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Mercader, el asesino de Trotsky.
21 mai 2006
Un libro publicado en México revela nuevos datos sobre el comunista catalán
Ramon Mercader no pudo cumplir su anhelo de pasar los últimos años de su vida en su Catalunya natal. En 1977 se lo pidió en Moscú a Santiago Carrillo, pero éste le puso como condición que escribiera sus memorias contando quién le encargó el asesinato de Trotsky. Mercader lo rechazó de plano diciendo: "A los míos nunca los voy a traicionar". Es una de las revelaciones del libro El grito de Trotsky (Debate), de José R. Garmabella, considerada la biografía más completa del comunista catalán que mató al líder revolucionario ruso. Según Garmabella, Carrillo pretendía que las memorias de un estalinista como Mercader fueran el "testimonio sobrecogedor" que permitiera la justificación de la ruptura con la URSS.

Siempre disciplinado, Mercader hizo otro intento con la Pasionaria con el fin de regresar a España con la bendición del Partido Comunista. Escribió una carta a Irene Falcón, secretaria de Dolores Ibarruri, en la que decía: "Dolores llegará a Madrid con todos los camaradas..., pero sin mí. ¿Es posible que ahora, cuando ya estamos tan cerquita, mis huesos se queden en tierras lejanas?".

Garmabella revela que aunque hasta 1950 no se supo oficialmente la identidad del asesino de Trotsky, en México eran muchos los que conocían que el enigmático personaje que el 20 de agosto de 1940 clavó el piolet en el cráneo del famoso revolucionario era el catalán Ramon Mercader.

El editor Bartomeu Costa-Amic, militante del POUM, había conocido a Mercader en Barcelona. Cuando vio su foto en los periódicos al día siguiente de la muerte de Trotsky no tuvo duda de que se trataba del joven comunista catalán. Garmabella cuenta que Costa-Amic le dijo que un día se topó con una manifestación del Partido Comunista Mexicano, en la que participaba Caridad Mercader, madre de Ramon. Al verla, el editor le dijo: "Tú, cabrona, has venido a México a organizar la muerte de Trotsky". Ella contestó con una carcajada.

Agustí Puértola, fotógrafo de prensa catalán, también vio en la prensa la imagen del desconocido asesino; lo reconoció de inmediato pese a que las vendas le tapaban la mitad del rostro. Según Garmabella, después de revisar el archivo que pudo sacar de España, Puértola dio con la foto de Ramon Mercader, un militante del PSUC que se distinguió en los combates callejeros al día siguiente de la insurrección franquista en Barcelona. Era la misma cara que salía en los diarios.

En opinión de Garmabella, un presidente tan bien informado como Lázaro Cárdenas (1934-1940) debía saber bien quién era el autor del atentado que se hacía pasar como un diplomático belga llamado Jacques Mornard. Según Garmabella, hubo un pacto de silencio para no perjudicar a los miles de exiliados españoles. "Los mexicanos no aceptaban a los republicanos por revolucionarios. Mucha gente era pronazi, quizás más por antinorteamericanismo que por simpatía real hacia Alemania. Además, la mayoría de los españoles afincados en México apoyaba a Franco. La gran prensa, Excelsior,El Universal,eran muy de derechas; decían que por influencia de los exiliados Cárdenas conducía a México al comunismo", señala el biógrafo.

En opinión de Garmabella, si en 1940 se hubiera sabido que un comunista español era el asesino de Trotsky, habría aumentado el rechazo al exilio, creando una situación muy incómoda a Cárdenas, que seguía reconociendo a la República. Por ello, los catalanes que conocían a Mercader no habrían revelado su identidad.

Garmabella comenta que le interesó la figura de Mercader por su amistad con Alfonso Quiroz Cuarón, el criminalista que hizo el estudio de la personalidad del asesino y que años después comprobaría su verdadera identidad. "Quiroz fue a Barcelona en 1950 - cuenta Garmabella- para averiguar quién era Mornard. Sospechaba que era un comunista catalán. A todas las preguntas que le hicieron, Mercader contestaba: ´No sé, no recuerdo.

Soy un trotskista desilusionado. Me llamo Jacques Mornard´. No sacaron nada más. Jamás reconoció que era Mercader"".

Quiroz se entrevistó en Barcelona con el ex comisario Carlos Polo Borreguero, quien por las fotos del autor del atentado que en su momento publicó La Vanguardia intuía que se trataba del hijo de una famosa comunista, Caridad Mercader. "El asesino se llama Ramon Mercader, y en los archivos debe existir su huella porque yo le detuve en 1935", dijo Polo Borreguero a Quiroz, quien se había traído de México una huella dactilar del falso Mornard.

Trotsky gritó cuando Mercader le clavó el piolet en la cabeza. Por eso el libro de Garmabella se titula El grito de Trotsky."Más que grito - dice el autor- fue un alarido de dolor y sorpresa. Trotsky luchó con Mercader, con un mordisco le hizo tirar el piolet. Mercader nunca olvidó el grito de Trotsky. La idea era matar a Trotsky de forma fulminante, sin hacer ruido para facilitar la huida. Se escogió el piolet como arma más efectiva. El propio Mercader le recortó el mango y lo escondió debajo de la gabardina".

Mercader estuvo 20 años en la cárcel sin abrir la boca. A los 47 años salió envejecido. Fue fiel a su ideal estalinista hasta el final. Garmabella dice que Mercader estaba convencido de que hizo bien en matar a Trotsky porque estorbaba la política de la URSS en plena guerra mundial. "Fue producto de una época. Se sacrificó por una ideología. Evolucionó hasta el extremo de condenar la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968". Mercader murió en 1978 en Cuba; sus cenizas fueron depositadas en el cementerio Kuntsevo de Moscú, en el lugar reservado a los héroes de la URSS.

Fue profundamente catalán, y siempre conservó su lengua natal. Tuvo dos grandes desilusiones: no poder regresar a Barcelona y sentir que muchos amigos rompieron con él. También le amargó asumir todo el peso de la muerte de Trotsky sin que nadie tomara alguna responsabilidad. "Al final - plantea Garmabella- debió de preguntarse si el precio que pagó fue demasiado alto".

E:
http://www.lavanguardia.es/web/20060521/51261377502.html

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Comentaris

Re: Mercader, el asesino de Trotsky.
21 mai 2006
http://www.fundanin.org/vera4.htm


Asaltar los cielos
(Documental de José Luis López Linares y Javier Rioyo)
Juan Manuel Vera

Jose Luis López-Linares y Javier Rioyo han dirigido, bajo la forma de documental cinematográfico, un ensayo sobre el estalinismo visto a través de la familia Mercader. Un experimento insólito en nuestro cine, que merece, sólo ya por ello, un aplauso. Además, lo han realizado con seriedad y con un notable esfuerzo de documentación.

En su aproximación a Ramón Mercader como agente totalitario los autores abordan la doble personalidad, fanática y conformista, del asesino de Trotski. La figura de Ramón queda diluida frente a la de su madre, Caridad del Río, a la que se le atribuye un protagonismo en los actos de su hijo. Éste, por tanto, queda identificado con la figura de un ejecutor, preparado para realizar con frialdad y premeditación un trabajo para Stalin, una labor de profesional que obedece órdenes, más que de creyente, aunque, indudablemente, también fuera un estalinista convencido.

Víctor Serge afirmaba que no todos los medios conducen a un fin; un fin exige siempre medios determinados, ya que la elección de las armas depende del objetivo del combate. En el caso Mercader, medios y fin se unen. La vileza del criminal, preparado en una escuela del KGB, capaz de utilizar a otros -pensar en la cruel utilización de Sylvia Ageloff-, se corresponde con el significado de la política totalitaria de Stalin, para el cual la muerte del autor de La revolución traicionada era una necesidad en el camino de la aniquilación de toda conciencia independiente en la izquierda, que se le pudiera oponer.

Más de medio siglo después, cuando se contemplan las ruinas morales y materiales del imperio estalinista, puede, incluso, quedar algún resquicio de piedad hacia sus agentes. Ciegos, pero completamente responsables de sus actos. Quizás los autores de Asaltar los cielos han querido enfatizar ese aspecto. La comprensión no implica justificación. Hannah Arendt lo explicó muy bien. Que los estalinistas hayan perdido su batalla, que su asalto a los cielos haya sido un sórdido fracaso, no es lo decisivo. Cuando era una fuerza en ascenso, también era la misma mierda. Porque la esencia del estalinismo, su "asalto a los cielos" invertía el significado de la famosa expresión de Marx, en lugar de poder de los trabajadores según el ejemplo de la Comuna de París, dominio totalitario sobre los de abajo.

En la órbita estalinista había reparto del trabajo, diferentes papeles, pero la misma sumisión a Moscú y una común colaboración con sus crímenes (justificación en unos, participación en otros). Conviene no olvidar que hay asesinos que no empuñan el piolet o la pistola. Por ello es imposible intentar salvar a Dolores Ibarruri mientras se condena a Ramón Mercader.

Los crímenes del estalinismo, como los del nazismo, cuando son explicados por quienes se movieron en su círculo totalitario, quedan envueltos en la nube mágica y ambigua de "aquellos tiempos eran muy diferentes", "todo el mundo pensaba así", " si hubiéramos sabido entonces...". No puede haber justificación moral ni política para Mercader ni para los que, como él, por fanatismo o, más frecuentemente, por sumisión, son los agentes que precisa todo totalitarismo. Pero tampoco, claro está, para los dirigentes de esa fuerza tenebrosa, en aquellos tiempos sombríos. Por ello es importante recordar que, en el apogeo del estalinismo, no todos en la izquierda fueron estalinistas, no todos sucumbieron a su "magia"; hubo quienes resistieron, quienes denunciaron, quienes dijeron la verdad y lucharon por ella, pagándolo en ocasiones con la vida, como León Trotski o Andreu Nin.

Creo que el enfoque de Rioyo y López-Linares se aleja de cualquier justificación larvada del estalinismo. Tampoco incurre en ese intento de "salvar a los autores, a pesar de sus hechos", en el cual son expertos algunos historiadores comunistas. Es un intento de acercarse a la mentalidad del asesino de Trotski, a partir de su ubicación en el contexto del estalinismo. Posiblemente, el deseo de evitar el maniqueísmo haga que a algunos espectadores les pueda parecer insuficiente, que echen de menos un mayor protagonismo de las víctimas. Sin embargo, si se entiende correctamente el proyecto de sus autores, era necesario que el protagonismo les fuera concedido a Mercader y a su familia. Es una película sobre el asesino, no sobre Trotski.

No hay reconciliación entre víctimas y verdugos. Cada cual queda en su sitio. El asesino, con su crimen, con ese grito. Quienes se opusieron al estalinismo quedan donde siempre estuvieron, con su dignidad, su ejemplo frente a la ignominia.
Re: Mercader, el asesino de Trotsky.
21 mai 2006
Asaltar los cielos documental sobre Ramón Mercader, el hombre que asesinó a León Trotski.


El doc. se remonta a las primeras décadas del siglo XX en Barcelona, donde nace Mercader, y a esa madre temperamental, algo deschavetada y perdidamente stalinista que le tocó en suerte. Ya de muy joven, y a sus instancias, Ramón se enrola entre los seguidores de José Stalin. No lo hace del modo habitual, como sacrificado militante de alguna de las juventudes españolas del PC, sino que entra por la puerta grande: un viaje a la Unión Soviética que lo pone en contacto directo con el poder. Este le da a Ramón el entrenamiento político necesario para afirmar definitivamente su fanatismo, y una preparación intelectual que muchos agentes de las películas de Bond envidiarían.

Esta primera mitad del film, al igual que la que nos queda por delante, se nutre de una estructura documental más o menos caminada: imágenes de archivo, una voz en off (la de Charo López), numerosos individuos que ofrecen sus testimonios ante cámara. Entre otros: Luis Mercader, el hermano diez años menor de Ramón; el escritor Manuel Vázquez Montalbán (mucho más joven), que fue militante del PC español; Santiago Carrillo, que supo ser su secretario general durante largos años (e hizo buenas migas con Ramón); amigos del susodicho, etc. Algunos de estos testimonios son valiosos. Las imágenes de archivo, en cambio, en este tramo están cocolicheramente agrupadas, de modo que ayudan poco a reconstruir la historia de Mercader, a hacer foco sobre su periplo.

Todo mejora cuando nos acercamos a México. La presencia de Trotski, quien se refugió en un bunker paradójico (por lo vulnerable) de Coyoacán, empieza a darle sentido a las imágenes. Y es lógico: en última instancia, este hombre es lo que le dio sentido –por no hablar de fama– a la vida de Mercader. Por lo demás, la proximidad del crimen acrecienta la tensión del film (en relación con esto, cabe celebrar que el relato avance de manera lineal, es decir cronológicamente). Y las estrategias del sicario aportan cierto aire de film noir, cierto suspenso, vinculado con los muchos nombres e identidades que adoptó. Las imágenes de archivo también se ponen más jugosas, y lo mismo ocurre con los testimonios, con la yapa de que empiezan a declarar los del otro bando. Habla una viejita que fue muy amiga de Silvia Ageloff, la militante trotskista que, ignorándolo todo, se dejó seducir por Mercader, facilitándole el ingreso al círculo íntimo del revolucionario. Se lo escucha a Esteban Volkov, nieto de Trotski, y a algunos de los guardaespaldas –dos yanquis, uno mexicano– que lo acompañaron por esos días. Lo más conmovedor de este segmento son las palabras de Trotski –evocadas por algunos de estos– que dan cuenta de que el creador del Ejército Rojo sabía perfectamente que tarde o temprano Stalin acabaría con él, porque nada puede hacer un hombre solo y en fuga contra un Estado entero.

Hecha excepción de la mentada dispersión inicial, el film reconstruye con riqueza y precisión los detalles fácticos de la historia que tomó entre manos. Derrumba incluso algunos mitos, como el que establecía que Mercader no obró por convicción (ciega, aun espantosa, pero convicción al fin) sino porque la KGB tenía secuestrados a su madre y a su hermano. No: mientras éste le asestaba a Trotski el golpe de piqueta que terminó con sus días, doña Caridad estaba a pocos metros del lugar del crimen, esperando a su hijo en un automóvil con el motor encendido. Lo que Asaltar los cielos no se preocupa por develar, investigar o tan siquiera poner mínimamente de manifiesto son las causas de este horrendo crimen: los oscuros intereses de la casta stalinista, el riesgo que el ya anciano Trotski y su flamante "creación", la Cuarta Internacional (fundada dos años antes con el fin de unificar el combate anticapitalista a nivel mundial), suponía para sus planes, etc. Todo eso falta. Pero todo eso es lo que puso en marcha a Mercader. Esta ausencia, pues, le quita hondura y relevancia a la película.
Re: Mercader, el asesino de Trotsky.
21 mai 2006
el Mercader ese era del PSUC verdad?
Re: Mercader, el asesino de Trotsky.
21 mai 2006
MERCADER PATRIOTA CATALA !!!!
Re: Mercader, el asesino de Trotsky.
21 mai 2006
sí, era del PSUC, partit estalinista contra-revolucionari que va lluitar contra la revolució social d'anarquistes i el POUM al 36-37
Ramón Mercader
22 mai 2006
Leon-trotsky.jpg
Trosky_Mercader.jpg
MUSEO CASA DE LEÓN TROTSKY
http://www.mexicocity.gob.mx/detalle_pat.html?id_pat=3823

AV. R�O CHURUBUSCO 410, COLONIA DEL CARMEN, CP 04100, DELEGACIÓN COYOACAN
ENTRE GÓMEZ FAR�AS Y VIENA
ACCESO METRO COYOACÃ?N
Tel: 5554 0687 / 5658 8732
Fax: 5658 8732
Re: Mercader, el asesino de Trotsky.
22 mai 2006
si catalunya té un heroi que hagi de ser reconegut mundialment aquest és el camarada Ramon Mercader. RAMON MERCADER, PATRIOTA CATALÀ!

puto carrillo!
Re: Mercader, el asesino de Trotsky.
22 mai 2006
clar que si


RAMON MERCADER PATRIOTA CATALA



EL PIOLET ES L'ARMA DEL PROLETARIAT CONTRA LA BURGESIA
!!!!!!!
assassinat de Nin
23 mai 2006
http://www.fundanin.org/genoves.htm

Operación Nikolai o el asesinato de Andreu Nin
Maria Dolors Genovés.- directora del film Operación Nikolai,
Este artículo figura en Història política, Societat i Cultura dels Països catalans (Barcelona, 1998).


Andreu Nin y el POUM eran incómodos. Lo eran para Stalin y, por extensión, para todos los que obedecían al comunismo internacional. La posición revolucionaria de los poumistas desde el comienzo de la guerra civil, las campañas de La Batalla contra las purgas estalinistas de la vieja guardia bolchevique de la URSS y contra los intereses que se ocultaban detrás de la llamada ayuda soviética a la República determinaron que el POUM y su líder fueron considerados como enemigos a destruir.
La lucha por la hegemonía entre la CNT y el PSUC durante las Jornadas de Mayo de 1937, fue la excusa y el detonador para trasladar a Barcelona los procesos que se producían en Moscú.
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"Los trotskistas han jugado un papel decisivo en el golpe, no desde el punto de vista cuantitativo de su aportación en hombres y armamento (pese a que estaban bien armados), sino como instigadores y como proveedores de la plataforma del golpe. La plataforma dada por los trotskistas era "la revolución está en peligro". (....) Los trotskistas del POUM siguen existiendo como organización legal, (y a la vez realizan una tarea clandestina) y hasta ahora, pese a todos los esfuerzos del partido, ni el gobierno de Cataluña, ni el gobierno de Valencia, no han tomado ninguna medida seria contra el POUM. Pese a todo, es la primara vez que se ha visto claro por parte de las grandes masas de diversas tendencias el papel de agentes del fascismo que juegan los trotskistas. En fin, pienso que ahora lograremos obtener medidas serias y eliminar así en gran parte una de las mayores dificultades en la organización de la guerra y en la vía de la unidad de acción con la CNT" - - - - - - -
Mientras el delegado de la Internacional Comunista creaba el corpus propagandístico de la conspiración con la complicidad del PSUC y del PCE - nunca más el POUM pudo liberarse del calificativo de trotskista, cosa que no era -, el agente del NKVD enviado a España, Alejandro Orlov, se encargó de fabricar el modus operandi. En el archivo del Servicio de Información Exterior de la Federación Rusa, que posee toda la documentación histórica de las actividades de la GPU, del NKVD y del KGB y de sus agentes se encuentran las pruebas del complot organizado contra el POUM.
Leva Lazarevitx Feldvin - más conocido por el seudónimo de general Alexander Orlov, alias Xvied - envió 24 horas después del informe de Pedro una carta a la sede del NKVD de Moscú donde detallaba con precisión la manera de involucrar al POUM y a sus dirigentes en la red de espionaje franquista desmantelada por los servicios secretos de la República.
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El engranaje se puso en marcha y el 16 de Junio de 1937 Andreu Nin fue detenido en las Ramblas de Barcelona por policías de la Brigada Especial de Madrid y, poco después, varios miembros del Comité Ejecutivo y algunos militantes conocidos. Los locales y los periódicos del POUM fueron clausurados y se inició una represión general y una campaña de prensa grotesca para desacreditar a Nin y a sus compañeros.
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El montaje paralegal ideado por Orlov no dio los resultados esperados y se produjo un cambio de estrategia. El 24 de julio de 1937, Orlov envió una carta a la Lubianka (sede del NKVD) explicando el secuestro del dirigente poumista en la prisión de Alcalá e identificó a los responsables.
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Pero ¿cuando asesinaron a Nin? La incógnita se resuelve si se relaciona el telegrama citado con la carta de Orlov del 24 de julio de 1937 en la que se explica el secuestro de Nin de la prisión de Alcalá de Henares. En esa carta, Orlov precisa que Juzik es el último participante en la operación y que ya ha abandonado España. Por consiguiente, como Juzik estuvo presente durante la ejecución de Nin, éste fue eliminado entre el 21 de junio, fecha de la última declaración oficial, y el 24 de julio, cuando Orlov comunicó al NKVD el secuestro.
Conspiración, secuestro y asesinato. En definitiva, un espejo de las purgas estalinistas trasladadas de Moscú a Barcelona y Madrid con la complicidad del PSUC y del PCE, de la policía republicana y de la pasividad increíble del gobierno de la República.
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