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Cuba, Venezuela, Bolivia y l@s anarquistas [artículo de opinión]
per B.R.S.	05 mar 2006
Este es un texto ke he escrito sobre las relaciones del movimiento anarquista internacional con los estados de Cuba, Venezuela y, ahora, Bolivia.
No es ningún secreto que a l@s anarquistas no nos gustan los estados. Ningún estado. Ni sus instituciones: gobiernos, presidentes, cárceles, ejércitos, policías, etc. Sin embargo, algun@s anarquistas promulgamos una línea de colaboración con otr@s anticapitalistas (marxistas, leninistas, bolivarianos) a l@s cuales, en mayor o menor medida, no les disgustan tanto las estructuras estatales. Si l@s anarquistas somos un movimiento con escaso poder propio, el movimiento anticapitalista en su conjunto, en cambio, es más fuerte en algunos países e, incluso, en Cuba y Venezuela, está en el poder. En el caso de Venezuela, aún no está claro en qué consiste exactamente esto de la "revolución bolivariana" y el "socialismo del siglo XXI" pero, de momento, el régimen de Chávez ha conseguido prácticamente erradicar el analfabetismo, ha mejorado la sanidad, está repartiendo tierras abandonadas por grandes propietari@s entre cooperativas de jornaler@s sin tierra (aunque indemniza a l@s propietari@s) y está poniendo en marcha la cogestión, entre el estado y l@s trabajadores/as, de algunos centros de trabajo de Venezuela. Estas medidas, por sí mismas, no suponen una revolución socialista, pero son buenos pasos en un camino de reformas que recuerdan a otros presidentes latinoamericanos de izquierdas como Arbenz o Allende, por mucho que Chávez nos ponga nerviosos con gestos paternalistas o excéntricos. Por un lado, la realidad nos recuerda que estos dos estados están amenazados por el imperialismo gringo (como pronto podría estarlo Bolivia) y, si bien la amenaza no es aún muy fuerte contra Venezuela y Bolivia, puede agravarse a medida que el país de Bolívar avance hacia el socialismo y otro tanto podría ocurrir con Bolivia si se confirman los mejores presagios respecto a Evo Morales. Por el otro lado, la ley de la solidaridad nos dice que debemos tener presente esta potencial amenaza militar y, en caso de darse el ataque, no quedarnos de brazos cruzados (como hemos hecho con Iraq, admitámoslo), sino organizar brigadas internacionales como hicieron nuestros abuelos políticos cuando Franco dio su golpe contra el antifascismo. Defender a Cuba desde posiciones anarquistas se hace arduo, teniendo en cuenta cómo trata el régimen de Castro a los seguidores de "la Idea" o al colectivo G.L.B.T., pero no podemos olvidar que es el pueblo de Cuba, y no tanto su régimen, quien puede correr peligro real (por si el bloqueo no fuera suficiente problema). Por tanto, creo que deberíamos mantener el contacto con las instituciones cubanas, desde el movimiento anticapitalista, para, en caso de que se produjera el temido ataque militar contra Cuba, poder movilizar las brigadas internacionales de que hablaba antes, reclamando como única contrapartida el que a l@s anarquistas se nos permitiera combatir con nuestras propias unidades, no encuadradas en ningún ejército (ya conocemos la experiencia de los años 36-39 en España). Por otro lado, Cuba y Venezuela (y ahora, Bolivia) podrían convertirse en bastiones del anticapitalismo, refugios donde l@s militantes anticapitalistas pudieran guarecerse huyendo de la represión de sus países, no en vano, esta función puede cobrar una importancia cada vez mayor si, como algun@s esperamos, la lucha armada anticapitalista empieza a crecer. En Venezuela, creo que tenemos más en lo que trabajar. Ahora que la "revolución bolivariana" aún no está madura, podemos poner nuestro granito de arena e intentar que sea una revolución lo más libertaria posible. Para esto, podemos apoyar a l@s anarquistas venezolanos para que participen en los barrios y pueblos, en las asambleas de vecinos; en los centros de trabajo, en las asambleas de trabajadores; en los institutos y facultades, en las asambleas de estudiantes, P.A.S. y P.D.I., etc. Este trabajo de difusión y propaganda requeriría un esfuerzo ingente: crear bibliotecas anarquistas, okupar centros sociales, promover debates y charlas, etc. pero creo que el esfuerzo valdría la pena. En nuestras manos puede estar el convertir este proceso de reformas en algo lo más parecido posible a una revolución ácrata. Es una oportunidad para la anarquía que no podemos dejar escapar. Algo parecido podría decirse de Bolivia. El movimiento que se vivió allí el pasado año fue magnífico: autónomo, asambleario, rupturista... Que haya acabado con la elección de Evo Morales como presidente puede parecer decepcionante o ilusionante, según como se mire. Morales no es ningún anarquista, eso lo sabemos, pero si es lo que asegura ser, un presidente que escucha a la calle, tendríamos que asegurarnos de que oiga de nuevo ese mismo clamor: autonomía proletaria, ruptura anticapitalista, poder popular, representación asamblearia. Una vez que se elige a un presidente, se renuncia al derecho a decidir, pero no a influir. A base de difusión y propaganda, así como de movilización (huelgas, manifestaciones, sabotajes, acciones armadas, etc.) se puede empujar a los reformistas a la revolución. Dejemos, pues, de quejarnos de lo que no hemos conseguido y pasemos a la acción para presionar hasta conseguirlo. Querer es poder.
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