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Notícies :: immigració
Intervenció de Lucile Daumas a la contracimera de Barcelona+10
07 des 2005
Lucile Daumas, activista del Marroc. Intervenció a la contracimera de Barcelona+10 (dissabte 26 de novembre tarda al CCCB)
Hace exactamente una semana, el sábado pasado, participé a una caravana que salió de Tetuán en Marruecos para ir al bosque de Benyounes, donde están refugiados, en condiciones de supervivencia mínimas, unas pocas decenas de clandestinos subsaharianos, que sobrevivieron a la represión feroz que ocurrió en Ceuta y Melilla al final del mes de septiembre.

Contornamos Ceuta y desde la carretera se veía muy bien las rejas y alambradas que alcanzan ahora unos seis metros de altura, formando un largo corredor que me hizo pensar en Guantánamo. En prolongación de esta larga alambrada se divisa una valla, no sé si todavía en construcción o ya terminada, que da toda la vuelta a Ceuta. ¿Cómo no pensar, delante de este muro al otro muro, en la otra orilla del Mediterráneo que está encerrando a los Palestinos dentro de un espacio cada vez más cerrado e invisible?

Esta es la situación que está viviendo el Mediterráneo en este décimo aniversario del proceso de Barcelona: estrechos cada vez más profundos y mortíferos en el Oeste, el centro y el este del Mediterráneo; muros y vallas que se erigen, bloqueando el horizonte y el paso libre de las personas.

¿ Adónde han ido a parar las bellas palabras que acompañaron la firma de los acuerdos de asociación entre los países de la Unión europea, en su globalidad, y los de las riberas sur y este del Mar , cada uno por separado? Se nos prometía un Mediterráneo de paz y estabilidad, una zona de prosperidad compartida, un diálogo entre los pueblos y las culturas. Y nos encontramos con fronteras cada día más cerradas, con desigualdades crecientes, los beneficios ganando puntos en el Norte cuando lo que gana puntos en el Sur es la pobreza, el paro y la exclusión. Mientras tanto la inseguridad va creciendo y las acciones terroristas se multiplican tanto en Europa (París, Madrid, Londres) como en los países árabes (Charm el Cheikh, Casablanca, Amman).

La guerra sigue siendo brutal realidad para los Palestinos y los Irakíes mientras el ruido de las botas se hace cada día más perceptible en el Líbano, Siria, Irán…

Entonces, muchos se quejan de que el dicho Proceso de Barcelona ha ido demasiado lentamente y no ha conseguido alcanzar, diez años después de su inicio, los resultados esperados. Otros hablan del fracaso del proceso.¡Ojalá! Yo quisiera presentar un análisis un poco diferente, cuestionando cuáles eran los verdaderos objetivos asignados al partenariado. Creo que hay que ir más allá de las bonitas palabras y leer los informes de los expertos, las actas de las reuniones ministeriales y de los grupos de trabajo.

Lo que uno encuentra entonces en estos textos es un proyecto pensado por Europa y para Europa. ¿ Dónde se encuentran estos textos? En la página web de la Unión europea. ¿Dónde se celebran las cumbres del Partenariado euro mediterráneo? En los países del Norte. ¿Quién asume su presidencia? El presidente de turno de la Unión europea. Todos los textos aparecen evidentemente escritos por expertos europeos. ¿Cómo se van firmando los acuerdos de asociación? Entre cada país del Sur y Este del Mediterráneo y la Unión europea Ens. Conjunto. Van todos en sentido único: del Norte hacia el Sur. Hablan de ayuda, de promoción del desarrollo, de préstamos y de provecho para cada uno de los países del Sur y Este del Mediterráneo. No hay ni una sola palabra de los beneficios que Europa espera de tales acuerdos de asociación. Pero cuando se miran las cifras vemos que el saldo de la balanza comercial es siempre más favorable a los países del bloque europeo. Pasa lo mismo con la balanza de pagos y la diferencia de niveles de vida se va ensanchando. José Luis Zapatero estimó hace poco que eran 15 puntos de diferencia los que separaban un habitante de Algeciras de uno de Tánger, haciendo del estrecho de Gibraltar la frontera más desigual del mundo.

Lo que forma el núcleo del los acuerdos de Barcelona no es ni la democracia, ni la justicia, ni la prosperidad. Es la creación de una Zona de libre cambio, bastante problemática en el contexto de disimetría que caracteriza a las economías y sociedades del norte y del sur del Mediterráneo. Economistas del siglo 19 como Liszt ya habían advertido de la imposibilidad de suprimir las protecciones aduaneras entre países con economías dispares. Y esto es más verdad que nunca, porque cuando se habla hoy día de libre cambio se trata claro o de vender tomates y naranjas a cambio de trigo, aspiradores a cambio de petróleo o de fosfato. Pero en el contexto neoliberal actual, se trata también de libre circulación de capitales, de la apertura a los inversores exteriores, con garantías de exportación de los beneficios. La libertad de comercio no solo incluye las mercancías y los bienes de producción, pero se extiende también a los servicios, a la fuerza de trabajo, a la propiedad intelectual, según las normas dictadas por la OMC.

Y si miramos las realizaciones del PEM, vemos que ha trabajado mucho. Ha emprendido una obra inmensa que está remodelando con profundidad nuestras sociedades.
Esto ha empezando con la desregulación.

- Desregulación del control de cambios. Del código de las inversiones, de la actividad de la banca y de la bolsa, del código de comercio, del derecho que rige a las empresas, los seguros y de la áreas off shore.
- Desregulación del trabajo, reforma del sistema fiscal, de la administración pública, de la legislación de los negocios, abolición progresiva de los derechos de aduana
- Liberalización de la enseñanza, de la salud, del transporte tanto terrestre como aéreo o marítimo, de la agricultura, de las telecomunicaciones, de correos, del audiovisual…
- Privatizaciones de las empresas y establecimientos públicos, cesión en gestión delegada de servicios públicos como transporte, distribución del agua y de la electricidad, …

Todas estas reformas se están llevando a cabo, bajo presión de la Unión europea y en el marco del proyecto de libre cambio, de manera más o menos rápida según los países.

La desregulación que se está llevando a cabo es en realidad una re-regulación que permita reorganizar la libertad máxima para los patronos, inversores, especuladores, los del Norte claro, pero también los del Sur, para que puedan controlar y dominar todos los sectores de la actividad económica que proporcionan beneficios, en el marco de una explotación creciente de la fuerza de trabajo y sin consideración ninguna para las satisfacción de las necesidades elementales de ciudadanos que están perdiendo poco a poco los pequeños avances que habían podido conseguir después de las independencias.

Lo que se está haciendo en nombre del Partenariado euro mediterráneo y con el dinero de nuestros impuestos es una reestructuración completa de las sociedades del Sur mediterráneo. Y es cierto que hay necesidad de cambios, para que todos los niños puedan acudir a la escuela, para que las mujeres puedan dar a luz bajo control médico, para que la gente del campo tenga acceso al agua potable. Nadie se puede conformar con una realidad que deja una cuarta parte de la población por debajo de uno o dos dólares por día, según los países. Pero es que hoy en día hay que cuidarse mucho de la palabra “reforma�, ya que en las últimas décadas, sólo tiene una acepción: la de reforma liberal que organiza la dominación de las economías del Sur a favor de las multinacionales y de los especuladores, que reorganiza el papel del Estado en torno a dos ejes:

- abrir grande las puertas a los inversores, que se ven dotados de todas las garantías de reexportación de beneficios
- reprimir cualquier veleidad de oposición a las nuevas reglas del juego, cualquier lucha por una vida mejor, cualquier intento de alcanzar la ribera Norte del Mediterráneo, fuera de las cuotas establecidas por Europa fijando la cantidad y calidad exacta que necesitan de mano de obra morena para asegurar la buena marcha de las economías europeas.

Es ésta la realidad que se esconde detrás de los discursos generosos y paternalistas del Proceso de Barcelona que pretenden que los países del sur son los únicos beneficiarios de los acuerdos . Un discurso que ni los que lo pronuncian se lo creen. Y la mejor prueba de esto es la manera en que se está gestionando la cuestión migratoria dentro del PEM.

De ser verdad que la única meta del PEM fuera la ayuda al desarrollo de los países no europeos del Mediterráneo, de ser verdad que el libre cambio permitiese allanar las desigualdades entre los países, favorecer una prosperidad compartida, mejorar los niveles de vida de los ciudadanos del Sur y del Este, entonces, no sólo se deberían abolir las protecciones aduaneras, sino que se debería también prever un plan progresivo de desmantelamiento del sistema de visados (hay que recordar que no tiene más de veinte años de vida este sistema), levantar progresivamente los controles de fronteras, como ha pasado en la propia Europa al unificar progresivamente el mercado europeo.

Pero no es así y la cuestión del control de los flujos migratorios es un eje fundamental de los acuerdos de asociación (bajo el título tan derisorio de Libre circulación de personas, reducido en los textos mas recientes en Circulación de las personas). Forma parte hoy día de las condiciones sine qua non para desbloquear fondos y préstamos. Aparece como una obsesión en el discurso de la Unión europea hacia sus partenarios del Sur., que se ven presionados para gestionar en lugar y plaza de Europa no sólo los flujos de emigrantes legales, sino también la represión de la emigración ilegal y las peticiones de asilo, que venga de sus propios administrados o de otros países africanos. Esta obsesión es a la medida del miedo que infunde la extensión de la pobreza, de los recelos y de la incomprensión entre los pueblos. Se traduce en la confusión, voluntariamente entretenida entre emigración y terrorismo. Funciona solo revelador de un doble lenguaje que, cuando afirma que se están tejiendo puentes y lazos entre los pueblos, sabe que en realidad está creando más tensiones. Que cuando habla de prosperidad compartida, sabe que sólo se va a compartir entre los pudientes del Norte y del Sur, mientras los trabajadores y los que no encuentran trabajo lo van a pasa cada dia peor. Que cuando habla de paz y de seguridad, manda tropas a Irak y cooperan con Estados Unidos para apoyar a Israel, amenazar al Líbano o a Irán . El proceso de Barcelona no está preparando un mar Mediterráneo de paz y prosperidad, pone en competición las manos de obra de toda la zona, corta toda posibilidad de planificación del desarrollo, cambia los valores de solidaridad por los de competición y rentabilidad.

Debemos desvelar las mentiras que nos están sirviendo y decir No a este proceso totalmente liberal y anti-popular. Hagamos nosotros del Mediterráneo un espacio de cooperación y seguridad compartida, de paz y de justicia.
Mira també:
http://www.revoltaglobal.net

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