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Notícies :: antifeixisme : educació i societat : guerra
El ejercito anarquista
27 des 2005
El delegado de grupo o de centuria no nos era impuesto, sino elegido por nosotros, y no se sentía teniente o capitán, sino compañero. Los delegados de los Comités de la Columna no fueron jamás coroneles o generales, sino compañeros.Juntos reíamos o maldecíamos. Diez pesetas ganamos nosotros, diez pesetas ganan ellos. Lo único que aceptamos es su capacidad probada, por eso los elegimos; su valor, también probado, por eso también fueron nuestros delegados. No hay jerarquías, no hay superioridades, no hay órdenes severas; hay camaradería, bondad, compañerismo: vida alegre en medio de las desdichas de la guerra. Y así, con compañeros, imaginándose que se lucha por algo y para algo, da gusto la guerra y hasta se recibe con gusto la muerte.
España 36 : La Columna de Hierro y la Revolución

Lo que sigue fue escrito por un "incontrolado" de la Columna de Hierro, el texto apareció en "Nosotros" (revista de la FAI del Levante del 12 al 17 de marzo de 1937.:

Soy un escapado de San Miguel de los Reyes, siniestro presidio que levantó la monarquía para enterrar en vida a los que, por no ser cobardes, no se sometieron nunca a las leyes infames que dictarón los poderosos contra los oprimidos. Allá me llevaron, como a tantos otros, por lavar una ofensa, por rebelarme contra las humillaciones de que era víctima un pueblo entero, por matar, en fin, a un cacique.

Conmigo salieron muchos hombres, igualmente sufridos, igualmente doloridos por los malos tratos recibidos desde el nacer. Unos, al pisar la calle, se fueron por el mundo; otros, nos agrupamos con nuestros libertadores, que nos trataron como amigos y nos quisieron como hermanos. Y nos alimentamos durante un tiempo, de lo que nos ofrecían los campesinos, y nos armamos sin que nadie nos hiciera el obsequio de un arma, con lo que a brazo partido, les quitamos a los franquistas

Falta de atención
Nadie o casi nadie nos atendió nunca, se nos acuso de incontrolados, porque no sujetamos el ritmo de nuestro vivir que ansiábamos y ansiamos libre, a caprichos estúpidos de algunos que se han sentido, torpe y orgullosamente, amos de los hombres, al sentarse en un ministerio o un comité, y porque, por los pueblos por donde pasamos, después de haberle arrebatado su posesión al fascista, cambiamos el sistema de vida, aniquilando a los caciques feroces que aterrorizarón la vida de los campesinos, después de robarles, y poniendo la riqueza en manos de los únicos que supieron crearla: en manos de los trabajadores.

Conducta
El arrojo y la valentía en el combate ha sido nuestra norma, la hidalguía con el vencido nuestra ley, la cordialidad con los hermanos nuestra divisa y la bondad y el respecto, el marco en que se ha desenvuelto nuestra vida.
nuestras rebeldías, y estas ansias locamente incontenibles que llevamos en nuestro corazón, de ser libres, como las águilas en las más altas cimas o como los leones en medio de las selvas.

" Nosotros ", 12-III-1937

También los hermanos...
También los hermanos, los que sufrieron con nosotros en campos y talleres, los que fueron vilmente explotados por la burguesía, se hicieron eco de los miedos terribles de ésta y llegaron a creer, porque algunos interesados a ser jefes, se lo dijeron, que nosotros, los hombres que luchábamos en la Columna de Hierro, éramos forajidos y desalmados, y un odio, que ha llegado muchas veces a la crueldad y al asesinato fanático, sembró nuestro camino de piedras para que no pudiéramos avanzar contra el fascismo.

Penas y alegrías
¡Cuántas noches, juntos los hombres, formando un racimo o un puñado, al comunicar a mis compañeros, los anarquistas, mis penas y dolores he hallado, allá, en la dureza de la sierra, frente al enemigo que acechaba, una voz amiga y unos brazos amantes que me han hecho doler y amar la vida! Y, entonces, todo por cambiar la vida ; por imprimir otro ritmo a esta vida nuestra; porque los hombres, yo entre ellos, pudiéramos ser hermanos; porque la alegría, una vez siquiera, al brotar en nuestros pechos, brotase en la tierra; porque la Revolución, esta Revolución que ha sido el norte y el lema de la Columna de Hierro, pudiese ser, en tiempo no lejano, un hecho.

"Hay que militarizarse"...
A mi lado velando mientras yo descansaba, aunque no dormía, estaba el delegado de mi grupo, que sería teniente, y dos pasos mas acá, durmiendo en el suelo, reclinando su cabeza sobre un montón de bombas, yacía el delegado de mi centuria, que sería capitán o coronel. Yo... seguiría siendo yo, el hijo del campo, rebelde hasta morir. Ni quería, ni quiero cruces ni estrellas ni mandos. Soy como soy, un campesino que aprendió a leer en la cárcel, que ha visto de cerca el dolor y la muerte, que era anarquista sin saberlo y que ahora, sabiéndolo, soy más anarquista que ayer cuando maté para ser libre.

" Nosotros ", 13-III-1937

La vida los libros y el presidio
Los que quieran llevar a la práctica lo que han aprendido de otros al beberlo en los libros escritos, se equivocarán; los que lleven a los libros lo que han aprendido en las revueltas del camino de la vida, posiblemente hagan una obra maestra. La realidad y la ensoñación son cosas distintas. Soñar es bueno y bello, porque el sueño es, casi siempre, la anticipación de lo que ha de ser; pero lo sublime es hacer la vida bella, hacer de la vida, realmente, una obra hermosa.
Aprender viviendo
Cierto día leí, que no pudo tener el autor idea exacta de la redondez de la tierra hasta que la hubo recorrido, medido, palpado: descubierto. Parecióme ridícula tal pretensión; pero aquella frasecita se me quedó tan impresa, que alguna vez, en mis soliloquios obligados en la soledad de mi celda, pensé en ella. Hasta que un día, como si yo también descubriera algo maravilloso que antes estuvo oculto a los demás hombres, sentí la alegría de ser, para mi, el descubridor de la redondez de la tierra. Y aquel día, como el autor de la frase, recorrí, medí y palpé el planeta, haciéndose la luz en mi imaginación al "ver" a la Tierra rodando en los espacios sin fin, formando parte del concierto universal de los mundos.
Lo mismo sucede con el dolor. Hay que pesarlo, medirlo, palparlo, gustarlo, comprenderlo, descubrirlo, para tener en la mente una idea clara de lo que es. A mi lado, tirando del carro en que otros iban subidos, he visto hombres que, como yo, oficiaban de mulas. Y no sufrían ; y no rugían, por lo bajo, su protesta; y encontraban justo y lógico que aquellos, como señores, fuesen los que les tirasen de las riendas y empuñasen el látigo, y hasta lógico y justo que el amo, de un trallazo, les cruzase la cara.

Cuarteles y cárceles
Yo estuve en el cuartel, y allí aprendí a odiar. Yo he estado en el presidio, y allí, en medio del llorar y del sufrir, cosa rara, aprendí a amar, a amar intensamente.
En el cuartel casi estuve a punto de perder mi personalidad, tanto era el rigor con que se me trataba, queriendo imponérseme una disciplina estúpida. En la cárcel, tras mucho luchar, recobré mi personalidad, siendo cada vez más rebelde a toda imposición. Allá aprendí a odiar, de cabo hacia arriba, todas las jerarquías; en la cárcel, en medio del más angustiante dolor, aprendí a querer a los desgraciados, mis hermanos, mientras conservaba puro y limpio el odio a las jerarquías mamado en el cuartel. Cárceles y cuarteles son una misma cosa: despotismo y libre expansión de la maldad de algunos y sufrimiento de todos. Ni el cuartel enseña cosa que no sea dañina a la salud corporal y mental, ni la cárcel corrige.Con este criterio, con esta experiencia ­experiencia adquirida, porque he bañado mi vida en el dolor­, cuando oí que, montañas abajo, venía rodando la orden de militarización, sentí por un momento que mi ser se desplomaba, porque vi claramente que moriría en mí el audaz guerrillero de la Revolución, para continuar viviendo el ser a quien en el cuartel y en la cárcel se podó de todo atributo personal, para caer nuevamente en la sima de la obediencia, en el sonambulismo animal a que conduce la disciplina del cuartel o de la cárcel, ya que ambos son iguales. Y, empuñando con rabia el fusil, desde el parapeto, mirando al enemigo y al "amigo", mirando a vanguardia y a retaguardia, lancé una maldición como aquellas que lanzaba, cuando, rebelde, me conducían a la celda de castigo, y una lágrima hacia adentro, como aquellas que se me escaparon, sin ser vistas de nadie, al sentir mi impotencia. Y es que notaba que los fariseos, que desean hacer del mundo un cuartel y una cárcel, son los mismos, los mismos, los mismos que ayer, en las celdas de castigo, nos hicieron a los hombres ­hombres­ crujir los huesos.

"Nosotros", 15-III-1937

Incomprensión general
No nos han comprendido, y, por no poder comprendernos, no nos han querido.
No nos han comprendido. O lo que es más trágico en medio de esta tragedia en que vivimos, quizá no nos hemos hecho comprender, ya que nosotros, por haber recibido sobre nuestros lomos todos los desprecios y rigores de los que fueron jerarcas en la vida, hemos querido vivir, aun en la guerra, una vida libertaria, y los demás, para su desgracia y la nuestra, han seguido uncidos al carro del Estado.

La militarización
Nuestra resistencia a la militarización estaba fundada en lo que conocíamos de los militares. Nuestra resistencia actual se funda en lo que conocemos actualmente de los militares.
El militar profesional ha formado, ahora y siempre, aquí y en Rusia, una casta. Él es el que manda; a los demás no debe quedarnos más que la obligación de obedecer. El militar profesional odia con toda su fuerza a todo cuanto sea paisanaje, al que cree inferior.
Yo he visto ­yo miro siempre a los ojos de los hombres­ temblar de rabia o de asco a un oficial cuando al dirigirme a él lo he tuteado, y conozco casos de ahora, de ahora mismo, en batallones que se llaman proletarios, en que la oficialidad, que ya se olvidó de su origen humilde, no puede permitir ­para ello hay castigos terribles­ que un miliciano les llame de tú.
El Ejército "proletario" no plantea disciplina, que podría ser, a lo sumo, respeto a las órdenes de guerra; plantea sumisión, obediencia ciega, anulación de la personalidad del hombre.
Lo mismo, lo mismo que cuando, ayer, estuve en el cuartel. Lo mismo, lo mismo que cuando más tarde estuve en el presidio.

Como vivíamos
Nosotros en las trincheras vivíamos felices. Vimos caer a nuestro lado, es cierto, a los compañeros que con nosotros empezaron esta guerra; sabíamos, además, que en cualquier momento, una bala podía dejarnos tendidos en pleno campo ­ésta es la recompensa que espera al revolucionario­; pero vivíamos felices. Cuando había comíamos; cuando escaseaban los víveres, ayunábamos. Y todos contentos. ¿Por qué? Porque ninguno era superior a ninguno. Todos amigos, todos compañeros, todos guerrilleros de la Revolución.
El delegado de grupo o de centuria no nos era impuesto, sino elegido por nosotros, y no se sentía teniente o capitán, sino compañero. Los delegados de los Comités de la Columna no fueron jamás coroneles o generales, sino compañeros. Juntos comíamos, juntos peleábamos, juntos reíamos o maldecíamos. Nada ganamos durante un tiempo, nada ganaron ellos. Diez pesetas ganamos después nosotros, diez pesetas ganaron y ganan ellos.
Lo único que aceptamos es su capacidad probada, por eso los elegimos; su valor, también probado, por eso también fueron nuestros delegados. No hay jerarquías, no hay superioridades, no hay órdenes severas; hay camaradería, bondad, compañerismo: vida alegre en medio de las desdichas de la guerra. Y así, con compañeros, imaginándose que se lucha por algo y para algo, da gusto la guerra y hasta se recibe con gusto la muerte. Pero cuando estás entre militares, en donde todo son órdenes y jerarquías; cuando ves en tus manos la triste soldada con la cual apenas puede mantenerse en la retaguardia tu familia y ves que el teniente, el capitán, el comandante y el coronel, cobran tres, cuatro, diez veces mas que tú, aunque no tienen ni más empuje, ni más conocimiento, ni más valor que tú, la vida se ve hace amarga, porque ves que eso no es Revolución, sino aprovechamiento, por unos pocos de una situación desgraciada que va únicamente en perjuicio del pueblo.

"Nosotros", 16-III-1937

Ahora
Creíamos que nos estábamos redimiendo, que nos estábamos salvando y estamos cayendo en lo mismo que combatimos; en el despotismo, en la castocracia, en el autoritarismo mas brutal y absorbente.
Los militaristas, todos los militaristas ­los hay furibundos en nuestro campo­ nos han cercado. Ayer fuimos dueños de todo, hoy lo son ellos. El ejército popular, que no tiene de popular más que el hecho de formarlo el pueblo, y eso ocurrió siempre, no es del pueblo, es del Gobierno, y el Gobierno manda, y el Gobierno ordena. Al pueblo sólo se le permite obedecer y siempre se le exige obedecer.
Cogidos entre las mallas militaristas, tenemos dos caminos a seguir: el primero nos lleva a disgregarnos los que hasta hoy somos compañeros de lucha, deshaciendo la Columna de Hierro; el segundo nos lleva a la militarización.
De nosotros mismos, de la cohesión que haya entre nosotros, depende nuestro desarrollo futuro. No nos imprimirá nadie un ritmo suyo; se lo imprimiremos nosotros, por tener personalidad propia a los que están a nuestro alrededor.La Historia que recoge lo bueno y lo malo que los hombres hacen, hablará un día.
Y esa Historia dirá que la Columna de Hierro fue quizá la única en España que tuvo visión clara de lo que debió ser nuestra Revolución. Dirá también que fue la que más resistencia ofreció a la militarización. Y dirá, además, que, por resistirse, hubo momentos en que se la abandonó totalmente a su suerte, en pleno frente de batalla, como si seis mil hombres, aguerridos y dispuestos a triunfar o morir, debieran abandonarse al enemigo para ser devorados.
¡Cuántas y cuántas cosas dirá la Historia, y cuántas y cuántas figuras, que se creen gloriosas, serán execradas y maldecidas!

Un "Incontrolado" de la Columna de Hierro.
"Nosotros", 17-III-1937

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Comentaris

Re: El ejercito anarquista
27 des 2005
Ejército ... anarquista no hay una contradicción!!
Re: El ejercito anarquista
27 des 2005
Quan els feixistes de l'exèrcit s'aixecaven a Barcelona per instaurar un cop feixista, només l'acció decidida de molts militants anarquistes i d'altres ideologies i l'actuació d'algunes forces policials que es mantingueren lleials a la República va evitar que triomfessin. A qualsevol persona que en aquella situació hagués dit que com a anarquista no col·laboraria amb la lluita armada contra el feixisme se l'hagués penjat a la plaça, i de fet dins de l'anarquisme hi havia corrents antimilitaristes en aquelles èpoques, però cap d'ells va ser tan gilipolles de dir que no era necessària una defensa armada davant del feixisme que atacava. Els anarquistes no van provocar la guerra però van haver de defnsar al poble com tants d'altres.

En temps d'atac feixista i guerra la única acció digna és la defensa i per això es van crear les milicies i per això ells van crear un exèrcit popular i per això es van enfrontar entre ells, perque la concepció d'una milicia anarquista no és la concepció d'un exèrcit clàssic. El que passa és que crec company tr que no t'has llegit l'article i directament has entrat per dir aquesta idea i punt, i el que crec és que tampoc saps que va passar entre els milicians voluntaris i l'exèrcit popular creat per la República quan es va dedicar a desarmar les milicies anarquistes.

No passa res, sigue buscando.
Re: El ejercito anarquista
27 des 2005
El delegado de grupo o de centuria no nos era impuesto, sino elegido por nosotros, y no se sentía teniente o capitán, sino compañero. Los delegados de los Comités de la Columna no fueron jamás coroneles o generales, sino compañeros.Juntos reíamos o maldecíamos. Diez pesetas ganamos nosotros, diez pesetas ganan ellos. Lo único que aceptamos es su capacidad probada, por eso los elegimos; su valor, también probado, por eso también fueron nuestros delegados. No hay jerarquías, no hay superioridades, no hay órdenes severas; hay camaradería, bondad, compañerismo...

Quizas si hay una contradicción,quizas no alcanza con eliminar las jerarquias pues aun queda una minoria dando las ordenes, pero:

en un ejercito anarquista tu no estas obligado a obedecerlas.
Re: El ejercito anarquista
27 des 2005
en un ejercito anarquista tu no estas obligado a obedecerlas...ni a cap lloc.
El pueblo en armas no es un ejército ... un jercito no se juega l avida por lo que piensa o cree!!
27 des 2005
El pueblo en armas no es un ejercito!!

Y por supuesto no tengo ni puta idea de lo que hablo!!
Re: El ejercito anarquista
28 des 2005
Nuevo ejercito anarquista zapatista, nòmadas que combinan màquina de guerra creativa con puntos de fuga para romper los cercos.
Re: El ejercito anarquista
29 des 2005
No me estraña el resultado
Re: El ejercito anarquista
29 des 2005
en cambio el resultado de hoy mola caxo con 40000 personas muriendose de hambre al día: pero esto no es ilogico. esto me mola, y encima soy democrata liberal de centroderecha y catolico practicante y me creo libre porque hay democracia. viva el sistema y encima me dicen que soy libre y yo me lo creo. y yo si que no tengo puta idea de lo que hablo!!
¿El ejercito o la multitud anarquista?
29 des 2005
los que aqui estamos,
Decimos lo que pensamos y
Hacemos lo que queremos.
Viva la Columna Durruti
25 gen 2006
Las columnas de milicianos no fueron encuadradas en el ejercito hasta despues de mayo de 1937, cuando el gobierno de la Generalitat, títere de los stalinistas del PSUC, ataco la CNTT-FAI y el POUM y disolvio las colectividades.

Madrid fue salvada a finales del 36 por la Columna Durruti, sin rangos, sin jerarquias, simplemente la clase obrera luchando contra el fascismo

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