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Notícies :: amèrica llatina |
Acción Urgente: Cinco extranjeros detenidos en Atenco están desaparecidos por Migracion Mexicana
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per Centro de Medios Libres DF |
05 mai 2006
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Acción urgente, llamar a los consulados y embajadas mexicanos, chilenos, españoles y alemanes. |
Acción urgente, llamar a los consulados y embajadas mexicanos, chilenos, españoles y alemanes.
Ciudad de México, 5 de mayo de 2006 Centro de Medios Libres D.F. 19:30 Los 5 extranjeros detenidos durante el asalto a Atenco fueron desaparecidos hace unos momentos en el camino entre la estación migratoria de iztapalapa y el aeropuerto internacional de la ciudad de México. Los desaparecidos por el Instituto Nacional de Migración son el estudiante de la Escuela Nacional de Antropología e Historia Mario Alberto Aguirre Tomic-Chile y los periodistas: Samantha Dietmar - Periodista Alemana, Maria Sostres Torrida y Cristina Vals Fernandez - ambas de España y Valentina Palma Novoa, de Chile, cineasta y documentalista, que participa en una película con María Novaro y estudia en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ayer por la mañana fueron detenidos mientras ellos testificaban para proyectos académicos y medios independientes el asalto sangriento a la comunidad de San Salvador Atenco por cinco mil policías de corporaciones municipales, estatales y federales, 4 de estas 5 personas colaboran como periodistas en medios independientes. En las tomas de las televisoras se puede notar el momento en que son tomados por la policía golpeándolos violentamente cuando ellos no estaban en una actividad agresiva y portaban identificaciones visiblemente.
Durante el asalto y a lo largo del día hombres y mujeres fueron golpeados salvajemente, agredidos y violados sexualmente, hay muchos heridos graves, así como unos 60 desaparecidos a los que se suman estos 5 estudiantes y periodistas extranjeros, de los que el Instituto Nacional de Migración se niega a revelar el paradero, diciendo que no están ahí, pero tampoco en la Estación Migratoria. Se teme por su vida y su integridad física, dado las agresiones de los últimos días a la población civil.
Al detener a Valentina, hija del exilio chileno alcanzó a gritar "soy Valentina Palma", una de las reglas para personas en situación de represión enseñadas por la resistencia a las dictaduras. De tal manera no pudieron desaparecerla en ese momento, dado que la gente sabía que había sido detenida. En este momento está desaparecida junto con otro cuatro extranjeros y desde ahí gritan sus nombres. |
Mira també:
http://cml.vientos.info http://www.enlacezapatista.ezln.org.mx |
This work is in the public domain |
Comentaris
Re: Acción Urgente: Cinco extranjeros detenidos en Atenco están desaparecidos por Migracion Mexicana
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per ja' |
06 mai 2006
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Maria Sostres Torrida y Cristina Vals Fernandez
es confirma quehan estat deportdes. Ja fa dues hores que estan volant cap l'estat espanyol segons ha informat "ke huelga radio": http://www.kehuelga.org/stream.m3u |
Re: Acción Urgente: Cinco extranjeros detenidos en Atenco están desaparecidos por Migracion Mexicana
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per David Cortés alchemista4@yahoo.es |
06 mai 2006
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Modelo de carta
Excelentisimo.....
Le escribo esta carta ante mi gran preocupacion ante el caso de los 5 extranjeros detenidos durante el asalto a Atenco. Los hechos sucedieron de la siguiente forma.
Ciudad de México, 5 de mayo de 2006 Centro de Medios Libres D.F. 19:30 Los 5 extranjeros detenidos durante el asalto a Atenco fueron desaparecidos hace unos momentos en el camino entre la estación migratoria de iztapalapa y el aeropuerto internacional de la ciudad de México. Los desaparecidos por el Instituto Nacional de Migración son el estudiante de la Escuela Nacional de Antropología e Historia Mario Alberto Aguirre Tomic-Chile y los periodistas: Samantha Dietmar - Periodista Alemana, Maria Sostres Torrida y Cristina Vals Fernandez - ambas de España y Valentina Palma Novoa, de Chile, cineasta y documentalista, que participa en una película con María Novaro y estudia en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ayer por la mañana fueron detenidos mientras ellos testificaban para proyectos académicos y medios independientes el asalto sangriento a la comunidad de San Salvador Atenco por cinco mil policías de corporaciones municipales, estatales y federales, 4 de estas 5 personas colaboran como periodistas en medios independientes. En las tomas de las televisoras se puede notar el momento en que son tomados por la policía golpeándolos violentamente cuando ellos no estaban en una actividad agresiva y portaban identificaciones visiblemente.
Durante el asalto y a lo largo del día hombres y mujeres fueron golpeados salvajemente, agredidos y violados sexualmente, hay muchos heridos graves, así como unos 60 desaparecidos a los que se suman estos 5 estudiantes y periodistas extranjeros, de los que el Instituto Nacional de Migración se niega a revelar el paradero, diciendo que no están ahí, pero tampoco en la Estación Migratoria. Se teme por su vida y su integridad física, dado las agresiones de los últimos días a la población civil.
Al detener a Valentina, hija del exilio chileno alcanzó a gritar "soy Valentina Palma", una de las reglas para personas en situación de represión enseñadas por la resistencia a las dictaduras. De tal manera no pudieron desaparecerla en ese momento, dado que la gente sabía que había sido detenida. En este momento está desaparecida junto con otro cuatro extranjeros y desde ahí gritan sus nombres.
1ª parte |
Re: Acción Urgente: Cinco extranjeros detenidos en Atenco están desaparecidos por Migracion Mexicana
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per David Cortés alchemista4@yahoo.es |
06 mai 2006
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Por todos estos graves hechos pido a las autoridades Mexicano que lleve a cabo una investigación exhaustiva e imparcial en relación a la detención y desaparicion de Mario Alberto Aguirre Tomic, Samantha Dietmar, Maria Sostres Torrida, Cristina Vals Fernandez y Valentina Palma Novoa, haciendo públicas las conclusiones de la misma y enjuiciando a los responsables de estos hechos.
Pido a las autoridades tambien que se lleve a cabo una investigación exhaustiva e imparcial en relación a las detenciones y a la brutal accion de las fuerzas del estado el dia 5 de mayo en Atenco haciendo tambien públicas las conclusiones de la misma y enjuiciando a los responsables de estos hechos.
Esperando pronta respuesta le saluda:
Poner nombre, apellido y profesion
A____de Mayo de 2006, en ______,________ |
Re: Acción Urgente: Cinco extranjeros detenidos en Atenco están desaparecidos por Migracion Mexicana
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per David Cortés alchemista7@hotmail.com |
06 mai 2006
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Consul de Mexico en Barcelona Jaime GarcÃa Amaral
Consulado General de México en Barcelona
Paseo de la Bonanova, 55
08017, Barcelona
consulmex ARROBA consulmex-barcelona.net
Embajador de Mexico en España Gabriel Jimenez Remús
Embajada de mexico en Madrid
Carrera de San Jerónimo, 46 28014 Madrid
PROCURADUR�A GENERAL DE LA REPÚBLICA
OFICINA DEL C. PROCURADOR
LIC. ALICIA PÉREZ DUARTE Y NORONA FISCAL ESPECIAL ADJUNTO
LIC. DANIEL FRANCISCO CABEZA DE VACA HERN�NDEZ PROCURADOR GENERAL DE LA REPÚBLICA
DIRECCIÓN PARA RECIBIR CORRESPONDENCIA: Av. Paseo de la Reforma No. 211-213, Piso 16, Colonia Cuauhtémoc, Delegación Cuauhtémoc, México, D.F., Código Postal 06500 |
Re: Acción Urgente: Cinco extranjeros detenidos en Atenco están desaparecidos por Migracion Mexicana
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per Carta de Valentina Palma Novoa norepresion@gmail.com |
10 mai 2006
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Santiago de Chile, Martes 9 de Mayo, 2006
Mi nombre es Valentina Palma Novoa, tengo 30 años, de los cuales los últimos once he vivido en México. Soy egresada de la Escuela Nacional de AntropologÃa e Historia y actualmente curso el cuarto año de Realización cinematográfica en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Tengo FM 3 de estudiante.
A continuación quisiera relatar a usted los acontecimientos de los que fui testigo durante los violentos incidentes ocurridos en el poblado de San Salvador Atenco el Jueves 4 de Mayo del 2006, los cuales terminaron con mi expulsión del paÃs de manera injusta y arbitraria.
1.- El dÃa miércoles 3 de Mayo, luego de ver las noticias en televisión y enterarme de la muerte de un niño de 14 años, mi condición de antropóloga y documentalista hizo que me conmoviera con el deceso de este pequeño por lo cual decidà dirigirme a San Salvador Atenco a registrar cual era la situación real del poblado.
Pasé allà la noche, registrando las guardias que la gente del pueblo habÃa montado y realizando entrevistas en las mismas. HacÃa frÃo, me arrime a las fogatas que la gente del pueblo habÃa montado mientras seguÃa registrando imágenes. La luz del amanecer anunciaba un nuevo dÃa: jueves 4 de Mayo.
Han de haber sido como las 6 de la madrugada cuando las campanas de la iglesia de San Salvador Atenco comenzaron a sonar: tum tum tum tum, una y otra vez, mientras por el micrófono se vociferaba que la policÃa estaba sitiando el poblado. Las bicicletas iban de un lado a otro, la panaderÃa de un costado de la iglesia ya habÃa abierto sus puertas y la calidez del olor del pan recién horneado inundaba la calle junto con el ir y venir de los campesinos en bicicleta. El señor que vendÃa atoles me dijo que tuviera cuidado, que los que venÃan “eran muy cabronesâ€?.
Me dirigà a una de las guardias, donde los campesinos miraban en dirección a la manada de policÃas que allá a lo lejos se veÃa. Metà el zoom de la cámara, me di cuenta que eran muchos y que cubiertos por sus escudos avanzaban dando pequeños, imperceptibles pasos. Sentà miedo, ellos eran muchos fuertemente armados y los campesinos pocos y desarmados. En la pantalla de mi cámara veo como uno de los policÃas apunta y dispara hacia nosotros un proyectil que cuando llego a mi lado pude oler y sentir que era de gas lacrimógeno. Más y más gases lacrimógenos rápidamente fueron sepultando la calidez del olor a pan recién horneado y transformaron el angosto callejón en un campo de batalla.
El aire era ya irrespirable y me fui a la plaza mientras las campanas sonaban con mas fuerza, por diferentes calles se veÃa a la policÃa a lo lejos avanzar. La poca resistencia que hubo por parte de los campesinos dejó de resistir ante el ataque de las fuerzas policiales que abruptamente se avalanzaron sobre los pobladores. Apagué mi cámara y junto con los demás corrà lo más rápido que pude. Frente a la iglesia habÃa un edificio público con las puertas abiertas y ahà me metà a esperar ilusamente que la turbulencia pasara. HabÃan ahà dos jóvenes resguardándose también ilusamente del ataque. Éramos tres y nos mirábamos las caras angustiados y con miedo.
Cuidadosamente me asomé a mirar a la calle y vi como cinco policÃas golpeaban con toletes y patadas a un anciano tirado en el piso sin compasión alguna. Sentà más miedo, regresé y le dije a los otros dos jóvenes que necesitábamos escondernos más, que ahà estábamos muy expuestos. Ilusamente nos subimos a la azotea y acostados boca arriba mirábamos los helicópteros que como moscardones ronroneaban en el cielo, mientras el sonido de los disparos fueron formando parte del paisaje sonoro del lugar. Una voz de hombre violentamente nos gritoneaba “bajen a esos cabrones que están en la azoteaâ€?.
Primero bajaron los dos jóvenes, yo desde arriba miraba como los golpeaban y con pánico no quise bajar, ante lo que un policÃa gritó: “bájate perra, bájate ahoraâ€?. Baje lentamente, aterrorizada de ver como golpeaban en la cabeza a los dos jóvenes. Dos policÃas me tomaron haciéndome avanzar mientras otros me daban golpes con sus toletes en los pechos, la espalda y las piernas. Mis gritos de dolor aumentaban cuando escuche la voz de alguien que preguntaba por mi nombre para la lista de detenidos, respondÃ: “Valentina, Valentina Palma Novoaâ€?, mientras un policÃa me ordenaba que me callara la boca y otro me golpeaba los pechos.
Una voz de hombre ordenó que me taparan con los escudos para que no vieran como me golpeaban. Se detuvieron a un costado de la iglesia y ahà me ordenaron que junto a los demás detenidos me hincara y pusiera mis manos en la nuca. Siguieron golpeándonos, mi celular sonó y una voz ordenó que registraran mi bolsa. En ese momento fui despojada de mi cámara de video, de mi celular y mi pequeño monedero con mis identificaciones y quinientos pesos.
Me levantaron de los pelos y me dijeron “súbete a la camioneta putaâ€?. Apenas podÃa moverme y ellos exigÃan extrema rapidez en los movimientos. Me avalanzaron encima de otros cuerpos heridos y sangrantes y me ordenaron bajar la cabeza sobre un charco de sangre, yo no querÃa poner mi cabeza en la sangre y la bota negra de un policÃa sobre mi cabeza me obligó a hacerlo. La camioneta encendió motores y en el camino fui manoseada por muchas manos de policÃas, yo solo cerré los ojos y apreté los dientes esperando que lo peor no sucediera.
Con mis pantalones abajo, la camioneta se detuvo y se me ordenó bajar, torpemente baje y una mujer policÃa dijo: “a esta perra déjenmela a mÃâ€? y golpeó mis oÃdos con las dos manos. Caà y dos policÃas me tomaron para subirme al bus en medio de una fila de policÃas que nos pateaban.
Arriba del bus otra policÃa mujer preguntó mi nombre mientras dos policÃas hombres pellizcaban mis senos con brutalidad y me tiraron encima del cuerpo de un anciano cuyo rostro era una costra de sangre. Al sentir mi cuerpo encima el anciano gritó de dolor, trate de moverme y una patada en la espalda me detuvo, mi grito hizo gritar al anciano nuevamente, que pedÃa a dios piedad.
Una voz de mujer me ordenó que me acomodara en la escalera trasera del bus, asà lo hice y desde ahà pude ver los rostros ensangrentados de los demás detenidos y la sangre esparcida en el piso. Sin estar yo sangrando, mis manos y ropa estaban salpicadas de sangre de los otros detenidos.
Quieta y escuchando los quejidos de los cuerpos que estaban a mi lado, escuchaba como seguÃan subiendo detenidos al bus y preguntando sus nombres en medio de golpes y gritos de dolor. No sé cuanto tiempo pasó, pero el bus cerró sus puertas y hecho a andar. Dimos vuelta cerca de dos o tres horas. La tortura comenzó y cualquier pequeño movimiento era merecedor de otro golpe más. Cerré los ojos y trate de dormir, pero los quejidos del anciano que estaba a mi lado no lo permitieron, el anciano decÃa: “mi pierna, mi pierna, dios, piedad, piedad por favorâ€?.
Lloré amargamente pensé que el anciano morirÃa a mi lado, movà mi mano y trate de tocarlo para darle un poco de calma, un tolete fue a dar sobre mi mano, ante lo cual, con un gesto, pedà compasión al policÃa que dejó de golpearme. Queriendo darle un poco de amor acaricie la pierna del anciano que por unos momentos dejó de quejarse.
Le pregunte su nombre y me respondió. “Si me muero no lloren, hagan una fiesta por favorâ€?. Lloré en silencio sintiéndome sola en compañÃa de los otros tantos cuerpos golpeados, pensando lo peor; que nos llevarÃan a quien sabe que lugar y que ahà nos matarÃan y desaparecerÃan a todos.
Por un momento me dormÃ, pero el olor a sangre y muerte me despertó. Al abrir los ojos vi la pared de una cárcel. El bus se detuvo y una voz ordenó que bajáramos por la puerta trasera. Me ordenaron pararme y la puerta se abrió y mi cara llorosa y descubierta vio una fila de policÃas, sentà miedo otra vez.
Desde abajo una voz ordenó que se cerrara la puerta y que los detenidos debÃan salir con el rostro cubierto. Un policÃa me tapó la cabeza con mi chamarra y las puertas volvieron a abrirse otra vez. Abajo del bus un policÃa me agarro con una mano de los pantalones y con la otra mantenÃa mi cabeza gacha. La fila de policÃas comenzó a tirar patadas a mi cuerpo y al de los demás detenidos que eran parte de la fila.
La puerta del penal se abrió y nos avanzaron por estrechos pasillos en medio de golpes y patadas. Antes de llegar a una mesa de registro, cometà el error de levantar la cabeza y mirar a los ojos de un policÃa, el cual respondió a mi mirada con un golpe de puño duro y cerrado en mi estómago que me quitó el aire por unos momentos.
En la mesa preguntaron mi nombre, mi edad y nacionalidad, luego de eso me metieron a un cuarto pequeño donde una mujer gorda me ordenó quitarme toda la ropa, pedÃa rapidez ante mi torpeza producto de los golpes. “Señora estoy muy golpeada, por favor espereâ€? le dije. Me revisó, me vestà nuevamente y volvió a cubrir mi cara con la chamarra. Salà del cuarto y nos ordenaron hacer una fila de mujeres para ingresar formadas y cabeza abajo al patio del penal, que luego me entere que le decÃan “almoloyitaâ€? en la ciudad de Toluca.
Han de haber sido las dos de la tarde del jueves 4 de Mayo cuando ya estábamos dentro de las instalaciones del penal. Nos llevaron a un comedor y nos separaron a hombres y mujeres. En una esquina, en medio de llantos las mujeres nos contábamos las vejaciones de las que habÃamos sido objetos.
Una joven me mostró sus calzones rotos y su cabeza abierta llena de sangre, otra contaba que la habÃan llevado en medio de dos camiones mientras la golpeaban, vejaban y decÃan “te vamos a matar putaâ€?.
Otra joven me comentó que tal vez y estaba embarazada, todo en medio de llantos y apretones de manos solidarios. El estado de shock entre las mujeres era evidente. En frente nuestro los hombres conversaban entre ellos mientras nosotras observábamos sus rostros sangrantes y deformados producto de la brutal golpiza. En eso estábamos cuando una mujer se acerca a nosotras y empieza a dar algunos nombres y pide que nos separemos del grupo. Éramos cuatro: Cristina, MarÃa, Samantha, Valentina. Se nos une al grupo un quinto; Mario.
Éramos los cinco extranjeros detenidos. Al momento llega un hombre, creo que era el director del penal y nos dice que allà donde estábamos, estábamos seguros, que aquà nadie nos golpearÃa, que lo que hubiese pasado antes de ingresar al penal no tenÃa nada que ver con él, como si dentro del penal no nos hubiesen también golpeado. Le pedimos hacer una llamada, petición que nos fue negada.
Mientras los detenidos visiblemente mas heridos eras sacados del lugar rumbo al centro de atención médica que habÃa dentro del penal; no eran unos ni dos, de los ciento y tantos detenidos que éramos, han de haber habido unos 40 con lesiones gravÃsimas. Uno de los primeros en salir fue el anciano moribundo que a mi lado en el camión iba, a quien no volvà a ver nunca más.
Nos llegó el turno a los extranjeros de ir a hacernos el chequeo médico. Yo tenÃa moretones en los pechos, la espalda, hombros, dedos, muslos y piernas, se recomendó hacerme una radiografÃa de las costillas pues me costaba respirar, cosa que en ningún momento se hizo.
La enfermera que tomaba nota y el médico que me atendió actuaban con total indiferencia a mi persona y las lesiones que presentaba. Salà de la oficina médica a esperar que Cristina, MarÃa, Samantha y Mario terminaran el chequeo. El seudo chequeo médico terminó y nos llevaron a una sala para tomarnos declaración.
Extrañamente un licenciado salido de quien sabe donde nos recomendó que no prestásemos declaración, comentario que era contradicho por las personas que estaban tras la maquina de escribir.
“Está bien si no quieres declarar, estas en tu derecho, pero serÃa bueno que dejaras constancia de lo que te pasóâ€?, me decÃa una licenciada. Mientras hacÃamos las declaraciones, comenzaron a llegar al lugar muchos hombres de corbata que haciéndose los chistosos y amables nos preguntaban quienes éramos y como y porque habÃamos llegado al poblado de Atenco, que si acaso sabÃamos lo peligrosa que era esa gente.
Cayó la lluvia y nos trasladaron al comedor con todos los demás detenidos, se nos obligó a sentarnos y no podÃamos establecer contacto con los detenidos mexicanos, si querÃamos ir al baño debÃamos pedir permiso. Llegaron funcionarios de derechos humanos a tomarnos declaración y fotos de nuestras lesiones, las declaraciones fueron tomadas sin interés, mecánicamente.
Se nos obligó a que registráramos nuestras huellas, nos tomaron fotos de frente y ambos perfiles, nos dijeron que eso no era una ficha, que era un registro necesario pues era muy probable que en la madrugada saliéramos en libertad y que para eso se necesitaba hacer la ficha. Una olla de café frÃo y una caja con bolillos fueron la cena.
Ha de haber sido la media noche y me acosté en una dura banca de madera a tratar de dormitar un poco, fue imposible, hacÃa frÃo y no tenÃa cobija. Del lado de los hombres, un rasta se dio cuenta de mi impaciencia ante el no poder dormir y comenzamos a hablarnos de un lado a otro con señas. Estábamos en eso cuando se presenta un custodio y comienza a dar los nombres de los cinco extranjeros. Nos levantamos, dimos un pequeño adiós a los demás detenidos y abandonamos el lugar.
Nos llevan a un lugar de registro, nos entregan nuestras pocas pertenencias y nos sacan del lugar camino a una camioneta diciéndonos que nos llevarÃan a una oficina de migración en Toluca. Afuera del penal escuche voces conocidas que gritaban mi nombre, me acerco a las rejas y puedo distinguir a muchos de mis amigos que me preguntan como estoy, les digo que mas o menos y que nos llevan a migración de Toluca.
Ellos me dicen que me van a seguir que no me van a dejar sola. Mi tÃa Mónica me pasa un sobre que contiene mis documentos migratorios y MarÃa Novaro, mi maestra y mamá en México, me da una chamarra para el frÃo. Asà me subo a la camioneta que cierra sus puertas y oscuros nos vamos. Pasamos a una oficina en Toluca a buscar a una licenciada y de ahà nos llevan a la estación migratoria de las agujas en el DF.
Han de haber sido las tres de la madrugada cuando llegamos a la estación migratoria. Ahà una vez mas, un médico de mala gana constató lesiones. Dormitamos un rato porque a la hora en que llegamos no era horario de oficina, asà que no habÃan muchos funcionarios en el lugar. Dieron las 7 de la mañana y un auxiliar nos llevo cereal con leche. Luego me tomaron declaración, una declaración en donde además de preguntar por mis datos personales, me hicieron preguntas cómo: ¿conoces al EZLN?, ¿has estado en Ciudad Universitaria?, ¿participaste en el foro mundial del agua?, ¿conocÃas a los otros extranjeros detenidos?, etc.
Firme la declaración a la que se adjunto mi documento migratorio, una carta de mi centro de estudios, una carta de mi maestra MarÃa Novaro, mi pasaporte, mi cédula de identidad chilena y mi credencial internacional de estudiante. Estaba en eso cuando recibo una llamada del cónsul de Chile en México, quién me pregunta mi nombre, el numero de mi cedula de identidad y si tengo algún pariente en México, me informa que lo que él puede hacer es velar que el proceso correspondiente se realice en las condiciones legales pertinentes.
Regreso a continuar mi declaración y las preguntas sobre el EZLN, el subcomandante Marcos y Atenco se repiten. Mientras tanto afuera de la estación migratoria se habÃan congregado amigos y familiares, con los cuales no se me permite comunicar, traté de hacerlo a través de señas y carteles, pero incluso eso nos es negado.
Me llevan a un cuarto en donde hay tres hombres que me dicen que están ahà para ayudarme, ellos me toman fotos de frente y ambos perfiles y en todo momento graban la conversación. Me preguntan mi nombre y si tengo algún alias, que si conozco al EZLN, que si he ido a la Selva Lacandona, que les dé nombres que puedan dar antecedentes de mÃ, que qué tipo de documentales me gusta realizar.
Me dicen que mi amiga América del Valle esta preocupada por mà porque me habÃa perdido mientras escapábamos del lugar, mujer de la cual recién en Chile me entero que es una de las dirigentes de Atenco que la policÃa persigue.
Al terminar el interrogatorio, mis huellas dactilares son tomadas en una maquina muy sofisticada que va a dar a una computadora. Me sacan de la sala y me llevan a otra donde hay tres visitadoras de la comisión nacional de derechos humanos y luego de que las dos españolas y yo les contamos lo que hemos vivido, nos recomiendan urgentemente solicitar un abogado para que se gestione un recurso de amparo ante una posible deportación. El ambiente ya es tenso, asà que le pido a una de las abogadas una pluma y un papel, para escribir
“1 abogadoâ€? y mostrárselos por la ventana a mis amigos que están afuera, en ese momento entra un licenciado de migración y al verme escribiendo me dice: “¿necesitas un abogado?, yo soy abogado, cual es tu problemaâ€?, le contesto que quiero poner un amparo, ante lo que el me responde que no es conveniente poner un amparo porque el amparo implicarÃa estar en la estación migratoria un mes y que lo mas probable era que pronto saliésemos en libertad, las visitadoras de derechos humanos, lo increpan y le dicen que por favor me dejen hablar con alguna de las personas que están afuera.
La visita se concede y hablo con Berenice, con quien me dejan hablar cinco minutos, a ella le digo que necesito un amparo y me dice que eso ya esta. Me despido abruptamente de ella y luego me llevan a hacerme un chequeo médico por segunda vez en esta estación migratoria, estoy en eso, cuando un licenciado llega apresuradamente a interrumpir el chequeo y me dicen que me van a trasladar a otro lugar, yo pregunto que adónde y no se me da respuesta.
Al salir de la consulta médica me encuentro a una de las visitadoras de derechos humanos y le digo que por favor avise a mis amigos que están afuera que me van a trasladar, le pregunto al licenciado que adonde me llevan y me responde que a las oficinas centrales de migración, no me dejan seguir hablando con él y me suben a un auto particular en el que también estaba Mario, mi compatriota. Me subo, se suben tres policÃas, se cierran las puertas y una policÃa pide cerrar las ventanas. La reja de la estación migratoria se abre y el carro se va como escapándose de algo. Ã?bamos por periférico a más de 100 Km. por hora en medio de un tráfico contundente.
Pregunto que adonde nos llevan y no obtengo respuesta, ya en el camino, me doy cuenta que vamos rumbo al aeropuerto y que delante de nosotros van dos carros más; uno con Samantha, la alemana y otro con MarÃa y Cristina, las dos españolas. Ante la inminencia de la expulsión injustificada en todo momento, no me queda más que cerrar los ojos y apretar los dientes y pensar: otra violación más.
Llegamos al aeropuerto como a las 6 de la tarde. Nos bajan de los autos y nos ingresan custodiados a una sala completamente blanca donde nos mantienen detenidos una hora o más. Luego nos ingresan a las salas de espera al interior del aeropuerto, donde nos mantienen custodiados. Primero sale el vuelo de Samantha. Seguimos esperando y en la espera yo no hago mas que llorar, me siento mal, me paró y trato de caminar por el pasillo, se me acerca una custodia y me dice que debo estar sentada, “me siento mal� le digo, “no me voy a escapar, déjame�.
Sigo llorando y un policÃa se acerca y me dice: “ya no estés asÃ, no conviene esa actitud, si te sirve de consuelo, déjame decirte que no estas deportada, que solo has sido expulsada del paÃs, pero puedes volver a entrar en cualquier momentoâ€?. Ilusamente sus palabras me calman.
Nos llevan a un bar a fumarnos unos cigarros porque todas estamos muy alteradas. El vuelo de Lan chile de aproximadamente las once de la noche es anunciado, a mà y a Mario nos llaman, nos despedimos de MarÃa y Cristina con un apretado abrazo. Nos formamos en la fila y nos entramos al avión.
Dentro del avión uno de los pasajeros se acerca a mà y me entrega unas cartas que han mandado mis amigos que estaban afuera haciendo todo lo posible para detener esta injusta expulsión. Caen mis lagrimas de no saberme sola, la custodia que va a mi lado, me dice que qué me pasa, le cuento mi caso; le digo que llevo viviendo en México 11 años, que mi vida esta en ese paÃs, que nunca se me dijo que estaba pasando, que todo el procedimiento ha sido ilegal, que he sido golpeada y vejada por la policÃa.
Me dice que a ella le avisaron 30 minutos antes de subirse al avión que viajarÃa a Chile, que a ella no le dijeron nada, pero que si notaba que algo raro hubo en el procedimiento, porque normalmente antes de deportar a alguien se pasa mÃnimo un mes en la estación migratoria, que ha de haber sido una orden dada desde arriba.
Ya asumiendo mà expulsión me pongo a platicar con ella y le digo que lugares de Santiago puede visitar el corto tiempo que dure su estadÃa. El cansancio y la impotencia son demasiadas, me duermo. Me despierto con la cordillera de los Andes en la ventanilla del avión. Bajamos del avión, nos entregan a policÃa internacional, donde nos toman declaración del porqué de nuestra deportación y/o expulsión.
Afuera me esperaba mi familia, llantos, besos, abrazos. Nos vamos al hospital a constatar lesiones y rápidamente armamos una conferencia de prensa con televisión y radio, en donde denunciamos la ilegalidad de nuestra expulsión y la brutalidad policial de la que fuimos objeto.
2.- Después de lo que les he contado quisiera hacer de su conocimiento mi total rechazo, indignación y rabia ante:
a) la utilización de la violencia fÃsica, psicológica y sexual como arma de tortura y coerción en contra de las mujeres.
b) la brutalidad policial de la que fuimos objeto todos los detenidos, más allá de nuestras nacionalidades.
c) la ilegalidad de mi deportación en dos sentidos: por haber estado mis papeles migratorios en regla y por el rechazo al amparo presentando, argumentando mi ausencia en el paÃs, cuando yo aun estaba en México.
3) Por lo expuesto anteriormente anterior, estamos estudiando con nuestros abogados, orientar nuestras acciones tendientes a lograr:
a) Se nos restituya el derecho a seguir estudiando en México por medio de todo tipo de gestiones con el gobierno chileno y mexicano;
b) gestiones a nivel diplomático con la embajada de México en Chile;
c) poner una querella criminal contra la policÃa por delito de lesiones
d) entablar una demanda contra el estado mexicano por deportación ilegal.
¡No a la violación, no al uso de mujeres y hombres como objetos, no a la brutalidad y a la tortura, no a la justificación de la violencia!
Atte. Valentina Palma Novoa |
Re: Acción Urgente: Cinco extranjeros detenidos en Atenco están desaparecidos por Migracion Mexicana
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per claudia vilos kayenvilu@yahoo.com |
10 mai 2006
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el mundo fue y será una porquería mis amigos ,,les deso mucha fuerza y que no paren de estar donde se pueda hacer algo por este mundo ,kreo que debemos pensar en distintas estrategia spara poko apoko kambiar un pokito ke sea este mundo de mierda ,,,con un poko de amor de kompartir y aprendizaje... |
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