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Notícies :: pobles i cultures vs poder i estats
¿Que es el sionismo?
29 ago 2006
Sionista : El adjetivo es hoy percibido como un insulto y es utilizado a menudo como tal : parece un sinónimo de “ fascista “, “ nazi “, “ opresor “, “ verdugo “. Además, una votación en la Asamblea de las Naciones Unidas en noviembre de 1.975 condenó el sionismo como “ una forma de racismo y de discriminación racial “. Aunque este aberrante acuerdo se revocó en diciembre de 1.991, un persistente y eficaz discurso nutrido de muchos altavoces ( el nacionalismo palestino y el mundo árabe en general, el comunismo clásico y también numerosas ramas de la izquierda postcomunista, sin olvidar a la derecha de siempre ) ha continuado inculcando a la opinión pública mundial la idea de un sionismo intrínsicamente totalitario, agresivo, condenable. Para aproximarnos a la realidad de aquello que nació como una ideología emancipadora, como una propuesta de liberación colectiva para uno de los grupos humanos más oprimidos y discriminados por la Europa del siglo XIX, hay que dejar de lado tópicos y prejuicios demonizadores que han hecho del antisionismo la última y tal vez la más sofisticada variante del antisemitismo.
Una opción entre muchas

Durante la segunda mitad del siglo XVIII, en el continente europeo donde se concentraban 8,5 de los 10 millones de judíos en el mundo, fueron muy diversos los planteamientos teóricos y vitales que pretendían resolver “ el problema judío “, hacer desaparecer el rechazo y la hostilidad milenarias contra esta comunidad humana. En Europa Occidental predominaba la asimilación que algunos hebreos llevaron hasta el extremo de convertirse a la fe cristiana ( los padres de Karl Marx o los de Benjamín Disraeli, entre muchos ejemplos ) y para otros significaba reducir su condición judía a una pocas prácticas religiosas y ser en el resto políticamente y culturalmente franceses, ingleses o alemanes al 100 %.

Al Este, entre 5 millones de súbditos judíos del zar de Rusia, una minoría radicalizada de estudiantes depositaba sus esperanzas en el marxismo revolucionario, se afiliaba al Partido Obrero Social demócrata ruso ( como Lev Davidovitch Bronstein, en el futuro Trotsky ) y sostenía que, con el triunfo de la revolución, el antisemitismo sería borrado como todos los otros prejuicios medievales, pero también el judaísmo se diluiría hasta desaparecer en el seno de la nueva sociedad libre e igualitaria. En cambio, otros revolucionarios hebreos rusos, aquellos que en 1.897 fundaron el Bund ( La Unión General de los Obreros Judñios de Rusia, Polonia y Lituania ) sí que creían en la existencia de una nación judía, pero una nación sin territorio ni posibilidad de tenerlo, basada en la lengua yiddish, y para la cual querían obtener, después de la caída del zarismo, una amplia autonomía nacional y cultural. Es en este contexto y ante estos competidores que surgió el sionismo político.

Antes que nada, el sionismo había estado, durante siglos, una nostalgia de origen religioso

( el año que viene en Jerusalem ... ) que, desde mediados del siglo XIX, comienza a secularizarse, entra en contacto con las grandes corrientes europeas de la época ( el nacionalismo, el socialismo ... ) y da lugar a unas primeras expresiones doctrinales ( las del judío alemán Moses Hess, del ruso Leo Pinsker ... ), así como al modesto movimiento migratorio que, entre 1.882 y 1.891, traslada a unos 25.000 jóvenes obreros y estudiantes judíos de Rusia y los Balcanes, decididos a redimirse y a redimir su antigua patria sobre la doble base del trabajo agrícola y de la resurrección de la lengua hebrea.

Hasta aquí, el fenómeno no habría merecido más que una nota a pie de página en los libros de historia. Pero entonces, durante la última década del siglo XIX, la asimilación de los judíos occidentales muestra de repente sus límites y sus debilidades. Mientras las persecuciones antijudías aumentaban en el Este, el rebrote ( en Berlín, Viena y hasta París ) de un discurso antisemita que hoy se reviste de apariencias “ científicas “ y sobre todo el virulento estallido del “ affaire Dreyfuss “ hacen pensar a algunos intelectuales que la emancipación de los hebreos de Europa es un espejismo, una quimera. La crisis de la solución liberal allana el camino de la solución nacional.


Un estado para los judíos

Mitificado después como “ el padre fundador “ del sionismo político, el periodista austro-húngaro Theodor Herzl ( 1.860-1.904 ) hizo ciertamente una contribución esencial, pero de ningún modo ideológica. Su célebre folleto “ El Estado de los judíos “ ( 1.896 ) no es un texto de doctrina sino una afirmación rotunda, provocadora de la nación judía al lado de otras naciones y de la necesidad de normalizarla para así acabar con el antisemitismo. Cómo ? dotándola de un territorio y de un estado. Además de eso, sobre el pensamiento de comunidad judía en términos de nación, Herzl hizo en 9 años de trabajo 2 cosas más : constituir, a partir del congreso de Basilea de la Organización Sionista Mundial en 1.897 y, gracias a sus incansables gestiones con los gobernantes de Europa y Turquía, incluir el flamante nacionalismo judío y sus aspiraciones sobre Palestina en la agenda diplomática internacional. Herzl fue capaz de transformar una difusa aspiración mesiánica en un movimiento político organizado y reconocido.

Al mismo tiempo, en la inevitable focalización del proyecto nacional sionista sobre la Tierra Santa de los antepasados, sobre la Palestina bíblica, había un equívoco que tendría consecuencias trágicas. Embullidos por el eurocentrismo y la buena consciencia propia de la época, los primeros sionistas creyeron que, para obtener ese país con el cual les unían viejísimos lazos históricos, había sólo que negociar con la potencia que lo controlaba, Turquía primero e Inglaterra después; para el resto, y según una famosa frase, Palestina era “ una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra “. Incluso después, una vez hecho el descubrimiento de los habitantes árabes, el sionismo quería creer que en el inmenso y mal delimitado Próximo Oriente habría sitio para todos. Los judíos no se daban cuenta que, con la reinstalación del país, alimentaban entre los árabes directamente afectados por aquel proceso demográfico y político un nacionalismo por reacción, el nacionalismo palestino.

En 1.917, en medio del terremoto geopolítico de la Gran Guerra, el sionismo obtuvo el primer compromiso internacional de sus aspiraciones, la Declaración Balfour, a través de la cual el Gobierno inglés hace suya la idea de crear en Palestina “ un Hogar Nacional para el pueblo judío “ sin perjuicio de los derechos de la población árabe. Era ciertamente un compromiso ambiguo e incluso contradictorio, pero fue ratificado por la Sociedad de las Naciones en la conferencia de San Remo ( 1.920 ) e hizo posible la instalación en Palestina, bajo una benevolente administración británica, de nuevas olas de inmigrantes hebreos de Europa. En 1.931 eran 190.000 individuos.

En cualquier caso conviene subrayar que, a esas alturas, la opción sionista continuaba siendo muy minoritaria en el seno del judaísmo europeo, y que la emigración hacia el Próximo Oriente seducía nada más que a una porción de judíos rusos y polacos decepcionados por la trayectoria del régimen soviético, por el fracaso del Bund, por la persistencia del antisemitismo en los países de Europa Oriental ; puestos a emigrar, la mayoría prefería los Estados Unidos. Por otra parte, el movimiento sionista, tanto en la diáspora como en Palestina, se caracterizaba por el pluralismo interno, estaba configurado por multitud de partidos, grupos y tendencias que iban desde la derecha radical, pasando por el sionismo religioso, hasta la izquierda laica y socialista ; esta última, liderada por David Ben Gurion, era la fracción mayoritaria.


La tragedia europea

El sionismo, un hijo de Europa, recibió de la crisis política y moral europea de la década de 1.930 y 1.940 un impulso decisivo. En 8 años ( 1.932-1.939 ), la amenaza sionista empuja hacia Palestina a 200.000 judíos alemanes y austriacos que, sin aquel peligro, jamás se habría establecido allá abajo. Después, una Gran Bretaña inquieta por la cólera creciente de los árabes cierra las puertas de Palestina, en el mismo momento que Adolf Hitler convertía el continente europeo inflamado por la Segunda Guerra Mundial en una trampa mortal para los 8,5 millones de habitantes hebreos.

De éstos, unos 6 millones fueron asesinados de forma sistemática en el marco de aquello que los nazis denominaron la “ Solución final “ o “ Solución definitiva “ del problema judío. Para un pueblo que perdió más de un tercio de sus miembros, esta catástrofe sin equivalente ha dejado un trauma colectivo difícil de superar. Al mismo tiempo, el holocausto inyectó al movimiento y a las aspiraciones sionistas un plus de legitimación moral y política irrebatible : quién osaba, en 1.945, menospreciar la necesidad de un estado judío que sirviese de refugio a los supervivientes y ofreciese seguridad ante eventuales persecuciones futuras ? Quién se atrevía a afirmar todavía que entre un asimilado judío parisino, un devoto judío de Sarajevo y un hebreo bolchevique de Minsk no había nada en común después que todos ellos fueron asesinados en Aushwitz ? Persistía obviamente la hostilidad arabo-palestina, pero qué se podía esperar de dirigentes como el Gran Mufti de Jerusalem, aliado de Hitler durante la guerra ?

Entre 1.945 y 1.947, los sionistas, victoriosos en la batalla de la opinión pública, con el apoyo ( ahora sí ) del conjunto del judaísmo mundial y capaces simultáneamente de recurrir al terrorismo antibritánico como medio de presión, consiguen que Londres remita el problema de Palestina a las Naciones Unidas. Allí, la posición pragmática del bando judío, el apoyo que les dieron ( por diferentes motivos ) tanto Washington como Moscú y la intransigencia suicida ( o todo o nada ) de la parte árabe condujeron a la histórica votación del 29 de Noviembre de 1.947, cuando la Asamblea General aprueba la partición de Palestina entre un estado judío y un estado árabe, con una administración internacional sobre Jerusalem y Belén. La reacción de la clase dirigente árabe ( el pueblo palestino jamás fue consultado ) se puede resumir en esta frase que un diario de Jerusalem publica el 30 de Noviembre de ese año : “ Aquello que en Nueva York han escrito con tinta, en Palestina lo borramos con sangre “.


Hacia el postsionismo ?

La continuación de la Historia de Israel es bastante conocida y se puede resumir en 55 años de antagonismo armado entre israelíes y palestinos, de guerras convencionales y de guerras sucias, de ocupación y resistencia, de terrorismo y de represalias, de negociaciones e Intifadas que este texto no pretende analizar. De cualquier forma, se podría considerar que, con la proclamación del Estado de Israel en 1.948 o, afinando un poco, con el final victorioso de la siguiente guerra de la Independencia en enero de 1.949, el sionismo había ya conseguido su objetivo fundacional y por tanto dejaba de tener vigencia para convertirse en una simple referencia histórica.

Los motivos de que no fuese así hay que buscarlos en la excepcionalidad de un país que, nacido con 780.000 habitantes, recibió e integró a casi 4 veces este número en 50 años, entre ellos 750.000 judíos procedentes del mundo araboislámico y 1.000.000 de originarios de la antigua Unión Soviética ; un país al que sus vecinos se habían juramentado para destruirlo y que ninguno de ellos reconoció durante 3 décadas, un país que ha crecido bajo la fortaleza asediada. Para compensar estos factores de fragilidad y de inseguridad, era necesaria una épica cohesionadora, una mística civil que fuese capaz de fundar en un solo pueblo el tradicionalismo hebreo del Yemen o de Marruecos y los descreídos “ sabras “ o israelíes nativos, los inmigrantes desjudeizados de Moscú y los judíos negros ( falashas ) rescatados de Etiopía..... El sionismo ha proporcionado esta mística, ha dado a la sociedad israelí un “ relato fundacional “ y le ha permitido legitimar su contestada presencia en la Tierra Santa. En este sentido, la intención del mundo árabe cuando en 1.975 consiguió que la O.N.U equiparara sionismo con racismo era muy clara : criminalizar al Estado de Israel desde sus mismo orígenes doctrinales.

Siendo así, reclamar a la sociedad israelí actual que reniegue del sionismo es exigirle un suicido moral. En cambio, cuando las posibilidades de nuevas inmigraciones de masas judías hacia Israel parece ya remota y, desde esta perspectiva sociodemográfica, el país avanza hacia la normalización, sí que resulta deseable superar el sionismo, considerarlo un capítulo fundamental pero ya cerrado en la historia del pueblo judío. Un Israel postsionista tendría menos problemas en desmantelar los asentamientos hebreos en Cisjordania y Gaza, y encararía con más sutilidad cualquier proceso negociador con los palestinos. Un Israel postsionista es el que despuntó con las actitudes del primer ministro Barak y del ministro de Exteriores, Ben Ami durante las frustradas negociaciones de Camp David II y de Taba, entre el verano del año 2.000 hasta el invierno del 2.001.

El gran problema en cualquier caso residiría en establecer los límites exactos para que un Israel postsionista no dejara de ser el estado nacional de los judíos.

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Comentaris

Re: ¿Que es el sionismo?
29 ago 2006
Vale el final: Israel desaparecerá y no habrá estado sionista. También tendran que pedir perdor y pagar la gran deuda que tienen con el pueblo palestino. La gran deuda que tienen con el Holocausto palestino.

Recuerdo que el sionismo es acusado con justicia de Terrorismo y crimenes de guerra y por tanto sus dirigentes deben ser tratados como tales.

Evidentemente el crimen organizado no puede ser justificado con la "historia del pueblo judío" que por otra parte no es el único pueblo que ha sufrido en el mundo...

Cuando los judios se normalicen y acaben con todo el fanatismo sionista entonces se reconocerá que la emigración forzada por todo el mundo también ha sido muy positiva y enriquecedora...

Y no mientas: antisionismo no es antisemitismo
Estic d'acord
29 ago 2006
Amb el relat històric de Joan B. Culla, però tota la història no pot negar que des de la mateixa creació d'Israel és un Estat d'apartheid i que ha donat suport a totes les dictadures del món.

Per cert malgrat aquest objectiu text, aquest senyor és un dels màxims defensors d'aquest apartheid...
Re: ¿Que es el sionismo?
30 ago 2006
i tampoc pot negar que des del primer congres sionista mundial al segle XIX ja es previa treure als arabs de les seves terres
Sindicato Sindicat