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Notícies :: corrupció i poder
Egipto: apoyo norteamericano a los fundamentalistas
21 des 2005
Las elecciones parlamentarias que se celebraron en Egipto durante casi un mes concluyeron el 7 de diciembre de 2005. Durante esas elecciones, la policía cargó contra la multutud y empleó técnicas antimotines en los alrededores de los centros de votación. Tales actos de violencia dejaron un saldo de 11 muertos y cerca de mil heridos.
El partido del presidente Hosni Mubarak sigue siendo en gran medida mayoritario y ocupa dos tercios de los escaños de la Asamblea, pero lo que más llamó la atención, además de los actos de violencia, fue un fraude denunciado unánimemente y el avance de los Hermanos Musulmanes, oficialmente prohibidos pero tolerados en Egipto y que ya participan abiertamente en el debate político. El partido fundamentalista cuenta ya con 88 escaños de un total de 444 en la Asamblea egipcia, cifra impresionante si se piensa que la Hermandad presentó candidatos sólo en un tercio de las circunscripciones.

Ese resultado es consecuencia de la apertura relativa del régimen egipcio y de las presiones de Washington sobre El Cairo, uno de los mayores beneficiarios de la ayuda económica y militar estadounidense. El resurgimiento de los Hermanos Musulmanes y el papel central que ese partido desempeñará sin duda en los años venideros plantea muchas interrogantes.

Al editorialista del diario oficial egipcio Al Ahram, Mohamed Sid-Ahmed, le resulta muy difícil hacer previsiones sobre el futuro de su país. Está alarmado por las amenazas de boicot por parte de jueces egipcios con miras a controlar las próximas elecciones, mediante la violencia y los fraudes, pero hace más preguntas que pronósticos. ¿Cuáles serán las futuras alianzas electorales? ¿Cómo reaccionará el poder en esta nueva partida? En su criterio sólo hay una sola cosa segura: los Hermanos Musulmanes ya están en el centro del proceso político. Aunque no constituyan mayoría, han dado pruebas de su popularidad pese a la prohibición oficial que sigue afectándolos incluso cuando están realizando ya abiertamente su campaña.
Las referencias de la clase dirigente egipcia han cambiado y está a la expectativa.
Un símbolo de ese cambio es que el diario Al Ahram ya ha abierto ampliamente sus columnas a los Hermanos Musulmanes que se expresan en tribunas o en entrevistas cuando su partido sigue estando oficialmente prohibido. Así, en unas pocas semanas, no menos de tres altos dirigentes de los Hermanos Musulmanes han podido exponer su programa en las columnas de dicho periódico. El tono general de sus intervenciones es la calma y el deseo de tranquilizar. De ese modo, en una entrevista, el guía supremo de la Hermandad, Mohamed Mahdi Akef, asegura que su organización continuará llevando a cabo de manera pacífica el combate político y tranquiliza a las poblaciones cristianas egipcias en cuanto a sus intenciones. Este deseo de tranquilizar a los cristianos aparece asimismo en una tribuna, también en Al Ahram, de Abdel-Moneim Abul-Fotuh, miembro del Buró de Orientación de los Hermanos Musulmanes.
No obstante, Essam El-Erian, uno de los principales voceros de los Hermanos Musulmanes, es quien se muestra más locuaz sobre el proyecto político del partido. El autor insiste mucho en las bases religiosas de su programa y en su decisión de reformar a Egipto, y después a todo el mundo árabe-musulmán, sobre la base del Islam, pero sin excluir a los cristianos (guiño de ojo a la comunidad copta en Egipto). El-Erian insiste en el hecho de que los Hermanos Musulmanes han respetado rigurosamente la ley egipcia y pide que en lo adelante la oposición, por tanto, su partido, tenga más derechos en Egipto. Pero si bien el autor expone las bases ideológicas de su programa y su deseo de hacer reformas, no da ningún ejemplo acerca de las políticas que podría aplicar.
Esta decisión de los Hermanos Musulmanes de tranquilizar a la opinión pública, evidentes en los textos publicados en Al Ahram, no se limita a la prensa egipcia. Es en el diario de izquierda británico The Guardian, donde Khairat el-Shatir, vicepresidente de los Hermanos Musulmanes en Egipto, se muestra tranquilizador para con los lectores británicos. El-Shatir afirma que su movimiento busca conquistar el poder de manera pacífica a pesar de las intimidaciones del gobierno, gobierno egipcio que él acusa de estar profundamente vendido a los intereses occidentales y sobre todo estadounidenses. Acerca de su programa, elogia el proyecto de reforma democrática de Egipto para todos los ciudadanos, independientemente de la religión que profesen. En su tribuna, el autor hace muy pocas referencias al Islam, pero expresa su determinación de luchar contra la injerencia estadounidense en su país. Por ese motivo, el diario británico menos pro estadounidense parece ser la opción adecuada.

Sin embargo, considerando el enorme peso de Washington en la vida política de Egipto, el apoyo estadounidense a los Hermanos Musulmanes es un tema central que despierta interrogantes. Mucho más cuando se observa un cambio en el discurso de los comentaristas habituales de la situación política egipcia en la prensa occidental.

Los neoconservadores regularmente lanzan ataques en la prensa contra el presidente Hosni Mubarak y algunos, como Laurent Murawiec, han exhortado incluso a efectuar un cambio de régimen en Egipto en reuniones de trabajo en el Pentágono. No sorprende, pues, ver a Nir Boms, eterno crítico de los regímenes árabes en la Foundation for the Defense of Democracies y ex-funcionario israelí, atacar al régimen egipcio en el New York Post. El autor denuncia una manipulación masiva de las elecciones egipcias que habría afectado sobre todo a su partido favorito, el partido Ghad, en beneficio de los Hermanos Musulmanes. Basándose en informes de Amnesty International que denuncian la tortura en Egipto o en los informes del Departamento de Estado norteamericano sobre la libertad religiosa de los coptos, Boms recomienda que Washington sea severo en la asignación de ayuda a Egipto en dependencia de las reformas políticas y económicas. El Sr. Boms, sin embargo, olvida precisar que las torturas practicadas en Egipto se realizan a veces con el consentimiento y apoyo de Washington, ya que Egipto forma parte de los países a donde los Estados Unidos envían prisioneros para ser torturados. No hay nada nuevo en este enfoque y en esta memoria selectiva, habitual de los voceros neoconservadores.
No obstante, en otros autores, pueden observarse cambios sutiles en el discurso, incluidos malabarismos retóricos destinados a apoyar a los Hermanos Musulmanes sin brindarles apoyo explícito.

Así, el mediático opositor egipcio, Saad Eddin Ibrahim, denuncia (en una sola ocasión y en un solo periódico) las pasadas elecciones y los fraudes organizados por el gobierno egipcio. En Los Angeles Times, Ibrahim opina que esas manipulaciones son la reacción del gobierno egipcio ante el temor de que los Hermanos Musulmanes se lleven la victoria. Pide que en lo adelante los Estados Unidos exhorten al presidente egipcio a discutir con todos los partidos políticos, incluidos los que él denomina «los demócratas musulmanes», calificativo ambiguo que puede aludir a los Hermanos Musulmanes en la mente del autor. La conclusión es ambigua e incierta, sin duda de manera deliberada. El autor, sin embargo, se pronuncia claramente a favor de un cambio de régimen en Egipto y denuncia, como de costumbre, el autoritarismo que afecta a Egipto «desde hace 50 años» (esta expresión, habitual en el autor, opone la revolución nasseriana autoritaria a la monarquía, supuestamente liberal).
Observemos que unas semanas antes el propio Saad Eddin Ibrahim había denunciado la suerte de los cristianos coptos en Egipto en el Wall Street Journal sin hablar de los Hermanos Musulmanes. Pero la suerte de los cristianos en los países musulmanes es una de las obsesiones de los lectores estadounidenses de la prensa conservadora y esa preocupación incluye por lo general la suerte que los fundamentalistas musulmanes reservan a los cristianos. En este caso preciso, el Sr. Ibrahim acusaba al régimen de Hosni Mubarak sin mencionar a la Hermandad.

La ambigüedad es evidente en el artículo que Jackson Diehl, editorialista del Washington Post, publica en su diario y en el Jerusalem Post. Diehl manifiesta su apoyo a la oposición «moderada» egipcia y lamenta la influencia que tienen los Hermanos Musulmanes. Afirma que la Hermandad es apoyada por Hosni Mubarak, que la utiliza como fantasma para asustar. En su criterio, el gobierno de Egipto favorecería al movimiento fundamentalista para llevar a los occidentales a apoyarlo como un mal menor. No obstante, Diehl considera que no se debe ceder a ese chantaje, menciona con frecuencia las cualidades de los Hermanos Musulmanes y recomienda que se haga todo lo posible para impedir que Hosni Mubarak pase el poder a su hijo. ¿Incluido el apoyo a los Hermanos Musulmanes? El autor no lo dice, pero, ¿cómo negar que actualmente ese es el único partido capaz de tomar el poder en Egipto?
En The New York Press, el politólogo Robert Zeliger afirma que es muy difícil saber qué políticas seguirán los Hermanos Musulmanes si asumen el poder. Ellos enarbolan un programa ambiguo y no es posible basarse en su pasado porque hay una nueva generación que los dirige en la actualidad. El autor afirma que algunos dirigentes con quienes se reunió declaran admirar la política de George W. Bush acerca de la homosexualidad o el aborto. En resumen, que no puede comparárseles con lo que fueron; son de hecho conservadores, pero no más que los Republicanos estadounidenses y tampoco tienen una inclinación demasiado estadounidense. Por tanto, no habría motivos para preocuparse.

Teniendo en cuenta los ataques contra el «fundamentalismo islamista» que ocupa las columnas de la prensa belicista anglosajona, resulta muy difícil anunciar de la noche a la mañana que se va a apoyar a un partido como el de los Hermanos Musulmanes en Egipto, pero parece que los expertos están preparando poco a poco a la opinión pública. Ya tratamos en nuestras columnas un texto del ex analista de la CIA, Reuel Marc Gerecht. Éste, en el diario alemán Die Welt afirmaba que los Hermanos Musulmanes eran un mal menor y que no había que esforzarse en apoyar a los movimientos laicos en el mundo árabe-musulmán. Este análisis podía muy bien considerarse un apoyo a los Hermanos Musulmanes tanto en Siria como en Egipto y demostraba que el gobierno de Bush estaba dispuesto a utilizar de nuevo a determinados movimientos religiosos en contra de los movimientos nacionalistas árabes opuestos a sus designios coloniales.

Para Robert Dreyfuss, analista demócrata en asuntos de Seguridad, es indudable que se retomará esta política. En The Nation Institute, expresa su gran preocupación por la política del gobierno de Bush y denuncia, en nombre de los principios de la realpolitik, la política de «democratización» de Egipto seguida, en su criterio, por la Casa Blanca. Para el autor, apoyar la democracia en Egipto es apoyar a los Hermanos Musulmanes y afirma que ese es el objetivo que persigue el gobierno de Bush. Dreyfuss recomienda, por el contrario, mantener el status quo, el cese de las presiones contra el Mubarak y el fin de la política de influencia estadounidense en Egipto, recomendando que se deje en manos de los egipcios la evolución de su gobierno tal como ellos lo estimen conveniente.
Esta última observación resulta delicada, ya que es emitida por un allegado de George Soros.

Red Voltaire

   
«Después de las elecciones»

Autor Mohamed Sid-Ahmed

        Mohamed Sid-Ahmed est l’éditorialiste vedette du quotidien égyptien Al Ahram.

Fuente Al-Ahram (Egipto)
Referencia «After the elections», por Mohamed Sid-Ahmed, Al Ahram, 14 de diciembre de 2005.
Resumen El Partido Nacional Democrático en el poder logró mantener la mayoría de las dos terceras partes en la Asamblea del Pueblo, pero fracasó a la primera prueba de su programa de reforma. ¿Utilizará el éxito logrado para reparar los errores o el proceso democrático? ¿Seguirá siendo un espejismo? No necesita de ningún otro partido para que se adopten sus leyes, pero ese éxito se obtuvo a un precio exorbitante: fraudes en las listas electorales, electores comprados o la participación en las elecciones de un partido ilegal (los Hermanos Musulmanes). Estas elecciones han sido las más violentas en la historia del país. Muchos colegios electorales parecían campos fortificados. Hubo 11 muertos y más de 1 000 heridos. Washington manifestó su preocupación sobre el hecho.
Durante la elección, los candidatos de los Hermanos Musulmanes no escondían su afiliación y obtuvieron cinco veces más votos que durante las elecciones anteriores. Los coptos y las mujeres están subrepresentados y el presidente tendría que utilizar las diez nominaciones que puede hacer al Parlamento para reequilibrar esas ausencias. Subsisten numerosas interrogantes sobre las alianzas que tuvieron lugar en la Asamblea. Los diputados fueron en gran medida renovados. El poder judicial, por su parte, está furioso del trato que se le dio y se escuchó a numerosos jueces anunciar su intención de boicotear el control de las próximas elecciones.
Hoy día, el principal problema es la ambigüedad del estatus de los Hermanos Musulmanes. El Partido Nacional Democrático no utilizó la opción legal de la cual disponía para impedirles que se presentaran. Sin dudas, esa es la prueba de que es posible que haya existido un acuerdo entre los dos partidos.
«Hacia el renacimiento»

Autor Essam El-Erian

        Essam El-Erian est un des principaux porte-parole des Frères musulmans en Égypte.

Fuente Al-Ahram (Egipto)
Referencia «Towards the renaissance», por Essam El-Erian, Al Ahram, 1o de diciembre de 2005.
Resumen Las reformas en Egipto se han aplazado durante largo tiempo, y no hay que temerles cuando finalmente lleguen. Hace tres cuartos de siglo que los Hermanos Musulmanes reclaman la evolución gradual y pacífica del país. A partir del momento en que la atmósfera psicológica, cultural e intelectual se preste a ello, podremos poner en práctica lo que esperamos para la región: un formidable renacimiento, basado en el Gran Islam, pero que beneficie a todos, tanto cristianos como musulmanes. Haremos que renazca la gran civilización árabe-musulmana, una civilización que busca su protección en la creencia en Dios y en el Juicio Final.
Egipto entra en una nueva época, al basar su legitimidad en el respeto de la cultura popular y la democracia. Egipto podrá ser un motor para toda la región. Las naciones islámicas podrán unirse y ejercer su influencia sobre la globalización, pero comenzamos este proceso tarde y deberíamos haber hecho una reforma de la constitución.
Nuestra participación en estas elecciones provocó ansiedad, pero esos temores no están justificados. Por el contrario, nuestra excelente campaña es una buena noticia. Todavía hay que mejorar las limitaciones que existen en la formación de partidos y de organizaciones políticas Es necesario que los partidos se pongan de acuerdo sobre las reglas de la campaña electoral. Hay que lograr que las instituciones sean más transparentes y democráticas.
Los Hermanos Musulmanes respetaron todos los procedimientos de las elecciones y se comportaron como un verdadero partido político. En lo sucesivo, debemos entrar en una nueva fase y reformar el gobierno.
«No tienen por qué temernos»

Autor Khairat el-Shatir
Khairat el-Shatir est vice-président des Frères musulmans en Égypte.

Fuente The Guardian (Reino Unido)
Referencia «No need to be afraid of us», por Khairat el-Shatir, The Guardian, 23 de noviembre de 2005.
Resumen La violencia que se desató en Egipto en estos últimos días es resultado del pánico del gobierno ante el éxito de los Hermanos Musulmanes. Fueron detenidos 500 de nuestros miembros y se molestaron a nuestros partidarios, pero las amenazas de un gobierno corrupto no nos intimidarán, ni a nosotros ni al pueblo egipcio. Pese, o debido a la popularidad de los Hermanos Musulmanes, la organización sigue estando prohibida en Egipto pero nuestros miembros, inscritos como independientes, eran ya el principal grupo de oposición en el anterior parlamento. Trataremos de ganar aún más escaños para, algún día, lograr elecciones más honestas y libres.
Ganamos el 65% de los escaños que le disputábamos al poder. Si sólo presentamos candidatos en algunas circunscripciones, fue por temor a la reacción represiva del gobierno, apoyado por los Estados Unidos y otros gobiernos occidentales. Queremos que renazca Egipto, un verdadero debate democrático donde todos los grupos religiosos y sociales deben estar representados. Queremos un parlamento fuerte, queremos una reforma social, cultural y económica. Nuestro éxito no debe atemorizar a nadie, respetamos los derechos de todos los grupos políticos o religiosos.
«Las vanas promesas de Egipto»

Autor Nir Boms

        Ex funcionario de la embajada de Israel en los Estados Unidos, Nir Boms es vicepresidente de la Foundation for the Defense of Democracies y miembro del Council for Democracy and Tolerance de Tashbih Sayyed del gabinete Benador Associates. Es vicepresidente del Centre for Freedom in the Middle East .

Fuente New York Times (Estados Unidos)
Referencia «Egypt’s Empty Promise», por Nir Boms, New York Post, 19 de noviembre de 2005.
Resumen Egipto, el mayor país árabe del mundo, organiza su segunda elección del año, pero las noticias no son buenas. El mes pasado, Hosni Mubarak fue reelecto y en la primera vuelta de las elecciones parlamentarias los Hermanos Musulmanes obtuvieron muy buenos resultados. El régimen de Mubarak afirmó que las últimas elecciones presidenciales eran el primer paso hacia el «progreso», pero esas promesas parecen ser palabras huecas. Incluso el Consejo Nacional de los Derechos Humanos en Egipto, financiado por el gobierno, consideró que las elecciones no se habían realizado a partir de una verdadera competencia electoral.
El gobierno hizo todo lo posible por favorecer al partido de Mubarak, el Partido Nacional Democrático. Desde el punto de vista oficial, el partido Ghad obtuvo el 7,6% de los votos pero sus dirigentes deberían haber obtenido al menos el 30%. No obstante, en la Casa Blanca, se felicitan por los progresos logrados. Al mismo tiempo, sin embargo, Amnesty International ha denunciado la práctica de la tortura en ese país; en el informe sobre la libertad religiosa del Departamento de Estado existe alarma ante el no respeto de los derechos de los coptos y el gobierno egipcio hizo arrestar a un bloguero feminista de 21 años.
Por primera vez este año, la ayuda estadounidense a Egipto está condicionada a las reformas políticas y económicas, y quizás esto desembocará en algo.
«Salvar a Egipto de Mubarak»

Autor Saad Eddin Ibrahim

        Ex preso político egipcio, Saad Eddin Ibrahim es profesor de la Universidad Norteamericana del Cairo. Es secretario general del Egyptian Independent Commission for Electoral Review y miembro del Internaciónal Institute for Strategic Studies. Es experto del gabinete Benador Associates.

Fuente Los Angeles Times (Estados Unidos)
Referencia «Saving Egypt from Mubarak», por Saad Eddin Ibrahim, Los Angeles Times, 10 de diciembre de 2005.
Resumen Las noticias provenientes de Egipto esta semana eran las habituales: el miércoles 6 de diciembre, último día de las elecciones parlamentarias, la policía atacó a los electores y les impidió asistir a las urnas utilizando gases lacrimógenos. Ocho personas murieron en esos enfrentamientos.
Las elecciones en Egipto habían suscitado la esperanza de que llegara un verdadero gobierno democrático tras cinco decenios de autocracia, pero Hosni Mubarak transformó el proceso en parodia. El fraude fue masivo desde que se vio que los Hermanos Musulmanes tendrían una cómoda ventaja electoral. La primera persona que denunció los fraudes fue una valiente jueza, Noha Al-Zainy, quien constató la victoria de un Hermano Musulmán en la circunscripción que debía controlar con 18 000 votos más de ventaja. Finalmente, la Comisión Electoral concedió la victoria al partido de Mubarak. Más de 150 jueces presentaron quejas similares. Egipto rechazó todo control internacional de las elecciones e impidió a los Hermanos Musulmanes ir a votar. Además, las listas de electores estaban amañadas.
El resurgimiento de los Hermanos Musulmanes fue lo que llevó a Mubarak a renovar los fraudes y las intimidaciones. La difícil situación económica de Egipto y la opulencia del clan Mubarak favorecen a los Hermanos Musulmanes quienes difunden sus mensajes en las mezquitas cuando la oposición liberal no puede expresarse en ninguna parte.
Durante mucho tiempo, los Estados Unidos apoyaron a Mubarak, ahora hay que apoyar al pueblo egipcio y discutir con todo el mundo, incluidos los demócratas musulmanes.
«Mubarak se supera»

Autor Jackson Diehl
Jackson Diehl est vice rédacteur de la page éditoriale du Washington Post.

Fuentes Jerusalem Post (Israel), Washington Post (Estados Unidos)
Referencia «Mubarak Outdoes Himself», por Jackson Diehl, Washington Post, 5 de diciembre de 2005.
«Democracy, Mubarak-style», Jerusalem Post, 7 de diciembre de 2005.
Resumen Hosni Mubarak, ex general, practica la política con una rudeza marcial y su último plan para cambiar la agenda prodemocrática de la administración Bush no es difícil de comprender. Bajo la presión de Washington para organizar las elecciones, Mubarak la emprende contra su oposición laica y liberal, que continúa desarrollándose, y autoriza a los Hermanos Musulmanes a presentar a algunos candidatos y a realizar una campaña relativamente libre. El objetivo es eliminar toda oposición moderada y llevar a los Estados Unidos a tener que elegir entre el estatus quo y el fundamentalismo. Esa maniobra fue especialmente evidente contra Ayman Nur, principal amenaza para el hijo de Hosni Mubarak durante la próxima elección presidencial. Fue derrotado durante la votación fraudulenta que siguió al acuerdo del poder con los Hermanos Musulmanes. Nur fue declarado vencido y el poder reanudó los ataques contra él.
Pero la táctica de Mubarak funciona demasiado bien. En la actualidad, Mubarak sólo debe su mayoría en el Parlamento al hecho de que los Hermanos Musulmanes no presentaron candidatos en todas partes y gracias al fraude masivo que denunció el propio Al Ahram. George W. Bush no debe ceder al temor del coco que esgrime el presidente egipcio. Los Hermanos Musulmanes son fundamentalistas, pero renunciaron a la violencia y apoyan las reformas democráticas. Hay que impedir el traspaso del poder de Mubarak a su hijo y amenazar con suprimir las ayudas a Egipto.
«¿Acaso la primavera democrática va a desembocar en un invierno islamista?»

Autor Robert Zeliger
Robert Zeliger est politologue et journaliste, spécialisé dans le Proche-Orient.

Fuente The New York Press (États-Unis)
Referencia «The Brotherhood returns», por Robert Zeliger, The New York Press, 7 de diciembre de 2005.
Resumen Los cambios de actitud de la Casa Blanca han sido una oportunidad política para los Hermanos Musulmanes. Antes del 11 de septiembre, casi habían desaparecido del tablero político. Los grupos más recientes y más radicales atraían a los más jóvenes mientras que los Hermanos Musulmanes, que habían renunciado públicamente al terrorismo, flotaban en un vacío político, mucho más cercanos a la Christian Coalition que a Al Qaeda.
Pero ha surgido una nueva generación de líderes políticos, entre ellos numerosos graduados de universidades extranjeras, y en lo adelante es la que orienta el discurso político de la cofradía. Los conceptos de «democracia» y de «libertad individual» casi han sustituido la tradicional línea política «El Islam es la solución».
Recientemente me reuní con el Dr. Mohamed El Sayed Habib, vicepresidente de la cofradía. Graduado de Geología en la universidad de Missouri en 1978, afirma mantener contactos estrechos con gran número de personas que conoció allá. Incluso reconoce tener una afinidad ideológica con el presidente George W. Bush. «Una de las principales razones del éxito de Bush en las últimas elecciones fue el apoyo a los valores familiares», refiriéndose a la lucha del presidente contra el aborto y la homosexualidad, dos cosas que Habib condena también ya que «se oponen al deseo de Dios tal como se proclama en las leyes naturales». «Admiro a [Bush] por su posición sobre estos puntos», añade.
¿A qué se parecería un Egipto dirigido por los Hermanos Musulmanes? ¿Serían amigos o enemigos de los Estados Unidos? Habib es vago sobre este punto, como lo es sobre casi todas las cuestiones prácticas de gobernabilidad. Esa imprecisión política es la principal razón que hace que los modernistas no teman, de inmediato, una toma de poder islamista en el país. «No tienen visión ni política para la gobernabilidad de este país», explica Ashraf El-Feel, el fundador del partido de oposición Al Ghad. Pero, dentro de la perspectiva, cada vez más cercana, de un Egypto sin Hosni Mubarak, todas las opciones permanecen abiertas.
«La danza fúnebre de Bush con los teócratas islamistas»

Autor Robert Dreyfuss

        Robert Dreyfuss est l’auteur de Devil’s Game: How the United States Helped Unleash Fundamentalist Islam. Il est expert en questions de sécurité nationale pour des journaux libéraux tel que Rolling Stone, The American Prospect, Mother Jones, et The Nation ainsi que les journaux en ligne TomPaine.com ou Huffington Post. Il tient son propre blog, The Dreyfuss Report.

Fuente The Nation Institute (États-Unis)
Referencia «Bush’s Deadly Dance with Islamic Theocrats», por Robert Dreyfuss, The Nation Institute, 7 de diciembre de 2005.
Resumen En el Medio Oriente se podría aplicar muy bien la teoría del dominó. Los Hermanos Musulmanes son una fuerza supranacional, desde Argelia hasta Pakistán, los «hermanos» se conocen, se reúnen, se hablan y colaboran. Por otra parte, la fuerza virulenta del fanatismo religioso, alimentada por la cólera, la amargura y la desesperación, no tiene fronteras.
Egipto, el peso pesado del mundo árabe, y con mucho, el más poblado, está amenazado por un régimen de tipo Hermanos Musulmanes. Todos los observadores convienen en decir que se han convertido en la principal fuerza de oposición. La simple prudencia haría que Estados Unidos no hiciera demasiada presión sobre Egipto para obligarlo a evolucionar hacia una mayor democracia y elecciones libres, habida cuenta de la dificultad que tienen los regímenes autoritarios para pasar a un Estado más democrático. Por otra parte, Estados Unidos no tiene que intervenir en el tipo de gobierno escogido por Egipto. La idea de que la democracia es un antídoto al terrorismo es falsa, lo que fue demostrado recientemente de forma brillante por F. Gregory Gause en su artículo Can Democracy Stop Terrorism? publicado en la edición de septiembre/octubre de Foreign Affairs.
Y sin embargo, la administración Bush trata a toda costa de imponer su propia versión de la democracia. Hace dos semanas Condoleezza Rice se molestó porque los oficiales egipcios le reprocharon que los National Endowment for Democracy, USAID y otras agencias del gobierno daban dinero a los grupos de la oposición egipcia. El presidente Hosni Mubarak, aliado de larga data de Occidente, siempre fue considerado como indispensable desde la Guerra Fría. Ferozmente anticomunista, mantuvo la paz con Israel y apoyó militarmente a los Estados Unidos en su guerra contra los soviéticos en Afganistán, en los años 1980, luego en 1991 durante la Primera Guerra del Golfo. En la actualidad, es denunciado regularmente en Washington como un dictador sanguinario por parte de personas tan influyentes en el campo republicano como Newt Gingrich o Richard Perle.
Dada la estrecha alianza que existe entre Egipto y Occidente, ningún miembro de la administración Bush (y pocos neoconservadores) osan por el momento decir públicamente que quieren un «cambio de régimen» en El Cairo, pero eso es exactamente lo que quieren, y muchos de ellos están dispuestos a intentar lograrlo favoreciendo la llegada al poder de un régimen tipo Hermanos Musulmanes.
Reuel Marc Gerecht, uno de los principales pensadores neoconservadores y ex oficial de la CIA que trabaja ahora en el American Enterprise Institute, en su libro The Islamic Paradox afirma claramente que prefiere al ayatolá Jomeini que a Mubarak. Ya en los años de 1950, los servicios secretos británicos y la CIA apoyaban a los Hermanos Musulmanes contra Gamal Abdel Nasser, fundador del nacionalismo árabe. Said Ramadan, yerno del fundador Hassan al-Banna y que estableció el centro neurálgico de la cofradía en Ginebra, Suiza, era un agente de alto rango de la CIA. El apoyo financiero y estratégico continúa hasta hoy, a través de la monarquía saudita.
La administración Bush ha implementado una estrategia totalmente paradójica y autodestructora. En primer lugar, sus opciones políticas y militares encienden la región, alimentando el crecimiento del Islam político así como de sus ramas extremistas y terroristas. Luego, como se ha visto en Irak –y probablemente muy pronto en Siria y en Egipto– se esfuerza en obtener un «cambio de régimen» en países donde sabe que la principal fuerza de oposición y probable futura fuerza en el poder es la cofradía de los Hermanos Musulmanes, o sus clones. Esa política es la garantía de una guerra sin fin en la región.
Mira també:
http://www.voltairenet.org/article132796.html
http://www.voltairenet.org/es

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