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Notícies :: antifeixisme
[AJVR-CAJEI] Crònica exposició a la memòria dels herois de la SGM
03 set 2006
>> Fotos i crònica en format original a la nostra web www.racocatala.cat/reguitzell/ajovesvr
Dissabte 2 de setembre va tenir lloc a Vila-real l'exposició a la memòria dels herois oblidats de la Segona Guerra Mundial, organitzada per la tot just constituïda Assemblea de Joves de Vila-real (AJVR).

Al voltant de les 17.15h tots els pilars d'exposició estaven enllestits al carrer Major.

A mesura que la gent hi acudia s'anaven repartint unes octavetes que informaven sobre la SGM i l'acte que es portava a terme. En menys d'una hora, l'afluència de gent va augmentar notablement, entre d'altres causes, pel fet de ser un dia festiu a la població i el primer cap de setmana de les festes. Amb tot açò, les octavetes s'esgotaren molt prompte.

La gent, encuriosida, mostrava el seu interés pels diferents personatges exposats. En més d'una ocasió es podien observar persones que comentaven entre ells cert personatge o tal moment de la història, cosa que enorgullia tots els membres de l'AJVR. Tot i pretendre recordar herois "oblidats", no ho eren tant, ja que s'observaren mostres de sorpresa entre els interessats en reconèixer-ne alguns.

Finalment, prop de les 19.30h, va haver-se de desmuntar els pilars de l'exposició ja que al mateix indret se celebraven tot seguit altres actes emmarcats dins les festes de Vila-real. Ja amb tot el material arraconat s'hi apropava gent per donar les últimes ullades.

Amb tot açò, des de l'Assemblea de Joves de Vila-real valorem molt positivament el que ha estat el nostre primer acte. La participació del poble i la bona rebuda ens motiva a seguir treballant i a organitzar més activitats. Pas a pas anirem creant un teixit organitzatiu cada vegada més implicat en la realitat social de la zona, amb l'esforç de tota la militància. Agraïm l'afluència del veïnat i hi confiem per a properes vegades.

Vila-real, 3 de setembre de 2006.

ASSEMBLEA DE JOVES DE VILA-REAL - CAJEI
Mira també:
http://www.racocatala.cat/reguitzell/ajovesvr
http://www.cajei.net

Comentaris

Re: [AJVR-CAJEI] Crònica exposició a la memòria dels herois de la SGM
03 set 2006
Molt bona la iniciativa. Ànims i endavant des del Principat!
Re: [AJVR-CAJEI] Crònica exposició a la memòria dels herois de la SGM
04 set 2006
Des de l'Aj9B, us doenm les més grans felicitacions.

Assemblea de Joves de Nou Barris. Barcelona
Re: [AJVR-CAJEI] Crònica exposició a la memòria dels herois de la SGM
04 set 2006
HABLAN LOS HEROES
"Estas letras representan mis deseos para la raza blanca en un futuro. Hasta que el pueblo blanco de todo el mundo no despierte, estas letras serán solo letras, y esperanzas, pero creo que la situación será forzada y gente blanca cambiará el rumbo de la situación y despertará como nunca antes se haya visto. Nuestra gente ha sido utilizada como muñecos por los capitalistas, y otros han puesto falsas esperanzas en el comunismo por demasiado tiempo. Pienso que el hombre blanco reaccionará y recuperará todo lo que se le ha robado. No robado por la fuerza, pero si con las típicas artimañas sionistas. Por mucho tiempo débiles han mandado a nuestra gente con mentiras y engaños, pero el guerrero hará su vuelta guiado por su fuerza, su honestidad y amor por su raza. Es a tí a quién me dirijo para hacer realidad estas letras. Por demasiado tiempo ha sido una minoría la que ha luchado por la supervivencia de nuestra raza. Ahora nos hemos de convertir en un movimiento de masas capaz de destruir las tiranías del Capitalismo y del Comunismo. Organizaros y uniros a cualquier organización Nacionalista en cualquiera de los países arios que estéis y ayudar en lo que podáis a empezar la Revolución Nacional Blanca." Hombre Blanco Despierta.
IAN STUART.
"TODO MOVIMIENTO ESPIRITUAL POR VASTO Y COMPLETO QUE SEA SE BASA SIEMPRE EN MUY POCOS PENSAMIENTOS NUCLEARES, POR LO GENERAL NO MAS QUE UNO SOLO. LA FE EN LA HERENCIA Y RAZA ES LA BASE PRIMIGENIA DE LA COSMOVSIÓN NACIONALSOCIALISTA".
ALFRED ROSENBERG

¡Honrad el trabajo y respetad al obrero! Para millones es hoy dif�cil volverse a encontrar por sobre el odio y los errores procreados artificialmente en tiempos pasados. Hay un credo que nos permite recorrer fácilmente este camino. Que trabaje quien quiera y donde quiera, mas no puede ni debe olvidar que su compañero, el que cumple su deber lo mismo que él, es indispensable, que la nación no existe por el trabajo de un gobierno, de una clase determinada o por obra de su inteligencia, sino que sólo vive por el trabajo común de todos.
Adolf Hitler

"Vendrán hombres que aun sin mencionarnos, porque les estará prohibido o porque temerán hacerlo, intentaran transitar por este camino nuestro. Y serán combatidos y traicionados al igual que nosotros lo fuimos. Pero al final VENCEREMOS porque lo bueno y lo verdadero siempre triunfa en este mundo".
Berlín, 19 de abril de 1945.
JOSEPH GOEBBELS.

Nadie nace perteneciendo a un partido político , pero sí lo hace a un pueblo y nación. Los partidos desunen la sangre de los pueblos.
Jose Antonio Primo de Rivera

Ayer es el pasado. Se fue y no volverá. La primera ley es sobrevivir. La segunda es avanzar y conquistar.
Tom Metzger

Desde la era de Platón, de Sócrates y Caton, a la era de Da Vinci, a la de Locke o Shakespeare, a Jefferson y Franklin, la civilización Occidental ha nacido del genio de un solo pueblo emparentado por su sangre. En el vasto panorama del tiempo, este período ha sido un fugaz momento y un sueño glorioso. El futuro cercano dirá cual tipo de civilización acompañara el paso del hombre Blanco. Que irónico es que la república de Norteamérica , que fue formada para preservar al hombre occidental, se ha convertido en el vehículo por el cual el hombre occidental y su tierra Europa han sido destruidos. He luchado para mostrarle a mi pueblo lo que promueven los que ahora controlan el mundo occidental. Me refiero al aborto, que ya ha matado a mas de 15 millones de niños de mi Raza y que es protegido por el gobierno. A la homosexualidad, cuyos practicantes y adherentes pueden ser maestros y por lo tanto modelos para nuestros hijos. Y lo peor de todo, la destrucción racial de nuestra gente. Aquellos que han promovido nuestra mezcla racial saben que ningún pueblo puede continuar su existencia si no posee una nación en donde propagar, proteger y promover a los de su raza. También saben que un pueblo que no esta convencido de su fuerza y capacidad , perecerá y por eso soy difamado y calumniado cuando muestro que casi todo invento y mejora en la humanidad ha venido de la mente del hombre occidental. El hombre Blanco es una pequeña minoría en el mundo actual y se le niega una nación donde desarrollarse. Que este tribunal ocurra es una violación de la Constitución. Las maquinaciones legales usadas para culpar a un hombre varias veces por el mismo crimen mediante el continuo cambio de descripción legal de esa crimen, los cambios de jurisdicción, etc, son repugnantes para el sentido de justicia Anglo-Sajon así como contrarias al espíritu y la intención de esta Constitución. El frenesí con que los que controlan el gobierno federal de los EE.UU. atacan a cualquier hombre Blanco que se opone a la desaparición de su Raza es evidente. La historia predice el horror para la ultima generación de niños Blancos si yo y los que vengan detrás de mi no puedan despertar a su pueblo de su sueño de muerte. Nuestra tarea es tan simple como importante: Debemos asegurar la existencia de nuestra Raza y un futuro para los niños Blancos. Lo que hagan conmigo no me importa. No soy un hombre valiente. Muero las mil muertes del filosofo en vez de la única muerte del soldado. Pero acepto mi destino y no rehuyo de el. Pronto escucharan a otro hombre que hablara sobre sus creencias religiosas. Quizás, el poder de un credo religioso pueda salvar al hombre occidental, o quizás la divina Providencia nos dará su mano. Si esto no ocurre, los que se rebelen contra la tiranía deben de todos modos aceptar las consecuencias pues si no lo hacen no son ni patriotas ni hombres.
No tengo nada mas que decir....
David Lane se encuentra actualmente en prisión culpado de crímenes por su relación con The Order un grupo revolucionario Blanco. El dijo estas palabras en el tribunal el día de su juicio.

"El único remedio, el remedio radical para la curación de la humanidad sufriente es: el quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero. Este quebrantamiento significa la única posible y definitiva liberación del trabajo productor de las potencias del dinero que dominan secretamente el orbe. El quebrantamiento de la servidumbre del interés significa la restauración de la libre personalidad, de la salvación del hombre de la esclavización y también de la fascinación mágica en que su alma fue enredada por el consumismo".
"Quien quiere combatir al capitalismo de verdad debe quebrar la servidumbre del interés".
Gottfried Feder

La reforma agraria y nuestro ideario. Trabajamos por suscitar un movimiento de genuino contenido hispánico y atemperado a las corrientes juveniles que poseen en Europa la clave del porvenir. Nuestras campañas se inspiran en estas directrices:
1ª Afirmación de la pura nacionalidad hispana y de las posibilidades imperiales de la Raza.
2ªRevolución Social para sustituir el caduco edificio liberal -burgués por las nuevas formas de un corporativismo de amplitud nacional.
Para cancelar el liberalismo histórico, para terminar con los privilegios feudales y para arrojar de la nación al esquilmo marxista somos partidarios de la Reforma Agraria(Libertad, num. 14, 14 -9 -31)
Onésimo Redondo

Los españoles hemos sido grandes en otra época ,amamantados por la guerra , por el peligro y l acción ; hoy no lo somos . Mientras no tengamos más ideal que el de una pobre tranquilidad burguesa , seremos insignificantes y mezquinos.
Pio Baroja
Si España aportó heroes estos fueron divisionarios
04 set 2006
1ª PARTE
Relatos de la División Azul





Krasny Bor, Testimonio del teniente Angel Salamanca.

El 10 de febrero se cumple el 60 aniversario de Krasny Bor, la mas dura batalla de la Division Azul en el frente ruso. un superviviente, el entonces sargento Angel Salamanca, rememora como la nieve se lleno de cadáveres de españoles



«Parece que el cielo se va a desplomar encima de ti, que se acaba el mundo, que nadie va a quedar vivo. Faltaban pocos minutos para las siete de la mañana del 10 de febrero de 1943 y había comenzado el miércoles negro en Krasny Bor. La artillería rusa inició el castigo sin piedad. Los españoles que estábamos en primera línea corrimos a los búnkeres a cobijarnos de los fogonazos de más de 800 cañones que hacían agujeros tan grandes como plazas de toros. La tierra temblaba y el humo hacía difícil la visibilidad .Estábamos escondidos como ratas en el búnker, a 2,5 metros de profundidad. Todo era ruido, fuego, gritos, lodo, nieve y sangre. El termómetro no subía de los 25º bajo cero. Pese al frío, se sudaba, pero no se comía, ni se bebía, ni se fumaba, ni se daban los buenos días.

Muchos oficiales, en labores de vigilancia, fueron alcanzados con los primeros bombazos, dejando sin mando a la tropa. Fue ésta una de las claves de la batalla. Se decía que nunca caía un obús o un mortero donde ya había caído otro. Mentira. Caían por cientos, unos encima de otros, y al explotar esparcían metal caliente en todas direcciones. Cada una de las 800 bocas vomitaba fuego cada 10 segundos, el tiempo necesario para cargar y disparar. Enseguida se sumaron los famosos organillos de Stalin, camiones con plataformas de artillería que disparaban consecutivamente, provocando un ruido atroz, como si fuesen órganos. Tanto poderío militar para el sector tan reducido por el que se peleaba era una barbaridad.

La División Azul estaba desplegada en el norte del pueblo de Krasny Bor, en un frente de 20 kilómetros de largo al sur del sitiado Leningrado. Desde 1941 los alemanes habían cercado la ciudad y, en su intento definitivo por acabar con el sitio, los soviéticos habían elegido Krasny Bor. Estábamos, pues, en el eje de su ataque. Mi unidad, unos 5.000 hombres -aproximadamente un tercio de los efectivos españoles- se encontraba allí.

Yo estaba incorporado como sargento a la Quinta Compañía del II Batallón del Regimiento 262, a las órdenes del capitán Teodoro Palacios, quien me destinó a la segunda sección, al mando del alférez Céspedes. A mi cargo tenía un pelotón reducido de 35 hombres. Venía de un larga experiencia en combate en primera línea adquirida en los frentes de Aragón, Madrid y Cataluña durante la Guerra Civil desde agosto de 1936, cuando tenía 17 años. Me enrolé en la División Azul en verano de 1942, en Logroño.

Cuando empezaron las hostilidades aquella mañana del 10 de febrero, en realidad hacía ya días que sabíamos que algo gordo se cocía en las filas rusas. En las trincheras, Radio Macuto informa con mucha antelación. Un ucraniano que se pasó al bando español en la noche del 9 de febrero fue la señal inequívoca de que el ataque era inminente: llevaba ropa interior nueva, una costumbre local antes de la batalla para morir limpios y puros si caían abatidos en combate. Entendimos rápidamente que en pocas horas empezaría el baile. Había tensión, pero no miedo.

El fuego de artillería duró más de dos horas, en las que se produjo la mitad de las bajas del día. Al cesar la artillería, comenzaron las pasadas de la aviación enemiga, que hostigaron especialmente a nuestra Quinta Compañía; sólo en el pelotón bajo mi mando hubo una decena de bajas, entre muertos y heridos, en las tres primeras horas. Otras compañías fueron literalmente trituradas.

Pese a que el avance terrestre del Ejército Rojo se produjo por cuatro líneas de penetración con una división en cada una -44.000 hombres en total-, se toparon con serias dificultades. El calor de la artillería había dejado el acceso a nuestras nevadas posiciones como un completo barrizal por donde los carros de combate KV-1 y T-34 quedaban atascados y los esquiadores, empantanados.

Pero más importante fue que no esperaban nuestra respuesta. Creían que tras el bombardeo estaríamos todos muertos. Y lo que hicimos fue salir a nuestros puestos, emplazar las máquinas y recibirlos a fuego limpio. Las órdenes del capitán Palacios eran claras: "¡Resistir y resistir!".

Aunque la infantería rusa llegaba por oleadas, lo hacía muy desordenada y pudimos repeler los primeros ataques. Había que resistir hasta morir. Pero iban acumulándose las bajas; entre ellas la del alférez Céspedes. Si había heridos, se les evacuaba. Si había cadáveres, se apartaban para no pisarlos y se seguía disparando. El espectáculo era dantesco. Para coger una pistola y pegarse un tiro.

A media mañana, los rusos habían perforado el frente por tres sitios, pero los capitanes Campos, Oroquieta, Aramburu y Palacios resistían a duras penas con seis compañías muy debilitadas. La Luftwaffe no hacía acto de presencia; y la División SS Volkspolizei, situada en la media distancia, no podía auxiliar, pues debía aguantar para hacer frente a una previsible embestida rusa.

A mediodía estábamos prácticamente cercados por el flanco izquierdo. Mi sección, sin oficial al mando, era ya un islote con unos pocos supervivientes. Sólo pude atrincherarme y abrir fuego de costado. Primero con un único tubo de mortero que defendía Joaquín, un cabo de Ponferrada. Cubría su ojo izquierdo con una mano porque le habían pegado un tiro en la cara.

Nos retiramos por la trinchera de evacuación y regresé con dos soldados más para recuperar parte de la munición y alimentos del búnker y destruir el resto. Tiramos bombas de mano como locos. Al retirarnos al enclave donde resistía Palacios, éste me dijo: "¡Salamanca, desde este momento eres Medalla Militar!". Acto seguido acudí al sector del puesto de mando. Sólo quedaba operativo un fusil ametrallador, pero causó estragos.

Llegaban columnas con medio centenar de hombres que eran abatidos sistemáticamente. Disparábamos ferozmente, sin parar, esperando a que el enemigo se encontrase a menos de 100 metros, disparábamos al bulto. Pero hasta un ciego habría hecho blanco.

Toda la potencia de fuego de la máquina, 1.300 disparos por minuto, provocó una carnicería en las filas enemigas y nos mantuvo con vida. No es que nuestro cañón estuviese caliente, es que estaba al rojo vivo. En la refriega, tres veces cayó el soldado que la servía. Cuando un cuarto soldado me dijo con la mirada: «Sargento, ¿quiere usted que me maten?», decidí empuñar personalmente la ametralladora. Al cabo, los rusos acertaron con una granada de 120 que cayó ante el cañón. Salí despedido cuatro metros, perdiendo el conocimiento momentáneamente, la cara llena de sangre y metralla y una ceguera casi total por el alumbramiento del fogonazo. Fui evacuado al búnker. Luego supe que tenía también una herida de bala en la rodilla.

Sin munición, con la mayoría de los supervivientes heridos y los indemnes, agotados, el final estaba próximo. A las tres de la tarde, un soldado entró al búnker: "De parte del capitán, que salgáis todos; estamos hechos prisioneros". Los 25 heridos salimos y encontramos a otros 18 hombres con las manos en alto con el capitán Palacios al frente. Nos mandaron formar e hicieron un simulacro de fusilamiento pero sólo se tiraron como fieras sobre nuestros relojes y todo lo que llevábamos.

El trayecto hasta Kolpino, en fila de a tres, fue entre una alfombra de cadáveres. No nos trataron mal gracias a un jefe de escolta mongol que no debió de haber otro mejor en toda la Unión Soviética. Los 30 detenidos de Oroquieta, con los que enlazamos, recibieron toda suerte de golpes. Al llegar a Kolpino, un enloquecido grupo de mujeres rusas trató de atacarnos, pero el mongol las rechazó a culatazos.

Enseguida empezaron los interrogatorios, con las traducciones de un español enrolado en el Ejército soviético. Todo el afán del coronel ruso era saber qué armamento usábamos, hablándonos incluso de un arma secreta de Hitler. «Dice el coronel que habéis causado más de 14.000 bajas, y eso es imposible con ametralladoras y fusiles mauser corrientes», nos informó el republicano español.

Luego vino un cautiverio en campos de concentración que se alargó hasta 1954. Las estadísticas hablan de 2.252 bajas españolas (1.125 muertos, 91 desaparecidos y 1.036 heridos) en un solo día. Otras 1.000 se sumaron en los días posteriores. Aunque los españoles retrocedimos ese día tres kilómetros, los rusos no avanzaron más. Tras intensos combates, el mando soviético ordenó a sus fuerzas pasar a la defensiva. El frente quedó estabilizado durante un año.

La batalla de Krasny Bor, con una encomiable resistencia de nuestra División -el 10 de febrero se consiguieron tres de las ocho laureadas de la División Azul en la URSS- enterró una gran ofensiva posterior para romper el cerco de Leningrado. Los divisionarios que luchamos allí y estuvimos cautivos hasta 1954 no supimos qué ocurrió hasta el regreso a España, pero teníamos la creencia de que la ofensiva no había llegado más al sur que Krasny Bor.»





ONCE AÑOS EN EL GULAG

La Hermandad de la División Azul recibió con gran alegría el pasado miércoles una llamada del Ministerio de Defensa anunciando la participación en el desfile de uno de sus ex combatientes.

12 de octubre de 2004. En la Hermandad de la División Azul no disimulan su alegría desde que el pasado miércoles un representante del Ministerio de Defensa les anunciase que uno de los ex combatientes en Rusia podría desfilar en el día de la Fiesta Nacional. "Además", asegura a Jorge �lvarez, secretario de la Fundación División Azul, "nosotros estamos encantados de desfilar junto a un ex combatiente de la División Leclercq". Tanto la Hermandad (que agrupa a los ex combatientes) como la Fundación (constituida para conservar la memoria de esta unidad militar) manifiestan no entender las protestas de Izquierda Unida y otros grupos.

De los pocos cientos de supervivientes de la División Azul, todos ellos mayores de 80 años, el elegido para representarla hoy en el desfile del 12 de octubre es uno de los más célebres. Se trata de �ngel Salamanca Salamanca, quien ganó una Medalla Militar Individual en combate durante la batalla de Krasny Bor y pasó o­nce años prisionero en el Gulag de Stalin.

Salamanca llegó a Rusia en 1942 y se incorporó a la 5ª compañía del Regimiento 262, al mando del capitán Teodoro Palacios, a quien Torcuato Luca de Tena dedicaría su novela-testimonio Embajador en el infierno. El 10 de febrero de 1943 tuvo lugar la batalla de Krasny Bor, donde la División Azul sufrió en un solo día la mitad de los muertos que registró en los tres años que estuvo en Rusia. Allí, tras librarse unos feroces combates y aguantar durante horas ante un enemigo muy superior, el sargento �ngel Salamanca cayó herido y prisionero. Por su acción de guerra le fue concedida la Medalla Militar Individual, la segunda condecoración militar en importancia tras la Cruz Laureada de San Fernando, y de la cual sólo se otorgaron diez por Krasny Bor.

Junto al capitán Palacios –cuya digna resistencia en cautividad y cuyos desvelos por sus subordinados fueron objeto en 1956 de una película de José María Forqué– y varios cientos de hombres, Salamanca pasó once años de cautiverio en los campos de concentración soviéticos, una experiencia que ha recogido en su libro de memorias Esclavos de Stalin. Volvió a España en 1954, en el buque Semíramis, cuya llegada al puerto de Barcelona un 2 de abril cargada de prisioneros de la División Azul recién liberados supuso el final de un larguísimo calvario personal, así como de unas difíciles gestiones durante años para el Gobierno español, que no mantenía relaciones diplomáticas con la Unión Soviética.

De esta forma, hoy desfilarán juntos dos ex combatientes que conocieron momentos clave de la Segunda Guerra Mundial, como el desmoronamiento del frente ruso, con cientos de españoles caídos en combate, y la liberación de París, con cientos de españoles saboreando las mieles del triunfo. Historia viva sobre el paseo de la Castellana.
Els unics herois els falangistes espanyols
04 set 2006
Este relato cuenta lo sucedido en la posición intermedia y los sucesos de los días siguientes.

La posición intermedia fue un punto defensivo ocupado por apenas 20 divisionarios, situado cerca una barranca cubierta por abundante vegetación. Lo que desconocían los defensores era que los regimientos 1002 y 1004 rusos se estaban concentrando frente a esa posición con intención de atacarlo a la madrugada del día siguiente y que una fuerza de por lo menos dos batallones tenía la misión de infiltrarse precisamente por esa zona.


Los días 10 y 11 de diciembre los rusos bombardearon Udarnik, causando un muerto y nueve heridos pero apartir de entonces reinó una extraña calma en el frente del batallón que se rompería el día 24, cuando la línea del regimiento entró en erupción. Tras un bombardeo de las posiciones del batallón, los rusos intentaron de madrugada infiltrarse y dar golpes de mano que fueron duramente rechazados y les costaron 60 muertos y ocho prisioneros. A las 4:15 de la tarde le tocó al tercer batallón del 263 rechazar a los rusos, los cuales lograron cruzar el río al norte y sur de Gorka, siendo desalojados de las posiciones ocupadas por un contraataque llevado a cabo por fuerzas del tercer batallón que les causó 60 muertos y 24 prisioneros. En una operación de limpieza efectuada en los bosques a la retaguardia por la sección de asalto del regimiento, se capturarían 20 prisioneros más.


Durante todo el día siguiente, Navidad de 1941, la artillería rusa bombardeo intensamente el sector del regimiento, enseñándose sobre todo con Udarnik. Durante la noche se sucedieron los golpes de mano e intentos de infiltración por parte de unas tres compañías rusas. Ese día murieron dos españoles y cuatro resultarían heridos mientras que los soviéticos tuvieron 30 muertos, capturandose 35 prisioneros de un grupo ruso que había logrado infiltrarse por entre los puestos avanzados. La artillería rusa seguía bombardeando el sector del batallón durante todo el día y parte de la noche del día 26. A la vista de los hechos posteriores, probablemente con intención de dificultar posibles trabajos de mejora de las fortificaciones y para impedir el descanso de los españoles.

Durante una inspección de línea, Esparza decidió establecer un punto defensivo entre Udarnik y Lobkovo, conocido como posición intermedia, situado cerca una barranca cubierta por abundante vegetación por donde los rusos habían infiltrado el día anterior. Hasta ese momento lo único que había entre ambas poblaciones era un par de pequeños puestos observación mandados por sargentos. Lo que Esparza desconocía cuando tomó esa decisión providencial era que los regimientos 1002 y 1004 se estaban concentrando frente al batallón de Román con intención de atacarlo a la madrugada del día siguiente y que una fuerza de por lo menos dos batallones tenía la misión de infiltrarse precisamente por la zona donde Esparza precavidamente había situado la intermedia, con intención de situarse a espaldas de Udarnik y atacarla por sorpresa en conjunción con el resto de la fuerza rusa situada al otro lado del Voljov.


Pasada la una de la madrugada la guarnición de la posición intermedia, apenas unos 20 hombres al mando del alférez Rubio Moscoso, incluidos unos pocos zapadores alemanes que tuvieron la desgracia de pernoctar allí, fueron atacados de manera abrumadora por la fuerza rusa que tenía la emisión de infiltrarse por la barranca cercana a dicha posición. La presencia de la posición española debió de ser una sorpresa total para los oficiales rusos que, dispuestos a llevar a cabo su misión a cualquier precio, reaccionaron mandando sus hombres en grupos compactos contra la posición de Rubio Moscoso. Tanto Román como la guarnición de Lobkovo, al mando del capitán Temprano, recibieron aviso del ataque. Esparza, avisado por Temprano, ordenó a Román reforzar los puestos y enviar una sección en dirección a la intermedia para averiguar con exactitud lo que ocurría, sección que no puede contactar con dicha posición ya que resultó prácticamente aniquilada al caer en una emboscada rusa. Esparza ordenó asimismo a la 1ª y a la 11ª daba compañías del 269 y a la sección de asalto de Pettenghi que se dirigieran a Udarnik. Al resto del primer batallón del 269 se le ordenó que se dirigiera al Lobkovo. Mientras tanto los escasos defensores de intermedia, prácticamente sumergidos por una marea de rusos, resistían ferozmente con el valor que da la desesperación. Finalmente Román recibió un último y agónico mensaje telefónico de dicha posición informando que Rubio Moscoso había muerto y que todos los supervivientes estaban heridos pero que a pesar de todo no se rendirían.



Por desgracia nunca sabremos con seguridad quién era el hombre que estaba al aparato pero sí sabemos que Román, el cual con casi total seguridad sí que lo sabía, propuso para la medalla militar individual por su actuación durante ese día al cabo de la 7ª compañía del 269 Luis Laborda Martín, muerto en dicha posición. Las razones de Román para dicha propuesta nunca las conoceremos con absoluta precisión pero es lógico suponer que dicho cabo fuera ese héroe desconocido, que Román lo supiera por haberse mantenido comunicación telefónica con el y que por eso Román, siempre tan respetuoso con el coraje de sus hombres, lo propusiera para tan alta condecoración. Sin embargo, a pesar del desesperado heroísmo de los defensores, éstos serían aniquilados hasta el último hombre y la posición tomada por el enemigo. Acto seguido los rusos giraron hacia el norte y apartir de las 3 comenzaron a atacar las posiciones cercanas a Udarnik y la población misma, que quedó completamente rodeada.

El ataque ruso sobre Udarnik aparentemente fue lento y poco coordinado. Al principio los inexpertos reclutas rusos eran remisos a entrar en la población pero lentamente y gracias a su superioridad numérica, los españoles y unos pocos alemanes que también formaban parte de la guarnición, enormemente sobrepasados en número, fueron expulsados de la mayoría de casas del pueblo. La confusión, multiplicada por las obscuridad de la noche, era total. Los gritos continuos de los combatientes, las sombras amenazadoras moviéndose en la oscuridad, los disparos y explosiones continuas y el intenso y atroz frío del invierno ruso conformaban un ambiente de pesadilla que sería recordado por los supervivientes mientras vivieran. En un momento dado sólo quedó la ermita como posición central, adonde Román había ordenado a los supervivientes que se retirarán y adonde se trasladó el puesto de mando, así como casas aisladas desde donde puñados de españoles resistían por su cuenta como buenamente podían. Sobre las 6:30 de la mañana Román informó Esparza que la situación era cada vez más seria y que iba a contraatacar con los hombres que le quedaban.



Román reunió a siete u ocho soldados y apoyado por una pieza de 37 milímetros de la sección antitanque, la cual durante toda la noche daría sin desmayo un apoyo valiosísimo, se lanzó sobre los rusos, cargando él el primero en cabeza y sin esperar a nadie. La mitad de los soldados que acompañaban a Román cayeron durante la carga pero los rusos fueron echados a bombazo limpio de las cercanías de la ermita. Sin embargo la situación continuó agravándose. Finalmente, sitiado en la ermita, con la línea telefónica cortada, Román envió un enlace con un mensaje a la posición del teniente San Juan ordenándole que hiciera saber al regimiento que la situación era desesperada.

Entre las 8:30 y las nueve de la mañana fueron llegando a Udarnik los hombres de la 1ª compañía del 269, al mando del capitán Fernández Vallespin y los de la 11ª y la sección de asalto de Pettenghi, lográndose romper el cerco y rechazar a los rusos fuera la población así como recuperar las posiciones españolas que habían sido ocupadas por los rusos. A partir de las 9:30 avanzaron hacia la posición intermedia Fernández Vallespín desde Udarnik y parte del primer batallón, al mando del comandante García Rebull, desde Lobkovo.

Lo que los endurecidos divisionarios vieron allí les enfureció y lleno de rabia. Los defensores yacían sin vida, esparcidos por la posición, terriblemente mutilados por los rusos, algunos de ellos clavados al terreno con picos. La noticia corrió como la pólvora. Sin embargo la batalla en había acabado. A las dos de la tarde un batallón ruso cruzó el Voljov y atacó la posición de la ermita, también llamada capilla vieja que estaba defendida por los pelotones al mando del alférez Escobedo. La resistencia ofrecida por los españoles fue realmente tenaz pero la posición fue tomada de sobrepasada después de que todos los defensores fueran muertos o heridos, Escobedo entre estos últimos. Sin embargo una hora después, un feroz e impetuoso contraataque llevado a cabo por los compañías del primer batallón al mando directo de García Rebull recuperó la posición en apenas diez minutos.



El sentimiento entre los españoles era de rabia y odio por lo que los rusos habían hecho a sus camaradas de la posición intermedia así que no hubo piedad para con el enemigo. Los rusos que no cayeron en la posición, fueron aniquilados por el fuego de artillería y las ametralladoras españolas cuando intentaban cruzar el Voljov. Ese día entre el más un millar de bajas sufridas por los rusos, hubo 700 muertos pero ningún prisionero.


Dos horas después, a las siete de la tarde, ya de noche y tras haber recibido un suministro abundante y de calidad, el segundo batallón fue relevado por fuerzas del 422 regimiento de infantería alemán, trasladándose a Luibzy donde pernoctó y descanso durante todo el día siguiente. Por su parte de primer batallón del regimiento se estableció en Witka y Tschechulino y la 15ª compañía y la plana mayor en esta última población. Sólo el 3º batallón del regimiento quedó en línea afectado al regimiento 262. A las 10 de la noche del día 29 la plana mayor del batallón se trasladó a Tschechulino, llegando el resto del batallón a las once y media de la mañana del día siguiente tras una marcha de cuatro horas y media. Ese mismo día la 13ª compañía del regimiento fue transferida al sector del lago Ilme, siendo seguida por la 14ª al día siguiente la estancia en Tschechulino fue placentera para los supervivientes del segundo batallón. Por una vez se disponían de raciones abundantes y se estaba relativamente a salvo del fuego de la artillería enemiga lo cual contrastaba vivamente con la experiencia vivida casi desde la misma llegada al frente. Sólo la vista ocasional de la Parrala turbaba la tranquilidad.

El día 7 de enero, al tener que volver Esparza a España por razones de salud, el comandante Román se tuvo que hacer cargo del regimiento de manera accidental por cuatro días hasta que el coronel Rodrigo tomó el mando, siendo sustituido al frente del batallón por el capitán Temprano, de la 5ª compañía.

El día trece los rusos lanzaron una potente ofensiva justo al norte de la división con el objetivo de romper el cerco de Leningrado y hacer retroceder a los alemanes lejos de dicha ciudad. El 2º ejército hecho que ruso se lanzó contra él punto de unión de la 126ª y 215ª divisiones de infantería alemánas, rompiendo frente y penetrando profundamente en la retaguardia alemana. La 215ª división logró aguantar cómo pudo y formar un frente al norte de la penetración rusa pero la 126ª quedó reducida a puntos aislados que interesaban desesperadamente aguantar cómo podía. La situación era crítica y se pidió a Muñoz Grandes toda la ayuda que se pudiera dar. El 2º batallón fue enviado de nuevo la lucha.


El mismo día en que se desencadenó la ofensiva rusa el batallón recibió orden a las ocho de la tarde de marchar a Podberesje, a donde llegó dos horas después. Esa noche se repartió una botella de coñac para cada dos soldados. Para los guripas era indicio más que seguro de que las cosas pintaba mal. Al día siguiente, 14 de enero de 1942, el batallón salió las 6 de la mañana en dirección a Teremez. Dicha población, situada a unos cinco kilómetros al este, a orillas del Voljov, estaba en la base del flanco izquierdo del saliente formado por el avance ruso. Si se conseguía tomarla y proseguir el avance hacia el norte, se podría llegar a cortar el saliente, cercando así a la totalidad del 2º ejército de choque ruso o por lo menos ralentizar su avance. Los rusos lo sabían y precisamente por ello habían fortificado la población lo mejor que habían podido. A las 7:30 de la mañana el batallón llegó la posición de partida, el lindero de un bosque situado a unos 200 metros de objetivo. De allí a Teremez el terreno estaba completamente despejado sin ningún tipo de abrigo que protegiera al avance. Román decidió atacar con la 5ª y 6ª compañías mientras el resto del batallón, es decir la 7ª y 8ª compañías y la plana mayor, intentaban desde el bosque cubrir con su fuego el avance de sus camaradas. Cuando el batallón ya estaba en las posiciones de partida y listo para atacar, una descarga de artillería propia cayó sobre los españoles causando confusión y poniendo sobre aviso a los rusos. A pesar de todo se decidió continuar con el ataque. El avance de la 5ª y 6ª compañías a través de la profunda nieve que cubría el terreno fue lento y penoso, en medio de un silencio inquietante.



Los rusos no disparaban. Sencillamente esperaron a que los españoles llegaran a unos 100 metros de sus posiciones, lejos ya del bosque protector de donde habían partido, para abrir un fuego devastador que barrio por completo a los asaltantes, aniquilandolos casi hasta el último hombre. Los españoles situados en el lindero del bosque, a pesar de sus intentos de dar apoyo sus camaradas, no pudieron hacer otra cosa que ver con horror como éstos caían uno tras otro segados por el fuego enemigo. Cuando ya no quedaba más asaltantes en pie, la furia del fuego ruso se dirigió a lindero del bosque barriendo lo que quedaba del batallón. Para empeorar las cosas otra barrera de artillería propia cayó entre los españoles. Era el fin del ataque. Al día siguiente a las siete de la mañana los españoles participaron en un ataque mejor preparado en unión de tropas alemanas y contando con el apoyo de carros de asalto que también fue rechazado por los defensores rusos, que habían sido reforzados durante la noche. A las tres de la tarde el batallón fue relevado, marchando a Podberesje. Durante esos dos días de combate, calificados como carnicería por el propio diario de operaciones del batallón, se sufrieron 140 bajas. El batallón era día una sombra de sí mismo.



Tras ser visitado por Muñoz Grandes el 16, los supervivientes se trasladaron a las nueve de la noche del día siguiente a Tschechulino, adonde llegaron una hora y media después, con el objeto de descansar y absorber reemplazos. Ante la falta de estos fue preciso destinar una compañía del grupo de transportes de la división que fue distribuida por secciones entre las compañías del batallón. La calma sólo fue perturbada por ligeros bombardeos aéreos el 23 y 27 de enero y nueve de febrero.

A las once de la noche del 10 de febrero se ordenó al batallón moverse a Dolgowo a donde llegó transportado en camiones a la una de la madrugada.. Tras un breve descanso el batallón salió las ocho de la mañana hacia Ossija a donde llegó dos horas después. Se había ordenado batallón abrirse paso como fuera para auxiliar y evacuar la guarnición alemana de Mal Samoschje.

El batallón salió las seis de la mañana del 12 de febrero en dirección a dicha población con la 9ª compañía del 263º como agregada. La marcha era lenta y fatigosa por el gran grosor de la nieve. El que no caminaba por las huellas dejadas por los demás, acababa hundido en ella. A la cabeza iba una escuadra de cinco hombres equipada con raquetas encargada de abrir camino. Debido el peligro de las minas y de las emboscadas rusas, los soldados le llamaban la "escuadra de la muerte". El itinerario seguido se apartaba de la carretera adentrandose los bosques situados al oeste de Mal Samoschje con lo que en ciertos momentos Román tuvo que orientarse gracias al sonido de las explosiones provenientes de dicha población. A las once de la mañana hubo un primer contacto con una patrulla rusa a la que se le causó varios muertos a cambio un herido. Una hora y media después hubo nuevo contacto. Esta vez el combate fue más intenso pero nuevamente los rusos se retiraron. A las seis de la tarde hubo un nuevo enfrentamiento con otro grupo rusos al que se le causaron seis muertos. Una hora después se entabló contacto con otras patrulla soviética que resultó totalmente aniquilada. Finalmente, tras 18 horas de marcha dificultosa por la nieve y de diversos combates en medio de un frío espantoso, guiados por el sonido de los disparos y las explosiones, el batallón entro a media noche Mal Samoshje.
Blau Division Heros 3ª part
04 set 2006
El batallón salió las seis de la mañana del 12 de febrero en dirección a dicha población con la 9ª compañía del 263º como agregada. La marcha era lenta y fatigosa por el gran grosor de la nieve. El que no caminaba por las huellas dejadas por los demás, acababa hundido en ella. A la cabeza iba una escuadra de cinco hombres equipada con raquetas encargada de abrir camino. Debido el peligro de las minas y de las emboscadas rusas, los soldados le llamaban la "escuadra de la muerte". El itinerario seguido se apartaba de la carretera adentrandose los bosques situados al oeste de Mal Samoschje con lo que en ciertos momentos Román tuvo que orientarse gracias al sonido de las explosiones provenientes de dicha población. A las once de la mañana hubo un primer contacto con una patrulla rusa a la que se le causó varios muertos a cambio un herido. Una hora y media después hubo nuevo contacto. Esta vez el combate fue más intenso pero nuevamente los rusos se retiraron. A las seis de la tarde hubo un nuevo enfrentamiento con otro grupo rusos al que se le causaron seis muertos. Una hora después se entabló contacto con otras patrulla soviética que resultó totalmente aniquilada. Finalmente, tras 18 horas de marcha dificultosa por la nieve y de diversos combates en medio de un frío espantoso, guiados por el sonido de los disparos y las explosiones, el batallón entro a media noche Mal Samoshje.



Los alemanes, que acogieron a los españoles con el entusiasmo y la alegría de los que habían perdido toda esperanza, rápidamente recogieron sus heridos y equipo, iniciando a la una de la madrugada la retirada hacia Bol Samoschje aprovechando una pausa en los combates. La marcha esta vez fue algo más fácil para los españoles debido a que los alemanes, que iban más descansados, abrían camino ya que se aprovecharon en algunos lugares las huellas dejadas a la vida y en otros se tomó un camino más directo. A las cinco de la mañana hubo un primer contacto con una patrulla rusa que se retiró rápidamente. Un hora después el batallón se encontró el camino cortado por un grupo de unos 100 rusos. Tras una hora de combate se logró despejar el camino, entrando en Bol Samoschje a las tres de la tarde.

Tras una breve pausa el batallón marchó a la cercana Ossija para descansar y permanecer en reserva. Sin embargo los repetidos ataques rusos sobre Bol Samoschje obligaron al batallón a entrar en acción nuevamente al día siguiente, 14 de febrero. A las tres de la tarde, la pérdida de una posición avanzada alemana obligó al envío de la 6ª compañía y una sección de la 8ª como refuerzo para parar el avance enemigo. Al anochecer fue rechazado un nuevo ataque ruso y a las ocho de la noche un último intento soviético fue rechazado a corta distancia con granadas de mano. El día siguiente no fue tranquilo para el batallón. Desde las cinco de la mañana los ataques rusos se sucedieron con creciente intensidad al anochecer una patrulla española atacó una avanzadilla rusa, que tomó, capturandose varios prisioneros y comprobando que había más de 300 cadáveres rusos en los alrededores. Ese día, 15 de enero de 1942, Muñoz Grandes comunicaría al batallón que se la había concedido la medalla militar colectiva. Los dos días siguientes fueron tranquilos pero el 18 se desencadenó un nuevo ataque ruso que duró todo el día. Fue el último intento ruso de desalojar a los defensores de Bol Samoschje.

Batallón Román --- Fernando J. Carrera Buil y Augusto Ferrer-Dalmau Nieto.
L´unic orgull de les terres d´Iberia
04 set 2006
Los Españoles que defendieron a Hitler. La División Azúl transformada en Legión Azúl.


LA HISTORIA de Ezquerra, Martínez o Sanchís apenas es conocida. Ellos, junto con otros españoles, fueron los últimos defensores del anillo formado para proteger el búnker de Hitler, quien el 30 de abril de hace ahora 60 años acabó suicidándose

Los últimos defensores de la caverna berlinesa de Hitler no fueron todos alemanes, sino que también hubo algunos soldados apellidados García, Navarro, Sanchís o Ezquerra. Más de 300 miembros de las SS españoles y un otros tantos franceses de la división Charlemagne y noruegos, participaron en el acto final del III Reich. Ahora, cuando se cumplen 60 años de la muerte del mayor tirano de la Historia de la Humanidad, la participación de este grupo de españoles en aquella batalla sigue siendo un misterio.

Miguel Ezquerra, un español que había participado en la Guerra Civil como alférez y que fue oficial de la División Azul, era el comandante de aquella tropa heterogénea que mezclaba mecánicos con fanáticos anticomunistas. Sus memorias, Berlín a vida o muerte, relatan cómo cruzó la frontera hacia Francia, cómo entró a formar parte del servicio de espionaje alemán y cómo le encomendaron la misión de reclutar a todos los hispanos que pudiera para formar un regimiento español de las SS.

Las fuerzas alemanas que defendían el barrio de la Cancillería y su búnker ascendían en esas últimas horas de guerra a 4.000 hombres, la mayoría ancianos, niños de 11 a 14 años -de las Juventudes Hitlerianas- y unos 250 pretorianos de la escolta del Führer.

Berlín había perdido dos tercios de sus edificios en los bombardeos aliados. La mitad de su población -cuatro millones de habitantes- había escapado, mientras que los que aún permanecían allí se escondían en refugios y sótanos. Sus calles, llenas de cráteres, hedían a cadaverina. Y cientos de españoles, sin trabajo y hambrientos, paseaban errantes entre sus bloques amputados.

Berlín fue el destino final de algunos ex combatientes de la División Azul (disuelta en 1943) que siguieron combatiendo en la Legión Azul. También reunía a trabajadores que habían sido enviados por Franco al principio de la guerra y que se habían quedado en paro después de que los bombardeos aliados acabaran con las fábricas de armamento. Miembros de la Organización Todt, falangistas reclutados desde Madrid, y algunos presos españoles en cárceles germanas completaban el grupo.

Algunos llevaban meses a las órdenes de Hitler. Como Ezquerra, que peinó varias ciudades alemanas buscando voluntarios para sus compañías Wafenn SS. O Antonio Pardo, combatiente de las unidades de la calavera en Viena. O Federico Martínez, SS capturado en Gorizia.

Para otros, el apocalipsis comenzó cuando los soviéticos irrumpieron en Berlín el día 16 de abril. Fue el caso de los trabajadores españoles que dormían en los barracones de la empresa Motorenbau y otras fábricas cercanas a la estación de metro de Niederschöneweide. Ezquerra y su unidad reclutaron a todo aquel que hablara castellano y pudiera disparar un arma. Recibieron una breve instrucción en Postdam y se acuartelaron en el Ministerio del Aire. Tenían la misión de defender la Moritz Platz, en el centro berlinés.

Más de 50 reclutados españoles desertaron cuando el cerco soviético aún no se había completado. Uno de ellos, llamado Pedro Portela, salió de Berlín el día 18. Según afirma el historiador José Luis Rodríguez Jiménez, escaparon «por la frontera suiza y se escondieron en los campos de refugiados».

Los soviéticos, con una ventaja de uno a 10 en número de soldados, avanzaban con grandes pérdidas por las avenidas berlinesas. El día 25 tomaron el aeropuerto de Tempelhof y el distrito de Mitte. El 26 conquistaron Zehlendorf. El 27 llegaron hasta Spandau y Pankov. Casa por casa. Día y noche.

Durante los bombardeos de la artillería, los españoles tuvieron que resguardarse en la estación de metro de Friedrichstrasse.

Los defensores, entre ellos veteranos de la División Azul, destruyeron decenas de carros T-34 soviéticos y protagonizaron una encarnizada resistencia, pero no pudieron impedir que los ivanes atravesaran los puentes sobre el Landwehr y avanzaran hacia la Cancillería. El día 30, el anillo se cerró sobre el edificio del Reichtag, la Postdammer Platz y la Puerta de Brandemburgo. Obligados a retroceder, los españoles de Ezquerra huyeron, con los carros soviéticos a la espalda, por la Friedrichstrasse, más cicatriz que calle, para atrincherarse cerca del búnker.

Ajenos al suicidio de Hitler que sucedía unos metros más abajo, los supervivientes recibieron la orden de romper el cerco y crear un corredor para poder escapar de la capital del Reich. Junto a los jovenes de las Hitlerjugend, los españoles se lanzaron al asalto del puente de Havel, en Spandau-West. La mayoría cayó bajo el fuego de ametralladora, que abría claros espantosos entre los asaltantes.

Cuando se hizo evidente que la lucha había terminado, entre las ruinas humeantes de la Postdammer Platz, a pocos metros del búnker, comenzaron a aparecer figuras con el rostro negro, quemado por el fuego. Llevaban puesto un uniforme hecho jirones en el que sólo se distinguían dos rayos plateados en el cuello de la guerrera.

Con los brazos arriba, alguno de ellos balbuceó unas palabras en ruso a sus captores y mostró una bandera española cosida en la manga izquierda bajo un águila que los identificaba como miembros de las SS.

El día 31 Berlín capituló. Los pocos españoles que sobrevivieron pasaron nueve años en el gulag, en las cárceles de Stalin.

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