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El proceso de paz que se nos viene encima
08 gen 2007
Puede rastrearse, en los editoriales de la prensa y en el frente de columnistas orgánicos a su servicio, un sutil aroma, no digo de alegría, pero sí de un posible abrazo feliz entre familiares que al fin ven que ahora ya pueden y deben volver a reencontrarse en la casa común de la democracia
Hace setenta años, un 18 de Julio, estalló lo que era en principio una guerra interna de la burguesía española: la disputa por la gestión de las plusvalías para, inmediatamente, al tomar las armas al proletariado, entretejerse con una guerra revolucionaria que cuestionaba la propiedad privada de los medios de producción.

La suma de esas dos guerras caracterizó lo que llamamos nuestra guerra civil. Terminó con la victoria de la fracción de clase burguesa más cerril, es decir, la que entendía y entiende que la extracción de plusvalías no debe ser aminorada por una distribución adecuada para amortiguar la explotación. Aquella guerra llegó a su fin sin ningún proceso de paz.

La llamada transición española fue a su vez una triple transición. Dos de ellas remontaban sus raíces a aquella derrota pero una tenía como herederos a los que perdieron la guerra revolucionaria mientras que la otra la protagonizaban los que perdieron la guerra civil en su sentido estricto. Finalmente la raíz revolucionaria aceptó su derrota y se sumó al programa constitucional que volvía a poner sobre el tapete el juego de tensiones entre las diversas formas de gestionar unas plusvalías que ya tenían un horizonte europeo.

En ese mismo juego vino a desembocar, de modo conveniente para sus intereses de clase, la fracción de la burguesía que había gestionado la victoria pero que obligada por los tiempos –el horizonte europeo- concedió a modo de pacto el acuerdo constitucional pero sin renunciar a sus señas de identidad más características: España como una unidad de destino en lo universal y la identificación de la Iglesia Católica como urdimbre básica del entramado de lo nacional.

El único problema que el juego constitucional dejó fuera era la antigua disputa de raíz burguesa sobre la territorialización de sus derechos a la extracción de plusvalías. Cuestión que durante los años de la transición se había reforzado con el impulso de revolución social que, en algunos territorios y con mayor o menor grado de intensidad, habían originado grupos diversos de izquierdas nacionalistas con programas de transformación social. Con el agravante de que en uno de esos territorios, Euzkadi, la disputa se expresaba vía armada. Un problema al que la burguesía en su conjunto debía de hacer frente como el cuerpo de quien se siente sano aunque no consiga erradicar el papiloma plantar que le impide caminar sin sobresaltos y cuya molesta proliferación o contagio hay que atajar con los estatutos que hagan falta.

Ocurre que transcurridos casi cuarenta años desde aquel pacto constitucional que ha venido arbitrando las luchas en clave electoral por el dominio de la gestión de esas plusvalías ahora ya globalizadas, el papiloma declara una tregua y la fracción de la burguesía de raíz socialdemócrata se siente con fuerzas para situarse en el pedestal de la victoria y pone en marcha un proceso de paz en unos momentos en que la otra facción/fracción de la burguesía se siente en estado de guerra y los aires de las dos España llenan de nuevo las ondas, imprentas, púlpitos y escaños.

Y en estas condiciones, en las que la resolución es imposible porque un problema que implica a la burguesía como clase en su conjunto no puede solucionarlo una sola de sus fracciones (máxime si esa fracción encarna en algún grado a la burguesía derrotada en el 39), ETA hace explotar una carga en la nueva Terminal de Barajas y el proceso se da por terminado.

Un fracaso que ya está dejando ver efectos colaterales acaso inesperados pues más allá de los matices, intereses de partido y ángulos con que cada una de esas fracciones de la burguesía muestran su reacción frente al suceso puede rastrearse, en los editoriales de la prensa y en el frente de columnistas orgánicos a su servicio, un sutil aroma, no digo de alegría, pero sí de un posible, esperanzado, fraternal y bienvenido abrazo feliz entre familiares que al fin ven que ahora ya pueden y deben volver a reencontrarse en la casa común de la democracia porque sólo desde el entendimiento mutuo podrán extirpar las amenazas. De ahí que en los próximos meses vayamos a ser testigos de un nuevo proceso de paz: el de la burguesía consigo misma. Que dios nos coja confesados.

Rebelión

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Comentaris

Re: El proceso de paz que se nos viene encima
09 gen 2007
La represión ejercida en Euskal Herria por los dos estados invasores no ha tenido fin en los últimos 9 meses. Es más, podemos decir, incluso, que ha empeorado en muchos casos. Por ejemplo, en la política penitenciaria diseñada para acabar con la lucha de presos y presas vascas, de nuestro pueblo, con la lucha a favor de los derechos de nuestro pueblo. Inventándose penas de cárcel que significan penas de muerte, deteniendo a ciudadanas y un largo etcétera de casos en los que han sido vulnerados los derechos políticos y civiles de la ciudadanía vasca. Pretendeis utilizar al colectivo de presos y presas vascas para condicionar el propio proceso. Chatejearnos, con el sufrimiento, utilizando al colectivo como moneda de cambio.

Queremos decirle al gobierno del señor Zapatero y al PSOE, que estan matando a Iñaki De Juana, que estais matando a Iñaki De Juana, y no os lo vamos a permitir! Lo que tenemos claro es que no vamos a aceptar, a ningún precio, ningún proceso en que sólo se garantizen los proyectos de Madrid y París.

Queremos hacer un llamamiento para trabajar en favor de un proceso democrático, sin ningún tipo de exclusión, en el que la ciudadania de Euskal Herria de todos los territorios pueda participar. Que la participación de los agentes sea democrática y que el colectivo de presos y presas vascas, así como el de los refugiados y refugiadas, puedan participar libremente. Acabar con toda ingerencia y, para ello, acabar con todos los mecanismos de imposición. Luchemos por un proceso donde se respeten los derechos democráticos, donde se respeten los derechos civiles y políticos, así como el derecho de la Autodeterminación.

No vamos a aceptar ningún proyecto impuesto por los intereses de Madrid y París. No vamos a aceptar que se vulneren los derechos de los vascos y vascas y de Euskal Herria. No vamos a aceptar ningún tipo de represión! Es hora de salir a la calle. Luchemos por el derecho a la Autodeterminación! Luchemos por las condiciones democráticas para construir un marco democrático. Movilización por los derechos de Euskal Herria!



GORA EUSKAL PRESO ETA HIESLARIAK POLITIKOEN KOLECTIBOA !

GORA EUSKAL HERRIA ASKATUTA !

AMNISTIA !
Re: El proceso de paz que se nos viene encima
09 gen 2007
presoen kolektiboa prozesuan sartzen badeu, eurek ebai nahi izango duez biktimen kolektiboa negoziazioan sartu... hobe legoke euskal herrian presentzia duten alderdi politiko guztien parteharteze lortu, soilik harienak, ta beste taldeak alde batera laga...
Re: El proceso de paz que se nos viene encima
09 gen 2007
Las Gestoras Pro-Amnistía son una organización nacida en la década de 1970 para luchar por la liberación de los presos y presas políticas vascas y para dar apoyo a los familiares durante la larga lucha antifranquista. Fue una de las organizaciones que impulsaron y apoyaron el nacimiento de Herri Batasuna en 1978.



El 31 de octubre de 2001, el Estado español detuvo a varios dirigentes de las Gestoras Pro-Amnistia y declaró prohibidas todas sus actividades. Fue entonces cuando las Gestoras se fusionan con una organización hermana de Euskadi Norte y crean una nueva plataforma de apoyo para los presos y presas vascas, llamada Askatasuna, como medio para evitar la ilegalización. Sin embargo, Askatasuna fue también puesta fuera de la ley y sus dirigentes detenidos y encarcelados a principios de 2002. El 2 de mayo de 2002 la Unión Europea incluyó a Askatasuna dentro de la lista de organizaciones terroristas.


ASKATASUNA!






http://www.youtube.com/watch?v=Lq9t0yDkmTk
Re: El proceso de paz que se nos viene encima
10 gen 2007
Y cuando hubo la primera amnistía, para presos que incluso habían cometido delitos de sangre, la mitad de los excarcelados se puso a matar y a fabricar bombas.

Otra amnistía, por favor!!
Re: El proceso de paz que se nos viene encima
11 gen 2007
La amnistía que todo el mundo esperaba, después de 40 años de gobierno militar en el estado español, no tiene nada de tal; a los pocos dias de la muerte de Francisco Franco Bahamonde (y de la subida al poder de Juan Carlos de Borbón) se promulga un indulto por decreto que saca únicamente de las cárceles a doscientos de los dos mil quinientos presos políticos vascos. Por si ello fuera poco, es confirmado como presidente del gobierno el corresponsable con Franco de los fusilamientos, entre otros, de «Txiki» y Otaegui, el falamgista Arias Navarro. Para ETA las cosas siguen igual; y el 24 de noviembre da muerte a un alcalde, el de Oiartzun, Antonio Echevarría Albizu, implicado en actividades franquistas. El 28 de diciembre, la extrema derecha española actúa en Euskadi Norte: ametralla a varios refugiados y coloca una bomba en la librería «Nafarroa».



En Euskadi Sur se venían produciendo desde antes de la muerte de Franco, intentos para agrupar coaliciones de fuerzas entorno a alternativas democráticas antifascistas. Una de ellas es la que se esfuerza en crear a partir de septiembre de 1975 el Partido Comunista de España, deseoso de entrar en el gobierno vasco en el exilio, integrado por el PNV y el PSOE, y rabioso por no conseguirlo: la Asamblea Democrática de Euskadi. Esta Asamblea, integrada también por el PSP, por el PT y por las centrales sindicales, Comisiones obreras y USO, tiene una vida más bien ficticia y se esfuma rápidamente.

La izquierda nacional vasca da los primeros pasos para tener su alternativa propia. Existía un programa base estratégico lanzado por ETA político-militar; el primer intento de impulsar un programa táctico lo constituye la creación de una Koordinadora Abertzale Sozialista -el KAS-, que nace el verano de 1975 para coordinar esfuerzos de cara a los juicios de «Txiki» y Otaegui. Adquiere cierta estabilidad: lo integran entonces EHAS, ETA pm, LAIA, y cuenta con el apoyo de ETA militar y de la sindical LAB. Aunque da prioridad como centro de alianzas a la izquierda vasquista, está abierta a otras fuerzas que no tengan estrictamente este carácter. A fines de este año -1975- se va perfilando un programa que supone la liquidación del fascismo y la obtención de una democracia amplia para Euskal Herria.



La amnistía no conseguida sigue siendo el motivo principal de las movilizaciones populares. El 4 de enero de 1976 tienen lugar sendas manifestaciones en Bilbao y San Sebastián. El gobierno hace oídos sordos y ETA continúa sus acciones. Los actos públicos de los partidos políticos vascos son sistemáticamente reprimidos en Euskadi. Por el contrario, la gira que realiza el secretario del PSOE, Felipe González, por tierras vascas el mes de febrero, cuenta con las bendiciones del gobierno. Este contraste despierta la irritación de los partidos y de la opinión pública vasca en general. Muestras de enfado se producen en la Facultad de Económicas de Sarriko, Bilbao, y en el frontón Astelena de Eibar. El servicio de orden del PSOE actúa brutalmente, con estacas, en el interior del frontón, y la Guardia civil en el exterior. Enrique Múgica empieza a darse a conocer. Cuando se le hace a Felipe González una pregunta en euskera -nada más normal en Euskadi- en vez de buscar un traductor, reacciona con insultos y calificando a los izquierdistas vascos de terroristas. Durante el mes de febrero reina una intensa conflictividad en el cinturón industrial de Vitoria. Los trabajadores encauzan sus protestas a través de un movimiento asambleario. El 3 de marzo, a las 5 de la tarde, se convoca una asamblea en la iglesia de San Francisco del barrio de Zaramaga. A esa hora, policías con pañuelo blanco entran en el templo a parlamentar. Cuando salen arrojan bombas de humo a través de las ventanas, los trabajadores se asfixian; cuando un cuarto de hora más tarde salen en grupos de 30 ó 40, alguien da la orden de fuego, tiene lugar un ametrallamiento masivo y a resultas de los disparos se producen cuatro muertos y cientos de heridos. La indignación se extiende por Euskadi Sur, y en todos los pueblos y centros fabriles surgen manifestaciones. La lista de los inocentes muertos a manos de la fuerza pública está todavía incompleta. El 8 de marzo, en una concentración obrera en Basauri (Bizcaia), tras una carga de la Guardia civil cae con la frente atravesada por una bala Vicente Ansón Ferrero. Si se abrió alguna investigación oficial en ambos casos para averiguar quién dio la orden de disparar sobre el pueblo desarmado, sus resultados permanecen desconocidos el día de hoy.



La víspera del 6 de abril, 29 presos políticos recluidos en la cárcel de Segovia (25 etarras, 3 comunistas y 1 del FRAP), se escapan tomándose la amnistía por su mano.



Si alguna continuidad con respecto al franquismo resulta especialmente odiosa es la de las torturas de que siguen siendo objeto los arrestados. Hasta la prensa y los semanarios españoles se hacen eco de los relatos de las víctimas acerca de los malos tratos sufridos. En comisarías y cuartelillos se continúa aplicando electrodos sobre los cuerpos de los detenidos, se les asfixia mediante la inmersión de la cabeza en bañeras llenas de un agua nauseabunda, se les propinan palizas bestiales. El mes de mayo, una fotografía mostrando el cuerpo amoratado y las nalgas maceradas de una militante vasca de la ORT, Amparo Arangoa, da la vuelta al mundo. La vicaría general del obispado de San Sebastián protesta por el uso sistemático de la tortura. El que la prensa de Madrid dé publicidad a estos hechos demuestra que la operación de cambio de imagen del sistema que la oligarquía quiere llevar a cabo tras la muerte de Franco no está cumpliendo sus objetivos; que es necesario modificar más profundamente las apariencias, que hay que cambiar algo para que todo siga igual. Carlos Arias Navarro, presidente del gobierno en vida de Franco, está demostrando no ser el hombre idóneo para protagonizar este proceso. Demasiados lazos le ligan a los aspectos más turbios y represivos del antiguo Régimen. Por otro lado, su programa político, consistente en una ley que utiliza el eufemismo de asociaciones políticas allá donde debiera decir partidos y una reforma más que insuficiente del Código penal, no pasa de ser, no ya en el fondo, sino incluso en la forma, un franquismo disfrazado. Hace falta un hombre distinto que dé la impresión de llamar a las cosas por su nombre -empezando por los partidos-, que ofrezca una imagen joven y dinámica, que resulte presentable en las instancias europeas, que resulte simpático y fotogénico; un hombre que reúna estas características pero también las de ofrecer unos antecedentes fiables que excluyan la sorpresa, y que tenga el grado suficiente de cinismo como para crear la ilusión de estar dispuesto a cambiarlo todo sin atentar a los tres pilares esenciales del sistema: monarquía, nacionalismo español y preeminencia de la institución garante del mantenimiento de los otros dos principios, el Ejército. Durante el mes de junio se advierten los primeros síntomas de esta nueva permisividad hacia los partidos políticos -por supuesto no hacia todos. El 1 de julio cae abatido ese diplodocus de la política que es Arias Navarro y a los pocos días accede a la presidencia del gobierno un hombre casi desconocido, Adolfo Suárez, ante el estupor general, un estupor únicamente no compartido por los consejeros del rey Juan Carlos de Borbón. Aquél, en su primera declaración programática, expone las líneas maestras del proceso de transformación política y afirma -declaración inédita en 40 años de vida política española-, que la soberanía reside en el pueblo.



De nuevo vuelve a renacer la esperanza de una amnistía para los presos políticos vascos; de nuevo se vuelve a confiar en que cesen las acciones de los «incontrolados» de extrema derecha. La concentración que tiene lugar en el barrio de San Sebastián el 3 de julio contra el terrorismo de la extrema derecha, resulta multitudinaria. Días más tarde, el 8 de julio, se convoca en Bilbao una manifestación exigiendo la amnistía. Resulta ser la más numerosa de las celebradas hasta esta fecha en Euskal Herria, asistiendo a ella 190 000 personas. Sin embargo, la represión no cesa. Al día siguiente, en Santurce, tras la celebración de la «Fiesta de la Sardina», se forma espontáneamente una manifestación pidiendo la amnistía. Actúa primero la Guardia civil para disolverla. Llega después el turno de los incontrolados; Begoña Mentxaka, casada y con tres hijos, muere a resultas de una bala no identificada.



En efecto, el 31 de julio el nuevo gobierno decreta la amnistía: quedan excluidos de ella los llamados «delitos de sangre». Esta modalidad de amnistia resulta insuficiente para el Pueblo vasco, que exigía la liberación total de todos sus luchadores y con todos los honores. A partir de este momento, se generaliza en el conjunto de Euskadi Sur la experiencia de las Gestoras Pro-Amnistía. La pionera es la de Gipuzkoa, constituida ya antes, en el primer trimestre de 1975. Durante el año 1976 se crean las de las otras tres provincias: la de Nafarroa y la de Araba, en agosto, y en noviembre la de Bizkaia. Pero pronto la iniciativa popular suple el principio de las personalidades; y en todos los pueblos se van formando gestoras que se constituyen de modo asambleario y cuyas decisiones se toman también de la forma más democrática y asamblearia posible. También es Gipuzkoa la primera en esta segunda fase: el mes de febrero de 1977 se constituye la coordinadora de 44 gestoras de los pueblos guipuzcoanos. Esta iniciativa es asimismo secundada por las restantes provincias. La reforma del franquismo llevada a cabo por los sucesivos gobiernos de Suárez es perfectamente consciente que este movimiento pro-Amnistia desborda los estrechos marcos del reformismo; en consecuencia, lo va a mantener en la ilegalidad y va a hacerlo objeto de todo tipo de persecuciones politicas, alentado en ello por el PSOE y el PCE.

ETA militar publica el mes de noviembre un Zutik en el que transcribe íntegramente, además de la alternativa KAS, las resoluciones de la VII Asamblea de ETA político-militar. En el Zutik se afirma que la lucha armada no es la única actividad revolucionaria, y que un revolucionario puede ser un militante de una organización no armada. Pero se añade que el reformismo puede ganar a ambos tipos de organizaciones, y que el primer síntoma de su penetración es que la organización no armada empiece a presionar sobre la armada para que desaparezca, cuando ésta todavía es necesaria. Por esta razón, y en base al hecho de que todo cuerpo vivo desea perpetuarse, la organización armada se convierte en el último reducto de la estrategia revolucionaria. Las tareas que se asigna ETA a sí misma son las de procurarse una existencia independiente, observando el juego político desde una perspectiva propia, para la cual le resultan necesarios unas vías de información y un aparato de propaganda propios.
Con respecto a los objetivos tácticos de la acción armada, el principal es el de obtener la aplicación de la alternativa KAS, que supondrá la democracia para Euskal Herria. Mientras no se consiga, la acción armada debe tener un carácter ofensivo; sólo si la citada alternativa fuese lograda, pasará a adquirir carácter defensivo, impidiendo que la oligarquía vulnere su propia legalidad. El Zutik insiste mucho en el carácter del organismo formado por las organizaciones que han asumido la alternativa KAS. ETA militar insistía en el carácter de la Kordinadora Abertzale Sozialista como una estructura de nuevo tipo, como un Frente Revolucionario Vasco en el que organizaciones armadas, partidos políticos y organismos de masas constituyeran un único centro decisorio y tomaran sus decisiones conjuntamente. Por último, en el Zutik de ETA militar para nada se hablaba de electoralismo ni de la relación lucha electoral-lucha de masas.



El gobierno Suárez ha hecho promesas de liberalización y emitido afirmaciones de soberanía popular; pero las fuerzas del orden, que durante 40 años han machacado y reprimido al Pueblo vasco siguen en ello, y los efectos no pueden por menos que hacerse notar. Durante el verano numerosas localidades vascas celebran sus fiestas populares; la alegría de estos festejos se ve en muchos casos ahogada por la rabia, por la impotencia y hasta teñida en sangre. En Gernika, ya desde el primer día de las fiestas, una manifestación proamnistía es disuelta por la Guardia civil con gran despliegue de fuerzas. El día 18 de agosto la tensión alcanza su cénit. Cinco mil personas acuden al festival de la canción vasca en el paseo de Unión. Cuando aparecen varias ikurriñas, la Guardia civil irrumpe violentamente en la zona, produciéndose una desbandada del público, de mujeres y niños, con saldo de varios heridos. En las fiestas de Ondarroa tienen lugar también sucesos similares. En San Sebastián, el primer domingo de septiembre, miles de personas, entre ellos familias con niños y ancianos, habían acudido a la plaza de la Constitución a escuchar a los txistularis. Sin darles tiempo a reaccionar, unos veinticinco Policías Armadas penetran en la plaza arrojando pelotas de goma y botes de humo y cargando sobre todo el mundo sin distinción de edad. El 8 de septiembre, acuden unas 50 000 personas al alarde de Hondaribia. A la noche, cuando cientos de jóvenes se manifiestan en pro de la amnistía, la Guardia civil comienza a cargar. Jesús María Zabala, que estaba sentado en una cafetería, se levanta para proteger a un muchacho que iba a ser atacado a culatazos; él mismo es atacado y muere de dos tiros a bocajarro. Cuando Gabriel Alonso, el ex defensa del Real Madrid, se dirige a la Guardia civil para decirles que hay un muerto, un «incontrolado» le responde: «¿Que hemos matado a uno? A todos había que matar a este paso», y le golpea en la cabeza con la culata.
Esta vez la indignación es general. Numerosos alcaldes se presentan ante el gobernador civil de Gipuzkoa para pedirle cuentas. En todo Euskadi se prepara una jornada de Huelga general contra la represión para el 27 de septiembre y este día, el Pueblo trabajador vasco y muy especialmente las empresas del gran Bilbao, con un altísimo porcentaje de inmigrantes, responden como un solo pueblo, calculándose en 550 000 el número de huelguistas. El 4 de octubre, ETA actúa de nuevo. Un comando espera en la Avenida de España de Donostia, a las dos y media de la tarde, a que descienda de su casa el presidente de la Diputación de Gipuzkoa, Juan María Araluce. Cuando éste entra en el coche, unas ráfagas de metralleta acaban con su vida, con la del chófer, y con la de los tres policías de la escolta. La respuesta de la ultraderecha no se hace esperar. Desde el día 5 hasta el 8, campan por sus respetos en San Sebastián.


La llegada de la Navidad, una Navidad que se esperaba sin presos politicos, hace todavía más amarga su ausencia de sus hogares en Euskadi. En toda la geografía vasca se producen actos y manifestaciones y huelgas de hambre. En casi todas ellas interviene la fuerza pública. Una de las cargas más duras es la llevada a cabo por la Guardia civil en Algorta, tras el partido celebrado entre las viejas glorias del Atlético de Bilbao y la Real Sociedad. Estas actuaciones no impiden que dos obreros de Babcock-Wilcox se encaramen durante varios días a una chimenea de 30 metros de altura de la empresa en solicitud de amnistía. Diversas instituciones oficiales la solicitan también: así el Ayuntamiento donostiarra, la Diputación de Gipukkoa, los obispos de Bilbo y de Donostia, en su pastoral de Navidad. El Ayuntamiento de Etxarri-Aranatz convoca para el día 16 de enero a los Ayuntamientos restantes en petición de la reintegración foral plena, la cooficialidad del euskera y la amnistía. Pero el gobierno español no está aún para amnistías; Martín Villa prohíbe la convocatoria, y los alcaldes vascos se ven interceptados por controles policiales en las carreteras que conducen a la localidad navarra y tratados igual que esos manifestantes que según la policía «no son sino mozalbetes de 15 años que queman cajas de cartón en las calles». En un trágico epílogo, el 9 de enero de 1977 muere tras una manifestación en Sestao Juan Manuel Iglesias.



Mientras tanto la AMNISTIA sigue sin llegar. Para las Gestoras Pro-Amnistía está claro que ninguna comisión negociadora del mundo, sino tan sólo la lucha popular, puede lograrla. Animados por tal convicción convocan a fines de febrero una nueva semana Pro-Amnistía con el lema de «Amnistia ez da negoziatzen» (la amnistía no se negocia). En Gipuzkoa, desde el sábado 26 de febrero hasta el domingo 6 de marzo, los actos y manifestaciones son abundantes, teniendo lugar una manifestación de estudiantes ante la prisión de Martutene. Cabe destacar las de Bergara, Rentería, y San Sebastián, una de las cuales llega a concentrar a 30 000 manifestantes. En Bizkaia, la semana reviste otro cariz. Las manifestaciones son abortadas y desalojados los que realizan encerronas. Los incidentes más graves tienen lugar en Elorrio y Lekeitio. En la primera localidad, la noche del 26 al 27 de febrero, un centenar de personas se encierran en la parroquia. Hacia las tres de la madrugada, media docena de guardias civiles entran por la puerta de la sacristía, golpeando con porras y culatas a los reunidos. Cuando la puerta principal cede ante la presión de los que huyen, en el exterior les reciben otros guardias a culatazos y botes de humo. La acción deja un saldo de muchos heridos, sobre todo en la cabeza. En Lekeitio el escenario es similar. A las tres de la madrugada se personan en la parroquia de Santa María unos 80 números de la Guardia civil, y tras forzar con vigas una puerta lateral, entran arrojando botes de humo y pegando culatazos en las cabezas. Se producen 30 heridos, algunos de ellos, como la joven Andoni Tellería, graves. A la amnistía como motivo de movilización se le suma en Araba el de la conmemoración del aniversario de la masacre de Vitoria del 3 de marzo. La huelga es total. Unas 15 000 personas asisten a los funerales de la Catedral nueva; cuando a la salida inician una manifestación, la Policía Armada corta el paso al impresionante cortejo. Se producen carreras y cargas de la Fuerza pública. El domingo, tiene lugar en la capital alavesa una manifestación con el tema específico de amnistía. Al llegar al Paseo de la Florida, un gran número de jeeps de la policía persiguen a los manifestantes en todas direcciones. Esta semana va a tener un epílogo sangriento. El 8 de marzo, en un vehículo detenido en un control de la localidad guipuzcoana de Itxaso, son muertos a tiros de metralleta dos militantes de ETA pm, Nicola Mendizábal, «Zarra», y Sebastián Goikoetxea, y herido un tercero, Francisco Aldanondo. Los informes de los testigos y de la Gestora Pro-Amnistía de Tolosa son tajantes. El miércoles, las manifestaciones y la huelga general afecta no sólo a las fábricas sino a comercios, bares, centros de enseñanza, adquieren una intensidad inédita. La Huelga estalla en toda Gipuzkoa. La actitud de no intervención que había adoptado la policía en la provincia durante la Semana Pro-Amnistía cambia radicalmente: en todos los lugares hay cargas y contusionados.



El 14 de marzo, Suarez promulga un decreto ampliador del indulto y de la amnistía anteriores. Pero una vez más quedan excluidos los delitos de sangre. Se trata de nuevo de una cortina de humo del gobierno que se presenta a sí misma como amnistía total; y de nuevo se vuelven a producir frases ambiguas. El gobierno anuncia más tarde que las elecciones generales legislativas tendrán lugar el 15 de junio de 1977; el plazo de presentación de candidaturas terminará el 8 de mayo y la campaña electoral durará 21 días. Los partidos políticos de la izquierda abertzale fueron mantenidos en la ilegalidad, impedidos para hacer propaganda electoral de la Alternativa KAS. Aun así, añadía ETA militar, que hubiera sido partidaria de la participación en las elecciones si se hubieran dado dos circunstancias: la amnistía total y el respeto a las libertades democráticas mínimas.
Con anterioridad al 15 de abril, la queja del Pueblo vasco por no haber conseguido la amnistía era tan mayoritaria que la base popular de la izquierda abertzale quiso utilizar el arma de la abstención para forzar al gobierno español a concederla. KAS propugna la abstención electoral como medio de presionar a Madrid. Se decide formar una Comisión reducida que se trasladaría a Madrid y sin ningún carácter negociador informaría a Suárez de la gravísima situación que se crearía en Euskadi de no obtenerse la amnistía y las libertades mínimas. Efectivamente, el 10 de mayo se entrevista con Suárez una Comisión compuesta por José Luis Elcoro por el Movimiento de Alcaldes, Valentín Solagaistua por ANV, Juan José Pujana por el PNV, Santiago Brouard por KAS y Carlos Caballero por ESB. Suárez declara que la liberación total de los presos es imposible a causa de su presunta debilidad frente a los sectores ultra derechistas, especialmente los militares; pero que podría producirse un gesto de buena voluntad. Se le responde que si para el 24 de mayo no ha habido una liberación total se produciría una dimisión de alcaldes, los partidos vascos pasarían a la abstención activa y ETA iniciaría una ofensiva armada.




En la Semana Pro-Amnistía, del 8 al 11 de mayo, se han producido innumerables encierros en lugares simbólicos, mesas redondas informativas y manifestaciones populares por toda Euskal Herria. Muchas de éstas son prohibidas y reprimidas, y el número de cargas policiales y de detenciones va en aumento. Un gran número de partidos -incluso el PSOE- convoca una «jornada de lucha» para el día siguiente, 12 de mayo; y entonces, comenzando por Gipuzkoa, empieza el baño de sangre. La Huelga es total; la policía reprime las concentraciones, no ya con pelotazos y botes de humo, sino con armas de fuego. En el barrio donostiarra del Gros, una mujer que se encontraba en su casa es alcanzada en el pecho por una bala. En Rentería, la Guardia civil dispara a mansalva sobre los manifestantes. Horas más tarde y lejos del lugar de los hechos, un anciano de 78 años de edad, Rafael Gómez Jauregui, muere de un impacto de bala. Al día siguiente la huelga es general y afecta a la prensa. Siguen aumentando los heridos de bala y se prohíben todos los mítines para el fin de semana. A la noche un empleado de la autopista Behobia-Bilbo muere atropellado por un turismo cuando retiraba una barricada. Ese mismo día en Pamplona se producen dos muertes más. En el casco viejo, se producen enfrentamientos entre manifestantes y policías; después se recogerán numerosos casquillos de bala. En la calle Calderería, un grupo de Policías Armadas, la emprenden a golpes y patadas contra un joven al que habían visto tirando una piedra. Cuando le dejan, está muerto de un disparo en la cabeza. El mismo día, un anciano de 72 años que presenciaba, desde su casa de la calle San Nicolás cómo golpeaba la policía a un muchacho, y en cuyo balcón da una bala de goma, muere de un infarto. El fin de semana, barricadas en los barrios de la clase obrera, se cruzan coches y camiones en las carreteras, y Euskadi arde de indignación. El sábado 14 de mayo, en la población vizcaína de Gallarta, cuando un grupo de amigos abandonaba una despedida de soltero, son perseguidos por unos Guardias civiles que saltan de jeeps; Manuel Fuentes Mesa, miembro de Comisiones obreras, cae muerto. El 21 de mayo, un primer grupo de presos politicos vascos, cinco de los condenados a muerte en el juicio de Burgos, Mario Onaindía, Teo Uriarte, Jokin Gorostodi, Larena, Unai Dorronsoro, vuelan en un avión especial a Bruselas y son acogidos por el gobierno belga. Pese a lo limitado de la maniobra, una sensación real de distensión se apodera de parte del pueblo, pues se piensa que, al menos, la Semana Pro-Amnistía no ha sido inútil.


Desde el 2 de junio, KAS realiza una intensa campaña de boicot activo contra las elecciones por no darse ni las condiciones minimas democráticas en Euskadi Sur ni la concesión de la amnistia general para los presos politicos vascos. En esta postura son apoyados por un manifiesto firmado por 47 ex-presos, en el que se defiende la abstención. El PNV y el PSOE se configuran como las fuerzas mayoritarias. AP obtiene un diputado por Bizkaia y el PCE queda como fuerza extraparlamentaria. En Nafarroa, UCD, con 28% de los votos, obtiene 3 de los 5 diputados y 3 de los 4 senadores. La izquierda abertzale es un gigante ahora dormido, la amnistia para los luchadores vascos no se produjo. La lucha de KAS llega hasta nuestros días y demuestra su fuerza construyendo la liberación nacional y el socialismo para nuestro Pueblo.
Re: El proceso de paz que se nos viene encima
11 gen 2007
Reportaje de la televisión australiana SBS, emitido el 5 de abril de 2006. Aunque el reportaje es en inglés la mayoría de las entrevistas son en castellano y subtituladas al inglés video
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