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Notícies :: laboral |
Emancipación nacional y praxis cientÃfico-crÃtica
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per Iñaki Gil de San Vicente |
23 gen 2006
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Emancipación nacional y praxis científico-crítica |
CIENCIA POPULAR _Nueva Dirección Web
http://www.nodo50.org/ciencia_popular
0.- Presentación.
1.- Naturaleza, trabajo, pensamiento y opresión.
2.- EconomÃa, dinero y conocimiento cientÃfico.
3.- Contradicciones sociales y método cientÃfico.
4.- Poder tecnocientÃfico y globalización capitalista.
5.- Independencia nacional y praxis cientÃfico-crÃtica.
0.- PRESENTACIÓN:
El capitalismo concentra y centraliza el desarrollo tecnológico y cientÃfico en un área cada vez más reducida, en EEUU, Unión Europea y Japón. A la vez, destruye todo desarrollo por pequeño que sea en el Cuarto y Tercer Mundos, y vigila muy atentamente su situación en el Segundo, paÃses que sin haber caÃdo todavÃa en la extrema pobreza, no tienen ya posibilidad alguna de incorporarse en el “núcleo de poderâ€?. En suma, el capitalismo es muy consciente, como lo era desde finales del siglo XIX y de todo el siglo XX, que bajo su control la ciencia y la tecnologÃa son instrumentos de poder opresor. Pero también sabe que, al contrario, utilizadas en otras condiciones y estrategias, son instrumentos de poder emancipador. De ahà su necesidad férrea de controlar ese complejo y contradictorio instrumento.
Esta contradicción no surge de la naturaleza del pensamiento humano, de la capacidad de conocimiento de nuestra especie, sino precisamente de su escisión y alienación a partir del momento histórico en el que se imponen tres opresiones estructurales con desastrosos efectos sobre la capacidad humana de conocimiento. La opresión de la mujer por el hombre, de un pueblo por otro y de una clase por otra rompieron la unidad esencial del conocimiento humano e impusieron una escisión global entre pensamiento oprimido y pensamiento opresor. Las diferencias cualitativas e irreconciliables entre la praxis cientÃfico-crÃtica y la institución tecnocientÃfica nos remiten en última instancia al antagonismo que entonces se impuso. Las tres opresiones son inseparables del proceso de extinción de la economÃa colectiva y no mercantil e imposición de la economÃa privada y mercantil, con la aparición y expansión del dinero que ha sido y es un factor negativo en la evolución del pensamiento humano, en el control represivo de la capacidad humana de conocer y transformar la realidad.
Nos han obnubilado tanto con el mito de la neutralidad de las instituciones que intervienen en la formación del conocimiento que somos incapaces de comprender su dialéctica social. Esta mitologÃa no resiste un examen histórico pero es terriblemente eficaz para mantener el poder dominante combinando pasividad, miedo, engaño, alienación, egoÃsmo, colaboración, etc. Para valorar la evolución del conocimiento es imprescindible el uso de una concepción global en la que los criterios estrictamente cientÃficos estén lubricados y cohesionados con criterios socioeconómicos, filosóficos, polÃticos, ético-morales, culturales, etc., formando una visión dialéctica y materialista de nuestra especie capaz de bucear en sus contradicciones internas hasta descubrir sus causas sociales y superarlas mediante la acción consciente colectiva. Pongamos un ejemplo de hace casi dos siglos y medio que nos sirve para dos cosas, una, analizar las raÃces del sistema tecnocientÃfico capitalista y sus conexiones con la expansión burguesa y, otro, adelantar la última parte de este texto, cuando se estudia crÃticamente la penosa situación del pensamiento, del método y de la creatividad cientÃfica en Euskal Herria, y se proponen algunas ideas al necesario y debate colectivo sobre este particular.
En 1765 la Corona española dio permiso para la creación de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del PaÃs[1]. Estaba formada por 16 nobles vascos y aunque su área de acción se centraba en Araba, Gipuzkoa y Bizkaia también tuvo repercusiones directas sobre Nafarroa. Sus objetivos eran, en sÃntesis, acelerar, facilitar y evaluar la aplicación de los avances cientÃficos, tecnológicos y culturales que se estaban produciendo en Europa desde hacÃa un siglo, a la economÃa y cultura vasca, defendiendo el euskara ya bastante agredido. Sus miembros representaban a la Ilustración y tuvieron que enfrentarse con más o menos decisión a crÃticas y resistencias de poderes conservadores y tradicionalistas, que disponÃan de una sólida base de apoyo social incluso dentro mismo de las clases dominantes, incultas e iletradas[2]. Aunque su vida efectiva fue corta para las necesidades del PaÃs, pues para 1793 estaba casi paralizada, sus efectos fueron apreciables en la mejora de la industria del hierro, armas, construcción naval, economÃa agrÃcola y ganadera, mejora tecnológica general, transporte, etc., pero también en la investigación de lo que se define como “ciencia puraâ€? o “ciencia fuerteâ€? para su aplicación a la economÃa, para lo que fundó en 1776 el Seminario de Vergara en donde en 1783 se descubrió el Wolframio o Tungsteno y en 1786 el Platino.
Vemos asà la dialéctica de factores que influyen desde dentro en la elaboración social del conocimiento y del método cientÃfico como su forma más desarrollada. Primero, no participaban mujeres en la Bascongada, con los que quedaba excluida algo más de la mitad de la población. Segundo, los 16 miembros fundadores eran nobles, es decir, de las clases dominantes y opresoras, aunque esa opresión de clase se realizara dentro de los sistemas jerárquicos del Antiguo Régimen, del Sistema Foral. Tercero, los objetivos prioritarios de la Sociedad eran económicos, aumentar las rentas y beneficios de esa nobleza y de las clases dominantes. Cuarto, esos objetivos eran inseparables de la mejora de la expoliación colonial que la clase dominante vasca sometÃa a otros pueblos, asà como la sobreexplotación de los recursos marinos. Quinto, la intervención de la Bascongada en la matxinada de 1766, como parte del poder necesitado de reformar urgentemente la situación socioeconómica aquejada por las crisis de subsistencia tÃpicas de la época, pues habÃa habido protestas, revueltas, motines y sublevaciones populares, matxinadas, contra la carestÃa de la alimentación básica originada por los altibajos en las cosechas y en la productividad ganadera, y sobre todo por el acaparamiento mercantil de esos productos vitales en los almacenes de la burguesÃa comercial.
En Gipuzkoa hubo la “revuelta de la carneâ€? en 1755 con especial virulencia en Donostia. El orden social se estaba pudriendo desde dentro[3] y también por las presiones exteriores, y para salvarlo, el poder aplicó algunas de las soluciones ya aplicadas por otros poderes de mediados del siglo XVIII. En 1766 estalló la matxinada contra la carestÃa del trigo, un año después de la constitución de la Bascongada. Su fundador, el Conde de Peñaflorida, intervino en la represión militar como otros muchos miembros, entre los que destaca el Marqués de Narros, su segundo secretario perpetuo, defensor de la Ilustración que tuvo algún problema con la Inquisición, tenido como “hombre sabio, bondadoso y justoâ€?. La intervención represiva de los miembros de la Sociedad responde a la necesidad de su clase social, anticipada por la participación del padre de Peñaflorida en la represión de la matxinada de 1718. Las inexpertas y desarmadas milicias de alrededor de 2.000 matxines fueron presas fáciles de los experimentados y bien armados 310 soldados profesionales y de los alrededor de 1.200 “hombres de armasâ€? que constituÃan las fuerzas privadas del poder. Muchos detenidos fueron encarcelados y/o condenados a galeras, a Zaragoza y hasta Ceuta, y algunas mujeres, las cabecillas de las muchas participantes, fueron desterradas fuera de Gipuzkoa[4].
La clase dominante impulsó la investigación tecnológica, cientÃfica y cultural para salir de la crisis de orden que amenazaba su poder. Con sus contradicciones internas secundarias, evaluó las deficiencias existentes y precisó los objetivos a conseguir, con sus escuelas, colegios, universidades, laboratorios, aplicación económica de los resultados obtenidos, etc. Este ejemplo no se diferencia en nada esencial a otros de la misma época pero al pasar del análisis del conocimiento humano al estudio del método cientÃfico como desarrollo reciente, nuestro ejemplo será contextualizado porque los cambios acaecidos han sido cualitativamente nuevos con respecto a los habidos en Euskal Herria desde tiempos inmemoriales hasta finales del XVIII. Se trata de la industrialización capitalista con sus efectos sobre el conocimiento y sobre el método cientÃfico, y sobre todo sus secuelas de opresión y descuartizamiento nacionales.
Más adelante, en el cptº 5, volveremos a este crucial y premonitor ejemplo.
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Comentaris
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Re: Emancipación nacional y praxis cientÃfico-crÃtica
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per lo carraco |
23 gen 2006
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una precisión: un pueblo no oprime a otro, si acaso es la clase dominante de un pueblo la que oprime, además de a su propio pueblo, a otros pueblos.
que el primer pueblo pueda sacar provecho económico o de otro tipo?, desde luego, el ejemplo lo tenemos en la sociedad occidental: nuestro nivel de vida se mantiene por el expolio que nuestros prohombres de empresa hacen de otros pueblos.
pero eso también se acabará un día |
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