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Anàlisi :: amèrica llatina |
Nueva geopolÃtica: China,India, Brasil y Ã?frica del Sur
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per Jose Luis Fiori Correu-e: sociedadedemocratica@yahoo.com.br (no verificat!) |
06 mar 2007
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Este articulo integra un trabajo mas extenzo del José Luis Fiori, profesor titular de Econimia Politica Internacional de la cátedra de la Universidad Federal de Rió Janeiro, Brasil. Lo que se puede leer a continuacion son algunos capitulos traducidos de este trabajo, titulado; “La nueva geopolitica de las naciones�. |
Nueva geopolÃtica: China,India, Brasil y Ã?frica del Sur
por el profesor José Luis Fiori[1]
Este articulo integra un trabajo mas extenzo del José Luis Fiori, profesor titular de Econimia Politica Internacional de la cátedra de la Universidad Federal de Rió Janeiro, Brasil. Lo que se puede leer a continuacion son algunos capitulos traducidos de este trabajo, titulado; “La nueva geopolitica de las naciones�.
- Todo análisis del sistema internacional supone alguna visión teórica, respecto del tiempo, del espacio y del movimiento de su “masa históricaâ€?. Sin la teorÃa es imposible interpretar la coyuntura, e identificar los movimientos cÃclicos y las “largas duracionesâ€? estructurales, que se esconden y develan, al mismo tiempo, a través de los acontecimientos inmediatos del sistema mundial. Sólo tiene sentido hablar de “grandes crisisâ€?, “inflexionesâ€? y “tendenciasâ€? la partir de una teorÃa que relacione y jerarquice hechos y conflictos locales, regionales y globales, dentro de un mismo esquema de interpretación. Más allá de esto, es la teorÃa que define el “foco centralâ€? del análisis y su “lÃnea del tiempoâ€?.
La ruta de la “buena esperanza�
Las diferencias dinámicas entre China, India, Brasil y Ã?frica del Sur son enormes. China e India, después de los años 90, se proyectaron dentro del sistema mundial como potencias económicas y militares, tienen claras pretensiones hegemónicas en sus respectivas regiones, y ocupan hoy una posición geopolÃtica global absolutamente asimétrica con relación a Brasil y a Ã?frica del Sur.
A pesar de esto, Brasil, Ã?frica del Sur e India - e incluso China, aunque sea por poco tiempo más – todavÃa ocupan la posición común de los “paÃses ascendentesâ€?, que siempre reivindican cambios en las reglas de “gestiónâ€? del sistema mundial, y en su distribución jerárquica y desigual del poder y de la riqueza. Por esto, en este momento, comparten una agenda reformista con relación al Sistema de las Naciones Unidas, y a la formación de su Consejo de Seguridad. De la misma forma como comparten posiciones liberalizantes, en la Ronda de Doha, formando el G20, dentro de la Organización Mundial del Comercio.
En estas cuestiones polÃticas y económicas, entre tanto, se puede prever un alejamiento progresivo de China, que ya viene actuando, en varios momentos, con la postura de quien comparte, y en el de quien cuestiona la actual configuración del poder mundial. De aquà para delante, su comportamiento será cada vez más el de una Gran Potencia, como todas las que hacen, o hicieron, parte del “cÃrculo dirigenteâ€? del sistema mundial. y por esto, es de esperar una mayor convergencia de posiciones entre India, Ã?frica del Sur y Brasil, que con China.
Pero incluso con relación a India, las convergencias polÃticas deberán ser tópicas, porque Brasil y Ã?frica del Sur deben mantenerse fieles al “idealismo pragmáticoâ€? de sus actuales polÃticas externas. Ninguno de los dos demuestra voluntad, ni dispone de las herramientas de poder y de los desafÃos indispensables al ejercicio de la realpolitik, propia de las Grandes Potencias. Ambos, deben mantenerse en su posición actual de porta-voces pacÃficos de los “desamparadosâ€? de todo el mundo, y del “buen sentido ético universalâ€?.
Desde el punto de vista económico, mientras tanto, la nueva geografÃa del comercio y de las inversiones dentro de la región Sur-Sur debe profundizar los nexos materiales entre estos cuatro paÃses y sus regiones, y de esta perspectiva, Ã?frica del Sur se transformará en un nuevo Cabo de la Buena Esperanza, entre las “Indiasâ€? y América: las dos puntas del expansionismo europeo que dio origen al actual sistema mundial.
Una agenda social convergente
China, India, Brasil y Ã?frica del Sur comparten sociedades con altos niveles de desigualdad en la distribución de la renta, de la riqueza y del acceso a los derechos sociales básicos. Con graves problemas urbanos, de infraestructura, marginación y miseria, y con regiones rurales de baja productividad, y con grandes contingentes de población sin atención de sus necesidades básicas de saneamiento, energÃa y alimentación.
Pero, a pesar de la lucha común de los paÃses más pobres, por una mejor redistribución del poder y de la riqueza mundial, y a pesar del apoyo de los organismos internacionales y de la eventual ayuda solidaria de las Grandes Potencias y de los organismos no gubernamentales, la respuesta al desafÃo de la pobreza y de la desigualdad, sigue siendo una responsabilidad de cada uno de los estados nacionales donde los “pobres del mundo están “estocadosâ€?, y donde se generan y acumulan los recursos capaces de alterar la distribución del poder y de la riqueza entre los grupos socialesâ€?[1].
En este sentido, el primer punto de la agenda social común de China, India, Brasil y Ã?frica del Sur es la multiplicación de los empleos y de la renta de la población, y esto es rigurosamente inviable sin un crecimiento económico acelerado, en el caso de estos cuatro paÃses. Sólo con la expansión de la inversión pública y privada, será posible aumentar las tasas de crecimiento económico, y sólo con altas tasas de crecimiento es posible un control social y una polÃtica osada de bloqueo del proceso de polarización de la riqueza, que acompaña, inevitablemente, el desarrollo capitalista, cuando queda entregado a sus fuerzas de mercado.
En este sentido, más allá de la inversión pública, son indispensables polÃticas activas de redistribución de la riqueza, a través de los salarios, pero, sobre todo, a través del suministro barato de alimentos de consumo popular, y de la oferta de equipamientos y servicios públicos universales de salud pública, educación, saneamiento, energÃa, transportes y comunicación. La única forma de superar las polÃticas asistenciales de tipo transitorio, transformando la distribución y la inclusión sociales en una conquista permanente y estructural de las sociedades civiles.
Desde este punto de vista, no hay duda que existe hoy una distancia creciente entre los avances sociales de China y de India, y también con relación a Brasil y Ã?frica del Sur, y esta diferencia tiene que ver con las tasas medias de crecimiento de sus economÃas en las últimas décadas, y con el grado de preocupación de sus gobiernos con la cuestión de las desigualdades sociales. China crece, hace 27 años, a una tasa media de 9,6%, mientras Brasil y Ã?frica del Sur, a una tasa aproximada de 2,5%, e India, sólo después de 2003, viene manteniendo una tasa próxima de los 8%.
China realiza anualmente inversiones públicas y privadas del orden de 30% y hasta 40% de su PBI, mientras en Brasil la inversión no pasa de 20% del PBI. Con relación a India, ésta hoy todavÃa está en una situación similar a la de China, en el inicio de la década de 80, y su boom económico aún no alcanzó a la agricultura, donde vive cerca del 60% de la población hindú, y que crece a una tasa de 3,9%, bien por debajo de la media nacional de 8.4%, en 2005. Y las perspectivas para los próximos años, son de que se mantengan estos diferenciales, con Asia creciendo a una media de 8% a 9% al año, y Brasil y Ã?frica del Sur a una tasa media entre 3% y 4%. A pesar de que en Brasil, en los últimos años, haya habido también una pequeña disminución en los Ãndices de desigualdad social, gracias al aumento del valor de su salario, por encima de las tasas de inflación, y gracias también a sus polÃticas distributivas de tipo asistencial o de emergencia.
Pero existe una convergencia muy importante entre estos paÃses, a despecho de las diferencias de sus estrategias económicas, que es la prioridad que viene siendo atribuida por sus actuales gobiernos, a la promoción de la inclusión y de la equidad social. Y en este sentido, se puede decir que existe una agenda de preocupaciones sociales comunes, entre estos paÃses, con el combate al hambre y a la pobreza, y con la garantÃa de la seguridad alimenticia, de la salud, del empleo, de la educación, de los derechos humanos y de protección al medio ambiente. Una voluntad polÃtica que aparece de forma explÃcita en la Declaración de Brasilia, de 2003, constitutiva del Grupo IPSA, y en sus documentos de trabajo posteriores, donde India, Ã?frica del Sur y Brasil se proponen cooperar y promover, conjuntamente, acciones eficaces de combate a todo tipo de desigualdad, de defensa del medio ambiente, y de lucha común contra las grandes epidemias, del tipo de la “gripe aviariaâ€? y del SIDA, entre otras que ya amenazan transformarse en pandemias. En todos estos campos, se viene consolidando una agenda común y una voluntad polÃtica de cooperación intergubernamental, en el campo cientÃfico y tecnológico. Y se ha ampliado el espacio de actuación de las organizaciones no gubernamentales, presentes en estos cuatro paÃses.
Saltando para una perspectiva más amplia, también es posible reconocer que, en la entrada al siglo XXI, la nueva geopolÃtica de las naciones ha traÃdo consigo una gran movilización social y polÃtica, a favor de transformaciones sociales e igualitarias de las sociedades más afectadas por los cambios del sistema mundial.
Como ya vimos, el mundo vivió una era de euforia liberal después de 1990, pero ahora parece que está en curso una nueva era de convergencia entre los movimientos de autoprotección nacional que cuestionen el status quo internacional, y los movimientos sociales que están luchando contra la desigualdad, dentro de cada uno de estos paÃses y regiones. El fin del apartheid y la democratización de Ã?frica del Sur fue un momento emblemático de esta reversión aunque después de 1994, el gobierno del presidente Mandela haya mantenido la misma polÃtica económica del gobierno anterior, de corte ortodoxo y neoliberal. En una perspectiva de largo plazo, mientras tanto, el cambio en Ã?frica del Sur representó el fin del colonialismo europeo y el ápice de la lucha de liberación del Ã?frica Negra.
Por su parte, después de 2001, en América del Sur y en Brasil, sus nuevos gobiernos de izquierda están proponiéndose reaccionar contra las polÃticas neoliberales y están queriendo realizar polÃticas más igualitarias de transformación social. Y todos los estudios internacionales reconocen que el crecimiento económico de China y de India, como acabamos de ver, ha disminuido velozmente la miseria en estos dos paÃses, aún cuando sus desigualdades sociales sean todavÃa muy grandes.
Este retorno de la “cuestión socialâ€?, junto con la “cuestión nacionalâ€?, en los años recientes, recuerda la tesis clásica del economista austriaco, Karl Polanyi, sobre los orÃgenes de la “gran transformaciónâ€? igualitaria de las sociedades más desarrolladas, después de la 1ª. Guerra Mundial y de la crisis del 30. Según Polanyi, este gran cambio de la “civilización liberalâ€?, que habÃa sido victoriosa e incontestable en el siglo XIX, se dio como consecuencia de una tendencia de todas las economÃas y sociedades liberales, que serÃan movidas, simultáneamente, por dos fuerzas contradictorias, de tipo material y social. La primera de ellas, serÃa “liberal-internacionalistaâ€?, y empujarÃa las economÃas y sociedades nacionales en la dirección de la globalización, de la universalización de los mercados “auto-reguladosâ€? y de la desigualdad social. Y la segunda, actuarÃa en una dirección opuesta, de “autoprotección de las sociedades y de las nacionesâ€? contra los efectos destructivos de los mercados auto-regulados, que él denominó “molinos satánicosâ€?.
En el caso de los paÃses europeos, sobre todo en el siglo XX, estos dos movimientos de autoprotección – nacional y social - convergieron bajo la presión externa de las dos Grandes Guerras Mundiales, de la crisis económica de la década de 1930, y después, de la propia Guerra FrÃa, creando un gran consenso social a favor de las polÃticas de crecimiento económico, pleno empleo y bienestar social, consideradas heréticas hasta entonces, por los liberales. Fuera de Europa y de los Estados Unidos, mientras tanto, este “doble movimientoâ€? de autoprotección nacional y social, raramente se dio de forma convergente, por lo menos hasta el final del siglo XX, tal vez porque estos paÃses y regiones no habÃan enfrentado los desafÃos externos que acabaron solidarizando sus elites con sus poblaciones nacionales, hasta por una razón de necesidad mutua.
Karl Polanyi no previó la “restauración liberal-conservadoraâ€? de los mercados auto-regulados, que ocurrió después de 1980. Ni podrÃa haber previsto, por lo tanto, que en el inicio del siglo XXI, pudiese estar generalizándose una reacción contra los efectos destructivos y “desigualitariosâ€? de las polÃticas neoliberales, de las dos décadas anteriores. Asimismo, se acumulan las evidencias de que está en curso un movimiento, cada vez más amplio y universal, a favor de la democracia y de la igualdad social. Una especie de retorno del mundo del trabajo y de los excluidos, después de tres décadas de supremacÃa incontrastable del mundo del capital. La gran novedad, entre tanto, es que en este inicio de siglo, el movimiento de “autoprotección nacional y socialâ€? está comenzando por la periferia del sistema mundial, y está ocurriendo sin la existencia previa de guerras y destrucciones masivas.
Por esto, si esta tendencia se confirma y se amplÃa, no es imposible una convergencia entre las sociedades civiles y los gobiernos de China, de India, de Brasil y de Ã?frica del Sur, para liderar un gran proyecto de redistribución más igualitaria del poder y de la riqueza oligopolizados por las Grandes Potencias, dentro de este sistema mundial creado por los europeos, exactamente en el momento en que conquistaron, sometieron y conectaron Asia, Ã?frica y América, a partir del siglo XVI |
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Comentaris
Re: Nueva geopolÃtica: China,India, Brasil y Ã?frica del Sur
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per Antoni Ferret |
07 mar 2007
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Molt d'acord en la línia argumental.
Recentíssimament hi ha una notícia que confirma la tesi: el Govern xinès, després de la pressió popular de 87.000 conflictes, incidents i revoltes en un any, hauria decidit fer «un gir a l'esquerra» de caràcter social. Que tanta falta hi feia. |
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