intentar hacer el trabajo que Dios no está haciendo en la tierra. Así aprendí a amar el otro lado del camino, un lugar donde la luz no interrumpe a la visión. 

Mi vida está macerada de acontecimientos extraños, como el asesinato del cura que se atrevió a bautizarme y la muerte de quien un día maldije. Sumando insólitos acontecimientos que experimenté en la niñez y adolescencia. Capaz de descubrir tus secretos observando a través de tus ojos, tan misterioso como el sueño de la joven que me buscó cuando una voz le dio mi nombre.

Abrazo a la oscuridad en el silencio de mi habitación, una energía recorre cada célula de mi cuerpo dotándome de poder e inspiración. Un insurgente de lo sagrado, el nuevo hereje que vino a desterrar a quien en las alturas vive. Asimismo, multifacético y amable cuando fluye el respeto, el camarada perfecto que cree en que debemos fundirnos en una sola disciplina, en una sola obediencia, en una sola subordinación.

Detesto alocadamente a la vulgaridad, que transita por las aceras de lo que llamo: “el exterior�. Bajo mis códigos busco la justicia, siendo asequible al diálogo y al mismo tiempo un perverso, cuando el destino llama a la guerra. Melancólico por las heridas que ocasionalmente despiertan, sino, sumergido en el recuerdo que las imágenes, aromas y sonidos que mi alrededor invocan. 

Con mis vivencias extiendo mis brazos a la buenaventura del pecado. Entre mis recuerdos está aquella mujer que a mitad de la noche amé, completamente excitado por la pasión y la ternura. Desgraciadamente, luego de esa velada mi hígado jamás volvió a ser el mismo. Amigos Eleuretti y Eligor, ustedes fueron testigos etéreos de la linda jovencita que sonriente caminó hacia mí al reconocerme, aunque habían pasado varios años sin verla. Sin embargo, sus manos incrédulas me tocaron como si fuera el mismísimo Jesucristo.

Soy de quien nace la grandeza y la insaciable creación por construir algo nuevo hacia los sentidos del hombre. Un elegido que trabaja en su obra, que se inspira para dejar una marca, una cicatriz para que el olvido no pueda borrar mi nombre. Soy quien predico que los templos del mundo quedaran vacíos sólo cuando las demandas, los problemas y las dolencias de la humanidad terminen. Experimento la necesidad de exteriorizar lo que guardo, me vuelvo un artesano de los deseos que yacen ocultos entre la alegría y el dolor. 

Para relajarme suelo concebir ideas que relato, imaginar a mi enemigo mientras practico tiro un par de horas al día y, perdiéndome con la guitarra y el teclado para componer música en mi habitación. Me considero un amante de la música, así como Nietzsche dijo: "Quizá no haya habido nunca un filósofo en un grado tal y tan profundamente músico como lo soy yo." 

Asimismo, en pos de la cacería y de la desconfianza por este mundo, salgo acompañado de mi rifle al que camuflo en el estuche de mi guitarra. En conclusión, es un rifle que finge ser guitarra. Es así que dirijo mi mirada al vacío diciendo: “Ilumíname con la fuerza de la razón y la flama de la destrucción�.

Soy un hombre de pacto y de palabra que es protegido por el destino, siempre dispuesto a pelear por el camarada y a dar la mano a quien se lo merezca. Entonces, como muestra de afecto, te invito un té de floripondio para hacer un brindis con el delirio. No obstante, espero que lo poco que conté los ayude a diagnotizar.

“He aquí el elegido. Acaso no lo reconoces? Poco a poco descubrirás el poder que esconde."

Mira també:
http://www.elvalle.tk

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Comentaris

Re: ¿Qué mal me diagnostica?
18 mar 2007
Una locura que te hace escribir muy bien.
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