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Notícies :: amèrica llatina
Bolivia: Campesinos piden no ceder ante la oligarquía
07 set 2006
La fracción indígena - campesina del MAS presiona a Evo para romper con el poder petrolatifundista
BOLIVIA: CAMPESINOS PIDEN NO CEDER ANTE LA OLIGARQUÃ?A

www.econoticiasbolivia.com

Redacción de Econoticiasbolivia.com (La Paz, septiembre 6, 2006).- Dirigentes y líderes campesinos e indígenas vinculados al gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) urgieron al presidente Evo Morales a no ceder ante las presiones de la oligarquía petrolatifundista, que intenta retomar con una huelga de 24 horas y otras amenazas de secesión el poder de veto que aún tiene en la Asamblea Constituyente.

Las organizaciones campesinas, indígenas, campesinos y colonizadores amenazaron con bloquear caminos y cercar desde el 20 de septiembre la ciudad de Santa Cruz, la plaza fuerte de las logias de poder asentadas en el oriente y sur de Bolivia y que se han declarado en virtual estado de guerra ante la intención-decisión del MAS de aplicar a rajatabla su mayoría en la Asamblea y sin dejar ningún resquicio para que la oposición pueda influir en sus decisiones.

El dirigente de la masista Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), Isaac Dávalos, advirtió que "si las fuerzas de la derecha política que se oponen al proceso de cambio continúan con esos afanes de desestabilizar la Constituyente, instruirán un bloqueo general de caminos a partir del 20 de septiembre para garantizar la marcha del proceso refundacional del país". "Es la guerra de los ricos contra los pobres", dijo en La Paz.

Otras agrupaciones de campesinos, indígenas y colonizadores del oriente, vinculados al MAS, reunidos en Santa Cruz, amenazaron con cercar esa ciudad desde el 20, confirmó el dirigente Ramiro Galindo, mientras más de un centenar de cocaleros y campesinos de La Paz ingresaban a Sucre, la sede de la Asamblea, para iniciar la presión directa sobre los constituyentes.

PRESIÓN SOBRE LA ASAMBLEA

La presión campesina - indígena, por fuera de la Asamblea, se da para consolidar la acción de la mayoritaria fracción de asambleístas indígenas y campesinos del MAS, que el viernes aprobaron, en la primera de dos instancias, un reglamento que anula el acuerdo previo gestionado por la fracción pequeñoburguesa urbana del MAS, dirigida por el presidente Alvaro García Linera, y que los obligaba a pactar con la oposición petrolatifundista, mediante el mecanismo de los dos tercios.

El reglamento, que aún debe ser aprobado en detalle, faculta a la mayoritaria bancada de asambleístas del MAS a redactar todos los artículos de la nueva Constitución, sin necesidad de negociar con la oposición ni alcanzar los dos tercios de los votos, tal como inicialmente había sido acordado en la ley de convocatoria a la Asamblea Constituyente, pactada por García Linera y la oposición. Ese pacto se orientaba a minimizar las reformas a la Constitución previstas por el MAS a cambio de moderar al máximo las pretensiones autonomistas y separatistas de la oligarquía asentada en el oriente del país (ver: Bolivia, la Constituyente y el dilema del MAS en www.econoticiasbolivia.com).

En la tarde de este miércoles, la presión campesina - indígena se orientaba también a lograr que la Asamblea reinicie sus deliberaciones, para continuar aprobando el reglamento que otorgará al MAS el control absoluto de la Constituyente, que debe definir la nueva Constitución y el carácter y alcance de las autonomías regionales.
Sin embargo, la sesión de hoy duró apenas media hora, tiempo en el que se aprobó el "índice del reglamento de debates" y se decretó un cuarto intermedio hasta mañana, para dar más tiempo a las negociaciones que desde Palacio quieren abrir con la oligarquía oriental.

Las sesiones de la Asamblea habían quedado interrumpidas desde el viernes, cuando el jefe de la bancada del MAS, el dirigente campesino Román Loayza, el principal responsable para anular los dos tercios y romper la alianza con el bloque neoliberal, sufrió un grave accidente que aún lo mantiene en estado crítico en el hospital. El pasado lunes, los asambleístas suspendieron sus deliberaciones por 48 horas, hasta este miércoles, por instrucción expresa del presidente Evo Morales, que aún busca un acuerdo con la oligarquía petrolatifundista del oriente y sur del país.

El vicepresidente de la Constituyente, Wilder Flores, reconoció que el avance "es escaso" y culpó "a la derecha" de buscar el empantanamiento del debate, aunque quedó claro que la intención de fondo era no generar más conflicto con las organizaciones empresariales y cívicas de cuatro de los nueve departamentos (regiones) de Bolivia que confirmaron el paro de 24 horas para este viernes. Esta movilización derechista, que ha logrado el respaldo de amplios sectores vecinales, laborales y ciudadanos al enarbolar la defensa de la autonomía regional, está siendo organizada desde los gobiernos locales, dirigidos por militantes y/o simpatizantes de la ultraderechista Podemos, del ex presidente Jorge Tuto Quiroga.

El objetivo de los organizadores del paro del viernes es obligar al gobierno de Evo Morales a respetar el pacto al que arribaron en el segundo trimestre del 2006 para definir en consenso en el 2007 la nueva Constitución Política del Estado y las características de las autonomías regionales. La oligarquía quiere mantener ese pacto, al igual que varios sectores al interior del MAS, que buscan neutralizar a la fracción campesina - indígena, debilitada por el retiro obligado de su dirigente Román Loayza, pero fortalecida por la paulatina movilización popular.

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Comentaris

Re: Bolivia: Campesinos piden no ceder ante la oligarquía
07 set 2006
Conspiración contra la Constituyente

POR NIDIA DIAZ —de Granma Internacional—

CINCO siglos utilizaron los colonialistas de vieja y nueva data para amordazar y someter a los pueblos originarios a quienes los medios desde entonces, como instrumento de los poderosos, calificaron de bárbaros, irracionales, vagos, incapaces de asumir otra responsabilidad que la de obedecer. Obedecer y callar han sido las únicas concesiones que los imperios de todas las épocas otorgaron a nuestros pueblos.
Hoy, cuando una nueva ola emancipadora se abre paso en el “nuevo mundo�, los herederos de aquellos esclavistas consideran que el látigo de sus progenitores no basta. Amputar sería la única solución a tanta “desobediencia�, a tanta irreverencia frente a los amos, a tanto deseo de asumir la responsabilidad histórica de dirigir los destinos de sus pueblos y de regresarle los recursos naturales que la fértil y generosa tierra latinoamericana les tenía reservado para su beneficio y que otros le robaron.
En ese intento anda la oposición en Bolivia, la cual protagonizó un acto de violencia sin límites en el seno de la Asamblea Constituyente para impedir, a como diera lugar, que se aprobara el reglamento y se pusiera fin a la inercia con que esa minoría saboteadora pretende obstaculizar la redacción de la nueva Carta Magna, tras haber comenzado sus trabajos el 6 de agosto último.
Los asambleístas del Partido Democrático Social (PODEMOS), de los ex presidentes Jorge Quiroga y Hugo Bánzer —derrotado en las urnas durante los últimos comicios presidenciales—, junto a los del eufemísticamente autonombrado Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) del genocida y ladrón ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y los seguidores del rico empresario Samuel Doria Medina, integrantes de Unidad Nacional, fueron los responsables de las acciones violentas en su intento de asaltar la presidencia e impedir la lectura del texto del reglamento propuesto cuya aprobación desestancaría los trabajos.
La acción provocó la caída al foso del escenario desde una altura de tres metros del presidente de la mayoritaria bancada oficialista, Román Loayza, quien se encuentra en estado de coma por un traumatismo craneano.
El reglamento propuesto y que fue el producto de los trabajos de una comisión, integrada por varias fuerzas de la Constituyente, sometía a los asambleístas la posibilidad de aprobar cada artículo discutido por el voto de la mitad mas uno de los constituyentes, al tiempo que determinaba que el texto de la Carta Magna sólo podría ser aprobado por el voto de las dos terceras partes.
Nada que no pudiera aceptarse, pero de lo que se trata es de crear un clima de tensión y desestabilización para hacer abortar la Constituyente toda vez que ésta se propone redactar un texto con el cual refundar una Bolivia en la que nadie quede excluido y en la que, además, se ratifique el derecho del pueblo a ser dueño de las riquezas del país.
Las acciones del 31 de agosto derivaron en una alevosa estampida de las bancadas opositoras (menos del 30% del total) con el malsano objetivo de obstaculizar los trabajos de la Constituyente, hecho que viene acompañado por el seguimiento de otra conspiración derechista que, liderada por el llamado Comité Cívico de Sucre, identificado con PODEMOS, exacerba reclamos al gobierno de Evo Morales en un clima de desobediencia civil y de agresión contra asambleístas del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS).
A ello se suma la alineación con la derecha política, de los sectores neoliberales y separatistas de Tarija y Santa Cruz que presionan con desgajar Bolivia si avanza el proyecto de país que la nueva Carta Magna aspira a consagrar.
Desde que se alzó con el triunfo en las urnas y barrió con los partidos tradicionales - responsables de los males que convirtieron a Bolivia en una de las más atrasadas del continente-, la presidencia indígena de Evo Morales ha sido hostigada por las fuerzas que desde Estados Unidos amparan a Gonzalo Sánchez de Lozada, por los intereses de las transnacionales que han esquilmado al país durante décadas y por una oligarquía nacional que se niega a compartir sus privilegios con el pueblo. Es como un mar de leva que penetra sigiloso sobre la tierra.
Qué no habrán visto a lo largo de los siglos los pueblos aymaras, quechuas, guaraníes, esos que son los verdaderos dueños de la tierra boliviana y que durante todo ese tiempo se prepararon para recibir este momento.
Evo los convocó el primer día del noveno mes del calendario, al declarar una emergencia indígena en defensa de la Constituyente, de la nacionalización de los hidrocarburos y del proyecto de justicia social que ha echado a andar.
Como los antiguos chasquis se pasaran el mensaje de hombre a hombre, de mano en mano y, desde el corazón mismo de Latinoamérica, se apostaran en Sucre para detener en el aire el látigo que un día los laceró y amputar para siempre el sistema que se nutrió de la sangre indígena para devenir en el Frankestein que es hoy y que ya no los asusta.

http://www.granma.cu

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Intenta oposición política entorpecer labor del gobierno del MAS

Serán las masas en Bolivia las que digan la palabra final al aprobar o no la nueva Carta Magna, en referendo

Por: Marina Menéndez Quintero

Correo: mmenendez ARROBA jrebelde.cip.cu

07 de septiembre de 2006

NO es fortuito que fueran los alcaldes de los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Pando y Benin quienes suscribieran el paro general fijado para el viernes por denominadas organizaciones cívicas y grupos políticos opuestos a la refundación de Bolivia. Esa es la esencia que realmente los define.
El peligro a que abocan a la nación ha sido retratado de forma exacta, paradójicamente, por un diputado del propio partido que apuesta a la desestabilización. En medio del debate provocado por sucesivas e incrementadas acciones que ahora buscan vehículo y voz en la ciudadanía de aquellas localidades, el diputado Carlos Borth, de PODEMOS, «alertó» que el país está en peligro de una «guerra civil» y de «la división»... Solo que tergiversó, adjudicando las causas al gobierno.
Las actitudes de hoy se veían venir en llamados separatistas visibles, sobre todo, en la provincia cruceña, donde la abundancia de recursos naturales —especialmente los gasíferos— explica la bonanza de la vida en su cabecera departamental, y que la empresa privada tenga allí bastión importante. La oposición política no podía encontrar mejor escenario, ni más sustancioso caldo de cultivo para entorpecer la labor del gobierno del MAS y su líder, Evo Morales.
Cuando Santa Cruz, junto a las restantes tres localidades, se pronunció en el referendo reciente a favor de la autonomía departamental, estaba exhibiendo también el resultado de la labor proselitista desarrollada allí por PODEMOS... Y apostaba a algo más que a una gobernatura descentralizada, como lo acaba de revelar el legislador de marras. En efecto, pareciera que se quiere fracturar la integridad nacional.
El último petate toma cuerpo con un objetivo declarado por los propios convocantes a la huelga. Al exigir que la Asamblea Constituyente renuncie a su carácter originario, y al pronunciarse en contra de que apruebe los postulados de la nueva Carta Magna por la mayoría absoluta —y no por los dos tercios del total de los votos—, la oposición está confesando que si fuera por sus delegados, no se tocaría la actual Constitución. Eso es lo que la huelga defiende.
Los constituyentes que representan a PODEMOS estaban —y están— decididos a no dejar pasar ningún enunciado que implique verdadero cambio, como la mayoría del pueblo boliviano quiere. Y ello también explica por qué la Asamblea, luego de dos semanas de debates sin lograr la aprobación de su reglamento interno, concluyó la semana pasada en medio de un altercado al darse visto bueno, finalmente, al requerimiento de mayoría para los textos parciales de la Constitución, y dos tercios para aprobar el documento completo. De lo contrario, no avanzarían jamás: PODEMOS solo tiene 60 curules que no alcanzan para la mayoría absoluta —por eso la rechaza—, pero resultan suficientes para lograr su objetivo de empantanar cualquier decisión «inconveniente».
A fin de cuentas, nada se hará sin el favor del pueblo. Serán las masas las que digan la palabra final al aprobar o no la nueva Carta Magna, en referendo. Es por eso que algunas propuestas recientes abogan por dejar para ese momento los puntos donde la Asamblea no logre consenso.
Los hechos dan la razón a quienes advirtieron que en este paso estaba la piedra angular de la refundación boliviana. El proceso de cambios de raíz que ella entraña empezó, de cualquier forma, con el decreto de nacionalización de los hidrocarburos. Y para afectar el normal funcionamiento de ese rubro ya la oposición en el Parlamento, apoyada en la empresa privada, trató de que se demoviera al Ministro acusándolo de corrupción: una jugada infructuosa que, de todas formas, provocó la renuncia del director de la estratégica empresa Yacimientos Petrolíferos de Bolivia.
Por suerte, aflora la luz en medio de tanta manipulación para impedir al gobierno del MAS un mandato verdaderamente revolucionario, que es la única manera de darle a los indígenas su lugar en una sociedad nutrida por ellos, pero que hasta hoy los segregó.
Movimientos y sectores sociales en aquellos departamentos que llaman a la huelga se han opuesto, igual que hicieron los padres de familia cuando grupos magisteriales en contra de la educación laica y pública, quisieron que se sacara del puesto al ministro Patzi.
Otras voces trascendentales dentro del espectro popular boliviano han demostrado claridad, como la legendaria Central Obrera Boliviana (COB) que, quizá por aspirar a cambios demasiado radicales, desarrolló hasta hoy una actitud de exigencia crítica al gobierno del MAS y ahora, ante la anunciada asonada opositora, torna a su cauce natural y manifiesta su rechazo al paro.
Posiblemente la COB, como tantos otros, se ha dado cuenta que está en la palestra el resultado de tantas y tantas luchas... Y el momento demanda unidad.

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