El ruido que ha dejado tras de si el tripartito ha sido para muchas ciudadanas y ciudadanos de Catalunya una música especial; un bolero melancólico de Moncho, nocturnos de Montoliú, silencios de Mompou y Montalbán, el cello combatiente de Pau Casals, la rumba de los gitanos de Gracia que el Gato Pérez paseaba entre el Tibidabo y el mar, el son ramblero de Lucrecia, verbenas con orquestas del Poble Sec, Estopa. La SEAT. Mercadona.
Llegó la reforma laboral, ese repetido dÃa de la marmota desde el big bang, o el gran pum. Cuevas fosilizado en la foto, la UGT, CCOO.
Para una parte de la sociedad se habÃa recuperado el hilo robado de la historia, se habÃa retomado la normalidad imparable, se habÃa dejado atrás, esta vez si, congelado en un Nodo de la memoria, al dictador sangriento, al represor implacable, al militar de las sentencias de muerte y las cárceles a rebosar. Tras transiciones y requetetransiciones, habÃa todavÃa un extraño hueco en Barcelona y en toda Catalunya, cientos de miles de personas transparentes, sin representación. Gente que no vota, o que ni siquiera tiene ese derecho. Los descendientes de quienes fueron el corazón de la ciudad y del paÃs durante muchos años. Los que llenaron cárceles durante decenios. Aquellos que vivÃan en las mismas barriadas que hoy ocupan sus bisnietos, los inmigrantes.
Quienes fueran Los amos dels carrers en los momentos más graves. La CNT, los anarquistas.
El tripartito ha representado la continuidad de la Generalitat republicana. Los sucesores más directos de Companys dirigÃan Catalunya en una coalición de Frente popular; socialistas, comunistas y republicanos de izquierda. Nada que ver con las circunstancias de los años treinta, otras personas, otras culturas, otras maneras, otras necesidades, otros problemas.
La CNT no tiene la capacidad que tenÃa hace setenta años. Ha sido objeto de represión continua desde su creación y lo es ahora mismo. Los anarcosindicalistas representaron algo que no se puede ignorar y que, al margen de nominalismos, transformado, difuso, pero reconocible, llega hasta nuestros dÃas. No se puede hacer como que no existieron. Como que no existen. Están en el mismo sitio, en la calle, se llamen como se llamen.
Ignorar esas voces, prohibir a la CNT que se manifieste en Barcelona, pretender representar a la sociedad catalana sin contar con los nietos de los obreros que hicieron una revolución, es, cuando menos, una torpeza. Vienen nuevas elecciones. Todos subirán el tono. Acebes ya llama fascistas a los socialistas; habló de putas “la tacones�.
Pase lo que pase con el referéndum, pase lo que pase con las elecciones, los tranvÃas, el metro y los autobuses funcionarán, habrá pan, habrá luz y gas, cines y bares.
El anarcosindicalismo y otras corrientes libertarias crecen. Arriba lo saben. Que sigan silbando. La CNT dice: no compres en mercadona. Por algo será.
Abel Ortiz
abajoeltrabajo @ lamanchanegra.com
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