Andalucía: Un Estatuto para la Dependencia - LA SEGUNDA ESTAFA

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Andalucía: Un Estatuto para la Dependencia - LA SEGUNDA ESTAFA
per Andalucia Libre	08 mai 2006
El 2 de Mayo el Parlamento andaluz aprobó el texto de Reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía con los votos del PSOE y PCE-IU y la oposición -desde posiciones políticas distintas- del PP y del PA. Aquí nos vamos a dedicar a ubicar esta decisión en su contexto, describir la situación y perfilar algunas de sus implicaciones presentes y futuras para nuestra Nación
La PolÃ©mica Nominal en el Proceso estatutario: 'NaciÃ³n' y 'realidad nacional'. AndalucÃa: Un Estatuto para la Dependencia LA SEGUNDA ESTAFA AndalucÃa Libre El 2 de Mayo de 2006 el Pleno del Parlamento andaluz aprobÃ³ el texto de Reforma del Estatuto de AutonomÃa de AndalucÃa[1] con los votos favorables del PSOE (61) y PCE-IU (6) y la oposiciÃ³n â��desde posiciones polÃticas diametralmente distintas- del PP (36) y del PA (5). Por tan sÃ³lo un voto de diferencia superÃ³ el listÃ³n de los tres quintos necesarios (66 de 109). Esta propuesta serÃ¡ remitida al Parlamento espaÃ±ol para ser allÃ sujeta a su debate, enmienda y aprobaciÃ³n definitivas. Luego, el texto resuelto en Madrid serÃ¡ sometido a referÃ©ndum del pueblo andaluz. En estos Ãºltimos dÃas, tras la aprobaciÃ³n del dictamen el pasado 20 de Abril por la ComisiÃ³n de Desarrollo Estatutario, la atenciÃ³n polÃtica y mediÃ¡tica se concentrÃ³ en la inclusiÃ³n por el PSOE en el PreÃ¡mbulo de las palabras â��realidad nacionalâ�? y a su modificaciÃ³n del Art. 1 del proyecto en el que la definiciÃ³n de AndalucÃa como â��nacionalidad histÃ³ricaâ�? seguÃa refiriÃ©ndose expresamente al Art. 2 de la ConstituciÃ³n espaÃ±ola, pero sin reproducirlo entero textualmente como en el Estatuto vigente. El PP se opuso a estos cambios argumentando que la Ãºnica â��realidad nacionalâ�? existente y citable es la de EspaÃ±a y que se habÃa de mantener en el articulado del Estatuto andaluz todo el texto del citado Art. 2 de la ConstituciÃ³n espaÃ±ola en que se afirma la â��indisoluble unidad de la naciÃ³n espaÃ±ola, patria comÃºn e indivisible de todos los espaÃ±olesâ�?, que meses atrÃ¡s habÃa pactado previamente con el PSOE. El PCE-IU uniÃ³ sus votos al PSOE a favor del preÃ¡mbulo y el PA votÃ³ en contra por no recogerse la palabra â��naciÃ³nâ�?, tal y como sÃ ocurre en el del recientemente reformado Estatuto catalÃ¡n[2] La verdad completa sobre el asunto es que el preÃ¡mbulo propuesto por el PSOE, aprobado en ComisiÃ³n y luego en el Pleno, habla repetidamente de una AndalucÃa â��parte esencial de EspaÃ±aâ�? en la que â��segÃºn su opiniÃ³n- â��andaluces y andaluzas nos reconocemosâ�? y que cuando inserta el adjetivo polÃticamente polÃ©mico lo hace de esta forma: â��AsÃ, la ConstituciÃ³n espaÃ±ola, en su artÃculo 2Âº, reconoce la realidad nacional de AndalucÃa como una nacionalidadâ�?. AsÃ queda claro que la referencia va ligada a la condiciÃ³n de â��nacionalidadâ�? y no a la de â��naciÃ³nâ�?, aunque el adjetivo â��nacionalâ�? sea lingÃ¼Ãsticamente compartido por ambas. Todo el embrollo proviene originariamente de que la ConstituciÃ³n espaÃ±ola sÃ³lo cita y reconoce a una naciÃ³n: la espaÃ±ola -Ãºnica depositarÃa de la soberanÃa- formada por â��nacionalidades y regionesâ�?. El termino â��nacionalidadâ�? fue el sinÃ³nimo eufemÃstico que se buscÃ³ en 1978 para referirse a las naciones insertas en el Estado espaÃ±ol, sin reconocerles esa cualidad. AdemÃ¡s terminÃ³ haciendo funciones de categorÃa polÃtica y autonÃ³mica entre los diversos paÃses del Estado y para este ultimo objeto, cuando fue insuficiente, se le terminÃ³ aÃ±adiendo a unas en demÃ©rito de otras, el apelativo de â��histÃ³ricasâ�?. Volviendo al presente, en estricta tÃ©cnica constitucionalista es evidente que hubiera cabido admitir la inclusiÃ³n de la definiciÃ³n de â��naciÃ³nâ�? en las reformas estatutarias en curso â��a la manera que se ha aprobado llamar al PaÃs Valenciano â��Reino de Valenciaâ�?, sin mayor dificultad- una vez que estas â��nacionesâ�?, al someter sus estatutos al marco constitucional espaÃ±ol y por consecuencia a la â��NaciÃ³n espaÃ±olaâ�?, seguirÃan tan desprovistas de soberanÃa como las precedentes â��nacionalidadesâ�?. Pero el PSOE terminÃ³ coincidiendo con el PP en que dejar a EspaÃ±a y su â��NaciÃ³nâ�? como â��naciÃ³n de nacionesâ�? era ya rizar el rizo conceptual en demasÃa y socavar en exceso a escala popular uno de los fundamentos del espaÃ±olismo. AdemÃ¡s polÃticamente -desde su punto de vista- incluir el concepto en las partes normativas de los estatutos podÃa servir de percha polÃtica futura a demandas de SoberanÃa Nacional y autodeterminaciÃ³n; de ahÃ que â��naciÃ³nâ�? desapareciera del articulado catalÃ¡n y fuera desplazada en forma de mera constataciÃ³n sin fuerza normativa a su preÃ¡mbulo. La cuestiÃ³n al plantearse en AndalucÃa â��aunque fuera de una forma diluida y cualitativamente distinta- dio lugar a una polÃ©mica que sirviÃ³ de excusa al PP para argumentar su oposiciÃ³n al Estatuto andaluz, sustentada por razones de interÃ©s polÃtico-partidario estatal dictadas por razones de coyuntura desde Madrid. Tiempo atrÃ¡s el presidente del PP andaluz, Javier Arenas habÃa declarado que: "Algunos dÃas me levanto y digo que el nivel de acuerdo del PP con el proyecto es del 90% y otros, que me llaman carroÃ±ero, digo que el 80%". Ahora sin embargo -con un texto sustancialmente similar- afirmaba con desenvoltura: Â«El nuevo Estatuto es una mera coartada del nacionalismo independentistaÂ». Precisamente desde Madrid su portavoz estatal Acebes dio la pauta al tono tremendista del PP declarando sin empacho que al incluir â��realidad nacionalâ�? en el preÃ¡mbulo â��Se ha dado un paso para que EspaÃ±a deje de ser naciÃ³nâ�?(17 Abril). Sin el menor sentido del ridÃculo afirmÃ³ a continuaciÃ³n que â��el Presidente Chaves sigue la senda de los nacionalismos e independentismos mÃ¡s radicalesâ�?. Ese mismo Chaves habÃa afirmado en un pleno parlamentario: â��Creo firmemente, firmemente, que AndalucÃa, CataluÃ±a y el PaÃs Vasco forman parte de EspaÃ±a. Creo que nadie en este Parlamento lo pone en dudaâ�? Dado que el proceso estatutario catalÃ¡n habÃa concluido prÃ¡cticamente en Madrid, el proceso andaluz encontrÃ³ por primera vez eco en los medios espaÃ±oles de Ã¡mbito estatal y dio lugar a mÃºltiples declaraciones y comentarios. Algunos, formulados como si la propuesta estuviera ligada a un reconocimiento por el estatuto de la naciÃ³n andaluza, hecho de todo punto inexistente. Otros, comparando en toda la gama de interpretaciones posibles los tÃ©rminos utilizados en CataluÃ±a y AndalucÃa, como pretendido recurso para medir la ubicaciÃ³n respectiva de ambos proyectos estatutarios. Otros mÃ¡s, finalmente, para sacar a la superficie el desprecio que provocamos y arrastramos los andaluces en muchos medios espaÃ±oles.[3] Llegados al Pleno parlamentario, el PSOE ofreciÃ³ al PP incluir sendas enmiendas transaccionales en las que, aun manteniendo en el preÃ¡mbulo las dos palabras â��realidad nacionalâ�?, le daba plena satisfacciÃ³n en sus otras peticiones. ProponÃa ahora el PSOE incluir en ese mismo preÃ¡mbulo una referencia a la pertenencia de AndalucÃa a â��la indisoluble unidad de la naciÃ³n espaÃ±olaâ�? y repetirla en el articulado. El PP no aceptÃ³ el acuerdo y mantuvo su oposiciÃ³n. AÃºn asÃ y para que no quede duda sobre su ferviente espaÃ±olidad y la del proyecto que presenta, el PSOE ya ha anunciado que modificarÃ¡ en Madrid el texto de la Reforma para incluir ambas inserciones. En concreto, el PSOE incorporarÃ¡ al preÃ¡mbulo que el reconocimiento de la "realidad nacional de AndalucÃa como una nacionalidad" se realiza "en el marco de la unidad de EspaÃ±a". AdemÃ¡s, modificarÃ¡ el artÃculo 1.1 con lo que quedarÃa asÃ: "AndalucÃa, como nacionalidad histÃ³rica, se constituye en comunidad autÃ³noma, dentro de la unidad de la naciÃ³n espaÃ±ola, conforme al artÃculo 2 de la ConstituciÃ³n EspaÃ±ola". Que la atenciÃ³n se centrara en esta cuestiÃ³n denota el carÃ¡cter insustancial del resto del proyecto. La artificiosidad de un encontronazo nominal que oculta el contenido real del proyecto estatutario y su funciÃ³n polÃtica efectiva para preservar la dependencia de AndalucÃa resultan evidentes. De igual modo, las abundantes manipulaciones realizadas por todas las partes implicadas, en este asunto y en el conjunto del debate, reflejan bien ademÃ¡s el patÃ©tico nivel en que se ha desenvuelto en general y hasta la fecha el proceso andaluz de reforma estatutaria. Lo cierto es que este proceso aÃºn hoy es desconocido en sus entretelas, contenidos y consecuencias por el 79% de los andaluces[4] y que en su planteamiento y desarrollo, las cuatro fuerzas parlamentarias implicadas â��PSOE, PP, PCE-IU y PA- han mentido y mienten en abundancia; aunque sea en diferente proporciÃ³n y sobre temas distintos. Siguiendo el hilo de precedentes tratamientos en AndalucÃa Libre[5] aquÃ nos vamos a dedicar a ubicar esta polÃ©mica en su contexto, describir la situaciÃ³n, el proyecto estatutario que se pretende aprobar y perfilar algunas de sus implicaciones presentes y futuras para nuestra NaciÃ³n. La PolÃ©mica Nominal en el Proceso estatutario: â��NaciÃ³nâ�? y â��realidad nacionalâ�?. Las claves polÃticas de coyuntura El alcance de la polÃ©mica deriva simultÃ¡neamente de lo que tienen en comÃºn las cuatro fuerzas parlamentarias y de lo que las diferencia y de cÃ³mo argumentan para justificarse. Como hemos apuntado repetidamente[6] , PSOE, PP, PCE-IU y PA comparten el rechazo a la SoberanÃa Nacional de AndalucÃa y a su derecho a la autodeterminaciÃ³n. Las cuatro formaciones sostienen la espaÃ±olidad de AndalucÃa. Para entender lo que esto significa retengamos aquÃ la justificaciÃ³n jurÃdico-polÃtica que la mayorÃa, llamada â��progresistaâ��, del Consejo Consultivo daba a que en el Art. 1.3. la referencia a la ConstituciÃ³n espaÃ±ola precediera a la cita del pueblo andaluz como origen de los poderes de la Comunidad AutÃ³noma: â��El â��pueblo andaluzâ��, al contrario que el â��pueblo espaÃ±olâ�� (Art. 1.2 CE), no es fundante del sistema polÃtico autonÃ³mico andaluz. Y ello por la sencilla razÃ³n de que no goza de poder originario del que pudiera predicarse la cualidad de poder constituyente que, en un acto soberano, alumbra la Norma Suprema, estableciendo las reglas de juego del sistema. Como es sobradamente conocido, el titular de la SoberanÃa Nacional, Ãºnica e indivisible, es el pueblo espaÃ±ol.â�?. MÃ¡s adelante reafirmaba que nadie deberÃa confundirse acerca del â��valor primero que tiene la ConstituciÃ³n, como fuente de legitimaciÃ³n del sistema polÃtico en su conjunto, en el que las Comunidades autÃ³nomas se integran como divisiones territoriales del mismo Estadoâ�?[7] El Cuatripartito estÃ¡ tambiÃ©n de acuerdo en renunciar a disponer de poderes efectivos y competencias realmente definitorias para el porvenir de nuestra NaciÃ³n[8]. Con esta reforma, AndalucÃa sigue privada de capacidad polÃtica para disponer de su propia LegislaciÃ³n mercantil, penal, civil, laboral, procesal, administrativa y sobre expropiaciÃ³n forzosa. AndalucÃa sigue sin competencias realmente plenas sobre EducaciÃ³n o FunciÃ³n Publica. Continua como mero soporte territorial de una administraciÃ³n judicial exclusivamente espaÃ±ola. Se mantiene sin capacidad operativa de protegerse e intervenir en defensa de sus propios intereses en la UniÃ³n Europea... Ninguna fuerza parlamentaria ha hecho reclamaciÃ³n de estas competencias y poderes realmente definitorios. No es de extraÃ±ar pues el desinterÃ©s popular que ha acompaÃ±ado a todo el proceso. Por el contrario y sin excepciÃ³n, las cuatro fuerzas inscriben el proyecto estatutario andaluz en una versiÃ³n restrictiva del marco constitucional espaÃ±ol y asumen â��incluso en ese mismo plano restringido- la discriminaciÃ³n de AndalucÃa al descartar de entrada no sÃ³lo el acceso a la plena soberanÃa fiscal sino incluso a que nuestro paÃs disponga de las mismas competencias fiscales de las que disfruta, por ejemplo, Navarra[9], a travÃ©s de su Convenio EconÃ³mico[10]. AsÃ pues, sobre los embustes especÃficos y contrapuestos de cada formaciÃ³n parlamentaria al comparar obsesivamente el estatuto andaluz al catalÃ¡n se sobrepone una mentira compartida de mucho mayor calado polÃtico al omitir del debate los estatutos que de hecho deberÃan ser realmente punto de referencia, siempre segÃºn sus propias premisas. Consecuentemente las cuatro fuerzas â��tanto las que apoyan el proyecto como las que se oponen, aÃºn por razones distintas- mienten cuando resumen sus propuestas estatutarias bajo los lemas â��Por un Estatuto de mÃ¡ximosâ�? (PSOE), â��AndalucÃa en pie de igualdadâ�? (PCE-IU), â��Por una AndalucÃa de primera, en la EspaÃ±a constitucionalâ�? (PP) o â��NaciÃ³n es igualdadâ�? (PA). Sin entrar ahora en si eso serÃa nacionalmente suficiente o no, es claro que el estatuto andaluz serÃa â��como dicen al unÃsono los cuatro- de â��mÃ¡ximosâ�?, pondrÃa a â��AndalucÃa en pie de igualdadâ�? â��al menos en el Ã¡mbito jurÃdico- y la colocarÃa en categorÃa de â��primeraâ�? si incluyera -como mÃnimo- una relaciÃ³n fiscal y financiera privilegiada como la que el rÃ©gimen constitucional espaÃ±ol permitiÃ³ y permite a Navarra -con el apoyo de PP/PSOE/PCE- sin mayor titulo que el interÃ©s polÃtico espaÃ±ol de escindir Euskadi[11]. Y no es el caso. Recordar estas coincidencias es procedente para situar en su justo alcance las discrepancias nominales sobre â��naciÃ³nâ�? o â��realidad nacionalâ�?. MÃ¡s adelante tendremos ocasiÃ³n de volver a ello al tratar el contenido del proyecto de reforma. Igualmente, es conveniente tener presente que el PSOE era consciente desde un principio de que podÃa sacar su proyecto estatutario andaluz bien por consenso a cuatro, con el PP; bien con el sostÃ©n de al menos una de las fuerzas parlamentarias minoritarias: PCE-IU y PA. Una vez que el PP -por razones de coherencia con su discurso ante el Estatut catalÃ¡n- se demuestra que no estÃ¡ por la labor y gana tiempo para definirse y que en el PA va predominando la idea de que apuntarse como â��quinta ruedaâ�? al carro del PSOE en este singular asunto -que ha de ser su seÃ±a de identidad partidaria- es seguro de desapariciÃ³n futura, el PSOE opta por afianzar sin mayores costes su alianza con el PCE-IU que tiene como hito su Pacto de FinanciaciÃ³n[12]. No es de extraÃ±ar pues que el secretario de organizaciÃ³n del PSOE andaluz Luis Pizarro, 17 abril, reivindicando su alianza con el PCE-IU, elogie sin reservas la â��inteligencia polÃticaâ�? de IU y se felicite porque â��IU estÃ¡ sabiendo estar a la altura de las circunstancias y abandonar posiciones maximalistas en beneficio del interÃ©s generalâ�?. MagnÃ¡nimo, Pizarro concede que â��IU estÃ¡ reflejando muchas de sus tesis y posiciones en la reforma del estatutoâ�? y adopta el discurso que sitÃºa su proyecto estatutario como elemento delimitador entre izquierda y derecha: â��Se estÃ¡ reproduciendo ahora el mismo escenario polÃtico que en 1980, ya que entonces el Ãºnico partido que se quedo junto con el PSOE en defensa del 28-f fue el PCE y es curioso que 26 aÃ±os despuÃ©s PSOE-IU sean lo que llevan el peso de la reformaâ�? .[13] Desde el PCE-IU coinciden obviamente en este diagnostico y asÃ lo remacha el coordinador andaluz de IU Diego Valderas: â��Este estatuto tiene corazÃ³n de izquierdasâ�?. Y JosÃ© Manuel Mariscal, diputado de IU por CÃ³rdoba en el Parlamento andaluz, lo desarrolla con osadÃa: â��Lo que el PP y PA no soportan son los avances en derechos sociales y el nivel competencial que el estatuto propone. Este estatuto es mÃ¡s avanzado en defensa de derechos laborales, medio ambiente y municipalismo. Ni el Plan Ibarretxe y el estatuto catalÃ¡n alcanzan ni de lejos al andaluz en este aspectoâ�? (26/4/2004) Aparte de las razones de coyuntura y dentro de este marco polÃtico cuatripartito comÃºn, PSOE y PCE-IU coinciden en su interÃ©s por actualizar el Estado de las autonomÃas al objeto de preservar el orden espaÃ±ol vigente y fortalecer al Estado espaÃ±ol al amparo de la â��EspaÃ±a Pluralâ�?. A este objetivo espaÃ±olista compartido el PCE-IU contribuye como aportaciÃ³n singular con su discurso federalista[14], destinado a boicotear el desarrollo de las protestas nacionales en general y en AndalucÃa en particular. El PP, por su parte, instalado en un discurso ultraespaÃ±olista apuesta por retener al mÃ¡ximo hacia la derecha el eje polÃtico. Durante aÃ±os ha sacado mÃ¡ximo provecho del antiterrorismo como cobertura chantajista del espaÃ±olismo y ahora, expresando sentimientos de su base social y a la vez haciendo pedagogÃa polÃtica, su oposiciÃ³n furibunda al Estatut catalÃ¡n le fuerza a generar un enemigo inventado: un pretendido riesgo de disgregaciÃ³n espaÃ±ola y de â��reforma constitucional encubiertaâ�? a partir de las cortas reformas estatutarias en curso. Para camuflar y acompaÃ±ar sus objetivos hace en AndalucÃa reiterado uso hipÃ³crita del â��agravio comparativoâ��, cuando en realidad no sÃ³lo su trayectoria sino tambiÃ©n sus ultimas propuestas han defendido repetidamente el objetivo de congelar en perjuicio de AndalucÃa el desarrollo desigual y combinado del capitalismo espaÃ±ol. AsÃ lo demostrÃ³ el PP en CataluÃ±a cuando tuvo ocasiÃ³n[15]; lo revalida el PP en su aceptaciÃ³n del modelo de concierto econÃ³mico reservado exclusivamente para Euskadi y Navarra o mÃ¡s recientemente al proponer el PP en la reforma del estatuto de Baleares una clÃ¡usula en la que propone una inversiÃ³n adicional del Estado espaÃ±ol en las Islas de 3.000 millones de euros[16] que justifica pÃºblicamente como â��compensaciÃ³n por insularidadâ�?, pero que -casualmente- coincide con el porcentaje balear sobre el PIB espaÃ±ol -que es como fundamenta la demanda el PSOE local- reproduciendo el contenido de la Adicional 3Âª del Estatuto catalÃ¡n, tan denostado por el PP. Por su lado, el Partido Andalucista -desde la aceptaciÃ³n de la dependencia- ha pretendido en la ultima fase del proceso estatutario atenuar en algo sus efectos en el texto estatutario y ante todo defender su perfil partidario para el futuro. Siguiendo una tradiciÃ³n nefasta lo ha hecho esencialmente mediante el recurso al agravio comparativo con CataluÃ±a. AsÃ lo manifiesta su secretario general JuliÃ¡n Ã?lvarez el 16 abril: â��El Estatuto consagra la discriminaciÃ³n de AndalucÃa respecto a CataluÃ±a, a la vez que otorga una posiciÃ³n de privilegio a los catalanesâ�? y lo reafirma su portavoz parlamentaria Pilar GonzÃ¡lez en el pleno del Parlamento al aducir como base principal de su reclamaciÃ³n de la consideraciÃ³n de AndalucÃa como NaciÃ³n â��para no ser menosâ�?. AsÃ su discurso comparte los presupuestos de PP, PSOE y PCE-IU, aunque sus conclusiones sean distintas. No puede olvidarse que el andalucismo iniciÃ³ su intervenciÃ³n en el proceso estatutario con propuestas peregrinas e insustanciales hasta que copiÃ³ el articulado del Estatuto catalÃ¡n en tramitaciÃ³n y lo presentÃ³ como propuesta alternativa propia. AdemÃ¡s, durante un buen trecho admitiÃ³ la definiciÃ³n de AndalucÃa como â��nacionalidadâ�?[17] y aÃºn ya bajo la nueva direcciÃ³n de Ã?lvarez perseverÃ³ en su confusionismo suscribiendo en la ponencia con PSOE e IU un Pacto sobre Competencias. Su rectificaciÃ³n postrera defendiendo la definiciÃ³n estatutaria de AndalucÃa como NaciÃ³n o intentando fijar algunos elementos protectores para AndalucÃa en el apartado de financiaciÃ³n -dentro del modelo propuesto por PSOE y PCE/IU- no han podido compensar esta trayectoria errÃ¡tica y esas carencias polÃticas; aÃºn cuando su decisiÃ³n de votar NO tenga que ser valorada positivamente, esencialmente por sus efectos polÃticos deslegitimadores cara al estatuto en el presente y sobre todo en el futuro. Retornando a la polÃ©mica nominal y llegados aquÃ, nadie puede dudar en AndalucÃa del acendrado espaÃ±olismo del PSOE, vigente hoy y demostrado a lo largo de mÃ¡s de treinta aÃ±os. El PSOE es el pivote, responsable y administrador principal del modelo de â��AndalucÃa espaÃ±olaâ�� que sufrimos y defensor mÃ¡ximo de la â��naciÃ³n espaÃ±olaâ�? en AndalucÃa. De ahÃ que su aceptaciÃ³n de la llamada propuesta Clavero[18] por la que se incluÃan las palabras â��realidad nacionalâ�? en el PreÃ¡mbulo andaluz -atribuyÃ©ndoles equivalencia implÃcita a la de â��naciÃ³nâ�? en el PreÃ¡mbulo catalÃ¡n- haya de explicarse bÃ¡sicamente por su preocupaciÃ³n estable por segarle el terreno al PA arrebatÃ¡ndole banderas, aprovechÃ¡ndose de las debilidades e inconsecuencias de su discurso. Desde el punto de vista del PSOE, tanto si su inserciÃ³n servÃa finalmente para sumar a los andalucistas al bloque PSOE-PCE/IU como si no, buscaba y obtenÃa no tanto el acompaÃ±ar a CataluÃ±a â��segÃºn dicen obsesivamente los del PP- como dificultar en AndalucÃa la utilizaciÃ³n de esta cuestiÃ³n de los preÃ¡mbulos por el PA como resumen del agravio comparativo[19]; terreno polÃtico que comparten y en el que todos juegan. Con esos limites y objetivos, sin otra pretensiÃ³n y consecuencias y a esos exclusivos efectos se produce la inserciÃ³n. AsÃ lo acredita en detalle y con nitidez su portavoz parlamentario Manuel Gracia Navarro en su intervenciÃ³n ante la ComisiÃ³n[20], reivindicando todo el curso polÃtico del PSOE en AndalucÃa desde 1980. Y lo reafirmaban las inmediatas declaraciones del Presidente Chaves afirmando que â��el PSOE no tendrÃa inconveniente en incorporar una menciÃ³n explicita a la unidad de EspaÃ±a o a la unidad de la naciÃ³n espaÃ±olaâ�? luego consumadas. AdemÃ¡s y como propina, incluirla facilitaba al PCE-IU justificarse en su alineamiento con el PSOE. En este â��juego de trampososâ�� a pocos iba a preocupar que incluso en el muy rebajado texto del PreÃ¡mbulo catalÃ¡n pactado por PSOE-CiU, CataluÃ±a se describÃa como â��paÃsâ�? que desarrolla su â��personalidad polÃtica en el marco de un Estadoâ�? â��ninguna referencia a la â��naciÃ³n espaÃ±olaâ�?- o que su autogobierno se fundamentaba ademÃ¡s de en la ConstituciÃ³n espaÃ±ola, â��en los derechos histÃ³ricos del pueblo catalÃ¡nâ�?; tono y afirmaciones que contrasta con el espaÃ±oleo que impregna el texto previsto para el andaluz. El PCE-IU, por lo que le toca, comparte punto a punto con el PSOE la interpretaciÃ³n espaÃ±olista del asunto y las motivaciones manipulatorias que lo impulsan. AsÃ Diego Valderas reconoce que â��El debate sobre Realidad nacional ha sido un debate como el del 151â�?. Felipe Alcaraz (Presidente Ejecutivo del PCE), 21 de Abril, explicita aÃºn mÃ¡s: â��La definiciÃ³n como realidad nacional no se trata de un tema nacionalista (...) se trata de expresar el nivel mÃ¡ximo de competencias que lleva consigo una dinÃ¡mica federal solidaria (...) AndalucÃa no va a permitir ninguna posibilidad asimÃ©trica en competencias y financiaciÃ³n que vaya en su perjuicio y en la del resto de las CCAAâ�?. Y por eso su co-portavoz parlamentario Antonio Romero, no tiene dificultad alguna en declarar el 24/4/2006. â��Los estatutos de autonomÃa de AndalucÃa y de CataluÃ±a no sÃ³lo no rompen EspaÃ±a sino que fortalecen una unidad del Estado espaÃ±ol de carÃ¡cter federal.â�? Y adelanta: â��No tenemos inconveniente en que se haga una referencia expresa a la unidad de EspaÃ±a, porque la queremos en un proyecto federalâ�?. No cabe ahora extraÃ±arse. El PCE-IU siempre argumentÃ³ su defensa demagÃ³gica de la inclusiÃ³n en el estatuto del termino â��naciÃ³nâ�? sÃ³lo a partir de estos contenidos espaÃ±olistas. Y aunque el reconocimiento como â��naciÃ³nâ�? fuera reiteradamente declarado por su parte â��cuestiÃ³n irrenunciableâ�?, su rechazo no va a impedir que el PCE-IU sostenga entusiasta la reforma. Su objetivo al asumir el tÃ©rmino â��naciÃ³nâ�? era principalmente no dejarle en solitario esta demanda al PA y luego y subsidiariamente contentar en algo a la ambivalente CUT-BAI [21] para endulzar su permanencia en IU y facilitarle quizÃ¡ alguna explicaciÃ³n de su mantenimiento en su seno. Y es que si al PSOE le motiva bloquear al PA, al PCE-IU â��que tambiÃ©n comparte este objetivo- le mueve asimismo la preocupaciÃ³n preventiva por cerrar el paso a todo posible crecimiento de una izquierda independentista andaluza. AsÃ pues, la inclusiÃ³n de las enmiendas del PSOE que reafirman en el texto estatutario â��por si hubiera alguna duda de su carÃ¡cter y objetivos- la pretendidamente indiscutible anexiÃ³n de AndalucÃa a â��la indisoluble unidad de la naciÃ³n espaÃ±olaâ�? y que implican una oposiciÃ³n frontal al derecho a la autodeterminaciÃ³n de AndalucÃa y de las otras naciones del Estado espaÃ±ol tampoco modificaran la postura favorable del PCE-IU a la reforma estatutaria. SÃ³lo evidenciarÃ¡n lo ya sabido: que el PCE-IU es un pilar mÃ¡s al servicio de EspaÃ±a y del Estado capitalista espaÃ±ol y que todas sus declaraciones democrÃ¡ticas sÃ³lo tienen como objeto engaÃ±ar a 'quienes quieran dejarse engaÃ±ar'. Para el PA â��como hemos apuntado- la polÃ©mica nominal sirve como elemento de diferenciaciÃ³n con el que tapar sus carencias de programa diferenciado. Todo su discurso estÃ¡ encaminado a parapetarse tras el agravio comparativo con CataluÃ±a, obviando el hecho de que sus mismas propuestas tampoco servÃan para resarcir a AndalucÃa del expolio histÃ³rico sufrido a manos de EspaÃ±a y que incluso de haberse trasplantarse el estatuto catalÃ¡n entero a AndalucÃa seguirÃamos sin disponer de los instrumentos mÃnimos para remediar nuestra situaciÃ³n. Su Ã©nfasis en la â��igualdadâ�� continua obstaculizando la comprensiÃ³n de que la justicia para AndalucÃa sÃ³lo puede provenir â��al menos transitoriamente y en tanto no rompamos con EspaÃ±a- de una desigualdad compensatoria y de una relaciÃ³n Ãºnica y especifica con EspaÃ±a. Ni siquiera su campaÃ±a de propaganda â��NaciÃ³n te interesaâ�? sirviÃ³ para aumentar la conciencia nacional de los andaluces ya que expresamente se dirigiÃ³ a los que se sienten â��tan andaluces como espaÃ±olesâ�?[22], es decir, asumiendo la forma actualmente mayoritaria de la alineaciÃ³n y la asimilaciÃ³n nacional espaÃ±ola en nuestro paÃs que cualquier fuerza nacional deberÃa combatir sin reservas. Por su parte, la derecha ultraespaÃ±olista del PP no sÃ³lo utiliza la cuestiÃ³n de la â��realidad nacionalâ�? como excusa coyuntural, al modo que en Canarias hace con su desapego ante la formula â��ArchipiÃ©lago atlÃ¡nticoâ�?. Hay una apuesta de fondo de su parte en exigir en AndalucÃa lo que no demanda en ninguna otra parte del Estado espaÃ±ol: reproducir entero en el texto estatutario el espaÃ±olista y antidemocrÃ¡tico articulo 2Âº de la ConstituciÃ³n espaÃ±ola. Javier Arenas, su portavoz en AndalucÃa, el 23 de Abril, lo explica asÃ: â��El PP no va a firmar el nuevo estatuto si no queda claro que EspaÃ±a es la Ãºnica NaciÃ³n. AndalucÃa debe ser contrapeso de los nacionalismos insolidarios e independentistasâ�?. Se trata por su parte de mantener pedagÃ³gicamente la cohesiÃ³n de su base social espaÃ±olista en nuestro paÃs. AsÃ no ha de extraÃ±ar que admita reconocer a AndalucÃa como â��nacionalidad histÃ³ricaâ�? cuando defiende, por ejemplo, para un ente como La Rioja la misma definiciÃ³n, en flagrante prueba de en cuan poco valor la cotizan. Son sus periodistas afines -andaluces de nacimiento, pero espaÃ±oles de condiciÃ³n- como Antonio Burgos, columnista de ABC o Carlos Herrera, locutor de Onda Cero, los que mejor expresan el alcance del componente sado-masoquista del nacionalismo espaÃ±ol en AndalucÃa.[23] Finalmente, las reacciones desde otras fuerzas nacionalistas de otras naciones del Estado â��ejercitando a su vez el â��agravio comparativoâ��- han venido a introducir aÃºn mÃ¡s desorientaciÃ³n si cabe en la polÃ©mica andaluza, proporcionando municiÃ³n tanto a PSOE-IU como al PA. AsÃ, Carlos Aymerich â��portavoz parlamentario del BNG -que forma parte del Gobierno gallego presidido por el PSOE- declarÃ³ que â��Si AndalucÃa es considerada realidad nacional, Galicia tiene que ser algo mÃ¡s. Nosotros no podemos renunciar al estatus de CataluÃ±a y Euskadi tenemos que jugar en primera divisiÃ³n y no en regional preferenteâ�?. Bargallo, de ERC â��consejero en el Gobierno catalÃ¡n presidido por el PSOE- apuntaba por su parte que â��AndalucÃa estÃ¡ en su derecho de definirse como realidad nacional si quiere; pero existe una realidad social e histÃ³rica que hace que la relaciÃ³n de CataluÃ±a con el Estado espaÃ±ol no sea la misma que la de AndalucÃa, por lo que deberÃamos encontrar otra definiciÃ³n para CataluÃ±a, Euskadi y Galicia distinta a la andaluza, porque no son lo mismoâ�?. Y mientras Duran Lleida (CiU) defendÃa en Sevilla el Estatuto catalÃ¡n y anunciaba el apoyo de su formaciÃ³n al Estatuto andaluz del PSOE-IU, Artur Mas â��su lÃder mÃ¡ximo- celebraba en Barcelona que se mantenga la â��particularidad catalanaâ�? gracias a que â��el preÃ¡mbulo del estatuto andaluz no llega a equipararse al catalÃ¡n y habla de una realidad nacional y no de una naciÃ³nâ�?. Declaraciones todas ellas que muestran a lo que conduce en estas formaciones -socias o aliadas al PSOE en sus respectivas naciones- el aspirar no a la emancipaciÃ³n e independencia nacional sino meramente y de hecho sea a una â��espaÃ±olidad privilegiadaâ�� en el caso de los catalanes, sea en el caso gallego a una alucinaciÃ³n que se le asemeje. Este escenario artificialmente confuso obliga a recordar algunas evidencias. Las competencias reales de AndalucÃa, su financiaciÃ³n o su hipotÃ©tica capacidad de intervenir en Bruselas y defenderse de las agresiones de la UniÃ³n Europea no dependen en absoluto hoy dÃa en el marco constitucional espaÃ±ol de que en un Estatuto â��sea en un preÃ¡mbulo o el articulado- se escriba en un sitio u otro que se es â��naciÃ³nâ�?, â��nacionalidad histÃ³ricaâ�?, â��comunidadâ�? o cualquiera de sus variantes o derivados. Estos poderes y recursos necesarios dependen de cÃ³mo se establecen en el articulado; de si estos son reales, plenos y efectivos o por el contrario son ficticios, parciales, subordinados o insuficientes. La clave estÃ¡ en la SoberanÃa Nacional de AndalucÃa; en su reconocimiento y plasmaciÃ³n efectivos en el conjunto de su texto, atravesÃ¡ndolo de principio a fin. Ciertamente, el avance en la autodefiniciÃ³n en un texto estatutario no es algo indiferente. Pero sÃ³lo en cuanto implique y este sustentado en una consideraciÃ³n nÃtida de singularidad y consecuentemente de externalidad en relaciÃ³n al Estado espaÃ±ol y a la â��naciÃ³n espaÃ±olaâ�? que pretende legitimarla. En otras palabras, una clarificaciÃ³n en la distinciÃ³n entre â��nacionalidadâ�? â��andaluza- y â��ciudadanÃaâ�? â��ahora y de momento, â��espaÃ±olaâ�?. Una afirmaciÃ³n como â��sociedad distintaâ�?; que sÃ³lo puede conseguirse desde una franca contraposiciÃ³n entre AndalucÃa y EspaÃ±a como realidades nacionales antitÃ©ticas e incompatibles. Y que estas consideraciones tengan luego inmediata plasmaciÃ³n coherente en poderes y competencias. Pero eso ahora no ocurre y no ha sido el objetivo de ninguno de los protagonistas parlamentarios de la tramitaciÃ³n estatutaria. La polÃ©mica nominal ha tenido, no obstante, la virtud de plantear socialmente como tema de debate pÃºblico el reconocimiento de AndalucÃa como NaciÃ³n y eso es positivo y no tanto y sÃ³lo por sus efectos inmediatos sino sobre todo por lo que significarÃ¡ cara al futuro. El precedente quedarÃ¡ y finalmente se sobrepondrÃ¡ a las formas vergonzantes y contenidos deleznables en que ahora se ha presentado desde las fuerzas parlamentarias, disociÃ¡ndola de todas sus consecuencias practicas. Una suma de circunstancias polÃticas acumuladas â��propias y externas- encabalgadas a lo largo de decenios y agudizadas en los Ãºltimos tiempos, han hecho posible escuchar en el Parlamento andaluz discusiones sobre la naciÃ³n andaluza; circunstancia que aÃºn hace poco tiempo hubiera parecido imposible dado el consenso espaÃ±olista existente entre las fuerzas allÃ presentes. En esta hora es justo reconocer aquÃ que, aÃºn con todas sus notorias limitaciones y carencias, el trabajo militante de dÃ©cadas de los independentistas andaluces defendiendo en solitario que AndalucÃa es una NaciÃ³n con derecho a la autodeterminaciÃ³n -pese al desprecio de regionalistas y la oposiciÃ³n de espaÃ±olistas varios- ha tenido algÃºn resultado. Sin el esfuerzo sostenido durante aÃ±os de organizaciones polÃticas de izquierda independentista como NaciÃ³n Andaluza no se hubiera siquiera suscitado este debate. Sin la labor persistente de los independentistas que optaron, aÃ±os ha, por intentar convertir en fuerzas nacionales andaluzas a organizaciones de izquierda revolucionaria[24] â��finalmente sin Ã©xito- o que luego hicieron la experiencia del â��entrismoâ�� durante un tiempo en IU para utilizarla -en tanto fue factible- como plataforma desde la que plantear pÃºblicamente la SoberanÃa Nacional de AndalucÃa[25], tampoco se hubiera llegado a una situaciÃ³n en la que tanto PA como PCE-IU consideraran conveniente utilizar esta bandera; aunque fuera en la forma mezquina y con los objetivos oportunistas y limitados en que lo han hecho. La PolÃ©mica Nominal en el proceso estatutario: â��NaciÃ³nâ�? y â��realidad nacionalâ�?. Las claves polÃticas profundas Antes de entrar en el anÃ¡lisis de los contenidos de la reforma estatutaria la polÃ©mica nominal hace conveniente proceder a alguna reflexiÃ³n sobre los fundamentos de la cuestiÃ³n nacional andaluza y la autoconsideraciÃ³n nacional de los andaluces; que son â��a fin de cuentas- los basamentos que estÃ¡n en el sustrato tanto del proceso estatutario de 1981 como ahora de su reforma de 2006. AndalucÃa es una NaciÃ³n; un paisaje Ãºnico, una realidad social especifica. Evidente tanto para andaluces como extranjeros. AndalucÃa es una NaciÃ³n por su historia. Aunque las derrotas acumuladas mantengan oculto el autentico alcance y devenir de su pasado; deformado para la mayorÃa de los andaluces por el sostenido y excluyente adoctrinamiento espaÃ±olista en la enseÃ±anza o los medios de comunicaciÃ³n. AndalucÃa es una NaciÃ³n, aunque no haya existido aÃºn un Estado nacional bajo esa legitimaciÃ³n -como le ha ocurrido igualmente antes a tantas otras- porque la identidad andaluza ha sido histÃ³ricamente â��base, justificaciÃ³n y marco territorial para movimientos polÃticosâ�?[26]. AndalucÃa es una NaciÃ³n por su cultura inobjetablemente singular y de tanta personalidad como para ser de las pocas en el mundo con indiscutible proyecciÃ³n y reconocimiento universal; aunque tambiÃ©n como consecuencia de las derrotas histÃ³ricas andaluzas EspaÃ±a nos la usurpe en un ejercicio asimilacionista y la presente como suya, endosÃ¡ndosela con desvergÃ¼enza. Cultura andaluza en todo el alcance del concepto y en todas sus posibles expresiones: escrita, oral, musical... AndalucÃa es una NaciÃ³n porque todos los andaluces tienen una lengua comÃºn -que hoy es el castellano o espaÃ±ol- que hacen propia; usÃ¡ndola ademÃ¡s en forma tan particular que las otras naciones que la comparten en dos hemisferios no tienen dificultad en identificarlos como andaluces a poco que se expresen con libertad. Y eso pese a que â��aquÃ tambiÃ©n- las derrotas histÃ³ricas sufridas por AndalucÃa sigan induciendo aÃºn hoy a muchos andaluces a intentar ocultar su singularidad para evitar desprecios, burlas o discriminaciones a manos espaÃ±olas. AndalucÃa es una NaciÃ³n porque comparte y sufre una realidad econÃ³mica especifica que se resume en la dependencia y surge no de una â��maldiciÃ³n climÃ¡ticaâ��[27] sino primero de la Conquista y consiguiente anexiÃ³n de AndalucÃa por la MonarquÃa espaÃ±ola y luego de la forma histÃ³rica en que se produce el desarrollo desigual y combinado del capitalismo espaÃ±ol en perjuicio de AndalucÃa, cuyos efectos persisten hasta hoy y que se traducen en latifundismo, expolio fiscal[28], desindustrializaciÃ³n, desvertebracion y colonizaciÃ³n empresarial y estÃ¡n en el origen de la emigraciÃ³n forzosa, crÃ³nico y mayor desempleo estructural y precariedad laboral y salarios medios andaluces sustancialmente inferiores a los espaÃ±oles[29]. AndalucÃa es una NaciÃ³n que â��como ha ocurrido en otros casos- no tiene nada que agradecerle a una burguesÃa que siempre se ha negado a ejercer como andaluza y ha optado histÃ³ricamente por la subordinaciÃ³n. Â¿CuÃ¡l es el problema de AndalucÃa?. Pues que siendo AndalucÃa una naciÃ³n, es a la vez â��una NaciÃ³n que no ejerceâ�?. Las naciones sometidas como AndalucÃa, es decir, todas aquellas que no disponen de Estado nacional propio, son un espacio polÃtico y social marcado por el conflicto desigual en el que se opone su proyecto nacional propio con el que sustenta al Estado que las domina. AsÃ ocurre en todos los casos y se manifiesta en el conjunto de la vida social. Las encuestas sociolÃ³gicas reflejan deformadamente ese hecho polÃtico y social. Por eso, por ejemplo, la encuesta del CIS de 2004[30] recogÃa que en CataluÃ±a sÃ³lo el 44,7% de su poblaciÃ³n la definÃa como â��naciÃ³nâ�? o el 38,2% hacÃa lo propio en Euskadi, el 17% en Galicia, el 7% en AndalucÃa o el 6,7% en Canarias. Pero esos datos son dependientes no sÃ³lo del encuestador sino sobre todo del contexto polÃtico y social en que se producen. En aras del rigor, es forzoso reconocer que la conciencia de autoconsideraciÃ³n nacional es un hecho dinÃ¡mico y para constatarlo basta recordar como las mismas fuentes tienen archivados datos como que en 1979 â��hace 27 aÃ±os- preguntados sobre su identidad nacional el 17% de los andaluces sÃ³lo se reconocÃan como andaluces y junto a ellos, el 7% mÃ¡s andaluces que espaÃ±oles y en 1980, el 18% sÃ³lo andaluces y el 9% mÃ¡s andaluces que espaÃ±oles. Ese mismo aÃ±o â��1980- llamaban a AndalucÃa naciÃ³n, el 8,2% y nacionalidad â��entonces entendida como sinÃ³nimo- el 10,2%.[31] Ciertamente, luego estos Ãndices bajaron y creciÃ³ la alineaciÃ³n nacional, que en AndalucÃa se expresa habitualmente en forma de â��doble identidadâ�?. Este retroceso demoscÃ³pico fue obvia consecuencia primero, de cÃ³mo se saldÃ³ el proceso polÃtico iniciado en 1977 -con la derrota que significÃ³ la aprobaciÃ³n del Estatuto de Carmona- y luego del asfixiante consenso espaÃ±olista impuesto sobre la vida publica andaluza en todos los ordenes. Durante aÃ±os sÃ³lo los independentistas andaluces hablaron, defendieron y difundieron el concepto de AndalucÃa como NaciÃ³n y el espaÃ±olismo dominÃ³ el escenario sin voces alternativas. AÃºn asÃ y a la hora de valorar ese tipo de datos hay que tener en cuenta que por mÃºltiples causas inducidas aÃºn hay hoy una buena parte de los andaluces â��especialmente en sus sectores populares- que identifican y confunden los tÃ©rminos de â��NaciÃ³nâ�? y de â��Estadoâ�? â��distinciÃ³n que, por cierto, con muchos mas medios tanto esfuerzo ha costado conseguir a otros- con lo que cuando responden que AndalucÃa no es una â��naciÃ³nâ�? lo que estÃ¡n constatando a sus ojos es simplemente el hecho de que â��AndalucÃa no es un Estado independienteâ��. Una asimilaciÃ³n de conceptos errÃ³nea, ciertamente; pero que nace de la misma historia de cÃ³mo se ha articulado en concreto la opresiÃ³n nacional especifica que ha sufrido y sufre nuestra naciÃ³n y que en absoluto implica necesaria y obligatoriamente falta de identificaciÃ³n nacional. Con todo, esta circunstancia, aÃºn cuando haya que aclararla, implica tambiÃ©n -vista en perspectiva a medio y largo plazo- interesantes posibilidades desde una perspectiva independentista porque al menos a nivel de soportes y relaciones polÃticas establece con claridad que ser una naciÃ³n conlleva disponer de Estado nacional propio. Todo lo dicho no altera, claro es, el dato de que la conciencia nacional andaluza siga siendo hoy minoritaria en AndalucÃa. AdemÃ¡s, asÃ ha ocurrido en otras latitudes con otras naciones que luego han sido capaces de conquistar su independencia y asÃ ocurre tambiÃ©n hoy con otras naciones del Estado espaÃ±ol a los que habitualmente no suele discutÃrsele esa condiciÃ³n. Y ahÃ las encuestas son un dato importante pero ni el Ãºnico, ni siquiera el mÃ¡s determinante. Mucha mÃ¡s entidad para medir la opresiÃ³n nacional tienen los resultados electorales y la configuraciÃ³n parlamentaria o el sucursalismo sindical. Desde el independentismo no hay razÃ³n para ocultar la correlaciÃ³n de fuerzas porque en el conflicto entre AndalucÃa y EspaÃ±a hay quÃ© saber 'donde se estÃ¡' y 'de donde se parte' para poder avanzar en su liberaciÃ³n; pero tambiÃ©n hay que tener presente que -incluso en las encuestas mÃ¡s desfavorables- la traducciÃ³n a nÃºmeros absolutos de los porcentajes nacionales reconocidos suponen la existencia de centenares de miles de andaluces que son ya hoy base social de la naciÃ³n; muchÃsimos mÃ¡s incluso que el doble de la suma de los electorados de las fuerzas parlamentarias que dicen asumirla. Lo significativo ahora es que incluso en ese contexto extremadamente desfavorable las mÃ¡s recientes encuestas realizadas en AndalucÃa constatan en los Ãºltimos meses un crecimiento de la autoconsideraciÃ³n nacional. Las cifras resultantes son distintas â��alguna llega hasta el 19%, otras lo reducen- dependiendo de la pregunta y de quien encuesta, pero coinciden todas en el hecho del incremento. Ha bastado simplemente que la definiciÃ³n de AndalucÃa como naciÃ³n comience a debatirse. Lo verdaderamente destacable es que tras tan cortÃsimo lapso de tiempo, tras tantas decepciones y aÃºn con el acoso de todo el unanimismo mediÃ¡tico espaÃ±olista estas encuestas avalan por la vÃa de los hechos â��y esto es lo polÃticamente significativo- dos conclusiones: primera, la naturaleza dinÃ¡mica y no estÃ¡tica de la conciencia nacional como expresiÃ³n polÃtica de la identidad nacional andaluza y segunda, su enorme potencialidad de crecimiento. El proceso que explica este fenÃ³meno lo describÃamos asÃ en 1988 en una forma que sigue siendo Ãºtil tanto para entender algo de los mecanismos que lo sostienen como sobre todo de las tareas pendientes para consolidarlo y desarrollarlo en todo su alcance: â��La configuraciÃ³n y desarrollo de un hecho nacional es consecuencia de un proceso cuya iniciaciÃ³n, crecimiento, mÃ©todos y objetivos dependen de la clase social que lo impulsa y dirige. (...) Para que un proyecto nacional se manifieste y avance en la obtenciÃ³n de adhesiones sociales en el seno de ese pueblo es preciso que existan organizaciones polÃticas que den a ese proyecto coherencia y continuidad. La audiencia de cada proyecto nacional estarÃ¡ ligada a la actuaciÃ³n de esas organizaciones polÃticas; dependerÃ¡ de su conexiÃ³n con la clase socialmente interesada en la construcciÃ³n nacional. El avance de la lucha contra la opresiÃ³n nacional ha de ser medido en tÃ©rminos polÃticos, es decir, en su capacidad de auspiciar movilizaciones de masas por el autogobierno. En principio, la cuestiÃ³n nacional es de naturaleza democrÃ¡tica ya que se basa en el derecho a decidir, en la lucha por el reconocimiento de la potestad de autoorganizar nacionalmente el conjunto de la vida. Implica estimar que la SoberanÃa reside y emana del pueblo que motiva la cuestiÃ³n nacional.â�?[32] En 2006 ahÃ esta precisamente la carencia clave que le falta a AndalucÃa para pasar de ser simplemente una naciÃ³n a ser una NaciÃ³n que ejerce. La clave de bÃ³veda de la opresiÃ³n nacional que sufre AndalucÃa es la ausencia de una formaciÃ³n polÃtica de izquierda andaluza que, sin eufemismos, plantee con nitidez el objetivo de la independencia nacional y que sea capaz de articular una mayorÃa social a su favor; que no es lo mismo que una â��mayorÃa aritmÃ©ticaâ�� ni hay que confundir con â��mayorÃas parlamentarias o estatutariasâ��. NOTA: Este texto corresponde a la primera parte del articulo publicado en ANDALUCIA LIBRE nÂº 293, de 7 de mayo de 2006 [1] Los documentos del proceso de reforma estatutaria en el Parlamento Andaluz estÃ¡n asequibles en: La Reforma paso a paso [2] La formula catalana incluida en su preÃ¡mbulo es: â��El Parlamento de CataluÃ±a, recogiendo el sentimiento y la voluntad de la ciudadanÃa de CataluÃ±a ha definido, de forma ampliamente mayoritaria, a CataluÃ±a como naciÃ³n. La ConstituciÃ³n espaÃ±ola, en su artÃculo 2Âº, reconoce la realidad nacional de CataluÃ±a como nacionalidadâ�?. Por si quedara alguna duda del alcance limitado de esta redacciÃ³n, el Estatuto catalÃ¡n en su parte dispositiva dice en su Art. 1: â��CataluÃ±a, como nacionalidad, ejerce su autogobierno constituida en Comunidad AutÃ³noma de acuerdo con la ConstituciÃ³n y con el presente Estatuto que es su norma institucional bÃ¡sicaâ�?. Ver. Proyecto de Estatuto de AutonomÃa para CataluÃ±a TambiÃ©n, Perspectivas andaluzas sobre el Estatuto catalÃ¡n, AndalucÃa Libre nÂº 290, 1/4/2006 [3] Una muestra de ese desprecio soterrado surgido a la superficie gracias a la coyuntura fue el espacio de pretendido humor â��â��Grupo Risaâ�?- que se emite a diario en el programa de Federico JimÃ©nez Losantos en la cadena COPE, radio de extrema derecha propiedad de la Iglesia CatÃ³lica espaÃ±ola. Sus autores consideran que la frase mÃ¡s larga que un andaluz es capaz de expresar es "po zÃ, po zÃ, ea, ele, ozÃº" y que normalmente se comunican con monosÃlabos tipo "ea, ele, arriquitaun, ole y arsa". Era su manera de parodiar la "realidad nacional de AndalucÃaâ�? a partir de ridiculizar el habla andaluza y sus seÃ±as de identidad. En el espacio los del â��Grupo Risaâ�? (los mismos que se hicieron pasar por Zapatero para felicitar a Evo Morales cuando fue elegido presidente de Bolivia), se trasladan a un "rincÃ³n de la realidad nacional de AndalucÃa" y entrevistan a un "lugareÃ±o, a un nativo". Ã�ste parece incapaz de hilar mÃ¡s de dos palabras seguidas. Cuando se le pregunta si esta de acuerdo con que AndalucÃa sea reconocida como naciÃ³n se le hace responder "po zÃ, po zÃ, ea, ele, ozÃº", lo que el entrevistador traduce como "todos sabemos que era una demanda histÃ³rica del pueblo andaluz". Y asi por el estilo. AquÃ se puede escuchar. Tampoco tienen desperdicio los primeros 15 minutos de la tertulia seria ultra de ese mismo dÃa. Por su parte, los medios afines al PSOE como la cadena SER aportan de su lado otras ridiculizaciones, pero mÃ¡s tenues. AsÃ, el mismo dÃa en que la COPE se despacha un tertuliano de la SER llega a decir que â��Si AndalucÃa es realidad nacional, va siendo hora de que Madrid se reclame naciÃ³n madrileÃ±aâ�? [4] Encuesta de Insomer, Presentada por Antonia Agudo (PA), Europa Press, 25/4/2006 [5] En AndalucÃa Libre llevamos abordando estÃ¡ cuestiÃ³n desde incluso antes de su primera enunciaciÃ³n por parte del PSOE en 2001. Son muchos los tratamientos hechos asÃ que nos remitimos a los mÃ¡s recientes o significativos, en donde pueden encontrarse enlaces para ampliar en otros textos publicados. [6] Ver, AndalucÃa, a la hora de la reforma estatutaria, AndalucÃa Libre nÂº 266, 24 de julio de 2005; AndalucÃa: Un Estatuto para la Dependencia (1), nÂº 284, 1 de marzo de 2006 [7] Dictamen del Consejo Consultivo de AndalucÃa, PÃ¡gs. 31-34. En este punto, aunque sea algo secundario -el orden de los factores no altera el producto- el estatuto catalÃ¡n dice en su art. 2.4. â��Los poderes de la Generalitat emanan del pueblo de CataluÃ±a y se ejercen de acuerdo con lo establecido en el presente Estatuto y la ConstituciÃ³nâ�? [8] Para lo que significarÃa un proyecto alternativo ver, AndalucÃa, La Propuesta Nacionalista, AndalucÃa Libre nÂº 94 [9] Ver artÂº. 45 del Estatuto de Navarra. Sobre la justificaciÃ³n de este estatus privilegiado, Ignacio Maria Lojendio, La disposiciÃ³n adicional primera de la ConstituciÃ³n espaÃ±ola, HAEE-IVAP, San SebastiÃ¡n, 1988. [10] Para el regimen fiscal navarro, ver Convenio econÃ³mico de Navarra. Tambien, DocumentaciÃ³n sobre Fiscalidad Navarra [11] Para Euskadi, ver Modelo de financiaciÃ³n de la Comunidad Autonoma del PaÃs Vasco. Sobre la escisiÃ³n de Navarra, ver: Sabino Cuadra Lasarte, Veinte aÃ±os de Amejoramiento: historia de una exclusiÃ³n, Andalucia Libre nÂº 199, 1 de octubre de [12] Ver AndalucÃa Traicionada, AndalucÃa Libre nÂº 277 y La oportunidad perdida, nÂº 278, 4 de Diciembre de 2005 [13] Sobre los engaÃ±os y estafas del primer proceso de elaboraciÃ³n estatutaria durante la TransiciÃ³n (1977-1981) ver 25 Aniversario del 4 de Diciembre [CÃ³mo fue realmente el 4-D], AndalucÃa Libre nÂº 147, 4 de Diciembre de 2002; Ya pasÃ³ el 28 de Febrero [CÃ³mo se llegÃ³ al referÃ©ndum de iniciativa autonÃ³mica], AndalucÃa Libre nÂº 165, 4 de Marzo de 2003; Memoria de AndalucÃa [Pacto Antequera, 1978; Pasteleos elaboraciÃ³n estatutaria, 1981], AndalucÃa Libre nÂº 120. 1/6/2002; 28-f: La victoria robada, AndalucÃa Libre nÂº 259, 2 de Marzo de 2005; Historia del Proceso autonÃ³mico de AndalucÃa [14] Para las ultimas elaboraciones federalistas de IU y especialmente sus argumentaciones contra el derecho a la autodeterminaciÃ³n siguiendo el modelo canadiense, Ver El Modelo Federal de IU, ComisiÃ³n Permanente Federal, 17/10/2005. Sobre este tema ver Contra el federalismo espaÃ±ol, AndalucÃa Libre nÂº 94. 11 de Julio de 2001 [15] Ver El programa oculto del PP catalÃ¡n, AndalucÃa Libre nÂº 276, 21/11/2005. De hecho, en CataluÃ±a, por ejemplo, el PP comparte el objetivo de que â��La inversiÃ³n publica en CataluÃ±a sobre el total se mueva alrededor del porcentaje catalÃ¡n del PIB totalâ�?, Josep PiquÃ©, FinanciaciÃ³n de la Generalitat: Una propuesta al servicio de los ciudadanos, Barcelona, 6 de Abril de 2005 [16] Sobre esta cuestiÃ³n, ver Carmen CordÃ³n, Estatuto balear: solidaridad sin renuncias [17] Ver sobre las primeras reacciones del PA, El debate sobre la reforma del estatuto de AutonomÃa, AndalucÃa Libre nÂº 94. Sobre su curso polÃtico, entre otros, Rutina andalucista, nÂº 213. Y sobre sus Ãºltimos posicionamientos, El Andalucismo hace turismo, AndalucÃa Libre nÂº 274 y El andalucismo avanza hacia el NO, nÂº 291 [18] Ver Comparecencias ante la ComisiÃ³n de Desarrollo Estatutario, 6 de Marzo de 2006 [19] Para un anÃ¡lisis del contenido y del papel nefasto del agravio comparativo para AndalucÃa, ver VergÃ¼enzas andaluzas, AndalucÃa Libre nÂº 170, del 19/3/2003 y el apartado Las fuerzas del rÃ©gimen, sus coincidencias, del articulo AndalucÃa, a la hora de su reforma estatutaria, ver nota 6 [20] Ver, Diario de Sesiones-ComisiÃ³n de Desarrollo Estatutario, 20 de Abril de 2006, pÃ¡gs. 120-122 [21] Ver, IntervenciÃ³n de Juan Manuel SÃ¡nchez Gordillo, Comparecencias ante la ComisiÃ³n de Desarrollo Estatutario, 7 de Marzo de 2006, PÃ¡gs. 40-42. Gordillo comparece ante la ComisiÃ³n como representante del SOC, pero es a la vez Coordinador Nacional de CUT-BAI. En su declaraciÃ³n defiende que se debe ir a un 'Estado federal' espaÃ±ol; posiciÃ³n que es, a fin de cuentas, idÃ©ntica a las del PCE. Estas afirmaciones desactivan otras que incluye en su intervenciÃ³n [22] â��AndalucÃa, NaciÃ³n te interesaâ�?, campaÃ±a del Partido Andalucista [23] A modo de ejemplos, ver en diario ABC, 21/4/2006, Carlos Herrera, AndalucÃa de los remedios y tambien en ABC, Antonio Burgos, NaciÃ³n para todos [24] Ese fue el caso de la LCR andaluza entre 1980 y 1991. Las contradicciones que impregnaban al proyecto de construir realmente un partido nacional andaluz en un partido estatal -aunque fuera en el sector entonces mÃ¡s internacionalista y menos espaÃ±olista de la extrema izquierda- terminÃ³ con la experiencia. De hecho, la fusiÃ³n estatalmente inducida con MC -una secta postmaoista y postmoderna, hoy conocida como AcciÃ³n Alternativa- que acabÃ³ formalmente con la LCR en 1991 sÃ³lo fue posible â��vista en perspectiva- por las limitaciones inherentes al proyecto. Un partido nacional sÃ³lo puede ejercer como tal si se forma y se construye desde la independencia polÃtica y organizativa desde su misma constituciÃ³n. [25] VÃ©ase el texto de la enmienda que AndalucÃa Libre consiguiÃ³ aprobar en los documentos -nunca editados- de la VIII Asamblea de IU-CA en 1993: "Constatando las insuficiencias y el agotamiento del modelo del Estado de las AutonomÃas, auspiciar un proceso de debate polÃtico y movilizaciÃ³n social articulado en torno a 1Âº. ObtenciÃ³n de un Poder Andaluz real, a partir de una reforma del Estatuto y la ConstituciÃ³n espaÃ±ola que reconozca la SoberanÃa Nacional de AndalucÃa; permitiendo asÃ que sea el pueblo andaluz quien determine democrÃ¡ticamente el alcance de las competencias a asumir o a ceder y el tipo y forma de relaciones a establecer con las otras nacionalidades y pueblos del Estado espaÃ±ol. Un Poder que favorezca la participaciÃ³n y el control popular a partir de la descentralizaciÃ³n y la potenciaciÃ³n de los Ã¡mbitos de decisiÃ³n locales y comarcales.â�? Documento, "Una propuesta para AndalucÃa". Capitulo "Es tiempo de Alternativas", PÃ¡g. 10. "Un nuevo modelo de Estado". Resultados de la VotaciÃ³n final de la enmienda: SI, 125; NO, 76; Abs. 75. VIII Asamblea de IU-CA, AndalucÃa, 1993. TambiÃ©n puede citarse como ejemplo, la iniciativa planteada luego de que se realizara el Congreso de UnificaciÃ³n AndalucÃa Libre-CUT de 1997 que dio lugar a la redenominaciÃ³n de esta ultima como CUT-BAI: MociÃ³n por el derecho a la SoberanÃa Nacional y la AutodeterminaciÃ³n de AndalucÃa presentada en el Ayuntamiento de Granada el 20 de Octubre de 1998. Ambos textos asequibles en Archivo de Documentos de AndalucÃa Libre [26] Ver Tesis 3, La gÃ©nesis de la naciÃ³n andaluza, Los comunistas revolucionarios y la lucha por la LiberaciÃ³n Nacional de AndalucÃa, CN de AndalucÃa de la LCR, pÃ¡g. 3, en Archivos Andalucia Libre [27] Aunque resulte como mÃnimo sorprendente, lo de la â��maldiciÃ³n climÃ¡ticaâ�� como tesis explicativa central del subdesarrollo y la dependencia histÃ³rica de AndalucÃa se defiende Ãºltimamente con desenvoltura por autores verdes o del Ã¡mbito socialdemÃ³crata. Ver Manuel GonzÃ¡lez de Molina y Miguel GÃ³mez Oliver (coord.), Historia ContemporÃ¡nea de AndalucÃa (Nuevos contenidos para su estudio), Junta de AndalucÃa / Caja General de Ahorros, Granada, 2000 [28] En relaciÃ³n al expolio histÃ³rico andaluz hay un amplio interÃ©s â��que comparten espaÃ±olistas y algunas formaciones nacionalistas de otras naciones- por ocultar el expolio histÃ³rico sufrido por AndalucÃa a manos sucesivamente de la MonarquÃa espaÃ±ola y el Estado espaÃ±ol. Desgraciadamente, no conocemos que se hayan publicado estudios especÃficos dedicados a tratar y a cuantificar la cuestiÃ³n, como ocurre abundantemente por ejemplo en CataluÃ±a. Pero un apresurado repaso en la bibliografÃa histÃ³rica nos da pistas suficientes para intuir su alcance. AsÃ, en 1577 la recaudaciÃ³n del impuesto de la alcabala â��sobre transacciones- en AndalucÃa suponÃa el 24% del total de la Corona de Castilla y el de los millones, el 23,6% de lo acumulado en las arcas de la Corona. En 1607 este subÃa a un 29%. En 1651, los cuatro reinos andaluces sostenÃan el 34,8% de las rentas de la MonarquÃa (DomÃnguez Ortiz, AndalucÃa en el Imperio espaÃ±ol, Siglos XVI-XVII, en AproximaciÃ³n a la Historia de AndalucÃa, Laia B, 1979). En el siglo siguiente (1722) ya bajo dinastÃa borbÃ³nica, AndalucÃa pagaba el 33,3% de las rentas mientras, a modo de comparaciÃ³n, CataluÃ±a contribuÃa en un 16% y lo que hoy es Euskadi se mantenÃa exento de pago. (Antonio M. Bernal, La AndalucÃa ContemporÃ¡nea, pag. 189). AÃºn mÃ¡s, entre 1790-1795, las rentas provinciales recaudadas en AndalucÃa representaban nada menos que el 41,2% de todo lo recaudado por el Tesoro cuando su poblaciÃ³n entonces andaba por el 18,5% del total (DomÃnguez Ortiz, AndalucÃa en la Edad Moderna, Los Andaluces, Istmo, 1980). La sobreimposiciÃ³n era econÃ³micamente evidente y polÃticamente, notoria consecuencia de las condiciones de la Conquista y anexiÃ³n de AndalucÃa. Otro tema relacionado de evidente interÃ©s serÃa el impacto de las producciones andaluzas para financiar la balanza comercial del Estado espaÃ±ol a lo largo de los siglos XIX y XX, que hizo posible el desarrollo industrial fuera de AndalucÃa [29] Ver AndalucÃa en Datos, AndalucÃa Libre nÂº 262, 20 de Abril de 2005; La decadencia econÃ³mica andaluza, AndalucÃa Libre nÂº 146; M. Delgado Cabeza, EconomÃa y Estatuto, AndalucÃa Libre nÂº 211; Pedro Antonio Honrubia Hurtado, La ColonizaciÃ³n Economica de Andalucia, Andalucia Libre nÂº 268 [30] Ver Encuesta CIS 2004, Resultados Generales por Comunidades Autonomas y aquÃ los de AndalucÃa. Para acceder a los demÃ¡s y seleccionar los que interesen, ver Mapa del Barometro AutonÃ³mico [31] AndalucÃa - De ayer a hoy EvoluciÃ³n sociolÃ³gica de la conciencia de identidad nacional andaluza Fuentes: Encuestas CIS, Diversas empresas demoscÃ³picas. AndalucÃa Libre nÂº 146 [32] Los comunistas revolucionarios y la lucha por la LiberaciÃ³n Nacional de AndalucÃa, CN de AndalucÃa de la LCR, PÃ¡g. 3 AndalucÃa: Un Estatuto para la Dependencia (2) La segunda estafa La PolÃ©mica Nominal en el Proceso estatutario: â��NaciÃ³nâ�? y â��realidad nacionalâ�?. Las claves polÃticas de coyuntura La PolÃ©mica Nominal en el Proceso estatutario: â��NaciÃ³nâ�? y â��realidad nacionalâ�?. Las claves polÃticas profundas. El Estatuto que nos quieren imponer Los contenidos de la Reforma Estatutaria Porque lo contrario de la Dependencia es la Independencia, NO al Estatuto. ANDALUCÃ?A LIBRE Sitio: http://www.andalucialibre.tk/ * Alta: andalucialibre-alta ARROBA eListas.net Para facilitar impresiÃ³n y lectura, el texto tambiÃ©n estÃ¡ en formato archivo incluido en nuestros Ficheros. 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