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Notícies :: especulació i okupació
El Ladricinio
06 mai 2006
Reseña del libro El cielo está enladrillado, Editorial Bellaterra, 2006
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Reseña del libro El cielo está enladrillado, Editorial Bellaterra, 2006

Hete aquí un libro atípico, y eso por varios motivos. Para empezar es gratuito, cosa que en un tiempo en que se cobran los conceptos más peregrinos ya llama poderosamente la atención. En segundo lugar, no está firmado por un solo autor (grave ataque al principio de propiedad, fundamento de toda nuestra concepción social y aun mental), sino por el colectivo Taller Contra la Violencia Inmobiliaria y Urbanística. Y en tercer lugar, porque aborda un tema que ha adquirido una importancia inusitada en nuestros días y en nuestras vidas: la especulación inmobiliaria y urbanística, la práctica de hacer negocio y pingües beneficios por parte de unos cuantos desalmados a costa de la dignidad y el bienestar de los demás. En este campo se ha dado, en general, lo que Mark Twain decía de la política: la comparaba con el tiempo porque todo el mundo hablaba de ella y no hacía nada por cambiarla. El citado colectivo ha decidido invalidar el chiste y meterse a trapo en este asunto desagradable y mezquino que nos está dando la lata a casi todos.

Consta el libro de 222 páginas y tres partes generales: una primera, teórica, donde se tratan las cuestiones conceptuales del asunto; una segunda que expone casos concretos de agresión a inquilinos y espacios urbanos acaecidos en Barcelona, Madrid, Sevilla, Granada y Valencia (los cuales, lejos de ser casos aislados y excepcionales, son botones de muestra de una práctica cada vez más generalizada); y una tercera que, en forma de apéndice, da orientaciones precisas y recursos prácticos para pasar a la acción. Hay que señalar que tras esta estructura se percibe un notable trabajo de ordenación y unificación, habida cuenta de la heterogeneidad de los autores y los textos; lo más fácil hubiera sido entregar a la imprenta un amasijo de materiales inconexos y deslavazados, sin mayor vínculo que la común referencia a un mismo tema.

Dejemos claro de entrada, pues, que tras el libro hay un editor concienzudo. El tema del libro se puede enunciar con brevedad: la mercantilización de un derecho fundamental y garantizado por la Constitución española (art. 47), el de la vivienda. Por mercantilización hay que entender la intención y la práctica de sacar beneficios económicos enormes a cualquier precio (esto es, a costa de la ética, la moral y la política) de una necesidad tan básica como lo es la de tener un techo bajo el que cobijarse y un lecho donde dormir. Los cinco capítulos que componen la parte primera o teórica abordan este problema desde varios y diversos puntos de vista: 1) la legislación que ha permitido que se llegue al grado de impunidad y desregulación actual (o de aquellos polvos estos lodos): la Ley del Mercado Hipotecario que formó parte de los Pactos de la Moncloa y el Decreto Boyer (Real Decreto-Ley 2/1985), del cual surgieron las Leyes de Arrendamiento Urbano (LAU) que han desarrollado todo su potencial. El propósito y resultado de este conjunto jurídico es múltiple: desamparar al inquilino al tiempo que se libera de cualquier obligación social al propietario, sacar al mercado el patrimonio urbanístico y paisajístico, concentrar ingentes cantidades de capital en las grandes empresas inmobiliarias, los bancos, las cajas de ahorros y las familias más ricas del Estado español, atraer capital internacional, echar a los pobres de los barrios céntricos de las ciudades, destruir las casas menos revalorizables…Y por si los socialistas no hubieran dejado bastante en pelota al sufrido ciudadano (cabe llamársele así porque todavía se le permite residir en la ciudad, no porque tenga alguna capacidad de decisión), con la llegada del PP aquello fue Troya: su Liberalización de la Ley del Suelo, las recalificaciones de espacios públicos con fines especulativos y los tratos de favor a grandes empresas constructoras e inmobiliarias no hicieron más que entrar a matar. La banderilla definitiva, la que valió las dos orejas y la salida a hombros por la puerta principal en medio de la ovación inmobiliaria, fue la entrada en vigor de la moneda única con las consabidas, permitidas y hasta estimuladas corrupción y colocación de dinero negro. Quien no corrió voló, y a quien no quiso o no pudo correr ni volar le amputaron piernas, alas y cuanto pudieron. 2) La enorme tajada que la especulación ha reportado a los bancos y, sobre todo, a las cajas de ahorros (ambos unidos por estrechos lazos de interés con representantes de las administraciones públicas, promotoras y constructoras, al punto que se puede pensar que la olímpica canción de Carreras y Caballé “Amigos para siempre� se refería a estos vínculos y no a otros), con especial énfasis en la Madre de todas las Cajas, La Caixa, institución opaca donde las haya, ajena a cualquier control democrático, que so pretexto de la cacareada obra social (según la ley la única razón de ser de una caja de ahorros) pega unos pelotazos de aúpa (¿o será de opa?) haciendo creer mediante un enorme aparato propagandístico a la ciudadanía desinformada que trabaja para ella 3) El Plan de Vivienda 2005-2008 y la política de fomento del alquiler: otra patraña, otra superchería. En vez de adoptar medidas para defender al ciudadano medio de la voracidad insaciable de propietarios y banqueros (reforma de la citada LAU, topes de precios o expropiación de los tres millones de pisos vacíos o desocupados que en España sirven para cebar la especulación…), el gobierno se descuelga con un programa para canalizar (más) dinero al propietariado y subvencionar con dinero público una pequeña parte del acceso a la vivienda de menores de 35 años. Es la máxima de socializar las pérdidas y privatizar las ganancias, combinada con una estrategia para proteger al mercado en momentos en que la burbuja inmobiliaria se está desinchando. 4) Violencia inmobiliaria y urbanística: apartado conceptual en que se analiza a fondo el significado, las implicaciones y manifestaciones de dichos términos. Resumiendo mucho, se trata de una estrategia de agresión continuada a las personas y al paisaje urbanístico por parte de sujetos físicos y jurídicos que no atienden más que a criterios de rentabilidad económica inmediata, de pulsión de lucro. El capítulo cita a todas las partes implicadas en la práctica de la agresión (institucionales y privadas, juntas y tal para cual) y las tácticas que utilizan, demasiadas para enumerarlas aquí. 5) Repercusiones personales y sociales de lo antedicho: precarización de la vida individual y vecinal, destrucción del tejido social, de lo que tradicionalmente se ha venido llamando “barrios�, esclavización de las personas, que se ven arrojadas a una vida de trabajo ciego, miedo, soledad e insolidaridad. Porque los ancianos desalojados de mala manera, si bien constituyen los casos más dramáticos e imperdonables de esta práctica de la mala gente, no son los únicos damnificados: lo somos todos los que no nos hemos subido al tren del pelotazo.

La segunda parte (titulada “Crónicas de la selva inmobiliaria�), como ya se ha indicado, es una relación de hechos concretos situados en la geografía española, con especial incidencia en Barcelona puesto que el grueso de los responsables del libro reside (todavía) en esta ciudad. Lo del ayuntamiento de Barcelona pasa de castaño a oscuro y clama al cielo. Tal y como muestran los casos reunidos y escrupulosamente documentados, el consistorio está dominado en la actualidad por una pandilla de sicarios que ha vendido al mejor postor la ciudad, que es de todos, y ha dilapidado recursos y espacios públicos. Con la guindilla cínica, además, de acompañar su tarea de derribo y vaciado con una intensa campaña propagandística que satura la ciudad de mensajes falsos e irrirantes, de la índole de “Ho fem per a tu� (¿el qué?). Si usted se cuenta entre los incautos que cada cuatro años cumplen con el ritual de depositar una papeleta en una urna pensando que respaldan políticas de izquierdas, la lectura de esta parte le sacará rápidamente del engaño y le ayudará a ir por la vida con la mente más clara y despejada. Las aclaraciones se extienden a otras ciudades del estado, que, puestos a encontrar algo positivo en todo este espeso cenagal, al menos no dicen que son de izquierdas: esto es, hacen como los otros, pero sin tanto pitorreo y ciñéndose a la agresión. Los casos tristemente emblemáticos de tanta violencia son el Raval, Gracia y Esplugues por Barcelona; Lavapiés por Madrid, varios barrios de Sevilla y el de Cabanyal de Valencia. Ni que decir tiene que no se trata de situaciones aisladas: son especialmente violentas y han alcanzado notoriedad por la resuelta oposición de personas y colectivos, pero no por ello hay que cometer el error de creer que el problema no es general y global. Por desgracia lo es. La singularidad marbellí es cuantitativa, no cualitativa.

Corona esta segunda parte una “Carta de medidas contra la violencia inmobiliaria y urbanística�, en la que diversas asociaciones y particulares exigen a la administración unos pasos muy concretos y ceñidos a la Constitución y al citado artículo 47, a saber: la limitación del precio de alquiler y compra (a un 30% de la renta y, en el caso de ingresos bajos o medios, a un 20%); moratoria de PERIs y de reformas urnbanísticas hasta que se asegure la participación de los vecinos en los procesos de toma de decisiones; reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos. Además, y dado que se prevé lo arduo de estas modificaciones sustanciales, se introducen medidas de urgencia para sacar del atolladero muchos casos desesperados.

El libro concluye con unos apéndices eminentemente prácticos, que asesoran de cómo reaccionar ante una situación de acoso inmobiliario, inorman de quién es quién en el mundo inmobiliario de Barcelona así como de sus beneficios y ofrecen una útil lista de links y direcciones de contacto en internet.

En suma, el libro propone y exige soluciones concretas a un problema que está teniendo gravísimas repercusiones en la vida y los derechos fundamentales de las personas. Conviene aclarar que este trabajo, lejos del entusiasmo superficial de las efusiones pasajeras, es de un rigor admirable: documentado a fondo y reflexionado en profundidad. Desmarcándose de las cortinas de humo y las verdades a medias del poder oficial, argumenta con la contundencia de los datos contrastados y las fuentes citadas, y trata de oponerse con la fuerza de la razón a la razón de la fuerza. Cabe esperar que esta iniciativa hallará eco en nuestra sociedad y sacará del conformismo, el derrotismo y la negatividad a las muchísimas personas a quienes atañe la situación.

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