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Notícies :: corrupció i poder
El Mundo (Medellín), apologista de los paramilitares
07 abr 2006
El díario el Mundo (Medellín Colombia), ataca a Brígida González, de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. Envío respuesta pública al diario y cuestiono la corrupción del Estado colombiano.
Madrid, 7 de abril de 2006 Señor editor Diario El Mundo Medellín Colombia Asunto: Editorial contra la dirigente de la Comunidad de Paz en San José de Apartadó, Brígída González. Señor apologista del delito paramilitar: Afortunadamente para Brígida González, su testimonio, escuchado también aqui en Madrid, es ratificado por los acompañantes europeos que han podido verificar personalmente lo que ocurre en ese rincón de la prisión que es ahora la tierra colombiana. Para su información, no todos los soldados duermen tranquilos, porque sus conciencias les dicen que han hecho mal en obedecer órdenes que incluyen el asesinato de civiles desarmados, incluídos menores, el expolio de bienes y la usurpación de tierra ajena. Esos soldados dan información detallada de la estrategia paramilitar que su periódico apoya. También quedan funcionarios decentes, personeros que reciben datos y los verifican, secretarios de los alcaldes que confirman las relaciones de sus superiores con la doble comandancia militar y sus escuadrones de la muerte. Está mal informado si cree que aquí en Europa todo es silencio y complicidad. Los refugiados, sobrevivientes del terrori oficial participamos en foros y debates. Personalmente he criticado a todos los grupos que atacan a la población civil, dato que puede verificar en algunas notas que están disponibles en internet. Lo que si me consta, porque lo ví y además recogí los testimonios, es la masacre que los escuadrones de la muerte, AUC, asesinaron a 22 civiles indefensos en Vigía del fuerte y Murindó entre mayo y la primera semana de junio de 1997. Los únicos que no se dieron cuenta fueron el alcalde y el comandate de policía. En medio de la masacre, todos los funcionarios de la Gobernación de Antioquia volvieron a sus sitios de trabajo en el Centro Administrativo Departamental La Alpujarra. Los acompañaron los demás administrativos de otras entidades. De ellos también recogí testimonios. En la gobernación de Antioquia, el único que ignoró las masacres fué el comandante paramilitar alvaro Uribe Vélez. Es imposible que no supiera, porque le fueron enviadas cartas desde Quibdó y por lo menos seis de los secretarios del despacho le tendrían que haber comunicado que había una matanza en Vigía del Fuerte y en Murindó. Por cierto, su periódico tampoco registró los hechos. Mientras los cuerpos flotaban en el río Atrato, a la vista de todo el pueblo, su periódico publicaba una nota sobre la buena gestión del alcalde. Tengo el recorte. Un buen alcalde que omitió su deber de defender a la población civil y se rodeó de sicarios de Córdoba. Doy este dato, porque los escuché personalmente. ¿Los militares ante la Justicia? Me presenté dos veces ante la fiscalía, con fechas, nombres propios, responsables por omisión. Por omisión criminal en la defensa de la población civil no combatiente debían responder ante la "justicia" colombiana los comandantes de policía de Vigía del Fuerte y Murindó, sus comandantes de policía en Antioquia y Chocó, los comandantes de las Brigadas IV y XVII, el comandante de la infantería de Marina, los Gobernadores de Antioquia (Uribe) y Chocó. En ves de justicia, ocurrió que toda la información del caso estaba en manos de los paramilitares. Me amenazaron por telefono día por día, a las 11:00 de la noche y 3:00 de la mañana, desde junio de 1997 hasta el 15 de febrero de 1998, fecha en la cual debí escapar de colombia. Hoy, uno de los que debería estar en prisión por las matanzas del Atrato, ocurridas en 1997, es el presidente, Alvaro Uribe Velez. Yo, uno de los numerosos testigos, como funcionario público, denuncié la acción conjunta del ejército con los escuadrones de la muerte. Ahora soy un exiliado. Esa es la justicia colombiana. Confirmo el testimonio de doña Brígida González, porque el modus operandi ha sido exactamente el mismo en todas las zonas paramilitares. Su prensa encubre, y hasta mi madre cree en la bondad del genocida Uribe. Pero hay algo que Usted, señor editor desconoce: la diginidad de la gente. Los que no nos callamos. Ya no me queda nada, todo lo perdí al salir de Colombia. Pero algo le aseguro: yo duermo con mi conciencia tranquila, mientras ustedes intentan ocultar sus carnicerías y el cadaver insepulto de la "Democracia Colombiana". Ricardo Ferrer Espinosa biondiricar@yahoo.es Periodista Colombiano,

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