From: Kemal
To: Lista Foro Social Sevilla 2
Sent: Saturday, June 03, 2006 12:13 PM
Subject: [FSS-d] UrÃas: "Un Estatuto de progreso"
Tribuna Reforma Estatutaria
UN ESTATUTO DE PROGRESO
JOAQUÃ?N URÃ?AS
EL PAÃ?S - 24-05-2006
Entramos en la fase estatal de aprobación del proyecto de reforma del Estatuto de AutonomÃa de AndalucÃa y la sensación que da es que la sociedad española no ha valorado aún en sus justos términos este nuevo estatuto. Porque lo primero que hay que decir es que se trata de un nuevo estatuto. Yo no sé hasta qué punto habÃa una demanda social en AndalucÃa exigiendo un nuevo estatuto. Pero a estas alturas eso es lo de menos. Lo importante es que hay un nuevo texto, que va a entrar en vigor y que urge saber si va a cambiar en algo nuestras vidas como andaluces, y para qué.
En nuestro sistema polÃtico el Estatuto de autonomÃa sirve a dos funciones esenciales: definir las relaciones entre la Comunidad Autónoma y el poder central del Estado y establecer el modelo de funcionamiento interno de la propia Comunidad Autónoma. En ambas cuestiones el nuevo estatuto da, a mi entender, un paso de gigante. Voy a intentar explicarlo.
El estatuto andaluz que se somete al Congreso sigue sin duda el camino abierto por la reforma catalana en un camino discutible pero, a mi parecer, inevitable. La Constitución de 1978 no incluye un sistema cerrado de organización territorial del poder. El Estado autonómico ha sido hasta ahora una realidad siempre en construcción, en un sistema en el que nunca se ha dejado del todo claro qué competencias se ceden al poder territorial y cuál debe ser la extensión del poder central. La Constitución se orienta a un modelo abiertamente federal pero no termina jurÃdicamente su configuración, ni en cuanto a la extensión del sistema por todo el territorio español ni en cuanto a las consecuencias últimas del principio de autonomÃa. Ese postergar la cuestión territorial ha originado un exceso de conflictividad y facilitado tensiones que se aproximan a veces a la fractura social. Asà las cosas, la única salida jurÃdicamente viable es la asunción por las comunidades autónomas del mayor número de competencias en un sistema cada vez más abiertamente federal en el que disminuya la inseguridad jurÃdica acerca de qué es un Estado autonómico. Esta terminación del modelo deberÃa realizarse, lógicamente, a través de la correspondiente reforma constitucional pero a nadie se le escapa que la situación polÃtica cierra absolutamente esa puerta. Por eso, en su lugar el mecanismo de reforma estatutaria permite llegar a una conclusión similar y como combina una propuesta autonómica inicial con la posterior intervención correctora de las Cortes Generales, ofrece amplias posibilidades de diálogo y consenso entre el centro y la periferia, proporcionando asà las garantÃas necesarias. El Estatuto andaluz avanza en esa senda, hacia un sistema más coherente en el que el principio autonómico desarrolle toda su eficacia y en todas las comunidades autónomas.
Pero el Estatuto andaluz no se agota en la reclamación de un poder autonómico más razonable y coherente. Más allá de la presunta belicosidad hacia el Estado central, AndalucÃa ha dado un paso adelante en su configuración interna conforme a un modelo social avanzado. Los derechos sociales, entendidos como prestaciones a las que se obliga la Junta de AndalucÃa son sólo una parte de ese modelo, pero significativa. El Estatuto incluye, por ejemplo, el derecho a la gratuidad de los libros de texto, los derechos de los usuarios de la sanidad, el testamento vital, la renta básica. En materia de medio ambiente el nuevo Estatuto obliga a los poderes públicos andaluces a mantener una actitud beligerante en materia de control de residuos, a evitar la especulación urbanÃstica y a potenciar la energÃa renovable. Se trata de ejemplos elegidos casi al azar, pero que dan una idea de la orientación del Estatuto hacia un sistema polÃtico más humano, más cercano al ciudadano.
Sintetizando, puede decirse que el nuevo estatuto andaluz es autonomista frente al Estado y progresista internamente. Con eso quiero decir que abre las puertas a las exigencias de un nuevo modelo polÃtico, no que se trate de un "estatuto de izquierdas". No podrÃa serlo si aspira a servir como marco polÃtico para el futuro de AndalucÃa. Independientemente de los apoyos conseguidos en el Parlamento andaluz en estos momentos se trata de una norma abierta que permite aplicar tanto polÃticas conservadoras como de izquierdas y con el que cualquier partido podrÃa desarrollar su propio programa electoral.
Aún asÃ, desde un punto de vista técnico tiene también ciertas carencias. No refleja en ningún momento el concepto avanzado de democracia participativa, ni avanza en los modelos de control de la gestión pública. Su principal defecto, sin embargo, es su propia ambición. Una norma fundamental tan ambiciosa corre el riesgo de acabar pareciéndose a las Constituciones del siglo XIX: meras normas programáticas cargadas de buenas intenciones que nunca se aplicaron y cada partido cambiaba a su antojo. Para evitarlo la receta es fácil. Consenso en su aprobación, por encima de los intereses partidistas de cada uno y, sobre todo, rigor a la hora de exigir constantemente al Gobierno de turno que aplique lo que ahora se va a aprobar. Sólo asà AndalucÃa podrá desarrollarse como el espacio de solidaridad y ciudadanÃa que se nos promete.
JoaquÃn UrÃas es profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Sevilla.
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From: Joaquin Urias
To: fss-d ARROBA yahoogroups.com
Sent: Saturday, June 03, 2006 1:06 PM
Subject: Re: [FSS-d] UrÃas: "Un Estatuto de progreso"
Ese artÃculo lo escribà a petición del PaÃs y como profesor de derecho. Con intención evidentemente técnica. Lo que decÃa ahà lo mantengo: básicamente que el nuevo estatuto amplÃa el autogobierno y es el mas social de todos los estatutos de autonomia.
Ahora bien, ni se trata de un análisis polÃtico, ni implica que en el Foro haya que pronunciarse sobre el tema.
PolÃticamente las cosas son distintas: el estatuto lo han hecho los polÃticos de siempre sin contar con la gente, no es democrático ni participativo. Por otro lado el estatuto tiene MUCHAS carencias desde el punto de vista de la izquierda, muchÃsimas. No es un estatuto de izquierdas ni antineoliberal. Por otro lado se va a vender como "El Estatuto de Chaves" Y con la que está cayendo en AndalucÃa (25 años de PSOE) no creo que convenga apoyar demasiado un estatuto que, sin duda es mejor que el actual, pero se nos va a vender para mayor gloria de la oligarquÃa dominante. Yo creo que está bien que se apruebe, sinceramente, peor también que desde la izquierda se le deben exigir mas cosas y, desde luego, que es complicado apoyar al PSOE a vender ninguna moto.
Dicho eso, no tengo claro que el Foro tenga que tener una única postura ante el estatuto. No es la Constitución europea, no es una norma descaradamente neoliberal y capitalista, luego no creo que -como norma jurÃdica- sea un nuevo mecanismo de dominación. El debate nunca es malo, pero tomar partido en un tema como este (un estatuto mejor que lo que hay pero insuficiente y auspiciado por los que mandan de mala manera) me parece complicado y posiblemente contraproducente.
Asà es como lo veo, y no intervengo en el debate, sino porque una cosa es mi texto escrito para El PaÃs (que mantengo) y otra mi opinión polÃtica sobre el asunto desde la perspectiva del Foro (que no aparece en el artÃculo ese).
JoaquÃn
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From: Kemal
To: Lista Foro Social Sevilla 2
Sent: Saturday, June 10, 2006 5:32 PM
Subject: Re: [FSS-d] UrÃas: "Un Estatuto de progreso"
REPLICA
Tras la lectura del correo de UrÃas, algunas breves consideraciones.
No me extraña nada que UrÃas no vea bien que el Foro Social de Sevilla se pronuncie contra el proyecto de estatuto. Es lógico. El ya se ha pronunciado polÃticamente A FAVOR del Estatuto en un articulo de opinión publicado en EL PAÃ?S; que no es precisamente una revista de derecho y además llega a más gente.
Está en su derecho de tener las posiciones polÃticas que quiera, por supuesto.
Ahora bien, al asumir una postura polÃtica determinada ha de admitir que puede motivar valoraciones y criticas también polÃticas, que no se restrinjan a esa distinción entre Jeckill-técnico y Hyde-polÃtico que parece pretender acerca de su persona.
Seguramente, la redacción de EL PA�S cuando le invitó a colaborar para apoyar el Estatuto tampoco tuvo en cuenta esa diferenciación de espacios y es posible que al elegirlo de entre todos los profesores de derecho constitucional que hay en el departamento que dirige Pérez Royo, valorara como merito especial su faceta como portavoz del FSS cuando la cumbre alternativa y la campaña contra la Constitución europea.
Sea como fuere, ser profesor de Derecho Constitucional y hacer apologÃa de la Constitución española vigente por acción y omisión o del consenso -es decir, del acuerdo con el PP y el poder de veto de la derecha españolista-puede que se haya convertido en un tramite común. Pero es una opción polÃtica, no técnica. En principio, deberÃa ser posible ser de profesión constitucionalista y mantener y expresar posiciones criticas hacia los fundamentos polÃticos y técnicos de la Constitución y el régimen que articula, aunque la realidad universitaria andaluza lo haga en la practica bien difÃcil.
A UrÃas se le olvidó sintomáticamente en su articulo, por ejemplo, hacer mención a la negación constitucional del derecho a la autodeterminación o a la vulneración practica de las libertades de expresión o asociación polÃtica ya realizadas al amparo de esa Constitución o a la denuncia del carácter formal de los derechos sociales que recoge el texto constitucional. Al hacerlo no estaba haciendo técnica sino ideologÃa.
Lo que no se le olvidó fue recordar la primacÃa de la reforma constitucional sobre cualquier otra forma de alteración del modelo polÃtico -y eso es una opción polÃtica- o incluso validar como algo positivo "la intervención correctora de las Cortes" ante los textos estatutarios, por ejemplo; aunque en el caso andaluz -que llega a Madrid tan extremadamente reducido en su entidad polÃtica- el recorte será más bien superficial y secundario, sin punto de comparación a lo que fue en los casos catalán y especialmente, vasco, que no fue siquiera admitido a tramitación.
Directamente, es falso lo que dice UrÃas sobre que el proyecto estatutario 'amplÃe el autogobierno' o 'sea más social'. No hay cambio alguno en el proyecto estatutario en la tipologÃa de las competencias y en su alcance real (y eso hubiera debido merecer algún comentario técnico-polÃtico o polÃtico-técnico, quizá) y tampoco hay ni ampliación de derechos ni de las garantÃas para su cumplimiento. De haberlos habido es cuando el proyecto hubiera sido tachado de anticonstitucional.
Ni hay cambio de modelo ni avance alguno hacia un 'modelo social avanzado' que no sea mera retórica. Lo que el Estatuto avala precisamente es la continuidad con el modelo actual. Por eso es incluso más lesivo que el vigente; porque congela nuevamente posibilidades tras 25 años perdidos de modelo dependentista. Todo su discurso sobre el "Estatuto de progreso", lo único que vale es para confundir. Es una forma actualizada de hacer lo que otros hicieron en 1981, cuando decÃan que habÃa que votarle sà al estatuto de Carmona porque iba a traer la Reforma Agraria.
Todos los derechos que recoge el proyecto estatutario están supeditados a la normativa española vigente y convenientemente desnaturalizados. QuÃtese la jerga jurÃdica de encima y encontraremos que el derecho a la vivienda, por ejemplo, Art. 25, se convierte en el derecho a entrar en lista para que te toque una VPO. O el derecho al trabajo, Art. 26, está recogido como el derecho a apuntarte al SAE; no a tener un empleo. Si estas sin casa o sin trabajo, el Estatuto no te autoriza a que puedas pedir que metan a Chaves en la cárcel por vulnerar tus derechos, por ejemplo. Y asà se podrÃa seguir, uno a uno, con todos los que cita el texto estatutario.
Mecanismos nada especialmente novedosos, ciertamente. Da cierto rubor recordarlo, pero ya Marx en 'Las Luchas de Clases en Francia de 1848 a 1850' y en 'El 18 Brumario de Luis Bonaparte' dejó escritos análisis polÃtico-constitucionales sobre el valor y función general de estos textos, sobre el valor real de la inclusión en su letra del 'derecho al trabajo' u otros derechos, sobre las declaraciones rimbombantes que suelen acoger, sobre el funcionamiento parlamentario o la relación entre Constitución y leyes orgánicas que resultan aún hoy agudos, instructivos y pertinentes para el caso que nos ocupa. Quizá UrÃas hubiera debido tenerlos en cuenta.
El proyecto estatutario -pese a la opinión de UrÃas- sà es descaradamente una norma capitalista. Lo dice expresamente su misma letra en la que se reconoce "la libertad de empresa y la economÃa social de mercado" como fundamentos de la actividad de la Junta (Art. 134). ¿Acaso eso es propio del socialismo?.
Y para mayor regodeo y blindaje neoliberal se afirma la supremacÃa sobre el propio Estatuto no sólo de la Constitución española sino también de los Tratados y Convenios internacionales ratificados por el Estado español (Art. 9 y Art. 13) lo que, como mÃnimo, incluyen el Acta Única y los Tratados de Maastricht, Ã?msterdam y Niza con los que se ha ido afianzando la Europa neoliberal y en relación a los cuales AndalucÃa se compromete a aplicar y ejecutar sus desarrollos (Art. 205). ¿Acaso UrÃas piensa que estos tratados no perfilan un modelo neo-liberal?.
¿Como puede desvincularse por tanto al Estatuto de la Constitución europea; cuando ambos son hijos de los mismos principios y de la misma practica?. ¿Hay que recordar que ese TCUE -al que UrÃas se oponÃa- también incluÃa su correspondiente lista de derechos?. ¿Hay que reproducir los argumentos de entonces del mismo UrÃas cuando con razón desnudaba su carácter hipócrita y sus objetivos reales?.
El Estatuto es rabiosamente neoliberal y dependentista. Negarlo supone no tener idea clara de lo que podrÃan ser alternativas al neoliberalismo. No distinguir la beneficencia propia de los social-liberales o neoconservadores caritativos de otras polÃticas es seguro de confusión polÃtica, incluso en relación a parámetros moderados.
A ver si no.
El estatuto impide que AndalucÃa disponga de capacidad fiscal redistributiva efectiva y propia ni en lo social ni en lo territorial. AndalucÃa no tiene competencias al respecto. No puede alterar el sistema fiscal español, cambiando su estructura regresiva o recuperando porcentajes de lo regalado al gran capital. Tampoco puede conseguir que se le devuelva como Nación lo expoliado históricamente. Más aún, AndalucÃa sigue atenazada incluso por el principio neoliberal de la estabilidad presupuestaria. Al admitir el Estatuto se están admitiendo todas estas circunstancias y renunciando a modificarlas en AndalucÃa.
El estatuto no permite una alteración andaluza del modelo de servicios públicos como la Enseñanza o la Sanidad o impedir la subcontratación privada de servicios y funciones de asistencia social. Sigue facilitando que al lado de la red publica persista una parasitaria red privada que sobrevive a su costa. No hay ni un paso más adelante en lo tocante a polÃticas estructurantes en estos ámbitos y lo que hay de nuevo -como la gratuidad de libros de texto en la enseñanza obligatoria- ya serÃa posible con el estatuto actual y no altera la naturaleza del modelo.
Como no hay control andaluz del Tesoro y de la Seguridad Social, tampoco hay capacidad andaluza para modificar el sistema de pensiones y evitar su recorte paulatino o evitar la privatización de hecho de la asistencia a mayores o discapacitados o el mantenimiento de condiciones vergonzosas en las prestaciones que van a revertir en mayor precariedad.
Tampoco puede el estatuto fortalecer la capacidad contractual de la clase obrera andaluza porque la legislación laboral y de extranjerÃa sigue en manos españolas. Facilita pues el mantenimiento de la precariedad en la contratación y de los salarios medios inferiores que sufrimos en AndalucÃa. Ni siquiera permite que los empleados públicos de la administración autonómica se escapen de los recortes españoles.
Sin fuerza fiscal y con las competencias que asume, la Junta de AndalucÃa no puede impulsar -si quisiera- una polÃtica de empresas publicas como factores de impulsión de la economÃa andaluza. Se restringe al fomento -léase subvenciones y bonificaciones- que es la forma de actuación subsidiaria para la empresa privada y bajo el predominio absoluto del libre mercado y en condiciones de librecambio. Tampoco puede tomar medidas determinantes en el sistema financiero.
¿Puede acaso la Junta de AndalucÃa con ese Estatuto nacionalizar el suelo urbano o urbanizable o decretar una moratoria en la construcción, para frenar asà la escalada especulativa, que esta destruyendo el paÃs?. No. ¿Puede expropiar tierras o fincas bajo su propia legislación?. Tampoco.
Y sometida a la Unión Europea y a España, tampoco puede AndalucÃa adoptar polÃticas proteccionistas efectivas a favor del tejido productivo andaluz ni puede defender eficazmente los intereses estratégicos andaluces en España o en la UE.
O sea, que el estatuto SÃ? 'ES UN NUEVO MECANISMO DE DOMINACION'. Porque la mantiene en los planos polÃtico, económico y social y en lo ideológico intenta legitimarla de nuevo.
No es verdad, como afirma UrÃas, que el estatuto sea una "norma abierta que permite aplicar tanto polÃticas conservadoras como de izquierdas y con el que cualquier partido podrÃa desarrollar su propio programa electoral". De entrada esta afirmación implica que UrÃas tiene un muy restringido y singular concepto de a lo que denominar "polÃticas de izquierdas". Como acaba de verse en el apresurado resumen de más arriba, incluso una fuerza que quisiera aplicar lo que durante decenios constituyeron los ejes de polÃticas socialdemócratas keynesianas, para hacerlo deberÃa superar la letra del estatuto que defiende UrÃas y el estatuto no seria soporte sino obstáculo para ponerlas en practica. No digamos si se quisiera ir más allá.
Asà pues no es que apoyar o no el estatuto sea algo polÃticamente opcional. O que pueda compatibilizarse el apoyo publico con la critica en privado. O que quepa el silencio y el escape.
Es que -al menos en mi opinión- todo aquel colectivo o persona que desde posiciones de izquierda no se oponga públicamente con nitidez al Estatuto pidiendo que se le vote NO contribuye a afianzar el modelo neoliberal y dependentista que tan negativo resulta para la clase obrera y la inmensa mayorÃa del pueblo andaluz. Aquà no vale utilizar como recurso exculpatorio al PP y desarrollar variaciones sobre lo del mal menor o tergiversar la letra estatutaria a su gusto.
Aquà la cuestión es escoger entre decirle SI y apoyar el modelo de AndalucÃa que sufrimos o decirle NO y rechazarlo, apostando por el perfil de una AndalucÃa alternativa.
Quien no se manifieste en contra, podrá desde luego seguir diciendo que es de "izquierda". Seguro. Pero eso, en AndalucÃa, donde ya sabemos que el PSOE dice serlo y que lleva años pontificando que "ser de izquierdas es lo que hace el PSOE y que lo que hace el PSOE es por eso de izquierdas", no significa demasiado.
Y podrá hasta ponerse los apellidos que quiera. Y como la izquierda andaluza está como está, muy posiblemente no le cause personalmente ni molestias.
Aún asÃ, al menos para alguno y seamos los que seamos, no dejara de ser esta una de esas ocasiones parteaguas. Como lo fueron los Pactos de la Moncloa, la Constitución, el estatuto vigente, la OTAN, la Constitución europea... pero con el añadido de sintetizar comprimidas todas las anteriores.
En fin. Son sólo unas opiniones. El debate en lo que toca al FSS os pertenece y la decisión es, como es lógico, sólo vuestra.
Un saludo
Kemal
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From: Joaquin Urias
To: fss-d ARROBA yahoogroups.com
Sent: Saturday, June 10, 2006 6:17 PM
Subject: Re: [FSS-d] UrÃas: "Un Estatuto de progreso"
Tiene toda la razón el amigo Kemal. Para ser de izquierdas de verdad (estado ideal en el que viven algunos pero al que la mayorÃa nunca lograremos llegar) el Foro Social de Sevilla tiene que apostar ya por la independencia de AndalucÃa. Es cierto. Y quien no esté por la independencia inmediata, que se borre. Me parece lógico.
La reforma del Estatuto, como la Constitución, y como todas las leyes y normas que se han dictado nunca y que se dictarán jamás vulneran el legÃtimo derecho a la autodeterminación que reclama insistentemente la mayorÃa del pueblo andaluz y les impide crear asociaciones o expresarse libremente. Una vergüenza!
El estatuto es odiosamente neoliberal porque reconoce la libertad de empresa, aunque sea supeditada a la riqueza común.Y habla de economÃa social de mercado, de manera que es una agresión, descarada y maliciosa contra los ciudadanos. Hay que rechazarlo ya!
Estoy de acuerdo contigo, no tenemos que dejar pasar si una. Todo lo que no sea establecer de una vez por todas una república andaluza independiente que colectivice los medios de producción y empiece una auténtica depuración de cualquier disidente capitalista es una traición al pueblo andaluz.
Debemos, por tanto, salir valientemente a la calle a exigir que se deroguen de una vez todas las leyes del Estado, que no se vuelva a aprobar nada que no sea la revolución inmediata y la independencia ya. El resto, como razona Kemal, son agresiones opresoras frente a las que todos los miembros del Foro debemos salir de manera valiente y unánime a la calle, a combatirlas.
No al estatuto. No a la Constitución. No a las leyes. No a España,
Es más, ¿para qué quedarnos a medias? Vayamos más lejos, todos juntos:
NO A TODO!
Y viva yo!
JoaquÃn
----- Original Message -----
From: Kemal
To: Lista Foro Social Sevilla 2
Sent: Sunday, June 11, 2006 5:25 PM
Subject: Re: [FSS-d] URIAS, ESTATUTO. FINAL DE TANDA
Me parece que ha llegado el momento de poner un punto y aparte en este intercambio de correos sobre la naturaleza y contenidos del proyecto de Estatuto de Autonomia para AndalucÃa y la posición polÃtica a adoptar ante él desde la izquierda en general y desde el Foro Social de Sevilla en particular.
Al menos en lo que a mi respecta.
Por supuesto esto no significa que piense que el debate se ha cerrado o concluido con lo ya dicho ni que no quepan o sean útiles otras reflexiones o aportaciones que puedan producirse. Simplemente digo que mi participación ha llegado a su termino por ahora.
CabrÃa, obviamente, seguir ilustrando o detallando o rebatiendo tal o cual aspecto concreto. Pero personalmente no tengo en estos dÃas demasiado tiempo y además lo más sustantivo y de posible interés general creo que está suficientemente dicho o al menos apuntado, para que cada cual haga sus valoraciones particulares, extraiga sus propias conclusiones o busque por su cuenta más datos o información complementaria si lo considera necesario.
Además, no tengo particular interés ni en abundar en polémicas que parezcan personales ni en iniciar una competencia de ingenios ni mucho menos en pretender pretenciosamente a golpe de correos resolver en tres patadas todos los problemas de la izquierda andaluza.
El sentido de mi intervención en esta lista con los escritos aportados ha sido exponer un análisis sobre lo que significa el estatuto e intentar argumentar porqué procede oponerse a este proyecto desde posiciones de izquierda. A este respecto y al hilo del ultimo intercambio, me parece oportuno aclarar que no conozco personalmente a JoaquÃn Urias. Lo que se de él se reduce a lo que he podido leer de su pluma en este Foro, en artÃculos publicados en su sitio en Internet y en otras publicaciones, en declaraciones a la prensa y a un par de programas de debate en Canal Sur TV en los que le vi intervenir como portavoz del FSS. Asà pues, con lo que polemizado y manifestado radical desacuerdo es con sus ideas y posiciones polÃticas ante el estatuto, manifestadas en su articulo publicado en EL PAÃ?S y en los correos que ha remitido a esta lista. Nada más.
A partir de ahÃ, unas ultimas aclaraciones y reflexiones al hilo de lo que dice UrÃas en su ultima contribución.
Ciertamente, como dice UrÃas, la inmensa mayorÃa del pueblo andaluz no reclama hoy su derecho a la autodeterminación. Tampoco reclama otras cosas. Se acaban de aprobar estatalmente en cascada -o están en trance de aprobación- una Ley de Educación continuista; una Ley de Dependencia escandalosa; una enésima contrarreforma fiscal que favorece nuevamente al capital; otra laboral que precariza aún más; otro recorte de pensiones o un estatuto del empleado público vergonzoso. Todas se han impuesto o se van a imponer sin que la resistencia haya superado niveles minoritarios. Nada que ver con lo ocurrido, por ejemplo, en Francia. Y podemos mirar atrás y recordar el asunto de los astilleros andaluces o multitud de otros casos.
Aun asÃ, que seamos minoritarios quienes defendemos algo como el derecho a la autodeterminación de AndalucÃa u otras reivindicaciones no le quita justicia o pertinencia a la demanda.
En todo caso, es un hecho constatable que la Constitución española que defiende UrÃas también le niega el derecho a la autodeterminación a naciones en donde esa reclamación es hoy ya mayoritaria, como Euskadi o al menos la CAV. Asà pues, cara a la actitud ante esa Constitución, el parámetro definidor de su naturaleza polÃtica en esta cuestión no es que ignore reivindicaciones minoritarias, sino que se impone por la fuerza incluso cuando esas reclamaciones democráticas son mayoritarias. Estamos pues autorizados a pensar que si consiguiéramos que la demanda de autodeterminación en AndalucÃa fuera mayor de lo que hoy es, no por ello cambiarÃa la actitud impositiva del Estado español ante ella.
Y en cuanto al respeto a otros derechos democráticos como el de expresión y libertad de prensa o de asociación polÃtica, parece que UrÃas no recuerda que el Estado español, cuando asà lo ha considerado polÃticamente oportuno para sus intereses, ha cerrado durante el tiempo de vigencia de su ultima Constitución al menos dos diarios por razones polÃticas: Egin (más su radio) y Egunkaria y que ha ilegalizado -utilizando una legislación de excepción- una fuerza polÃtica con significativo respaldo social como Batasuna.
En otro orden de cosas, como UrÃas seguro que sabe bien por su profesión, la historia sobre el reconocimiento constitucional de la restricción de la propiedad privada al 'interés común" -que justifica por ejemplo la expropiación con indemnización por razones de interés general o que está detrás de lo que luego se convendrÃa en denominar "función social de la propiedad"- es bien larga.
Podemos remontarnos a la Declaración francesa de Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789. En el Estado español -que recuerde- aparece ya en la Constitución de 1837 y se va reproduciendo en las sucesivas en términos más o menos similares, salvo en la Constitución de la Republica española de 1931 en la que tiene una redacción más ambiciosa y socializante, dadas las circunstancias polÃticas y sociales revolucionarias en que se formuló.
No por ello, ninguno de esos textos dejo de ser funcional en su momento respectivo para el mantenimiento del capitalismo; que es a cuyo objeto fueron redactados y a cuya operatividad responden esos preceptos.
Puestos a recordar paradojas para aclarar alcances, la franquista Ley de Principios del Movimiento Nacional de 1958 hablaba con desfachatez y cinismo de que "todas las formas de propiedad quedaban subordinadas a las necesidades de la nación y al bien común", que suena mucho más contundente incluso. O la Ley Fundamental de la Republica Federal de Alemania hecha en 1949, en plena guerra frÃa, después de un articulo en defensa de la propiedad privada incluÃa otro en que decÃa que -con indemnización- podÃa colectivizarse toda la economÃa nacional. Y habrÃa muchos más ejemplos.
Aceptar esa proclamación genérica no tiene nada de especial ni mucho menos de izquierdista. Alianza Popular -el antecedente directo del PP- partÃa de la "función social de la propiedad", cuando presentó sus enmiendas a la Ley de Reforma Agraria Andaluza que hizo el PSOE en 1984. Y tampoco hay nada de particular en que se meta o se deje de meter en medio de lo de "economÃa de mercado" lo de "social".
Asà que cuando decÃa que el proyecto estatutario es capitalista sólo estaba constatando un hecho.
Luego, a partir de ahÃ, cada cual puede adoptar ante ese hecho la postura que responda a sus ideas o intereses. Avalarlo, justificarlo, aceptarlo, defenderlo o rechazarlo.
Lo mismo en cuanto a conceptuarlo como un estatuto neoliberal.
Lo escribà antes y ahora sólo lo apunto resumidamente a modo de recordatorio. El Estatuto no serÃa descaradamente neoliberal si, entre otras potestades y aparte de no estar restringido y acotado por normas superiores, permitiera a AndalucÃa disponer al menos de una fiscalidad redistributiva y compensatoria social y territorialmente; asegurara servicios públicos sin privilegios particulares ni subcontrataciones privadas; preservara la capacidad contractual de la clase obrera con una legislación laboral acorde y un sistema de pensiones justo o permitiera el control público del sistema financiero y un sector publico estructurante para el desarrollo del tejido productivo andaluz...
Eso no significa que de alcanzar esos mÃnimos estuviéramos ante un "estatuto socialista", claro. Pero no serÃa neo-liberal.
Reclamar estos poderes no es lo mismo que demandar una "Republica andaluza colectivista". No es cuestión de preferencias mÃas, sino de los contenidos con que se argumenta y los citados no son socialistas aunque en estos tiempos suenen radicales. Hay que recordar que hace unos años, antes de la regresión neo-liberal, estos ejes polÃticos eran ampliamente compartidos y aplicados incluso por la socialdemocracia clásica y aún por algunas corrientes burguesas. No me extiendo ahora en cuales eran la causas y objetivos de estos hechos.
Aquà enlazo con algo que me resulta altamente preocupante y que va más allá de las intenciones polémicas contingentes de UrÃas en su correo.
Se podrán compartir todos o parte de los ejemplos citados como demandas necesarias o perfilarlos de una manera u otra, pero caracterizarlos como hace UrÃas -con ironÃa y retranca, o incluso sin ellas- de nihilistas y extremos, lo que deja como resultado es la ausencia de alternativas inmediatas a la gestión social-liberal del capitalismo realmente existente que puedan dar lugar a otras situaciones.
Sinceramente, no se me ocurre otra conclusión posible que pueda derivarse de la postura de UrÃas; que tiene sus implicaciones en tanto puede ser representativa de un determinado estado de opinión.
Si lo dicho en ese listado aproximativo de reivindicaciones nacionales que antes he resumido cae fuera incluso de un programa de izquierda que se pretende alternativa, entonces ¿en torno a qué articularlo?. ¿A solicitar que la futura Renta Básica suba 10 euros sobre lo que inicialmente proponga el PSOE en su dÃa?. ¿A limitarse a hacer un seguimiento critico de la gestión cotidiana de las consejerÃas?.
¿Es que quizá lo que se quiere decir es que lo razonable es aceptar que 'el modelo de AndalucÃa vigente es el único modelo posible y viable' y que por tanto cualquier propuesta que lo trascienda es una elucubración propia de marginales o desequilibrados?. ¿Sólo caben modificaciones de detalle; mejoras de gestión?. ¿Hay que quedarse al albur de la 'mano invisible' o de la evolución natural de las cosas?. ¿O esperar a el cambio nos venga desde fuera, no se sabe de donde?.
Realmente es UrÃas y no yo, quien plantea que la alternativa a defender para mañana mismo sea algo asà como "Chaves o Revolución Socialista". Lo que ocurre es que -al margen de cual haya sido su intención- su planteamiento está hecho de manera que conduce a que la respuesta buscada sea "Chaves" y que la consecuencia polÃtica de ello sea situarse como su acompañante complementario.
Y si es asÃ, ¿porqué no hacerlo directamente desde donde se puede influir más y mejor?. ¿Por razones vivénciales o estéticas?.
Y aún si no se pretende o se quiere dar ese paso, si no se tienen objetivos o propuestas sustancialmente distintas al PSOE para la polÃtica practica y el destino inmediato del paÃs, me pregunto: ¿cómo se va a conseguir algún dÃa que la gente piense que hay alguna posibilidad de cambiar algo realmente y que merece la pena implicarse en ello y dedicarle tiempo, esfuerzos y dinero?.
Esto se alarga más de la cuenta, asà que voy terminando.
Me parece evidente, tras todo lo dicho, que para oponerse desde la izquierda al proyecto de estatuto para AndalucÃa no hay que ser necesariamente independentista. Lo digo yo, que lo soy y que creo que hay que defender la independencia y difundirla como alternativa sin eufemismos ni subterfugios, aunque adecuándola a la coyuntura. SerÃa ridÃculamente pretencioso por parte de los independentistas arrogarse en AndalucÃa el monopolio de la oposición al neoliberalismo.
Otro asunto distinto, susceptible de discusión, serÃa la relación -a nivel de tareas, prioridades, articulación y discurso- entre movimientos sociales y realidad nacional andaluza.
Y otra cuestión más serÃa dilucidar -ya en terreno polÃtico general- si construir una estrategia coherente y eficaz de izquierda andaluza -más allá de la batalla inmediata del estatuto- implica asumir el objetivo de la independencia, con todo lo que ello implica. Yo pienso que sÃ. Otros pensaran que no.
Pero eso es nuevamente otro debate.
Un saludo
Kemal
Nota: Las otras aportaciones enviadas y las que puedan producirse en el futuro pueden consultarse acudiendo a: http://es.groups.yahoo.com/group/fss-d/
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Lee y Difunde
ANDALUCÃ?A LIBRE
* Sitio: http://www.andalucialibre.tk/
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Independencia - República - Socialismo
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AndalucÃa: Un Estatuto para la Dependencia - La Segunda Estafa
El 2 de Mayo el Parlamento andaluz aprobó el texto de Reforma del Estatuto de AutonomÃa de AndalucÃa con los votos del PSOE y PCE-IU y la oposición -desde posiciones polÃticas distintas- del PP y del PA. Aquà nos vamos a dedicar a ubicar esta decisión en su contexto, describir la situación y perfilar algunas de sus implicaciones presentes y futuras para nuestra Nación.
http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=18175
Andalucia: El Estatuto que nos quieren imponer
¿Cuales son los contenidos reales del proyecto de Reforma estatutaria para AndalucÃa que patrocinan PSOE e IU?. ¿Qué aportará a AndalucÃa en educación, reforma agraria, empleo, financiación, cultura...?. La polémica nominal sobre las palabras "realidad nacional" y el barullo consiguiente ha tapado esta importante cuestión. A analizarla se dedica el siguiente texto...
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