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Notícies :: pobles i cultures vs poder i estats
Catalunya no cabe en la constitucion
07 feb 2006
Tras varias semanas de negociaciones, el proyecto de Estatut parece prácticamente definido tras el acuerdo entre CiU y el PSOE a finales de enero. Zapatero aparece como la figura que ha conseguido satisfacer las aspiraciones catalanas sin poner en peligro “la unidad de España�. Y el PP, por su parte, ha puesto en marcha una campaña de oposición frontal al proyecto, clamando contra la supuesta desintegración de la “nación española�. Sin embargo, el nuevo Estatut, ni representa un modelo que vaya más allá del actual Estado de las autonomías recogido en la Constitución —como lo presenta el PP— ni tampoco representa un paso significativo hacia satisfacer las reivindicaciones nacionales de Catalunya.
Y esto no sólo se debe a los recortes hechos en las últimas semanas, sino también a la naturaleza del texto inicial.
Rebajas
El PSOE ha conseguido lo que quería, dar luz verde al proyecto, pudiendo mantener así la estabilidad del PSC en el gobierno catalán, pero al mismo tiempo recortar drásticamente su contenido. Las negociaciones han sido el marco que ha escenificado el choque de intereses entre las necesidades de la clase empresarial catalana, y la voluntad centralista de la española. Y claramente, se ha impuesto esta última. En financiación, la Generalitat ha pasado de tener el control generalizado de la recaudación de los impuestos, a gestionar solamente el 50% del IRPF, del IVA y una parte de los impuestos especiales en el acuerdo final.
Incluso, en el plano simbólico, la definición de Catalunya como nación ha sido substituida por una fórmula ambigua que mantiene el carácter de nacionalidad. El reconocimiento de Catalunya como nación, aunque fuera en el preámbulo y sin valor jurídico, era intolerable para el nacionalismo.
Los recortes no son nada nuevo. Ya el Estatut de Núria de 1931 y el Estatuto de Sau aprobado en 1979, volvieron de Madrid considerablemente modificados. Una vez más, la posibilidad de que desde Catalunya pudiese decidir sobre su autogobierno y su modelo gubernamental ha sido obstruida por el poder político centralista. Lo que ha podido parecer una negociación neutral, ocultaba una situación de desigualdad en la que la última palabra la tenía Madrid.
Tampoco ha sido algo nuevo la aceptación, por parte de los partidos catalanes, del acuerdo conseguido, abandonando sus posiciones iniciales y subordinándose a los topes impuestos por el PSOE. Resulta grave la conformidad por parte de IC-V —y especialmente del sector más combativo de la izquierda que es EUiA— con el texto final, pues éste es realmente insuficiente tanto en los derechos nacionales como en el modelo social.
En el plano nacional, pensar que el lento y gradual avance en ciertos aspectos —como el aumento de la capacidad recaudadora de la Generalitat, del 30% al 50%— supone un avance significativo en los derechos nacionales es algo ilusorio. Solamente rompiendo el limitado corsé que representa la Constitución, es posible avanzar hacia el reconocimiento nacional de Catalunya, así como hacia que ésta tenga la capacidad de decidir sobre su futuro.
Por otro lado, el modelo recogido en el Estatut encaja plenamente en la lógica neoliberal de ir desgastando al sistema público de educación y sanidad, permitir las privatizaciones y los recortes sociales. Aquellas medidas progresistas, como la progresividad del sistema fiscal o la introducción de mecanismos concretos para aplicar el llamado “innovador capítulo de derechos�, brillan por su ausencia.
En ciertos puntos se va en una dirección claramente regresiva: se garantiza el derecho a la formación religiosa y moral en la escuela pública, se explicita la financiación de la educación privada y se permite el poder limitar la entrada de inmigrantes.
Por el derecho a decidir
Para la izquierda combativa es fundamental poder desmarcar la no aceptación del modelo recogido en el Estatut de la necesaria defensa de los derechos nacionales de Catalunya y el derecho a la autodeterminación.
El PP está dando un paso más en su escalada de beligerancia contra las reivindicaciones nacionales catalanas. Su campaña de recogida de firmas para llegar a un referéndum sobre el Estatut en todo el Estado se está llevando a cabo a través de la demagogia, así como de la negación intransigente del sentimiento identitario y nacional dentro de Catalunya. Los ataques al Estatut por parte de la derecha, los altos mandos del ejército, el mundo empresarial, así como los medios de comunicación representan, de hecho, una agresión contra el derecho del pueblo catalán a decidir su futuro y merecen una respuesta contundente.
El 18 de febrero la manifestación, que se realizará en Barcelona, bajo el lema “somos una nación, tenemos el derecho a decidir� puede tener un seguimiento masivo como contestación al machaque del nacionalismo español. Es necesario apoyar la movilización para defender los derechos colectivos de Catalunya.
El Estatut también ha escenificado las debilidades del tripartit catalán a la hora de mostrarse como una alternativa a los 23 años de gobierno de CiU. El “proyecto catalanista y de izquierdas� queda en entredicho por las limitaciones nacionales y sociales del texto estatutario. La posible negativa de ERC a firmar el Estatut llevaría a profundizar aún más la crisis en el gobierno catalán.

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Comentaris

Re: Catalunya no cabe en la constitucion
07 feb 2006
Ni en ninguna parte.
Re: Catalunya no cabe en la constitucion
08 feb 2006
Som una negació!
Sindicat Terrassa