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Notícies :: guerra |
israel es el peligro
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21 jul 2006
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Artículo de Santiago Alba Rico aparecido en el último numero de Diagonal |
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Oriente Medio // escalada de agresiones
Israel es el peligro
Desde hace 60 años, Occidente viene haciendo un esfuerzo sin precedentes, en armas, dólares y palabras, para ocultar dos ideas sencillas y terribles que, indisociables entre sÃ, deberÃan hacernos temblar. La primera es que Palestina constituye la grieta moral del mundo globalizado, el punto vertebral por el que se está rompiendo ya la humanidad entera. La segunda es que Israel constituye la máxima amenaza, no ya para la vida y la dignidad de los palestinos, sino para cualquier esperanza de paz y estabilidad en nuestro planeta.
El pueblo palestino no es quizás el pueblo más castigado de la tierra, pero es el pueblo más públicamente castigado de la tierra; no es tal vez el pueblo que más ha sufrido pero es aquél cuyos sufrimientos nos son más ininterrumpidamente visibles. Paradójicamente esta visibilidad (más allá de las mentiras) hace aún más vulnerables a las vÃctimas; confiere a la agresión una especie de dimensión bÃblica, la autoridad estrepitosa de una intervención divina, y frente a ella el objeto de la cólera de Dios se degrada moral y ontológicamente. Cuanto más brutales son las agresiones de Israel más culpables nos parecen sus vÃctimas. Cuanto más públicamente contrarias a Derecho, más injusta y condenable se revela, no ya la resistencia, sino la existencia misma de los palestinos. La legÃtima captura de un soldado invasor aparece a los ojos del mundo como un crimen monstruoso y originario a la luz precisamente de la respuesta monstruosa de Israel, que amenaza de muerte a 1.200.000 personas y a dos paÃses soberanos; eso que eufemÃsticamente llaman los cobardes “uso desproporcionado de la fuerzaâ€? es la fuente de legitimación religiosa del sionismo: toda defensa frente a la Ocupación es respondida con una plaga, y la “desproporciónâ€? misma del castigo prueba al mismo tiempo la existencia de Yahvé y la abyección de la vÃctima. Ningún Auschwitz albergó nunca 1.200.000 prisioneros; Gaza sÃ. Ningún Auschwitz fue celebrado o aceptado públicamente; Gaza sÃ. Lo que los nazis ocultaron, sacralizando asà a sus vÃctimas, los israelÃes lo exhiben sin vergüenza, sacralizando de esta manera su agresión. La publicidad del crimen alimenta la fuente religiosa, extrajurÃdica, de la legitimidad sionista. El mundo quizás pueda soportar sin inmutarse la agresión a los palestinos, pero no podrá soportar indefinidamente esta agresión religiosa al espacio público sin rebelarse o sin romperse.
Israel no es quizás el Estado más injusto y criminal de la historia, pero sà es quizás el que lo ha sido durante más tiempo y con más impunidad. Nace con un crimen y cada minuto de normalidad de sus ciudadanos es contemporáneo de un nuevo crimen. Tiene permanentemente, por asà decirlo, su origen delante de los ojos y vive sin descanso en la violencia ampliada del origen, como en una maldición griega. Ariel Sharon, en una entrevista de 1984, se decÃa dispuesto a matar un millón o dos de árabes para conseguir que Israel fuera, después de eso, un “paÃs normalâ€?, con un pasado inmoral y un presente limpio y decente, como todos. Los palestinos, venÃa a decir, son nuestros “indiosâ€?, nuestros “moriscosâ€?, nuestros “judÃosâ€?. Pero no, mientras vuestros “judÃosâ€? palestinos resistan, estaréis condenados a vivir siempre en el origen (y a contraponerle el otro origen, ya desgraciadamente “mitológicoâ€?: el holocausto); y tendréis que violar todas las leyes, matar niños en sus camas, derribar casas, arrancar árboles, levantar muros, secuestrar mujeres, bombardear mezquitas, encerrar a millones en ghettos y lagers a cielo abierto, matar a miles de hambre y sed y, enloquecidos por esta hybris de Yahvé, mandar también vuestras plagas al LÃbano, a Siria, tal vez a Irán. Vuestra ley implica necesariamente esta alternativa mortal: o dominio o apocalipsis.
Israel reúne en su fragua el desprecio por la vida de al-Qaeda, el “fundamentalismoâ€? de Irán, el racismo de la antigua Sudáfrica, el arsenal nuclear de Corea del Norte, el nacionalismo colonial de la antigua Bélgica y la fuerza militar de China. Esta concentración sin igual de peligros, incrustada en la zona más frágil y codiciada del planeta, es apoyada económica, militar y polÃticamente por EE UU, potencia imperialista desencadenada, y consentida por la UE y la mayor parte de los Gobiernos del planeta, incluidos los tiránicos y despreciables regÃmenes árabes. Los que no vean al menos el peligro, es que están llamando a gritos al ángel exterminador. |
Mira també:
http://www.diagonalperiodico.net/antigua/numero35.htm http://quierescallarte.ourproject.org/article.php3?id_article=111 |
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