|
Notícies :: ecologia |
El capitalismo depredador y el deterioro ambiental
|
|
per Homar Garcés |
26 mar 2006
|
25-03-2006
ECOLOGÃ?A
Homar Garcés |
La reproducción mecánica, considerada lógica y legÃtima por las elites gobernantes, de los viejos valores del sistema capitalista (propiedad privada, explotación indiscriminada de trabajadores y recursos naturales, maximización de la ganancia, libre empresa, competencia monopolÃstica, corrupción y malversación de fondos del Estado, entre otros) vino a ser –para los paÃses del mal denominado Tercer Mundo- una excesiva sangrÃa de riquezas que posibilitó el desarrollo económico sostenido de Europa y Estados Unidos, en tanto que estos paÃses se hundÃan cada vez en la pobreza y apenas se contentaban con la vana ilusión, inculcada por sus gobernantes, de superar algún dÃa el subdesarrollo al cual parecÃan estar predestinados.
Todo ello desembocó en la instauración de un orden social excluyente que impuso el sacrificio de la vida en las aras de la mezquindad materialista, tanto asà que no importó que nuestros pueblos aborÃgenes perecieran inmisericordemente en explotaciones agrÃcolas y mineras, con tal de satisfacer el afán lucrativo de las cortes y burguesÃas europeas. Menos aún que se esclavizara a los habitantes del Ã?frica negra y se les negara hasta la condición de humanos. Para las grandes metrópolis capitalistas, la búsqueda vehemente de metales preciosos convirtió al continente americano en una inmensa bocamina de la cual se extraÃan dÃa y noche toneladas de plata y oro que iban a parar a las arcas de las cortes de España y Portugal y, luego, a los comerciantes y prestamistas del resto de Europa. Con muy escasa diferencia, el proceso de explotación continuó una vez alcanzada la independencia polÃtica. Ahora se manifestaba en la monoproducción de algunos rubros especÃficos, como café, caucho, estaño o petróleo, que se nos devolvÃan manufacturados y a altos precios. En su obra "Las venas abiertas de América Latina", Eduardo Galeano expone que "la región sigue trabajando de sirvienta. Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los paÃses ricos que ganan consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos".
Este prolongado proceso de depredación capitalista afectó enormemente el delicado equilibrio ecológico de nuestras naciones dependientes, a tal punto que desaparecieron grandes extensiones de bosques y sabanas (con su flora y fauna únicas) para ensanchar la crÃa de ganado y la agricultura intensiva, dando por resultado un empobrecimiento acelerado de los suelos y una contaminación de las aguas. Una deuda ambiental, sin duda, que mantienen con los paÃses de América, Asia y Ã?frica las actuales potencias industrializadas. "El drama adquiere mayor significado –escribió Omar Luis Colmenárez en reportaje publicado en 1991 en el diario El Nacional, de Caracas- si se destaca, además, la relación que existe entre el endeudamiento crónico de estas naciones subdesarrolladas y los problemas ambientales que padecen". Esto ha hecho que se incremente aún más el deterioro ambiental padecido y se privilegie la inversión extranjera en regiones como el Amazonas.
Lo que merma grandemente la posibilidad de proteger el medio ambiente en nuestras naciones es la implantación y expansión de un modelo de desarrollo consumista que erradica las tradiciones conservacionistas de nuestros ancestros y campesinos a cambio de paquetes tecnológicos que aumenten el nivel productivo agropecuario, sin importar cual sea su impacto ambiental. Hay, por lo tanto, un vÃnculo estrecho entre este deterioro ambiental y la depredación capitalista de que son vÃctimas las naciones tercermundistas.
De no atenderse esta situación creciente con criterios de emergencia en el plano polÃtico, obligando a las naciones industrializadas a reconocer la deuda ambiental que tienen con nuestros paÃses, el panorama futuro se vislumbra desalentador y terrible. Mientras se ignore tal vinculación, la defensa del medio ambiente seguirá siendo una lucha romántica de grupos e individuos situados en la periferia de la sociedad cuando, contrariamente a ello, debiera comprometer a todo el conjunto social, ya que en la misma está implÃcita la continuidad saludable de la vida en La Tierra. |
This work is in the public domain |
Re: El capitalismo depredador y el deterioro ambiental
|
per Redado |
26 mar 2006
|
Es gracioso que se hable de capitalismo depredador, cuando el comunismo-rumiante destrozó los países en los que pastaba. |
Re: El capitalismo depredador y el deterioro ambiental
|
per un |
26 mar 2006
|
La curiosidad mató al gato... |