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Bolivia, Evo y la ultraderecha
per Econoticiasbolivia Correu-e: econews ARROBA ceibo.ent (no verificat!)	14 des 2006
El Gobierno de la izquierda indigenista y la oligarquía toman fuerza en la calle para mejorar su posición negociadora. La ultraderecha toma el control de Santa Cruz y logra amplio apoyo ciudadano en cuatro regiones, mientras Evo Morales recibe el respaldo de campesinos, indígenas y de sectores sociales
BOLIVIA: EVO Y LA ULTRADERECHA MIDEN FUERZAS Y NEGOCIAN www.econoticiasbolivia.com El Gobierno de la izquierda indigenista y la oligarquÃa toman fuerza en la calle para mejorar su posiciÃ³n negociadora. La ultraderecha toma el control de Santa Cruz y logra amplio apoyo ciudadano en cuatro regiones, mientras Evo Morales recibe el respaldo de campesinos, indÃgenas y de sectores sociales Econoticiasbolivia.com (La Paz, diciembre 14, 2006).- Tensionados por sus fracciones internas mÃ¡s radicales, que buscan doblegar por la fuerza al enemigo de clase, el gobierno del presidente Evo Morales y la rancia oligarquÃa boliviana se disputan el apoyo popular en la calle para mejorar su posiciÃ³n negociadora que reencamine la Asamblea Constituyente y alumbre un nuevo pacto social en el que cada sector busca afianzar sus intereses y perspectivas. Hasta ahora, el diÃ¡logo avanza muy lentamente en la Asamblea, que virtualmente estÃ¡ paralizada, pero son febriles las actividades de unos y otros para convocar a la movilizaciÃ³n de masas. Para este viernes se han convocado a â��cabildos abiertosâ�? en seis de las nueve principales ciudades de Bolivia, que prometen ser multitudinarios y con activa participaciÃ³n de las fuerzas sociales, vecinales, empresariales y populares. Cuatro de ellos (en Santa Cruz, Tarija, Trinidad y Cobija) son organizados por la oligarquÃa que ha ganado en su favor a la mayor parte de la poblaciÃ³n urbana, enarbolando la bandera de la autonomÃa y en oposiciÃ³n al gobierno de Morales, al que acusan de querer imponer una â��dictaduraâ�?. Las otras dos concentraciones, en Sucre y PotosÃ, son organizadas por las fuerzas sociales leales a Morales en contra de las acciones de la oligarquÃa, encarnada en las organizaciones cÃvicas y empresariales, y a las que acusan de â��separatistasâ�? y de intentar partir en dos al paÃs. En otras ciudades, como Cochabamba, La Paz y El Alto tambiÃ©n se alistan movilizaciones, la primera en contra de Morales y las otras en su respaldo. Con estas acciones, las fuerzas de la derecha intentan preservar el poder de veto que el propio gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) les otorgÃ³ a mediados de aÃ±o al convocar a la Constituyente y que ahora pretende anular con la imposiciÃ³n de su mayorÃa. La derecha oligÃ¡rquica, que controla seis de las nueve prefecturas (gobiernos regionales) del paÃs, reclama la vigencia de los dos tercios para aprobar la nueva ConstituciÃ³n y definir los alcances y carÃ¡cter de las autonomÃas (ver â��Evo y la oligarquÃa se abren al diÃ¡logoâ�? en www.econoticiasbolivia.com). Hace dos semanas, el presidente Morales paralizÃ³ el funcionamiento de la Asamblea para intentar alcanzar un acuerdo con la oligarquÃa, que intensificÃ³ las huelgas de hambre y sus medidas de presiÃ³n para impedir que el oficialismo de la izquierda indigenista defina por sÃ solo el texto de la nueva ConstituciÃ³n PolÃtica del Estado. NEGOCIACIONES Y TENSIONES En las Ãºltimas horas, los sectores moderados de ambas fuerzas intentaban acercar las posiciones. Varios dirigentes del MAS y ministros de Morales anunciaron su disposiciÃ³n a â��flexibilizarâ�? el artÃculo 70 del reglamento de debates de la Constituyente, tratando de llegar a un nuevo pacto con la oligarquÃa. Otros representantes de la derecha, especialmente de Unidad Nacional, tambiÃ©n manifestaban su intenciÃ³n de reducir la magnitud de sus exigencias. Estos acercamientos fueron condenados, sin embargo, por los sectores mÃ¡s radicales de ambos bandos, mientras se hacÃa cada vez mÃ¡s evidente que Evo Morales perdÃa el apoyo de los sectores mÃ¡s acomodados y timoratos de las clases medias urbanas en todas las regiones del paÃs y dejaba a la ciudad de Santa Cruz en manos de las bandas fascistas de la ultraderecha. En esta urbe, donde el MAS ganÃ³ las elecciones, la presencia estatal era mÃnima y los grupos organizados del ultraderechista ComitÃ© CÃvico imponÃan su ley y amedrentaban a las organizaciones oficialistas y a los vecinos. Pese a ello, algunas organizaciones sociales intentaban organizar una movilizaciÃ³n popular en los barrios mÃ¡s pobres de Santa Cruz en defensa de Morales y en oposiciÃ³n a la oligarquÃa, que encabeza un movimiento con claras connotaciones fascistas, tanto por el carÃ¡cter reaccionario de sus reivindicaciones, su exacerbado odio racial contra los indÃgenas del occidente y el uso organizado de la violencia contra los disidentes, las organizaciones populares y la prensa. SINDICATOS, ENTRE LA NACCIÃ�N Y LA COOPTACIÃ�N Hasta ahora, la lucha abierta en torno a la nueva ConstituciÃ³n y las autonomÃas entre el reformismo indigenista y la ultraderecha oligÃ¡rquica ha generado inquietud y zozobra en gruesos sectores de la poblaciÃ³n, especialmente entre la clase media. Las organizaciones sociales y populares urbanas controladas por el MAS han asumido la defensa del gobierno, mientras que la unitaria Central Obrera Boliviana (COB) y sus filiales virtualmente han quedado en la inacciÃ³n, tanto porque muchos de sus dirigentes han sido cooptados por el Gobierno como por la desconfianza que existe en las bases. SegÃºn el dirigente de la Central Obrera Departamental (COD) de PotosÃ, Jorge Solares, uno de los pocos que expresÃ³ una posiciÃ³n por la izquierda de Morales, la discusiÃ³n y lucha por la mayorÃa absoluta o los dos tercios en la Asamblea Constituyente era ociosa. â��No debe estar en discusiÃ³n si se acata tal o cual Ley, sino definir cÃ³mo se consigue el poder total para los campesinos, para los obreros, para los sectores que histÃ³ricamente estuvieron marginadosâ�?. El dirigente explicÃ³ que los intentos de divisiÃ³n del paÃs responden a intereses de las clases sociales que en el pasado detentaron el poder y entregaron los recursos naturales a manos de las empresas transnacionales, por lo que urgiÃ³ a Evo Morales a que â��dÃ© un viraje revolucionario para destruir todas las leyes y normas que fueron consolidadas en anteriores gobiernos neoliberales y por fin se pueda avanzar hacia una verdadera transformaciÃ³n histÃ³rica a travÃ©s de la Asamblea Popular del Puebloâ�?. En cambio, otro dirigente de la COB, el masista Bruno Apaza, convocÃ³ a las organizaciones sociales a manifestarse en contra de los separatistas y a respaldar al presidente Morales. Otros sindicalistas, fuera del control del MAS, como Mario Bustamante de la Central Obrera de Oruro, con fuerte influencia minera, llamaron por el contrario a disolver la actual Asamblea Constituyente porque en ella no estÃ¡n presentes las organizaciones sociales y populares. En su reemplazo dijo que el Gobierno deberÃa convocar a una nueva Asamblea con representaciÃ³n directa de obreros, campesinos y clases medias empobrecidas. RADICALES Y MODERADOS DEL MAS En la trinchera oficial, los sectores mÃ¡s radicales, conformados por los sectores indÃgenas y campesinos leales a Morales, intentan sepultar definitivamente el pacto que los une a la oligarquÃa y que los obliga a consensuar el carÃ¡cter y alcance de la nueva ConstituciÃ³n PolÃtica del Estado y de las autonomÃas regionales. Ellos quieren escribir la nueva ley sin la oligarquÃa, acentuando la distribuciÃ³n de tierras, el capitalismo de Estado y el reconocimiento de las naciones originarias, discriminadas y excluidas desde siempre. Los moderados, conformados por la fracciÃ³n pequeÃ±o burguesa urbana, intelectuales y clases medias, pretenden, en cambio, recrear el acuerdo con las fuerzas de la derecha haciendo concesiones mutuas para moderar mucho mÃ¡s la ConstituciÃ³n y las autonomÃas. Sus objetivos de fondo son lograr que la nueva ConstituciÃ³n sea aprobada hasta agosto del 2007 y que se dÃ© vÃa libre a la reelecciÃ³n del presidente Morales, lo que con la actual legislaciÃ³n no es posible. Los primeros han convocado a la movilizaciÃ³n popular, a tomar las calles en varias regiones del occidente del paÃs. Los segundos usan esta movilizaciÃ³n para negociar con la oligarquÃa. LAS FUERZAS DE LA ULTRADERECHA En la vereda opuesta, los sectores mÃ¡s retardatarios, racistas y reaccionarios de la oligarquÃa no quieren saber nada del reformismo del MAS, por mÃ¡s tibio que Ã©ste sea, y proclaman la necesidad de lograr una autonomÃa radical para controlar directamente, y en beneficio propio, los ingentes recursos naturales (gas, petrÃ³leo, tierras, bosques). Ellos, aunque aÃºn estÃ¡n en minorÃa, quieren romper con el gobierno de Morales y ganan fuerza en la medida que el diÃ¡logo se estanca y se radicalizan las posiciones. En esta fracciÃ³n oligÃ¡rquica militan las bandas fascistas de la UniÃ³n Juvenil CruceÃ±ista y los clanes familiares que se han apoderado ilegalmente de grandes latifundios improductivos en el oriente y sur del paÃs. Los sectores mÃ¡s moderados de la clase dominante propugnan, en cambio, mantener la alianza con Morales en los marcos pactados a mediados de aÃ±o para no perder su enorme poder econÃ³mico y asÃ fortalecer un sistema que fomente los grandes negocios, las inversiones y las ganancias empresariales. â��Esta es la nueva derecha que estÃ¡ emergiendo desde Santa Cruzâ�?, dice el viceministro Alfredo Rada, que considera que este sector â��tiene gran fuerzaâ�?, pero que â��no sabe quÃ© hacer con esa su fuerzaâ�?.
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