Entrevista a Sartorius - Indymedia Barcelona

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Entrevista a Sartorius
per Redado	26 des 2005

De el Pais...por Jose Manuel Calvo. â��Todo lo que pienso lo digo. Ya no tengo edad de tener miedo a nadaâ�?. Giovanni Sartori se siente libre. Libre para decir lo que le apetezca, aunque irrite o escandalice. Cumplidos los 81 aÃ±os en mayo, y despuÃ©s de haber escrito mÃ¡s de treinta libros, decenas de ensayos y cientos de artÃculos, este sabio de la ciencia polÃtica y la comunicaciÃ³n, que ha recibido el Premio PrÃncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2005, puede opinar que George W. Bush es â��el peor presidente de EE UUâ�? o que la posiciÃ³n de Jacques Chirac en la crisis que condujo a la guerra de Irak fue â��una vergÃ¼enzaâ�?. â��Siempre he estado al margen de la correcciÃ³n polÃtica. Hubo momentos en los que me costÃ³ mucho seguir adelante; en Italia estuve veinte aÃ±os en la lista negra de la izquierda, no me invitaban a recepciones. Yo me mantuve en mis posiciones, la historia cambiÃ³ y ahora me consideran mÃ¡s. Por ejemplo, sobre inmigraciÃ³n y multiculturalismo, Massimo Dâ��Alema [ex primer ministro y presidente de DemÃ³cratas de Izquierda] ha dicho que probablemente yo tenÃa razÃ³n. Si lo dice Dâ��Alemaâ�¦â�?. Provocador por naturaleza, coqueto como para bromear con la fotÃ³grafa y de tan buen humor y buena salud como para beberse un vaso de vino a mediodÃa, Sartori â��nacido en Florencia y que alterna su tiempo entre Italia y EE UUâ�� no para de trabajar â��porque si uno lo deja, envejeceâ�?. AdemÃ¡s de viajar para dar conferencias y recoger premios â��en 2005 ha estado tres veces en EspaÃ±aâ�� â��mantengo vivos mis treinta y tantos libros: prÃ³logos para nuevas ediciones, apÃ©ndices, revisionesâ�¦ Y escribo cosas nuevas: ahora estoy con la continuaciÃ³n de Mala tempora, que vendiÃ³ 70.000 ejemplares; no estÃ¡ malâ�¦ AquÃ estÃ¡ la cubierta: se va a llamar Mala Costituzione e altri malanni. Son artÃculos del Corriere della Sera, del Espressoâ�¦ Hablo sobre todo de la mala reforma constitucional en Italia; la verdad es que decir que es mala es un eufemismo. Es pÃ©sima. Y estoy editando la recolecciÃ³n, en inglÃ©s, de mis escritos de lÃ³gica y metodologÃa, todo aquello que ve usted ahÃâ�?. Libros, y libros, y mÃ¡s libros en este apartamento de Nueva York, un piso 27Âº desde el que se disfrutan los Ã¡rboles de Central Park, aÃºn con las hojas amarillas y naranjas. â��AquÃ es donde tengo la mayor parte de mis 20.000 ejemplares, asÃ que es aquÃ donde vengo cuando quiero trabajar en serio, cuando tengo que escribirâ�?. En el despacho, Sartori se sienta ante su mesa italiana del siglo XVII, estrecha y larguÃsima. A su espalda, la vieja mÃ¡quina Olivetti Lettera 32. Enfrente, las traducciones a todos los idiomas de todas sus obras. A la izquierda, un viejo telÃ©fono con fax y carpetas con artÃculos sobre una estanterÃa. A la derecha, las ventanas sobre el parque desde las que ve los rascacielos de Manhattan. Cuando pasan cosas en Europa como los atentados de Londres o la quema de coches en ParÃs y otras ciudades francesas, Â¿quÃ© le preocupa mÃ¡s, el factor religioso, el problema de la integraciÃ³n de los inmigrantesâ�¦? En mi opiniÃ³n, lo mÃ¡s grave es lo de Inglaterra. Se suponÃa que allÃ habÃa una comunidad islÃ¡mica integrada, con personas que vienen de la Commonwealth, que conocen las normas y que hablan el inglÃ©s como lengua comÃºn. Que haya habido unos chicos de esa comunidad, podrÃa decirse que de la pequeÃ±a burguesÃa, que hayan hecho saltar por los aires unos vagones del metro de Londresâ�¦ Y cuando se sabe que la mitad de la comunidad islÃ¡mica inglesa aprueba lo ocurridoâ�¦ La repercusiÃ³n popular y mediÃ¡tica, sin embargo, ha sido la inversa. QuizÃ¡ Londres tuvo menos impacto porque al homo videns le hacen falta las imÃ¡genes, y las del metro no expresaban bien lo que habÃa ocurrido: los muertos estaban dentro, sÃ³lo se veÃan algunos destrozos. En cambio, las fotos de ParÃs eran al aire libre: los coches ardiendo, las piedrasâ�¦ Desde el punto de vista fotogrÃ¡fico, ParÃs ha sido mÃ¡s importante. Desde un punto de vista sustancial, lo ocurrido en Inglaterra es muy grave. Si habÃa un paÃs que debÃa estar preparado para absorber a la comunidad islÃ¡mica â��que es de mayorÃa paquistanÃ, mucho mejor que otrasâ�� era Inglaterra. Es grave porque ha revelado el fracaso de una polÃtica de integraciÃ³n considerada como la mejor posible, la mÃ¡s inteligente. Â¿Y en Francia quÃ© ha pasado? En Francia, la revuelta de las banlieues magrebÃes, de estos jÃ³venes hijos de inmigrantes, pero que son franceses, no es una revuelta islÃ¡mica. Son ciudadanos poco integrados, y su revuelta tiene las caracterÃsticas de las revueltas de las periferias pobres. El desempleo es muy elevado, los jÃ³venes se sienten marginados y discriminados. Hay tambiÃ©n un factor de islamismo que hace que sea, en algunos casos, un cÃrculo vicioso: ademÃ¡s de la segregaciÃ³n, tambiÃ©n ellos tienen responsabilidad, porque rechazan en muchos aspectos la integraciÃ³n. Pero mientras que en Inglaterra hay un factor que es el terrorismo protagonizado por jÃ³venes de familias medio burguesas, en Francia se ha dado una clÃ¡sica explosiÃ³n de revuelta de barrios pobres, de la comunidad en la que hay mÃ¡s desempleo y que sufre mÃ¡s discriminaciÃ³n, incluso racial. Como ha ocurrido en otros lugaresâ�¦ Por ejemplo, en Los Ã?ngeles. Son explosiones de periferias empobrecidas que construyen un gueto, como ocurre con muchos hispanos. Gente a menudo analfabeta o de escasÃsima cultura que llega, se encierra en pequeÃ±os o grandes espacios, no aprende la lengua y se condena a la pobreza, la degradaciÃ³n, la violencia, el narcotrÃ¡ficoâ�¦ Yo creo que el melting pot americano ya no funciona. Â¿Por quÃ©? Porque han inventado la doctrina del multiculturalismo, de reivindicaciÃ³n de las raÃces, pero tambiÃ©n de creaciÃ³n de guetos cerrados. Si el que quiere recuperar su identidad lo hace quedÃ¡ndose aislado de la comunidad en general, que es la del paÃs que le acoge, se pone en marcha algo que funciona mal. Hay que distinguir entre multiculturalismo como situaciÃ³n de hecho â��Suiza es multicultural, CanadÃ¡ tambiÃ©nâ�� y la ideologÃa del multiculturalismo, que dice que es bueno reinventar o reforzar la propia identidad y despuÃ©s cerrarse en comunidades que en realidad son guetos. Yo combato la ideologÃa; estoy en contra de inventar o reinventar una identidad, reforzarla y crear subsociedades cerradas que producen fenÃ³menos de marginaciÃ³n e incluso de revuelta. Estoy en contra de esta ideologÃa, y creo que las soluciones deben ser de tipo pluralista y no multicultural. El multiculturalismo no es una medicina, es una enfermedad; es una manera de empeorar las cosas. Pero hay lÃderes que hacen su carrera polÃtica sobre esta base; que son elegidos, se hacen famosos, salen en la televisiÃ³n y luego viven de las rentas de esa ideologÃa. Primero se crea la doctrina y luego se crea el oficio. Y usted cree que esto es especialmente peligroso en Europa cuando entra en juego el factor religioso. SÃ, porque en Europa hay cada vez mÃ¡s islamistas, en parte inmigrantes clandestinos, que crean un problema muy grave de convivencia. Los turcos musulmanes que fueron a trabajar a Alemania â��a travÃ©s de una fÃ³rmula que algunos iluminados ahora critican, pero que ha sido muy vÃ¡lidaâ�� no plantearon esos problemas porque proceden de un paÃs con normas democrÃ¡ticas, aunque sui gÃ©neris, desde hace ochenta aÃ±os. El problema grave lo plantean los africanos que forman las capas mÃ¡s analfabetas y mÃ¡s empobrecidas del islam. Se puede hacer una analogÃa entre esta pobre gente y la vieja Europa cristiana. La actual Europa cristiana no es religiosa, no es fanÃ¡tica, como era con aquellos hombres que creÃan en brujas, en milagrosâ�¦ La Europa cristiana tuvo las mismas caracterÃsticas que tienen hoy muchas poblaciones musulmanas. DespuÃ©s de las guerras de religiÃ³n y del paso de la historia, ya no somos asÃ; pero ellos vienen de paÃses con estructuras teocrÃ¡ticas en las que no impera la voluntad del pueblo, sino la voluntad divina. De la explosiÃ³n demogrÃ¡fica africana hablaba en su libro â��La tierra explotaâ��. El problema africano es gravÃsimo; se calcula que hay de 200 a 300 millones de personas que estarÃan dispuestas a ir a Europa a cualquier precio, aunque sea saltando verjas, como ha ocurrido en Melilla, o en pateras. Si no van tantos millones es porque no tienen el dinero para pagarse el viaje. Si lo tuvieran habrÃa cientos de miles de personas intentando saltar la verja de Melilla o cruzar el MediterrÃ¡neo. Es decir, que lo Ãºnico que nos mantiene protegidos es la extrema pobreza de esta gente a la que explotan los mercaderes de esclavos, esos piratas que les cobran 2.000 o 3.000 dÃ³lares por traerles; si no los tienen, no pueden llegar. Europa no puede ni debe acoger a millones de personas en estas condiciones. Pero seguramente Europa necesita personas dispuestas a trabajar, con los Ãndices de natalidad que tiene, con el futuro de las pensionesâ�¦ Ã�se no es un argumento sÃ³lido. La poblaciÃ³n mundial crece en unos 70 millones de personas al aÃ±o. Europa, de manera muy inteligente, trata de frenar esta explosiÃ³n. El discurso sobre las pensiones puede orientarse de otra manera, se puede retrasar la edad de la jubilaciÃ³n. Y hay mecanismos que no funcionan: hay gente que prefiere el seguro de desempleo a trabajar. Es un sistema equivocado de incentivos, y el desempleo en Europa es del 8% o el 10%, asÃ que, Â¿por quÃ© no hacer que trabajen los europeos? El problema, en mi opiniÃ³n, es que somos como un toro que embiste: tenemos que desarrollarnos mÃ¡s, que crecer mÃ¡s, todo mÃ¡sâ�¦, y lo Ãºnico que nos preocupa es quiÃ©n paga las pensiones. Â¿Tenemos que llegar a ser 9.000 millones para pagar las pensiones? Es absurdo. Es mejor afrontar el problema de las pensiones ahora, no dejarlo para despuÃ©s; por ejemplo, retrasar la jubilaciÃ³n. En todo caso, los costes de afrontarlo siempre serÃ¡n menores que los costes de seguir recibiendo inmigrantes no asimilados y no asimilables, que crean fortÃsimas tensiones internas y que destruyen la comunidad polÃtica. Â¿Pero cÃ³mo se hace eso? Bueno, si no hay sitio para mÃ¡s y no hay trabajo, tenemos que controlar todo lo posible la inmigraciÃ³n ilegal, como hacen todos los paÃses que tienen este problema. Repito: no hay sitio y no hay trabajo. Â¿DÃ³nde van? No se sabe. Â¿QuiÃ©n les mantiene? No se sabe. Todos los que lleguen fuera de los cauces legales van a ir a las calles; no tienen ninguna cualificaciÃ³n, asÃ que se dedican al trÃ¡fico de drogas, a la prostituciÃ³nâ�¦ Eso deteriora la situaciÃ³n en las ciudades europeas y crea problemas gravÃsimos. La Iglesia italiana siempre ha protegido a los inmigrantes sin papeles, pero cada vez que ellos ocupan una iglesia hace que les expulsen a toda velocidad. Los conventos estÃ¡n vacÃos, Â¿por quÃ© no los llenan con estas personas? Porque una cosa es predicar y otra dar trigo. Si hay una poblaciÃ³n excesiva, y este exceso de poblaciÃ³n no es integrable y no encuentra trabajo, no se puede aceptar. No entiendo quÃ© interÃ©s podrÃan tener los europeos en su autodestrucciÃ³n. Â¿QuÃ© le pasa a la Europa polÃtica que usted critica? Europa estÃ¡ enferma de ideologÃas suicidas. Hay un izquierdismo pacifista de origen en parte religiosoâ�¦ La crisis de la ideologÃa de la izquierda ha creado un tercermundismo, una lÃ³gica que dice que para ser de izquierdas hay que ser tercermundista. Yo soy bastante de izquierdas, pero no veo la relaciÃ³n. La izquierda sufre una gravÃsima crisis de identidad. Yo creo que deberÃa adoptar la causa de la ecologÃa, abandonada por la derecha, cuyos intereses econÃ³micos son tales que ni siquiera quiere oÃr hablar de estas cosas. Si la izquierda abrazara esta causa salvarÃa el planeta, tendrÃa un argumento sÃ³lido para luchar y se beneficiarÃa tambiÃ©n a sÃ misma. Â¿Y cÃ³mo es ese tercermundismo que tan poco le gusta? Es un movimiento ciego y suicida, con varias manifestaciones. No hay nadie en Europa a quien le guste la guerra o que quiera la guerra; hemos tenido demasiadas guerras, nadie las quiere. Pero esta gente se instala en un pacifismo a ultranza que crea adversarios fantoches, molinos de vientoâ�¦ Es un pacifismo absoluto, sin condiciones, que invita a la guerra, a la agresiÃ³n. La izquierda mÃ¡s activista, en busca de una nueva identidad despuÃ©s de haber perdido sus Ãdolos y sus referencias, se ha quedado sin ideologÃa y ha inventado la fuga hacia la izquierda, que es una tonterÃa: es una fuga del que no tiene ideas ni sentido comÃºn y cae en el puro extremismo. DespuÃ©s estÃ¡ la izquierda reformista, que intenta frenar esto. Pero hay una parte de la izquierda activa, bastante fuerte en toda Europa, que practica el extremismo puro, y que consigue secuestrar a la izquierda mÃ¡s moderada. Esta otra izquierda podrÃa recuperarse si, entre otras cosas, se aproximara a la ecologÃa; pero estÃ¡ demasiado embebida en la memoria de su propio pasado, y no tiene suficiente imaginaciÃ³n o preparaciÃ³n para afrontar un mundo nuevo, sin las viejas ideologÃas muertas. Usted ha calificado tambien de suicida el relativismo moral que cree que no hay que aplicar o exigir cÃ³digos fijos de conducta. Yo creo que la tolerancia es el valor bÃ¡sico del pluralismo. Pero el relativismo es un comportamiento suicida: si todo equivale, nada vale. Los valores desaparecen. Pero yo soy un antiguo, hay valores que me gustan [risas]. El relativismo es una doctrina que se pretende moderna y que dice que todos los valores son iguales; es suicida, porque entonces no se puede criticar nada, todo es bueno: Al Qaeda tiene sus valores y hay que respetarlosâ�¦ Yo creo que cada uno debe tener sus propios valores, y defenderlos si cree en ellos. La tolerancia dice que respetemos los valores de los otros. Los respetamos, pero eso no quiere decir que los aceptemos; los aceptaremos si llegamos a la conclusiÃ³n de que son superiores. Esta historia de que no hay que ofender a nadie, de que no hay que hablar de choque de culturasâ�¦ Si lo hay, lo hay, y si no, pues estupendo. No sÃ© muy bien quÃ© hay de terrible en decirlo. Â¿Es que hay que esconder la realidad? Si hay dos religiones monoteÃstas, una de las cuales se ha acalorado, se ha reanimado con la ayuda de la televisiÃ³n, y hay una civilizaciÃ³n teocrÃ¡tica, ideolÃ³gicamente movilizada e invasiva â��las religiones monoteÃstas dicen que su Dios es el Ãºnico verdadero y lo que hacen es la guerra santa, como hizo el cristianismoâ��, entonces se crea un problema de autodefensa para los otros, que deben afrontar el choque o rendirse. A mÃ estas diplomacias polÃticamente correctas de lo que debe decirse o noâ�¦ Hay quien dice â��no, que se molestan, que se ofendenâ�?â�¦ Mire, si hay una guerra, hay una guerra. â��Ah, pero no hay que decirloâ�?. Â¿CÃ³mo que no? Si la hay, la hay. Pero harÃ¡ falta hacer algÃºn esfuerzo para llegar a compromisos, para comprender a los otrosâ�¦ Yo a los otros les entiendo estupendamente. Yo he leÃdo el CorÃ¡n, he leÃdo mucha literatura, no soy tonto. Les entiendo de maravilla, y por eso digo que yo no quiero ser asÃ. Â¿Es que esto es ofensivo? Yo soy un estudioso, y, como tal, intento entender el mundo. E intento salvar la civilizaciÃ³n en la que creo, que es la civilizaciÃ³n occidental, que ha sido mejor que las otras desde el punto de vista Ã©tico y polÃtico. En la sociedad liberal-democrÃ¡tica podemos vivir casi todos; no vamos a la cÃ¡rcel sin un debido proceso legal, etcÃ©tera. Esto es lo que ha primado en Occidente, que ha logrado crear una ciudad polÃtica vivible, bastante libre, y que da un amplio margen de seguridad al ciudadano. Naturalmente tiene sus inconvenientes, pero cuenta con todo esto de lo que hablamos. A esta â��ciudad polÃticaâ�� le convendrÃa, por su propio interÃ©s, tener menos enemigos. El enemigo se crea Ã©l solo, no lo crea Occidente. Â¿QuÃ© se puede hacer? Una sociedad liberal-democrÃ¡tica ya hace bastante: acepta a los inmigrantes y les integra en su ordenamiento social. Pero, como decÃa Ronald Reagan, hacen falta dos para bailar el tango. Si uno no quiere bailar, no hay nada que hacer. Le doy un ejemplo: ni siquiera somos capaces de definir el terrorismo, lo cual no es un asunto menor. Â¿Por quÃ©? Porque los paÃses islÃ¡micos no quieren consentir que los palestinos que matan a italianos sean definidos como terroristas. Â¿QuÃ© tenemos que hacer, decir que el terrorismo no existe? No, el terrorismo existe, y si no logramos encontrar una definiciÃ³n jurÃdica comÃºn con el mundo islÃ¡mico, tendremos que mantener la nuestra. Los derechos humanos: me puedo equivocar, pero hace unos treinta aÃ±os que se intenta convencer a las sociedades islÃ¡micas de que suscriban una declaraciÃ³n comÃºn de derechos humanos. Â¡No se ha conseguido! Y no es por nuestra culpa, es que no quieren firmarla, porque los principios de los derechos no existen para la religiÃ³n islÃ¡mica, no son aceptables. Claro que queremos paz, Â¿quiÃ©n quiere hoy dÃa la guerra? Pero esto no quiere decir que tengamos que rendirnos; tenemos que defendernos. Ciertas cosas ocurridas dentro del modelo de los derechos humanos, por lo que respecta a Estados Unidos, tienen poca defensa. La guerra de Irak y algunos aspectos relacionados con ella: el aislamiento de los presos, GuantÃ¡namo, las acusaciones de tortura y de prisiones secretasâ�¦ AquÃ no hay que confundir lo micro con lo macro. La guerra es siempre sucia. Todas esas cosas han ocurrido, por desgracia. La diferencia es que el mundo occidental admite esas revelaciones, y las dictaduras, no. Esto tiene poco que ver con la nociÃ³n de cultura; la cultura es un conjunto de valores y creencias, y eso es lo que, en mi opiniÃ³n, hace de Occidente el mejor sistema de los que ha habido hasta ahora en la historia: no se ha inventado nada mejor para la protecciÃ³n del individuo, para el respeto a la vida y a las personas. Usted criticÃ³ la guerra, pero censurÃ³ luego a los crÃticos de la ocupaciÃ³n. Yo estaba muy en contra de la intervenciÃ³n en Irak no porque supiera que habÃa o no armas de destrucciÃ³n masiva, que no lo sabÃa. Estaba en contra porque pensaba que, en tÃ©rminos de costes y beneficios, los costes serÃan probablemente mucho mayores, en la medida en que una guerra podÃa desencadenar el fanatismo islamista. Si encima no existen esas armas, todavÃa peor. La guerra ha sido una terrible equivocaciÃ³n por la ingenuidad de los norteamericanos, que no se dieron cuenta de que activaban una mina que iba a galvanizar el fundamentalismo islÃ¡mico y el terrorismo. El estropicio se hizo, y luego se mantuvo: no se invade un paÃs que estaba vertebrado por su ejÃ©rcito para luego mandar a los soldados a su casa. Hasta los niÃ±os saben que toda esa gente sin trabajo se pasarÃ¡ a la resistencia, harÃ¡ lo que haga faltaâ�¦ Son estupideces que no eran fÃ¡ciles de prever. Han cometido muchos errores; pero ahora, con el estropicio hecho, una vez allÃ, yo sostengo que no hay que empeorar las cosas, y que, por tanto, retirarse al estilo Zapatero, irse de Irak, significa consentir la creaciÃ³n de un Estado terrorista con capacidad para producir armas de exterminio masivo, sobre todo bacteriolÃ³gicas, fÃ¡ciles de producir y muy peligrosas. No nos lo podemos permitir. La guerra ha sido un error, mal hecha y mal administrada; decir que ha sido gestionada de manera pueril es una gentileza, un eufemismo, pero hay que salir de allÃ sin permitir que se cree un Estado controlado por terroristas. La guerra abriÃ³ una crisis en Europa, y entre Europa y EE UU. Entre las dos orillas del AtlÃ¡ntico tampoco se puede decir que hay mucho tango, Â¿no? Todo viene del 11-S. Los norteamericanos creen que no hemos entendido hasta quÃ© punto les cambiÃ³, y me temo que tienen razÃ³n. Si el atentado hubiera destruido el Vaticano, tambiÃ©n nosotros tendrÃamos un trauma. Para ellos lo ha sido, y no hay que subestimarlo. DespuÃ©s, el 11-S llevÃ³ al ataque contra Irak â��si no, no habrÃa ocurridoâ��, y eso provocÃ³ la discordia en el seno de Europa, y entre Europa y Estados Unidos. En este partido, todos han jugado mal. Ha jugado mal [George] Bush, que yo creo que es un hombre de una estatura mental mÃnima, y que cada cosa que hace, la fastidia; pero tambiÃ©n [Jacques] Chirac y [Gerhard] SchrÃ¶der se pasaron de listos ante esta intervenciÃ³n que decÃan querer evitar. En realidad, Chirac querÃa humillar a Estados Unidos; esperÃ³ a que las tropas estuvieran desplegadas, allÃ, bajo el sol, para proponer el aplazamiento hasta septiembre. Â¡Era una tomadura de pelo! Si Europa, y sobre todo Chirac â��que es un gaullista de poca inteligencia, como hemos acabado por descubrirâ��, hubiera querido parar a Bush, lo hubiera hecho; pero Francia hizo su jueguecito de la grandeur y de su influencia en el mundo Ã¡rabe â��y los grandes contratos que tiene allÃâ��, y SchrÃ¶der tenÃa su problema electoral. Bush es uno de los peores lÃderes de la historia, pero se le hubiera podido frenar en lugar de empujarle estÃºpidamente a la guerra. Si hubiera tenido la autorizaciÃ³n de la ONU, Sadam Husein, que sabÃa lo que pasÃ³ en 1991, habrÃa cedido; no hubiera resistido la presiÃ³n de una Europa unida en su apoyo a Estados Unidos. No habrÃa hecho falta la intervenciÃ³n. Todos se pasaron de listos. Es una vergÃ¼enza para todos, y sobre todo para Chirac. Â¿DÃ³nde estuvieron los grandes lÃderes occidentales? Hay un problema claro de falta de liderazgo. En aquella crisis, sÃ³lo Blair estuvo a la altura de las circunstancias, aunque tambiÃ©n se equivocÃ³. Afortunadamente, Ã©l participÃ³ en la guerra, porque si hubiera dejado solo a Bushâ�¦ Blair fue valiente. Su discurso del anuncio de la intervenciÃ³n fue extraordinario. Es un autÃ©ntico lÃder, sabe hablar, tiene sus ideas, las defiendeâ�¦ Â¡Ojo!, repito que tambiÃ©n Ã©l se ha equivocado, pero tiene estatura de lÃder, y creo que es el Ãºnico con esa dimensiÃ³n de lÃder responsable. Â¿Y quÃ© pasa con Italia, con Silvio Berlusconi? Â¿CuÃ¡nto cree que le queda al frente del Gobierno? Bueno, de Italia mejor no hablar. Como la izquierda italiana, bajo la guÃa de Prodi, no es un derroche de inteligencia, y como Prodi se equivoca casi siempre, hasta es posible que Silvio Berlusconi vuelva a ganar. TendrÃa mucho mÃ©rito que no le derrotaran, pero son capaces. Sobre el papel, no hay duda de que Berlusconi tendrÃa que salir vencido. Prodi tiene voluntad, pero ha demostrado poca habilidad; le conozco desde hace cincuenta aÃ±os e incluso hemos sido amigos, peroâ�¦ DÃ©jeme que haga un inciso: tengo la sensaciÃ³n de que los polÃticos no aguantan el esfuerzo prolongado. He conocido a muchos, inteligentes y buenos, que treinta aÃ±os despuÃ©s estÃ¡n quemados. No aguantan. Desde luego, el oficio de polÃtico es, objetivamente, muy duro; lo que pasa es que antes no habÃa tanta televisiÃ³n ni ellos tenÃan la manÃa de dar una entrevista cada dÃa. Esta exposiciÃ³n a los medios, esta obligaciÃ³n que se crean de estar cada dÃa delante de las cÃ¡maras, es lo que hace que al final estÃ©n quemados, que no les funcione ya la cabeza. Hay demasiadas cosas que no van en el mundo, pero usted es un poco pesimista. Soy un pesimista constructivo; es decir, pragmÃ¡tico. El pesimismo es Ãºtil. Si uno dice: esto no va, o esto va a acabar mal, quizÃ¡ puede convencer a alguien de que haga algo. Si uno es un optimista y dice: todo es magnÃfico, todo va de maravilla, vivimos en el mejor de los mundos, eso es un desastre, es incitar a no hacer nada, a no cambiar nada. La gente no se da cuenta de la catÃ¡strofe ecolÃ³gica ante la que estamos; la contaminaciÃ³n aumenta. El mundo va mal. Pero ya dije, hace veinte aÃ±os, que vivimos en una cultura cuya complejidad es superior a nuestra capacidad de entenderla. La hemos construido nosotros, pero la gente que deberÃa gestionar las sociedades liberal-democrÃ¡ticas, y todos sus problemas polÃticos, econÃ³micos y sociales, ya no tiene la capacidad necesaria para entender quÃ© es lo que estÃ¡ pasando y quÃ© se puede hacer. Ya no somos capaces de entender el mundo que hemos creado. Â¿Y los medios de comunicaciÃ³n?, Â¿no ayudan? No, no mucho. Desde luego, la televisiÃ³n no ayuda; al contrario. Menos mal que todavÃa somos capaces de leer, que la palabra escrita estÃ¡ ahÃ, que estÃ¡n los conceptos, la capacidad de abstracciÃ³n que la televisiÃ³n anula. Aunque tambiÃ©n los periodistas estÃ¡n un poco quemados. Les hacen trabajar demasiado, o no estÃ¡n bien preparados. No sÃ© en EspaÃ±a, pero los medios italianos estÃ¡n llenos de chicos y chicas con muy buena voluntad a los que se pide que hagan una entrevista cada dÃa. Y hacen entrevistas penosas; no porque sean estÃºpidos, sino porque no estÃ¡n preparados. Y no les dan tiempo para prepararse. Tienen que hacer la entrevista; van allÃ, y se tragan que alguien les diga que la Tierra es cuadrada. Ellos no cuestionan nada, no saben hacer preguntas e informan de que la Tierra es cuadrada. Y por otro lado, los periodistas mÃ¡s hechos son muy cautos, no quieren exponerse a protestasâ�¦, o no se arriesgan porque no saben lo suficiente de las cosas de las que escriben. Hoy, los periÃ³dicos casi no hacen investigaciÃ³n. Es gravÃsimo; la investigacion es lo mÃ¡s importante, es la gran fuerza del diario, y los periodistas que saben hacerla han desaparecido casi, se estÃ¡n extinguiendo. Es cÃ³modo para los polÃticos, pero es terrible para la sociedad. Los periodistas que van y vienen, hablan, contrastan, investigan y construyen una historia son ya pocos, una vieja guardia. Pero esto ya no es para la entrevista, Â¿no?
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Comentaris

Re: Entrevista a Sartorius
per Un racista como Oriana Fallaci	27 des 2005
Desprecio absoluto a otras culturas, cree que la Civilización cristiana es superior a todas y la emigración un peligro ¡vaya elemento! Con razon el PP lo admira tanto ! Por cierto ¿quien cuela estos panfletos?