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Corta reseña de un debate sobre la Etica
20 feb 2007
CORTA RESEÑA DE UN DEBATE SOBRE LA ETICA
Hemos lanzado un debate sobre la ética a partir de un texto que recoge un debate interno internacional y que ha aparecido en nuestra REVISTA INTERNACIONAL números 127 y 128.
Hemos publicado extractos de dicho texto en diferentes Foros para plantear este debate y del mismo modo estamos celebrando diferentes encuentros con compañeros interesados, el primero de los cuales ha tenido lugar en Valencia.
Damos cuenta de forma breve las cuestiones en él planteadas.
•     ¿Por qué discutir ahora sobre la ética y la moral?
Señalamos que hay varias razones. La primera es que la crisis que sufrió nuestra organización en 2001 la cual nos enseñó que camaradas veteranos con una trayectoria intachable habían caído en los últimos tiempos en comportamientos intolerables de robo, chivateo, hostigamiento progromista contra camaradas… Era necesario explicar las raíces de tales derivas y ello nos llevó a profundizar sobre la cuestión de los comportamientos, es decir, de la moral a través de preguntas muy simples: ¿es posible que dentro de una organización proletaria se reproduzcan modos de comportamiento, éticas, que son incompatibles con la solidaridad y la confianza mutua propias del proletariado?
Los principios comunistas del proletariado no son simplemente un enunciado teórico, son igualmente la expresión de una lucha. De ahí que debe existir una coherencia entre posición políticas proletarias, comportamientos éticos y funcionamiento organizacional. Los 3 no son dimensiones específicas de una misma lucha por la liberación comunista de la humanidad.
La segunda es la evolución histórica del capitalismo en nuestra época hacia una creciente descomposición social que lleva aparejada una dislocación de las relaciones sociales y humanas extendiéndose con cada vez más virulencia los comportamientos anti-sociales, el “todo vale�, el “quítate tú para ponerme yo�, el “cada uno a la suya�… Esta atmósfera putrefacta amenaza con contaminar al proletariado lo cual le impediría desarrollar su lucha histórica planteándose el peligro de destruirla para siempre.
•     ¿Estaríais planteando una discusión sobre la naturaleza humana? ¿No se correría el riesgo de caer en una discusión abstracta, difícil de comprender por la mayoría?
El problema es que hoy estamos asistiendo a una profunda crisis de confianza de la humanidad en sí misma. Existe una opinión muy extendida, que comparten muchos obreros, según la cual la causa de los tremendos problemas que estamos sufriendo en el mundo no sería el capitalismo sino el hombre mismo. El hombre es visto como un predador, como un terrible peligro para la naturaleza y para sí mismo. La propia ideología dominante fomenta esa visión al insistir en hacernos sentir culpables de la contaminación, del hambre en �frica, de la escasez de agua etc.
No se trata pues de un debate abstracto sino de la tentativa de desarrollar una respuesta consciente y científica a una cuestión que está en la calle, que atormenta a muchos obreros. Este pesimismo vital puede comprometer y contaminar la lucha de clase del proletariado que, sí bien, tiene como base los ataques a sus condiciones de vida necesita del desarrollo de un espíritu de confianza, de solidaridad, de fraternidad, los cuales, son amenazados por esa visión de que “el hombre es un lobo para el hombre�.
A esto un compañero añadió «es muy importante que se desarrolle un debate y una comprensión teórica y práctica de la alternativa del proletariado. Cuando vislumbras que es posible otra sociedad y te empiezas a comprender sus líneas de evolución, entonces eso constituye un antídoto muy fuerte contra el pesimismo social».
•     ¿Se trataría de recuperar la bondad natural del ser humano tal y como plantean los anarquistas?
Un compañero respondió él mismo a esta cuestión señalando que «el hombre no es bueno ni malo por naturaleza. El problema no es ese. La cuestión es cómo llegar a una sociedad donde la convivencia sea armoniosa entre los seres humanos y contribuya a sacar lo mejor que tiene el ser humano, neutralizando o terminando por eliminar lo que tiene de destructivo y anti-social».
Como señalaba Marx «sí queremos que el hombre sea humano consigo mismo, hagamos humanas sus condiciones de existencia».
No se trata de volver al “paraíso perdido�. El mito del paraíso perdido se apoya sobre una realidad. Durante gran parte de su historia, la humanidad ha vivido en pequeñas tribus aisladas, donde no había clases ni explotación del hombre por el hombre, el comunismo primitivo. No se trata de mitificar estas sociedades pues –no podemos desarrollarlo aquí- encerraban profundas limitaciones que llevaron hacia su disolución.
De lo que se trata es de comprender que el proletariado es el producto histórico de una larga evolución que ha tenido lugar dentro de las sociedades de clase y que en él se hallan concentradas las condiciones sociales para establecer la comunidad humana mundial, donde todos los seres humanos puedan cooperar de forma libre y consciente a su propio desarrollo y al desarrollo de todo el mundo.
•     ¿No conllevaría la moral la prescripción de un código de conducta al cual habría que someterse por la buenas o por las malas?
La moral burguesa tiene básicamente dos grandes ramas: la moral kantiana y la moral utilitaria.
La primera comprende que las relaciones capitalistas de producción llevan a la competencia más feroz de todos contra todos lo que encierra el peligro de estallido de la sociedad, es decir, conduce a su autodestrucción. Por eso intenta someter a los individuos a un código de conducta basado en reglas frías e impersonales para preservar un mínimo de cohesión social.
En cambio, la segunda, la moral utilitaria parte del axioma que si cada cual busca su propia felicidad cueste lo que cueste y realizando con ello sus propios intereses, en la sociedad se producirá un “equilibrio�. Es una especie de espejo deformado de lo que ocurre realmente en el capitalismo donde la competencia entre empresas, Estados e individuos conduce al famoso “equilibrio� entre la oferta y la demanda cuyas consecuencias son cada vez más aniquiladoras y destructivas.
Ambas ramas de la moral burguesa coinciden en la oposición y el conflicto irremediable entre individuo y sociedad, difieren en las respuestas: la moral kantiana intenta imponer una camisa de fuerza a los apetitos individuales; la otra moral pretende que esos apetitos individuales son el motor de la sociedad.
Frente a ello la moral del proletariado no se basa en un decálogo al cual los individuos deban someterse sino al desarrollo consciente y voluntario de normas de convivencia social. Su énfasis está en comprender la raíz de los comportamientos humanos, en el debate que lleva a esa comprensión y en el sustrato de solidaridad y confianza mutuas que permite ese desarrollo. Como dijo un compañero «en la lucha del proletariado convergen a la vez la felicidad colectiva y la felicidad individual. En la sociedad que nace de la lucha de clases no se plantea la contradicción entre bienestar individual y bienestar colectivo sino en el reforzamiento mutuo de ambos».

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