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Notícies :: guerra |
Los intereses de Washington en la guerra de Israel
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per yemeth |
17 ago 2006
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Traducción de un artÃculo publicado en el diario New Yorker (y ayer en Indymedia BCN en inglés), que da varias perspectivas acerca de la invasión del LÃbano, especialmente sobre qué intereses y objetivos podrÃan tener Israel y EEUU en estos últimos movimientos, asà como por qué el resultado de la guerra parece ser cada vez más "victoria para nadie". |
Traducción de un artÃculo publicado en el diario New Yorker (y ayer en Indymedia BCN en inglés), que da varias perspectivas acerca de la invasión del LÃbano, especialmente sobre qué intereses y objetivos podrÃan tener Israel y EEUU en estos últimos movimientos, asà como por qué el resultado de la guerra parece ser cada vez más "victoria para nadie". El artÃculo está escrito por Seymour M.Hersh, ganador en 1970 del premio Pulitzer por destapar las matanzas de My Lai en Vietnam, conocido también por informar acerca de las torturas de Abu Ghraib.
Observando el LÃbano
Los intereses de Washington en la guerra de Israel
por Seymour M. Hersh
traducción por decondicionamiento.org
En los dÃas posteriores a que Hezbollah cruzara del LÃbano a Israel, el 12 de julio, para secuestrar a dos soldados, que derivarÃa en un ataque israelà al LÃbano y una guerra total, la Administración Bush parecÃa extrañamente pasiva. "Es un momento de aclaración", dijo el Presidente George W.Bush en la reunión del G-8 en San Petersburgo el 16 de julio. "Ha quedado claro por qué no tenemos paz en el Medio Este". Describió la relación entre Hezbollah y quienes lo apoyan en Irán y Siria como una de las "raices de la inestabilidad", y en consecuencia afirmó que dependÃa de estos paÃses terminar la crisis. Dos dÃas después, a pesar de las peticiones de varios gobiernos para que los EEUU llevaran el liderazgo en las negociaciones para terminar los combates, la Secretaria de Estado Condolezza Rice fijo que un alto el fuego debÃa olvidarse para llevarse a cabo cuando "las condiciones fueran apropiadas".
Sin embargo, la Administración Bush estaba involucrada de cerca en la planificación de las represalias de Israel. El Presidente Bush y el Vice-Presidente Dick Cheney estaban convencidos, según me han explicado funcionarios diplomáticos y de inteligencia, de que una campaña exitosa de bombardeos de la Fuerza Aérea Isrealà contra los complejos en LÃbano enormememente fortificados de Hezbollah de mando y control, y de misiles bajo tierra, podrÃan aliviar las preocupaciones de seguridad de Israel y también servir como un preludio a un potencial ataque preventivo de EEUU para destruir las instalaciones nucleares de Irán, algunas de las cuales se encuentran también enterradas profundamente bajo la tierra.
Los expertos militares y de inteligencia israelÃes con los que hablé enfatizaron que los asuntos inmediatos sobre la seguridad de Israel eran suficiente razón para enfrentarse con Hezbollah, a pesar de lo que quisiera la Administración Bush. Shabtai Shavit, un consejero de seguridad nacional que dirigió el Mossad, el servicio de inteligencia hacia el extranjero de Israel, desde 1989 a 1996, me dijo, "Hacemos lo que pensamos que es mejor para nosotros, y si sucede que eso coincide con las necesidades de América, eso es parte de la relación entre dos amigos. Hezbollah está armado hasta los dientes y entrenado en la tecnologÃa de guerrillas más avanzada. Era sólo cuestión de tiempo. TenÃamos que solucionarlo."
Hezbollah es visto por los israelÃs como una profunda amenaza; una organización terrorista, operando en sus fronteras, con un arsenal militar que con ayuda de Irán y Siria se ha fortalecido desde que la ocupación israelà del sur del LÃbano terminó en el año 2000. El lÃder de Hezbollah, Sheikh Hassan Nasrallah, ha dicho que no cree que Israel sea un "estado legal". La inteligencia israelà estimó al principio de la guerra aérea que Hezbollah tenÃa aproximadamente quinientos cohetes Fajr-3 y Fajr-5 de medio alcance y algunas docenas de cohetes Zelzal de largo alcance; los Zelzal, con un alcance de unos doscientos kilómetros, podrÃan alcanzar Tel Aviv. (Un cohete alcanzó Haifa el dÃa después de los secuestros). También tiene más de doce mil cohetes de corto alcance. Desde que el conflicto comenzó, se han lanzado más de tres mil de estos sobre Israel.
Según un experto en Oriente Medio con conocimientos sobre la forma de pensamiento de ambos gobiernos israelà y estadounidense, Israel habÃa diseñado un plan para atacar a Hezbollah -y lo habÃa compartido con funcionarios de la Administración Bush- bastante antes de los secuestros del 12 de julio. "No es que los israelÃs tuvieran una trampa en la que Hezbollah haya caÃdo", dijo, "pero habÃa una fuerte opinión en la Casablanca de que tarde o temprano los israelÃs iban a hacerlo".
El experto en Oriente Medio afirmó que la Administración tenÃa varias razones para apoyar la campaña israelà de bombardeos. Dentro del Departamento de Estado, era visto como una forma de fortalecer el gobierno libanés de modo que pudiera reforzar su autoridad sobre el sur del paÃs, gran parte del cual es controlado por Hezbollah. Y siguió; "La Casablanca estaba más centrada en despojar a Hezbollah de sus misiles, porque, si hubiera una opción militar contra las instalaciones nucleares de Irán, tenÃa que librarse de las armas que Hezbollah pudiera usar en una represalia contra Israel. Bush querÃa ambas cosas. Bush iba tras Irán, como parte de su Eje del Mal, y de sus emplazamientos nucleares, y estaba interesado en ir tras Hezbollah como parte de su interés en la democratización, con LÃbano como una de las joyas de la corona de la democracia de Oriente Medio".
Los oficiales de la Administración niegan que conocieran el plan de Israel para la guerra aéres. La Casablanca no respondió a una lista detallada de preguntas. En respuesta a una solicitud por separado, un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional dijo, "Antes del ataque de Hezbollah a Israel, el gobierno israelà no dio a ningún funcionario en Washington razón alguna para creer que Israel estuviera planeando atacar. Incluso tras el ataque del 12 de julio, no supimos cuáles eran los planes de Israel". Un portavoz del Pentágono fijo, "El gobierno de los Estados Unidos continúa comprometido con una solución diplomática al problema del programa clandestino de armas nucleares de Irán" y negó la historia, como lo hizo un portavoz del Departamento de Estado.
Los Estados Unidos e Israel tienen servicios de inteligencia compartidos, y disfrutaron de una cooperación militar cercana durante décadas, pero a principios de esta primavera, según un antiguo funcionario de inteligencia, estrategas de alto nivel de las fuerzas aéreas norteamericanas -bajo presión desde la Casablanca para desarrollar un plan de guerra para un golpe decisivo contra las estructuras nucleares de Irán- empezaron a consultar con sus homólogos en la Fuerza Aérea IsraelÃ.
"La gran pregunta para nuestra Fuerza Aérea era cómo golpear una serie de objetivos difÃciles en Irán con éxito", afirmó en antiguo funcionario de inteligencia. "¿Quién es el aliuado más cercano de la Fuerza Aérea de EEUU en sus planes? No es el Congo, es Israel. Todo el mundo sabe que ingenieros iranÃes han estado aconsejando a Hezbollag en construcción túneles y emplazamiento subterráneo de armas. Asà que la Fuerza Aérea fue a los israelÃes con algunas nuevas tácticas y les dijo, 'concentrémonos en el bombardeo y compartamos lo que tenemos sobre Irán y lo que tenéis sobre el LÃbano' ". Las conversaciones alcanzaron a los Jefes Unidos del Estado Mayor y al Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, afirmó.
"Los israelÃs nos dijeron que serÃa una guerra barata con muchos beneficios", dijo un asesor del gobierno norteamericano con lazos cercanos a Israel. "¿Por qué oponerse? PodrÃamos cazar y bombardear misiles, túneles y bunkers desde el aire. SerÃa una demostración para Irán."
Un asesor del pentágono dijo que la Casablanca de Bush "ha estado haciendo campaña durante cierto tiempo para encontrar una razón para un ataque preventivo contra Hezbollah". Añadió, "era nuestra intención tener a Hezbollah reducido, y ahora tenemos a otro haciéndolo" (Cuando este artÃculo llegó a la prensa, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó una resolución de alto el fuego, aunque no está claro que cambie la situación en tierra).
Según Richard Armitage, quien sirvió como Subsecretario de Estado en la primera legislatura de Bush, y quien dijo en 2002 que Hezbollah "podrÃa ser el Equipo A de los terroristas", la campaña de Israel en el LÃbano, que se ha encontrado con dificultades inesperadas y extensas crÃticas, podrÃa al final servir como una advertencia a la Casablanca sobre Irán. "Si la fuerza militar más dominante de la región -las Fuerzas de Defensa de Israel- no pueden pacificar un paÃs como el LÃbano con una población de cuatro millones de habitantes, tendrÃas que pensar con cuidado sobre llevar esa lógica a Irán, que tiene profundidad estratégica y una población de setenta millones", dijo Armitage. "Lo único que de momento ha conseguido el bombardeo es unir a la población contra los israelÃes".
Varios funcionarios antiguos y en servicio involucrados en Oriente Medio me dijeron que Israel vio el secuestro de los soldados como el momento oportuno para empezar su ya planeada campaña militar contra Hezbollah. "Hezbollah, como un mecanismo de relojerÃa, estaba instigando algo pequeño cada mes o dos", dijo el asesor del gobierno norteamericano con vÃnculos con Israel. Dos semanas antes, a finales de junio, miembros del grupo palestino Hamas habÃan excavado túneles bajo la barrera que separa a Gaza de Israel y capturado a un soldado israelÃ. Hamas también habÃa lanzado una serie de cohetes a ciudades israelÃes cerca de la frontera con Gaza. En respuesta, Israel habÃa iniciado una extensa campaña de bombardeos y reocupado partes de Gaza.
El asesor del Pentágono llamó la atención sobre que habÃan habido también incidentes fronterizos entre Israel y Hezbollah, en ambas direcciones, durante algún tiempo. "Han estado jugando a disparar y esconderse el uno al otro", dijo. "Cualquier bando podrÃa haber cogido un incidente y dicho 'Tenemos que ir a la guerra con estos tipos', porque ya estaban en guerra".
David Siegel, el portavoz de la Embajada de Israel en Washington, dijo que la Fuerza Aérea israelà no habÃa estado buscando una razón para atacar a Hezbollah. "No planeamos la campaña. La decisión fue forzada sobre nosotros". HabÃan signos crecientes de que Hezbollah "estaba presionando para un ataque", dijo Siegel. "Hezbollah ataca cada dos o tres meses", pero el secuestro de los soldados subió la apuesta.
En entrevistas, varios académicos israelies, asà como periodistas y agentes de inteligencia y militares retirados todos coincidieron en una cosa: creÃan que la decisión de ir a la guerra con Hezbollah habÃa sido tomada por los lÃderes israelÃes y no por Washington. Las encuestas mostraban que un amplio sector de israelÃes apoyaban esta posibilidad. "Los neocons en Washington podÃan estar felices, pero Israel no necesitaba que lo empujaran, porque Israel ha estado queriendo librarse de Hezbollah", dijo Yossi Melman, un periodista del periódico Ha'aretz que ha escrito varios libros sobre la comunidad de inteligencia israelÃ. "Provocando a Israel, Hezbollah proporcionó esta oportunidad".
"Estabamos frente a un dilema", dijo un funcionario israelÃ. El Primer Ministro Ehud Olmert "tuvo que decidir si iba a una respuesta local, que es lo que siempre hacemos, o a una respuesta extensa; hacerse cargo realmente de la cuestión de Hezbollah por completo". Olmert tomó su decisión, dijo el funcionario, sólo después de que fallaran una serie de intentos de rescate israelÃes.
Sin embargo, el asesor estadounidense con lazos cercanos con Israel me dijo que, desde la perspectiva de Israel, la decisión para llevar a cabo una acción fuerte se habÃa vuelto inevitable semanas antes, después de que el servicio de inteligencia de comunicaciones del ejército israelÃ, conocido como Unidad 8200, interceptase comunicaciones belicosas a finales de esta primavera y a principios de verano, que involucraban a Hamas, Hezbollah, y a Khaled Meshal, el lÃder de Hamas que ahora vive en Damasco.
Una intercepción fue sobre una reunión a finales de mayo del liderazgo polÃtico y militar de Hamas, con Meshal participando a través del teléfono. "Hamas creyó que la llamada de Damasco estaba codificada, pero Israel habÃa roto el código", afirmó el asesor. Durante casi un año antes de su victoria en las elecciones palestinas de enero, Hamas habÃa reducido su actividad terorista. En la conversación interceptada a finales de mayo, me dijo el asesor, el liderazgo de Hamas dijo que "no obtenÃan beneficios de ello, y estaban perdiendo el aprecio de la población palestina". La conclusión, dijo, fue " 'regresemos al sistema anterior e intentamos arrancarle concesiones al gobierno israelÃ' ". El asesor me contó que EEUU e Israel estaban de acuerdo en que si los lÃderes de Hamas lo hacÃan y si Nasrallah les apoyaba, habrÃa "una respuesta a gran escala." En las semanas siguientes, cuando Hamas empezó a cavar el túnel hacia Israel, el asesor dijo, la Unidad 8200 "interceptaron señales involucrando a Hamas, Siria y Hezbollah, diciendo, en esencia, que querÃan que Hezbollah 'calentase' el norte." En uno de los mensajes interceptados, dijo el asesor, Nasrallah se refirió a Olmert y al Ministro de Defensa Amir Peretz como "aparentemente débiles" en comparación con los anteriores primeros ministros Ariel Sharon y Ehud Barak, quienes tenÃan una extensa experiencia militar, y dijo que "pensó que Israel responderÃa en pequeña escala, de forma local, como lo habÃa hecho en el pasado."
A principios de verano, antes de los secuestros de Hezbollah, el asesor del gobierno de EEUU dijo que varios funcionarios israelÃes habÃan visitado por separado EEUU, "para tener luz verde para el bombardeo y para averiguar cuanto podrÃa aguantar EEUU". El asesor añadió, "Israel empezó con Cheney. QuerÃan estar seguros de que tenÃan su apoyo y el de su ministerio, y del despacho de Medio Oriente del Consejo de Seguridad Nacional". Después de eso, "persuadir a Bush nunca fue un problema, y Condi Rice estaba a bordo", dijo el asesor.
El plan inicial, tal y como estaba planeado por los israelÃes, era una campaña fuerte de bombardeos en respuesta a la siguiente provocación de Hezbollah, según el experto en Oriente Medio con conocimientos sobre el pensamiento de EEUU e Israel. Israel creÃa que, atacando la infraestructura del LÃbano, incluyendo autopistas, depósitos de combustible e incluso las pistas de aterrizaje civiles en el aeropuerto principal de Beirut, podrÃa persuadir a la extensa población cristiana y sunnà del LÃbano para que se volviera contra Hezbollah, según el antiguo funcionario de inteligencia. El aeropuerto, autopistas y puentes, entre otras cosas, han sido golpeados en la campaña de bombardeos. La Fuerza Aérea de Israel ha volado unas nueve mil misiones hasta la semana pasada. (David Siegel, el portavoz israelÃ, dijo que Israelà sólo habÃa atacado lugares conectados a Hezbollah, y que el bombardeo de puentes y caminos tenÃa el objetivo de evitar el transporte de armas).
El plan israelÃ, según el anterior funcionario experto en inteligencia, era "la imagen reflejada de lo que EEUU ha estado planeando para Irán". (Las propuestas iniciales de la fuera aérea de EEUU para una taque aéreo para destruir la capacidad de Irán, han sido resistidas por los lÃderes del Ejército de Tierra, la Armada y los Marines, según funcionarios actualmente en servicio y retirados. Argumetnan que el plan de la Fuerza Aérea no funcionará y que llevará inevitablemente, como la guerra israelà con Hezbollah, a la inserción de tropas terrestres).
Uzi Arad, quien trabajó para el Mossad durante más de dos décadas, me dijo que hasta donde sabÃa los contactos entre los gobiernos de Israel e EEUU eran rutina, y que, "en todos mis encuentros y conversaciones con funcionarios gubernamentales, nunca oà ni una sóla vez a nadie referirse a una coordinación previa con los EEUU". Estaba preocupado por una cuestión, la rapidez con la que el gobierno de Olmert fue a la guerra. "Nunca en mi vida he visto una decisión para ir a la guerra tomada con tanta velocidad", dijo. "Habitualmente hacemos largos análisis".
El planificador militar clave fue el Teniente General Dan Halutz, el jefe del estado mayor del I.D.F, quien durante su carrera en la Fuerza Aérea israelà trabajó en planificación de contingencias para una posible guerra aérea con Irán. Olmert, un antiguo alcande de Jerusalén, y Peretz, un antiguo lÃder laborista, no podrÃan rivalizar con su experiencia y su habilidad.
En las discusiones tempranas con funcionarios americanos, se me dijo por el experto en Oriente Medio y el consultor del gobierno, que los israelÃes apuntaron repetidamente a la guerra en Kosovo como un ejemplo de lo que Israel intentarÃa conseguir. Las fuerzas de la OTAN comandadas por el General de EEUU Wesley Clark bombardeadon metódicamente y lo hicieron no sólo con objetivos militares sino túneles, puentes y caminos, en Kosovo y en el resto de Serbia, durante setenta y ocho dÃas, antes de forzar a que las tropas serbias se rindieran desde Kosovo. "Israel estudió la guerra de Kosovo como su modelo", dijo que consultor gubernamental. "Los israelÃes le dijeron a Condi Rice, 'Lo hicisteis en setenta dÃas, pero nosotros necesitamos la mitad de eso, treinta y cinco dÃas' ".
Por supuesto, hay enormes diferencias entre el LÃbano y Kosovo. Clark, quien se retiró del ejército en el 2000 e intentó presentarse sin éxito a la presidencia por los demócratas en 2004, se opuso a la analogÃa: "Si fuera cierto que la campaña israelà está basada en el enfoque americano a Kosovo, entonces no ha captado la idea. La nuestra era utilizar la fuerza para obtener un objetivo diplomático; no consistÃa en matar gente". Clark destacó en un libro de 2001, "Haciendo la Guerra Moderna", que era la amenaza de una posible invasión terrestre asà como el bombardeo lo que forzó a los serbios a terminar la guerra. Me dijo, "en mi experiencia, las campañas aéreas tienen que estar respaldadas al final por la voluntad y la capacidad de acabar el trabajo en tierra".
Kosovo ha sido citado públicamente por periodistas y funcionarios israelÃes desde que empezó la guerra. El 6 de agosto el Primer Ministro Olmert, respondiendo a la condena europea de la muerte de civiles libaneses, dijo, "¿De dónde sacan el derecho a predicar a Israel? Los paÃses europeos atacaron Kosovo y mataron a diez mil civiles. ¡Diez mil! Y ninguno de estos paÃses tuvieron que sufrir antes de ello por ningún cohete. No estoy diciendo que estuviera equivocado el intervenir en Kosovo. Pero por favor: no prediquen sobre el tratamiento de civiles." (Human Rights Watch estimó que el número de civiles muertos en los bombardeos de la OTAN fue de quinientos; la cifra sólo fue situada entre quinientos y doce mil por el gobierno yugoslavo).
La oficina de Cheney apoyaba el plan israelÃ, tal como lo hacÃa Elliott Abrams, un subdirector consejero de seguridad nacional, según varios funcionarios en activo y retirados. (Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional negó que Abrams lo hubiera hecho). CreÃan que Israel debÃa moverse rápido en su guerra aérea contra Hezbollah. Un antiguo funcionario de inteligencia dijo, "Le dijimos a Israel, 'mirad, si teneis que ir estamos con vosotros . Pero pensamos que debe ser más temprano que tarde, cuanto más espereis, menos tiempo tenemos para evaluar un plan para Irán antes de que Bush deje de ser presidente.' "
El argumento de Cheney, dijo el antiguo experimentado funcionario de inteligencia, fue "¿Y si los israelÃes ejecutan su parte de esto primero, y tiene realmente éxito? Eso serÃa genial. Podemos aprender qué hacer en Irán viendo lo que los israelÃes hacen en el LÃbano."
El asesor del Pentágono me dijo que la información de inteligencia sobre Hezbollah e Irán está siendo mal manejada por la Casablanca de la misma forma en que se hizo cuando en 2002 y a principios de 2003 la Administración estaba argumentando que Iraq tenÃa armas de destrucción masiva. "La gran queja ahora en la comunidad de los servicios de inteligencia, es que todo lo importante se está enviando directamente hacia arriba -debido a la insistencia de la Casablanca- y no se está analizando en absoluto, o casi nunca", dijo. "Es una polÃtica horrible y viola todas las construcciones de la N.S.A., y si te quejas estás fuera", dijo. "Cheney tuvo una responsabilidad fuerte en esto".
El objetivo a largo plazo de la Administración era ayudar a formar una coalición Ã?rabe SunnÃ, incluyendo paÃses como Arabia SaudÃ, Jordania y Egipto, que se unieran a EEUU y a Europa para presionar a los mullahs gobernantes chiÃtas de Irán. "Pero la idea que habÃa tras este plan era que Israel derrotarÃa a Hezbollah, no que perderÃa", afirmó el consultor con enlaces cercanos con Israel. Algunos funcionarios en el departamento de Cheney y en el Consejo de Seguridad Nacional se habÃan convencido, basandose en charlas privadas, de que estas naciones moderarÃan su crÃtica pública a Israel y culparÃan a Hezbollah por crear la crisis que llevó a la guerra. Aunque pasó asà al principio, cambiaron su posición al alzarse protestas públicas en sus paÃses sobre los bombardeos israelÃes. Entonces la Casablanca quedó claramente decepcionada, cuando a finales del pasado mes de julio el prÃncipe saudà al-Faisal, ministro de exteriores, viajó a Washington y en una reunión con Bush, pidió al Presidente a que interviniera inmediatamente para acabar la guerra. El Washington Post informó de que Washington habÃa tenido la esperanza de alistar estados árabes moderados "en un esfuerzo para presionar a Siria e Irán para controlar a Hezbollah, pero el movimiento SaudÃ... pareció enturbiar esta iniciativa."
La sosprendente fuerza de la resistencia de Hezbollah, y su capacidad para lanzar contÃnuos cohetes sobre el norte de Israel a pesar de los constantes bombardeos israelÃes, me dijo el experto en Oriente Medio, "es un atraso masivo para aquellos que quieren usar la fuerza en Irán. Y aquellos que argumentan que los bombardeos crearán una disensión interna y una revuelta en Irán también pierden posiciones".
A pesar de ello, algunos funcionarios en el Estado Mayor Conjunto de EEUU continúan profundamente preocupados de que la Administración juzgue de forma mucho más positivo de lo que deberÃan la campaña aérea israelÃ, afirmó el oficial experto retirado de inteligencia. "No hay manera de que Rumsfeld y Cheney vayan a sacar la conclusión correcta sobre esto", dijo. "Cuando el humo se disipe, dirán que fue un éxito, y obtendrán consolidación para sus planes de atacar Irán".
En la Casablanca, especialmente en la oficina de la vicepresidencia, muchos funcionarios creen que la campaña militar contra Hezbollah está funcionando y deberÃa llevarse adelante. Al mismo tiempo, afirmó el asesor del gobierno, algunos polÃticos en la Administración han concluÃdo que el coste de los bombardeos para la sociedad libanesa es muy alto. "Están diciendo a Israel que es hora de reducir los ataques sobre las infraestructuras".
Hay divisiones similares emergiendo en Israel. El portavoz israelÃ, David Siegel, dijo que el liderazgo de su paÃs creÃa a principios de agosto que la guerra aérea habÃa tenido éxito, y que habÃa destruÃdo más del setenta por ciento de la capacidad de lanzamiento de misiles de medio y largo alcance de Hezbollah. "El problema son los misiles de corto alcance, sin lanzaderas, que pueden dispararse desde áreas civiles y casas", me dijo Siegel. "La única forma de resolver esto es con operaciones en tierra, que es por lo que Israel estarÃa forzada a expandir sus operaciones de tierra si las rondas diplomáticas no funcionan". La pasada semana, sin embargo, resultaba evidente que el gobierno israelà estaba preocupado por la marcha de la guerra. En un movimiento inusual, el diputado de Halutz, Comandante General Moshe Kaplinsky, fue puesto al cargo de la operación, sustituyendo al Comandante General Udi Adam. La preocupación en Israel es que Nasrrallah podrÃa intensificar la crisis disparando misiles a Tel Aviv. "Hay un gran debate sobre cuanto daño deberÃa infligir Israel para prevenirlo", dijo el asesor. "Si Nasrallah golpea Tel Aviv, ¿que deberÃa hacer Israel? Su objetivo es impedir más ataques diciéndole a Nasrallah que destruirá su paÃs si no para, y recordar al mundo árabe que Israel puede enviarlo veinte años atrás. Ya no estamos jugando con las mismas reglas."
Un funcionario de inteligencia europeo me dijo, "Los israelÃes han sido cazados en una trampa psicológica. En los años pasados, tenÃan la creencia de que podÃan resolver sus problemas con la fuerza. Pero ahora, con el martirio islámico, las cosas han cambiado, y necesitan respuestas distintas. ¿Cómo asusta a gente que ama el martirio?". El problema al intentar eliminar a Hezbollah, dijo el funcionario de inteligencia, son los enlaces del grupo con la población chià al sur del LÃbano, en el Valle de Bekaa, y en los suburbios al sur de Beirut, donde opera escuelas, hospitales, una estación de radio, y varias instituciones de caridad.
Un planificador militar de alto nivel norteamericano me dijo, "Tenemos una gran vulnerabilidad en la región, y hemos hablado de algunos de los efectos de una taque iranà o de Hezbollah sobre el régimen saudi y sobre la infraestructura petrolÃfera". Hay una preocupación especial en el Pentágono, añadió, sobre las naciones productoras de petróleo al norte del Estrecho de Ormuz. "Tenemos que anticipar las consecuencias no planeadas", me dijo. "¿Seremos capaces de absorber un barril de petróleo a cien dólares? Esta esta forma de pensar casi cómica de que lo puedes hacer todo desde el aire, incluso cuando combates a un enemigo irregular con capacidad de atrincherarse. No vas a tener éxito a no ser que tengas presencia en tierra, pero los lÃderes polÃticos nunca consideran el peor de los casos. Estos tipos sólo quieren oir hablar del mejor de los casos."
Hay pruebas de que los iranÃes estaban esperando la guerra contra Hezbollah. Vali Nasr, un experto en musulmanes chiÃtas e Irán, que es socio del Consejo de Relaciones Externas y da clases en la Escuela Naval de Postgraduado en Monterey, California, dijo, "Cada movimiento negativo americano contra Hezbollah era visto por Irán como parte de una campaña más amplia contra ellos. E irán, empezó a prepararse para el enfrentamiento suministrando armas sofisticadas a Hezbollah -misiles antit-anque y anti-barcos- y entrenando a sus combatientes para usarlos. Y ahora Hezbollah está probando las nuevas armas de Irán. Irán ve que la Administración Bush está intentando marginar su papel regional, asà que fomentó los problemas."
Nasr, un americano-iranà que recientemente publicó un estudio sobre la división SunnÃ-ChiÃta titulada "El Renacimiento ChiÃ", también dijo que le liderazgo iranà cree que el objetivo polÃtico definitivo de Washington es hacer que alguna fuerza internacional actúe como amortiguador -para separar fÃsicamente Siria y LÃbano en un esfuerzo para desarmar a Hezbollah, cuya principal ruta de suministros pasa a través de Siria. "La acción militar no puede traer el objetivo polÃtico deseado", dijo Nasr. La popularidad del presidente iranÃ, Mahmoud Ahmadinejad, un crÃtico virulento de Israel, es máxima en su propio paÃs. Si EEUU atacaran las instalaciones nucleares de Irán, dijo Nasr, "podrÃas acabar convirtiendo a Ahmadinejad en otro Nasrallah, la estrella del rock de la calle árabe".
Donald Rumsfeld, que es uno de los funcionarios más francos al hablar y poderosos de la Administración Bush, ha dicho muy poco públicamente sobre la crisis en LÃbano. Su relativo silencio, comparado con su visible agresividad en la preparación de la guerra de Iraq, ha provocado un debate en Washington sobre su posición en este asunto.
Algunos funcionarios en activo y retirados de inteligencia entrevistados para este artÃculo creen que Rumsfeld está en desacuerdo con Bush y Cheney sobre el papel de EEUU en la guerra entre Israel y Hezbollah. El asesor del gobierno de EEUU con enlaces cercanos a Israel dijo que "habÃa una sensación de que Rumsfeld no tenÃa entusiasmo en la guerra israelÃ". Añadió, "el poder aéreo y el uso de unas pocas Fuerzas Especiales habÃa funcionado en Afganistán, e intentó hacerlo de nuevo en Iraq. Fue la misma idea, pero no funcionó. Pensó que Hezbollah estaba demasiado atrincherado y que erl plan de ataque israelà no funcionarÃa, y la última cosa que querÃa era otra guerra que pusiera a las fuerzas americanas en Iraq bajo un riesgo mayor".
Un diplomático occidental dijo que entendÃa que Rumsfeld no conociera todos los detalles del plan de guerra. "Está enfadado y preocupado por sus tropas" en Iraq, dijo el diplomático. Rumsfeld sirvió en la Casablanca durante el último año de la guerra de Vietnam, de la que las tropas americanas se retiraron en 1975, "y no querÃa ver algo como esto teniendo un impacto en Iraq". La preocupación de Rumsfeld, añadió el diplomático, fue que la expansión de la guerra en Irán podrÃa poner a las tropas americanas en Iraq en un riesgo mayor de ataques por las milicias chiÃes pro-iranÃes.
En una vista del Comité de Servicios Armados del Senado el 3 de agosto, Rumsfeld fue menos que entusiasta sobre las implicaciones de la guerra para las tropas americanas en Iraq. Preguntado sobre si la Administración era consciente del impacto de la guerra en Iraq, declaró que en sus reuniones con Bush y Condolezza Rice, "hay una sensibilidad hacia el deseo de no poner en un riesgo mayor nuestras fuerzas e intereses como resultado de lo que está teniendo lugar entre Israel y Hezbollah... hay una variedad de riesgos a los que nos enfrentamos en la región, y es una situación difÃcil y delicada".
Sin embargo, el asesor del Pentágono descartó la idea de una división en la cúpula de la Administración, y dijo simplemente, "Rummy está en el equipo. Le encantarÃa ver degradado a Hezbollah, pero también es una voz a favor de menos bombardeos y más operaciones innovadoras de tierra israelÃes". El funcionario retirado de inteligencia habló de forma similar de un Rumsfeld que estarÃa "encantado de que Israel se adelantara a nuestras iniciativas".
También hay preguntas sobre el status de Condolezza Rice. La información muestra que su apoyo inicial a la guerra aérea israelà contra Hezbollah ha sido suavizada por el disgusto ante los efectos de los ataques en LÃbano. El asesor del Pentágono dijo que a principios de agosto empezó a "agitar" en privado dentro de la Administración para tener el permiso de empezar contactos diplomáticos con Siria -de momento sin mucho éxito-. La semana pasada, el Times informó de que Rice habÃa dirigido a un funcionario de la Embajada en Damasco para encontrarse con el ministro sirio de asuntos exteriores, aunque la reunión aparentemente no dio resultados. El Times también informó de que Rice se veÃa a sà misma como "intentando no ser sólo una pacificadora fuera sino como mediadora entre partes en liza" dentro de la Administración. El artÃculo apuntó a una división entre diplomáticos de carrera en el Departamento de Estado y "conservadores en el gobierno", incluyendo a Cheney y Abrams, "quienes estaban presionando para un apoyo más fuerte de EEUU a Israel".
El diplomático occidental me contó que su embajada cree que Abrams a emergido como un polÃtico clave en Irán, y en la crisis actual entre Hezbollah e Israel, y que el papel de Rice ha sido relativamente menguado. Rice no querÃa hacer su reciente viaje a Oriente Medio, dijo el diplomático. "Sólo querÃa ir si pensaba que hubiera una oportunidad real para un alto el fuego".
El mayor apoyo en Europa par aBush sigue siendo el Primer Ministro británico Tony Blair, pero muchos dentro del propio Foreign Office de Blair, como afirmó un antiguo diplomico, creen que "se ha quedado sólo en esto", especialmente al aceptar la negativa de Bush para buscar un alto el fuego total e inmediato entre Israel y Hezbollah. "Blair está sólo aquÃ", dijo el diplomático retirado, "Sabe que ha perdido sus apoyos y que va de camino a la calle, pero sigue tragando", la polÃtica de Bush. "Se bebe la Cocacola de la Casablanca como cualquier otro en Washington". La crisis empezará realmente a finales de agosto, añadió el diplomático, "cuando los iranÃes" -bajo una fecha lÃmite de las Naciones Unidas para acabar con el enriquecimiento de uranio-, "digan que no".
Incluso aquellos que siguen apoyando la guerra israelà contra Hezbollah están de acuerdo en que está fallando a la hora de obtener uno de sus objetivos principales; reunir a los libaneses contra Hezbollah. "El bombardeo estratégico ha sido un concepto militar fallido durante noventa años, y aun asà las fuerzas aéreas de todo el mundo siguen haciéndolo", me dijo John Arquilla, analista de defensa en la Escuela Naval de Postgraduado. Arquilla ha hecho campaña durante más de una década, con creciente éxito, para cambiar la forma en la que EEUU lucha contra el terrorismo. "La forma de hacer la guerra no es masa contra masa", dijo. "Tienes que cazar como una red para derrotar a una red. Israel se centró en bombardear a Hezbollah, y cuando eso no funcionó, se hizo más agresiva en tierra. La definición de la locura es seguir haciendo lo mismo y esperar un resultado distinto."
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Comentaris
Los intereses de Washington en la guerra de Israel (Seymour M. Hersh)
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per (d) |
16 ago 2006
Modificat: 08:54:20 |
WATCHING LEBANON
Washington’s interests in Israel’s war.
by SEYMOUR M. HERSH
Issue of 2006-08-21
Posted 2006-08-14
In the days after Hezbollah crossed from Lebanon into Israel, on July 12th, to kidnap two soldiers, triggering an Israeli air attack on Lebanon and a full-scale war, the Bush Administration seemed strangely passive. “It’s a moment of clarification,� President George W. Bush said at the G-8 summit, in St. Petersburg, on July 16th. “It’s now become clear why we don’t have peace in the Middle East.� He described the relationship between Hezbollah and its supporters in Iran and Syria as one of the “root causes of instability,� and subsequently said that it was up to those countries to end the crisis. Two days later, despite calls from several governments for the United States to take the lead in negotiations to end the fighting, Secretary of State Condoleezza Rice said that a ceasefire should be put off until “the conditions are conducive.�
The Bush Administration, however, was closely involved in the planning of Israel’s retaliatory attacks. President Bush and Vice-President Dick Cheney were convinced, current and former intelligence and diplomatic officials told me, that a successful Israeli Air Force bombing campaign against Hezbollah’s heavily fortified underground-missile and command-and-control complexes in Lebanon could ease Israel’s security concerns and also serve as a prelude to a potential American preëmptive attack to destroy Iran’s nuclear installations, some of which are also buried deep underground.
Israeli military and intelligence experts I spoke to emphasized that the country’s immediate security issues were reason enough to confront Hezbollah, regardless of what the Bush Administration wanted. Shabtai Shavit, a national-security adviser to the Knesset who headed the Mossad, Israel’s foreign-intelligence service, from 1989 to 1996, told me, “We do what we think is best for us, and if it happens to meet America’s requirements, that’s just part of a relationship between two friends. Hezbollah is armed to the teeth and trained in the most advanced technology of guerrilla warfare. It was just a matter of time. We had to address it.�
Hezbollah is seen by Israelis as a profound threat—a terrorist organization, operating on their border, with a military arsenal that, with help from Iran and Syria, has grown stronger since the Israeli occupation of southern Lebanon ended, in 2000. Hezbollah’s leader, Sheikh Hassan Nasrallah, has said he does not believe that Israel is a “legal state.� Israeli intelligence estimated at the outset of the air war that Hezbollah had roughly five hundred medium-range Fajr-3 and Fajr-5 rockets and a few dozen long-range Zelzal rockets; the Zelzals, with a range of about two hundred kilometres, could reach Tel Aviv. (One rocket hit Haifa the day after the kidnappings.) It also has more than twelve thousand shorter-range rockets. Since the conflict began, more than three thousand of these have been fired at Israel.
According to a Middle East expert with knowledge of the current thinking of both the Israeli and the U.S. governments, Israel had devised a plan for attacking Hezbollah—and shared it with Bush Administration officials—well before the July 12th kidnappings. “It’s not that the Israelis had a trap that Hezbollah walked into,� he said, “but there was a strong feeling in the White House that sooner or later the Israelis were going to do it.�
The Middle East expert said that the Administration had several reasons for supporting the Israeli bombing campaign. Within the State Department, it was seen as a way to strengthen the Lebanese government so that it could assert its authority over the south of the country, much of which is controlled by Hezbollah. He went on, “The White House was more focussed on stripping Hezbollah of its missiles, because, if there was to be a military option against Iran’s nuclear facilities, it had to get rid of the weapons that Hezbollah could use in a potential retaliation at Israel. Bush wanted both. Bush was going after Iran, as part of the Axis of Evil, and its nuclear sites, and he was interested in going after Hezbollah as part of his interest in democratization, with Lebanon as one of the crown jewels of Middle East democracy.�
Administration officials denied that they knew of Israel’s plan for the air war. The White House did not respond to a detailed list of questions. In response to a separate request, a National Security Council spokesman said, “Prior to Hezbollah’s attack on Israel, the Israeli government gave no official in Washington any reason to believe that Israel was planning to attack. Even after the July 12th attack, we did not know what the Israeli plans were.� A Pentagon spokesman said, “The United States government remains committed to a diplomatic solution to the problem of Iran’s clandestine nuclear weapons program,� and denied the story, as did a State Department spokesman.
The United States and Israel have shared intelligence and enjoyed close military coöperation for decades, but early this spring, according to a former senior intelligence official, high-level planners from the U.S. Air Force—under pressure from the White House to develop a war plan for a decisive strike against Iran’s nuclear facilities—began consulting with their counterparts in the Israeli Air Force.
“The big question for our Air Force was how to hit a series of hard targets in Iran successfully,� the former senior intelligence official said. “Who is the closest ally of the U.S. Air Force in its planning? It’s not Congo—it’s Israel. Everybody knows that Iranian engineers have been advising Hezbollah on tunnels and underground gun emplacements. And so the Air Force went to the Israelis with some new tactics and said to them, ‘Let’s concentrate on the bombing and share what we have on Iran and what you have on Lebanon.’ � The discussions reached the Joint Chiefs of Staff and Secretary of Defense Donald Rumsfeld, he said.
“The Israelis told us it would be a cheap war with many benefits,� a U.S. government consultant with close ties to Israel said. “Why oppose it? We’ll be able to hunt down and bomb missiles, tunnels, and bunkers from the air. It would be a demo for Iran.�
A Pentagon consultant said that the Bush White House “has been agitating for some time to find a reason for a preëmptive blow against Hezbollah.� He added, “It was our intent to have Hezbollah diminished, and now we have someone else doing it.� (As this article went to press, the United Nations Security Council passed a ceasefire resolution, although it was unclear if it would change the situation on the ground.)
According to Richard Armitage, who served as Deputy Secretary of State in Bush’s first term—and who, in 2002, said that Hezbollah “may be the A team of terrorists�—Israel’s campaign in Lebanon, which has faced unexpected difficulties and widespread criticism, may, in the end, serve as a warning to the White House about Iran. “If the most dominant military force in the region—the Israel Defense Forces—can’t pacify a country like Lebanon, with a population of four million, you should think carefully about taking that template to Iran, with strategic depth and a population of seventy million,� Armitage said. “The only thing that the bombing has achieved so far is to unite the population against the Israelis.�
Several current and former officials involved in the Middle East told me that Israel viewed the soldiers’ kidnapping as the opportune moment to begin its planned military campaign against Hezbollah. “Hezbollah, like clockwork, was instigating something small every month or two,� the U.S. government consultant with ties to Israel said. Two weeks earlier, in late June, members of Hamas, the Palestinian group, had tunnelled under the barrier separating southern Gaza from Israel and captured an Israeli soldier. Hamas also had lobbed a series of rockets at Israeli towns near the border with Gaza. In response, Israel had initiated an extensive bombing campaign and reoccupied parts of Gaza.
The Pentagon consultant noted that there had also been cross-border incidents involving Israel and Hezbollah, in both directions, for some time. “They’ve been sniping at each other,� he said. “Either side could have pointed to some incident and said ‘We have to go to war with these guys’—because they were already at war.�
David Siegel, the spokesman at the Israeli Embassy in Washington, said that the Israeli Air Force had not been seeking a reason to attack Hezbollah. “We did not plan the campaign. That decision was forced on us.� There were ongoing alerts that Hezbollah “was pressing to go on the attack,� Siegel said. “Hezbollah attacks every two or three months,� but the kidnapping of the soldiers raised the stakes.
In interviews, several Israeli academics, journalists, and retired military and intelligence officers all made one point: they believed that the Israeli leadership, and not Washington, had decided that it would go to war with Hezbollah. Opinion polls showed that a broad spectrum of Israelis supported that choice. “The neocons in Washington may be happy, but Israel did not need to be pushed, because Israel has been wanting to get rid of Hezbollah,� Yossi Melman, a journalist for the newspaper Ha’aretz, who has written several books about the Israeli intelligence community, said. “By provoking Israel, Hezbollah provided that opportunity.�
“We were facing a dilemma,� an Israeli official said. Prime Minister Ehud Olmert “had to decide whether to go for a local response, which we always do, or for a comprehensive response—to really take on Hezbollah once and for all.� Olmert made his decision, the official said, only after a series of Israeli rescue efforts failed.
The U.S. government consultant with close ties to Israel told me, however, that, from Israel’s perspective, the decision to take strong action had become inevitable weeks earlier, after the Israeli Army’s signals intelligence group, known as Unit 8200, picked up bellicose intercepts in late spring and early summer, involving Hamas, Hezbollah, and Khaled Meshal, the Hamas leader now living in Damascus.
One intercept was of a meeting in late May of the Hamas political and military leadership, with Meshal participating by telephone. “Hamas believed the call from Damascus was scrambled, but Israel had broken the code,� the consultant said. For almost a year before its victory in the Palestinian elections in January, Hamas had curtailed its terrorist activities. In the late May intercepted conversation, the consultant told me, the Hamas leadership said that “they got no benefit from it, and were losing standing among the Palestinian population.� The conclusion, he said, was “ ‘Let’s go back into the terror business and then try and wrestle concessions from the Israeli government.’ � The consultant told me that the U.S. and Israel agreed that if the Hamas leadership did so, and if Nasrallah backed them up, there should be “a full-scale response.� In the next several weeks, when Hamas began digging the tunnel into Israel, the consultant said, Unit 8200 “picked up signals intelligence involving Hamas, Syria, and Hezbollah, saying, in essence, that they wanted Hezbollah to ‘warm up’ the north.� In one intercept, the consultant said, Nasrallah referred to Olmert and Defense Minister Amir Peretz “as seeming to be weak,� in comparison with the former Prime Ministers Ariel Sharon and Ehud Barak, who had extensive military experience, and said “he thought Israel would respond in a small-scale, local way, as they had in the past.�
Earlier this summer, before the Hezbollah kidnappings, the U.S. government consultant said, several Israeli officials visited Washington, separately, “to get a green light for the bombing operation and to find out how much the United States would bear.� The consultant added, “Israel began with Cheney. It wanted to be sure that it had his support and the support of his office and the Middle East desk of the National Security Council.� After that, “persuading Bush was never a problem, and Condi Rice was on board,� the consultant said.
The initial plan, as outlined by the Israelis, called for a major bombing campaign in response to the next Hezbollah provocation, according to the Middle East expert with knowledge of U.S. and Israeli thinking. Israel believed that, by targeting Lebanon’s infrastructure, including highways, fuel depots, and even the civilian runways at the main Beirut airport, it could persuade Lebanon’s large Christian and Sunni populations to turn against Hezbollah, according to the former senior intelligence official. The airport, highways, and bridges, among other things, have been hit in the bombing campaign. The Israeli Air Force had flown almost nine thousand missions as of last week. (David Siegel, the Israeli spokesman, said that Israel had targeted only sites connected to Hezbollah; the bombing of bridges and roads was meant to prevent the transport of weapons.)
The Israeli plan, according to the former senior intelligence official, was “the mirror image of what the United States has been planning for Iran.� (The initial U.S. Air Force proposals for an air attack to destroy Iran’s nuclear capacity, which included the option of intense bombing of civilian infrastructure targets inside Iran, have been resisted by the top leadership of the Army, the Navy, and the Marine Corps, according to current and former officials. They argue that the Air Force plan will not work and will inevitably lead, as in the Israeli war with Hezbollah, to the insertion of troops on the ground.)
Uzi Arad, who served for more than two decades in the Mossad, told me that to the best of his knowledge the contacts between the Israeli and U.S. governments were routine, and that, “in all my meetings and conversations with government officials, never once did I hear anyone refer to prior coördination with the United States.� He was troubled by one issue—the speed with which the Olmert government went to war. “For the life of me, I’ve never seen a decision to go to war taken so speedily,� he said. “We usually go through long analyses.�
The key military planner was Lieutenant General Dan Halutz, the I.D.F. chief of staff, who, during a career in the Israeli Air Force, worked on contingency planning for an air war with Iran. Olmert, a former mayor of Jerusalem, and Peretz, a former labor leader, could not match his experience and expertise.
In the early discussions with American officials, I was told by the Middle East expert and the government consultant, the Israelis repeatedly pointed to the war in Kosovo as an example of what Israel would try to achieve. The NATO forces commanded by U.S. Army General Wesley Clark methodically bombed and strafed not only military targets but tunnels, bridges, and roads, in Kosovo and elsewhere in Serbia, for seventy-eight days before forcing Serbian forces to withdraw from Kosovo. “Israel studied the Kosovo war as its role model,� the government consultant said. “The Israelis told Condi Rice, ‘You did it in about seventy days, but we need half of that—thirty-five days.’ �
There are, of course, vast differences between Lebanon and Kosovo. Clark, who retired from the military in 2000 and unsuccessfully ran as a Democrat for the Presidency in 2004, took issue with the analogy: “If it’s true that the Israeli campaign is based on the American approach in Kosovo, then it missed the point. Ours was to use force to obtain a diplomatic objective—it was not about killing people.� Clark noted in a 2001 book, “Waging Modern War,� that it was the threat of a possible ground invasion as well as the bombing that forced the Serbs to end the war. He told me, “In my experience, air campaigns have to be backed, ultimately, by the will and capability to finish the job on the ground.�
Kosovo has been cited publicly by Israeli officials and journalists since the war began. On August 6th, Prime Minister Olmert, responding to European condemnation of the deaths of Lebanese civilians, said, “Where do they get the right to preach to Israel? European countries attacked Kosovo and killed ten thousand civilians. Ten thousand! And none of these countries had to suffer before that from a single rocket. I’m not saying it was wrong to intervene in Kosovo. But please: don’t preach to us about the treatment of civilians.� (Human Rights Watch estimated the number of civilians killed in the NATO bombing to be five hundred; the Yugoslav government put the number between twelve hundred and five thousand.)
Cheney’s office supported the Israeli plan, as did Elliott Abrams, a deputy national-security adviser, according to several former and current officials. (A spokesman for the N.S.C. denied that Abrams had done so.) They believed that Israel should move quickly in its air war against Hezbollah. A former intelligence officer said, “We told Israel, ‘Look, if you guys have to go, we’re behind you all the way. But we think it should be sooner rather than later—the longer you wait, the less time we have to evaluate and plan for Iran before Bush gets out of office.’ �
Cheney’s point, the former senior intelligence official said, was “What if the Israelis execute their part of this first, and it’s really successful? It’d be great. We can learn what to do in Iran by watching what the Israelis do in Lebanon.�
The Pentagon consultant told me that intelligence about Hezbollah and Iran is being mishandled by the White House the same way intelligence had been when, in 2002 and early 2003, the Administration was making the case that Iraq had weapons of mass destruction. “The big complaint now in the intelligence community is that all of the important stuff is being sent directly to the top—at the insistence of the White House—and not being analyzed at all, or scarcely,� he said. “It’s an awful policy and violates all of the N.S.A.’s strictures, and if you complain about it you’re out,� he said. “Cheney had a strong hand in this.�
The long-term Administration goal was to help set up a Sunni Arab coalition—including countries like Saudi Arabia, Jordan, and Egypt—that would join the United States and Europe to pressure the ruling Shiite mullahs in Iran. “But the thought behind that plan was that Israel would defeat Hezbollah, not lose to it,� the consultant with close ties to Israel said. Some officials in Cheney’s office and at the N.S.C. had become convinced, on the basis of private talks, that those nations would moderate their public criticism of Israel and blame Hezbollah for creating the crisis that led to war. Although they did so at first, they shifted their position in the wake of public protests in their countries about the Israeli bombing. The White House was clearly disappointed when, late last month, Prince Saud al-Faisal, the Saudi foreign minister, came to Washington and, at a meeting with Bush, called for the President to intervene immediately to end the war. The Washington Post reported that Washington had hoped to enlist moderate Arab states “in an effort to pressure Syria and Iran to rein in Hezbollah, but the Saudi move . . . seemed to cloud that initiative.�
The surprising strength of Hezbollah’s resistance, and its continuing ability to fire rockets into northern Israel in the face of the constant Israeli bombing, the Middle East expert told me, “is a massive setback for those in the White House who want to use force in Iran. And those who argue that the bombing will create internal dissent and revolt in Iran are also set back.�
Nonetheless, some officers serving with the Joint Chiefs of Staff remain deeply concerned that the Administration will have a far more positive assessment of the air campaign than they should, the former senior intelligence official said. “There is no way that Rumsfeld and Cheney will draw the right conclusion about this,� he said. “When the smoke clears, they’ll say it was a success, and they’ll draw reinforcement for their plan to attack Iran.�
In the White House, especially in the Vice-President’s office, many officials believe that the military campaign against Hezbollah is working and should be carried forward. At the same time, the government consultant said, some policymakers in the Administration have concluded that the cost of the bombing to Lebanese society is too high. “They are telling Israel that it’s time to wind down the attacks on infrastructure.�
Similar divisions are emerging in Israel. David Siegel, the Israeli spokesman, said that his country’s leadership believed, as of early August, that the air war had been successful, and had destroyed more than seventy per cent of Hezbollah’s medium- and long-range-missile launching capacity. “The problem is short-range missiles, without launchers, that can be shot from civilian areas and homes,� Siegel told me. “The only way to resolve this is ground operations—which is why Israel would be forced to expand ground operations if the latest round of diplomacy doesn’t work.� Last week, however, there was evidence that the Israeli government was troubled by the progress of the war. In an unusual move, Major General Moshe Kaplinsky, Halutz’s deputy, was put in charge of the operation, supplanting Major General Udi Adam. The worry in Israel is that Nasrallah might escalate the crisis by firing missiles at Tel Aviv. “There is a big debate over how much damage Israel should inflict to prevent it,� the consultant said. “If Nasrallah hits Tel Aviv, what should Israel do? Its goal is to deter more attacks by telling Nasrallah that it will destroy his country if he doesn’t stop, and to remind the Arab world that Israel can set it back twenty years. We’re no longer playing by the same rules.�
A European intelligence officer told me, “The Israelis have been caught in a psychological trap. In earlier years, they had the belief that they could solve their problems with toughness. But now, with Islamic martyrdom, things have changed, and they need different answers. How do you scare people who love martyrdom?� The problem with trying to eliminate Hezbollah, the intelligence officer said, is the group’s ties to the Shiite population in southern Lebanon, the Bekaa Valley, and Beirut’s southern suburbs, where it operates schools, hospitals, a radio station, and various charities.
A high-level American military planner told me, “We have a lot of vulnerability in the region, and we’ve talked about some of the effects of an Iranian or Hezbollah attack on the Saudi regime and on the oil infrastructure.� There is special concern inside the Pentagon, he added, about the oil-producing nations north of the Strait of Hormuz. “We have to anticipate the unintended consequences,� he told me. “Will we be able to absorb a barrel of oil at one hundred dollars? There is this almost comical thinking that you can do it all from the air, even when you’re up against an irregular enemy with a dug-in capability. You’re not going to be successful unless you have a ground presence, but the political leadership never considers the worst case. These guys only want to hear the best case.�
There is evidence that the Iranians were expecting the war against Hezbollah. Vali Nasr, an expert on Shiite Muslims and Iran, who is a fellow at the Council on Foreign Relations and also teaches at the Naval Postgraduate School, in Monterey, California, said, “Every negative American move against Hezbollah was seen by Iran as part of a larger campaign against it. And Iran began to prepare for the showdown by supplying more sophisticated weapons to Hezbollah—anti-ship and anti-tank missiles—and training its fighters in their use. And now Hezbollah is testing Iran’s new weapons. Iran sees the Bush Administration as trying to marginalize its regional role, so it fomented trouble.�
Nasr, an Iranian-American who recently published a study of the Sunni-Shiite divide, entitled “The Shia Revival,� also said that the Iranian leadership believes that Washington’s ultimate political goal is to get some international force to act as a buffer—to physically separate Syria and Lebanon in an effort to isolate and disarm Hezbollah, whose main supply route is through Syria. “Military action cannot bring about the desired political result,� Nasr said. The popularity of Iran’s President, Mahmoud Ahmadinejad, a virulent critic of Israel, is greatest in his own country. If the U.S. were to attack Iran’s nuclear facilities, Nasr said, “you may end up turning Ahmadinejad into another Nasrallah—the rock star of the Arab street.�
Donald Rumsfeld, who is one of the Bush Administration’s most outspoken, and powerful, officials, has said very little publicly about the crisis in Lebanon. His relative quiet, compared to his aggressive visibility in the run-up to the Iraq war, has prompted a debate in Washington about where he stands on the issue.
Some current and former intelligence officials who were interviewed for this article believe that Rumsfeld disagrees with Bush and Cheney about the American role in the war between Israel and Hezbollah. The U.S. government consultant with close ties to Israel said that “there was a feeling that Rumsfeld was jaded in his approach to the Israeli war.� He added, “Air power and the use of a few Special Forces had worked in Afghanistan, and he tried to do it again in Iraq. It was the same idea, but it didn’t work. He thought that Hezbollah was too dug in and the Israeli attack plan would not work, and the last thing he wanted was another war on his shift that would put the American forces in Iraq in greater jeopardy.�
A Western diplomat said that he understood that Rumsfeld did not know all the intricacies of the war plan. “He is angry and worried about his troops� in Iraq, the diplomat said. Rumsfeld served in the White House during the last year of the war in Vietnam, from which American troops withdrew in 1975, “and he did not want to see something like this having an impact in Iraq.� Rumsfeld’s concern, the diplomat added, was that an expansion of the war into Iran could put the American troops in Iraq at greater risk of attacks by pro-Iranian Shiite militias.
At a Senate Armed Services Committee hearing on August 3rd, Rumsfeld was less than enthusiastic about the war’s implications for the American troops in Iraq. Asked whether the Administration was mindful of the war’s impact on Iraq, he testified that, in his meetings with Bush and Condoleezza Rice, “there is a sensitivity to the desire to not have our country or our interests or our forces put at greater risk as a result of what’s taking place between Israel and Hezbollah. . . . There are a variety of risks that we face in that region, and it’s a difficult and delicate situation.�
The Pentagon consultant dismissed talk of a split at the top of the Administration, however, and said simply, “Rummy is on the team. He’d love to see Hezbollah degraded, but he also is a voice for less bombing and more innovative Israeli ground operations.� The former senior intelligence official similarly depicted Rumsfeld as being “delighted that Israel is our stalking horse.�
There are also questions about the status of Condoleezza Rice. Her initial support for the Israeli air war against Hezbollah has reportedly been tempered by dismay at the effects of the attacks on Lebanon. The Pentagon consultant said that in early August she began privately “agitating� inside the Administration for permission to begin direct diplomatic talks with Syria—so far, without much success. Last week, the Times reported that Rice had directed an Embassy official in Damascus to meet with the Syrian foreign minister, though the meeting apparently yielded no results. The Times also reported that Rice viewed herself as “trying to be not only a peacemaker abroad but also a mediator among contending parties� within the Administration. The article pointed to a divide between career diplomats in the State Department and “conservatives in the government,� including Cheney and Abrams, “who were pushing for strong American support for Israel.�
The Western diplomat told me his embassy believes that Abrams has emerged as a key policymaker on Iran, and on the current Hezbollah-Israeli crisis, and that Rice’s role has been relatively diminished. Rice did not want to make her most recent diplomatic trip to the Middle East, the diplomat said. “She only wanted to go if she thought there was a real chance to get a ceasefire.�
Bush’s strongest supporter in Europe continues to be British Prime Minister Tony Blair, but many in Blair’s own Foreign Office, as a former diplomat said, believe that he has “gone out on a particular limb on this�—especially by accepting Bush’s refusal to seek an immediate and total ceasefire between Israel and Hezbollah. “Blair stands alone on this,� the former diplomat said. “He knows he’s a lame duck who’s on the way out, but he buys it�—the Bush policy. “He drinks the White House Kool-Aid as much as anybody in Washington.� The crisis will really start at the end of August, the diplomat added, “when the Iranians�—under a United Nations deadline to stop uranium enrichment—“will say no.�
Even those who continue to support Israel’s war against Hezbollah agree that it is failing to achieve one of its main goals—to rally the Lebanese against Hezbollah. “Strategic bombing has been a failed military concept for ninety years, and yet air forces all over the world keep on doing it,� John Arquilla, a defense analyst at the Naval Postgraduate School, told me. Arquilla has been campaigning for more than a decade, with growing success, to change the way America fights terrorism. “The warfare of today is not mass on mass,� he said. “You have to hunt like a network to defeat a network. Israel focussed on bombing against Hezbollah, and, when that did not work, it became more aggressive on the ground. The definition of insanity is continuing to do the same thing and expecting a different result.� |
Mira també:
http://www.newyorker.com/fact/content/articles/060821fa_fact |
Re: Los intereses de Washington en la guerra de Israel
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per vadder |
17 ago 2006
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No se sap si tenen armes nuclears.
http://www.iaea.org/NewsCenter/Focus/IaeaIran/index.shtml |
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