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Notícies :: educació i societat : sanitat
Las enfermedades dominantes en el mundo actual
20 mai 2006
M'han passat un fullet de difusió mèdica, "Las medicinas no científicas ylas enfermedades", on es denuncien algunes mentides sobre les malalties. Com ho veig molt interessant, en els pròxims dies vaig a publicar diverses cites. Està escrit pel catedràtic jubilat d'Història de la Medicina José María López Piñero. Ja he publicat una anteriorment

Las enfermedades dominantes en el mundo actual

La conversión de las afecciones cardiocirculatorias, los tumores malignos y los accidentes en las enfermedades sociales dominantes en los países desarrollados, se ha ido produciendo a lo largo del siglo XX, como resultado de una compleja serie de factores que no puede resumirse en un esquema sencillo. Entre los generales figuran el aumento de la esperanza de vida que, en España, por ejemplo, ha pasado de menos de cuarenta años en 1901 a casi ochenta en 1996; y el retroceso de las enfermedades infectocontagiosas, a pesar de que en las dos últimas décadas hayan quedado desmentidas las expectativas triunfalistas de su próxima erradicación. Una rápida visión de conjunto de este proceso la ofrece la trayectoria en España de los porcentajes del total de muertes que corresponden a dichos capítulos:



1901

1920

1940

1960

1990

Enfermedades infectocontagiosas

52,1

53,2

38,3

13,9

1,2

Enfermedades cardiocirculatorias

14,4

17,6

25,0

34,1

40,7

Tumores

1,5

2,7

3,9

13,7

23,9

Accidentes

1,5

2,7

3,9

13,7

23,9

Otros capítulos

30,5

24,8

23,7

30,5

28,6


Esta trayectoria es paralela a la de la tasa de mortalidad infantil por mil nacidos vivos, uno de los indicadores globales más expresivos de la situación epidemiológica:

1901

185,9

1920

165,2

1940

108,7

1960

35,5

1990

7,6



Las diez principales causas de muerte en España durante el año 2000 han sido las siguientes:

Hombres

Muertes

Porcentajes

1a. Infarto de miocardio y angina de pecho

22.073

11,60

2a. Cáncer de pulmón

15.432

8,38

3a. Enfermedades cerebrovasculares

14.931

7,67

4a. Enfernedades pulmonares obstructivas crónicas

12.197

6,11

5a. Otras enfermedades del corazón

6.841

3,62

6a. Insuficiencia cardíaca

6.182

3,29

7a. Cáncer de próstata

5.448

2,74

8a. Accidentes de tráfico

4.861

2,56

9a. Cáncer de colon

4.726

2,46

10a. Otras enfermedades respiratorias

4.501

2,35

Mujeres

Muertes

Porcentajes

1a. Enfermedades cerebrovasculares

21.489

11,30

2a. Infarto de miocardio y angina de pecho

16.615

9,06

3a. Insuficiencia cardíaca

12.701

6,33

4a. Otras enfermedades del corazón

8.504

4,68

5a. Cáncer de mama

5.663

4,54

6a. Diabetes

5.286

3,08

7a. Demencia no especificada

5.192

3,00

8a. Otras enfermedades respiratorias

5.078

2,70

9a. Cáncer de colon

4.029

2,61

10a. Enfermedades pulmonares obstructivas crónicas

3.976

2,32


La ausencia de datos sobre los países más pobres impide reflejar mediante indicadores la enorme desigualdad ante la enfermedad y la muerte en el mundo actual. Como mero acercamiento, nos limitaremos a comparar los correspondientes a España con los de Japón, los Estados Unidos y el Perú:


JAPÓN

EEUU

España

Perú

Porcentajes del total de muertes





Enfermedades infectocontagiosas

1,4

1,5

1,2

20,3

Enfermedades cardiovasculares

38,0

46,2

40,7

11,9

Accidentes

3,7

4,5

5,6

4,8

Otros capítulos

34,1

28.1

28,6

57,0

Tasa de mortalidad infantil

4,3

10,3

7,6

33,8


El paludismo o malaria

El paludismo o malaria ha sido un grave problema en los países mediterráneos desde la Antigüedad hasta el siglo XX. Ello explica los innumerables estudios que ha motivado desde los textos hipocráticos del siglo V antes de nuestra era. Entre los primeros de orientación moderna figura el que Antonio José Cavanilles (1797) dedicó a su relación con el cultivo del arroz en Valencia, basándose en datos estadísticos. Su mayor frecuencia en comarcas con aguas estancadas promovió una corriente sanitaria centrada en la desecación, diame-tralmente opuesta a la ideología ecologista actual, defensora a toda costa de la conservación de los humedales.

Tradicionalmente se distribuía entre las ciudades y el campo de modo inverso a la tuberculosis y tiene tasas bajas de letalidad. Por ejemplo, en la España de 1950 había 19.644 casos declarados y produjo solamente 72 muertos, lo que corresponde a una tasa de letalidad de 0,37 por ciento. En consecuencia, las tasas de mortalidad no reflejan el problema médico-social del paludismo en las zonas endémicas, donde las tasas de morbilidad pueden ser tan elevadas como las de Puçol, Sueca y otras localidades arroceras valencianas en las que, durante el siglo XIX, lo padecía más de la mitad de los habitantes.

Aunque fue declarado oficialmente erradicado de España en 1965, se mantiene en más de un centenar de países y es considerado uno de los principales

problemas sanitarios actuales. En la mayor parte de las regiones palúdicas se ha agravado en el curso de los últimos diez años. Más de dos mil millones de personas, es decir, el cuarenta por ciento de la población mundial viven en zonas de alto riesgo. El paludismo es una de las grandes causas de muerte de niños de menos de cinco años, ya que mata del 20 al 30 por ciento de los niños de este grupo de edad. Las condiciones socioeconómicas y sanitarias, las guerras y la resistencia a los insecticidas de los mosquitos que lo transmiten hacen impracticable actualmente su erradicación.

Lejos de disminuir, como suponían algunas previsiones, el número de casos se ha cuadriplicado en el continente americano en el curso de tres lustros, además de reintroducirse en zonas en las que estaba erradicado, como los Estados Unidos. Algo parecido sucede en Asia, aunque la situación es todavía peor en África, donde se estima que anualmente se producen unos 88 millones de casos nuevos solamente en los países subsaharianos. Una de las estrategias para marginar los factores socioeconómicos de esta situación es la manipulación del ambientalismo climático, amparándose en las proclamas de determinados grupos ecologistas, en los que se han refugiado muchos procedentes de la alta burguesía que antes alardeaban de izquierdismo. En los medios de comunicación de masas e incluso en publicaciones con pretensión de científicas, se repite continuamente que el "cambio climático" es la causa del grave retroceso de la situación sanitaria actual, tanto en los países subdesarrollados como en los más ricos. Según esta "doctrina", la contaminación por el CO2 procedente del tráfico automovilístico y aéreo, la industria y la producción de energía apenas afecta a los pulmones (en contraste con los terribles daños del humo del tabaco), pero produce un progresivo calentamiento del planeta mediante el "efecto invernadero". El incremento de la temperatura, que con tanta precisión afirman haber calculado los "expertos" al servicio de las multinacionales, no sólo está fundiendo los hielos polares y elevando el nivel de los mares, sino difundiendo enfermedades como el paludismo o malaria. Por ejemplo, el informe de 1999 del Fondo Mundial de la Naturaleza predijo:

"En el sur de España, el año 2020 será habitual la presencia de mosquitos de la malaria ... en el sureste, el alza de la temperatura creará el ambiente idóneo para la reproducción de los mosquitos que traen la malaria".

En este contexto, resulta oportuno recordar que en la España de 1901, con dieciocho millones de habitantes, había medio millón de enfermos de paludismo, que se acumulaban, sin necesidad de "cambio climático", en tres focos: litoral atlántico meridional, litoral valenciano y cuencas del Guadalquivir, el alto Guadiana y el Segura.

La tuberculosis

El prototipo de enfermedad social infectocontagiosa crónica es la tuberculosis, que hace poco más de medio siglo era la primera causa de muerte en los países desarrollados. La más importante desde el punto de vista social es la pulmonar, producida fundamentalmente por el Mycobacterium tuberculosis. Entre las demás tuberculosis, cuya relación con la anterior no fue demostrada hasta la constitución de la bacteriología médica, destacan la ganglionar («escrofulosis») y la ósea, en especial la de la columna vertebral («mal de Pott»), ambas debidas al Mycobacterium bovis, principal agente de la tuberculosis bovina. Recordemos también la cutánea {lupus vulgaris), la renal, la meningitis tuberculosa, etc.

El reservorio principal es humano, al que hay que añadir los bóvidos en el caso del Mycobacterium bovis. La forma de contagio es aérea entre un ochenta y un noventa por ciento, seguida en importancia por la digestiva, tras la ingestión de leche contaminada por M. bovis. Es una enfermedad muy antigua en el Viejo Mundo, ya que ha sido demostrada en el período neolítico y el Egipto arcaico. En cambio, es discutida su presencia en la América precolombina. La colonización europea la ha llevado a numerosos territorios, entre los que se encuentran la zona ártica, muchas islas del Pacífico y quizá también América.

En España, la tuberculosis siguió un curso que se refleja en la evolución de la tasa de mortalidad específica por cien mil habitantes: se mantuvo en torno a 200 desde 1860 hasta comienzos del siglo XX y, a partir de entonces, descendió en etapas que pueden ejemplificarse en las cifras de 1940 (111,5), 1960 (25,2) y 1980 (3,9). Es una de las enfermedades más claramente asociadas a la pobreza. En una ciudad como Madrid, en la que causó 2.046 muertes el año 1904, con una tasa de mortalidad específica de 386,1 por cien mil habitantes, hubo únicamente 54 fallecimientos en el distrito más rico (tasa: 209,3) y 608 en el más pobre (tasa: 1.107,4). Era entonces predominantemente urbana, con una tasa de mortalidad en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla que duplicaba la de las correspondientes provincias. No resulta extraño que figurase en las reivindicaciones sanitarias de los movimientos proletarios como "enfermedad social" por excelencia. Las causas de su descenso han sido muy debatidas, pero hay un acuerdo general en que no se produjeron cambios genéticos en la virulencia del germen. El factor principal parece ser la mejora de la dieta alimenticia, seguido de la superación del hacinamiento, la mejora de la higiene personal, etc.

En la última década ha habido mil setecientos millones de tuberculosos en el mundo, es decir, la tercera parte de la humanidad, y anualmente mueren en torno a tres millones y aparecen entre ocho y nueve millones de casos nuevos.

Las cifras más elevadas corresponden a territorios del África subsahariana, Asia superior, Indonesia, Indochina y los Andes. Sin embargo, no afecta solamente a zonas de población miserable, sino también a las personas más pobres de todos los países, incluidos los más ricos, en los que está aumentando de forma alarmante. En los Estados Unidos, por ejemplo, desde 1985 a 1991 descendió un 9 por ciento entre los clasificados por el racismo oficial como "blancos", pero se incrementó un 26 por ciento entre los "negros" y un 72 por ciento entre los "hispanos". Otro ejemplo significativo es el de Suiza, donde aumentó globalmente un 15 por ciento entre 1989 y 1990, correspondiendo la mitad de casos nuevos a inmigrantes. Estos hechos suelen ocultarse, atribuyéndolos exclusivamente al sida, para que no se sepa que la verdadera causa es el aumento de la miseria. En España, donde se declaran anualmente más de diez mil casos nuevos de tuberculosis, se ha demostrado que el aumento debido a la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana se limita al siete por ciento.

Las enfermedades infectocontagiosas "emergentes"

Es muy lamentable atribuir a los inmigrantes procedentes de los países subdesarrollados la reaparición o el incremento en los países ricos de las enfermedades de causa microbiana, encabezadas por la tuberculosis y el paludismo o malaria, ya que los llamados "estudios étnicos" (racistas) los convierten en "culpables" mediante la falsificación de los condicionamientos socioeconómicos.

A la reaparición y el incremento hay que añadir otras enfermedades infectocontagiosas nuevas, cuyos agentes se desconocían. Desde 1973 hasta la actualidad se ha descubierto casi una treintena de microorganismos patógenos para la especie humana, entre ellos, el Vibrio cholerae 0139 responsable de las recientes epidemias de cólera, la Escherichia coli 0157:H7 o "bicho de las hamburguesas" y el virus de la inmunodeficiencia humana causante del sida.

De 1976 procede la identificación de las bacterias del género Legionella, en especial L. pneumophila, como agentes de la denominada legionelosis, enfermedad cuya forma neumónica tiene una elevada letalidad y produce brotes epidémicos en edificios públicos como grandes almacenes, hoteles y hospitales, principalmente asociados a instalaciones centralizadas de agua caliente y aire acondicionado que no se limpian debidamente para ahorrar dinero.

En 1989 se descubrió el virus de la hepatitis C, que actualmente es una de las principales causas de cirrosis, cáncer de hígado y enfermedades crónicas del hígado, así como de algunas de los ríñones y de la sangre.

En este capítulo puede también incluirse el prion, es decir, la partícula infecciosa carente de ácidos nucleicos, causante de la encefalitis espongiforme bovina, lamentablemente denominada "vacas locas" no sólo por los medios de comunicación, sino incluso en algunas publicaciones médicas. Como es generalmente sabido, se ha desarrollado principalmente en Gran Bretaña, donde ha habido más de ciento setenta mil casos, siendo uno de los indicadores de la profunda crisis que padece el sistema sanitario británico, que era modélico hasta los años ochenta. Se ha demostrado su relación directa con la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob, o encefalopatía espongiforme humana, y aunque hasta ahora no hay muchos casos declarados, se teme que pueda producirse una grave epidemia en el próximo futuro. En la actualidad estamos pendientes de las "vacas locas" de los Estados Unidos.

Entre los microorganismos patógenos recientemente identificados hay también varios agentes causales de enfermedades que antes no eran consideradas infecciosas. Destaca el Helicobacter pylori, descubierto en 1983, que es un factor importante de la úlcera duodenal y también de la gastritis tipo B y el cáncer gástrico.

La aparición de nuevas afecciones infectocontagiosas y la reaparición o el aumento de otras ya conocidas ha motivado que se conviertan en términos de moda las expresiones "enfermedades infecciosas emergentes" o "reemergentes", difundidas principalmente por la revista Emerging Infectious Viseases, que se edita desde 1995. En el lenguaje médico castellano dominante hoy en España, estos términos han causado una situación que sería divertida si no reflejase la triste ausencia de rigor de muchas traducciones de los seguidores de "solamente inglés", tan patéticamente desorientados como hace unas décadas lo estaban los médicos que se limitaban al idioma francés o pedanteaban con expresiones alemanas. Cualquiera sabe que en inglés emergency significa "urgencia" y emergence corresponde a "emergencia", vocablo que en ambas lenguas se extiende a lo que nace, sale o comienza. Sin embargo, en la misma línea iletrada de traducir sophisticated (complicado, refinado) como "sofisticado" (adulterado, falseado), emergency se ha vertido masivamente en el castellano de España como "emergencia", llegándose en el mundo médico a la especulación bizantina de distinguirla conceptualmente de "urgencia" y organizar servicios asisten-ciales separados con uno y otro nombre. Por lo tanto, hoy se siente la necesidad de hablar de "la emergencia de las enfermedades infecciosas emergentes" o del "problema emergente de la emergencia y reemergencia de las enfermedades infecciosas". Pero "dejemos esto aparte como cosa de risa", frase que tanto gustaba a Dionisio Daza Chacón, gran cirujano del siglo XVI y uno de los fundadores de la terminología médica castellana.


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Comentaris

Re: Las enfermedades dominantes en el mundo actual
21 mai 2006
Doncs si...realment interessant.
M'ha resultat impactant la diferencia de patologies en els paisos rics i pobres. La gent aqui petem com aglans...
Sindicat Terrassa