Veure comentaris | Envia per correu-e aquest* Article
|
Notícies :: educació i societat |
La gran estafa
|
|
per M. GarcÃa Viñó |
03 feb 2006
|
Prólogo de M. GarcÃa Viñó a su libro "La gran estafa".
Ahora se buscan lectores, amplias masas de lectores, que, para que rindan en la medida en que la economÃa de mercado exige, hay que buscar entre los menos preparados ... fabricándoles obras a su medida. |
Entre finales de la década de los 70 y mediados de la de los noventa del siglo pasado, afanado en el de otro tipo de materias, estuve apartado de los estudios literarios que, especialmente los referentes al género narrativo, habÃan constituido mi máxima preocupación intelectual anteriormente y lo han continuado constituyendo después. Cuando volvà a mirar con interés el fenómeno novelÃstico en España, me encontré con una serie de nombres, para mà completamente nuevos, que los crÃticos aseguraban corresponder a novelistas magnÃficos, integrantes de un grupo renovador del género, sobre todo a partir de la llamada transición a la democracia. Acostumbrado al rigor y a la forma de producirse profesionalmente de los crÃticos de los años 50 y 60, ni me planteé dudar de que tal fuera la verdad. Fue mi hija Mónica, profesora en el Instituto Cervantes de El Cairo, a finales de 1994 o principios de 1995, quien me alertó: “por fin he leÃdo una novela de ese chico del que tanto hablan, Javier MarÃas. No sabe ni expresarse. Se muestra incapaz de decir lo que quiere decir. Pero lo peor es cuando el pobrecito quiere tener gracia y no lo consigue, que es en todas las ocasiones. Hay una escena en un comedor universitario, de la que el editor dice que es hilarante, que a mà me hizo casi llorar de pena.â€?
Compré inmediatamente Todas las almas, a la que mi hija se referÃa, y, apenas leà unas pocas páginas, comprendà que estaba en el camino adecuado para alcanzar el tipo de situación en que más disfruto de la vida: la de enfrentarme desde la total independencia, y provisto de ideas personales, al adocenamiento de lo oficioso y al conformismo de lo establecido. Aquello no solamente era la peor novela –en rigor, no era novela- de todos los tiempos y lugares, sino también un libro ridÃculo, irrisorio. A continuación, leà otras cinco obras del autor -TravesÃa del horizonte, El hombre sentimental, Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mÃ, Negra espalda del tiempo-, de las cuales, sólo a dos me refiero aquÃ. Que las cinco mostrasen por igual la misma incompetencia en todos los terrenos, idéntica pobreza de ideas y tan completa carencia de valores estéticos, no me extrañó demasiado, después de haber leÃdo la primera. Pero cuando, al seguir mis lecturas, comprobé que casi al mismo bajo nivel se situaba el resto de los autores más favorecidos por la crÃtica y la publicidad directa e indirecta –de la que forman parte los premios más sonoros y, por supuesto, amañados-; la relación de estos autores con ciertos medios de comunicación, con el Ministerio de Cultura y con la Real Academia, comprendà que, como dirÃa Jean Sendy, la novia se habÃa vuelto demasiado bella: me encontraba ante un colosal engaño, como nunca se habÃa producido otro en el ámbito de la literatura española. Un engaño en el que participaban todas las instancias por las que pasa, en su “vida socialâ€?, desde las agencias a las librerÃas, el libro, ahora convertido en simple mercancÃa.
Redacté un extenso comentario a Todas las almas, siguiendo el procedimiento que habÃa empleado para el trabajo de base de mi crÃtica a Más allá del jardÃn, de Antonio Gala, que se publicó en el suplemento “Papel Literarioâ€?, del “Diario de Málagaâ€?, el 6 de octubre de 1996. Descubrà entonces que llevar a cabo el comentario de una novela, mediante anotaciones hechas al compás de su lectura, no como tarea previa, sino definitiva, podÃa suponer un excelente método crÃtico, tan cientÃfico como escasamente impresionista, en todos los órdenes en los cuales se mueve una crÃtica literaria: gramatical, formal, estilÃstico, lógico, contenutista, temático, psicológico, ideológico, etc. Asà quedó configurado el procedimiento que, en el Centro de Documentación de la Novela Española, se terminó llamando de la crÃtica acompasada, de cuya consistencia me ocupo más adelante. Mi trabajo sobre Todas las almas –Una novela de Javier MarÃas: Proceso a la crÃtica y la Academia Españolas- apareció en la revista “Heterodoxiaâ€?, Trimestral de Pensamiento CrÃtico y Extravagante, ocupando un número completo, el 23, correspondiente a julio-agosto-setiembre de 1995.
Aquel trabajo provocó algunas reacciones: desde varias airadas cartas de Javier MarÃas, que me llamaba de venado para arriba y me auguraba un negro porvenir como crÃtico, y otras de Fernando Savater, quien me decÃa ignorante y motejaba de maestro Ciruela, al tiempo que comparaba a su amigo con Cervantes y Dostoievsky, pasando por las –dos docenas- de una lectora de Breda (Gerona), quien aseguraba no conocer de nada al autor por mà ultrajado, de crÃticas de cuyas obras, sin embargo, aparecidas en España y en el extranjero, me envió ¡ciento veinticinco fotocopias!, amén de un comentario suyo de veinte folios, que, por su desgarbada sintaxis, su imprecisión terminológica y sus repetidos fracasos al intentar expresarse con ironÃa, era sin duda obra de MarÃas. Desde éstas, digo, hasta, por ejemplo, una nota en el citado “Papel Literarioâ€?, que resumÃa en buena medida la posición adoptada por otras publicaciones literarias: “GarcÃa Viñó dice esto, esto y aquello. Nosotros, ni entramos ni salimos del fondo del asuntoâ€?. ¿Por qué no entrar? ¿Acaso no eran entendidos en literatura? ¿No podÃan decidir, mediante un simple cotejo de mi trabajo, en el que señalaba las páginas –casi todas- en las que habÃa encontrado fallos, con el libro, a ver si llevaba razón? Se conoce que les resultaba difÃcil –como a otros, ya digo- digerir el total destrozo de una obra del hacÃa tiempo –con el asentimiento unánime- declarado genio, premiada por la Real Academia. Fue en un par de docenas de cartas privadas donde encontré un total acuerdo con mis juicios, que con el tiempo han encontrado todavÃa mayor aceptación.
Durante la composición de este libro, y de otros dos que vendrán muy pronto, me he preguntado más de una vez acerca de la para mà incomprensible actitud de los más poderosos grupos mediático-editoriales, que no son sólo los que figuran en el susbtÃtulo de éste, sino también Tusquets, Espasa Calpe, Plaza&Janés, Seix Barral, Destino, Anagrama y otras. Si se han autodemostrado de sobra que, con un adecuado marketing, y contando con la escasa preparación de los reporteros y del público español, más la complicidad de la Academia y el Ministerio de Cultura, podrÃan ganar dinero, que es lo que evidente y únicamente persiguen, con productos dignos, ¿por qué se empeñan en engañar y ganarlo con basura?
En este punto, debo decir que el excelente crÃtico que firma Clandestino Menéndez, como yo perteneciente al CÃrculo de Fuencarral, ha practicado también este tipo de crÃtica, y que el lector interesado en conocer sus juicios sobre las novelas/basura de Clara Sánchez, Juan José Millás, Rosa Regás, Espido Freire, LucÃa EtxeberrÃa, Juana Salabert, y también de Dan Brown, Paulo Coelho y Matthew Pearl, pueden acudir a su libro Cuadernos CrÃticos, Literaturas Comunicación S.L. (Parador del Sol, 9 – 28019), Madrid, 2005, que puede solicitarse también en www.literaturas.com. Sobre la incalificable La Rusa, de Juan Luis Cebrián, sin duda la persona que, en toda la historia de la institución, con menos méritos para ello ha ingresado en la Real Academia Española, y sobre otras novelas de éstos y otros autores se han publicado Cuadernos de CrÃtica monográficos, que el lector interesado puede encontrar relacionados al final de este libro. En el momento en que escribo –mediados de 2005-, se encuentran en las mesas de trabajo del Centro de Documentación de la Novela Española, en manos de diversos crÃticos, obras de Juan Manuel de Prada, Andrés Trapiello, Eduardo Mendoza, Eduardo Mendicutti, Arturo Pérez Reverte, Savater, Carmen Posada, Javier Cercas, Soledad Puértolas… Y, a la espera de una primera lectura, diversos autores que suenan menos, pero suenan mucho, y algunos de los cuales incluso han ingresado en la RAE. Aunque el ingreso en una Academia -tanto la de Lázaro Carreter como la de GarcÃa de la Concha- olvidada de la filologÃa, convertida en club social y en negocio editorial, a la que han accedido personas como el citado Cebrián, Muñoz Molina, Fernán Gómez y Pérez Reverte, mientras se le ha negado la entrada a José Luis Castillo Puche, uno de los más grandes novelistas españoles de nuestro tiempo, y ¡al profesor Antonio Quilis!, quien más ha sabido nuestra lengua, quiere decir muy poco.
* * *
Nunca he entendido del todo bien por qué se suele considerar la novela el más joven de los géneros literarios. Al teatro, a la poesÃa, se les hace hincar sus raÃces en antiguos e indudables antecedentes. PodrÃa hacerse lo mismo con la novela, que, para Menéndez Pelayo, inicia su andadura con la fábula oral. En todo caso, lo que me interesa resaltar ahora es que la novela, en su evolución –fábula oral, fábula escrita, poema épico, novela de aventuras, psicológica, de sentimientos, etc.-, desembocó, en el siglo XX, y simplificando un tanto un desarrollo que admitió diversas combinaciones de subgéneros, en dos grandes tipos: la novela intelectual y la novela de valores estéticos, que rara vez, aunque algunas, se manifiesta en puridad. Para mÃ, como puede verse en mi TeorÃa de la novela (Anthropos, Barcelona, 2005; para una mejor comprensión de lo aquà digo puede consultarse tambien mi La novela española del siglo XX, Endymión, Madrid, 2004), para mÃ, digo, la meta de toda esta evolución, y sin querer decir que deba desaparecer jamás, ni mucho menos, la novela metafÃsica ni la novela que el profesor GarcÃa Trevijano considera complemento de la historia, por cuanto explicita las causas de los acontecimientos –tipo que abundó en los siglos XIX y primera mitad del XX y que ahora está ausente de la literatura universal-, es la novela-obra-de-arte-literario. Y me apresuro a decir que, en este orden de ideas, no me quedo en los productos de un esteticismo puro como el del nouveau roman, sino con esas novelas mecla de los logros formales de esta escuela y la novela intelectual, de la que constituyen ejemplos cimeros El empleo del tiempo, de Michel Butor, y La ruta de Flandes, de Claude Simon.
Este filón no ha sido, ni mucho menos, completamente explotado. En consecuncia, tampoco se ha aprovechado su material, como no sea en obras que hayan discurrido subterráneamente. La irrupción en el mundo editorial de la que se ha llamado industria cultural, que no es otra cosa que la aplicación a la literatura de los postulados del capitalismo neoliberal, ha impedido el natural desenvolvimiento de un género que iba camino de adelantar a todos los demás –incluido el cine- en posibilidades éticas y estéticas.
La industria del libro ya no funciona como en anteriores y mejores tiempos, en que los editores actuaban como consideraba Einaudi que debÃan hacerlo: primero, descubrir un buen libro; después, sacarle provecho económico. Ahora se buscan lectores, amplias masas de lectores, que, para que rindan en la medida en que la economÃa de mercado exige, hay que buscar entre los menos preparados, entre los que nunca, antes, habÃan leÃdo, entre los que hablan y entienden “necioâ€?, como decÃa Lope de Vega, fabricándoles obras a su medida. A ello se dedican con afán los escritores analizados en este libro y en el de Menéndez, asà como otros nombrados en este prólogo. Nietzsche consideraba el de escritor un estado, y despreciaba a quienes lo consideraban una profesión, como es el caso de los aludidos, que, para colmo, lo hacen con el beneplácito de la crÃtica, del Ministerio de Cultura, de la Academia y de los medios de comunicación.
LA GRAN ESTAFA – ALFAGUARA, PLANETA Y LA NOVELA BASURA, Ediciones Vosa SL, Madrid (28021) – Cacereños, 54, local 4.-
e-mail: mavosa@terra.es |
Copyright by the author. All rights reserved. |
Comentaris
Re: La gran estafa
|
per La Razon |
03 feb 2006
|
García Viño, nuestro compañero de La Razón, es injustamente agraviado en esta web:
http://www.dilettant.net/dilettantescorner/cretinos/ |
Ja no es poden afegir comentaris en aquest article. Ya no se pueden añadir comentarios a este artículo. Comments can not be added to this article any more
|